El
Odio
En las Escrituras la palabra
"odio" tiene varios significados. Puede significar hostilidad
intensa, una mala predisposición arraigada, a la que suele acompañar el rencor.
Semejante odio puede convertirse en un sentimiento corrosivo que intenta hacer
daño al objeto de su antipatía.
"Odio" puede significar también
fuerte aversión, pero sin ninguna intención de hacer daño al objeto del odio,
sino sólo de procurar evitarlo debido a un sentimiento de repugnancia.
Las Escrituras también emplean la palabra
"odio" para referirse a amar en un grado menor:
Y si un hombre tiene dos esposas, una amada y la otra
aborrecida... Devarim 21:15
Yahshua ha Mashiaj dijo:
"Si alguien viene a mí y no odia a su padre y
madre y esposa e hijos y hermanos y hermanas, sí, y hasta su propia alma, no
puede ser mi discípulo". Luka 14:26
Obviamente Yahshua no quería decir que sus
seguidores debían sentir hostilidad o tener repugnancia a sus familias y a
ellos mismos, porque esto no estaría en armonía con el resto de las Escrituras.
La ley de Elohim a Yisrael decía: "No debes odiar a tu hermano en tu
corazón" (Vayikra 19:17). Uno de los requisitos para que el homicida
involuntario pudiera presentarse en una de las ciudades de refugio para
conseguir asilo era no haber abrigado odio a la persona a la que había matado:
Ahora bien, este es el caso del homicida que puede
huir allí y vivir: Uno que haya matado a otro sin intención, sin que hubiera
sido su enemigo en el pasado. (...) Sin embargo, si una persona que sea enemiga
de otra la acecha y se le echa encima y la golpea con un golpe fatal... no
debes mostrarle piedad. Devarim 19:4,11,13
¿Hay que odiar a los enemigos? El consejo
de Yahshua de amar a los enemigos está en completa armonía con el espíritu de
las Escrituras Hebreas. (MattiYah 5:44). Iyov reconoció que cualquier
sentimiento de alegría maliciosa por la calamidad de alguien que lo odiase
intensamente hubiera sido incorrecto:
Nunca me he alegrado por el infortunio de mi enemigo,
ni me regocijé cuando lo alcanzó el mal. Nunca he dejado pecar mi boca
deseándole la muerte con maldición. Iyov 31:29-30
La ley mosaica impuso a los yisraelitas la
responsabilidad de acudir en ayuda de otros yisraelitas a quienes pudieran
considerar enemigos suyos.
Cuando encuentres el buey o el asno que se le había
extraviado a tu enemigo, debes devolvérselo. Cuando veas el asno de tu enemigo
caído bajo su carga y quisieras negarte a levantarlo, debes sin embargo
ayudarle a levantarlo. Shemot 23:4-5
Más bien que regocijarse por la calamidad de
un enemigo, a los siervos de Elohim se les manda:
Si tu enemigo cae, no te alegres; si tropieza, no se
goce tu corazón, no vaya a ser que lo vea Yahweh y se desagrade, y aparte de él
su ira. Mishlei 24:17-18
Si tu enemigo tiene hambre, dale pan para comer; si
tiene sed, dale agua para beber. Harás que le arda la cara de vergüenza, y
Yahweh te recompensará. Mishlei 25:21-22
Una de las ideas que los maestros judíos de
la tradición habían añadido a la ley de Elohim era que se tenía que odiar a los
enemigos. Como la Ley mandaba que los yisraelitas amasen a su prójimo (Vayikra
19:18), estos maestros enseñaban que eso implicaba odiar a sus enemigos. Se
llegó a pensar que los términos "amigo" y "prójimo"
aplicaban exclusivamente a los judíos, mientras que a todos los demás se les
consideraba enemigos por naturaleza. A la luz de la acepción tradicional de
"prójimo", que promovía la enemistad con los gentiles, se puede ver
fácilmente por qué añadieron a esta declaración de la ley de Elohim las palabras
no autorizadas: "y odiar a tu enemigo" (MattiYah 5:43).
Por el contrario, el creyente está obligado
a amar a sus enemigos, es decir, aquellos que se hacen a sí mismos enemigos
personales. Este amor ágape no es sentimentalismo, basado en un mero apego
personal, como normalmente manifiestan superficialmente muchos, por ejemplo los
Papas lavando simbólicos pies mientras llenan sus barrigas y duermen en camas
de oro. El amor ágape trasciende los sentimientos personales de animadversión y
nunca permite que hagan que una persona abandone los principios correctos y se
desquite. El siervo de Elohim incluso ora por aquellos que debido a su
ignorancia se oponen a su proceder creyente y lo persiguen, para que sus ojos
puedan abrirse y ver la verdad concerniente a Elohim y sus propósitos.
Las
Raíces Del Odio
El odio hizo su aparición en los albores de
la humanidad, como indica el relato bíblico de Bereshit:
...pero a Qayin y su ofrenda no le prestó atención.
Qayin estaba muy enojado y puso mala cara. (...) Qayin le dijo a su hermano:
"Vayamos al campo"; y cuando estaban en el campo Qayin atacó a su
hermano Hevel y lo mató. Bereshit 4:5,8
En efecto, Hevel fue víctima de una de las
causas más comunes del odio: la envidia, los celos.
Porque los celos son el furor del hombre, y no
perdonará en el día de la venganza. Mishlei 6:34
En la actualidad, las personas siguen
atacándose por envidia de la condición social, la riqueza, las posesiones u
otras ventajas.
Pero esta no es más que una de las
múltiples raíces del odio. Otras son la ignorancia y el miedo. En la mayoría de
los casos, los recelos suelen fundarse en la ignorancia. La gente con
prejuicios tiende a abrigar opiniones infundadas, a tergiversar, distorsionar,
malinterpretar o incluso pasar por alto todo lo que discrepe de sus ideas
preconcebidas.
En América, por ejemplo, el sistema
esclavista dejó un legado de tensiones —que sobreviven hasta nuestros días—
entre muchos blancos y afroamericanos y mestizos. No es raro que los criterios
del exclusivismo de raza se transmitan de padres a hijos, con o sin motivo.
Estos conceptos influyen en la autoestima y en el perfil cultural, social y
económico de todos los países de Latinoamérica.
Por otro lado, hay quienes creen que las
personas diferentes no pueden ser buenas. Quizás tuvieron un incidente aislado
con alguien de otra raza o cultura, y de ahí dieron un salto espectacular y
concluyeron que todos los miembros de esa colectividad compartían el mismo
defecto.
Aunque la intolerancia es espantosa a nivel
individual, cuando infecta a todo un país puede resultar mortífera. La noción
de que la nacionalidad, el color de la piel, la cultura o el idioma hacen a un
ser humano superior a otros podría ser un caldo de cultivo del fanatismo y la
xenofobia (hostilidad hacia toda persona o cosa extranjera). Durante el siglo
XX, esa intransigencia se tradujo a menudo en actos violentos a los cuales hoy,
gracias a los medios de comunicación, conseguimos estar en mayor contacto, con
más detalle (sobre todo los morbosos), mayor cobertura, etc., logrando un
impacto que antiguamente no era tan fuerte.
Cabe mencionar que el odio y la
intolerancia no se centran únicamente en el color de la piel o la nacionalidad.
El investigador Clark McCauley, de la Universidad de Pensilvania, señala que "la división arbitraria de la gente en
dos grupos, aunque se realice lanzando una moneda al aire, basta para generar
parcialidad hacia el grupo al que uno pertenezca". Una maestra
demostró este hecho con un famoso experimento: al dividir a sus alumnos de
tercer grado (de ocho años) en dos secciones según el color de los ojos, azules
o castaños, enseguida surgieron las disputas. Hasta las asociaciones que se
fundan en cuestiones tan triviales como la predilección por un determinado
equipo deportivo pueden desencadenar choques violentos.
Formas
De Envenenar Las Mentes
En primera línea figuran los líderes de
grupos que incitan al odio, como los skinheads (cabezas rapadas) de orientación
neonazi y el Ku Klux Klan, los clanes de drogas y guerrilla, las pandillas,
etc. Su blanco suelen ser jóvenes influenciables de familias problemáticas,
chicos con sentimientos de inseguridad e inferioridad que desean obtener un
sentido de pertenencia.
Un medio muy poderoso para difundir el odio
es Internet que alberga millares de sitios que incitan al odio. De acuerdo con
la revista The Economist, el dueño de uno de ellos dijo: "Gracias a la Red, hacemos llegar nuestros puntos de vista a
centenares de miles de personas". Ese mismo espacio incluye una
"Sección infantil".
Cuando los adolescentes navegan por la Red
en busca de música, pudieran encontrar enlaces con sitios que permiten bajar
canciones cargadas de odio, por lo general ruidosas, violentas y con letras muy
racistas, cuando no directamente satánicas. La oposición a todo lo que es
Yahweh también es odio. Esas mismas páginas ofrecen conexiones con grupos de
noticias, foros de charla y otros espacios que fomentan la hostilidad.
Algunos de ellos tienen secciones
especiales con juegos y actividades para los jóvenes. Una página neonazi trata
de justificar con las Escrituras el racismo y el antisemitismo. El grupo que la
mantiene creó también un sitio con crucigramas que incorporan comentarios
racistas. ¿Con qué finalidad? "Ayudar
a los jóvenes blancos a que entiendan nuestra lucha".
La manera como a veces se enseña la
historia a los jóvenes puede influir en el entero punto de vista de ellos
respecto a ciertas naciones y pueblos. Hay que admitir que las influencias del
hogar contribuyen a ello. Los niños difícilmente pueden pasar por alto las
declaraciones despectivas referentes a otra raza u otro pueblo.
Los propagandistas tienen culpa también.
Seamos jóvenes o ancianos, lo que usted oímos
puede influir en nuestra manera de pensar. Por ejemplo, cuando alguien
escucha cierta propaganda política, puede llegar a odiar a ciertas personas
debido a que algún astuto manipulador de la mente las estereotipa
incorrectamente. ¡Cuán a menudo sucede esto en tiempo de guerra!
Por lo visto, las raíces del odio son
múltiples y complejas. Entonces, ¿no hay manera de conseguir que el hombre se
salga del círculo vicioso del odio, esa locura que ha marcado su historia?
¿Pueden adoptarse medidas, tanto de carácter personal como internacional, para
combatir la incomprensión, la ignorancia y el temor que engendran odio?
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Publicado por: Anunciadora de Sión
SOY CREYENTE EN YAHSHUA, MIEMBRO DE LA NOVIA, ÓRGANO DEL CUERPO, CO-EDIFICADORA DEL REINO
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Y si el hombre reivindica "derechos de autor", su mensaje proviene de la carne y no sirve.
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