Una de las cuestiones más polémicas es: "¿Puede un verdadero creyente estar endemoniado?". Observen que no estoy hablando de posesión demoníaca, sino de demonización.
Posesión indica propiedad y control absoluto. Los creyentes, incluso aquellos desobedientes, pertenecen a Elohim y no a HaSatán. Por lo tanto, el diablo no puede controlarlos por completo. La demonización, sin embargo, es algo distinto. Por demonización entendemos que HaSatán, a través de sus demonios, ejerce un control parcial directo sobre una o más áreas de la vida de un creyente o un no creyente.
¿Puede realmente sucederles eso a los creyentes?
Según las Escrituras y la experiencia de los creyentes SÍ. Las Escrituras advierten al creyente que no "caiga en la condenación del diablo" o "en descrédito y en lazo del diablo" (Timotio Alef 3:6-7). También nos habla de creyentes que "se han apartado en pos de HaSatán" (Timotio Alef 5:15).
El apóstol Kefá escribió para advertir a los creyentes del terrible peligro que corrían como resultado de los ataques del haSatán. Les dijo que si no aprendían a resistirle "firmes en la fe", podían ser devorados por él (Kefá Alef 5:8-9). Son palabras fuertes. No es de extrañar que Shaúl escriba acerca del peligro de que los creyentes ignoren las maquinaciones del enemigo (Qorintiyim Bet 2:11).
Mucho se está escribiendo hoy en día acerca de los demonios. Algunas de las cosas son excelentes y otras muy malas. Los estudios sobre HaSatán tienden, o bien hacia el sensacionalismo, o bien hacia el dogmatismo rígido.
Para muchas personas la única teología de los demonios que tienen está basada primordialmente en la experiencia subjetiva. Creen sin reservas lo que los demonios les dicen y escriben libros de acuerdo al tema. Esto, combinado con su subjetivismo emocional y su tendencia a ver todo lo malo, todo lo personal, todo funcionamiento social defectuoso como principal y directamente demoníacos (siempre lo son de manera indirecta), divide aún más a la Congregación en este aspecto crucial de la realidad y aparta al incrédulo de Mashiaj y de las Escrituras.
Por otro lado, están aquellos cuya teología de los demonios se halla construida sobre sus propias interpretaciones limitadas de la Escritura, con poca o ninguna experiencia directa en la confrontación continuada con los espíritus del mal. Declarando lo que los demonios pueden y no pueden hacer, producen sus libros desde esa perspectiva monocultural y dogmática.
El resultado es la Congregación dividida de nuevo. Y lo que es igual de trágico: millones de personas terriblemente heridas, tanto creyentes como incrédulas, quedan sin ayuda o recurren a consejeros que pueden ser bien ateos o bien creyentes sin experiencia en el campo de lo demoníaco.
La Escritura OPONIÉNDOSE a la experiencia es un asunto desafortunado, antibíblico e ilógico. Jamás en la Palabra de Elohim se presentan las dos cosas como mutuamente excluyentes. Siempre se conciben como dos caras de la misma moneda. La revelación escrita de Elohim es las Escrituras, pero esa revelación no viene en una forma teológica abstracta, sino de manera histórica, a medida que Elohim se va dando a conocer a su pueblo y al mundo en el contexto de la experiencia humana. Un conocimiento de Elohim divorciado de la experiencia divina es lo que condujo a las Cruzadas, la Inquisición y otros capítulos de la colonización del mundo pagano por la cristiandad organizada, demasiado vergonzosos para ser narrados.
Reconocemos esto en nuestra evangelización. Casi siempre expresamos que queremos ayudar a la gente a encontrar a Mashiaj "como Salvador personal", y sabemos que no basta con informarles acerca de Elohim y de Yahshua, sino que deben experimentarle en persona. Elohim debe ser experimentado antes de ser comprendido. También reconocemos esto en cierta medida en nuestra elaboración de la teología. Entendemos que la verdad de Elohim no es descubierta en primer término por el cerebro humano sino por el corazón mediante la revelación del Ruaj haKodesh (Qorintiyim Alef 2:10).
¿Por qué desconfiamos tanto los creyentes de la experiencia con el mundo espiritual? ¿Pueden los teólogos elaborar realmente una teología de HaSatán y de los demonios que sea al mismo tiempo verdadera y útil para el ministerio, mientras estudian sus Biblias sentados en sus despachos apartados de tan siquiera una única experiencia personal? Si los teólogos en cuestión no presentaran en sus estudios prejuicios limitadores acerca de lo que los demonios son o no son capaces de hacer (teoría no comprobada por su práctica) por lo menos podrían, utilizando sólo las Escrituras, elaborar directrices para la demonología práctica QUE FUERAN LUEGO PROBADAS EN LA EXPERIENCIA. Basándose en los resultados de dicha experiencia, tendrían entonces que reajustar su demonología para adaptarla al contemporáneo asalto del campo sobrenatural maligno con el que se enfrenta la Congregación hoy en día.
Por lo tanto, la interpretación bíblica correcta es aquella que se revela más consecuente con la experiencia. La teología que es contradicha o al menos cuestionada por la vida práctica necesita ser reexaminada. Afirmar que la teología debe mantenerse incluso si es desafiada por una experiencia continuada constituye un legalismo, un farisaísmo, un dogmatismo y la evidencia de una arrogancia sutil. Mantener una teología que hiere a personas ya heridas es pecado. No podemos sacrificar a la gente en el altar de las presuposiciones teológicas. En la restauración, muchas de estas cosas están siendo revisadas, y eliminados muchos errores.
Como consecuencia del auge racionalista del siglo dieciocho conocido como la Ilustración, la teología occidental perdió una comprensión intuitiva e histórica del mundo espiritual. Y como en todas las otras áreas donde la Congregación ha pasado por alto o resistido alguna dimensión de la realidad bíblica, el proceso de redescubrimiento por lo general viene a través de la experiencia. Esta experiencia cuestiona la teología en ese punto particular. No obstante, el statu quo siempre resistirá a los restauradores.
Los teólogos y maestros de las Escrituras de ese statu quo, si tienen un concepto elevado de la Escritura, volverán a ella, no para desafiar abiertamente sus propias presuposiciones a la luz de la experiencia de los hermanos, sino para defenderla contra los errores de estos.
Los restauradores, por su parte, si tienen las Escrituras en gran estima, también volverán a ella, y si son sinceros lo harán no para demostrar que tienen razón y que sus hermanos del statu quo están equivocados, sino para comprender mejor lo que les dice su experiencia. Si lo hacen, cuestionarán ya sea su experiencia, su comprensión de las Escrituras o ambas cosas.
Por lo general, ocurre lo último. Si sus experiencias son válidas descubrirán que las Escrituras las apoyan mucho más de lo que en un principio habían imaginado. También se darán cuenta de que las Escrituras les obligan a formular de nuevo dichas experiencias y no irse a los extremos. Reconocerán asimismo que ellos también, como hombres que son, están expuestos al engaño y al error. El resultado de todo debería ser una teología formulada nuevamente, más coherente con las Escrituras y la experiencia.
Esto es lo que está sucediendo hoy en día en la Congregación con las "nuevas" experiencias respecto a los demonios. A éstos siempre los hemos tenido con nosotros, pero como los teólogos y maestros bíblicos conservadores llevan diciéndonos muchos años, a medida que se aproxime el día de la batalla final entre el Reino de Elohim y el reino del mal, tendrá lugar un rebosamiento de perversidad demoníaca como no ha conocido la Congregación ni el mundo desde los primeros siglos de la era creyente.
Si estamos entrando en dicho período, y la mayoría de los eruditos bíblicos sospechan que así es, deberíamos contar con que HaSatán se manifestará abiertamente y por medio de espíritus mentirosos y engañadores atacará a la humanidad en general y a la Congregación en particular.
¿Es eso lo que presenciamos hoy? Sólo el tiempo lo confirmará, pero tiene todas las apariencias de ser el momento. Pero una cosa es en lo absoluto cierta: NUESTRA TEOLOGÍA DEL MUNDO ESPIRITUAL DEBE ADAPTARSE A LA ANGUSTIANTE REALIDAD DE LA HUMANIDAD CONTEMPORÁNEA. En particular los que vivimos en Occidente, donde el materialismo es la religión de muchos y el ocultismo, el satanismo y el movimiento de la Nueva Era florecen, necesitamos algo más que una demonología teórica del statu quo. Cuando el abuso sexual e incluso el abuso ritual satánico (ARS) de niños no es ya un secreto, sino casi una epidemia nacional, el consejo según el statu quo no basta.
Los demonios brotan donde corre el abuso. Los demonios brotan donde el satanismo, las prácticas ocultistas y el movimiento de la Nueva Era florecen. Los demonios entran en los cuerpos y la vida de los niños víctimas del abuso, especialmente de aquellos que han sufrido el ARS y de los practicantes de la Nueva Era. La congregación encontrará difícil traer salvación y sanidad a los supervivientes de un mal semejante si mantiene su teología impracticable del statu quo sobre demonología experimental, o si cierra por completo los ojos a esta realidad contundente. Y esto es cierto tanto en lo que respecta a la salvación como a la santificación.
Aunque en nuestros días se escribe mucho acerca de la guerra espiritual, la Congregación es aún básicamente ignorante del mundo de los espíritus. Los pueblos más "primitivos" (en el sentido de que mantienen mucho más contacto con sus "raíces ancestrales" tan rescatadas por movimientos ecológicos, de nueva era y otros), por el contrario, conocen intuitivamente la realidad del mundo espiritual. Saben que hay seres espirituales invisibles, tanto buenos como malos, que siempre interactúan con los humanos. Por esa razón luchan por mantener el adecuado equilibrio en las relaciones con los espíritus, para evitar sufrir daño de parte de los malos y obtener ayuda de los buenos. Y por este motivo es mucho más probable que un ser humano "común" SE INCLINE POR ESTE TIPO DE COMPORTAMIENTO. Ellos no se consideran a sí mismos como adoradores de haSatán, mucho menos como satanistas o personas que buscan el mal (muchos de ellos no, aunque otros sí, hay brujos "negros" y brujos "blancos). Pero la división entre "buenos y malos", que ha sido elaborada por los humanos, lamentablemente no es la correcta. AMBOS SON ABOMINACIÓN PARA YAHWEH. En verdad, ellos están eligiendo entre "malos y malos". Este mismo principio es aplicado a la elaboración social de los bandos de "oposición" política, con los cuales se mantiene el "equilibrio social".
¿Qué le sucede a la cosmovisión de estos pueblos cuando se convierten al cristianismo? Se hace confusa, se mezclan las cosas, se "agrega" a Yahshua al panteón ya existente, exactamente igual que en la antigüedad. Entonces, si un pueblo derrotaba a otro, "el dios de la nación tal" había vencido "al dios de la nación cual". Un dios había resultado ser más poderoso que el otro. En el caso de las civilizaciones (Asiria, Bavel, Grecia, etc., podían reemplazar por completo y hacer desaparecer viejos dioses, o podían incorporarlos en su panteón (como hizo Roma), o bien podían sincretizarlos según sus características similares (como el Marte romano y el Ares griego, ambos dioses de la guerra).
De manera que, si comprendemos un poco la mente de los antiguos, podremos comprender que cuando bajó fuego del cielo y ellos gritaron "¡Yahweh es Elohim!", no estaban "convirtiéndose" de corazón, simplemente estaban admitiendo que YAHWEH ERA MÁS PODEROSO QUE BAAL. Nunca terminaron de quitarlo de sus corazones porque siempre mantuvieron a todos los dioses (incluyendo a Yahweh) en un mismo estante. Este concepto se extendía sobre todo a la localidad. Los dioses eran fuertes en sus propios territorios, de ahí que cuando llegaran a otro lugar, la tendencia era INCORPORAR LOS DIOSES AJENOS. Yahweh les advirtió todas estas cosas, pero sabía la forma en que pensaban, realmente Él sabía que no comprendían lo que Él les decía, porque aún cuando no los hubieran adorado de hecho, en sus corazones persistía el hecho de que "había muchos dioses". Aún hoy a muchos les parece que la reivindicación de ser el único de parte de Yahweh es "demostración de su postura egoísta".
Esta comprensión se mantiene aún hoy, un tanto enterrada pero siempre presente. Podemos ver que se mantuvo siempre a través de la "evangelización" de América en los tiempos de la conquista. La Iglesia Católica nunca la eliminó del todo de sus pensamientos y por eso se contaminó tanto con los paganismos. Creyendo erradicarlos, al contrario, fomentó su permanencia, y hoy están resurgiendo y demostrando que NUNCA FUERON VENCIDOS.
Pero a nivel personal, el triste resultado a nivel mundial es que, en general, nuestras congregaciones están llenas de creyentes afligidos por la actividad de espíritus malos. Muchos son creyentes llenos del Ruaj haKodesh según la definición que se quiera. En verdad han creído en Yahshua y han recibido al Ruaj. Sin embargo, en su interior y alrededor de ellos ruge una guerra, una guerra que corre porque utilizan tanto el viejo hombre como el nuevo hombre. La rebelión de los tiempos de YirmeYah, cuando gritaron:
En el asunto del que nos hablaste en nombre de Yahweh, no te escucharemos. Por el contrario, haremos todo lo que hemos prometido: para hacer ofrendas a la Reina del Cielo y para derramarle libaciones, como solíamos hacer, nosotros y nuestros padres, nuestros reyes y nuestros oficiales, en las ciudades de Yahudah y en las calles de Yahrushalayim... YirmeYah 44:16-17
Ellos simplemente estaban diciendo que la Reino de los Cielos era tan "diosa" como Yahweh, y que además, los trataba mejor. De igual manera hoy, a menudo ciertas áreas de sus vidas están esclavizadas a sentimientos, pensamientos y prácticas no compatibles con su fe creyente. Saben que algo va mal, pero pocos sospechan la posibilidad de una dimensión expresamente demoníaca de su problema. Ignoran las maniobras del mundo de los espíritus malos, e ignoran todas las consecuencias que se arrastran a través de las generaciones.
Más allá de las individualidades, la predicación de la Besorah se ve estorbada por nuestra falta de enseñanza bíblica en cuanto a los espíritus territoriales. Esos principados y potestades de alto rango mantienen en sus garras a grupos humanos enteros. ¿Cómo se puede romper su poder para que la gente quede libre de elegir entre estar con Mashiaj o contra Él?
Pero aún si nuestra buena nueva está cubierta con un velo, entre los que se pierden está cubierta. Pues el elohim de este mundo ha cegado el entendimiento de los incrédulos, para que no les ilumine el resplandor de la Buena Noticia gloriosa del Mashíaj, quien es la imagen de Elohim. Qorintiyim Bet 4:3-4
Mientras que las Escrituras contienen gran cantidad de material sobre HaSatán, sus malajim malos, demonios y malos espíritus, a menudo quedaremos preguntándonos todavía acerca de lo que las Escrituras no revelan. Por ejemplo, las Escrituras no explican con claridad el origen de HaSatán y sus demonios. No deja clara la relación entre disfunciones naturales de la personalidad humana y aquellas otras que tienen causas sobrenaturales. En esas y otras muchas áreas se nos deja sin ayuda. Las Escrituras no elaboran una doctrina de satanología o demonología tan clara y completa como otras enseñanzas tales como el estudio del pecado o de la salvación.
Ahora conocemos parcialmente, y parcialmente profetizamos; pero cuando venga lo que es perfecto, entonces lo que es parcial se acabará. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; pero cuando llegué a ser hombre, dejé lo que era de niño. Así que ahora vemos sólo el reflejo empañado de un espejo, pero entonces veremos directamente. Ahora mi conocimiento es parcial, pero entonces conoceré plenamente, como también me conocerán a mí. Qorintiyim Alef 13:9-12
1. Cosmovisiones En Conflicto
La organización World Vision (Visión Mundial) planeaba excavar un pozo para abastecer a una necesitada aldea africana llamada Walamo. Se les advirtió que no fueran allí porque el marabú (o médico brujo) más poderoso de la región la había maldecido. Les dijeron que algo malo les sucedería a ellos o a su maquinaria si intentaban excavar en Walamo bajo tan gran maldición, de tal forma que la gente de otras aldeas ni se atrevían a pasar por allí.
El equipo fue de todas maneras y a su debido tiempo excavaron un pozo que se llenó de agua dulce y pura. La gente de Walamo estaba asombrada. Las aldeas de alrededor oyeron aquello, y convencidos de que la maldición había sido rota, reiniciaron el comercio con el lugar. Al preguntárseles por qué nada malo les había sucedido a los obreros o a su equipo, respondían: "El dios de François es más poderoso que el del marabú". Había dos cosmovisiones en conflicto.
La cosmovisión se refiere al concepto personal o colectivo que tiene una persona o un grupo de personas de la realidad. Hay por tanto dos realidades: existe la realidad tal y como Elohim la ha creado y la ve, y la realidad como la percibimos nosotros, los seres humanos finitos e imperfectos. Pero el problema puede agravarse, porque en verdad nosotros vemos el mundo (tanto físico como en sus otros aspectos) COMO SE NOS HA ENSEÑADO A VERLO. Puede que no sea siquiera como lo percibimos de hecho, pero hemos sido enseñados a verlo de cierta manera.
El asumir que nuestra forma de ver el mundo es correcta también forma parte de nuestra cosmovisión. Los que pertenecemos al mundo occidental sobre todo, hemos sido enseñados, o se nos llevado a suponer que nuestra percepción de la realidad equivale a la REALIDAD absoluta misma. Este es un asunto grave. El mundo occidental ha sido fuertemente "evangelizado" y "conquistado" (desde un punto de vista religioso y también desde un punto de vista político, social y cultural, a través de los cambios históricos), y eso ha dado como resultado la sociedad actual, en buena medida.
Un misionero deja atrás su propia cultura y trata de adaptarse a otra extranjera. Lo hace por causa de la Besorah y por amor a Elohim y a la gente a quien es enviado. Intenta comprender, en el mayor grado posible, la cosmovisión de ellos, pero se enfrenta a un grave problema: lleva consigo la suya propia. James Sire, en The Universe Next Door (El universo, la próxima puerta), define la cosmovisión como "una serie de presuposiciones (o presunciones) que sostenemos (consciente o inconscientemente) acerca de la constitución básica de nuestro mundo". La definición operativa que utilizaré es todavía más elemental: LA COSMOVISIÓN TIENE QUE VER CON "LAS SUPOSICIONES BÁSICAS DE UNO EN CUANTO A LA REALIDAD".
Todo el mundo tiene sus propias suposiciones, ya sean o no personas reflexivas. El problema es que cada individuo cree que su punto de vista sobre la realidad es el mejor, o al menos el correcto. Las creencias y el comportamiento de las personas, en ese orden, están basados en sus cosmovisiones, sean o no conscientes de ello.
Aunque este concepto está relacionado de manera íntima con la religión, no son iguales. Paul Hiebert afirma que "Una cosmovisión proporciona a la gente sus suposiciones básicas sobre la realidad. La religión le da el contenido específico de esa realidad". Por ejemplo, si uno sostiene una cosmovisión atea, el ateísmo funciona como religión. Porque una religión, a final de cuentas, es UN SISTEMA DE CREENCIAS.
Además de la postura agnóstica, sólo existen dos posiciones concebibles. La cosmovisión espiritualista, que afirma que la verdadera realidad es espiritual: inmaterial, no física o material. Según ésta, aún cuando dicha realidad se considere como personal o impersonal, es espiritual. La inmensa mayoría de los más de cinco mil millones de habitantes del mundo tienen algún tipo de cosmovisión espiritualista. Los ateos convencidos intelectualmente son muy pocos, ni siquiera en las sociedades occidentales y marxistas. El nuestro no es un mundo de materialistas filosóficos, sino de espiritualistas convencidos.
Esta cosmovisión común proporciona a la Congregación un punto de arranque para la mayor parte de la humanidad. Incluso la actual explosión de ocultismo en el mundo occidental es ventajosa a este respecto. Podemos decirle al ocultista: "Básicamente tienes razón en tu idea sobre la realidad en un punto en particular: Los humanos existen como seres espirituales y no sólo como entes físicos".
En segundo lugar, la cosmovisión materialista o naturalista afirma que la verdadera realidad es material o física, no espiritual. Esto supone que la vida se generó espontáneamente de la no existencia y que por este proceso primitivo las formas de vida originalmente unicelulares evolucionaron a lo largo de dilatados períodos hasta llegar a convertirse en la amplia gama de vida que hoy conocemos. De esta concepción de la realidad resultan cinco conclusiones importantes:
1. El universo es un accidente cósmico que no tiene un verdadero propósito.
2. La vida humana es un accidente biológico que no tiene un verdadero significado.
3. La vida termina para siempre en el momento de la muerte en toda forma de vida individual.
4. La mente no tiene existencia o supervivencia separada del cerebro.
5. La creencia intuitiva e histórica de la humanidad en una mente suprema, un ruaj o un Elohim detrás, dentro y fuera del universo físico es una forma de autoengaño. Por tanto, la correspondiente creencia en el carácter único, la dignidad, el propósito y la supervivencia del ser humano después de la muerte constituye una idea ficticia de la realidad.
No es de extrañar que la vida sea tan vacía para los ateos intelectualmente convencidos.
La teología occidental ha sido mucho más influenciada por la cosmovisión de lo que es conocido como "el hemisferio norte" (que abarca los EUA y Europa, principalmente) de lo que piensa la mayoría. Por teología occidental entiendo las amplias y generalmente aceptadas interpretaciones de la Escritura incorporadas en las principales obras de teología sistemática, que abarcan el amplio espectro de puntos de vista teológicos y grupos eclesiales que se encuentran en todos los creyentes que tienen un alto concepto de la Escritura y propagan una fe creyente histórica común.
Cuando hablo de cosmovisión occidental quiero expresar la idea de la realidad que surgió del movimiento histórico del siglo XVIII conocido como la Ilustración y que a menudo se resume en una palabra: naturalismo. Cierto erudito define el naturalismo metodológico como "el nombre dado a esa característica del método científico que construye su modelo de pensamiento sobre la base de la causalidad natural distinguiéndola de una explicación sobrenatural u oculta".
Esta cosmovisión abarca casi la totalidad de las que existen en el mundo occidental y es una gran aliada del método científico. Tal método, cuando se adopta como el modelo personal para probar la realidad, concibe el universo como un sistema uniforme basado estrictamente en las relaciones de causa y efecto entre sus partes constituyentes, cada una en determinada relación con la otra y cerrada, en su totalidad, a cualquier dimensión de la realidad que trascienda lo natural. De este modo, la historia se convierte en un "sistema lineal de acontecimientos ligados por causa y efecto, PERO SIN UN PROPÓSITO QUE LOS ABARQUE A TODOS". Así que el naturalismo lo explica todo a base de causas impersonales naturales, y por lo tanto predecibles, que producen la realidad completa.
¿Cómo afecta todo esto a nuestro estudio de la guerra espiritual? Aunque los creyentes hemos rechazado debidamente al naturalismo como una idea aceptable de la verdadera realidad y nos mantenemos fieles al teísmo histórico, es decir, a la intervención permanente de un Elohim en su interacción con el hombre, de igual forma influye profundamente nuestra percepción de los acontecimientos cotidianos (muy especialmente nuestro entorno actual y el condicionamiento mental que hemos sufrido a través de adoctrinamiento educativo y social), lo que contribuye a crear nuestra visión del mundo espiritual, lo bueno y lo malo. El antropólogo Paul G. Hiebert escribe acerca de sus luchas en esta área como misionero en la India, en su artículo titulado "The Flaw of the Excluded Middle" ["La grieta del medio excluido"].
Los discípulos de Yahanan preguntaron: "¿Eres tú el que había de venir, o esperaremos a otro?" (Luka 7:20).
Yahshua no les contestó con pruebas lógicas, sino con una demostración de poder, curando a los enfermos y echando fuera espíritus malos. Eso está claro. Sin embargo, cuando leemos ese pasaje como individuos reales de este mundo, y tratamos de aplicarlo a nuestros días, se genera una sensación de desasosiego.
Como occidentales, estamos acostumbrados a "ver" a Mashiaj a través de argumentos racionales, no mediante evidencias de Su poder en la vida de la gente que está enferma, poseída y necesitada. Tendemos a establecer una separación mental entre lo que decimos que Mashíaj es, de la realidad que vemos en la vida de los que en Él creen. En particular, la confrontación con espíritus, que parece una parte tan natural del ministerio de Mashiaj, en nuestra mente pertenece a un mundo separado de lo milagroso, lejos de la experiencia ordinaria cotidiana, si no de palabra, sí en nuestra comprensión más profunda.
Hiebert presenta el siguiente diagrama que refleja la visión creyente occidental de la realidad, un subproducto de nuestra teología en esta parte del mundo:
|
Visión "Occidental" |
Visión "Tradicional" |
Arriba |
Mundo espiritual (Elohim, malajim, entidades espirituales, dependiendo de la religión) |
Mundo espiritual (Elohim, malajim, entidades espirituales, dependiendo de la religión) |
Medio |
NADA |
Brujería, maldiciones, hechicerías, etc. |
Abajo |
Cientificismo, Naturalismo, Racionalismo |
El mundo natural de los hombres |
Y
comenta: Las razones de mi zozobra con
las cosmovisiones bíblica e hindú deberían estar claras ahora. Había excluido
el nivel medio de los seres y fuerzas sobrenaturales de este mundo inducido por
mi propia cosmovisión. Como científico había sido formado para tratar con el
mundo empírico en términos naturalistas. Como teólogo, se me había enseñado a
contestar las preguntas trascendentales en términos teístas. En realidad, para
mí la zona intermedia no existía. A diferencia de los aldeanos indios, había
pensado poco en los espíritus de este mundo, en los antepasados locales y los
fantasmas o en las almas de los animales. Para mí estas cosas pertenecían al
reino de las hadas, los duendes y otros seres mitológicos, y por lo tanto no
tenía respuesta a las preguntas que me hacían.
En "The Excluded Middle", un artículo publicado en MARC Newsletter (Revista de Visión Mundial), Bryan Myers amplía el concepto de Hiebert de un mundo de dos niveles y señala que "el rasgo más importante de esta cosmovisión del Siglo de las Luces es QUE EL MUNDO ESPIRITUAL Y EL REAL NO SE TOCAN. Esta es la diferencia más importante cuando comparamos la cosmovisión occidental con la forma en que los pueblos tradicionales entienden su mundo". Luego Myers sigue explicando que la mayor parte de las religiones tradicionales creen que el mundo constituye un medio continuo entre los elementos que son de naturaleza principalmente espiritual y aquellos que son más materiales. No hay brecha alguna entre los dos mundos. Lo espiritual y lo físico coexisten, son parte inseparable lo uno de lo otro.
Según Myers, hay una "parte intermedia" de la cosmovisión tradicional, un nivel de realidad que incluye a los médicos brujos, los chamanes, las maldiciones, los ídolos, los dioses familiares y el mal de ojo. Esta parte espiritual de la realidad opera en el mundo material y es rechazada o excluida por la cosmovisión occidental, una visión "racionalista".
Para los pueblos tradicionales no hay dicotomía entre lo natural versus sobrenatural. Lo uno implica en forma directa a lo otro. Los pueblos tradicionales viven en la zona intermedia. Esa es la razón por la cual gran parte de nuestra predicación y enseñanza parece tener poca relevancia para su vida diaria.
Los racionalistas explican las enfermedades en términos de gérmenes, nutrición y otros factores relacionados. Los pueblos tradicionales lo hacen sobre la base de maldiciones, mal de ojo, brujería o karma (dependiendo de la religión), todo esto en su contra, claro. Los creyentes occidentales creen que Elohim y Yahshua ha Mashiaj son parte del mundo de la "alta religión" y que otros se equivocan al creer en Alá o algún otro dios elevado. Eso significa que pensamos que la pregunta decisiva para la evangelización es: "¿Quién tiene el dios verdadero?".
Para la gente que todavía mantiene una visión del mundo mayormente tradicional, la pregunta decisiva no es "¿qué es verdad?", sino más bien "¿quién es más poderoso?". En realidad, son las cosas del medio excluido las que afectan a sus vidas para bien o para mal. Esto significa que las noticias referentes a un Elohim cuyo Ruaj es más poderoso que las maldiciones, los médicos brujos y los demonios, resultan muy atractivas. He aquí una de las razones por las cuales los incrédulos son atraídos por la Besorah.
François (el del agua que vimos al principio) comprendió lo relativo al medio excluido. Se dio cuenta de que la gente le veía ahora como un chamán más poderoso que el hechicero. Tenía que tender un puente sobre las dos cosmovisiones y ayudarlos a comprender la diferencia entre la idea del "dios de François" y "el Elohim de François". François explicó que no poseía ningún dios ni tenía poder alguno en sí mismo. No era un chamán. No tenía poderes mágicos. Sólo era un servidor del Elohim verdadero "que era más poderoso que los chamanes y que la ciencia occidental".
En su explicación, François desafió tanto la cosmovisión occidental como la tradicional de los habitantes de Walamo. Ninguna de estas cosmovisiones humanas, sin embargo, armoniza plenamente con la bíblica. La concepción tradicional del mundo, aunque más próxima a la de las Escrituras, está, al igual que la cosmovisión occidental, llena de errores. Es politeísta, panteísta, mágica y animista, y en esos aspectos contraría, en su totalidad, a la revelación bíblica. Sólo decimos que, a pesar de dichos errores, la tradicional se acerca más a la de la Biblia, ya que reconoce a cabalidad la realidad del mundo espiritual.
Como veremos más en detalles en próximos artículos, en las Escrituras el mundo de los espíritus es real, vivo y siempre invadiendo la vida diaria. Se describe tanto en el Tanaj como en el B'rit Hadashá, pero de un modo más vívido en el Nuevo, donde Mashiaj y sus seguidores se enfrentan con intensidad al campo sobrenatural maligno y triunfan decisivamente sobre el mismo. En el Tanaj existían los dioses falsos y sus huestes, pero el énfasis está colocado en que el pertenecer al Pueblo Elegido hace que esos dioses no tengan poder sobre los creyentes yisraelitas... A MENOS QUE DESOBEDEZCAN, en cuyo caso son entregados en sus manos. Esta "vida de péndulo" de los yisraelitas demuestra que era necesario que Mashíaj viniera a dar un acabose a toda la situación, ya que quedaba DEMOSTRADO QUE LOS HOMBRES NADA PODÍAN HACER PARA SUPERAR ESE MUNDO ESPIRITUAL. Entonces, llegamos a la época del B'rit Hadashá, con todas sus luchas, porque esa fue justamente la señal más clara de la venida de Mashíaj: LAS ENTIDADES QUE GOBERNABAN ESTE MUNDO FUERON TOTALMENTE VENCIDAS POR ÉL. CLARO, ESTO TAMPOCO SE VIO CON TOTAL CLARIDAD.
Para un ministerio eficaz en nuestros días se precisa que recuperemos el conocimiento y la experiencia del mundo espiritual que poseía la congregación primitiva. Debemos volver a aprender el olvidado arte de la guerra espiritual, y ya veremos por qué y dónde las Escrituras nos ordenan eso. Tal vez desde los días de los apóstoles y de los padres de la congregación nunca se haya dado un avivamiento de lo sobrenatural maligno como el de hoy, porque estamos en los últimos días, que serían tan malos como los días de Lot, los de Sodoma y Gomorra, y los de Noaj, con toda la maldad espiritual de los vigilantes y nefilim sueltos sobre la tierra. El mundo occidental está siendo sacudido por una "explosión del ocultismo".
Entonces, el asunto central no pasa tanto por la existencia o no de las cosas sino en NUESTRA COMPRENSIÓN DE LAS MISMAS. Y nuestra comprensión depende de nuestra educación, y eso depende del sistema satánico... es bastante lógica la confusión reinante, ya que lejos está de las intenciones de haSatán permitirnos tener la comprensión necesaria para enfrentarlo.
La mayor parte del reconocimiento intuitivo y del temor al mundo de las tinieblas, los fantasmas y los espíritus de antepasados o de animales que se encuentran en las culturas anfitrionas es considerada como "superstición" y relegada por tanto a la esfera de lo irreal. De este modo se convierte en algo que conviene pasar por alto en la vida creyente y en la Besorah. Los creyentes locales tienen reparos con frecuencia en hablar de "las viejas formas" y por lo general no reciben de sus padres espirituales, una teología bíblica y funcional adecuada del mundo de los espíritus, el choque de poder y la guerra espiritual. Se les deja sin preparación para la lucha a la que están siendo lanzados como creyentes.
Sin embargo, los laicos de hoy en todas partes hacen preguntas para las que no hay respuestas adecuadas disponibles: "¿Pueden estar endemoniados los verdaderos creyentes?". Y en tal caso, "¿qué debemos hacer para liberarlos?".
"¿Qué puede hacer HaSatán, por medio de sus demonios (Efesiyim 6:10-20) contra los creyentes verdaderos? ¿Pueden ser dañados por los demonios? ¿Puede HaSatán lastimar física, emocional e incluso espiritualmente a los creyentes? ¿Puede matarlos?
"¿Y qué de nuestras congregaciones?", se preguntan. "¿Tienen capacidad los espíritus malos para infiltrarse hasta posiciones de autoridad y acabar con el fluir del Ruaj y con sus dones? ¿Pueden falsificar los dones del Ruaj haKodesh? ¿Cómo es posible reconocer y derribar tales fortalezas demoníacas?
"¿Cuál es el lugar del campo sobrenatural maligno en la evangelización? ¿Hay príncipes espirituales malvados de alto rango que gobiernan en ciertos territorios?". "¿Pueden oprimir y controlar a los individuos, las comunidades, los pueblos e incluso las naciones hasta el punto de que la Palabra de Elohim no eche raíces sino que sea rechazada o expulsada?"
Estas preguntas surgen en casi todos.
Para ver cómo personas que han estado inmersas en culturas endemoniadas son liberadas por el evangelio, liberar verdaderamente a hombres, mujeres y niños del reino de HaSatán y traerlos al de Elohim, y ministrar a los creyentes que todavía están sujetos al abuso de los espíritus, los líderes creyentes debemos aprender de nuevo lo concerniente al mundo espiritual. Necesitamos quitarnos los lentes de la cosmovisión occidental que nos ciegan ante la realidad de los espíritus, y estar dispuestos a encarnarnos en el mismo mundo donde entró nuestro Adón. Un mundo de guerra espiritual, una guerra a muerte.
Aunque las Escrituras nos dejan a menudo sin mucha información que creemos necesitar, dicen más acerca de la guerra espiritual de lo que la mayoría piensa.
FUENTE:
"Manual de Guerra Espiritual" de Ed Murphy
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