29 de julio de 2020

AHD058 - El Quinto Mandamiento - ''Honra A Tu Padre Y A Tu Madre'' 15




04 - Nuestros Hijos 02 - La Disciplina 02

Disciplina Indirecta

¿Qué es importante, lo que se les dice a los hijos o lo que en realidad son los padres? El ejemplo de los padres, lo que los hijos ven en ellos diariamente, es lo que vale mucho más que las palabras. Hay un refrán que dice: "Lo que haces habla tan fuerte que no oigo lo que dices".


Muy pocos son los padres que están conscientes de que su actitud y conducta impresionan la mente de sus hijos de una manera poderosa y perdurable. La disciplina se necesita demostrar con hechos, porque no sólo consiste en repetir proverbios. Dar instrucciones puede ocupar sólo unos minutos al día, pero disciplinar por medio del ejemplo es un proceso continuo. Es muy importante enseñar la Palabra de Elohim a nuestros hijos, pero es más importante aún demostrar la Palabra de Elohim en nuestra vida diaria.

La disciplina indirecta enfatiza la influencia silenciosa del ejemplo de los padres en la vida de sus hijos. Un modelo bíblico de una influencia positiva por medio del ejemplo lo encontramos en Ana y su hijo Samuel. Ana era una mujer de oración (I Samuel 2:1-10); tenía gran fe en Elohim (I Samuel 1:18); era una mujer de gran dedicación (I Samuel 1:11); era honesta (I Samuel 1:27,28). Todas estas cualidades en el carácter de Ana, fe, oración, amor, dedicación y honestidad, fueron la influencia callada que ejercía su vida sobre su hijo. Su ejemplo jugó un papel muy importante en el desarrollo del carácter espiritual de Samuel. Si estudiamos detenidamente la vida de él descubriremos las mismas cualidades que observamos en Ana.

Los niños son lo que son sus padres. De ellos aprenden por medio de su vida religiosa y espiritual durante las veinticuatro horas del día y los siete días de la semana. Es cierto que muchos niños de hogares inconversos que se convierten, incluso hay hijos que se vuelven más fuertes espiritualmente que sus padres, pero lo corriente es que los niños de hogares creyentes aprenden todas las doctrinas fundamentales de la Palabra de Elohim por medio de la vida y el ejemplo de sus padres.

La fe que descansa en Mashiaj en vez de apoyarse en buenas obras, no puede pasar inadvertida por los hijos. Las palabras de gratitud y alabanza al Adón y las veces que se piden perdón son escuchadas por los niños. El ejemplo del padre y la madre dependiendo de Elohim es demostrado por medio de la oración y el estudio de las Escrituras. Los himnos y pasukim que oyen de labios de sus padres y todo lo que escuchan y observan en ellos, enseña mucho en forma silenciosa en cuanto a la salvación por medio de la fe en Mashiaj. Los niños saben que el Ruaj haKodesh mora en el corazón porque ven el fruto de amor, gozo, paz, tolerancia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza.

Al preguntarle a un joven qué traducción de las Escrituras prefería, contestó: "Yo prefiero la de mi madre". Ella ha traducido las Escrituras al lenguaje de la vida diaria. Nunca he encontrado porciones oscuras en su versión. Cuando leo otras versiones, es la de mi madre la que siempre esclarece mi problema".

Los padres deben demostrar a sus hijos que los aman y es bueno que no sólo lo demuestren con hechos, sino que de vez en cuando se los digan con palabras. Muchos niños se dan cuenta que se suplen sus necesidades físicas o materiales, pero no se hace con amor.

El hogar debe ser un lugar de gozo, donde reine siempre la alegría en el ambiente. Debe ser un lugar donde no existe el aburrimiento, el desorden, el bullicio, la suciedad siendo por el contrario donde todos, inclusive los niños, estén felices cumpliendo cada uno con sus ocupaciones. Los niños deben estar felices para ser buenos, y el hogar debe ser el lugar más feliz del mundo.

Si en el hogar los padres juegan con sus hijos, toman en cuenta sus deseos e intereses, hacen planes juntos, van a la congregación como familia, tienen un tiempo devocional y de adoración en el cual los niños toman parte activa, allí habrá bendición y felicidad. Allí los niños aprenderán a orar y leer la Palabra de Elohim. Si padres e hijos trabajan juntos en el hogar, si no muestran preferencias por ciertos hijos, en ese hogar los niños estarán aprendiendo muchos hábitos buenos y su ambiente será de paz y felicidad.

Recuerden que la paciencia, bondad, mansedumbre, templanza y fe serán igualmente aprendidos. Las influencias silenciosas que nutrirán y desarrollarán el carácter del niño en el Adón son el fruto del Ruaj haKodesh en la vida diaria de los padres creyentes. Cuán atractivo será Mashiaj para aquellos hijos, porque es Él quien ha dado ese ruaj de amor, gozo y paz a su hogar.


El Fruto De Una Buena Disciplina

Mishlei 29:15,17 nos dice:

"La vara y la corrección dan sabiduría; pero el muchacho consentido avergonzará a su madre. Corrige a tu hijo, y te dará descanso, y dará alegría a tu alma".

Para muchos padres disciplinar a los hijos significa, según ellos, forzar la arbitraria autoridad paternal. Creen que el hijo disciplinado es aquel que salta cuando oye el ruido del látigo; que no debe bajo ninguna circunstancia expresar una opinión o hacer una decisión; el que obedece sin hacer preguntas, aún de las órdenes más descabelladas. Pero esta no es una forma de criar a los hijos en la disciplina del Adón, ni podemos llamarle "disciplina creyente". Esto sería criar a los hijos en un ambiente de violencia.

El extremo opuesto es el de criar a los hijos sin ningún control paternal y por lo mismo sin ninguna disciplina. El niño hace lo que se le antoja y luego domina la vida de los adultos que le rodean. Entre estos dos extremos está el camino que se debe seguir.

Muchos problemas de disciplina surgen por causa de la ignorancia, es decir, se desconoce su verdadero propósito. La disciplina que se practica con sabiduría utilizará la voluntad del niño, enseñándole a que él obedezca porque desea hacerlo, o sea, que el niño anhela obedecer por su propia voluntad. La verdadera obediencia viene de adentro.

Las madres y padres que han renunciado a su deber de disciplinar a sus hijos también han perdido privilegios y alegrías. La disciplina tiene dos funciones principales: la de formar hábitos en el niño que le serán útiles y la de modificar o cambiar todos aquellos que son inservibles o malos. Si un niño posee un mal hábito no nació con él, lo adquirió por medio de la imitación o el aprendizaje. Todo hábito malo debe ser corregido.

Es más fácil e importante prevenir que corregir malos hábitos ya formados. Es por eso que todo padre verdaderamente creyente se preocupará para que el niño desde su temprana edad adquiera hábitos creyentes. Todo lo que se hace repetidamente es lo que se transforma en hábito.

Cuando los padres imponen una disciplina a base de temor, los hijos obedecen porque es su deber, pero no lo hacen porque lo desean y quieran agradar a sus padres. Tienen miedo de quebrantar la autoridad paterna. ¿Será ésta la disciplina del Adón? Como creyentes, ¿Estamos obedeciéndole por temor o porque le amamos y deseamos honrarle?

Cuando los padres hacen que sus hijos les obedezcan ciegamente y por temor, llegará un día cuando su hijo o hija se rebele. La expresión: "Hazlo porque yo te ordeno" no es una razón para que el niño obedezca. Con frecuencia y honestidad los padres deben analizar lo que han dicho. ¿Les gustaría que alguien a quien ustedes necesitan obedecer tomara esta misma actitud? El problema de disciplina abarca no sólo a los hijos, sino también a los padres. Deben estar seguros que están demandando obediencia no sólo por su propio beneficio, sino por el bien de sus hijos. El padre que no practica la disciplina en su propia vida, no podrá imponerla en sus hijos. Si el padre y la madre ganan el respeto y amor de ellos, éstos les obedecerán con alegría. Todo padre que es firme en sus decisiones y cumple lo que promete ganará el respeto y admiración de sus hijos.

El mejor método de disciplinar es el de crear condiciones que evitarán que las faltas se cometan. Vale la pena y paga grandes dividendos hacer que la obediencia sea algo que traiga gozo y satisfacción a todos los miembros del hogar.


Otra cosa que es importante que los padres sepan es que el juego es algo muy real e importante en la vida del niño. Él lo considera tan serio como el trabajo para el adulto. Muchas veces la desobediencia del niño es provocada porque el padre interrumpe al niño en su juego de una manera sorpresiva y demanda obediencia inmediata. El niño necesita tiempo para hacer los arreglos necesarios en su juego antes de obedecer. Por ejemplo, un niño piensa no venir inmediatamente a comer o acostarse porque está jugando. La niña vendrá con gusto si le advertimos que es tiempo de que acueste su muñeca porque también es hora de que ella vaya a comer o a dormir. En vez de hacer que Juanito interrumpa su juego bruscamente, le podemos decir que debe estar listo para venir a la mesa durante cinco minutos. También le podemos advertir que debe venir tan pronto como termine de descargar su camión.

El castigo puede usarse con niños de cualquier edad, pero si el padre usa el castigo para cualquier falta y constantemente, su método de disciplina no sirve. Lo mismo aplica a los maestros. Recordemos que con el ejemplo, siendo firmes en las decisiones y cumpliendo lo que prometemos, ganaremos la admiración, respeto y amor de nuestros  hijos.











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Publicado por: Anunciadora de Sión


SOY CREYENTE EN YAHSHUA, MIEMBRO DE LA NOVIA, ÓRGANO DEL CUERPO, CO-EDIFICADORA DEL REINO

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Lo que proviene del Ruaj pertenece al Cuerpo, porque el Ruaj no tiene Copyright.
Y si el hombre reivindica "derechos de autor", su mensaje proviene de la carne y no sirve.
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