01 - Codicia, La Raíz De Todo Pecado 04
La Codicia En Otros Ámbitos De La Vida
A todos les
resulta más fácil ver el peligro que encierra la codicia en el ámbito del
dinero, o las posesiones, que en otros campos donde también se manifiesta. La
familia de palabras traducidas "codicia" o "avaricia"
transmite el sentido de "querer más", en lo que sea. Pero también
puede enlazarnos el deseo codicioso de tener poder sobre otros, quizás hasta de
hacer que tiemblen ante nuestra autoridad.
Tú oirás el anhelo de los humildes, oh Yahweh, tú animarás su
corazón, y le prestarás atención, para hacerle justicia al huérfano y al
oprimido, para que no tiranice más el hombre, que es de la tierra. Mizmor
10:17-18
Desde los
primeros tiempos, al ser humano imperfecto le ha atraído la idea de tener poder
sobre los demás. Elohim predijo que una triste consecuencia del pecado del
hombre sería que muchos esposos "dominarían" a sus esposas (Bereshit
3:16). Este error, sin embargo, ha trascendido del ámbito conyugal y los
hombres desean poder sobre otros hombres. Miles de años después, Shlomó observó:
Todo esto he observado, y he dedicado mi mente a todo lo que se
hace debajo del sol. Hay tiempo en que el hombre domina al hombre, para su
propio mal. Qohelet/Eclesiastés 8:9
Es fácil que
aceptemos que esta afirmación es absolutamente verdadera en el terreno político
y militar, pero ¿podría ser que estuviéramos luchando en nuestras propias
esferas por conseguir más poder o mando?
Todos convivimos
con otros seres humanos, sean estos familiares más o menos cercanos, aquellos
con los que trabajamos o vamos a la escuela, amigos o los hermanos de la
congregación. Habrá ocasiones, quizás frecuentes, en que tengamos voz decisoria
sobre qué se va a hacer, cómo y cuándo. Esto no es en sí incorrecto ni malo.
Ahora bien, ¿disfrutamos en exceso de valernos de la autoridad que tenemos?
¿Podría ser que nos guste tener la última palabra y que queramos hacer uso de
ese derecho cada vez más? Los gerentes y jefes de este mundo suelen dar muestra
de esta actitud al rodearse de una camarilla de aduladores que nunca les llevan
la contraria ni desafían la búsqueda mundana —la codicia— de poder de sus
superiores.
Tenemos que
eludir este lazo en nuestra relación con los compañeros creyentes. Dijo
Yahshua:
"Ustedes saben que los gobernantes de las naciones se
enseñorean de ellas, y los grandes ejercen autoridad sobre ellas. No es así
entre ustedes; antes bien, el que quiera llegar a ser grande entre ustedes
tiene que ser ministro de ustedes". MattiYah 20:25-26
Esta humildad
debe manifestarse con claridad en cómo se tratan los hermanos entre sí.
La comida es
otro campo donde la codicia atrapa a muchos. Es natural, claro está, disfrutar
comiendo y bebiendo; las Escrituras lo aprueban. Sin embargo, no es extraño que
con el tiempo este deseo cobre fuerza y se exceda por mucho del deleite lógico
y moderado. Si el siervo de Elohim no tuviera que preocuparse por este aspecto,
¿por qué diría la Palabra de Yahweh:
No llegues a estar entre los que beben vino en exceso, entre los
que son comedores glotones de carne? Mishlei 23:20
Elohim no indica
que su pueblo deba alimentarse con un régimen austero.
Así que no hay nada mejor para el hombre que comer y beber, y
hacer que su persona vea lo bueno de su trabajo. Yo he visto que esto también
proviene de la mano de ha'Elohim. Pues, ¿quién comerá y se regocijará separado
de él? Qohelet/Eclesiastés 2:24-25
No obstante,
tampoco aprueba que convirtamos la comida y la bebida en el tema que domine
nuestros planes y conversaciones. Deberíamos preguntarnos: "¿Me suelo
entusiasmar de manera exagerada cuando hablo de una comida que he tenido o voy
a tener?". "¿Saco siempre a colación el alimento y la bebida en mis
conversaciones?". Recordemos que Esaú permitió que la comida se
convirtiera en algo demasiado importante para él, lo que le perjudicó de manera
irreversible.
Shaúl nos ayuda
a distinguir otro lazo:
"Que la fornicación y la inmundicia de toda clase, o la
codicia, ni siquiera se mencionen entre ustedes, tal como es propio de personas
santas". Efesiyim 5:3
No cabe duda de
que podemos llegar a tener codicia de placer sexual. Por supuesto, este placer
tiene su debido lugar en la vida conyugal. El amor que va unido a este goce
contribuye a que marido y mujer vivan el uno para el otro durante muchos años
de matrimonio. Sin embargo, pocos negarán que el mundo actual concede una
importancia desorbitada al erotismo, y presenta como normal lo que no es sino
un reflejo de la codicia que mencionó Shaúl. Este enfoque erróneo del deleite
sexual lo adopta fácilmente el que se expone a la inmoralidad y el nudismo
habituales en muchas películas, vídeos, revistas y centros de diversión.
El relato del
pecado que cometió David con BatSheva indica que el siervo de Elohim puede caer
en el lazo de la codicia sexual. Aunque David era libre de hallar placer en su
matrimonio, permitió que se intensificara el deseo erótico ilícito. Al observar
la hermosura de la esposa de Urías, dio rienda suelta al pensamiento —que llevó
a cabo— de gozar ilícitamente con ella. (Shemuel Bet 11:2-4; Yaakov 1:14-15).
Ciertamente tenemos que rehuir de este tipo de codicia. Conviene evitarla
incluso dentro del matrimonio, y eso incluye rechazar las prácticas sexuales
extremadas o pervertidas. El esposo que está resuelto a evitar la codicia en
este campo tendrá verdadero interés en su cónyuge, de modo que las decisiones
referentes a planificación familiar que ambos adopten no antepongan el deleite
del marido a la salud presente o futura de la esposa.
Hagan pleno mi gozo por ser ustedes de la misma mente y tener el
mismo amor, estando unidos en alma, teniendo presente el mismo pensamiento, no
haciendo nada movidos por espíritu de contradicción ni por egotismo, sino
considerando con humildad mental que los demás son superiores a ustedes, no
vigilando con interés personal sólo sus propios asuntos, sino también con
interés personal los de los demás. Filipiyim 2:2-4
Yahshua advirtió
a sus seguidores:
"Cuídense de los escribas que... devoran las casas de las
viudas" Luka 20:46-47
¡Qué cruel
manifestación de la avaricia! Por supuesto, los creyentes tienen la obligación
de cuidar de las viudas, no de aprovecharse de ellas:
La religión pura y sin mancha delante del Elohim y Padre es ésta:
velar por los huérfanos y las viudas en su aflicción, y guardarse sin mancha
del mundo. Yaakov 1:27
No defrauden a la viuda, al huérfano, y al pobre; y no tramen el
mal unos contra otros. ZejarYah 7:10
Judas también
describió otra manera en que la avaricia podría tendernos un lazo. Habló acerca
de personas que se habían infiltrado en la congregación creyente y estaban
corrompiéndola con su avaricia y conducta relajada:
Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los cuales
desde antiguo habían sido destinados para esta condenación. Ellos son hombres
impíos, que convierten la gracia de nuestro Poderoso en libertinaje y niegan a
nuestro único Amo y Maestro, Yahshúa el Mashíaj. Judas 4
Estos se quejan de todo y todo lo critican, andando según sus
propios malos deseos. Su boca habla arrogancias, adulando a las personas para
sacar provecho. Judas 16
No querríamos
ser así. Pero consideremos lo siguiente: ¿Preferimos pasar el tiempo con
creyentes más adinerados y no dar mucha atención a los más pobres de la
congregación? Si así es, ¿podría ser que esperáramos beneficiarnos de algún
modo?
Porque, como ustedes saben, nunca usamos palabras lisonjeras ni
tampoco palabras como pretexto para la avaricia; Elohim es testigo. Tesaloniyim
Alef 2:5
Cuando mostramos
hospitalidad a las personas que tienen ciertas responsabilidades en la
organización, ¿lo hacemos debido al amor, o porque esperamos recibir a cambio
ciertos privilegios, o inclusive porque deseamos ganar su aprobación? Si es por
lo último, tal vez nosotros, también, estemos "admirando personalidades en el interés de nuestro propio
provecho".
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