La Consagración, La Ordenación Y La Llenura 01
En hebreo, la palabra que muchas veces se traduce como "consagrar" (Shemot 28:41; 29:9, 33, 35) es MILÚ (H4394), y significa "llenura". Deriva de la raíz MALÉ (H4390) que por su vez significa "llenar". Esta es la palabra utilizada en Bereshit en la creación, cuando Yahweh dijo: "llenen... las aguas... la tierra" (Bereshit 1:22,28; 9:1), cuando dijo que la tierra estaba "llena de violencia" (Bereshit 6:11,13); cuando Yahweh llenó el cántaro de Jagar y Rivkah (Bereshit 21:19; 24:16), y muchas citas más.
Esta llenura se refiere a algo que ES COMPLETADO, y en ese sentido es también utilizada como "cumplir": "Cuando se cumplieron sus días para dar a luz...", de Rivkah (Bereshit 25:24) puede traducirse literalmente como "cuando se llenaron completándose", como en un vaso que es llenado hasta completar su medida. También cuando Yaakov reclamó a su esposa porque había cumplido el tiempo (Bereshit 29:1), y cuando Labán le ofreció "cumplir la semana" de Rajel. Curiosamente, esta palabra es también utilizada en las piedras de ónice, que es traducido como "piedras de engaste". Lo literal sería "piedras llenas de ónice", (ónice es shoam, recordemos nuestros estudios del efod en los estudios del efod y el pectoral (CLE02 89 - El Ojel Moed 21 - El Efod y CLE02 90 - El Ojel Moed 22 - El Jóshen HaMishpat). También estudiamos el punto de la "llenura de manos" en CLE02 93 - El Ojel Moed 25 - SSS 01 - Llenar Nuestras Manos Vacías.
En fin, las citas son
numerosas, pueden buscarlas con ayuda de una Strong.
El punto es que, al
consagrarse Aharón para recibir la posición santa de Sumo Sacerdote, sus manos
vacías fueron llenadas (Vayikra 8:25-28).
La palabra consagración a
veces se traduce como "ordenación". Como resultado de nuestros
estudios de Shemot y Vayikra, vemos claramente que la acción por parte de
Aharón y sus hijos de consagrarse para servir como sacerdotes significaba que
sus manos vacías eran llenadas. Aharón y sus hijos se aparecieron con las manos
vacías ante Moshe a la entrada de la Tienda de Reunión. Pero cuando fueron consagrados,
sus manos vacías fueron llenadas con el tipo de Mashiaj en diferentes aspectos.
Desde el punto de vista humano puede parecer que nos consagramos o que somos
ordenados, pero Yahweh dice que NOS ESTÁ LLENANDO. Este concepto es mucho más
elevado que el sentido de una simple consagración u ordenación.
Los primeros siete capítulos
de Vayikra describen cinco categorías de ofrendas: el holocausto, la ofrenda de
harina, la ofrenda de paz, la ofrenda por el pecado y la ofrenda por las
transgresiones. Luego, se dan cinco clases de leyes con respecto a la aplicación
de las cinco clases de ofrendas. El resultado de la aplicación de estas
ofrendas es la shalom. La paz equivale a la totalidad de lo que Mashiaj es para
nosotros ante Elohim. Ya que hemos sido redimidos por Mashiaj, disfrutamos a
Mashiaj como un todo, y dicha totalidad es la shalom, lo cual implica descanso,
deleite y satisfacción.
Después de mencionar las
ofrendas, Vayikra describe la consagración de los sacerdotes. Esto indica que
las ofrendas descritas en los capítulos del 1 al 7 tienen como finalidad la
llenura de los sacerdotes.
Según el significado
espiritual de este libro, todos nosotros HOY somos sacerdotes (en desarrollo).
Nacimos de nuevo y fuimos regenerados para ser sacerdotes:
Al que nos ama y nos libró de nuestros pecados con su sangre, y nos constituyó en un reino, sacerdotes para Yahweh su Padre; a él sea la gloria y el dominio para siempre jamás. Amén. Hitgalut 1:5b-6
En tanto que seamos personas
regeneradas, somos los verdaderos sacerdotes, aunque aún
estamos en "minoría de edad" (recordando que los sacerdotes se
educaban para ejercer apenas a partir de los 30 años). Sin embargo, necesitamos
tener un día de consagración en el cual nos entreguemos a Elohim y le digamos: "Adón, soy Tuyo porque Tú me compraste.
Me redimiste con Tu sangre y me regeneraste. Ahora que tengo Tu vida y el
deleite de Tu redención, quisiera ofrecerme a Ti. Me entrego a Ti para servirte
en calidad de siervo, incluso en calidad de esclavo". Esto no es lo mismo que hacer "la oración de salvación". En
esa lo aceptamos como nuestro Adón y Salvador, pero luego, avanzando en el
camino, muchos hemos sentido la necesidad de consagrarnos más aún. Elohim aceptará de
inmediato nuestra ofrenda y nos ordenará para que seamos Sus servidores, Sus
sacerdotes. Por tanto, la consagración es una acción realizada por nosotros, y
la ordenación es una acción realizada por Elohim, PERO
AMBOS ASPECTOS SON PARA NOSOTROS SER LLENADOS. Así que si alguna vez hicieron
esta oración, aunque no lo sepan, SE HAN CONSAGRADO Y HAN SIDO ORDENADOS, y Él
no permitirá que se vuelvan atrás. De manera que no dejará que las cosas del
mundo los distraigan ni que se olviden de su voto, y esto no quiere decir que
Él va a hacer el trabajo de ustedes, SINO QUE IMPEDIRÁ QUE PROSPEREN EN EL
MUNDO A FIN DE QUE SÓLO SE DEDIQUEN A ÉL COMO ÉL DICE, no como cada uno quiere.
Vayikra no es un libro
escrito para personas comunes, sino para sacerdotes. Por haber sido
santificados y separados del común de la gente, ya no somos personas comunes. No importa si lo entendemos o no, si nos hemos consagrado (y todos
hemos hecho este voto alguna vez), ESTAMOS COMPROMETIDOS. Somos un pueblo especial:
somos sacerdotes. Ya no se nos permitirá volver atrás,
volver al vómito. Ahora seremos vaciados para ser llenados. Todas las ofrendas
hacen referencia a Mashiaj, y todo cuanto Mashiaj es para nosotros y hace por
nosotros tiene como finalidad constituirnos sacerdotes. Esta constitución es la
ordenación divina.
Elohim cambia nuestra
constitución intrínseca y hace que seamos diferentes de lo que somos por
nuestro nacimiento natural. En nuestro primer nacimiento, nuestro nacimiento
original, fuimos constituidos pecadores (Romaniyim 5:19). Independientemente de
cuál sea su clase o condición social, todos los seres humanos fueron
constituidos pecadores. Todos son pecadores por nacimiento. Sin embargo, por
medio de nuestro segundo nacimiento, nosotros, que hemos creído en Mashiaj,
fuimos constituidos sacerdotes (algo que había sido
destinado a la humanidad, pero lo perdió entre tantas cosas). Ahora, a fin de que
nuestro sacerdocio sea oficial, se necesita la consagración por parte nuestra y
la ordenación por parte de Elohim, a fin de que tengamos
la llenura.
La Consagración, La Ordenación Y La Llenura 02
Consideremos ahora los detalles relacionados con la consagración de Aharón y sus hijos. Muchas de estas cosas ya las estudiamos en el Estudio de Shemot, recomiendo leer los posts:
CLE02
93 - El Ojel Moed 25 - La Santificación Para Ser Sacerdotes 01 - Llenar
Nuestras Manos Vacías
CLE02
94 - El Ojel Moed 26 - La Santificación Para Ser Sacerdotes 02 - La Ofrenda Por
El Pecado
CLE02
95 - El Ojel Moed 27 - La Santificación Para Ser Sacerdotes 03 - Los Dos
Carneros
CLE02
96 - El Ojel Moed 28 - La Santificación Para Ser Sacerdotes 04 - Comer con
Yahweh 01
CLE02
97 - El Ojel Moed 29 - La Santificación Para Ser Sacerdotes 05 - Comer con
Yahweh 02
CLE02
98 - El Ojel Moed 30 - La Santificación Para Ser Sacerdotes 06 - Mashíaj,
Nuestro Cordero
Aquí complementaremos lo ya dicho, para no entrar en repeticiones.
1. A La Entrada De La Tienda De Reunión
Yahweh le habló a Mosheh diciendo: Toma a Aharón y a sus hijos, y las vestiduras, el aceite de la unción, el novillo de la ofrenda por el pecado, los dos carneros, y la canasta de panes ácimos; y congrega toda la congregación a la entrada del Ojel Moed. Mosheh hizo como le mandó Yahweh. Vayikra 8:1-4
Esto significa que nuestra
consagración al sacerdocio no sólo es hecha ante Elohim, sino también en pro de
la vida de congregación.
Me agrada la expresión "a la entrada de la Tienda de Reunión".
En Vayikra 8, la Tienda de Reunión representa la vida de congregación. Nosotros
somos sacerdotes de Elohim que sirven en la congregación y para la
congregación.
2. El Lavamiento
Mosheh le dijo a la congregación: "Esto es lo que Yahweh ha mandado que se haga". Entonces Mosheh trajo a Aharón y a sus hijos y los lavó con agua. Vayikra 8:5-6
Esto significa que para consagrarnos al sacerdocio, tenemos que ser lavados por el Ruaj:
Y esto eran algunos de ustedes, pero ya se han lavado, pero ya se han santificado, pero ya los han justificado mediante el nombre del Adón Yahshúa el Mashíaj y mediante el Ruaj de nuestro Elohim. Qorintiyim Alef 6:11
Aquí Moshe en cierto modo
representa a Mashiaj, y el agua tipifica al Ruaj haKodesh. Mashiaj nos lava con
el Ruaj haKodesh. Para el sacerdocio, el cual hace referencia tanto al servicio
sacerdotal como al cuerpo de sacerdotes, necesitamos ser lavados por el Ruaj.
De ahí que en Qorintiyim Alef 6:11 se nos diga que hemos sido lavados,
purificados, por el Ruaj.
3. Las Vestiduras Del Sumo Sacerdote
Le puso la túnica, le ajustó el cinturón, lo vistió con el manto, y le puso el efod, ciñéndolo con la banda decorada con la que se lo ató. Le puso el pectoral, y puso dentro del pectoral el Urim y el Tumim. Y le puso el turbante en la cabeza; y sobre el turbante, por el frente, le puso el frontal de oro, la diadema sagrada –como había mandado Yahweh a Mosheh. Vayikra 8:7-9
Moshe vistió a Aharón con las vestiduras del Sumo Sacerdote. Esto significa que a Mashiaj, nuestro Sumo Sacerdote y Kohen Gadol, lo adornan todas las excelencias de Sus atributos divinos y virtudes humanas. Estos atributos y estas virtudes constituyen las vestiduras de Mashiaj.
4. Las Vestiduras De Los Hijos De Aharón
Mosheh trajo entonces a los hijos de Aharón, los vistió con sus túnicas, los ciñó con los cinturones, y les puso unos turbantes, como le había mandado Yahweh a Mosheh. Vayikra 8:13
Que Moshe vistiera a los hijos de Aharón con vestiduras sacerdotales significa que nosotros, como sacerdotes de la orden de Melki-Tsedeq, somos vestidos casi de la misma forma que nuestro Kohen Gadol, es decir, somos revestidos con los atributos de Mashíaj. Algunas piezas de la vestimenta nos diferencian de Él, quien es el que las carga porque es el único con derecho a hacerlo, como el pectoral que va en el efod, y otras piezas, pero en el resto, tenemos las vestiduras de lino fino que nos convierten en sacerdotes Suyos. Ahora debemos honrar estas vestimentas con nuestro andar.
El B'rit Hadashá usa la
vestimenta para referirse a nuestra expresión externa. Nuestra expresión
externa debe ser la expresión de los atributos divinos de Mashiaj. Estos
atributos incluyen el amor, la bondad y la santidad divinos. Los atributos
divinos de Mashiaj se expresan en la vida humana como virtudes. Esto significa
que los atributos divinos llegan a ser virtudes humanas, y que las virtudes
humanas son la expresión de los atributos divinos. Los atributos divinos y las
virtudes humanas no simplemente se combinan y se unen, sino que se mezclan. Por
ejemplo, Mashiaj, como hombre, tenía amor humano, pero este amor humano estaba
mezclado con el amor divino. Lo que Elohim es (el aceite) estaba
mezclado con lo que Mashiaj es (la flor de harina) en Su humanidad. De esta
manera, la naturaleza de Elohim vino a formar parte de la expresión de la
humanidad de Mashiaj. Ya que en Mashiaj los atributos divinos están mezclados
con las virtudes humanas, Su amor, Su bondad y Su misericordia son extraordinarios.
En Él, el amor, la bondad y la misericordia divinos se mezclaron con el amor,
la bondad y la misericordia humanos.
Esta mezcla de los atributos divinos con las virtudes humanas ha llegado a ser nuestra vestidura, porque:
...porque todos los que se sumergieron en el Mashíaj se han revestido del Mashíaj. GalutYah 3:27
Estar revestido de Mashiaj
significa que Mashiaj es nuestra vestidura. El propio Mashiaj del cual estamos
revestidos es nuestra vestidura sacerdotal. Ahora, independientemente de si
somos maridos o esposas, padres o hijos, maestros o estudiantes, debemos llevar
puesta nuestra vestidura sacerdotal: una vestidura que es la expresión de los
atributos divinos de Mashiaj mezclados con Sus virtudes humanas. Debemos llevar
puesta esta vestidura sacerdotal especialmente cuando salimos a predicar la
Besorah a los pecadores. La expresión de Mashiaj debe ser nuestro uniforme. Al
contactar a las personas, debemos hacerlo de manera que les impresione la
expresión de Mashiaj, esto es, el Mashiaj del cual estamos revestidos. Si
hacemos esto, tendremos poder y autoridad en nuestra predicación de la Besorah.
Cuando somos ordenados por
Elohim para servirle como sacerdotes, Él nos reviste de Mashiaj. Desde el mismo día en que nos consagramos (no se necesitan ni
repeticiones ni grandes ceremonias), de inmediato Elohim, Mashiaj y el Ruaj nos lo adornarán. En
ocasiones, los siervos del Adón trabajarán junto con Elohim
para adornar a los kadoshim con Mashiaj mismo. Yo no soy
más que un pequeño siervo de Elohim que colabora con Él para adornarlos a
ustedes con Mashiaj, para ayudarlos a vestirse de Él para
el Cuerpo, para
ayudarlos a que se quiten el uniforme de su vida humana, cultura y
nacionalidad naturales, y se pongan otro uniforme: el uniforme de Mashiaj. Los
distintos uniformes culturales dividen, pero el uniforme único, la vestimenta
de Mashiaj, nos hace uno.
5. El Ungimiento Del Tabernáculo, El Altar Y El Lavacro
Mosheh tomó el aceite de la unción y ungió el Tabernáculo y todo lo que había en él, consagrándolos así. Roció un poco de él sobre el altar siete veces, ungiendo el altar, todos sus utensilios, y la fuente con su base, para consagrarlos. Vayikra 8:10-11
Esto significa que Mashiaj y
la congregación, el madero y el lavamiento del Ruaj están vinculados al
sacerdocio del B'rit Hadashá con miras a la santificación
de los sacerdotes.
En las Escrituras, el
tabernáculo tipifica a Mashiaj como individuo (Yahanan 1:14), y tipifica
también a la congregación como morada de Elohim. Sin embargo, en Vayikra 8 el
tabernáculo denota mucho más a la congregación que a Mashiaj. Moshe ungió a los
sacerdotes y también ungió el tabernáculo. El ungimiento del tabernáculo
representa el ungimiento de la congregación, en la cual nosotros, los
sacerdotes del B'rit Hadashá, servimos a Elohim.
En tiempos de antaño, los
sacerdotes y el tabernáculo eran dos entidades distintas. Pero hoy en día los
sacerdotes y la congregación son uno e inseparables. Nosotros, los sacerdotes,
somos la congregación, y la congregación es nosotros. Por tanto, para nosotros
hoy, los sacerdotes y la congregación no son dos entidades distintas, sino una
sola entidad. Ya que la congregación y nosotros somos uno, si nosotros somos
ungidos, la congregación también es ungida. Así también, si la congregación es
ungida, nosotros también somos ungidos.
El altar en el pasuk 11 se
refiere al altar del holocausto que estaba en el atrio. Todas las ofrendas se
ofrecían sobre este altar. El lavacro era la fuente donde los sacerdotes se
lavaban las manos y los pies. El altar representa el madero, y el lavacro
representa al Ruaj haKodesh, el cual es el Ruaj que lava. En el Ruaj que lava
está el agua de vida que lava. La congregación, el madero y el lavamiento del
Ruaj son provisiones destinadas a nuestra consagración práctica para que seamos
los sacerdotes de hoy.
La congregación, el madero y
el Ruaj que lava están relacionados con la santificación. Anteriormente, éramos
personas comunes, es decir, no éramos diferentes de nuestros parientes,
vecinos, compañeros de clase y colegas. Pero ahora, después de haber sido
consagrados y ordenados como sacerdotes de Elohim, somos un pueblo santificado.
Santificar es separar, hacer que algo sea hecho especial, hacer que algo sea
hecho kadosh. No sólo debemos ser un grupo de personas limpias y puras, sino
también separadas, especiales y santas. Debemos ser muy diferentes del común de
la gente. Sin embargo, eso no significa que debamos usar ropa peculiar para
mostrar que hemos sido santificados. Debemos usar ropa normal, pero incluso en
tal ropa debe hacerse manifiesta nuestra consagración.
Independientemente de la
formación que hayamos recibido, todos necesitamos ser santificados, porque nos
hemos consagrado a Elohim, y Él nos ha ordenado. Elohim ha aceptado nuestra
consagración y nos ha ordenado, ha llenado de Mashiaj nuestras manos vacías. La
ordenación de Elohim está implícita en la palabra santificar. Ya que Elohim nos
ha separado, y nos está limpiando para santificarnos, hemos dejado de ser
personas comunes.
La unción trae al Elohim
mezclado con la humanidad a los sacerdotes y a la vida de congregación. Por
esto, vemos que era completamente imposible que esto sucediera antes de la
muerte y resurrección de Mashíaj. Esta unción incluye el vivir humano de
Mashiaj, Su muerte en el madero y Su resurrección. Según Shemot 30, el aceite
de la unción es un ungüento compuesto de aceite, el cual tipifica al Ruaj,
mezclado con cuatro especias, que representan la humanidad, el vivir humano, la
muerte de madero y la resurrección. Estas cosas ya las estudiamos en CLE02 105
- El Ojel Moed 37 - El Mishjáh Kodésh, El Aceite De La Unción Santa 01, CLE02 106 - El Ojel Moed 38 - El Mishjáh Kodésh,
El Aceite De La Unción Santa 02 y CLE02 107 - El Ojel Moed 39 - El Mishjáh Kodésh,
El Aceite De La Unción Santa 03). Cuando somos ungidos como sacerdotes
y como congregación, somos ungidos con el Ruaj de Mashíaj, el Ruaj al que le
fueron añadidos como componentes de la humanidad de Mashiaj, Su vivir humano,
Su muerte y Su resurrección. El ungimiento de los sacerdotes y del tabernáculo
también está relacionado con la ofrenda por el pecado (Vayikra 8:14-17) y con
el holocausto (pasukim 18-21). Todos los elementos del aceite de la unción, el
Ruaj compuesto, junto con la ofrenda por el pecado y el holocausto, deben
llegar a formar parte de nuestra constitución intrínseca. Entonces seremos
verdaderos sacerdotes para Elohim, no por lo que somos por nuestro nacimiento
natural, sino en virtud de Elohim, quien se ha mezclado con la
humanidad, el vivir humano, la muerte, la resurrección y la ascensión de
Mashiaj.
La Consagración, La Ordenación Y La Llenura 03
6. La
Unción Del Sumo Sacerdote
Derramó un poco del aceite de la unción sobre la cabeza de Aharón y lo ungió, para consagrarlo. Vayikra 8:12
Esto significa que Mashiaj,
nuestro Sumo Sacerdote, fue ungido por Elohim para Su santificación. Si Aharón
tipifica a Mashíaj como nuestro Kohen Gadol, Moshe aquí tipifica al Padre
ungiendo al Hijo.
En la consagración del
sacerdocio, lo primero que se hacía era ungir a los sacerdotes. Esto indica
claramente que la consagración o ungimiento del sacerdocio tiene como finalidad
hacer que Elohim sea uno con nosotros, porque el aceite de la unción significa
que todo cuanto Elohim es, así como todo cuanto Él hace y hará, llega a ser
nuestro. Lo que Elohim ha hecho, está haciendo y hará implica muchos hechos,
tales como la encarnación de Mashiaj, Su vivir humano, Su muerte, Su
resurrección, Su ascensión y Su segunda venida. Nosotros hemos sido ungidos con
todo esto, es decir, hemos llegado a ser uno con eso. Éste es el aspecto
positivo de la ordenación del sacerdocio.
7. El
Korbán Jatát Para La Consagración Del Sacerdocio
Trajo el toro de la ofrenda por el pecado. Aharón y sus hijos pusieron las manos sobre la cabeza del toro de la ofrenda por el pecado, y lo inmolaron. Mosheh tomó la sangre y con su dedo puso un poco en cada uno de los cuernos del altar, purificando el altar; entonces derramó la sangre al pie del altar. Así lo consagró para hacer expiación sobre él. Mosheh tomó entonces toda la grasa que había alrededor de las entrañas, y la protuberancia del hígado, y los dos riñones con su grasa, y los convirtió en humo sobre el altar. El resto del toro, su cuero, su carne y su estiércol, lo echó al fuego fuera del campamento –como le había mandado Yahweh a Mosheh. Vayikra 8:14-17
Los pasukim del 14 al 17
hablan del novillo de la ofrenda por el pecado para la consagración del
sacerdocio. Esta ofrenda representa al Mashiaj más fuerte y rico que es nuestra
ofrenda por el pecado a fin de que podamos ejercer nuestro sacerdocio del B'rit Hadashá. Entonces, sólo a través de Mashíaj que se hizo ofrenda por
el pecado es que Él adquirió el derecho de ahora transferir esta autoridad a
Sus hijos. Cuando nos consagramos a Elohim, aún sin saberlo, presentamos a
Yahshua como nuestra ofrenda por el pecado, la única forma de ser aceptados.
La ofrenda por el pecado se encarga
de nuestro hombre natural, de nuestra carne, del pecado personificado que mora
en nosotros, de HaSatán, del mundo que está vinculado a HaSatán y de la lucha
por el poder. Si queremos ser los sacerdotes del B'rit Hadashá, debemos
permitir que Mashiaj, como ofrenda por el pecado, ponga fin a todas estas
cosas. Cuando Mashiaj fue clavado en el madero como nuestra ofrenda por el
pecado, Él puso fin al hombre natural, a la carne, al pecado que mora en
nosotros, a HaSatán, al mundo y a la lucha por el poder. En la ordenación
divina, nos es aplicada tal ofrenda por el pecado para que seamos sacerdotes
prevalecientes que sirven a Elohim.
En la consagración de Aharón
y sus hijos, las ofrendas venían inmediatamente después de la unción. Las
ofrendas nos recuerdan quiénes somos, qué somos y qué debemos ser, pero no
somos todavía.
La ofrenda por el pecado es
la primera en recordarnos esto. Aharón fue ungido con el aceite de la unción,
lo cual significa que Elohim con todo lo que Él es, ha
hecho y hará pertenecía ahora a Aharón. Esta unción también indica que Aharón
era uno con Elohim. Sin embargo, esta persona ungida aún necesitaba que se le
recordara claramente que por sí mismo y en sí mismo él era pecado, un pecador
constituido de pecado, y que era carne, en la cual no hay nada bueno; había que
recordarle que él era un hombre natural, parte de la vieja creación, la cual
está totalmente saturada, poseída, usurpada y habitada por el maligno; y había
que recordarle que él estaba lleno del mundo y de la lucha por el poder.
Elohim ordenó a Aharón para
que fuese un servidor Suyo y lo ungió consigo mismo. Sin embargo, Aharón aún
necesitaba darse cuenta de lo que él era. Por tanto, Elohim se valió de la
ofrenda por el pecado para recordarle lo que él era. En el primer día de su
sacerdocio, y cada día a partir de entonces, Aharón tenía que presentar la
ofrenda por el pecado a Elohim para que ésta le recordara lo que él era.
Hoy en día, nosotros somos
los sacerdotes de Elohim. Él nos escogió, designó y ordenó para que seamos Sus
sacerdotes santos. Todo lo que Elohim ha hecho, está haciendo y
hará, es nuestro. Él es uno con nosotros, y nosotros somos uno con Él. Sin
embargo, aún necesitamos que se nos recuerde que, en nosotros mismos, somos
pecado, carne y el viejo hombre, que somos la vieja creación, la cual está
saturada de HaSatán, el maligno, y que estamos llenos del mundo y de su lucha
por el poder. Si a diario y durante todo el día los hermanos, los colaboradores
y los ancianos recordaran esto, y se acordaran de lo que son, la situación
entre nosotros sería muy diferente.
Con respecto a nuestra vida y
nuestra obra, debemos preguntarnos si la persona que se mueve, actúa y hace las
cosas es el viejo hombre o el sacerdote de Elohim. ¿Podemos afirmar
confiadamente que todo lo que hacemos en la vida de congregación, en la obra
del Adón y en la restauración procede del sacerdocio divino y no de la carne?
¿Quién puede decir que sus manos están limpias y que está totalmente exento de
la carne? Ya que no podemos decir esto, necesitamos la ofrenda por el pecado
tal como es tipificada en Vayikra. Necesitamos esta ofrenda, no sólo para ser
perdonados por Elohim, sino también para que nos recuerde lo que somos. Incluso
cuando amamos a los demás, necesitamos que se nos recuerde que somos pecado,
carne, el viejo hombre y la vieja creación, y que estamos llenos de
mundanalidad. Si amamos a los demás conforme a nuestra carne, a nuestros gustos
y a nuestras preferencias, nuestro amor es pecaminoso a los ojos de Elohim, por
cuanto ese amor estará vinculado al maligno. Además, cuando oramos y
compartimos algo en las reuniones, es posible que nos vengan a la mente
pensamientos que provienen de la carne, donde se esconde el pecado y donde
HaSatán actúa secretamente. Ésta es nuestra verdadera condición. Por tanto,
necesitamos la ofrenda por el pecado no sólo en el momento de nuestra
ordenación como sacerdotes, sino también cada vez que ejercemos nuestro
sacerdocio.
8. El
Korbán Oláh Para La Consagración Del Sacerdocio
Luego trajo el carnero del oláh. Aharón y sus hijos pusieron sus manos sobre la cabeza del carnero, y lo inmolaron. Mosheh roció la sangre contra todos los lados del altar. Cortaron el carnero en secciones y Mosheh convirtió en humo sobre el altar la cabeza, las secciones y la grasa; Mosheh lavó las entrañas y las patas con agua y convirtió en humo todo el carnero. Esa fue una ofrenda quemada para olor grato, una ofrenda al fuego para Yahweh –como le había mandado Yahweh a Mosheh. Vayikra 8:18-21
Los pasukim del 18 al 21 hablan
del carnero del holocausto para la consagración del sacerdocio. Este
holocausto, que también forma parte de la ordenación que Elohim hace de los
sacerdotes, representa la obediencia y sumisión perfectas de Mashiaj que
presentamos como nuestro holocausto, en virtud de quien ejercemos nuestro
sacerdocio del B'rit Hadashá. El holocausto nos recuerda
que, como servidores, tenemos que estar absolutamente entregados a Elohim. Sin
embargo, ya que no lo estamos, debemos tomar a Mashiaj como nuestro oláh.
Ya que Aharón ya había sido
ungido por Elohim, ¿por qué aún necesitaba el holocausto? Aharón necesitaba
esta ofrenda porque Elohim quería que se le recordara a Aharón que debía vivir
absolutamente entregado a Elohim, pero que él no vivía de esa manera. Este es
un cuadro que el Padre estaba pintando, como siempre. Esto no era únicamente
para aquellos yisraelitas, sino también para nosotros que miramos las cosas a
la distancia hoy. Esto debe recordarnos que hoy nosotros tampoco vivimos
absolutamente entregados a Elohim. Esto también debe advertirnos que a diario
debemos ofrecer un holocausto. Diariamente debemos ofrecer un oláh por nuestro
sacerdocio, esto es, por nuestro servicio sacerdotal. Los ancianos y
colaboradores en particular deben ofrecer el holocausto cada mañana. Debemos
decirle al Adón: "Adón, recuérdame
durante todo el día que debo llevar una vida de absoluta entrega a Ti. Me doy
cuenta de que no vivo de esta manera ni tampoco puedo. Adón, confío en Ti y te
tomo como mi vida, mi persona y mi entrega absoluta. Mi entrega absoluta a
Elohim eres Tú mismo, Adón". Esto es vivir a Mashiaj como nuestro oláh.
Tal vez estemos
familiarizados con las palabras "vivir a Mashiaj", pero quizás no
entendamos lo que verdaderamente significa vivir a Mashiaj. ¿Vivimos a Mashiaj
en nuestro hogar y en la vida de congregación? En nuestra vida familiar y en
nuestra relación con los santos, ¿estamos absolutamente entregados a Elohim?
Cuando otros tocan nuestros sentimientos o nuestros intereses, quizás nos
ofendamos. ¿No indica esto que no estamos absolutamente entregados a Elohim? Si
tenemos intereses propios, no tenemos los intereses de Elohim. Ciertamente
necesitamos que se nos recuerde que, en nosotros mismos, no llevamos una vida
de absoluta entrega a Elohim.
9. El
Segundo Carnero Como Ofrenda Para La Llenura
Mosheh tomó un poco de su sangre y la puso en el lóbulo de la oreja derecha de Aharón, y sobre el pulgar de su mano derecha, y sobre el dedo gordo de su pie derecho. Mosheh trajo entonces a los hijos de Aharón y puso un poco de la sangre sobre los lóbulos de sus orejas, y sobre los pulgares de sus manos derechas, y sobre los dedos gordos de sus pies derechos; y el resto de la sangre la roció Mosheh contra cada costado del altar. Vayikra 8:23-24
El segundo carnero se usaba
como "ofrenda de consagración", dicen las traducciones, pero en
hebreo aquí se dice EIL HA'MILUIM, literalmente "carnero de llenuras",
de la palabra MILÚ, como ya vimos al principio. Este carnero representa al
Mashiaj que viene a llenarnos de Él mismo, de sus dones, y en virtud de quien
nos consagramos para ejercer el sacerdocio del B'rit
Hadashá.
Él viene a nosotros para ser todo lo que necesitamos a fin de ejercer el
sacerdocio como corresponde. Necesitamos ser llenados de Mashiaj para nuestra llenura.
Esto significa que la sangre
redentora de Mashiaj abre nuestros oídos y los purifica, y también purifica
nuestras manos y nuestros pies para que ejerzamos nuestro sacerdocio del B'rit Hadashá. El servicio de nuestro sacerdocio del
B'rit Hadashá
incluye el hecho de ejercer nuestra función en las reuniones, predicar la
Besorah y visitar a los santos en sus hogares. Para cada uno de estos
servicios, necesitamos ser purificados con la sangre de Mashiaj.
Nuestro movimiento (los pies)
y nuestro trabajo (las manos) están siempre bajo la dirección de lo que oímos.
Actuamos en conformidad con lo que oímos. Por lo tanto, en la vida de
congregación, el oír es de crucial importancia. Así como Yahshua nunca hizo
sino lo que vio hacer al Padre, nosotros sólo debemos hacer lo que Él nos
ordena.
Nuestro oír se menciona
primero porque éste afecta nuestro trabajo y nuestro mover. La sangre de
Mashiaj obra primero en nuestro oído a fin de que escuchemos la palabra de
Elohim, el hablar de Elohim. Para servir a Elohim como sacerdotes, debemos ser
fieles esclavos, o siervos, de Elohim. Como lo indica YeshaYah, un siervo debe
tener un oído que oiga. Un siervo que no escucha las palabras de su amo no
puede servirle conforme a su voluntad, corazón y deseo:
Adonay Yahweh me dio una lengua diestra para saber cómo hablar palabras oportunas al cansado. Me despierta cada mañana; despierta mi oído para que atienda como los discípulos. Adonay Yahweh me abrió el oído, y no fui rebelde ni me volví atrás. YeshaYah 50:4-5
Cuando éramos pecadores, no
teníamos un oído que escuchara la palabra de Elohim, el hablar de Elohim. A
diario oíamos muchas otras cosas, pero no escuchábamos la palabra de Elohim.
Ahora que hemos sido salvos y ordenados como sacerdotes de Elohim, Sus siervos,
el asunto principal es escuchar lo que Elohim dice. En tipología, cuando un
esclavo quería permanecer con su amo, el amo lo llevaba al poste de la puerta y
le horadaba la oreja con lezna (Shemot 21:2-6), lo cual indicaba que el esclavo
debía tener un oído muy agudo para escuchar la voz de su amo. Como sacerdotes
de Elohim hoy en día, debemos aprender a escuchar Su palabra.
Por el oír fuimos salvos, y
por el oír somos alimentados y edificados. Sin embargo, lo que oímos también
puede traernos perjuicio y muerte, y podemos hacer mal a otros por causa de lo
que oímos. Lo que oímos puede ser un problema. En Timotio Bet 4:3 Shaúl habla
de algunos que "teniendo comezón de
oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias".
Por tanto, la disciplina divina debe comenzar por el origen: lo que oímos.
Si una congregación dejara de
oír cosas negativas, esa congregación sería muy saludable y viviente. La
congregación más débil y más muerta es aquella donde abundan las críticas, los
chismes y los argumentos. Espero que se comprenda mejor por qué esto aplica a
tirar la TV por la ventana (y esto incluye dejar de escuchar todos los "chismes
rodantes internéticos". Esto no es informarse, es andar de ansiedad en
ansiedad).
El mismo principio se aplica
a la vida matrimonial. Un hermano puede ser muy viviente; pero si su esposa le
habla de una manera negativa, él será envenenado e inundado por la muerte, y le
será difícil orar en las reuniones de la congregación. Asimismo, si un hermano
le cuenta cosas negativas a su esposa, aquello la matará. Esto aplica también,
obviamente, a la vida de congregación. Si los hermanos andan llenándose los
oídos de palabras que no edifican, eso matará la vida de congregación. Estos
ejemplos de la vida de congregación y de la vida matrimonial nos muestran la
importancia del oír.
Ya que somos sacerdotes de
Elohim, debemos preguntarnos qué clase de cosas estamos dispuestos a oír.
¿Vamos a oír cosas positivas o cosas negativas? Ya que a menudo oímos cosas
inmundas, cosas no saludables y contagiosas, debemos lavar nuestros oídos con
la sangre de Mashiaj. Si no lavamos con la sangre CADA COSA QUE ESCUCHAMOS,
TROPEZAREMOS SIEMPRE. Si alguien viene a decirnos o proponernos algo y no lo
pasamos automáticamente por la Sangre, corremos el riesgo de tropezar y caer. Según
las Escrituras, donde la sangre lava, allí el Ruaj unge. Después de
experimentar el lavamiento de la sangre, disfrutaremos la unción del Ruaj.
Entonces nos olvidaremos de las cosas negativas que hemos oído, y ya no las
repetiremos, ni concordaremos con nada que nos aparte de Él. Delante de las
tribulaciones o amenazas de cosas malas que puedan suceder, Él debe ser nuestro
refugio inmediato, no el salvavidas de última hora. Dejar de escuchar lo que no
edifica nos centra en Él, el único que edifica, y así seremos saludables y
vivientes, y la congregación seguirá adelante al estar nosotros sanos. Esto
vale tanto para tiempos de calma como para tiempos de tormenta.
Adondequiera que vayamos,
debemos tener cuidado con lo que oímos. Si lo hacemos, todo cuanto oigamos será
apropiado y positivo. Entonces seguiremos por el camino correcto y haremos la
obra correcta. Sin embargo, si en lugar de tener cuidado con lo que oímos,
prestamos oídos a conversaciones negativas, nuestras acciones y nuestra obra se
verán afectadas negativamente.
El propósito de la ofrenda de
llenura (Vayikra 8:23) no es resolver el problema referente a nuestro pecado y
a nuestras transgresiones, sino específicamente el problema relacionado con
nuestra oreja y el dedo pulgar de nuestra mano y el dedo pulgar de nuestro pie,
es decir, lo que oímos, lo que hacemos y la manera en que actuamos, los caminos
por los que andamos. Si no tenemos cuidado con lo que oímos, seremos chismosos
y esparciremos argumentos y debates, estaremos sentados "en silla de
escarnecedores":
Feliz el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni se detiene en el camino de los pecadores, ni se une a la compañía de los burladores, sino que la Torah de Yahweh es su deleite, y su Torah estudia día y noche. Mizmor 1:1-2
Esta unión no implica que no
nos juntemos para hacer lo que hacen, sino que NI SIQUIERA LOS MIREMOS. Si nos
concentramos excesivamente en ellos, en lugar de ministrar Mashiaj a otros,
esparciremos muerte, la misma que ellos esparcen. Miedo es muerte. Hoy algunos
se dedican a propagar muerte, en vez de propagar a Mashiaj, la verdad y la
Besorah. Nuestro oído con el cual oímos, nuestra mano con la cual trabajamos
y el pulgar de nuestro pie con el cual caminamos, deben ser redimidos con la
sangre de Mashiaj, para que escuchen, hagan y anden únicamente bajo las órdenes
de nuestra Cabeza. Debemos permitir que la sangre de Mashiaj nos libere de toda
cosa negativa. Entonces todas las cosas positivas de Mashiaj llenarán nuestras
manos.
La purificación de la oreja
derecha, del dedo pulgar de la mano derecha y del dedo pulgar del pie derecho
se necesitaba en dos ocasiones: en la ordenación de los sacerdotes y en la
purificación de los leprosos (Vayikra 14:14). Tanto los leprosos como los
sacerdotes necesitaban que su oreja, el dedo pulgar de su mano derecha y el
dedo pulgar de su pie derecho fuesen limpiados por la sangre redentora. Esto
indica que a los ojos de Elohim, nosotros, los pecadores, que hemos sido
ordenados como sacerdotes de Elohim, somos leprosos. Como sacerdotes de Elohim,
Sus siervos, necesitamos que nuestros oídos sean redimidos de escuchar todo lo
que no es Elohim y se vuelvan para escuchar la palabra de Elohim. Necesitamos
también que nuestra mano que trabaja sea redimida de todo lo que no sea la obra
de Elohim. Además, el dedo de nuestro pie, que sirve para andar, también
necesita ser redimido para que no nos apartemos de Su Camino.

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