04 -
Nuestros Hijos 02 - La Disciplina 03
"Si es Importante Para Ti, es Importante Para
Mí"
El amor puede
ser definido así: "Si es importante para ti, es importante para mí".
Tenemos que enseñar esto a nuestros hijos, pues las palabras no son
suficientes.
Existen varios
puntos que debemos tener en cuenta a la hora de aplicar la disciplina.
1. Prestar atención a nuestros hijos
Debemos siempre hacernos tiempo para ellos y
escucharlos. No menospreciemos a nuestros hijos, porque es cierto que sus
preocupaciones son muy inferiores a las nuestras, NO LO SON PARA EL NIÑO. Para
él, sus problemas con sus amiguitos o con sus juguetes son tan reales e
importantes como nuestros problemas de trabajo, deudas y otros. Si porque hemos
tenido un día malo apartamos al niño, inclusive aunque no sea de mala manera,
le transmitimos la idea de que él no es importante para nosotros. Estaremos
sentando las bases para criar un joven y adulto inseguro de sí mismo, más
preocupado en buscar que le presten atención que en ser lo que Yahweh desea que
sea. No podrá jamás tener una buena relación con su Padre celestial mientras
tenga un padre terrenal que no representa TODO (aún con nuestras limitaciones
humanas) lo que nuestro Padre es: alguien confiable, amoroso, siempre dispuesto
a escuchar.
De esta manera, el niño crecerá tratando de agradar
de mil formas a sus padres para recibir atención de calidad, y puede que
inclusive en un momento DESISTA Y SE TORNE REBELDE. Un comportamiento rebelde
en un niño generalmente esconde un mal comportamiento de los padres, aún
cuando, como en este caso, no estemos hablando de abuso físico ni verbal. Basta
no prestar la debida atención a sus cosas EN EL NIVEL EN QUE SON IMPORTANTES
PARA ELLOS, para generar la duda acerca de su propio valor. No les arruinemos
la vida, no criemos hijos que no puedan mañana acercarse a su Padre que está en
los cielos porque no consiguen creer que Él los ama tanto que va a escucharlos
en todas sus cosas, inclusive las más insignificantes.
Esta es la base del amor sobre la cual TODA
RELACIÓN HUMANA (no sólo la de padres e hijos, cualquiera puede ser aquí incluida)
debe ser edificada. Si no colocamos el fundamento del amor del Padre, EL AMOR
ÁGAPE, no el amor eros egoísta, y ni siquiera el amor phileo, fraternal, que
dice "hoy me toca a mí", no edificaremos sobre la Roca.
Si expresamos que aquello que es importante para
nuestros hijos no es necesariamente importante para nosotros, podemos estar
seguros de que llegará el día en el cual ellos nos enviarán un mensaje por
celular: "Lo que es importante para ti (papá, mamá), no es importante para
nosotros".
Una vez que hayamos construido la "base de la
disciplina" (las reglas de la casa), debemos conservarla y aplicarla sin
excepciones, pero siempre sobre la misma base del amor. Estamos acostumbrados a
confundir disciplina con castigo, pero se trata de dos cosas muy diferentes.
Mientras la disciplina tiene como objetivo la edificación, el castigo tiene
como objetivo la destrucción. A lo largo de la Biblia podemos encontrar cientos
de ejemplos de ambas. Por ejemplo, Sodoma y Gomorra recibieron un castigo, no
una disciplina.
De la misma forma, debemos comprender que nosotros,
como padres, NO TENEMOS EL DERECHO DE CASTIGAR A NUESTROS HIJOS. Lo máximo que
podemos hacer es disciplinarlos, porque siempre, y hasta último momento,
buscaremos su edificación, no su destrucción.
2. Mantener La Objetividad
Comprendiendo que no castigamos sino disciplinamos
a nuestros hijos, JAMÁS APLIQUEMOS EL CASTIGO EN EL MOMENTO DE LA RABIA. Si
nuestro hijo hizo algo que nos enoja, ordenémosle ir a su cuarto como un
confinamiento previo al juicio, y dejemos el asunto para más tarde, inclusive
el día siguiente, después de habernos calmado y orado. Siempre debemos
priorizar la educación de nuestros hijos sobre nuestro propio beneficio. De
esta manera el niño APRENDERÁ RAZONANDO acerca del mal comportamiento, y no a
través del MIEDO A PROVOCAR CIERTAS REACCIONES.
"Es bueno que tengan miedo", aseguran muchos padres. NO, NO LO ES. Nuestro
Padre celestial no requiere temor de miedo, sino temor de respeto. No quiere
que nos portemos bien por miedo a las represalias, sino por amor a Él y a Su
Ley.
Esto requiere una dosis saludable de objetividad emocional.
Nuestros hijos (los propios y los adoptados por igual) no son nuestros, son un
depósito de confianza hecho por Elohim. Criarlos y educarlos apropiadamente es
la manera de demostrarle a Yahweh que fueron puestos en buenas manos. Eso
también pesará en nuestra balanza.
Cuando el niño se comporta mal es porque tiene un
problema de disciplina, y nosotros estamos ahí para ayudarlo. Dada la situación
actual, probablemente tengamos que detenernos a analizar bien CÓMO QUERRÍAMOS
QUE NOS HUBIERAN TRATADO A LA EDAD DE NUESTRO HIJO, SI HUBIÉRAMOS COMETIDO LA
MISMA TRANSGRESIÓN, pero agregando, obviamente, la necesidad de que el niño
debe ser disciplinado para que pueda aprender justicia.
Si vemos su problema como un problema de nosotros
en el sentido de que "algo no está funcionando como debería",
"no he sido buen padre", "no he sido lo suficientemente
firme", etc., entonces veremos todo subjetivamente, con miedo y confusión,
y perderemos la habilidad de ayudar a nuestro hijo a mejorar su comportamiento
(y también perderemos credibilidad con él).
3. Seamos Específicos
Cuando guiemos a nuestro hijo debemos ser muy
claros. Decirle a un niño: "Cruza la calle con cuidado" no es
suficiente, porque "con cuidado" puede ser interpretado de muchas
maneras. Tenemos que ser específicos: "Mira a ambos lados, y sólo si ves
que no hay coches, entonces cruza la calle".
Generalmente es una buena idea el hacer repetir a
nuestro hijo lo que hemos dicho. Puede ser que no hayamos sido tan claros como
pensamos. De esta manera, también evitaremos que nuestro hijo nos diga después
de haberse equivocado, que "no entendió". Todas las reglas deben ser
claras y deben haber sido comprendidas a fondo, para que el niño sepa que no
puede escapar de la disciplina que ha sido determinada para cada caso.
4. Demos El Ejemplo
En la antigüedad solía ocurrir que los hijos veían
modelos de disciplina en sus casas. Cuando varias generaciones vivían juntas,
los hijos veían a sus padres escuchar a sus abuelos. Hoy en día, tenemos que
hacer un esfuerzo considerable para dar el ejemplo.
Cuando nuestros padres vengan a nuestra casa,
asegurémonos de que nuestros hijos vean cómo los honramos y los respetamos. Si
nuestros padres son difíciles, ¡es incluso mejor! Cuando maduren, nuestros
hijos verán las dificultades de las relaciones y tendrán el increíble ejemplo
nuestro, en el cual les enseñamos que respetábamos incluso a gente difícil,
trayendo así la importancia de la disciplina a nuestro hogar y guardando el
quinto mitzvah.
5. Seamos Justos
Asegurémonos de que nuestra disciplina sea
proporcional al "crimen" y que sea impuesta de manera justa e
imparcial. La función básica de un padre es preparar a sus hijos para la vida,
y por lo tanto la disciplina debe ser una consecuencia natural del
"crimen".
Además, esto ayuda a eliminar cualquier sentido de
resentimiento por parte del niño, ya que el mal comportamiento fue la causa
natural de la consecuencia. El niño aprende que si ha sido castigado, ha sido
por su propia causa, no por causa de los padres.
6. Seamos Firmes
Testar los límites es una tendencia humana natural.
Nuestros hijos automáticamente quieren saber hasta dónde pueden llegar. Una vez
que decidimos algo debemos apegarnos a ello incondicionalmente.
Esto no significa que debemos ser tercos e
intransigentes, pero debemos prepararnos para mantener nuestra postura. Si es
necesario, que los padres se tomen todo el tiempo necesario para determinar la
disciplina apropiada para los casos generales (la cual siempre debe ser
aplicada SIN INDICIOS DE IRA). Necesitamos separar en nuestros hijos el
concepto de que LA DISCIPLINA ES MALA, de que nuestros padres en verdad nos
están castigando. Si aplicamos la disciplina preestablecida para cada caso SIN
IRA NI ENOJO, el niño aprenderá, tarde o temprano, que la disciplina es para su
bien. Él crecerá, todos lo hacen, pero cuando lo haga, apreciará la disciplina,
y no habrá tenido que sufrir, ni será una persona cargada de miedos e
inseguridades.
7. Seamos Consecuentes
Nunca prometamos. Pocas cosas pueden llegar a
destruir nuestra credibilidad tan rápido como una promesa sin cumplir. Si no
cumplimos con una promesa, hay una gran posibilidad de que nuestro hijo nunca
se olvide de eso, incluso que sea una promesa muy pequeña... para nosotros. En
lugar de prometer (si es algo viable), digamos que vamos a considerarlo y a ver
si podemos hacerlo. Después de esto, NO NOS OLVIDEMOS DEL ASUNTO. Si es
posible, aún con un poco de sacrificio de por medio, cumplamos. Con la
experiencia, nuestro hijo entenderá que esto es tan bueno como una promesa, y
que su sí debe ser simplemente sí, y su no, no.
Nuevamente, no menospreciemos sus pedidos como
insignificantes. Lo que para nosotros puede parecer una nimiedad, para ellos es
el centro de sus pequeñas vidas. Si nunca nos esforzamos por hacer ese
"trataré de hacerlo", el niño concluirá que no tiene por qué hacer
las cosas que les pedimos. Los niños pueden parecernos seres sin cerebro PERO
PIENSAN MUCHO MÁS DE LO QUE LOS PADRES CREEN, y la incongruencia e hipocresía
son cosas que perciben notablemente temprano.
8. Seamos Coherentes
MalajiYah 3:6 dice: "Yo soy Yahweh; no he cambiado". Los siervos de Elohim
confían en esta verdad y eso les da seguridad. Los hijos también se sienten
seguros cuando sus padres los disciplinan con coherencia, es decir, sin
contradecirse. Si las normas cambian dependiendo del humor de los padres, los
hijos se confunden y se frustran, PORQUE NO ES JUSTO.
Recordemos nuevamente que Yahshua dijo: "Que tu palabra sea Sí, Sí, y tu No,
No". Estas palabras pueden aplicarse perfectamente a la crianza de los
hijos (MattiYah 5:37). No prometamos cosas que no planeamos cumplir, sólo para
"sacarnos al chico de encima". De la misma forma, si hemos
establecido una determinada disciplina para un comportamiento, NO DEJEMOS DE
APLICARLA. Muchos padres amenazan y después sienten pena de aplicar la
disciplina a sus hijos, porque creen que es un castigo. Esos niños normalmente
tendrán graves problemas de comportamiento en el futuro. Si hemos dicho una
cosa, debemos cumplirla.
Por cierto, a la hora de establecer disciplinas
para las reglas de la casa, debemos tener en cuenta tres cosas.
1.
En primer lugar, las disciplinas
deben ser proporcionales a la edad de los niños.
2.
En segundo lugar, las disciplinas
deben tener una gradualidad en aumento para los reincidentes. Los niños no se
educan con una única disciplina, generalmente, de manera que necesitamos
establecer y dejar bien claro para ellos que la siguiente vez que cometan la
misma transgresión, la cosa será duplicada, o aumentada de alguna manera (no
siempre podemos duplicar una disciplina, a veces debemos determinar otra cosa).
3.
Finalmente, tratemos de ser
creativos con las disciplinas. Podemos establecer que contengan lo que el niño
podría considerar como castigo, por ejemplo, mandarlo a su cuarto (suele ser
útil para que se calme y asiente sus pensamientos, como nos sucede a los
adultos), pero luego sacarlo de su "prisión" (el concepto carcelario
del mundo es siempre ineficaz en cuanto a la edificación del penitente) y establecerle
alguna tarea como disciplina. También debemos resaltar todas las veces que lo
que hacemos es para su bien, para que él sea un niño comportado y que agrada a
sus padres y a Yahweh y a Yahshua. Mencionarles desde pequeños que su
comportamiento entristece a sus padres y también a Yahshua y a Yahweh suele ser
muy eficaz y funcionará también a medida que crezcan con esa idea.
La comunicación entre los padres es indispensable
para disciplinar con coherencia. A veces los hijos van a pedir al padre permiso
para algo y él se los da, sólo para descubrir que ya le habían pedido a la
madre y ella había dicho que no. Si esto sucede, el padre debe siempre apoyar
la decisión de la madre, que había sido tomada con anterioridad, y reprender el
comportamiento artero de los niños, sobre todo explicando que no pueden
manipular a sus padres para obtener sus deseos.
Mi madre siempre decía que los padres jamás deben
discutir sobre la disciplina de los hijos delante de ellos, aún cuando no estén
de acuerdo. Si alguno de los padres aplica una disciplina injusta porque le
faltan algunos datos del asunto, es deber del padre que sepa todo lo sucedido
pedirle hablar aparte para poder explicarle toda la situación, a fin de que la
decisión que tome no resulte injusta. Si los padres tienen opiniones diferentes
sobre un asunto, lo mejor es que traten de llegar a un acuerdo, pero en
privado.
Es indispensable que los padres se apoyen en cuanto
a esto, y no que anden defendiendo a los niños, como muchos hacen, oponiéndose
a lo que su cónyuge dice. Esto no sólo crea en los niños la sensación de que el
matrimonio no es una organización confiable (probablemente repitiendo el
comportamiento cuando ellos mismos sean padres), y de que uno de los padres es
"el policía bueno" y el otro es "el policía malo". De esta
manera, cuando cometan una transgresión, siempre correrán a esconderse detrás
del progenitor que los esconde. Esto no los educa, sólo los mantiene en su
carne.
9. Seamos Amigables
Si nuestros hijos perciben que están siendo reprendidos
porque estamos enojados, y no porque ellos han hecho algo erróneo, pueden
llegar a malinterpretar la razón por la cual están siendo reprendidos. Los
padres deben dejar sus problemas del mundo en el patio de afuera cuando
regresan a su hogar, y las madres deben aprender a "sacar su basura"
también afuera. Los problemas de los adultos no pueden afectar nuestro
relacionamiento con nuestros hijos. Si no conseguimos separar las cosas,
nuestros hijos se convertirán en personas que descargan sus frustraciones sobre
otros, empezando por sus hermanitos. Esto ciertamente deteriorará el ambiente
familiar, y la situación sólo irá de mal en peor. El mundo debe ser dejado
fuera de la casa, la cual sólo debe estar regida por Yahweh.
Debemos ser siempre amigables y mantener la calma.
Si los niños han sido la causa de nuestra irritación, esperemos a
tranquilizarnos, inclusive hasta el día siguiente si necesario, de manera a
poder aplicar la disciplina de la manera adecuada, como Yahweh desea.
10. Disciplinemos Con Medida
Yahweh siempre nos corrige "hasta el grado
debido" (YirmeYah 30:11; 46:28). Tomemos en cuenta todos los factores,
incluso los que no son tan obvios. Debemos tener en cuenta, por ejemplo, la
edad y el grado de madurez del niño, si es un incidente aislado, o si se está
convirtiendo en costumbre, si hay algún factor que haya incomodado al niño al
punto de cometer la transgresión. ¿Podría ser que lo que hicieron fuera un
síntoma de otro problema? A veces un mal comportamiento es sólo una forma de llamar
la atención, mientras el problema es otro. Es tarea de los padres descubrir la
verdad en sus hijos.
Los padres razonables no ven a sus hijos como si
fueran adultos en miniatura. El apóstol Shaúl reconoció este hecho al escribir:
"Cuando yo era pequeño, hablaba como
pequeño, pensaba como pequeño" (Qorintiyim Alef 13:11). Una de las
cosas que siempre nos ayudará a mantener todo en su debida perspectiva y a no
reaccionar de forma exagerada es recordar las cosas que hacíamos cuando éramos
niños. No para disculparlos "por simpatía", sino para comprender qué
es lo que debemos inculcarles para ayudarlos.
Es vital que seamos realistas en lo que esperamos
de nuestros hijos, pero sin justificar ni pasar por alto malas conductas o
actitudes. Si tomamos todos estos factores en cuenta, junto con la capacidad,
las limitaciones y otras circunstancias de nuestros hijos, podremos
disciplinarlos con medida y equilibrio.
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Publicado por: Anunciadora de Sión
SOY CREYENTE EN YAHSHUA, MIEMBRO DE LA NOVIA, ÓRGANO DEL CUERPO, CO-EDIFICADORA DEL REINO
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