Cuando era joven, a menudo escuché y leí sermones o artículos acerca de "amarse los unos a los otros". Algunos hermanos a veces dejan de ir a las reuniones porque "sienten" que no nos amamos unos a otros y que tendríamos que amarnos los unos a los otros antes de poder, por ejemplo, partir el pan, u orar, o tener comunión unos con otros. Escuché muchas veces la enseñanza de amarnos unos a otros. Pero, hermanos y hermanas, hoy no se trata simplemente de amarnos unos a otros. También debemos saber que SOMOS MIEMBROS UNOS DE OTROS.
Así nosotros, siendo muchos, formamos un solo cuerpo en el Mashíaj, y como miembros, todos nos pertenecemos unos a otros. Romaniyim 12:5
Permítanme usar nuestro cuerpo como ilustración. Supongamos que los brazos no aman los hombros y las manos no aman los brazos, o supongamos que los brazos se arrepienten de estar debajo de los hombros y las manos se lamentan de estar debajo de los brazos. El Adón puede decir: "Es demasiado tarde para lamentarse, porque la mano es la mano y el brazo es el brazo. Te guste o no, eres lo que eres. No depende de nosotros; más bien, es de acuerdo a Mi arreglo".
No creo que haya dos personas en la tierra hoy que puedan amarse hasta la eternidad sin que en algún momento se disgusten. Incluso, ¿qué marido y mujer que se aman de verdad pueden testificar que nunca ha encontrado al otro indigno de amor? Todos sabemos que en un día nuestros sentimientos pueden cambiar muchas veces: a las seis de la mañana podemos sentir que nuestro cónyuge es digno de ser amado, mientras que diez minutos después podemos sentir que ya no lo es, pero después de quince minutos sentir amor de nuevo. Todo esto es nuestra carne. Por lo tanto, amarnos unos a otros no es muy confiable... SI NO DEJAMOS DE HACERLO EN LA CARNE. Todo lo que hagamos en nuestra carne NO SIRVE, porque la carne contiene la raíz de pecado satánica, y el amor que podamos experimentar y manifestar será siempre un AMOR EROS, un amor egoísta (no necesariamente erótico en el sentido sexual, sino en el sentido de auto-satisfacción). Cuando decimos que amamos a los demás (sea nuestro cónyuge, novio/a, padres, hijos, hermanos), ¿REALMENTE LOS AMAMOS PARA ELLOS O LOS AMAMOS PARA NOSOTROS MISMOS? La verdad es que los amamos egoístamente, de una manera carnal, porque naturalmente sentimos afecto. Lo teníamos ANTES de nacer de nuevo, de manera que no proviene de nuestro nuevo ruaj. El asunto no es dejar de amar, sino PASAR A OTRO NIVEL DE AMOR: EL AMOR ÁGAPE, salteándonos el paso intermedio del amor phileo, el amor fraternal, porque en éste todo es "ojo por ojo", 50 y 50, repartir dentro de la justicia. No que sea malo, sino que es INSUFICIENTE. Sólo el amor ágape da TODO sin pedir nada a cambio, y ése es el amor del Padre.
Las Escrituras hablan no sólo de amarse unos a otros, sino también de ser miembros unos de otros. Los que se aman son miembros unos de otros... pero vean bien: LOS QUE NO SE AMAN SIGUEN SIENDO MIEMBROS UNOS DE OTROS. Incluso si rechinan los dientes, el hecho es que siguen siendo miembros unos de otros, si es que han nacido de nuevo en Mashíaj; no hay otra alternativa. Según el camino de la gente mundana, si un esposo y una esposa no se aman, se divorcian, pero la mano y el brazo nunca se pueden divorciar. Hoy no sólo nos amamos; también somos miembros unos de otros.
Debemos ver qué es la congregación. La congregación es el Cuerpo y sólo hay un Cuerpo. Necesitamos luz y revelación para ver que la congregación es el Cuerpo. En la tierra hoy existe el cristianismo, pero ese no es el Cuerpo. Hay quienes aman al Adón, pero ese no es el Cuerpo. Hay quienes están bien cultivados, pero ellos no son el Cuerpo. Hay quienes buscan la espiritualidad, pero eso no es el Cuerpo. Lo que el Adón quiere hoy no es su espiritualidad o conocimiento; ÉL QUIERE EL CUERPO. Sólo hay un Cuerpo, y es un asunto de VIDA.
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