Aquello
De Lo Cual Debemos Separarnos
No se amolden a este mundo; más bien, transfórmense por la renovación de su entendimiento, de modo que puedan discernir cuál sea la voluntad de Elohim, lo bueno, lo agradable y lo íntegro. Romaniyim 12:2
En términos de nuestra vida
diaria, el mundo lo constituyen aquellas personas, actividades y cosas que
usurpan el lugar que Elohim debería ocupar en nuestro ser. Por lo tanto, todo eso
debe ser objeto de las medidas que tomemos con respecto al mundo.
¿Cómo distinguiremos aquello que
nos usurpa? y ¿con qué regla las mediremos? En primer lugar, tenemos que ver si
estas cosas son superfluas. Podemos afirmar que cualquier cosa superflua ocupa
el lugar que le corresponde a Elohim y nos posee; así por lo tanto, eso es algo
que debemos llevar al Adón. Por ejemplo, el vestido con el cual satisfacemos
nuestra necesidad de abrigo no llega a ser algo mundano, pero si uno le dedica
excesiva atención al atavío y a los adornos, o si malgasta el dinero a fin de
estar a la moda, entonces esta persona habrá ido más allá del ámbito de sus
necesidades diarias.
En consecuencia, estos excesos han
hecho que estas cosas conformen el mundo de esta persona.
¿Cuál es la norma que debe regular
nuestras necesidades diarias con relación a personas, actividades y cosas? En
las Escrituras no se menciona ninguna norma específica que gobierne estos
asuntos. Elohim ha determinado que nazcamos en diferentes familias, que seamos
educados de diversas maneras, que tengamos diferentes profesiones y que nos
desenvolvamos en diferentes estratos sociales. Él Adón en Su soberanía ha
permitido que haya esta diversidad en cuanto a los niveles y maneras de vida. Por
lo tanto, nuestro nivel de vida deberá ser determinado por cada uno de nosotros
en oración e inquiriendo por los pensamientos de Elohim al respecto. No podemos
comparar nuestro nivel de vida con el de los demás, ni tampoco exigir que ellos
estén de acuerdo con nuestro punto de vista y modo de pensar.
Desde el punto de vista divino, sí
existe una norma absoluta con respecto de la cual podemos medir todos estos
aspectos del mundo. Esta norma es Elohim mismo. Así como medimos el pecado
conforme a la ley de Elohim, debemos medir nuestra relación con el mundo según
la persona misma de Elohim. TODO LO QUE NO ES PROPIO DE ELOHIM Y TODO CUANTO
SEA INCOMPATIBLE CON ÉL, ASÍ COMO TODO LO QUE NO ALCANZA EL NIVEL FIJADO POR
ELOHIM COMO ACEPTABLE, ES MUNDANO Y PROFANO.
El
Fundamento En Base Al Cual Nos Separamos Del Mundo
La base para hacer frente al mundo
es la misma que para hacer frente al pecado. Debemos separarnos del mundo
basados en el sentir interno nacido de la comunión. Pero aparte de esto, hay
dos factores que influyen decisivamente en nuestro sentir con respecto al
mundo: nuestro amor a Elohim y nuestro crecimiento espiritual en la vida divina.
Primero, cuando nuestro amor por
Elohim hace que estemos ante Él, quien es la luz, su Ruaj haKodesh pone en
evidencia el mundo en nosotros. Siempre que esta luz aparece, provoca que nos
separemos del mundo.
Segundo, nuestro sentir interior
hacia el mundo también depende de nuestro crecimiento espiritual. Cuanto más
avancemos en la vida espiritual y en el conocimiento de Elohim, discerniremos
el mundo con mayor profundidad.
Si queremos separarnos del mundo,
debemos orientar nuestros esfuerzos hacia un único objetivo: CERRAR NUESTRA
MENTE AL MUNDO. Por supuesto, es muy difícil cerrar nuestra mente a los
pensamientos pecaminosos, porque el pecado vive dentro de nosotros, pero es
mucho más difícil hacerlo cuando la tentación nos rodea constantemente. Las
Escrituras declaran que el pecado mora en nosotros, pero nunca menciona que el
mundo vive en nosotros. Ya que el mundo es algo externo, es más fácil rehusarse
a pensar en él si modificamos nuestras vidas y las conformamos a Elohim y no al
mundo, y si nos rodeamos de hermanos y hermanas que hacen lo mismo. Cuando nos
esforzamos por separarnos del mundo, debemos ser decididos y violentos para
echar fuera cualquier pensamiento del mundo. No sólo debemos cerrar la puerta,
sino también levantar rejas, e incluso muros, alrededor de nosotros. De esta
manera, podremos resolver cabalmente el problema del mundo.
Actividades Que El
Mundo Considera Impropias Para Un Creyente
El hombre fue
hecho para cargar la imagen y semejanza del Creador, y eso es lo que el mundo ve
a través de los creyentes. Debemos evitar toda actividad que el mundo considere
inapropiada para los creyentes. Como mínimo, nuestra vida debe conformarse a la
norma establecida por aquellos que pertenecen al mundo. El mundo en general ha
establecido para los creyentes reglas y normas, y si no las cumplimos, los
decepcionaremos. No debemos dar pie a las críticas de los gentiles ni a
comentarios tales como: "¿Los creyentes hacen estas cosas?". En el
momento en que los gentiles les reconvienen de ese modo, habremos fracasado.
Los gentiles van a
donde quieren, y si uno les dice que no es correcto, ellos discutirán
argumentando lo contrario, pero si ustedes van a esos mismos lugares, el
comentario será: "¿Así que ustedes también van a esos sitios?".
Ciertas actividades son pecaminosas y cuando los gentiles las practican, ellos
no dicen nada, pero cuando usted participa de ellas, lo promulgan por doquier.
Por lo tanto, debemos abstenernos de todo lo que los gentiles consideren
impropio. Este es uno de los requisitos mínimos. Cuando los incrédulos digan:
"Los creyentes no deberían hacer esto", debemos apartarnos
inmediatamente de eso.
Algunos jóvenes
han sido salvos, pero sus padres no. Algunas veces estos jóvenes les piden algo
a sus padres, quienes les responden diciendo: "¿Así que ustedes los
creyentes también desean esas cosas?". SI HAY ALGO DE LO CUAL UN CREYENTE
DEBERÍA SENTIRSE AVERGONZADO ES DE SER CORREGIDO POR UN GENTIL. Avraham mintió,
y fue reprendido por Avimélej. Las Escrituras considera esta clase de hechos
como los más deshonrosos. Debemos apartarnos y separarnos de todo aquello que
los mundanos, los egipcios, juzgan que sea impropio.
1. Lo Que Es Incompatible Con El Propio Adón
Debemos eliminar de nuestras vidas todo aquello que sea incompatible
con el Adón. Ya que el Adón sufrió humillaciones en esta tierra, nosotros no
deberíamos buscar ninguna gloria terrenal. Tenemos que pasar por las mismas
experiencias por las que pasó Yahshua. Debemos eliminar de nuestras vidas todo
lo que sea incompatible con Mashíaj.
El Adón dijo que el discípulo no está sobre su maestro, ni el
esclavo sobre su señor. Si el mundo trató a nuestro Adón de cierta manera, no
debemos esperar que se nos trate de otra. Si nuestro Adón recibió cierto trato,
no debemos entonces esperar que se nos trate de una manera distinta. Si no
recibimos el mismo trato que nuestro Adón recibió, si el mundo nos aplaude y
nos admira, hay algo en nosotros que no está bien y, con toda certeza, hay algo
en nuestra relación con Mashíaj que no está bien.
Para seguir a Yahshua ha Mashiaj, debemos estar dispuestos a ser
humillados, sin esperar gloria alguna. Seguir a Yahshua significa cargar
nuestro madero y negar nuestro yo.
Entonces
llamó a la gente, juntamente con sus discípulos, y les dijo: “Si alguno quiere
venir conmigo, niéguese a sí mismo, tome su madero y sígame. Mordejai 8:34
A aquellos que fueron los primeros en seguir al Adón, Él
inmediatamente les dijo que tenían que cargar el madero si deseaban seguirle.
Según el propio Adón, NEGARSE A SÍ MISMO Y CARGAR EL MADERO es la entrada
principal. Este es el camino que hemos tomado, y podremos seguir al Adón
únicamente si lo hacemos andando por Él. Nuestra relación con el mundo debe ser
la misma y debe ser compatible con la relación que tiene el Adón con el mundo.
No podemos tomar un camino diferente.
Pero
lejos esté de mí el gloriarme sino en el madero de nuestro Adón Yahshúa el
Mashíaj, por medio de quien el mundo quedó ejecutado para mí y yo para el
mundo. GalutYah 6:14
Aquí se nos muestra que el madero eliminó toda relación que un
creyente pueda tener con el mundo.
Los nuevos creyentes deben ser dirigidos por el Adón para que se
percaten de que su condición debe ser igual a la del Adón. Ciertas personas
hacen demasiadas preguntas, al preguntar por ejemplo: "Si hago esto,
¿estaré en el mundo? ¿Nos es permitido hacer esto o aquello?". No podemos
decirles a las personas lo que tienen que hacer, cosa por cosa. Lo único que
podemos asegurarles, como principio general, es que el mundo está en contra del
madero y también está en contra de nuestro Adón. Si nuestro corazón está
abierto y es dócil ante Elohim, cuando nos acerquemos a Él, espontáneamente la
diferencia entre el mundo y el madero nos resultará obvia.
En cuanto nos acercamos al Adón, sabremos con exactitud lo qué es y
lo que no es el mundo. En realidad, lo único que tenemos que preguntarnos es:
"¿En qué consiste exactamente mi relación con este asunto? Y ¿qué clase de
relación tenía el Adón Yahshua con este asunto cuando Él vivía en la
tierra?". Siempre y cuando nuestra relación con el mundo sea la misma que
el Adón tuvo mientras estuvo en la tierra, estaremos bien. Si nuestra posición
es diferente a la del Adón Yahshua, algo está mal, hemos errado.
2. Todo Lo Que Apaga Nuestra Vida Espiritual
Es difícil enumerar cada cosa de lo que es el mundo, porque nunca
terminaríamos, pero hay un principio básico: todo aquello que apague la vida
espiritual es el mundo. El mundo es todo aquello que elimina nuestro celo por
la oración, nos roba el interés por leer la Palabra de Elohim y nos impide
testificar y proclamar nuestra fe delante de los hombres. Todo lo que nos
impide acercarnos al Adón y confesar que creemos en Él es el mundo. El mundo es
aquel ambiente que ahoga y seca a una persona; es cualquier cosa que disuade al
hombre de amar y de anhelar a Yahweh con todo el corazón. Aquí vemos un
principio muy amplio: el mundo es todo lo que hace deteriorar nuestra condición
espiritual a los ojos del Adón. Debemos rechazar todo lo que apague nuestra
vida espiritual.
Algunas personas dicen: "Si esto no tiene nada de pecaminoso,
¿todavía podría ser considerado mundano?". Son muchas las cosas que pueden
"parecernos" buenas, pero después de que hemos participado de ellas
una o dos veces, apagan el fuego espiritual que tenemos por dentro. Tales cosas
debilitan nuestra conciencia delante de Elohim. Después que hemos participado
de tales cosas, nuestra lectura de las Escrituras se hace insípida. Aunque
tengamos tiempo para leer las Escrituras, no deseamos hacerlo. Después de
participar en tales cosas nos sentimos vacíos y carecemos de testimonio ante
los hombres. Quizás tales cosas no constituyan pecado, pero pueden apagar
nuestra vida espiritual. Todo aquello que apague nuestra vida espiritual es el
mundo, y debemos rechazarlo completamente.
3. Todo Lo Que Dé La Impresión De Que No Somos
Creyentes
Hay que abordar otro asunto más: cómo nos relacionamos con los
demás. Toda actividad o relación social que haga que escondamos nuestra lámpara
debajo del almud pertenece al mundo. Muchas amistades, actividades y contactos
con la gente mundana nos obligan a esconder nuestra luz. Por estar envueltos en
todo esto, no podemos llevar erguida la cabeza para testificar que somos
creyentes. Si usted se envuelve en ciertas conversaciones y, por cortesía, las
escucha y se ríe con los incrédulos, sentirá que algo se ha apagado por dentro,
aunque por fuera se sonría. Internamente sabe que eso es el mundo, pero por
fuera, se siente obligado a ir tras el mismo. Sabe que es pecado, pero no lo
denuncia. Debemos huir de esta clase de ambiente social. Muchos hijos de Elohim
son gradualmente absorbidos por el mundo a causa de las diferentes actividades
y contactos sociales en que se involucran indiscriminadamente.
Todo creyente debe saber desde un principio cuál es su posición y
también tiene que tomar las decisiones respectivas. No queremos ser
antisociales a propósito. Pero cuando estamos con la gente de este mundo,
debemos mantener nuestra posición creyente. Nadie debe insultar la postura que
hemos tomado como creyentes, al contrario, tienen que respetarla y verla.
Cuando yo tomo esta postura, debo conservarla, aunque otros me critiquen.
Si queremos separarnos del mundo, debemos dejar claro que somos
creyentes, siempre cuidando la manera en que hablamos. Si no podemos mantener
esta postura delante de los demás, sería bueno que nos alejáramos de allí. En
Mizmor 1:1 se nos dice que no debemos estar en camino de pecadores, ni
sentarnos en silla de escarnecedores. Si andamos por camino de pecadores,
terminaremos en el mismo lugar donde ellos están; y si nos sentamos en la silla
de los escarnecedores, o los que se burlan, tarde o temprano, seremos iguales
que ellos. El pecado y el escarnio son contagiosos, así que debemos aprender a
huir de estos como se huye de los gérmenes infecciosos.
4. Acciones Que Los Creyentes Débiles
Desaprueban
El mundo también lo constituyen las acciones que hacen tropezar a
una conciencia débil. Los hijos de Elohim deben alejarse de ellas. Ya hablamos
de las acciones que el mundo considera impropias. Examinemos ahora lo que las
personas que recién empiezan en la vida creyente piensan que no se debe hacer.
Si un incrédulo considera que no debemos hacer algo, debemos
evitarlo (si es algo de menor importancia, por supuesto), de lo contrario
perderemos nuestro testimonio. De igual manera, debemos evitar realizar
cualquier actividad que un creyente no apruebe en su presencia, aunque éste sea
el más joven y débil de todos. Así por lo tanto, no son las palabras de un
creyente fuerte, sino las palabras de un creyente débil las que determinan lo
que debemos o no debemos hacer. Tal vez lo que él afirme que es incorrecto o
indebido, no lo sea; sin embargo, no debemos ser tropiezo para los débiles. Si
ellos piensan que vamos por el camino equivocado, los haremos tropezar. Shaúl
dijo: "Todas las cosas me son
lícitas, mas no todas son provechosas" (Qorintiyim Alef 6:12). Todas
las cosas son lícitas, pero algunos las consideran mundanas, por lo tanto, no
debemos hacerlas por el bien de ellos.
Shaúl usó como ejemplo: comer carne. Él dijo que si comer carne era
ocasión de tropiezo para algún hermano, el jamás la comería. Esto no es fácil
de hacer porque, ¿quién puede abstenerse de comer carne para siempre? Por
supuesto, Shaúl no está sugiriendo que dejemos de comer carne. En Timotio Alef,
él claramente establece que no estaba bien abstenerse de comer carne; sin
embargo, nos muestra que estaba dispuesto a ser extremadamente cuidadoso. A él
no le molestaba comer carne o no comerla, y sabía perfectamente lo que estaba
haciendo, pero no aquellos que le seguían a él. Nosotros sabemos hasta donde
podemos llegar, pero aquellos que nos siguen no lo saben. ¿Qué pasaría si ellos
avanzaran? No hay nada malo si comemos carne, pero, después de un tiempo,
aquellos que nos siguen tal vez vayan al templo, no sólo a comer lo sacrificado
a los ídolos, sino a adorarlos. Muchas cosas no están directamente relacionadas
con el mundo, pero debemos ser extremadamente cuidadosos al tocarlas, porque
puede ser que para los demás sean mundanas.
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