1 de enero de 2022

AERU22 - El Sacerdocio Y El Reinado 02

 


Entonces se levantaron Zerubavel hijo de Shealtiel y Yahoshua hijo de Yotsadaq, y comenzaron a reedificar la Casa de Elahá en Yahrushalayim, con el pleno apoyo de los profetas de Elahá. Ezrah 5:2

 

El fuego del altar se mantendrá ardiendo, sin que se apague: cada mañana el sacerdote le echará leña, pondrá sobre él la ofrenda quemada, y convertirá en humo las partes grasosas de la ofrenda de paz. Un fuego perpetuo se mantendrá ardiendo sobre el altar, sin que se apague. Vayikra 6:12-13

 

 

En la restauración necesitamos el sacerdocio así como el reinado; sólo entonces, algo podrá ser restaurado. Ezrah 3 nos dice que lo primero que fue restaurado fue el altar. Para que la restauración de la casa pueda llevarse a cabo, se necesita la restauración del altar. Sin el altar, la casa jamás podrá ser restaurada. El altar es el lugar donde se ofrecen todas las cosas al Adón. Éste es la restauración de la verdadera consagración.

 

Según Ezrah 3, ellos no ofrecieron nada sobre el altar excepto el holocausto. La ofrenda de pecado se presentaba por el pecado, la ofrenda por las transgresiones, se presentaba por las transgresiones, la ofrenda de paz se presentaba para que nuestra paz fuera restaurada, la ofrenda de flor de harina se presentaba para nuestra satisfacción, pero el holocausto tenía como fin la satisfacción de Elohim... La casa no es edificada para que nosotros seamos perdonados, tengamos paz con Elohim y hallemos disfrute, sino única y exclusivamente para que Elohim sea satisfecho. Por lo tanto, no debemos ofrecer nada excepto el holocausto. En otras palabras, debemos poner todo lo que tenemos, todo lo que somos y todo lo que podemos hacer sobre el altar para la satisfacción de Elohim... Antes de que se ponga en práctica la vida de la congregación de los kadoshim, primero es imprescindible que lo pongamos todo sobre el altar. Todos debemos ofrecer nuestros títulos universitarios, nuestros trabajos, nuestras familias, nuestras virtudes y nuestros defectos, todo cuanto tenemos y todo lo que somos, sobre el altar, para la satisfacción de Elohim. De otro modo, será imposible que la casa de Elohim sea restaurada.

 

A algunos hermanos les gusta asumir la responsabilidad en la vida de la congregación de los kadoshim, pero ellos mismos aún siguen en el mundo. Todavía no han puesto sobre el altar todo lo que tienen ni todo lo que son. Para todos nosotros este es un camino gradual, pero que debe ser recorrido sin demora. Muchos tienen la impresión de que si colocan algo sobre el altar, será consumido por el fuego, "les será quitado". Pero colocar algo sobre el altar es OFRECERLO, colocarlo en Sus manos para que esas cosas ocupen el correcto lugar en nuestras vidas: nunca por encima de nuestro Elohim. Nuestra consagración debe ser una en la cual lo ofrezcamos todo sobre el altar para la edificación de las congregaciones de kadoshim locales.

 

Muchas congregaciones tienen una carga genuina de añadir a la Novia a las personas que buscan al Adón. Les digo con franqueza que si ustedes ofrecen sobre el altar todo lo que tienen, todo lo que son y todo lo que pueden hacer, el Adón atraerá a aquellos que más le buscan. El problema es que después de haber regresado de Bavel a Yahrushalayim, seguimos conservando muchas cosas para nuestro propio beneficio. No lo hemos ofrecido todo sobre el altar para el beneficio y la satisfacción del Adón. Ésta es la razón por la que necesitamos consagrarnos.

 

En Ezrah 3 ellos ofrecieron holocaustos cada día, por la mañana y por la tarde. Aún más, ellos ofrecieron holocaustos continuamente. Todo el tiempo había algo consumiéndose sobre el altar. Sólo este tipo de consagración puede lograr la edificación de las congregaciones de los kadoshim.

 

Si realmente hemos tomado en serio los asuntos del Adón, debemos ofrecerlo todo sobre el altar. De otra manera, sería mejor regresar a Bavel. No debemos regresar a Yahrushalayim y seguir llevando la misma vida que llevábamos en Bavel. La vida que llevamos en Yahrushalayim debe ser consagrada absolutamente para los intereses del Adón. La vida que llevamos en la restauración debe estar dedicada absolutamente a recobrar la edificación de la Novia. Debemos reedificar sobre ruinas de Yahrushalayim.

 

Lo primero que debe ser restaurado en la vida de la congregación es el altar. Todos debemos recobrar el altar orando así: "Yahweh Elohim, en este día ponemos sobre el altar todo lo que tenemos, todo lo que somos y todo lo que podemos hacer. Hacemos esto por Tu casa, por Tu templo, por la edificación de la Novia de tu Hijo, Mashíaj".

 

Esto es lo que necesitamos. Necesitamos la unidad, el sacerdocio, el reinado y el altar. De este modo echaremos los cimientos del templo para que pueda ser restaurada la edificación de las congregaciones de los kadoshim.

 

Es necesario que veamos la visión de Yahweh, y si la vemos, debemos entregarnos absolutamente a ella y aun estar dispuestos a morir por ella. Recibimos la bendición solamente cuando nos hemos entregado a Su Plan de forma absoluta. No basta con consagrarnos a él, debemos consagrarnos A SU OBRA, porque esa es Su Voluntad, y llevarla a cabo es lo que hará que lo ministremos y le demos satisfacción. En estos últimos días Mashíaj está preparando Su Novia al restaurar a los kadoshim que fueron llevados a los cuatro vientos. Él anhela intensamente ver que muchos de los que le buscan se entreguen de modo absoluto a seguir este camino. Dondequiera que el Adón pueda encontrar en esta tierra, aunque sea a algunos pocos que se entreguen por completo a la edificación de la Novia y al levantamiento de congregaciones de kadoshim, Él derramará Su bendición sobre ellos. Por Su misericordia debemos tomar la firme decisión de siempre seguir este camino. Éste es un asunto fundamental que debe resolverse. En lugar de preguntar: "¿Qué puedo hacer?", deberían preguntarse: "¿Me he entregado incondicionalmente? ¿Estoy listo a pagar el precio?".

 

La primera venida de Mashiaj tuvo mucho que ver con el regreso del pueblo de Yahweh de Bavel a Yahrushalayim. Mashíaj vino un poco más de cuatrocientos años después del regreso de este cautiverio. Mashiaj nació de Miriam, quien era descendiente de uno de los que regresaron a Yahrushalayim. Si ninguno de entre el pueblo de Elohim hubiera regresado de Bavel a Yahrushalayim, no habría habido nadie por medio del cual Mashiaj hubiera podido venir. Sin embargo, de acuerdo con el Nuevo Testamento, había un grupo de personas santas, entre los cuales estaban María, ZejarYah e Isabel (los padres de Yahanan el Inmersor), Shimón y Ana, cada uno de los cuales eran descendientes de los que habían regresado del cautiverio. Todos ellos fueron muy útiles en relación con la primera venida de Mashiaj.

 

El principio es el mismo hoy con respecto a la segunda venida de Mashiaj. Si la vida de la congregación de los kadoshim no es restaurada, es decir, si nadie entre el pueblo de Elohim sale de la Gran Bavel para entrar a la Novia, será imposible que Mashiaj venga por segunda vez. Ésta es la razón por la que el Adón, en los últimos días, está trabajando en su obra de restauración.

 

 

Todos éstos perseveraban unánimes en oración junto con las mujeres y con Miriam la madre de Yahshúa y con los hermanos de él. MaAseh 1:14

 

...yo te aconsejo que de mí compres oro refinado por el fuego para que te hagas rico, y vestiduras blancas para que te vistas y no se descubra la vergüenza de tu desnudez, y colirio para ungir tus ojos para que veas. Hitgalut 3:18

 

El primer capítulo del libro de MaAseh habla de un aposento alto que estaba en Yahrushalayim. Allí se reunió un grupo de ciento veinte personas, quienes oraron unánimes durante diez días. No sólo oraron, sino que se consagraron al Adón, ofreciendo sus vidas a Él de una manera muy práctica.

 

Tres años y medio antes, Yahshua se había acercado a Kefá a orillas del mar, y Kefá le había entregado su vida. En ese entonces, Kefá dejó su oficio y comenzó a seguirlo (MattiYah 4:18-20). Podemos decir que desde ese momento Kefá se consagró al Adón. Sin embargo, la experiencia que tuvo en el aposento alto fue algo adicional. Allí Kefá tuvo una nueva consagración, más específica y particular. A orillas del mar Kefá había dejado su trabajo, prueba de eso fue cuando abandonó sus redes de pesca, pero en el aposento alto, él renunció a mucho más. A orillas del mar él pagó el precio, pero en el aposento alto, él subió el monte.

 

Para estar en el aposento alto, todos ellos tuvieron que renunciar al judaísmo, a su patria, a sus vecinos y amigos, a sus parientes y, finalmente, estuvieron dispuestos a arriesgar sus propias vidas. Estaban embriagados con esa visión. Se habían "casado" con ella, y todo su ser había sido cautivado, al grado de estar fuera de sí mismos por tal visión. Ésta es la clase de consagración que necesitamos hoy.

 

Lo vivido en el aposento alto, lo cual se narra en el primer capítulo de Hechos, fue algo decisivo. Aquello cambió la era. El giro que ocurrió en esos días, afectó los cielos y la tierra. ¿Cuál fue el resultado de la consagración en el aposento alto? El resultado de aquella consagración fue que se produjo la congregación de los kadoshim. La congregación de los kadoshim surgió por la consagración o la entrega de aquellas ciento veinte personas que se encontraban en el aposento alto. Ésta no es una consagración ordinaria, sino una consagración especial, específica y extraordinaria, la cual es crucial y debe determinar el rumbo de nuestras vidas.

 

Cuando Yahshua estuvo en la tierra, grandes multitudes le siguieron. Muchos fueron salvos y también sanados, e innumerables personas recibieron el favor de Elohim. Sin embargo, al final sólo se mencionan ciento veinte personas en el aposento alto. Las multitudes no le aportaron a Mashíaj nada que contribuyera a Su mover. El mover del Adón se llevó a cabo con los que estaban en el aposento alto, cuyos ojos fueron abiertos y cuyos corazones fueron conmovidos. Sólo éstos subieron al aposento alto para arder hasta consumirse, y sólo ellos trastornaron completamente el mundo y sacudieron sus cimientos. El principio es el mismo hoy. Son pocos los que deben trastornar el mundo y cambiar la era.

 

Seguir el camino de la restauración no es nada fácil, porque exige de nosotros una consagración muy costosa. Si optamos por esta senda tendremos que pagar el precio de renunciar a la religión de nuestros padres, de renunciar a nuestra patria así como a las relaciones con nuestros vecinos y parientes, y aun tendremos que estar dispuestos a pagar el precio de nuestra propia vida, si fuera necesario. ¿Estamos dispuestos a efectuar semejante consagración? ¿Estamos listos para entrar al aposento alto, donde se ve claramente la visión celestial?

 

No estamos en un movimiento, estamos en la restauración. No estamos en una denominación, estamos en la Novia.

 




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Publicado por: Anunciadora de Sión


SOY CREYENTE EN YAHSHUA, MIEMBRO DE LA NOVIA, ÓRGANO DEL CUERPO, CO-EDIFICADORA DEL REINO

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Lo que proviene del Ruaj pertenece al Cuerpo, porque el Ruaj no tiene Copyright.
Y si el hombre reivindica "derechos de autor", su mensaje proviene de la carne y no sirve.
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