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"No Odiarás"
"No piensen que yo vine para
anular la Torah o los Profetas. No he venido a anular, sino a cumplir".
MattiYah 5:17
En la Era de Pésaj, los hijos de Yisrael tenían la
ley de Moshe, la ley externa. También tuvieron a los profetas. La profecía
siempre sirve a la ley. Cuando el pueblo es débil y no puede cumplir la ley, es
necesario que los profetas intervengan para fortalecerlos a fin de que la
cumplan. Así que, el cumplimiento de la ley necesita el fortalecimiento
efectuado por los profetas.
Ni la ley ni los profetas fueron abolidos, sino cumplidos. Aquí
"cumplir la ley" tiene tres aspectos: significa que, 1) en el sentido
positivo, Mashiaj guardó la ley, lo cual lo calificó como sacrificio aceptable,
por ser perfecto; 2) en el sentido negativo Él satisfizo lo requerido por la
ley al morir como nuestro sustituto en el madero, pagando la deuda que nos era
contraria; y 3) Mashiaj complementa la vieja ley con Su nueva ley, que trae los
principios interiores de la misma, lo cual El afirma repetidas veces con la
expresión "Pero yo les digo..."
(pasukim 22, 28, 32, 34, 39, 44).
Mashiaj cumplió la ley en tres maneras. Él mismo
guardó la ley. Sin embargo, debido a que nosotros no la guardamos, El murió en
el madero por nuestras transgresiones. Su muerte substitutiva introdujo la vida
de resurrección, la cual ha sido impartida en nuestro ser. Por medio de Su vida
de resurrección (que se manifiesta en nuestro ruaj renovado) podemos cumplir
los requisitos de la nueva ley elevada. Eso lo hacemos EN EL RUAJ, NO EN LA
CARNE. Esta es la diferencia. Ahora tenemos dos vidas, el viejo hombre y el
nuevo hombre, una de las cuales consigue no sólo cumplir la ley, sino que, SI
LA ALIMENTAMOS CONTINUAMENTE, PASA A FORMAR PARTE DE SU NATURALEZA Y RESPUESTA
NATURAL. Por estos tres pasos Mashiaj ha hecho más que cumplir la vieja ley: El
la guardó, murió por nosotros, y Su muerte nos trajo la vida de resurrección
que nos fortalece para cumplir los requisitos de la nueva ley. Ahora no estamos
tratando de guardar la ley en la carne; al contrario, estamos guardando la ley
y además, incorporando el principio de la ley en nuestra naturaleza. Por medio
de la vida más elevada, que está en nosotros, Ahora estamos empezando a ser
capacitados para lo que vendrá en la siguiente etapa, la Era de Sukot: guardar
la ley más elevada, alcanzar la expresión de la ley en el amor ágape.
Con respecto a la ley, hay dos aspectos: los
mandamientos de la ley y el principio de la ley. Los mandamientos de la ley
fueron cumplidos y complementados por la venida del Adón, mientras que el
principio de la ley es reemplazado por el principio de la fe según la
edificación de Elohim.
Antes de que Mashiaj viniera, se hallaban la ley y
el fortalecimiento realizado por los profetas. Entonces, ¿por qué se necesitaba
la ley del reino de los cielos? Porque el hombre no tenía la capacidad de
cumplirla por sí mismo. La ley externa no formaba parte de la naturaleza
humana, de manera que podía ser obedecida, pero no necesariamente
"sentida". Un esclavo puede ser obediente pero no necesariamente
estar de acuerdo con su amo. Los hombres trataban de guardar la ley, pero los
principios de la ley no eran parte de ellos mismos. Era necesario UN CAMBIO DE
NATURALEZA, y eso llegó en la Era de Shavuot, con el derramamiento del Ruaj
haKodesh. Al recibir la semilla de Mashíaj en nuestro interior, recibimos la
capacidad de interiorizar ley, de que el Padre pudiera escribirla en nuestros
nuevos corazones.
Entonces, los creyentes pasaron a poder incorporar
en su propia naturaleza EL PRINCIPIO DE LA LEY, no sólo a cumplirla. Los que
dicen que los requisitos de la vieja ley no eran lo suficientemente elevados y
no estaban completos, blasfeman, e ignoran a Shaúl, que asegura que:
De manera que la ley ciertamente es santa; y el mandamiento es santo,
justo y bueno. Romaniyim 7:12
No es la ley la imperfecta, sino el hombre, incapaz
de cumplirla. Pero cuando recibimos la garantía del Ruaj haKodesh, recibimos
también la capacidad de comenzar a escribir esa ley en nuestros corazones, lo
que traducido significa que esa ley se va convirtiendo en nuestra propia forma
de ser. Comenzamos obedeciendo como hacíamos antes, a veces hasta a
regañadientes, y a medida que avanzamos en nuestra nueva vida, se va haciendo
parte de nosotros.
La ley de la Era de Pésaj exigía que no matásemos
(Shemot 20:13), como ya hemos estudiado. Sin embargo, ese es el lado
"negativo" del mitzvah, y no se contempla el lado positivo. Si
colocamos todos los mandamientos humanos (los de relaciones humanas) de un lado
de una moneda, cuando la giremos leeremos únicamente ÁMENSE LOS UNOS A LOS
OTROS. No matar ya es correcto, pero para pasar de no matar a alguien con el
cual se está evidentemente muy irritado, al punto de querer quitarle la vida, a
amarlo, es necesario llegar al fondo de la cuestión: PARA MATAR NECESITO ODIAR.
Se trata de empujar el péndulo, esta vez sí por completo, de "odiar"
a "amar", y eso no es algo simple, pero es lo que Mashíaj vino a
exigirnos. Vino a pedirnos que nos zambulléramos en lo profundo de nuestro
interior para arrancar la raíz de odio que estaba induciéndonos a matar. La ley
de Mashíaj es ciertamente superior a la ley de la Era de Pésaj, PERO ES LA
MISMA LEY LLEVADA AL FONDO PARA ELEVARNOS A LAS ALTURAS. Necesitamos
sumergirnos en nuestras profundidades para poder salir del odio y elevarnos al
amor.
Debido a que el nivel del Reino (Sukot) es más
elevado que el nivel de la moralidad (Pésaj), debemos hacer más que simplemente
estar conformes con guardar la ley en la carne. En Shavuot nosotros estamos en
una etapa intermedia entre la ley externa y el Reino; es una etapa en la cual
TENEMOS LAS DOS COSAS JUNTAS, el viejo y el nuevo hombre. Por eso "el
Reino se ha acercado" y puede inclusive "estar entre nosotros",
PERO NOSOTROS AÚN NO ESTAMOS EN EL Reino. No en plenitud, como estaremos al final
del Milenio. Durante el Milenio experimentaremos el Reino en mayor abundancia,
es cierto, pero aún será un reino "a medias", porque muchos estarán
aún en la carne.
Según la norma de la moralidad de Pésaj, no debemos
matar ni cometer adulterio. Si nos abstenemos de matar y de cometer adulterio,
somos personas morales. Pero éste es un nivel que es muy inferior al del reino
de los cielos. Según el nivel del reino de los cielos, no debemos enojarnos con
nuestro hermano ni tampoco mirar a una mujer para codiciarla. Esta no es la
norma de la tierra, sino la norma del cielo, la cual es mucho más elevada que
la de la moralidad. La norma de la moralidad dice: "Ojo por ojo, diente
por diente" (Shemot 21:24; Vayikra 24:20; Devarim 19:21). Pero la norma
del reino ordena que amemos a nuestros enemigos, que oremos por los que nos
persiguen, y que no resistamos al que es malo (MattiYah 5:44). Si alguien nos
abofetea en la mejilla derecha, debemos volverle también la otra (pasuk 39).
¡Cuán elevado es este nivel! ¡Mucho más que el de la moralidad! ¿Realmente
queremos volver atrás a guardar cáscaras de formalidad? Lamentablemente, esto
es lo que hacen aquellos que no están dispuestos a cortar con su carne, y se
conforman con rituales externos.
En la Era de Pésaj, la ley no decía nada, ni siquiera
una palabra, acerca del enojo. Si una persona mataba a otra, era condenada por
la ley de Moshe. Pero sin considerar cuán enojada estuviera con otro, mientras
no cometiese el asesinato, no sería condenada por la ley. Pero la ley de Moshe
fue dada para la carne. Sin embargo, el requisito de la ley del reino de los
cielos es mucho más alto que el de la ley de Moshe, es una ley para el ruaj.
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Publicado por: Anunciadora de Sión
SOY CREYENTE EN YAHSHUA, MIEMBRO DE LA NOVIA, ÓRGANO DEL CUERPO, CO-EDIFICADORA DEL REINO
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Lo que proviene del Ruaj pertenece al Cuerpo, porque el Ruaj no tiene Copyright.
Y si el hombre reivindica "derechos de autor", su mensaje proviene de la carne y no sirve.
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