01 - Codicia, La Raíz De Todo Pecado 06
Eliminación De La Codicia Por Medio De La Educación
Tal como ha habido
aumento de la codicia entre los humanos, lo contrario también es posible. Se
puede vencer la codicia. Sin embargo, para que eso suceda es necesario recibir
educación y adiestramiento apropiados, y seguir pautas o normas de conducta
estrictas. Esto quizás parezca razonable, pero ¿quién podría proveer esa clase
de educación y asegurarse de que lo que se aprendiera se pusiera en práctica...
hasta imponerlo, si fuera necesario?
Esa educación
tiene que venir de una fuente en la que no haya codicia. Esta fuente no debe
tener intenciones ocultas ni esperar pago alguno por la instrucción que da.
Además, tiene que enseñar y mostrar el valor de la generosidad y lo práctica
que es. El alumno no sólo tiene que estar convencido de que ese modo de vivir
es posible, sino de que es el camino preferido, porque lo beneficia a él y
beneficia a los que lo rodean.
Sólo Yahweh
puede suministrar tal educación, porque ¿qué hombre u organización terrestre
tendría las cualidades y la experiencia que le permitirían hacer eso? Ningún
hombre es apto para ello según la siguiente verdad bíblica:
"Todos han pecado y no alcanzan a la gloria de Elohim".
Romaniyim 3:23
Felizmente,
Yahweh, provee esa educación en su Manual de Vida, las Escrituras. Yahshua ha
Mashiaj abogó por tal enseñanza cuando vivió como hombre en la tierra. A mitad
de su famoso Sermón del Monte, Yahshua habló sobre un estilo de vida que era
raro para la mayoría de sus oyentes, porque abarcaba generosidad hasta con los
mismos enemigos u opositores de uno. Yahshua dijo:
Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, y oren por los que los
persiguen; para que sean hijos de su Padre que está en el cielo; porque él hace
salir su sol sobre malos y buenos, y hace llover sobre justos e injustos.
Porque si ustedes aman a los que los aman, ¿qué recompensa tienen? ¿No hacen lo
mismo también los publicanos? MattiYah 5:44-46
Parte de la
misión de Yahshua en la TIERRA fue adiestrar a vencedores para que ellos, a su
vez, enseñaran a otros a llevar una vida en que no dominara la codicia. Algún
tiempo después de la muerte y resurrección de Yahshua el apóstol Shaúl llegó a
ser uno de aquellos instructores. En varias de sus cartas inspiradas Shaúl
instó a que se eliminara la avidez codiciosa.
De manera
similar, los creyentes hoy día debemos convertirnos en vencedores, hombres y
mujeres que enseñamos a otros lo que Yahweh nos va grabando en los corazones.
El último de los
diez mandamientos apunta directamente al corazón y a la mente de cada ser
humano. Al prohibir la codicia, no se refiere tanto a lo que debemos hacer sino
a cómo debemos pensar. De hecho, nos exige que miremos muy dentro de nosotros
mismos para que podamos ver cómo somos realmente.
Este precepto,
lo mismo que los otros nueve, tiene que ver con la forma en que nos
relacionamos con otras personas. Pero muy específicamente, tiene que ver con
los pensamientos que amenazan esas relaciones y que pueden hacernos gran daño
tanto a nosotros como a nuestros semejantes.
Nuestra
motivación define y controla la forma en que reaccionamos a las personas con
quienes tenemos contacto. Tal como Mashiaj lo aseveró en Mordejai 7:21-23, el
quebrantamiento de las leyes de Elohim empieza en el corazón, de donde salen
todos los males y pecados.
Por tanto,
resulta muy apropiado que la lista formal de estos 10 preceptos que definen el
amor de Elohim terminara haciendo resaltar que nuestros corazones son la fuente
de los problemas en nuestras relaciones interpersonales. De nuestro interior
vienen los deseos que nos tientan y nos llevan a pecar.
Lo opuesto a la
codicia es un deseo positivo de ayudar a otros a conservar y proteger las
bendiciones que ellos han recibido de Elohim.
Debemos
regocijarnos cuando otros son bendecidos. Nuestro deseo debe ser el de
colaborar para el bienestar de otros, hacer que nuestra presencia en sus vidas
sea una bendición para ellos.
Seguir el camino
de Elohim, que es el camino del amor, significa practicar esta clase de preocupación
por otros:
Porque lo de "no cometerás
adulterio, no cometerás asesinato, no robarás, no codiciarás", y cualquier
otro mandamiento, se resume en esta frase: "Amarás a tu prójimo como a ti
mismo". El amor no le hace mal al prójimo; así que el amor es el
cumplimiento de la Torah. Romaniyim 13:9-10
Para combatir la
codicia, debemos tener fe en que Elohim proporcionará alguna forma para que
podamos tener lo que en verdad necesitamos.
Sin la ayuda de
Elohim no podemos vencer la codicia. Nuestros apetitos carnales son tan fuertes
que nosotros solos sencillamente no podemos vencerlos.
Querer
superarnos en nuestro trabajo u ocupación puede ser un deseo apropiado, siempre
que lo hagamos en Mashíaj y no en nuestras propias fuerzas. Cuando nuestro
propósito principal es servir a nuestros semejantes, Elohim se agrada de que
tratemos de adquirir las habilidades necesarias que nos brindan progreso y
favor en esta vida. Como escribió un sabio siervo de Elohim:
"¿Has visto hombre solícito en su trabajo? Delante de los
reyes estará; no estará delante de los de baja condición" Mishlei 22:29
Elohim quiere
que la preocupación por otros sea lo que motive nuestros deseos. En ocasiones,
nuestro servicio a los demás dará como resultado maravillosas recompensas para nosotros.
Pero nuestros deseos estarán encaminados en el sentido correcto sólo cuando
nuestro propósito principal sea más bien dar que recibir. Debemos reemplazar la
codicia con la actitud de servir y amar a los demás.
En la Epístola a
los Ivrim se nos dice:
No se olviden de hacer el bien y de
compartir lo que tienen, porque esos son los sacrificios que agradan a Elohim.
Ivrim 13:16
Debemos seguir
el ejemplo del apóstol Shaúl, quien dijo:
No he codiciado ni la plata ni el oro
ni la ropa de nadie. Ustedes saben que estas manos proveyeron para mis
necesidades y las de mis compañeros. En todo les he demostrado que trabajando
así es necesario apoyar a los débiles, y tener presente las palabras del Adón
Yahshúa, que dijo: "Hay más felicidad en dar que en recibir". MaAseh
20:33-35
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