23 de junio de 2020

AYS01-05 - La Sumisión Del Hijo



El Adón Crea La Sumisión

 

Haya en ustedes esta manera de pensar que hubo también en el Mashíaj Yahshúa: Existiendo en forma divina, él no consideró la usurpación de ser igual a Elohim; sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres; y hallándose en condición de hombre, se humilló a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte, ¡y muerte en el madero! Por lo cual también Elohim lo exaltó hasta lo sumo y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre; para que en el nombre de Yahshúa se doble toda rodilla de los que están en los cielos, en la tierra y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Yahshúa el Mashíaj es soberano, para gloria de Yahweh el Padre. Filipiyim 2:5-11


La Palabra de Elohim nos dice que el Adón Yahshua y el Padre son uno. En el principio existía el Verbo, y también existía Elohim. El Verbo era Elohim y este Verbo creó los cielos y la tierra. En el principio la gloria estaba con Elohim, una gloria a la cual nadie podía acercarse. Esta era la gloria del Hijo. El Padre y el Hijo son iguales, omnipotentes, coexistentes, es decir, existen simultáneamente. Pero existe una diferencia en la persona del Padre y del Hijo. Esta diferencia no es Su naturaleza intrínseca, sino algo en la constitución de la Deidad. Las Escrituras dicen que el Adón no consideró el ser igual a Elohim como cosa a que aferrarse (Filipiyim 2:6). Aferrarse significa tomar con fuerza. La igualdad entre el Adón y Elohim no era algo a lo que El tuviera que asirse por la fuerza; tampoco era una imposición ni una usurpación, porque el Adón tiene ya la imagen de Elohim. En otras palabras, lo que aquí está diciendo es que Yahshua no consideró que el ser IGUAL A ELOHIM algo más importante que obedecer al Padre: no se negó a obedecer, sino que se despojó de su deidad, de todo lo que lo hacía igual al Padre, y aceptó encarnar como hombre, la criatura más baja en la línea de semejanza del Padre (el hombre es un poco menor que los malajim, Ivrim 2:7,9).

El pasaje de Filipiyim 2:5-7 constituye una sección, y los pasukim del 8-11 constituyen otra. La primera sección muestra que Mashiaj se despojó a Sí mismo, y la segunda sección afirma que El se humilló a Sí mismo. El Adón se bajó dos veces: primero se despojó de Su deidad, y luego se humilló a Sí mismo tomando forma humana. Cuando el Adón descendió a la tierra, se despojó de la gloria, el poder, la posición y la imagen que tenía en su deidad. Como resultado de esto, quienes no tenían revelación no lo reconocieron ni lo aceptaron como el Hijo de Elohim, y pensaron que se trataba de un hombre común. Con respecto a la Deidad, el Adón escogió voluntariamente ser el Hijo encarnado, y someterse a la autoridad del Padre. Por lo tanto, Él dijo que el Padre era mayor que Él (Yahanan 14:28). El Hijo tomó esa posición voluntariamente. En la Deidad hay una armonía perfecta. También podemos decir que en la Deidad hay igualdad; sin embargo, en la Deidad el Padre debe ser la cabeza y el Hijo debe someterse. El Padre representa la autoridad, y el Hijo representa la sumisión.

Para nosotros los seres humanos la sumisión es un asunto sencillo. Podemos someternos en la medida que nos humillamos a nosotros mismos. Pero la sumisión del Adón no fue tan sencilla. Para el Adón la sumisión fue más difícil que la creación de los cielos y de la tierra. Con el fin de someterse, Él tuvo que despojarse de toda Su gloria, Su poder, Su posición y Su imagen como Deidad. También tuvo que tomar la forma de un siervo, porque solamente así El podía cumplir el requisito de la sumisión; por lo tanto, la sumisión es algo que el Hijo de Elohim creó, en su forma perfecta. Así como haSatán creó la rebelión, Yahshua creó la sumisión, para a través de ella vencer al rebelde.

Anteriormente, el Padre y el Hijo compartían la misma gloria. Cuando el Adón vino a la tierra, el se despojó de Su autoridad y se sometió. El aceptó ser un siervo, restringido en el tiempo y el espacio como hombre. Pero esto no fue todo, el Adón se humilló a Sí mismo siendo obediente. La obediencia por parte de la Deidad es lo más maravilloso de todo el universo. El se hizo obediente hasta la muerte, y muerte de madero. Esa fue una muerte dolorosa y vergonzosa. Por lo cual, al final, Elohim lo exaltó hasta lo sumo, puesto que el que se humilla será exaltado. Este es un principio divino.


Los Que Están Llenos De Mashiaj Están Llenos De Sumisión

 

Tanto la autoridad como la sumisión fueron establecidas por Elohim y creadas desde el principio. Por lo tanto, quienes conocen al Adón serán sumisos espontáneamente, pero los que no conocen ni a Elohim ni a Mashiaj, no conocen ni la autoridad ni la sumisión. En Mashiaj tenemos el modelo por excelencia de la sumisión; por eso, los que son sumisos aceptan el principio de Mashiaj, y quienes están llenos de Mashiaj, estarán llenos de sumisión.

En la actualidad muchos se preguntan: "¿Por qué tengo que someterme? ¿Por qué tengo que obedecerle a usted, si tanto usted como yo somos hermanos?". En realidad, el hombre no tiene derecho a hacer tales preguntas. Solamente el Adón es apto para hablar de esa manera; y aún así, jamás formuló esas preguntas. Ni siquiera hubo en Él ese pensamiento. Mashiaj representa la sumisión, una sumisión perfecta, del mismo modo que la autoridad de Elohim es perfecta. Hoy día algunas personas piensan que conocen la autoridad, pero no conocen la sumisión, y por eso sabemos que tampoco conocen la autoridad. Solamente podemos pedir la misericordia de Elohim para tales personas.

 

En deidad, el Adón es igual a Elohim el Padre, pero llegó a ser el Adón por obra de Elohim, lo cual sucedió después que El se hubo despojado de su deidad. La deidad del Adón Yahshua se basa en lo que Él es. Él es Elohim desde el principio; pero obtuvo la posición de Adón, Rey y Kohen Gadol sobre la base de lo que hizo. Después de que El dejó a un lado Su forma divina para satisfacer el principio de sumisión y de que ascendió a los cielos, Elohim le dio la posición de Adón. En cuanto a Su constitución, Él es Elohim, y en cuanto a Sus logros, Él es el Adón.

Esta porción de Filipiyim 2 es muy difícil de explicar y muy controvertida. Pero al mismo tiempo es un pasaje lleno de divinidad. Tenemos que acercarnos a ese pasaje con nuestros pies descalzos, porque es tierra santa. Antes de la fundación del mundo, el Padre ideó el Plan Completo. En este Plan, el Padre determinó que el Hijo representaría la sumisión. La autoridad ya era el Padre, pero si solamente existiera la autoridad y no la sumisión, la autoridad no podría ser establecida, porque la autoridad no existe aisladamente. Por eso, era necesario que hubiera sumisión en el universo. Elohim creó dos clases de seres en el universo: los malajim, que son espirituales, y el hombre, que es anímico. Elohim sabía de antemano que los malajim se rebelarían y que el hombre caería; por lo cual Su autoridad no podía ser establecida sobre los malajim ni sobre los descendientes de Adam. Así que, en la Deidad hubo una decisión armoniosa, la cual determinó que la sumisión (el Hijo) se sometería plenamente a la autoridad (el Padre) en su momento.

Un día determinado por el Padre, el Hijo voluntariamente se despojó a Sí mismo y llegó a ser un hombre creado, como representación de la sumisión a la autoridad. Las criaturas se habían rebelado; por lo tanto, solamente la sumisión de una criatura podía restablecer la autoridad de Elohim. Así que el Adón vino a la tierra y se hizo hombre; fue una criatura en todo aspecto.

Él no retuvo Su autoridad como Elohim, sino que se sometió a las restricciones humanas haciéndose hombre, y aun las restricciones de un siervo. Si no se hubiera sometido, podía aducir la forma de Su deidad para retener Su posición de Hijo. No obstante, en ese caso, el principio de sumisión habría sido roto para siempre, y habría perdido lo que intentaría retener. Esto fue lo que sucedió a haSatán. Al desobedecer, él quebrantó la autoridad.

Cuando el Adón se despojó sólo había dos caminos para regresar a su posición inicial. Una era ser un hombre auténtico que se sometiera de una manera absoluta y sin reservas ni rastro de rebelión, siendo obediente paso a paso a fin de permitir que Elohim lo regresara a Su posición como Adón. Pero si ser un esclavo era muy difícil para Él, si las limitaciones de la carne eran demasiadas y si la sumisión hubiera estado más allá de Su alcance, la única manera de regresar a Su posición inicial habría sido por la fuerza, valiéndose de la autoridad y la gloria que tenía en la Deidad. En pocas palabras, otra rebelión satánica. Pero nuestro Adón rechazó este camino, el cual no debía tomar, y se sometió hasta la muerte. Él determinó en Su corazón sujetarse al camino de sumisión hasta la muerte. Debido a que se despojó a Sí mismo, no podía llenarse otra vez por Su cuenta, y jamás vaciló. Ya que se había despojado de Su gloria y Su autoridad divinas, y se mantuvo como siervo, no quiso regresar a Su posición anterior por ningún otro camino que no fuera la sumisión. Antes de regresar, Él completó Su obediencia hasta la muerte manteniéndose en la posición de hombre. Así, Él pudo regresar a Su posición anterior porque mantuvo una sumisión perfecta y pura. Sufrimiento tras sufrimiento se acumuló sobre Él, pero permaneció completamente sumiso. No hubo ni la más mínima tendencia a rebelarse. Por eso, Elohim lo exaltó y le devolvió Su posición como Adón en la Deidad.

Pero Él no regresó a ser lo que había sido antes, sino que el Padre lo recibió en la Deidad como un HOMBRE. El Hijo llegó a ser Yahshua (el Hombre) y fue recibido de nuevo en la Deidad. Ahora sabemos cuán precioso es el nombre de Yahshua. En todo el universo no hay otro como Él. Cuando el Adón declaró en el madero: "Consumado es", no quiso decir solamente que había obtenido la salvación, sino que también había cumplido todo lo que había dicho. Por lo cual Él obtuvo un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Yahshua se doble toda rodilla y toda lengua confiese que Yahshua ha Mashiaj es el Adón. Desde ese momento, Él ya no era solamente Elohim, sino también Adón, el primogénito de la nueva creación, recibiendo de regreso el dominio, el poder y la autoridad que Adam había perdido. Su señorío se refiere a Su relación con Elohim y a todo lo que logró delante de Él. Ser el Mashiaj alude a Su relación con la congregación.

En síntesis, cuando el Adón vino de parte de Elohim, no trató de regresar por medio de Su deidad; sino que procuró regresar por medio de Su exaltación como hombre, que era el camino que había determinado el Padre que cumpliera. Es así como Elohim mantiene el principio de sumisión. No debemos tener ni un ápice de rebelión. Debemos someternos a la autoridad completamente. Este es un asunto bastante delicado. El Adón Yahshua regresó al cielo por haberse hecho un hombre y por haberse sometido como tal. El resultado fue que Elohim lo exaltó. Debemos enfrentar este asunto. En todas las Escrituras no existe un pasaje tan misterioso como éste. El Adón se despojó de Su forma divina y no regresó a ella en esa misma forma, porque ya se había vestido de carne, había agregado algo a sí mismo. En Él no había rasgo alguno de desobediencia; por eso Elohim lo exaltó, pero no en Su Deidad, sino en Su humanidad. Él renunció a Su gloria, pero regresó y la reclamó.

Todo esto fue cumplido por Elohim. Por lo tanto, debemos tener el mismo sentir que hubo en Yahshua ha Mashíaj. Todos nosotros debemos tomar el camino que nuestro Adón tomó, siguiendo el principio de la sumisión como nuestro principio para sujetarnos y para ser sumisos los unos para con los otros. Quien conoce este principio se da cuenta de que no hay pecado más terrible que la rebelión y de que no hay nada más importante que la sumisión. Sólo cuando veamos el principio de la sumisión, podremos servir a Elohim. Podemos mantener el principio de Elohim solamente cuando nos sometemos de la misma manera en que el Adón se sometió. Cuando nos rebelamos, nos hallamos en el mismo principio de HaSatán.


Aprendió La Obediencia Por Lo Que Sufrió

 

En Ivrim 5:8 se afirma que el Adón aprendió la obediencia por medio de los padecimientos. Los sufrimientos produjeron obediencia en Él. La verdadera sumisión se encuentra cuando obedecemos a pesar del sufrimiento. La utilidad de un hombre no depende de si ha sufrido, sino de si ha aprendido la obediencia por medio del sufrimiento. Sólo quienes son obedientes a Elohim le son útiles. Si nuestro corazón no ha sido ablandado, los sufrimientos persistirán; por esta razón, nuestro camino es un camino de múltiples sufrimientos. El hombre que anhela la comodidad y el placer no es útil para Elohim. Debemos aprender a ser obedientes en los sufrimientos. CUANDO EL ADÓN VINO A LA TIERRA, NO TRAJO CONSIGO LA OBEDIENCIA; LA APRENDIÓ POR MEDIO DE LOS SUFRIMIENTOS.

El Mashíaj, en los días de su vida mortal, ofreció ruegos y súplicas con fuerte clamor y lágrimas a Aquel que lo podía librar de la muerte, y Él lo oyó por su devoción. Aunque era Hijo, aprendió la obediencia mediante el sufrimiento. Y al ser perfeccionado, llegó a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen, y Elohim lo proclamó sumo sacerdote según el orden de Melki-Tsedeq. Ivrim 5:7-10

La salvación no sólo trae gozo, sino también sumisión, porque recibimos las riquezas de Mashíaj. Si el hombre sólo se interesa por el gozo, no tendrá muchas experiencias espirituales; sólo los que son sumisos experimentarán la plenitud de la salvación. Si no fuera así, cambiaríamos el sentido de la salvación. Necesitamos ser sumisos, de la manera que lo fue el Adón. Él vino para ser el autor de nuestra salvación por medio de Su obediencia. Elohim nos salva y espera que nos sometamos a Su voluntad. Cuando alguien se encuentra con la autoridad de Elohim, descubre que la sumisión es bastante simple, así como conocer Su voluntad, porque el Adón, quien fue sumiso durante toda Su vida, nos dio esa vida de sumisión.









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Publicado por: Anunciadora de Sión


SOY CREYENTE EN YAHSHUA, MIEMBRO DE LA NOVIA, ÓRGANO DEL CUERPO, CO-EDIFICADORA DEL REINO

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Lo que proviene del Ruaj pertenece al Cuerpo, porque el Ruaj no tiene Copyright.
Y si el hombre reivindica "derechos de autor", su mensaje proviene de la carne y no sirve.
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