El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. MattiYah 6:11
Cuando algunos leen esto, no pueden entender por qué el Adón repentinamente cambia de tema y pasa del Nombre, el Reino y la voluntad de Elohim al tema de nuestro pan de cada día. ¿No parece esto un paso hacia atrás, volverse de una oración tan elevada a asuntos tan triviales? Hermanos, éste es el correcto orden de las cosas. Primero el Reino y las cosas de Yahweh, y después nosotros:
Más bien, busquen primeramente el reino de Elohim y su justicia, y todas estas cosas se les darán por añadidura. MattiYah 6:33
Cuando
un verdadero hijo de Elohim ora continuamente por el Nombre, el Reino y la
voluntad de Elohim, el Adón se ocupa de las necesidades de ese hijo. Si la
oración es importante, el que ora seguramente provocará el ataque de haSatán.
Por tanto, el pan es algo por lo que tenemos que orar. El pan físico es la
provisión inmediata del hombre y constituye una gran tentación. Cuando un
hombre cae en una situación en la cual conseguir el pan cotidiano se convierte
en un problema, se hallará en una gran prueba. Por una parte, oramos que el
nombre de Elohim sea santificado, que venga Su Reino y que Su voluntad se haga
en la tierra; por otra, como seres humanos, aún vivimos en la tierra y
necesitamos el pan de cada día. Pero también necesitamos de nuestro pan
celestial, nuestro maná. HaSatán sabe esto. Por lo tanto, es necesario que
oremos pidiendo protección, que no nos falte nuestro pan en ninguno de los dos
ámbitos. Esta es la oración de un creyente por su propia provisión; necesita
pedir la protección del Adón. De no ser así, tal vez al mismo tiempo que hace
una oración elevada, sea atacado. HaSatán puede atacar, y de hecho lo hace
apenas las rodillas se doblan. Cuando no tenemos suficiente pan, somos
atacados, y nuestra oración es afectada. Necesitamos ver la necesidad de esta
oración. Todavía somos seres humanos, vivimos en la tierra, nuestro cuerpo
necesita pan, y nuestro ruaj necesita maná. Debemos pedir por estas cosas para
nosotros, como soldados, pero también debemos pedirlas para nuestros hermanos,
los que forman parte del ejército de Yahweh, muy especialmente de nuestro
"batallón" o congregación en la que estamos.
Esta
oración también nos muestra que necesitamos acudir a Elohim y orar diariamente.
Yahshua nos enseña a pedir el pan DEL DÍA. No oramos semanalmente, sino
diariamente. No tenemos en qué apoyarnos en la tierra, y tampoco tenemos
ahorros, nuestro Reino no es de este mundo, y Él desea que vivamos un día por
vez, sin pensar en el futuro. En cierto sentido, no podemos orar por el pan
semanal ni mensual; tenemos que orar por el pan de hoy. Este tipo de vida
requiere de una gran fe en Yahweh y Su provisión. El Adón no desconoce nuestras
necesidades diarias; Él no nos dice que nos olvidemos de ellas, sino que oremos
diariamente, pero confiadamente también. En realidad, el Padre ya sabe qué
necesitamos. Mashíaj quiere que le pidamos a Elohim por nuestro pan cada día porque
quiere que aprendamos a acudir al Padre día a día y que ejerzamos nuestra fe
día a día. Frecuentemente extendemos demasiado nuestras preocupaciones hacia el
futuro y alargamos nuestra oración del mismo modo. Hermanos, si tenemos un
deseo firme de entregarnos a Su Nombre, Su Reino y Su voluntad, sufriremos
grandes penalidades. Pero si Elohim nos da nuestro pan de cada día, no
tendremos que orar por el pan de mañana sino cuando llegue el día de mañana.
Por tanto, no se afanen diciendo: "¿Qué comeremos?", o "¿Qué beberemos?", o "¿Con qué nos cubriremos?". (...) Así que, no se afanen por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su propio afán. Basta a cada día su propio mal. MattiYah 6:31,34
La Segunda Cosa: El Perdón
Perdónanos nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. MattiYah 6:12
Por
un lado, pedimos por nuestra provisión material; por otro, pedimos por una
buena conciencia. Día tras día ofendemos a Elohim. Es posible que en muchas
cosas no pequemos, pero incurrimos en deudas. El no hacer lo que debemos hacer
es incurrir en una deuda. El no decir lo que debemos decir también nos hace
deudores. No nos es fácil mantener una buena conciencia delante de Elohim. Cada
noche al acostarnos, nos damos cuenta de que hemos cometido muchas ofensas
contra Elohim. Todas son deudas. Tenemos que pedirle a Yahweh que perdone
nuestras deudas para poder tener una buena conciencia, PERO ÉL NO LO HARÁ SI
NOSOTROS NO PERDONAMOS PRIMERO LAS OFENSAS QUE NOS HAN HECHO. Como queremos ser
tratados, así debemos tratar a los demás, como queremos ser medidos, con la
misma medida debemos juzgar a los demás, y sobre todo, debemos amar al prójimo
como a nosotros mismos.
Esto
es muy importante. Ser perdonados de nuestras deudas equivale a ser perdonados
de nuestros pecados; necesitamos este perdón para poder tener una buena
conciencia y vivir delante de Elohim con franqueza, pero eso no sucederá hasta
que no dejemos nuestra ofrenda sobre el altar y vayamos a conciliarnos con
nuestro hermano. Muchos hermanos han tenido la experiencia de que tan pronto como
surge una grieta en su conciencia, su fe desaparece. No debemos permitir que
haya grietas en nuestra conciencia. La conciencia es como un barco; no puede
darse el lujo de tener agujeros. Una vez que la conciencia tiene un agujero, la
fe se escapa. La conciencia no puede tener deuda alguna; ni acumular ofensas.
Una vez que tiene alguna ofensa, tendrá un agujero, y lo primero que se
escapará será nuestra fe. Por tanto, a fin de mantener una buena conciencia,
debemos perdonar a los que nos deben para tener el derecho de pedirle a Elohim
que perdone nuestras deudas COMO NOSOTROS HEMOS PERDONADO A LOS DEMÁS. Muchos
oran por el perdón de sus deudas, pero olvidan esta cláusula crucial. El pedido
no es "perdona nuestras deudas", sino que nos sean perdonadas de la
misma forma en que nosotros hemos perdonado a los que nos han ofendido. ¿Hemos
limpiado nuestras conciencias al punto de poder pedir ser tratados como hemos
tratado a los demás? ¿Podemos pedir un perdón igual al que hemos dado, o
corremos el riesgo de ser vendidos como esclavos, como nosotros vendimos a los
que nos debían? Este es un asunto crucial. El perdón de nuestras deudas no
tiene nada que ver con el hecho de recibir la vida eterna, pero sí tiene que
ver con nuestra comunión con Elohim y con Su disciplina, y sobre todo, con la
entrada a Su Reino.
Si
una persona se porta mal con nosotros, y nosotros no le perdonamos las ofensas,
no podremos pedirle a Elohim que perdone nuestras propias deudas. Una persona
con una mente estrecha, que siempre se fija en cómo otros lo han ofendido,
herido o maltratado, no puede ofrecer esta oración ante Elohim, y, de hecho,
será continuamente confrontado con este hecho. Tendrá una vida pobre y esclavizada,
llena de miedos y dudas, no tendrá shalom porque no conseguirá acceso al Trono.
Necesita un corazón perdonador antes de poder pedirle al Padre que perdone sus
deudas. Muchos llevan vidas tristes, llenas de miedos, restringidas,
simplemente porque no han perdonado aún las cientos de ofensas (muchas de ellas
inventadas, muchas de ellas agrandadas) que el mundo les debe, a su parecer.
Prefieren vivir sus vidas oscurecidas, temerosas, desconsoladas, antes que
abrirse a otorgar el perdón a los demás. Ese simple paso los liberaría, pero al
parecer aman más sus cadenas que la libertad.
Si
no hemos recibido algo que se nos debe (o que creemos que se nos debe, algo que
nuestra carne considera "merecer"), y guardamos rencor en nuestro
corazón, recordando las ofensas que otros nos han hecho, ¿cómo podemos hacer
este tipo de oración al Padre? Así como nuestras ofensas necesitan ser
perdonadas delante de Elohim, nosotros también tenemos que perdonar las ofensas
que otros nos hacen, o no entraremos en el Reino de los cielos, y seremos
lanzados en las tinieblas de afuera, hasta que paguemos el último centavo.
Necesitamos
prestar atención al hecho de que las Escrituras no sólo nos hablan de nuestra
relación con el Padre, sino también de nuestra relación con los demás, porque
una cosa no puede funcionar sin la otra. No podemos funcionar únicamente en la
relación con el Padre, la relación vertical, porque si el ruaj no fluye
horizontalmente, se estanca y se muere, se seca. Y tampoco podemos amar a
nuestros hermanos como es debido si no tenemos la correcta relación vertical
con nuestro Padre. Si un hermano está consciente solamente de su relación con
Elohim y se olvida de su relación con otros hermanos, pensando que no hay nada
mal entre él y Elohim, se engaña a sí mismo. Hermanos, nunca pasen por alto su
relación con los demás. Si hay una barrera entre ustedes y otro hermano o
hermana, inmediatamente perdemos la bendición de Elohim. Si hay algo que debamos
hacer por un hermano o hermana o decirle a un hermano o hermana y no lo hemos
hecho, hemos incurrido en una deuda. No pensemos que todo está bien sólo porque
creemos que tenemos la razón. También es necesario estar libre de deudas.
Al
mismo tiempo, si un hermano o hermana nos debe algo y no lo olvidamos, entonces
no perdonamos las deudas de ellos, y nosotros mismos estamos amarrados a ellos.
Esto también nos impedirá ser perdonados por Elohim. Yahweh nos tratará de la
misma manera en que tratemos a los demás. Si no olvidamos la deuda de ellos y
continuamos recordándola y quejándonos, estaremos muy engañados si creemos que
Elohim perdonará nuestras deudas. Necesitamos prestar atención a las palabras "como también nosotros
perdonamos". Si nosotros no hemos perdonado a nuestros deudores,
nuestras deudas serán recordadas delante de Elohim. Si hemos quitado de nuestro
corazón las deudas de ellos y ya no queda nada, podemos acercarnos al Trono y
pedir nuestro perdón.
La Tercera Cosa: La Tentación
Y no nos dejes caer en tentación, sino líbranos del mal. MattiYah 6:13
La
primera cosa habla de nuestras necesidades materiales, y la segunda, de nuestra
relación con los hermanos. Esta tercera parte habla de nuestra posición frente
a haSatán. "No nos dejes caer en la
tentación" es una petición negativa. "Sino líbranos del mal" es positiva. Por un lado, cuando
vivimos para Elohim en la tierra y tenemos un fuerte deseo de dedicarnos a Su
nombre, Su Reino y Su voluntad, nos encontramos con necesidades materiales y,
por ende, debemos pedir por nuestro pan de cada día. Por otro lado, nuestra
conciencia necesita estar limpia y libre de ofensa delante de Elohim para poder
pedir; para esto necesitamos que Él perdone nuestras deudas. Pero hay otra
cosa. También necesitamos paz y protección; para esto necesitamos pedirle al
Padre que nos libre de la mano de haSatán.
Cuanto
más avancemos por el camino del Reino, mayores serán las tentaciones. ¿Qué
debemos hacer entonces? Podemos orar y pedirle a Elohim que "no nos deje
caer en tentación". No podemos tener tanta confianza en nosotros mismos,
pensando que podemos hacerle frente a alguna tentación, ni tampoco podemos ser
tan necios de olvidarnos del enemigo, de no pedir protección de él y sus
artimañas. Ya que el Adón nos ha pedido que oremos, debemos orar pidiendo a
Elohim que no nos deje caer en tentación. Nosotros no sabemos cuándo vendrá la
tentación. Así que debemos orar de antemano para que no caigamos en tentación. La
tentación en sí no es pecado, sino el caer en ella. Podemos ser tentados sin
pecar, pero en el momento en que aceptamos esa tentación, ya desde nuestra
mente, estamos pecando. Con todo, si hemos sentido el deseo pero hemos
resistido y no pecamos de hecho, sólo deberemos pedir perdón por nuestros malos
deseos y pensamientos, para ser limpiados y restaurados, es decir, para
eliminar la deuda que hemos contraído con la Ley del Padre a través de nuestros
pensamientos.
Esta
oración es para nuestra protección. No es que estemos esperando cada día que
venga la tentación, sino que oramos cada día para que, si viene, no caigamos en
ella. También debemos pedir que solamente confrontemos aquello que el Adón
permita venir sobre nosotros y no alguna otra cosa que el Adón no quiera que
venga sobre nosotros. Si no oramos de esta manera, no seremos capaces de
resistir la tentación ni siquiera por un momento. Tenemos que pedirle que no
nos deje caer en tentación, que no permita que nos enfrentemos a nadie y que no
se nos atraviese nada que no deba. Esta es una oración de protección. Tenemos
que orar para que Elohim nos proteja, para que nuestro pan de cada día sea
provisto, para que nuestra conciencia esté limpia y para que no caigamos en las
tentaciones. Diariamente, tenemos que pedirle a Elohim que nos guarde de la
tentación.
Y
no sólo tenemos que pedirle a Elohim que no nos deje caer en tentación, sino
también que nos "libre del maligno". Esta oración es positiva. No
importa donde ponga haSatán su mano, tenemos que pedirle al Adón que nos libre
del maligno. En cuanto al pan de cada día, en cuanto a la condenación de
nuestra conciencia y en cualquier tentación, tenemos que pedirle a Mashíaj que
nos libre del maligno, porque él siempre buscará atacarnos en estos ámbitos. En
otras palabras, le pedimos que no caigamos en la mano del maligno. Podremos ser
tentados, pero nuestro pedido es no caer en esa tentación a la que seamos
sometidos. Muchas veces seremos tentados, porque el Padre nos prueba para ver
si lo amamos.
Al
leer MattiYah 8-9, encontramos que las manos de haSatán están puestas en más
cosas de las que uno espera o se da cuenta. Están ocultas en la fiebre que
viene de repente sobre el cuerpo de una persona (8:14) y en la tormenta que se
levanta de repente en el mar (8:24). Ellas hacen que los demonios operen en los
hombres y ahoguen los cerdos (8:28-32). Ellas obran en el interior del corazón
del hombre haciendo que rechace al Adón y se oponga a Él sin haber razón alguna
(9:3). En síntesis, haSatán está activo causando daño al hombre, trayendo
ceguera y confusión, actuando en su carne para que el Ruaj no los ilumine. Por
tanto, tenemos que pedir ser librados del maligno.
Los
tres deseos acerca de Elohim son oraciones básicas, y las tres peticiones por
nosotros mismos son oraciones de protección. No le pedimos al Adón por nuestro
pan de cada día sólo porque deseemos comer. No le pedimos que nuestra
conciencia esté sin ofensa sólo para poder pedir cosas. No le pedimos al Adón
que nos libre del maligno sólo porque no queremos pasar por malos momentos.
Oramos por todas estas cosas a fin de vivir más tiempo en la tierra para poder
desempeñar la obra de oración a fin de que el nombre del Padre sea santificado,
Su Reino venga y Su voluntad sea hecha en la tierra como en el cielo.
3. Tres Cosas Por Las Cuales
Alabar
Finalmente,
el Adón nos enseñó a alabar por causa de tres cosas:
Porque tuyo es el reino, el poder y la gloria por todos los siglos. Amén. MattiYah 6:13
Esta
frase no aparece en los manuscritos griegos más antiguos (del siglo 4), pero
aparece en la Peshita aramea (del siglo 2). Esta alabanza nos habla de que el Reino,
el poder y la gloria le pertenecen al Padre. Las tres cosas por las cuales
alabamos se relacionan con nuestra liberación del maligno. También se
relacionan con toda la oración que enseñó Yahshua. Oramos que Él nos libre del
maligno porque el Reino, el poder y la gloria son del Padre y no de haSatán.
Este es el punto principal: ya que el Reino, el poder y la gloria le pertenecen
al Padre, nosotros no debemos caer en la mano de haSatán, porque no le
pertenecemos. Es lamentable que tantos creyentes estén cayendo en las garras
del Acusador una y otra vez, día tras día, sin comprender que son ellos mismos,
con sus transgresiones y su postura errada, quienes le otorgan el derecho de "ocuparse" de
ellos. Siendo el Acusador de los hermanos, si la acusación que presenta delante
del Trono es válida, Yahweh le dará permiso de acción, y el acusado será
entregado en las manos del alguacil hasta que pague lo que debe. Como
normalmente los creyentes son ciegos y sordos, y no han comprendido que su
falta de misericordia, de perdón, de amor por el prójimo (y no las muchas
acciones, gestos, rituales y posturas) son las faltas que han sido el motivo
para ser vendidos como esclavos al enemigo, continúan con su misma conducta
durante su esclavitud, EXTENDIENDO INDEFINIDAMENTE EL PLAZO DE SU LIBERACIÓN.
Esta es la razón por la cual no debemos caer en la mano de haSatán. Si caemos,
¿cómo podríamos glorificar al Padre? Si el Padre debe ejercer poder sobre
nosotros, entonces haSatán no puede hacerlo. Como el Reino de los cielos le pertenece
al Padre, no podemos ni debemos caer en la mano de haSatán.
Con
respecto a la autoridad, debemos recordar lo que dijo el Adón:
Miren, les doy autoridad de pisar serpientes, escorpiones, y sobre todo el poder del enemigo; y nada los dañará. Luka 10:19
Este
pasuk dice que la potestad que Él da nos capacita para vencer el poder del
enemigo. Junto con la autoridad viene el poder. El Adón quiere que sepamos que
junto con el Reino está la autoridad, y detrás de la autoridad está el poder
para regir. El Reino es de Elohim y no de haSatán. La autoridad le pertenece a
Elohim, no a haSatán. Por lo tanto, el poder le pertenece a Elohim, no a
haSatán. Por supuesto, la gloria también le pertenece a Elohim, no a haSatán.
Ya que el Reino, el poder y la gloria pertenecen a Elohim, los que pertenecen a
Elohim deben vencer toda tentación y ser librados de la mano de haSatán.
En
el B'rit Hadashá, el Nombre de Yahshua denota autoridad, mientras que el Ruaj
haKodesh denota poder. Toda la autoridad está en el Nombre de Yahshua, y todo
el poder está en el Ruaj haKodesh. El Ruaj haKodesh es el poder de Elohim. El Reino
se refiere al gobierno del cielo y a la autoridad de Elohim, mientras que el
poder nos habla de que todo el poder está en el Ruaj haKodesh. Cuando Elohim obra,
el Ruaj haKodesh es Su poder. Ya que el Reino pertenece a Elohim, haSatán no
tiene donde ejercer su dominio. Ya que el poder pertenece al Ruaj haKodesh,
haSatán de ninguna manera puede tocar al Ruaj haKodesh. MattiYah 12:28 nos
habla de que cada vez que los demonios se encontraron con el Ruaj haKodesh,
fueron echados. Por último, la gloria también pertenece a Elohim.
El
Adón nos enseñó a orar así. Esto no quiere decir que debemos recitar esta
oración como un rezo, sino que debemos orar en conformidad con este modelo.
Todas las oraciones deben seguir este modelo. Debemos pedir las cosas que
Yahweh desea, debemos pedir que se ocupe de nuestra protección, y finalmente
debemos alabarlo. En cuanto a Elohim, deseamos que Su nombre sea santificado,
que Su Reino venga y que Su voluntad sea hecha en la tierra como se hace en el
cielo. En cuanto a nosotros, pedimos que Él nos proteja, que sea nuestro escudo
y fortaleza. En cuanto a nuestra alabanza, se basa en el hecho de que el Reino,
el poder y la gloria son de Él. Ya que el Reino, el poder y la gloria son Suyos,
Su nombre debe ser santificado, Su Reino debe venir y Su voluntad debe ser
hecha en la tierra como en el cielo. Ya que el Reino, el poder y la gloria son Suyos,
le pedimos nuestro pan de cada día, que perdone nuestras deudas, que nos libre
de tentación y del maligno.
La Importancia De Perdonar Las
Ofensas
Después
que el Adón concluyó Su enseñanza sobre la oración, todavía añadió una
explicación extra:
Porque si ustedes perdonan a los demás sus ofensas, su Padre celestial también los perdonará a ustedes. Pero si no perdonan a los demás, tampoco su Padre les perdonará sus ofensas. Mateo 6:14-15
Esta
es una explicación extra que el Adón da del pasuk 12 (de MattiYah 6), donde
dice: "Perdónanos nuestras deudas,
como también nosotros perdonamos a nuestros deudores". Mashíaj lo
mencionó dos veces PORQUE ESTE ASUNTO ES ESENCIAL. Los creyentes fallan muy
fácilmente en este asunto de perdonar a otros. Si existe entre los hijos de
Elohim la tendencia a no perdonar, se esfumarán todas las lecciones que han
aprendido, la fe y el poder. Es por esto que el Adón es tan enfático y claro.
Aunque estas palabras son sencillas, los hijos de Elohim la necesitan. Es muy
sencillo pedir el perdón del Padre, pero falta aún perdonar a los hermanos. No
existe el perdón superficial. Esta palabra es sencilla, pero el hecho no es tan
sencillo. Si perdonamos a otros sólo de labios pero no en nuestro corazón, esto
no es perdón a los ojos de Elohim. El perdón que se da sólo de labios es vano y
engañoso y no cuenta ante el Padre. Tenemos que perdonar de corazón las ofensas. Así como los discípulos
necesitaban esta palabra del Adón, también nosotros la necesitamos. Si los
creyentes son irreconciliables y no perdonan a otros de corazón, la
congregación será perjudicada. Si no tenemos la intención de comportarnos como
congregación y si al presentarse un desacuerdo queremos seguir cada uno su
propio camino, entonces no necesitamos perdonarnos los unos a los otros, pero
tampoco seremos perdonados. Pero el Adón sabe cuán
crucial es este asunto para nosotros, porque el resentimiento es una mancha que
corrompe, por muy pequeño que pueda ser.
Por
tanto, Él lo reiteró al final de la oración. El Adón sabe que cuanto más
comunicación y comunión tenemos, tanto más necesitamos perdonarnos unos a
otros. Él sabe cuán crítico es esto. Si no nos perdonamos unos a otros, le
daremos ocasión al diablo fácilmente. Si no podemos perdonarnos, entonces no
somos ciudadanos del Reino ni podemos llevar a cabo la obra del Reino. Ninguno
que tenga una actitud implacable puede participar en la obra del Reino, y nadie
que tenga esta actitud puede vivir en el Reino. Cuando tenemos un problema con
los hermanos, lo tenemos con el Adón. No podemos orar al Adón por un lado, y
permanecer sin perdonar por el otro. Hermanos, esto no es algo insignificante.
Debemos prestar atención a lo que el Adón presta atención. Necesitamos perdonar
a otros sus ofensas.
Finalmente,
debemos notar cuán interesado está el Adón en la oración. Sólo hay cuatro
pasukim que hablan de dar limosnas. En cuanto al ayuno, sólo hay tres pasukim.
Pero acerca de la oración, habla reiteradas veces porque la oración es nuestra
relación con el Padre. La oración es el trabajo más importante del creyente. El
Adón nos muestra que se recibe recompensa por la oración porque es un asunto
muy grande. No sólo podemos recibir la respuesta, mucho más que eso,
recibiremos recompensa en el Reino. Todos los que sean fieles a la oración
recibirán una recompensa. Todos lo que continúen con este trabajo en secreto y
le presten atención no quedarán sin recompensa. Que Elohim levante personas que
oren por Su obra.
Además,
la oración que el Adón enseñó usa la palabra "nosotros" (primera
persona del plural). Es así como ora la congregación. Esta es una oración que
está plenamente consciente del Cuerpo. Es una oración admirable, perfecta,
porque nos hace tocar todos los temas que debemos tocar, sin dejar ninguno de
lado. Todo lo que agreguemos, terminará siendo un extra, a menos que sea algo
que el propio Ruaj ha colocado en nuestro corazón como una carga. Hermanos, que
podamos consagrarnos para orar de esta manera día a día. Un sinnúmero de santos
a lo largo de las edades ha llegado a ser parte de esta gran oración. Que el Adón
tenga misericordia de nosotros para que también podamos participar en esta gran
oración.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario