17 de agosto de 2020

AHD077 - El Sexto Mandamiento - ''No Asesinarás'' 17




Sacrificios de Sangre

Yahweh considera que existe una estrecha relación entre la vida y la sangre, y que ambas son sagradas. La primera vez que reveló este hecho fue poco después de que Qayin matara a Hevel. Elohim le dijo al asesino: "¡Oye, la sangre de tu hermano me grita desde la tierra!". (Bereshit 4:10). A los ojos de Yahweh, la sangre de Hevel representaba su vida, brutalmente cortada. Era como si esa sangre estuviera pidiendo a gritos que Elohim la vengara (Ivrim 12:24).


Cuando un yisraelita desobedecía un mandato divino, no quedaba irremediablemente condenado. En vista de que, como muestra las Escrituras, la sangre y la vida son equivalentes, podía degollar un animal y ofrecerlo en el altar:

Si alguna persona del pueblo incurre inadvertidamente en culpa al hacer cualquiera de las cosas que por mandamiento de Yahweh no se deben hacer, y se dé cuenta de su culpa – o que se le traiga a su atención el pecado de que es culpable– traerá una cabra sin tacha como su ofrenda por el pecado del que es culpable. Pondrá la mano sobre la cabeza de la ofrenda por el pecado, y se inmolará la ofrenda por el pecado en el lugar de la ofrenda quemada. El sacerdote tomará con su dedo un poco de esa sangre y la pondrá en los cuernos del altar de las ofrendas quemadas; y todo el resto de la sangre la derramará en la base del altar. Le quitará toda la grasa, tal como se le quita la grasa al sacrificio de bienestar; y el sacerdote la convertirá en humo sobre el altar, como olor grato a Yahweh. Así el sacerdote hará expiación por él, y será perdonado. Vayikra 4:27-31

Si estaba arrepentido, su culpa quedaba expiada, o borrada, con ese sacrificio, aunque sólo de forma provisional.

El término bíblico traducido "expiación" transmite la idea de "sustitución", así como la de "cubierta" (por ejemplo, la tapa que encaja muy bien en un recipiente). Claro, en el caso de los pecados de una persona, no había ningún animal que pudiera sacrificarse para "cubrirlos", o expiarlos, a la perfección. Pero los sacrificios de animales eran como una sombra, o modelo, de la expiación perfecta de los pecados que tendría lugar en el futuro (Ivrim 10:1,4).

La aplicación de la sangre de Mashiaj para la salvación del hombre se prefiguró en el Tanaj de diversas maneras. Durante la celebración del primer Pésaj en Egipto, la sangre que se salpicó sobre la parte superior de la entrada y sobre los postes de la puerta de los hogares yisraelitas protegió al primogénito que había en su interior de morir a manos del malaj de Elohim (ver CLE02 13 - El Primer Pésaj 01 y CLE02 14 - El Primer Pésaj 02). El pacto mosaico, que contenía disposiciones expiatorias típicas, fue validado por medio de la sangre de animales:

Designó algunos jóvenes de entre los yisraelitas para que presentaran ofrendas quemadas y sacrificaran bueyes como ofrendas de bienestar para Yahweh. Mosheh tomó una parte de la sangre y la puso en recipientes, y la otra parte de la sangre la roció sobre el altar. Entonces tomó el registro de la alianza y se lo leyó en voz alta al pueblo. Y ellos dijeron: "¡Todo lo que ha dicho Yahweh lo haremos, y obedeceremos!". Mosheh tomó la sangre y la roció sobre el pueblo y dijo: "Esta es la sangre de la alianza que hace ahora Yahweh con ustedes, tocante a todos estos mandatos". Shemot 24:5-8

Los numerosos sacrificios cruentos, en particular los que se ofrecían en el Día de Expiación, Yom Kipur, servían para expiar los pecados de una manera típica, y representaban la verdadera eliminación del pecado por medio del sacrificio de Mashiaj.

El que la sangre tuviera que derramarse al pie o base del altar y ponerse sobre los cuernos del mismo ilustra el poder legal que tenía a la vista de Elohim, porque Él la aceptaba para fines expiatorios. La expiación tenía su base o fundamento en la sangre, y la fuerza (representada por los cuernos) del sacrificio radicaba también en la sangre.

En el B'rit Hadashá se subrayó aún con más fuerza la santidad de la sangre. Ya no tenía que ofrecerse más sangre animal, porque aquellas ofrendas animales sólo eran una sombra de la realidad: Yahshua ha Mashiaj.

Estas cosas son sólo una representación de los bienes que vendrán, pero la realidad pertenece al Mashíaj. Qolasiyim 2:17

Porque, siendo que la Torah tiene sólo una sombra de los bienes venideros y no la imagen misma de estas realidades, nunca puede, por medio de los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente de año en año, perfeccionar a los que se acercan. De otra manera, habrían dejado ya de ofrecerse. Porque los que ofrecen este culto, una vez purificados, ya no tendrían más conciencia de pecado. Sin embargo, cada año se hace memoria del pecado con estos sacrificios, porque la sangre de los toros y de los cabros no puede quitar los pecados (...) Primero dice: "Sacrificios y ofrendas, ofrendas quemadas, y ofrendas por el pecado no quisiste ni te agradaron" (cosas que se ofrecen según la Torah), y luego añade: "¡Aquí estoy para hacer tu voluntad!". El quita lo primero para establecer lo segundo. Es por esa voluntad que quedamos santificados, mediante la ofrenda del cuerpo de Yahshúa el Mashíaj, hecha una vez para siempre. Ivrim 10:1-4

El sumo sacerdote de Yisrael introducía una parte representativa de la sangre en el Santísimo del santuario terrestre. (Vayikra 16:14). Yahshua ha Mashiaj, como el verdadero sumo sacerdote, no entró en el cielo mismo con su sangre, que había sido derramada en el suelo (Yahanan 19:34), sino con el valor de su vida humana perfecta representada por su sangre. Nunca perdió este derecho a la vida por causa del pecado, sino que lo retuvo para utilizarlo como expiación de pecados.

Y es que nos convenía un sumo sacerdote así: santo, inocente, puro, apartado de los pecadores y exaltado por encima del cielo (...) Porque a todo sumo sacerdote se le designa para presentar ofrendas y sacrificios; de ahí que era necesario que él también tuviera algo que ofrecer (...) Pero estando ya presente el Mashíaj, el sumo sacerdote de los bienes que han venido, mediante la más amplia y perfecta Morada no hecha de manos, es decir, no de esta creación, entró una vez para siempre en el Santísimo, logrando así eterna redención, ya no mediante sangre de cabros ni de becerros, sino mediante su propia sangre. Ivrim 7:26; 8:3; 9:11-12


A menos que se fuera a utilizar en el altar, LA SANGRE TENÍA QUE DERRAMARSE SOBRE EL SUELO. Así se devolvía simbólicamente la vida a su Dueño original (Devarim 12:16; Yahjezquel 18:4). Hay que destacar, sin embargo, que los yisraelitas no tenían que tomar medidas extremas para eliminar hasta la última gota de sangre del animal. Con tal de que lo degollaran y desangraran bien, de manera a asegurarse que el animal estuviera bien muerto, podían comerlo con la conciencia tranquila, porque habían demostrado el debido respeto al Dador de vida. La cosa era NO COMER ANIMALES CON LA VIDA AÚN LATIENDO EN ELLOS, como ha sido costumbre de tantas civilizaciones, que creían que absorbían el valor o la fuerza de esos animales (o humanos, en los casos de canibalismo).










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Publicado por: Anunciadora de Sión


SOY CREYENTE EN YAHSHUA, MIEMBRO DE LA NOVIA, ÓRGANO DEL CUERPO, CO-EDIFICADORA DEL REINO

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Lo que proviene del Ruaj pertenece al Cuerpo, porque el Ruaj no tiene Copyright.
Y si el hombre reivindica "derechos de autor", su mensaje proviene de la carne y no sirve.
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