La Parábola De La Oveja Perdida
Ya hemos estudiados muchas veces las parábolas de Luka, desde
diferentes ángulos, y hoy las veremos una vez más.
Luka muestra cómo Yahshua expuso sobre el Reino, principalmente
a través del uso de parábolas, en los capítulos 15 y 16, después del cual vemos
la enseñanza de Yahshua sobre la fe, por la cual uno puede entrar al Reino.
Toda esta enseñanza fue dada mientras Yahshua hacía su
último viaje a Yahrushalayim para ser clavado en el madero. (Luka 13:22; 17:11).
Es posible que Luka combinara las enseñanzas de dos viajes a Yahrushalayim en
una sola narración, pero si es así, no se nos dice. Todo lo que vemos es que
mientras Yahshua caminaba hacia Yahrushalayim, habló del Reino.
Luka presenta estas parábolas diciéndonos el tema
fundamental que Yahshua necesitaba responder.
Todos los publicanos y pecadores se le iban acercando para oírlo. Por eso los fariseos y los escribas se pusieron a criticarlo diciendo: "Este recibe a los pecadores y come con ellos". Entonces él les refirió esta parábola... Luka 15:1-3
"Comer" con alguien significaba estar en comunión.
Era la forma más común de comunión, es decir, tener una unión común.
...e invitaban al pueblo a sus sacrificios para su deidad. El pueblo participó de ellos y adoraron a aquella deidad. Así Yisrael se apegó a Baal Peor, y Yahweh se enojó con Yisrael. Bamidbar 25:2-3
Cuando los hombres comían de los sacrificios dedicados a los
altares paganos, significaba que participaban de ese altar, como dice también Shaúl:
Miren la nación de Yisrael: Los que comen de los sacrificios, participan del altar, ¿verdad? Qorintiyim Alef 10:18
Shaúl estaba discutiendo el mismo tema que Yahshua enfrentó
en Luka 15. Era una cuestión de comunión (Qorintiyim Alef 10:16-17). Shaúl
afirma que los creyentes no debían participar en los altares paganos (pasukim
20-21).
Para un judío, este problema adquirió una aplicación más
amplia en la sociedad. Creían que comer con "pecadores" era
equivalente a participar de altares paganos. Los pecadores eran aquellos que
estaban fuera del compañerismo del templo. Ellos eran los excomulgados, y se suponía
que el resto de la gente debía respetar las reglas del templo evitando a esos "pecadores".
Estos pecadores incluían a los publicanos o recaudadores de impuestos que
trabajaban para el gobierno romano.
La tradición judía también prohibía que un judío comiera con
conversos al judaísmo. Parece que su conversión del paganismo al altar de
Elohim no les dio una ciudadanía plena o igual en el Reino. Esta tradición se
trasladó a la Congregación, particularmente entre los judíos creyentes en
Yahrushalayim. Shaúl y Kefá se enfrentaron sobre este tema, como Shaúl describe:
Pero cuando Kefá vino a Antioquía, yo me le opuse frente a frente, porque era reprensible. Pues antes de que vinieran ciertas personas de parte de Yaakov, él comía con los gentiles; pero cuando llegaron, se retraía y se apartaba, por temor a los de la circuncisión. Y los otros yahuditas participaban con él en su simulación, de tal manera que aun Bar-Naba fue arrastrado por la hipocresía de ellos. GalutYah 2:11-13
Esta tradición de hombres tenía un poderoso control en la
mente de los judíos en esos días, incluso después de que habían llegado a creer
en Yahshua ha Mashiaj. Sin embargo, era obvio que no entendían completamente
las implicaciones de la práctica y la enseñanza de Yahshua cuando se trataba de
comer con pecadores y gentiles. Entonces, Yahshua les refirió una parábola:
"¿Quién de ustedes que tenga cien ovejas, si se le pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto y va tras la que se ha perdido, hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, se la echa al hombro muy contento. Cuando llega a casa reúne a sus amigos y vecinos, y les dice: "Alégrense conmigo, porque he hallado mi oveja que se había perdido". Les digo que del mismo modo habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentimiento. Luka 15:4-7
Yahshua les estaba diciendo a los murmuradores que lo
correcto era que el pastor saliera y encontrara a su oveja perdida, en lugar de
excomulgar a la oveja perdida por extraviarse. Sacó Su ilustración de
Yahjezquel 34, donde encontramos que las tribus perdidas de Yisrael habían sido
condenadas por los sacerdotes en Yahrushalayim. Fueron representados como "ovejas
perdidas" vagando por las montañas (entre los reinos):
"Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Yisrael. Profetiza y di a los pastores que así ha dicho Adonay Yahweh: "¡Ay de los pastores de Yisrael que se apacientan a sí mismos! ¿Acaso no deben los pastores apacentar a las ovejas? Pero ustedes se comen a las mejores de ellas y se visten con la lana. Degüellan a la oveja engordada, y no apacientan al rebaño. No fortalecen a las ovejas débiles ni curan a las enfermas. No han vendado a la perniquebrada, ni han hecho volver a la descarriada, ni han buscado a la perdida. Más bien, las han dominado con dureza y con violencia. Ellas se han dispersado por falta de pastor, y están expuestas a ser devoradas por todas las fieras del campo. Han sido dispersadas; mis ovejas han andado descarriadas en todos los montes y sobre toda colina alta. Mis ovejas han sido dispersadas por toda la faz de la tierra, y no ha habido quien se ocupe de ellas ni quien las busque".
Por eso, pastores, oigan la palabra de Yahweh: "¡Por vida mía, dice Adonay Yahweh, que por cuanto mis ovejas fueron expuestas a ser robadas o a ser devoradas por las fieras del campo, por no tener pastor, y mis pastores no se ocuparon de mis ovejas, sino que los pastores se apacentaron a sí mismos y no apacentaron a mis ovejas; por eso, pastores, oigan la palabra de Yahweh. Así ha dicho Adonay Yahweh: ¡Yo estoy contra los pastores, y demandaré mis ovejas de sus manos! Haré que dejen de apacentar a las ovejas, y ellos dejarán de apacentarse a sí mismos. Libraré a mis ovejas de sus bocas, y no les servirán más de comida". Yahjezkel 34:2-10
Yahweh condenó a los pastores terrenales por negarse a
buscarlas y rescatarlas, por ser malos pastores:
Pero en cuanto a ustedes, rebaño mío, así ha dicho Adonay Yahweh; Yo juzgo entre cordero y cordero, entre los carneros y los chivos. ¿Les parece poco que se apacienten del buen pastizal, para que tengan que pisotear con sus pies lo que queda de sus pastos, y que después de haber bebido las aguas tranquilas, tengan que enlodar el resto de ellas con sus pies? ¿Mis ovejas han de comer lo que han pisoteado los pies de ustedes y han de beber lo que han enlodado sus pies?". Por tanto, así les ha dicho Adonay Yahweh: "Yo mismo juzgaré entre el cordero engordado y el cordero flaco. Por cuanto ustedes empujaron con el costado y con el hombro, y acornearon con sus cuernos a todas las ovejas débiles hasta dispersarlas lejos, yo libraré a mis ovejas, y nunca más quedarán expuestas al pillaje. ¡Yo juzgaré entre cordero y cordero! Yahjezquel 34:17-22
Y determinó que Él mismo se ocuparía del asunto:
Ciertamente así ha dicho Adonay Yahweh: "Yo mismo buscaré mis ovejas y cuidaré de ellas. Como el pastor cuida de su rebaño cuando está entre las ovejas dispersas, así cuidaré de mis ovejas y las libraré en todos los lugares a donde han sido dispersadas en el día del nublado y de la oscuridad. Las sacaré de los pueblos, las reuniré de los países y las traeré a su propia tierra. Las apacentaré en los montes de Yisrael, en las quebradas y en todos los lugares habitados del país. En buenos pastos las apacentaré, y en los altos montes de Yisrael tendrán su pastizal. Se recostarán en el buen pastizal, y se apacentarán con pastos abundantes sobre los montes de Yisrael. Yo apacentaré mis ovejas y las haré recostar, dice Adonay Yahweh. Buscaré a la perdida y haré volver a la descarriada. A la perniquebrada la vendaré, y fortaleceré a la enferma. Y a la engordada y a la fuerte las guardaré. Las apacentaré con justicia". Yahjezkel 34:11-16
Yahshua también sabía quién fue llamado específicamente para
liberar a su rebaño de ovejas perdidas:
Yo levantaré sobre ellas un solo pastor, mi siervo David; y él las apacentará. Él las apacentará y así será su pastor. Yo, Yahweh, seré su Elohim, y mi siervo David será príncipe en medio de ellos. Yo Yahweh, he hablado. Yahjezkel 34:23-24
David había estado muerto durante siglos cuando Yahjezquel
profetizó de esto, por lo que se entendió que esto sería cumplido por el Hijo
de David. Yahshua era el Hijo de David, y por eso es Él quien encontrará a las
tribus perdidas de Yisrael, haciendo un pacto de paz:
Estableceré con ellos un pacto de paz, y haré que desaparezcan de la tierra las fieras dañinas, de modo que habiten seguros en el desierto y duerman en los bosques. Yahjezkel 34:25
Este es el Nuevo Pacto. Con ellos vendrán muchas otras
ovejas de todas las naciones cuando escuchen Su voz y crean en Él.
La respuesta de Yahshua a los murmuradores aplicó esta gran
misión más específicamente a los publicanos y pecadores en su propio tiempo, porque
ellos también eran ovejas perdidas. Yahjezquel dio a entender que los
sacerdotes de Yahrushalayim habían oprimido a esas ovejas y fueron la causa
original de su dispersión. Si los sacerdotes del templo se hubieran preocupado
por las ovejas de Yisrael, no se habrían apartado de Elohim. Pero en cambio, los
sacerdotes desplumaron a las ovejas sin alimentarlas adecuadamente y sin curar
a los enfermos entre ellos.
Así como el profeta condenó a los sacerdotes del templo por
su papel en la dispersión de las ovejas, Yahshua también dio a entender que se
estaba haciendo lo mismo en su tiempo. Los publicanos y los pecadores eran
ovejas que los pastores del templo habían maltratado. Cuando las ovejas se
desilusionaron o desanimaron, los pastores las excluyeron del templo como "pecadores".
Yahshua, por lo tanto, vino a buscarlos Él mismo, como había
predicho el profeta. Y cuando los encontró, se regocijó. Cuando los pecadores
vieron que el Buen Pastor trataba bien a las personas, se arrepintieron con
alegría y creyeron que Él era el Mashíaj.
La ironía al final está en el pasuk 7, donde hay más gozo
por un pecador que se arrepiente que por "noventa y nueve justos que no
necesitan arrepentimiento". Los escribas y fariseos, por supuesto, tenían
una gran necesidad de arrepentimiento, pero se consideraban a sí mismos como
hombres justos que no necesitaban arrepentirse.
Esta es la primera parábola sobre el arrepentimiento en esta
serie actual de parábolas del Reino. Nos dice que los ciudadanos del Reino se
caracterizan por el arrepentimiento, más que por la justicia propia.
La Parábola De La Moneda Perdida
La segunda parábola del Reino en Luka 15 fue como la primera,
en que Yahshua nuevamente extrajo Su tema de las Escrituras. Tanto la oveja
perdida como la moneda perdida representaron a la Casa de Yisrael en el cuadro
profético (uno de los niveles de aplicación), aunque Yahshua aplicó estos temas
de manera más local. Por lo tanto, vemos emerger dos niveles: la aplicación
local y el significado profético más amplio.
Así es como debe ser, por supuesto, porque en todas partes
de las Escrituras las promesas nacionales deben ser personalizadas. Esto es
parte de la ley de imparcialidad, donde Elohim juzga a las naciones y a los
individuos por la misma ley. De modo que las parábolas del Reino tratan de
Yahudá e Yisrael a nivel nacional, de la humanidad a nivel universal, y aquí
Yahshua las aplica a los líderes religiosos y a los marginados del templo, a
nivel individual.
¿O qué mujer que tenga diez monedas, si se le pierde una moneda, no enciende una lámpara, barre la casa y busca con empeño hasta encontrarla? Cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas, y les dice: "Alégrense conmigo, porque he hallado la moneda que se me había perdido". Luka 15:8-10
El estrecho paralelismo entre la oveja perdida y la moneda
perdida es obvio. Cuando se pierde algo valioso, se realiza una búsqueda hasta
que se encuentra. Luego está el regocijo con los vecinos. Ya hemos dicho que
esa moneda no era una cualquiera, sino una muy especial, que formaba parte de
la dote de bodas de la mujer al desposarse, y era su tesoro más valioso, no en
valor intrínseco, sino por lo que representaba. La moraleja de la historia es
que el cielo se regocija cuando un pecador se arrepiente, lo que implica que el
pecador estaba perdido y ahora es encontrado. De esta manera Yahshua responde a
las objeciones de los líderes religiosos con respecto a su comunión con los
publicanos y pecadores que habían acudido a él.
En cada caso, es el dueño de la oveja y la moneda quien
realiza la búsqueda. La oveja perdida no regresa al redil, ni la moneda perdida
reaparece repentinamente en el bolso. Yahjezquel 34 nos dice que Yahweh Elohim
debía hacer la búsqueda, por lo que sabemos que Yahshua ha Mashiaj es Aquel que
vino a la tierra para buscarlos.
La moneda perdida representa el "tesoro especial".
El pacto de Elohim era hacer de Yisrael su propio tesoro, o como dicen otras
traducciones, "mi propia posesión":
Ahora pues, si ustedes me obedecen fielmente y cumplen mi alianza, ustedes serán un tesoro para mí entre todos los pueblos... Shemot 19:5
Cuando Yisrael se perdió muchos siglos después, se
convirtieron en la "moneda perdida" en la parábola del Reino de
Yahshua.
Sin duda, Yahshua enseñó muchas parábolas del Reino que no
fueron registradas por ninguno de los escritores de las Besoroth, pero el Ruaj
eligió registrar estas dos porque se ajustaban a su propósito de sanar las
brechas y unir las divisiones: en el primer caso, la oveja perdida fue
encontrada por un hombre, mientras que la moneda perdida fue encontrada por una
mujer. Esto es para recordarnos que éste es el propósito de todas las cosas: eliminar
las divisiones y separaciones y regresar a la unidad:
Ya no hay yahudita ni griego, no hay esclavo ni libre, no hay varón ni mujer; porque todos ustedes son uno en el Mashíaj Yahshúa. GalutYah 3:28
Al mismo tiempo, Luka estaba recordando a los que conocían
la ley que Mashiaj estaba representado en la ley del sacrificio como varón y
mujer.
Luego que conozca su pecado que cometió (un príncipe), presentará por su ofrenda un macho cabrío sin defecto...
Luego que conozca su pecado que cometió (una persona del pueblo), traerá por su ofrenda una cabra, una cabra sin defecto, por su pecado que cometió.
Vayikra 4:23, 28
Por lo tanto, cuando fue clavado en el madero en la cima del
monte de los Olivos, era tanto el Cordero de Pésaj (macho) como la novilla roja
(hembra), cuyas cenizas se almacenaban "fuera del campamento", dos
mil codos fuera de la puerta de la ciudad. Todos los sacrificios apuntaban a
Yahshua mismo, quien, en el madero, se convertiría en el gran y último
sacrificio por el pecado. Es bueno que comencemos a incorporar el hecho de que,
en Mashíaj, TODOS LOS PRINCIPIOS ESTÁN PRESENTES, hasta los que nos parecen
opuestos, y todos serán en Él reconciliados.
Los publicanos (recaudadores de impuestos) y los pecadores
(excomulgados) eran, por lo tanto, iguales a la Rebelde Yisrael que fue
expulsada de la tierra muchos años antes (YirmeYah 3:6). Los escribas y
fariseos quejumbrosos, por otro lado, eran iguales a los líderes hipócritas de
Yahudá que no fueron expulsados en tiempos pasados, pero que resultaron peores
a los ojos de Elohim que Yisrael, y fueron la Desleal Yahudah:
Yahweh me dijo en los días del rey Josías: "¿Has visto lo que ha hecho la Rebelde Yisrael, yendo a todo monte alto y bajo todo árbol frondoso, y prostituyéndose allí?". Yo pensé: "Después que ella hizo todo esto, volverá a mí". Pero no volvió; y lo vio su hermana, la Desleal Yahudah. Como la Rebelde Yisrael había cometido adulterio, yo la despedí y le di carta de divorcio; pero su hermana, la Desleal Yahudah, no tuvo temor: ella también fue y se prostituyó. Y sucedió que por juzgar ella cosa liviana su fornicación, la tierra fue contaminada, y adulteró con la piedra y con el leño. Y después de todo esto, su hermana, la Desleal Yahudah, no volvió a mí con todo su corazón, sino con insinceridad" —declara Yahweh.
Y Yahweh me dijo: "La Rebelde Yisrael se ha mostrado más correcta que la Desleal Yahudah". YirmeYah 3:6-11
Entonces, Él promete:
Ve y haz esta proclamación hacia el norte, di: "Vuelve, oh Rebelde Yisrael —declara Yahweh. No te miraré con ira, porque soy compasivo —declara Yahweh; no guardaré rencor para siempre. Sólo reconoce tu pecado, porque has transgredido contra Yahweh tu Elohim, has repartido tus favores a los extraños bajo todo árbol frondoso y no me has hecho caso" —declara Yahweh.
"¡Vuélvanse, oh hijos rebeldes, que yo soy su esposo! —declara Yahweh. Aunque los he rechazado, los tomaré, uno por ciudad y dos por clan, y los traeré a Tsiyón. Les daré pastores según mi corazón, y ellos los pastorearán con conocimiento y entendimiento". YirmeYah 3:12-15
Yahshua estaba cumpliendo esta profecía a nivel personal
durante Su ministerio en la tierra. Estaba llamando a los infieles a la fe y a
los pecadores al arrepentimiento. Muchos de los pecadores y marginados de su época
respondieron a la voz del Pastor y de hecho regresaron a Elohim. No
respondieron a la dura acusación de los líderes religiosos sino al amor del
Pastor, que los alimentó con "conocimiento y entendimiento".
Lo que Yahshua hizo a nivel local también lo hizo a nivel
profético con la oveja perdida (o moneda) de la Casa de Yisrael, como
predijeron los profetas.
Aquellos yisraelitas de la "Rebelde Yisrael" habían
sido esparcidos por los asirios cuando Samaria fue tomada en el 721 aEC, como
leemos:
Por eso Yahweh se enojó en gran manera contra Yisrael, y los quitó de Su presencia; no quedó sino sólo la tribu de Yahudah. Melajim Bet 17:18
Una de las claves para comprender la profecía (incluidas las
parábolas de Yahshua) es ver la distinción entre Yisrael y Yahudá. Mientras que
Yisrael fue "llevado al destierro a Asiria" (Melajim Bet 17:6), Yahudá
se salvó por otro siglo. Cuando Asiria más tarde cayó ante Bavel, el rey
Nabucodonosor de Bavel pronto conquistó a Yahudá y los llevó a Bavel durante
setenta años. Setenta años más tarde, cuando los persas conquistaron Bavel, se
permitió a los yahuditas regresar para repoblar la tierra vieja y
reconstruir Yahrushalayim.
El plan divino permitió este reasentamiento para que el
Mashíaj pudiera nacer en Bet-Lejém para cumplir el llamado de Yahudá. Sin
embargo, los yisraelitas no regresaron como nación, aunque algunos individuos
de algunas de esas tribus permanecieron en Yahudá. Los profetas nunca tratan a
esos individuos como tribus. Las unidades tribales, tal como pudieron haber
existido, residían en los príncipes de esas tribus, todos los cuales fueron
llevados al exilio.
Cuando
comprendemos los dos niveles de profecía que se ven en las parábolas del Reino,
podemos asimilar una imagen más completa de la intención de Elohim y de la
misión de Mashiaj en la tierra. Las parábolas en Luka 15 y 16 comienzan sólo
con Yisrael y luego revelan a los dos hijos, Yisrael y Yahudá, y Yahshua hace
que los líderes religiosos sean los principales representantes de Yahudá.
YirmeYah dejó en claro que había dos clases de judíos, lo
cual era tipo de que hay dos clases de personas en cada nación. Algunas son
buenas y otras malas. YirmeYah 24 los describe como dos tipos de "higos",
algunos muy buenos y otros muy podridos (YirmeYah 24:2). En ese contexto, los
higos buenos son los que se arrepienten y se someten al juicio divino. Están de
acuerdo con Elohim, sabiendo que Elohim es justo en todos sus juicios sobre la
nación por su maldad. Los higos malvados son aquellos que se niegan a someterse
al juicio divino, creyendo que los juicios de Elohim son injustos.
La mayoría en Yahudah eran "higos malvados", y su
rebelión hizo que fueran llevados cautivos a Bavel durante setenta años, en
lugar de cumplir su sentencia en su propia tierra. Esta misma rebelión aún
permaneció durante el ministerio de Yahshua, aunque se manifestó en su odio por
Roma en lugar de Bavel.
Las parábolas del Reino de Yahshua, cuando incluían a Yahudá
como uno de los personajes, normalmente se centraban en los higos malvados de
Yahudá, porque la suya era la creencia y actitud predominantes en ese momento.
De modo que el hermano mayor del hijo pródigo (Luka 15:28) representa a los
escribas y fariseos quejumbrosos. El mayordomo injusto en Luka 16 se enfoca
completamente en este higo malvado de Yahudá. Finalmente, el hombre rico con
cinco hermanos (Luka 16:28) también es Yahudá, porque leemos en Bereshit 30:20
que Lea tuvo seis hijos: Yahudá y sus cinco hermanos: Reubén, Shimón, Leví, Yissajar
y Zevulún.
Con esta descripción general en mente, podemos ver la
progresión de la revelación en las parábolas del Reino de Yahshua, y esto nos
da una comprensión no sólo de la aplicación inmediata a aquellos que escucharon,
sino también de las profecías nacionales más profundas de Yisrael y Yahudá.
Al venir a la tierra con este propósito, Yahshua se mostró a
sí mismo como el que busca a los perdidos. Además, tuvo y tendrá éxito en
encontrarlos a todos, porque el éxito de Su misión depende únicamente de Su
propia capacidad y no de la capacidad de la oveja perdida o de la moneda
perdida.
Esto, entonces, manifiesta la naturaleza del Nuevo Pacto, cuyo
éxito depende de la capacidad de Elohim para cumplir Su voto. Es totalmente lo
opuesto al Antiguo Pacto, donde la salvación dependía de la capacidad del
hombre para mantener su voto, como dice en Shemot 19:8: "¡Todo lo que el Adón ha dicho, lo haremos!". Por el
Nuevo Pacto, Elohim dice en YirmeYah 31:33: "Pondré
mi ley dentro de ellos, y en su corazón la escribiré".
Esto también está profetizado en Devarim 29, donde Elohim
hizo un segundo pacto con todo el pueblo al final de los cuarenta años en el
desierto. Todo el pueblo se reunió:
Ustedes están hoy, todos, delante de Yahweh su Elohim —sus cabezas tribales, sus ancianos y sus oficiales, todos los hombres de Yisrael, sus hijos, sus esposas, aún el extranjero dentro de su campamento, desde el leñador hasta el aguador—, para entrar en la Alianza de Yahweh, que Yahweh su Elohim está concluyendo con ustedes este día, con sus sanciones; con el fin de que Él los establezca este día como su pueblo y sea su Elohim, como les prometió a ustedes y como les juró a sus padres, Avraham, Yitzjak y Yaakov. Yo hago esta alianza, con sus sanciones, no solamente con ustedes, sino tanto con los que están aquí con nosotros hoy delante de Yahweh nuestro Elohim como con los que no están con nosotros hoy. Devarim 29:10-15
A diferencia de lo que vemos en el primer pacto en Shemot 19:8,
donde el pueblo hace un juramento (voto) a Elohim, este segundo pacto fue un
juramento que Elohim hizo para hacerlos Su pueblo. El primer juramento obligaba
al pueblo y dependía de su capacidad. El segundo juramento obligó a Elohim y su
éxito dependía completamente de Su habilidad para cumplir Su juramento. Además,
hizo ese juramento no sólo con los presentes en ese momento, sino "con los que no están hoy aquí con
nosotros". NADIE SE QUEDÓ FUERA.
Por lo tanto, cuando leemos cómo el Buen Pastor vino a
buscar a Su oveja perdida, y cómo la mujer buscó su moneda perdida, estas
parábolas del Reino manifiestan el Nuevo Pacto. En ambos casos cumplen el
juramento de Elohim, en lugar del juramento del hombre.
La mayoría de la gente no cree que sea posible que Elohim
logre cumplir Su juramento, porque parece depender todavía de la voluntad de
los hombres. Pero Elohim puede obrar en el corazón de los hombres para
convertirlos en su pueblo. No se limita a esta era actual para volver el
corazón de los hombres hacia sí mismo. Los pocos se arrepentirán durante esta
era presente, pero en el Gran Trono Blanco, toda rodilla se doblará y toda
lengua lo confesará por el Ruaj haKodesh. Estos nuevos creyentes todavía
enfrentarán el juicio de la ley de acuerdo con las obras que hicieron en su
vida, pero al final, la ley exige un Jubileo que libere a todos los hombres a
la gloriosa libertad de los hijos de Elohim.
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