El Trono Es El Centro De Vida De La Nueva Yahrushalayim
Después me mostró un río de agua de vida, resplandeciente como cristal, que fluye del trono de Elohim y del Cordero. En medio de la avenida de la ciudad, y a uno y otro lado del río, está el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto. Las hojas del árbol son para la sanidad de las naciones. Hitgalut 22:1-2
En la
eternidad, el mismo Elohim que se sienta en el trono es nuestro Elohim
redentor, de cuyo trono sale el río de agua de vida para darnos la provisión y
satisfacernos. Esto describe cómo Elohim —Elohim, el Cordero y el Ruaj, quien
es simbolizado por el agua de vida— se imparte a Sus redimidos, bajo Su mando
implícito en la autoridad del trono por la eternidad.
La plaza era de oro puro como vidrio transparente. Hitgalut 21:21b
El oro
simboliza la naturaleza divina. El río de agua de vida fluye del trono, lo cual
significa que la vida divina fluye en la naturaleza divina como el único camino
para la vida diaria del pueblo redimido de Elohim. Donde fluye la vida divina,
allí también está la naturaleza divina como el camino santo por el cual anda el
pueblo de Elohim; y donde está el camino santo de la naturaleza divina, allí
también fluye la vida divina. La vida y la naturaleza divinas como el camino
santo siempre van juntas. Así que el río de agua de vida, que procede de
Elohim, está disponible a lo largo del camino divino, y nosotros podemos
disfrutar el río al andar en este camino de vida.
El hecho de
que el árbol de la vida, aunque sea uno solo, crezca a los dos lados del río,
significa que el árbol de la vida es una vid que crece y se extiende a lo largo
del río de vida para que el pueblo de Elohim lo reciba y lo deleite. Este árbol
cumple por la eternidad lo que Elohim deseaba desde el principio en Bereshit
2:9. El camino al árbol de la vida le fue cerrado al hombre debido a la caída (Bereshit
3:22-24); no obstante, le fue abierto a los creyentes mediante la redención
efectuada por Mashiaj (Ivrim 10:19-20). Hoy en día, disfrutar a Mashiaj como el
árbol de la vida es la porción común a los creyentes:
Yahshúa les dijo: "Yo soy el pan de vida. El que viene a mí nunca tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás. (...) Así como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come también vivirá por mí". Yahanan 6:35,57
En el reino
milenario, disfrutar a Mashiaj como el árbol de la vida será una recompensa
para los vencedores en esa edificación:
El que tiene oído, oiga lo que el espíritu dice a las comunidades. Al que venza le concederé comer del árbol de la vida que está en medio del jardín del Eden de Elohim. Hitgalut 2:7
Finalmente,
en el cielo nuevo y la tierra nueva por la eternidad, todos los redimidos de
Elohim disfrutarán a Mashiaj, el árbol de la vida, como su porción eterna:
Felices los que guardan sus mandamientos, para que tengan derecho al árbol de la vida y para que entren en la ciudad por las puertas. (...) y si alguno quita de las palabras del libro de esta profecía, Elohim le quitará su parte del árbol de la vida y de la santa ciudad, de los cuales se ha escrito en este libro. Hitgalut 22:14,19
Mashiaj, el
árbol de la vida, es la provisión de vida que está disponible a lo largo del
río de agua de vida, el Ruaj.
Donde el
Ruaj fluye, allí se encuentra la provisión de vida de Mashiaj. Todo esto tiene
que ver con el camino santo de la naturaleza divina, representado por la calle.
Ésta es la provisión de la ciudad santa, y ésta es la manera en que la ciudad
es abastecida.
Los frutos
del árbol de la vida serán el alimento de los redimidos de Elohim por la
eternidad. Estos frutos siempre serán frescos, producidos cada mes, doce frutos
por año. El hecho de que el árbol de la vida produzca doce frutos significa que
el fruto del árbol de la vida es rico y suficiente para el cumplimiento de la
administración eterna de Elohim.
Nuestra
vida cotidiana debe ser una vida propia de la Nueva Yahrushalayim. En ese día,
cuando lleguemos a la consumación máxima y final de la revelación divina, no
nos sorprenderemos debido a que hoy en día estamos experimentando lo mismo. Lo
que habrá en la Nueva Yahrushalayim será una intensificación y una consumación
de nuestra experiencia actual. Ahora estamos experimentando la misma cosa día
tras día en nuestra vida familiar, conyugal, escolar, de negocios, y en nuestra
vida de congregación.
Estamos
experimentando el trono de Elohim y del Cordero, del cual fluye Elohim para que
lo disfrutemos. El agua de vida, es decir, el fluir del Ruaj de vida, es la
vida divina en resurrección para ser la bebida de los redimidos de Elohim:
El que tiene sed, venga. El que quiera, tome del agua de vida gratuitamente. Hitgalut 22:17b
"El que crea en mí, como dice la Escritura, ríos de agua viva correrán de su interior". Esto dijo acerca del espíritu que iban a recibir los que creyeran en él, pues todavía no se había dado el espíritu, porque Yahshúa aún no había sido glorificado. Yahanan 7:38-40
Este río de
agua de vida que sale del trono es resplandeciente como cristal, que no tiene
palidez ni opacidad, río que purifica a los redimidos de Elohim, haciéndolos
transparentes.
El Trono Es El Centro De Nuestras Vidas
Ya no habrá más maldición. Y el trono de Elohim y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán. Hitgalut 22:3
El espíritu y la esposa dicen: "¡Ven!". El que oye diga: "¡Ven!". El que tiene sed, venga. El que quiera, tome del agua de vida gratuitamente. Hitgalut 22:17
En nuestra
experiencia creyente lo único que debería existir es el trono de Aquel que hizo
el plan y que nos redimió. Ese trono debe estar establecido en todo nuestro
ser, y debe ser el centro de nuestra vida creyente. Esto significa que
aceptamos como nuestra Cabeza, Adón y autoridad al Elohim que hizo el plan y al
Mashiaj que nos redimió. Deberíamos estar dispuestos a someternos a Esa
autoridad. Cada vez que nos sometemos a esta autoridad inmediatamente sentimos
que dentro de nosotros fluye algo que está lleno de las riquezas de Elohim.
Éste es el fluir de Elohim como vida, como provisión de vida, y como todo para
nuestro ser. Dentro de nosotros sentimos ese fluir, y este fluir, que es el
agua de vida, procede del trono de Elohim y del Cordero.
Esto no
debe tomarse como una enseñanza teológica. Según nuestras experiencias
cotidianas, nosotros los creyentes debemos experimentar cada día el fluir que
proviene del Trono. Cada mañana después de levantarnos tenemos que decir: "Adón, gracias por un nuevo día en el
cual puedo tomarte como mi Adón. Me someto bajo Tu autoridad como cabeza todo
el día. Adón, establece Tu trono en mi vida. Establece Tu trono en el centro de
mi ser. Adón, somete bajo Tu trono mi día entero con mi vida diaria".
Si cada mañana ofreciéramos una oración así a Elohim, desde ese momento el agua
viva fluiría en nosotros. Esta agua viva que fluye es el fluir de Elohim. No es
de poca importancia que Elohim fluya en nosotros hoy en día. Él fluye en nosotros
como Aquel que hizo el plan, como Aquel que nos redimió y como Aquel que es el
Ruaj vivificante. Esta persona es la consumación misma de Elohim que llega a
nosotros como el agua viva.
Este mismo
Elohim que está en nosotros es la fuente de vida. El trono de Elohim y del
Cordero debería ser el centro de nuestro ser.
En la
reunión tal vez digamos que el trono está en nosotros, pero muchas veces cuando
las hermanas van de compras, el trono es desechado y puesto en los cielos. Los
hermanos también deben preguntarse si tienen el trono de Elohim en ellos cuando
están haciendo negocios. ¿Quién es el Adón, la Cabeza y la autoridad en nuestra
vida diaria? Muchas veces hasta en las cosas pequeñas tales como comprar comida
o un par de zapatos, no permitimos que Él se siente en el trono en nuestro
corazón.
Tenemos que
darnos cuenta de que cada vez que el trono se va, el fluir pierde su fuente.
Ésta es la razón por la cual muchas veces tenemos la sensación de que estamos
secos y hasta marchitos.
No tenemos
el fluir del agua de vida debido a que no aceptamos ni reconocemos a Elohim
como Adón, como Cabeza y como la autoridad en el centro mismo de nuestro ser.
Es por esto que el trono es lo último que se revela en cuanto a la Nueva
Yahrushalayim.
Sin el
trono, la Nueva Yahrushalayim no tiene centro, y sin el trono no hay fluir de
vida. Como resultado, toda la Nueva Yahrushalayim se secaría y hasta moriría de
hambre. El agua de vida fluye del trono, y el árbol de la vida crece como vid
en el agua de vida y a los dos lados del río de agua de vida, produciendo
frutos a tiempo, para que sean alimento para los redimidos de Elohim por la
eternidad. Tanto el agua de vida como el árbol de la vida provienen del trono,
y son la única vida que nos mantiene en el fluir del Ruaj. Sin este suministro,
nada podemos hacer.
El Trono, El Jaspe Y La Cornalina
...y vi un trono que estaba puesto en el cielo, y sobre el trono uno sentado. Y el que estaba sentado era semejante a una piedra de jaspe y de cornalina... Hitgalut 4:2b-3a
Tenía la gloria de Elohim, y su resplandor era semejante a la piedra más preciosa, como piedra de jaspe, resplandeciente como cristal. Hitgalut 21:11
Y el trono de Elohim y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán. Verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes. Hitgalut 22:3b-4
En Hitgalut
el trono de Elohim es el centro de Su administración. En las epístolas, vemos
el trono de la gracia, del cual recibimos misericordia y hallamos gracia:
Así que acerquémonos con confianza al trono de la gracia para que alcancemos misericordia y hallemos la gracia que nos ayude en tiempo oportuno. Ivrim 4:16
Pero en
este libro vemos el trono del juicio, en el cual el mundo es juzgado.
Finalmente, después de que todos los juicios de Elohim hayan sido ejecutados,
el trono de Elohim será el trono de la provisión de la vida eterna, del cual
brotará el agua viva, en la cual crece el árbol de la vida, la provisión para
los redimidos de Elohim en la eternidad.
Según
Hitgalut 21:11, el jaspe es "una piedra
preciosísima, diáfana como el cristal". Su color es verde, el cual
simboliza la vida en sus riquezas. El jaspe aquí, según lo indica 21:11,
representa la gloria que Elohim trasmite en Su rica vida:
Yo les he dado la gloria que tú me has dado, para que sean uno, así como también nosotros somos uno. (...) pues le has dado autoridad sobre toda persona, para que les dé vida eterna a todos los que le has dado. Yahanan 17:22, 2
La
apariencia de Elohim es como jaspe, como también lo será la apariencia de la
santa ciudad, la Nueva Yahrushalayim (Hitgalut 21:11). El muro de la ciudad y
su primer cimiento están edificados con jaspe:
El material del muro era jaspe, y la ciudad era de oro puro semejante al vidrio limpio. Los cimientos del muro de la ciudad estaban adornados con toda piedra preciosa. El primer cimiento era de jaspe, el segundo de zafiro, el tercero de ágata, el cuarto de esmeralda... 21:18-19
La
cornalina también es una piedra preciosísima, y su color rojo simboliza la
redención. El jaspe representa a Elohim como el Elohim de gloria en Su vida
rica, y la cornalina representa a Elohim como el Elohim de la redención. En el
pectoral del sumo sacerdote en el Tanaj, la primera piedra era una cornalina y
la última era un jaspe (Shemot 28:17, 20). Esto significa que el pueblo
redimido de Elohim tiene su comienzo en la redención y su consumación en la
gloria de vida de Elohim.
La carga
que tengo en mi ministerio es decirle a la gente que Elohim mismo está fluyendo
dentro de ellos. He hablado esta misma cosa desde muchos ángulos y con muchos
mensajes, porque el Ruaj me ha ido mostrando cómo todas las Escrituras apuntan
a los mismos conceptos, al mismo
objetivo único del Padre y del Hijo. No hablan de cosas materiales, ni
de intereses humanos, ni siquiera tratan de leyes y ordenanzas: hablan del Plan
de Yahweh en el plano espiritual, y de la naturaleza Suya que se refleja en
esas leyes (por eso nos ordena ser kadoshim como Él es kadosh), la cual ÉL
MISMO COLOCA EN SUS HIJOS. La obediencia requerida no es para tratar de cumplir
ordenanzas, sino para someternos a la Cabeza y ser reemplazados por Él en
nuestra naturaleza interior, quebrantar nuestro viejo hombre, ser trabajados en
nuestro nuevo hombre y ser edificados en el Nuevo Hombre universal.
Las últimas
páginas del B'rit Hadashá tratan del trono del cual fluye Elohim. El río fluye
con el Elohim que hizo el plan, con el Cordero que redimió, y con el Ruaj que
ahora es el Ruaj que lo incluye todo, que ha pasado por todos los procesos, y
vivificante. No quiero meramente enseñar acerca del trono mencionado en
Hitgalut 22, sino que creo que mientras leemos este capítulo, el trono de
Elohim y del Cordero, del cual fluye Elohim, está siendo impartido en nosotros
por medio de este hablar. Elohim está ahora fluyendo dentro de nosotros como el
agua de vida con el árbol de la vida creciendo en él.
En el lugar
donde Elohim fluye, le servimos (Hitgalut 22:3), y además, vemos Su rostro (pasuk
4). Su rostro está en el agua de vida y en el fruto del árbol de la vida.
Cuando bebemos el agua de la vida, vemos Su rostro. Cuando comemos el fruto del
árbol de la vida, recibimos Su rostro. Nosotros lo servimos por medio de
comerlo y beberlo a Él, y esto ya nos fue indicado desde Vayikra, con el
servicio sacerdotal, en que los sacerdotes debían comer ciertas partes de los
sacrificios y ofrendas en la presencia de Yahweh. No hagan nada para Él. Él
puede hacerlo todo, pero no puede beberse a Sí mismo ni puede comerse a Sí
mismo. Él cuenta con que nosotros lo comamos y lo bebamos, nos alimentemos de
Él mismo y así seamos transformados de gloria en gloria a Su imagen y semejanza.
Repito, no piensen que podemos trabajar para Él. Él puede hacer todo para Sí
mismo, y no nos necesita para hacer nada. Lo que Él necesita es simplemente que
lo comamos y bebamos. Él necesita simplemente que nos deleitemos en Él. No digamos
"Haré esto o aquello, seré pastor o misionero", o cualquier otra
cosa. Simplemente vayamos al banquete con Él. Durante el Milenio, serán las
Bodas del Cordero; este será un tiempo de mil años para alimentarnos de Él,
comerlo y beberlo, para que se haga nuestra naturaleza y así esté en medio de
nosotros, y se levante Su Reino.
A fin de
experimentar la Nueva Yahrushalayim todos debemos declarar: "Adón, te recibo como Cabeza y acepto Tu señorío y autoridad.
Adón, te entronizo en mi corazón. Te pongo en Tu trono". Dentro de
nosotros debe haber también, fractalmente, esa miniatura de la Nueva
Yahrushalayim. En el centro, un trono, Su Trono, y en Él, Elohim y el Cordero.
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