22 de julio de 2020

AHD051 - El Quinto Mandamiento - ''Honra A Tu Padre Y A Tu Madre'' 08




02 - Nuestros Padres 03

La Crianza De Los Hijos

Las instrucciones para los padres son muy claras:

"Amarás al Eterno tu Elohim de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes" Devarim 6:5-7


La implicación es clara: Sólo cuando nosotros como padres creemos de corazón en los principios correctos podemos inculcarlos en nuestros hijos. Ese padre no estaba enseñando una lección a su hijo, ESTABA VIVIÉNDOLA DÍA A DÍA DELANTE SUYO, A CADA MOMENTO Y EN CADA COSA QUE HACÍA. Esa es la forma de educar a nuestros hijos, nosotros somos el modelo, y nuestro modelo es Mashíaj, quien siempre hizo lo que agradaba a Su Padre. Así también debemos vivir nosotros, y así transmitiremos esto a nuestros hijos. La educación no es tanto hablar como actuar, vivir lo que se pretende transmitir. Si nuestro hablar no es respaldado por nuestro vivir, no impactará a nadie.

A lo largo de las Escrituras, particularmente en el libro de  Mishlei, encontramos enseñanzas y principios acerca de cómo debemos tratarnos y honrarnos los unos a los otros. Debemos hablar acerca de estas cosas constantemente con nuestra familia y aplicarlas a las situaciones de la vida con que diariamente se enfrentan nuestros hijos. Estas conversaciones deben ser de mutua participación; debemos permitir que ellos se sientan libres de hacer preguntas que nosotros como padres debemos ayudarles a resolver tan completa y correctamente como sea posible, de acuerdo con los principios bíblicos (Devarim 6:20-21). Al conversar abiertamente con nuestros hijos, con dignidad y respeto mutuos, tendremos muchas oportunidades no sólo de enterarnos de cómo ellos piensan y reaccionan a diferentes situaciones, sino que también podremos enseñarles cómo deben tratar a otras personas y por qué sus actitudes y comportamiento deben reflejar preocupación por ellas. Los padres que ayudan a sus hijos en el estudio de la Palabra de Elohim para comprobar las bases de los principios de la vida familiar, les están enseñando cómo apoyarse en el juicio de Elohim en lugar de en sus propios deseos, caprichos o emociones.

Los niños, particularmente los adolescentes, buscan su propio lugar dentro de la sociedad. Ellos necesitan guía e instrucción firmes, además de amor y comprensión. Los padres no deben ridiculizarlos.

Y ustedes, padres, no provoquen a ira a sus hijos, sino críenlos en la disciplina y la instrucción del Maestro. Efesiyim 6:4

Con firmeza, junto con mucho amor y suavidad, los padres deben insistir en que sus hijos obedezcan las normas de cortesía y respeto. Esta amorosa combinación es el eslabón que se ha perdido en la crianza de los hijos. A los gritos no se inculca el amor y a los golpes no se aprende respeto.

Los niños necesitan que se les anime constantemente y que se reconozcan sus éxitos y sus logros. Sobre todo, necesitan de mucho amor y elogios para ayudarlos a desarrollar una fuerte identidad personal que refleje una perspectiva positiva y confiada hacia la vida.

Debemos tener en cuenta que no todos los niños reaccionan de la misma manera a las diferentes formas de elogio. Algunos pueden desarrollar mejor una perspectiva positiva cuando se les elogia directamente a ellos —reconociendo sus habilidades y las cosas que pueden hacer— en vez de fijarse tan sólo en los logros. Cuando hacemos hincapié sólo en los logros, como las buenas notas en la escuela, podemos ocasionar una actitud negativa e insegura porque algunos niños pueden pensar que son aceptados sólo si hacen las cosas en forma sobresaliente: que son amados sólo cuando su desempeño es perfecto. Esta clase de elogios, por bien intencionados que sean, pueden tener un efecto contrario al deseado. Es necesario que los felicitemos no por la nota que se sacó sino porque consiguió aprender algo nuevo, porque es inteligente y dedicado, etc. En otras palabras, por su desempeño en hacer las cosas bien.

Como padres, debemos compartir los triunfos de nuestros hijos y regocijarnos junto con ellos en sus éxitos y avances, es importante para fortalecer el valor propio y la seguridad de que pueden hacer las cosas bien, como agrada a los padres y a Yahweh. Pero debemos tener cuidado de dirigir nuestro reconocimiento específicamente hacia ellos como individuos, haciéndoles saber cuando estamos contentos con ellos, no con las metas.

Esto refuerza su confianza de que pueden complacernos tanto a nosotros como a Elohim. Así, se sienten apreciados y aceptados, y eso les da confianza en su futuro y seguridad en su propia identidad personal. Entonces estarán más dispuestos a tener confianza en nosotros sus padres y a devolvernos el honor que cumple con el quinto mandamiento.

Ese es el comienzo de la relación sana y positiva que ellos podrán tener con los demás, y especialmente con Elohim.


La Educación De Los Hijos

Los padres no pueden ser separados de los hijos, ni viceversa. La existencia de unos determina la existencia de los otros; no puede existir un padre sin un hijo, ni un hijo sin padres. Y así como hablamos acerca de la importancia de los hijos de honrar a sus padres, debemos también hablar acerca de la importancia de SER PADRES QUE CRIEMOS HIJOS QUE HONREN A SUS PADRES, para que esto se perpetúe a través de las generaciones. En buena medida, la forma en que nuestros padres nos educaron determinará la forma en que educaremos a nuestros hijos, y por esta causa se ha producido la gran degradación social en la que hoy estamos sumergidos. Sin embargo, también tenemos promesa que podemos revertir hasta esta situación, si nos volvemos a Él en arrepentimiento, intercediendo en oración por nuestros hijos y nuestros hermanos, por los miembros del Cuerpo en todas partes, para que podamos comenzar a ser el cambio que queremos que el mundo vea.

Ahora bien, ¿qué dicen algunas personas en cuanto a la influencia de los padres sobres sus hijos, en cuanto a su educación se refiere?

Hay muchas opiniones y varias actitudes que una persona puede tomar en cuanto al efecto de la enseñanza creyente. Algunos asumen que todo es asunto de suerte y que a los padres sólo les toca esperar para ver qué es lo que pasará con su hijo cuando crezca; no deben preocuparse mientras el niño está pequeño. Esta actitud no está de acuerdo con la Palabra de Elohim. Mishlei 22:6 nos dice: "Instruye al niño en su camino, y aún cuando fuere viejo no se apartará de él".

Es lamentable que haya muchos padres hoy día que tienen esta actitud de indiferencia. Los niños pequeños hacen lo que quieren, crecen sin ninguna orientación porque los padres están esperando que éstos crezcan para principiar a enseñarles y corregirles; pero cuando los hijos ya han crecido se dan cuenta que es muy tarde para comenzar esta tarea, porque el niño no quiere aceptar la disciplina que se le quiere imponer.

Otros dicen que cada niño trae un destino y que cualquier cosa que el niño debe llegar a ser, esto será cuando sea grande (determinismo). Esta actitud desecha el mandamiento de Elohim de instruir al niño en Su camino. Si el instruir no tuviera influencia en la vida del niño, Él nunca lo habría ordenado.

Otras personas pueden suponer que la salvación y el carácter del creyente son necesariamente el resultado del entrenamiento que se ha recibido. Sin embargo, el buen entrenamiento formará inevitablemente un buen carácter, pero no necesariamente un carácter creyente. Esta actitud desecha la gran verdad de la naturaleza pecaminosa del niño. También ignora que cada individuo posee su propia voluntad, y deja de lado el hecho de que en algún momento de su vida, el niño deberá aceptar a Mashíaj por su propia voluntad (si fue bien entrenado, ciertamente tomará esa decisión). Aún así, es libre. Él puede aceptar o rechazar a Mashiaj como Salvador personal.

El buen entrenamiento es necesario, pero el niño poseerá un carácter creyente cuando haya aceptado a Mashiaj como su Salvador personal y viva en una relación íntima con Él. Antes de aceptar a Mashíaj y recibir Su Ruaj, NO TENEMOS UN CARÁCTER CREYENTE. Podemos tener inclinación, pero sin el Ruaj, nada somos. Es por eso que los padres necesitan evangelizar a sus hijos y deben orar porque éstos puedan, desde muy temprana edad, comprender su necesidad espiritual y entregar su corazón al Adón.

La otra actitud posible es la de criar al niño en la disciplina y amonestación del Adón (Efesiyim 6:4), sabiendo que éstas tienen una influencia poderosa y efectiva en la vida del niño. Las personas con esta actitud también reconocen que hay otras influencias que pueden afectar al niño y que a veces ni los padres creyentes, ni los maestros pueden evitarlas. Pero admiten que sí hay influencias malas que pueden evitarse. Por ejemplo: Si un niño está aprendiendo malas costumbres de algunos compañeros, los padres son responsables por permitir que su hijo tenga malas juntas o las evite, y hasta de que imite ese comportamiento.

Esta última actitud es la correcta. Reconoce el efecto de las influencias malas sobre la vida del niño y el papel que juega su propia voluntad, pero tiene fe profunda en el poder de las enseñanzas de Yahweh para contrarrestar las otras influencias malignas. Esta actitud se basa simple e incondicionalmente en las promesas de la Palabra de Elohim y se lleva a cabo con la seguridad de que es posible criar a un niño que glorifique a Elohim y no al enemigo y al mundo.

Es muy fácil para algunos padres excusarse diciendo que ellos hicieron su parte, pero que alguien o algo intervino e hizo fracasar sus esfuerzos. Los padres y los maestros tenemos que estar dispuestos a tomar toda nuestra responsabilidad en la tarea de educar o entrenar al niño. Las buenas intenciones no son suficientes.

Algunos padres creyentes han procurado criar a sus hijos en el camino recto, y sin embargo, han fracasado. ¿Por qué? Puede ser debido a una multitud de motivos, pero normalmente se debe o bien a que han predicado lo que no practicaban, o a que los dos padres no estaban de acuerdo en el camino; finalmente, el hijo optó por el ejemplo del padre que le pareció "vencedor" (normalmente la carne ve las actitudes mansas de los creyentes como "perdedoras", y las desprecia).

Las Escrituras nos dan el método de impartir la educación creyente a los hijos: "Criarlos en disciplina y amonestación del Adón". Si lo hacemos así, por la fe descansemos en las promesas de Elohim. Se nos ha dado la seguridad de un buen éxito en este trabajo. Si instruimos al niño en el camino que debe andar, Elohim nos ha prometido que cuando llegue a viejo no se apartará de él (Mishlei 22:6).

Ser padre es una gran responsabilidad, pero ser padre creyente es una responsabilidad mayor, porque no sólo debe velar por las necesidades físicas de su hijo sino que debe darle importancia especial a sus necesidades espirituales.


El Hogar Del Creyente Es Una Escuela

Cuando leemos la Palabra de Elohim nos damos cuenta en seguida del inmenso valor que Elohim mismo ha puesto sobre el hogar en lo que se refiere a las responsabilidades y posibilidades para la formación de criaturas de fe firme y vida piadosa (Devarim 6:5-7; Mizmor 78:4-7).

Al estudiar al pueblo yisraelita no podemos dejar de admirar la importancia que ellos le dan en sus vidas a la educación religiosa, contribuyendo ésta a la prosperidad y permanencia de este pueblo. Flavio Josefo, el historiador, dijo de su pueblo: "Nuestro cuidado principal es el de educar a nuestros hijos, y lo consideraremos el negocio más importante de nuestra vida doméstica". La educación yisraelita se dirigía conforme a lo que ahora llamamos "plan intensivo". El hogar, la escuela y la asamblea se reforzaban uno a otro. Estos tres cooperando juntos intensificaban y perfeccionaban el entrenamiento religioso. En realidad, decir "religioso" es para una comprensión por los términos, porque de lo que hablamos es de que no había diferencia entre la vida secular y la religiosa, no como la conocemos hoy, que se manejan en ámbitos tan separados que pueden nunca tocarse entre sí. La vida en el Reino estaba completamente centralizada en Yahweh, giraba toda a Su alrededor (y cuando se salían del centro, les iba mal). Hoy existen el hogar, la escuela y la congregación, pero no hay cooperación entre ellos para desarrollar el programa de la vida del Reino.

La educación yisraelita comenzaba con la madre. Sus deberes religiosos en relación con el hogar modelaban el carácter de sus hijos. Mucho antes de que el niño pudiera asistir a la sinagoga, las oraciones particulares y en familia y las ceremonias domésticas, fueran los shabats o de las fiestas religiosas, se grababan indeleblemente en su mente. Sentado en el regazo de su madre, el niñito aprendía las historias de patriarcas, profetas, estadistas, guerreros, poetas, príncipes y patriotas. Las mujeres de todos los países bien pueden aprender de las madres de Yisrael en cuanto a la enseñanza de sus hijos.

Durante los años más formativos de la vida, del nacimiento a los seis años, la madre es la compañera constante del niño, y casi su única maestra. De ella adquiere las enseñanzas para la formación de su yo espiritual y moral. La presencia misma y el ejemplo de una madre ejerce constantemente una influencia elevadora y estimulante. La delincuencia juvenil sigue a la ignorancia o la negligencia de una madre durante los días de la niñez en los cuales se forman los hábitos y las costumbres. Debido al carácter permanente de las primeras impresiones, la contribución de una madre se multiplica con interés compuesto. La influencia de una madre es de gran alcance no sólo sobre el individuo, sino sobre la nación. Verdaderamente, "La mano que mece la cuna rige al mundo"; y una buena madre es de más importancia que el conquistador de un reino.

El padre comparte con la madre una responsabilidad igual por el ambiente del hogar. Él representa de manera especial el punto de vista masculino. Por su contacto con el exterior, él es más capaz de dar a conocer a los niños el contenido de la sociedad, mientras que la madre explica mejor las relaciones personales. En una familia bien ordenada, el padre es como una corte de apelaciones. A él se le concede cierta autoridad y cierta calidad heroica que la madre le atribuye en la presencia de los niños. Mientras que la influencia de la madre es más marcada durante la niñez, la del padre es más grande en el período de la adolescencia. Cualquier padre que tenga una idea correcta de la función de la familia y una apreciación adecuada de las posibilidades que encierra su hijo, hará del hogar el centro de su programa y subordinará a él todos los otros intereses. Hasta que haya un reconocimiento general de que el hogar es la universidad más importante del mundo, y los padres sus más grandes maestros, no será posible estimar en su valor justo el medio ambiente que amolde los años de la niñez.

Los padres son maestros, conscientes o inconscientemente, están siempre enseñando a sus hijos por medio de las palabras y los hechos en su vida personal. No hay otra influencia que sea tan poderosa y permanente como la de los padres. Las ideas y actitudes de los niños son casi enteramente adquiridas en el medio ambiente del hogar. Los padres forman ese medio ambiente del hogar, y éste contribuye en gran parte a moldear el carácter del niño.

La instrucción religiosa en el hogar es de gran importancia. Los padres creyentes necesitan darse cuenta que es ésta una de sus responsabilidades más importantes, y estudiaremos un poco más a fondo esto en los siguientes estudios.













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Publicado por: Anunciadora de Sión


SOY CREYENTE EN YAHSHUA, MIEMBRO DE LA NOVIA, ÓRGANO DEL CUERPO, CO-EDIFICADORA DEL REINO

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Lo que proviene del Ruaj pertenece al Cuerpo, porque el Ruaj no tiene Copyright.
Y si el hombre reivindica "derechos de autor", su mensaje proviene de la carne y no sirve.
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