30 de julio de 2020

AHD059 - El Quinto Mandamiento - ''Honra A Tu Padre Y A Tu Madre'' 16




04 - Nuestros Hijos 02 - La Disciplina 03

"Si es Importante Para Ti, es Importante Para Mí"

El amor puede ser definido así: "Si es importante para ti, es importante para mí". Tenemos que enseñar esto a nuestros hijos, pues las palabras no son suficientes.


Existen varios puntos que debemos tener en cuenta a la hora de aplicar la disciplina.

1. Prestar atención a nuestros hijos

Debemos siempre hacernos tiempo para ellos y escucharlos. No menospreciemos a nuestros hijos, porque es cierto que sus preocupaciones son muy inferiores a las nuestras, NO LO SON PARA EL NIÑO. Para él, sus problemas con sus amiguitos o con sus juguetes son tan reales e importantes como nuestros problemas de trabajo, deudas y otros. Si porque hemos tenido un día malo apartamos al niño, inclusive aunque no sea de mala manera, le transmitimos la idea de que él no es importante para nosotros. Estaremos sentando las bases para criar un joven y adulto inseguro de sí mismo, más preocupado en buscar que le presten atención que en ser lo que Yahweh desea que sea. No podrá jamás tener una buena relación con su Padre celestial mientras tenga un padre terrenal que no representa TODO (aún con nuestras limitaciones humanas) lo que nuestro Padre es: alguien confiable, amoroso, siempre dispuesto a escuchar.

De esta manera, el niño crecerá tratando de agradar de mil formas a sus padres para recibir atención de calidad, y puede que inclusive en un momento DESISTA Y SE TORNE REBELDE. Un comportamiento rebelde en un niño generalmente esconde un mal comportamiento de los padres, aún cuando, como en este caso, no estemos hablando de abuso físico ni verbal. Basta no prestar la debida atención a sus cosas EN EL NIVEL EN QUE SON IMPORTANTES PARA ELLOS, para generar la duda acerca de su propio valor. No les arruinemos la vida, no criemos hijos que no puedan mañana acercarse a su Padre que está en los cielos porque no consiguen creer que Él los ama tanto que va a escucharlos en todas sus cosas, inclusive las más insignificantes.

Esta es la base del amor sobre la cual TODA RELACIÓN HUMANA (no sólo la de padres e hijos, cualquiera puede ser aquí incluida) debe ser edificada. Si no colocamos el fundamento del amor del Padre, EL AMOR ÁGAPE, no el amor eros egoísta, y ni siquiera el amor phileo, fraternal, que dice "hoy me toca a mí", no edificaremos sobre la Roca.

Si expresamos que aquello que es importante para nuestros hijos no es necesariamente importante para nosotros, podemos estar seguros de que llegará el día en el cual ellos nos enviarán un mensaje por celular: "Lo que es importante para ti (papá, mamá), no es importante para nosotros".


Una vez que hayamos construido la "base de la disciplina" (las reglas de la casa), debemos conservarla y aplicarla sin excepciones, pero siempre sobre la misma base del amor. Estamos acostumbrados a confundir disciplina con castigo, pero se trata de dos cosas muy diferentes. Mientras la disciplina tiene como objetivo la edificación, el castigo tiene como objetivo la destrucción. A lo largo de la Biblia podemos encontrar cientos de ejemplos de ambas. Por ejemplo, Sodoma y Gomorra recibieron un castigo, no una disciplina.

De la misma forma, debemos comprender que nosotros, como padres, NO TENEMOS EL DERECHO DE CASTIGAR A NUESTROS HIJOS. Lo máximo que podemos hacer es disciplinarlos, porque siempre, y hasta último momento, buscaremos su edificación, no su destrucción.

2. Mantener La Objetividad

Comprendiendo que no castigamos sino disciplinamos a nuestros hijos, JAMÁS APLIQUEMOS EL CASTIGO EN EL MOMENTO DE LA RABIA. Si nuestro hijo hizo algo que nos enoja, ordenémosle ir a su cuarto como un confinamiento previo al juicio, y dejemos el asunto para más tarde, inclusive el día siguiente, después de habernos calmado y orado. Siempre debemos priorizar la educación de nuestros hijos sobre nuestro propio beneficio. De esta manera el niño APRENDERÁ RAZONANDO acerca del mal comportamiento, y no a través del MIEDO A PROVOCAR CIERTAS REACCIONES.

"Es bueno que tengan miedo", aseguran muchos padres. NO, NO LO ES. Nuestro Padre celestial no requiere temor de miedo, sino temor de respeto. No quiere que nos portemos bien por miedo a las represalias, sino por amor a Él y a Su Ley.

Esto requiere una dosis saludable de objetividad emocional. Nuestros hijos (los propios y los adoptados por igual) no son nuestros, son un depósito de confianza hecho por Elohim. Criarlos y educarlos apropiadamente es la manera de demostrarle a Yahweh que fueron puestos en buenas manos. Eso también pesará en nuestra balanza.

Cuando el niño se comporta mal es porque tiene un problema de disciplina, y nosotros estamos ahí para ayudarlo. Dada la situación actual, probablemente tengamos que detenernos a analizar bien CÓMO QUERRÍAMOS QUE NOS HUBIERAN TRATADO A LA EDAD DE NUESTRO HIJO, SI HUBIÉRAMOS COMETIDO LA MISMA TRANSGRESIÓN, pero agregando, obviamente, la necesidad de que el niño debe ser disciplinado para que pueda aprender justicia.

Si vemos su problema como un problema de nosotros en el sentido de que "algo no está funcionando como debería", "no he sido buen padre", "no he sido lo suficientemente firme", etc., entonces veremos todo subjetivamente, con miedo y confusión, y perderemos la habilidad de ayudar a nuestro hijo a mejorar su comportamiento (y también perderemos credibilidad con él).

3. Seamos Específicos

Cuando guiemos a nuestro hijo debemos ser muy claros. Decirle a un niño: "Cruza la calle con cuidado" no es suficiente, porque "con cuidado" puede ser interpretado de muchas maneras. Tenemos que ser específicos: "Mira a ambos lados, y sólo si ves que no hay coches, entonces cruza la calle".

Generalmente es una buena idea el hacer repetir a nuestro hijo lo que hemos dicho. Puede ser que no hayamos sido tan claros como pensamos. De esta manera, también evitaremos que nuestro hijo nos diga después de haberse equivocado, que "no entendió". Todas las reglas deben ser claras y deben haber sido comprendidas a fondo, para que el niño sepa que no puede escapar de la disciplina que ha sido determinada para cada caso.

4. Demos El Ejemplo

En la antigüedad solía ocurrir que los hijos veían modelos de disciplina en sus casas. Cuando varias generaciones vivían juntas, los hijos veían a sus padres escuchar a sus abuelos. Hoy en día, tenemos que hacer un esfuerzo considerable para dar el ejemplo.

Cuando nuestros padres vengan a nuestra casa, asegurémonos de que nuestros hijos vean cómo los honramos y los respetamos. Si nuestros padres son difíciles, ¡es incluso mejor! Cuando maduren, nuestros hijos verán las dificultades de las relaciones y tendrán el increíble ejemplo nuestro, en el cual les enseñamos que respetábamos incluso a gente difícil, trayendo así la importancia de la disciplina a nuestro hogar y guardando el quinto mitzvah.

5. Seamos Justos

Asegurémonos de que nuestra disciplina sea proporcional al "crimen" y que sea impuesta de manera justa e imparcial. La función básica de un padre es preparar a sus hijos para la vida, y por lo tanto la disciplina debe ser una consecuencia natural del "crimen".

Además, esto ayuda a eliminar cualquier sentido de resentimiento por parte del niño, ya que el mal comportamiento fue la causa natural de la consecuencia. El niño aprende que si ha sido castigado, ha sido por su propia causa, no por causa de los padres.

6. Seamos Firmes

Testar los límites es una tendencia humana natural. Nuestros hijos automáticamente quieren saber hasta dónde pueden llegar. Una vez que decidimos algo debemos apegarnos a ello incondicionalmente.

Esto no significa que debemos ser tercos e intransigentes, pero debemos prepararnos para mantener nuestra postura. Si es necesario, que los padres se tomen todo el tiempo necesario para determinar la disciplina apropiada para los casos generales (la cual siempre debe ser aplicada SIN INDICIOS DE IRA). Necesitamos separar en nuestros hijos el concepto de que LA DISCIPLINA ES MALA, de que nuestros padres en verdad nos están castigando. Si aplicamos la disciplina preestablecida para cada caso SIN IRA NI ENOJO, el niño aprenderá, tarde o temprano, que la disciplina es para su bien. Él crecerá, todos lo hacen, pero cuando lo haga, apreciará la disciplina, y no habrá tenido que sufrir, ni será una persona cargada de miedos e inseguridades.

7. Seamos Consecuentes

Nunca prometamos. Pocas cosas pueden llegar a destruir nuestra credibilidad tan rápido como una promesa sin cumplir. Si no cumplimos con una promesa, hay una gran posibilidad de que nuestro hijo nunca se olvide de eso, incluso que sea una promesa muy pequeña... para nosotros. En lugar de prometer (si es algo viable), digamos que vamos a considerarlo y a ver si podemos hacerlo. Después de esto, NO NOS OLVIDEMOS DEL ASUNTO. Si es posible, aún con un poco de sacrificio de por medio, cumplamos. Con la experiencia, nuestro hijo entenderá que esto es tan bueno como una promesa, y que su sí debe ser simplemente sí, y su no, no.

Nuevamente, no menospreciemos sus pedidos como insignificantes. Lo que para nosotros puede parecer una nimiedad, para ellos es el centro de sus pequeñas vidas. Si nunca nos esforzamos por hacer ese "trataré de hacerlo", el niño concluirá que no tiene por qué hacer las cosas que les pedimos. Los niños pueden parecernos seres sin cerebro PERO PIENSAN MUCHO MÁS DE LO QUE LOS PADRES CREEN, y la incongruencia e hipocresía son cosas que perciben notablemente temprano.

8. Seamos Coherentes

MalajiYah 3:6 dice: "Yo soy Yahweh; no he cambiado". Los siervos de Elohim confían en esta verdad y eso les da seguridad. Los hijos también se sienten seguros cuando sus padres los disciplinan con coherencia, es decir, sin contradecirse. Si las normas cambian dependiendo del humor de los padres, los hijos se confunden y se frustran, PORQUE NO ES JUSTO.

Recordemos nuevamente que Yahshua dijo: "Que tu palabra sea Sí, Sí, y tu No, No". Estas palabras pueden aplicarse perfectamente a la crianza de los hijos (MattiYah 5:37). No prometamos cosas que no planeamos cumplir, sólo para "sacarnos al chico de encima". De la misma forma, si hemos establecido una determinada disciplina para un comportamiento, NO DEJEMOS DE APLICARLA. Muchos padres amenazan y después sienten pena de aplicar la disciplina a sus hijos, porque creen que es un castigo. Esos niños normalmente tendrán graves problemas de comportamiento en el futuro. Si hemos dicho una cosa, debemos cumplirla.

Por cierto, a la hora de establecer disciplinas para las reglas de la casa, debemos tener en cuenta tres cosas.

1.    En primer lugar, las disciplinas deben ser proporcionales a la edad de los niños.
2.    En segundo lugar, las disciplinas deben tener una gradualidad en aumento para los reincidentes. Los niños no se educan con una única disciplina, generalmente, de manera que necesitamos establecer y dejar bien claro para ellos que la siguiente vez que cometan la misma transgresión, la cosa será duplicada, o aumentada de alguna manera (no siempre podemos duplicar una disciplina, a veces debemos determinar otra cosa).
3.    Finalmente, tratemos de ser creativos con las disciplinas. Podemos establecer que contengan lo que el niño podría considerar como castigo, por ejemplo, mandarlo a su cuarto (suele ser útil para que se calme y asiente sus pensamientos, como nos sucede a los adultos), pero luego sacarlo de su "prisión" (el concepto carcelario del mundo es siempre ineficaz en cuanto a la edificación del penitente) y establecerle alguna tarea como disciplina. También debemos resaltar todas las veces que lo que hacemos es para su bien, para que él sea un niño comportado y que agrada a sus padres y a Yahweh y a Yahshua. Mencionarles desde pequeños que su comportamiento entristece a sus padres y también a Yahshua y a Yahweh suele ser muy eficaz y funcionará también a medida que crezcan con esa idea.

La comunicación entre los padres es indispensable para disciplinar con coherencia. A veces los hijos van a pedir al padre permiso para algo y él se los da, sólo para descubrir que ya le habían pedido a la madre y ella había dicho que no. Si esto sucede, el padre debe siempre apoyar la decisión de la madre, que había sido tomada con anterioridad, y reprender el comportamiento artero de los niños, sobre todo explicando que no pueden manipular a sus padres para obtener sus deseos.

Mi madre siempre decía que los padres jamás deben discutir sobre la disciplina de los hijos delante de ellos, aún cuando no estén de acuerdo. Si alguno de los padres aplica una disciplina injusta porque le faltan algunos datos del asunto, es deber del padre que sepa todo lo sucedido pedirle hablar aparte para poder explicarle toda la situación, a fin de que la decisión que tome no resulte injusta. Si los padres tienen opiniones diferentes sobre un asunto, lo mejor es que traten de llegar a un acuerdo, pero en privado.

Es indispensable que los padres se apoyen en cuanto a esto, y no que anden defendiendo a los niños, como muchos hacen, oponiéndose a lo que su cónyuge dice. Esto no sólo crea en los niños la sensación de que el matrimonio no es una organización confiable (probablemente repitiendo el comportamiento cuando ellos mismos sean padres), y de que uno de los padres es "el policía bueno" y el otro es "el policía malo". De esta manera, cuando cometan una transgresión, siempre correrán a esconderse detrás del progenitor que los esconde. Esto no los educa, sólo los mantiene en su carne.

9. Seamos Amigables

Si nuestros hijos perciben que están siendo reprendidos porque estamos enojados, y no porque ellos han hecho algo erróneo, pueden llegar a malinterpretar la razón por la cual están siendo reprendidos. Los padres deben dejar sus problemas del mundo en el patio de afuera cuando regresan a su hogar, y las madres deben aprender a "sacar su basura" también afuera. Los problemas de los adultos no pueden afectar nuestro relacionamiento con nuestros hijos. Si no conseguimos separar las cosas, nuestros hijos se convertirán en personas que descargan sus frustraciones sobre otros, empezando por sus hermanitos. Esto ciertamente deteriorará el ambiente familiar, y la situación sólo irá de mal en peor. El mundo debe ser dejado fuera de la casa, la cual sólo debe estar regida por Yahweh.

Debemos ser siempre amigables y mantener la calma. Si los niños han sido la causa de nuestra irritación, esperemos a tranquilizarnos, inclusive hasta el día siguiente si necesario, de manera a poder aplicar la disciplina de la manera adecuada, como Yahweh desea.

10. Disciplinemos Con Medida

Yahweh siempre nos corrige "hasta el grado debido" (YirmeYah 30:11; 46:28). Tomemos en cuenta todos los factores, incluso los que no son tan obvios. Debemos tener en cuenta, por ejemplo, la edad y el grado de madurez del niño, si es un incidente aislado, o si se está convirtiendo en costumbre, si hay algún factor que haya incomodado al niño al punto de cometer la transgresión. ¿Podría ser que lo que hicieron fuera un síntoma de otro problema? A veces un mal comportamiento es sólo una forma de llamar la atención, mientras el problema es otro. Es tarea de los padres descubrir la verdad en sus hijos.

Los padres razonables no ven a sus hijos como si fueran adultos en miniatura. El apóstol Shaúl reconoció este hecho al escribir: "Cuando yo era pequeño, hablaba como pequeño, pensaba como pequeño" (Qorintiyim Alef 13:11). Una de las cosas que siempre nos ayudará a mantener todo en su debida perspectiva y a no reaccionar de forma exagerada es recordar las cosas que hacíamos cuando éramos niños. No para disculparlos "por simpatía", sino para comprender qué es lo que debemos inculcarles para ayudarlos.

Es vital que seamos realistas en lo que esperamos de nuestros hijos, pero sin justificar ni pasar por alto malas conductas o actitudes. Si tomamos todos estos factores en cuenta, junto con la capacidad, las limitaciones y otras circunstancias de nuestros hijos, podremos disciplinarlos con medida y equilibrio.









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Publicado por: Anunciadora de Sión


SOY CREYENTE EN YAHSHUA, MIEMBRO DE LA NOVIA, ÓRGANO DEL CUERPO, CO-EDIFICADORA DEL REINO

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Lo que proviene del Ruaj pertenece al Cuerpo, porque el Ruaj no tiene Copyright.
Y si el hombre reivindica "derechos de autor", su mensaje proviene de la carne y no sirve.
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