02 - La Envidia 02
Ejemplos Bíblicos
Comencemos con
Qayin, el primer hijo de Adam y Javá. Él se enfureció porque Yahweh rechazó su
sacrificio pero aceptó el de Hevel. Y aunque estaba en sus manos remediar la
situación, se dejó cegar por la envidia y acabó asesinando a su hermano
(Bereshit 4:4-8). Con razón afirma las Escrituras que Qayin "era del
maligno", HaSatán (Yahanan Alef 3:12).
Hablemos de los
diez hermanos de Yósef. Ellos lo envidiaban por la relación tan especial que lo
unía a su padre. Y más lo odiaron cuando Yósef les contó sus sueños proféticos.
¡Hasta quisieron matarlo! Al final, lo vendieron como esclavo y tuvieron la
crueldad de decirle a su padre que su hijo había muerto (Bereshit
37:4-11,23-28,31-33). Eso sí, años después reconocieron su pecado: "Somos culpables tocante a nuestro
hermano, porque vimos la angustia de su alma cuando suplicaba de nosotros que
tuviéramos compasión, pero no escuchamos" (Bereshit 42:21; 50:15-19).
Por su parte, el
rey Shlomó comprobó que la envidia no conoce límites. Una mujer cuyo recién
nacido había muerto intentó que otra madre creyera que el bebé fallecido era el
suyo. Se celebró un juicio, y la malvada mujer llegó al extremo de aceptar la
idea de asesinar al bebé vivo. No obstante, Shlomó se encargó de que se lo
devolvieran a su verdadera madre (Melajim Alef 3:16-27).
Estos ejemplos
bíblicos subrayan que la envidia sólo conduce al desastre, al odio, a la
injusticia e incluso al asesinato. Además, notemos que, en todos los casos, las
víctimas no hicieron nada para merecer el trato recibido. ¿Qué podemos hacer
para impedir que la envidia controle nuestra vida? ¿Hay algún antídoto para
este veneno?
Debido a que los
filisteos envidiaban la prosperidad de Yitzjak, cegaron con malicia los pozos
de los que dependían sus rebaños y manadas. Por último, su rey exigió que
Yitzjak se marchara de la zona.
Adquirió rebaños y manadas, y una familia grande, de modo que los
pelishtinos lo envidiaban. Y los pelishtinos cegaron todos los pozos que los
servidores de su padre habían cavado en los días de su padre Avraham,
llenándolos de tierra... Y Avimélej le dijo a Yitzjak: "Sepárate de
nosotros, porque te has vuelto demasiado grande para nosotros". Bereshit
26:14-16
La respuesta
favorable de la gente al mensaje de Yahshua suscitó la envidia de los
sacerdotes principales y de muchos ancianos judíos. Su envidia alcanzó niveles
insospechados cuando entregaron al Hijo de Elohim a Pilatos para que éste
dictara la sentencia de muerte.
Después de esto, Yahshúa siguió andando por el Galil. No quería
andar por Yahudah, porque los yahuditas lo buscaban para matarlo. Yahanan 7:1
Al amanecer, todos los principales sacerdotes y los ancianos del
pueblo se reunieron a deliberar contra Yahshúa para darle muerte. MattiYah
27:1,18 (ver también Mordejai 15:10)
Abogar por
enseñanzas que no están de acuerdo con las de Yahshua se hace por envidia. El
principal interés del que las enseña no es la gloria de Elohim, sino la
promoción de su propia doctrina, gloria para sí mismo. El apóstol Shaúl tuvo
que contender con personas que tenían malos motivos, que predicaban a Mashiaj
por envidia. La envidia de esas personas puede llevar a que se intente
representar a los verdaderos creyentes en falsos colores, calumniarlos y
socavar su trabajo e influencia sana.
Si alguien enseña algo diferente y no se conforma a las sanas
palabras de nuestro Adón Yahshúa el Mashíaj y a la enseñanza que es conforme a
la piedad, se ha llenado de orgullo y no sabe nada. Más bien, delira acerca de
controversias y contiendas de palabras, de las cuales vienen envidia,
discordia, calumnias, sospechas perversas... Timotio Alef 6:3-4
Por esta
envidia, intentaron desacreditar la reputación de Shaúl y su autoridad
apostólica. Quisieron desanimar y desalentar al apóstol, que para entonces
estaba preso. Procuraron ganar prestigio en detrimento de Shaúl con el objeto
de alcanzar sus fines egoístas.
Algunos, a la verdad, proclaman al Mashíaj por envidia y
contienda, pero otros lo hacen de buena voluntad. Estos últimos lo hacen por
amor, sabiendo que me han puesto para la defensa de la Buena Noticia, mientras
aquéllos anuncian al Mashíaj por contención, no sinceramente, pensando añadir
aflicción a mis prisiones. Filipiyim 1:15-17
El
Sermón Del Monte
La enseñanza de Yahshua en MattiYah 5—7 hizo que la ley se enfocara más claramente en el real significado de la misma, que lo que la mayoría de la gente había entendido por la enseñanza de los rabinos. Él no abolió la ley, sino que mostró la mente de Elohim en sus preceptos. Tampoco la completó en el sentido de que la guardó por nosotros. Él no guardó la ley por nosotros en un sentido SUSTITUTIVO, como muchos aseguran, que ahora ya no necesitan guardarla. Él la guardó toda PARA SER COMPLETAMENTE INOCENTE EN SU MUERTE, y de esa manera pagó la deuda de todos. Eso no quiere decir que tiró la ley a la basura, ¿cómo podría, si los mismos deseos malvados y codiciosos continúan en el corazón de todos los humanos, INCLUIDOS LOS CREYENTES QUE CREEN QUE YA HAN ALCANZADO TODA VICTORIA?
No piensen que he venido a abolir la ley o los profetas; No he
venido a abolir, sino a cumplir. MattiYah 5:17
Sin embargo, después de decir esto, continuó explicando que había más en la ley que su significado superficial.
Porque les digo que a menos que su justicia supere mucho la de los
escribas y fariseos, no entrarán en el reino de los cielos. MattiYah 5:20
¿Cómo pudo la justicia de Mashíaj superar a la de los líderes religiosos? ¿De qué manera las enseñanzas de Yahshua mostraron en mayor profundidad la mente de Elohim que las enseñanzas de esos líderes? El contraste se ve en la frase favorita de Yahshua: "Oíste que se les dijo a los antiguos... pero yo te digo" (MattiYah 5:21-22, 27-28, 31-32, 33-34, 38-39, 43-44).
En otras palabras, Yahshua intentó contrastar la enseñanza tradicional con perspectiva espiritual de la misma, la perspectiva de Yahweh. Al hacerlo, Él no "abolió" la ley, sino que dio una comprensión más profunda y más elevada de la misma. Lo hizo al integrar cada una de esas leyes con el Décimo Mandamiento.
Con respecto al asesinato (5:21-22), mostró que los hombres podían cometer un asesinato en su corazón, incluso si en realidad no mataban a alguien. Insultar a otros es como asesinar, porque tales personas codician la reputación de otra persona y degradan su propia vida.
Con respecto al adulterio (5:27-28), mostró que los hombres podían cometer adulterio en sus corazones, incluso si no cometían el acto manifiesto del adulterio, al codiciar a la esposa de otro hombre.
Con respecto a la ley de igual peso y medidas (5:38-, 39), donde el juicio de la ley especifica "ojo por ojo y diente por diente", mostró cómo esta ley podría aplicarse erróneamente si se hiciera sin piedad. Si un hombre es insultado con una bofetada en la mejilla, tiene el derecho legal de ir a la corte y se le otorga el derecho de abofetear a quien lo abofeteó primero. Sin embargo, si la víctima no codicia su propia reputación u honor, podría poner la otra mejilla, en lugar de defender sus propios derechos con un corazón codicioso. AMOR ÁGAPE.
Con respecto a amar al prójimo y odiar al enemigo (5:43-44), mostró que los hombres también lo habían malinterpretado. No estaba permitido por la ley odiar a cambio, ni era un deber odiar a los no yisraelitas. Aquellos que tienen dobles estándares para los yisraelitas y los extranjeros son culpables de codicia colectiva, porque piensan egoístamente que Elohim les ha dado el derecho de negar a los extranjeros la igualdad de justicia o los derechos humanos.
TODOS ESTOS EJEMPLOS NOS MUESTRAN QUE LA LEY ES ESPIRITUAL Y QUE DEBE GUARDARSE JUNTO CON EL DÉCIMO MANDAMIENTO. Elohim discierne los corazones de los hombres, y no meramente sus acciones. Pero debido a que las cortes terrenales sólo podían juzgar las acciones de los hombres, muchos pensaron que sólo las acciones abiertas podían clasificarse como pecado.
Yahshua demostró que hay un tribunal superior que juzga los corazones de los hombres cuando los tribunales terrenales son incapaces de hacerlo. De hecho, cada vez que los hombres apelan a la Corte Suprema del Cielo, deben esperar que Elohim juzgue a todos los involucrados, incluidos los testigos, con igual justicia, en base a todas las pruebas, incluidos los motivos de cada corazón.
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