Por esta razón, tomen toda la armadura de Elohim, para que puedan resistir en el día malo, y después de haberlo logrado todo, quedar firmes. Efesiyim 6:13
La guerra espiritual es la continua batalla entre los ejércitos y las
fuerzas de haSatán. El Ejército de Elohim está formado por Sus malajim. Son
espíritus creados por Elohim para que le sirvan, estando sujetos a éste
voluntariamente.
El desequilibrio de la lucha depende de la voluntad humana. Esta lucha, aunque no sea visible, es real; sus estragos se producen en las almas de seres humanos dotados de libre albedrío. Si se tratara simplemente de una cuestión de poder, el Elohim Todopoderoso podría dominar al príncipe de las tinieblas en un momento. Pero la lucha por las mentes y los cuerpos continúa debido a que el desequilibrio de la lucha depende de la voluntad humana.
El adversario, que odia todo lo que se parezca remotamente a la imagen de
Elohim, también aborrece al hombre e intenta controlarlo.
En el pasuk 12 de Efesiyim, nos dice que la lucha no es contra sangre y
carne. Una de las cosas más importantes que la congregación tiene que aprender
es saber distinguir entre la lucha espiritual de otras de tipo social, personal
o político. De otra manera, creyentes individuales y grupos de creyentes son
fácilmente arrastrados a entablar batalla contra adversarios humanos, en lugar
de luchar por medio de la oración contra las invisibles maniobras del mal que
está detrás de la escena.
Sobre las bases de este pasaje se anuncia la responsabilidad asignada a la
Congregación de participar en la batalla de la oración, con el propósito de que
el mal sea obligado a retroceder de esa forma, imponiendo la voluntad de Elohim.
Los tiempos en que estamos viviendo también forman parte de la situación.
Si nos ubicamos en el Tanaj, veremos que las guerras que enfrentaba el pueblo
de Elohim, eran con armas físicas y principalmente con la ayuda espiritual de
Él, porque eran sombras de un estado espiritual. La realidad de la lucha
espiritual nos motiva a aprender cuán sabio es tener una preparación apropiada.
Los pasajes de las Escrituras que estamos estudiando contienen la instrucción
clásica y completa para prepararnos para una batalla espiritual, la lucha en
las "regiones celestes"; en "el reino invisible de los
conflictos espirituales" que siempre nos rodean.
Comprendemos, naturalmente, que lo decisivo en esta batalla espiritual no
está bajo nuestro control, sino en el del Adón. Por medio del poder de la
oración:
...orando en todo tiempo en el espíritu con toda oración y ruego, vigilando con toda perseverancia y ruego por todos los consagrados. Efesiyim 6:18
...cuando estamos equipados con recursos espirituales:
Pues aunque somos humanos, no batallamos según lo humano; porque las armas de nuestra batalla no son humanas, sino que tienen poder divino para demoler fortalezas. Derribamos los argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Yahweh; y ponemos todo pensamiento en cautiverio a la obediencia del Mashíaj... Qorintiyim Bet 10:3-5
Porque nuestra lucha no es contra sangre ni carne, sino contra principados, contra autoridades, contra los gobernantes de estas tinieblas, contra espíritus de maldad en los lugares celestiales. Por esta razón, tomen toda la armadura de Elohim, para que puedan resistir en el día malo, y después de haberlo logrado todo, quedar firmes. Así que permanezcan firmes, ceñidos con el cinturón de la verdad, vestidos con la coraza de justicia y calzados sus pies con la preparación para proclamar la Buena Noticia de paz. Y sobre todo, ármense con el escudo de la fe con que podrán apagar todos los dardos de fuego del maligno. Tomen también el casco de la salvación y la espada del espíritu, que es la palabra de Elohim... Efesiyim 6:12-17
...se nos da todo el armamento potencial necesario. Y también se nos da la garantía de la victoria final:
Pero yo también te digo que tú eres Kefá; y sobre esta roca edificaré mi congregación, y las puertas del Sheol no prevalecerán contra ella. MattiYah 16:18
Una victoria avalada por la resurrección de Mashiaj de entre los muertos:
No temas; yo soy el primero y el último, el que vive. Estuve muerto, pero mira que vivo por los siglos de los siglos. Y tengo las llaves de la muerte y de la Fosa. Hitgalut 1:17c-18
Y que alcanzaremos si nos mantenemos firmes hasta la muerte:
Y ellos lo han vencido por causa de la sangre del Cordero y del mensaje del testimonio de ellos, porque no amaron sus vidas hasta la muerte. Hitgalut 12:11
Recordemos primero que en esta carta, Shaúl no sólo nos está impartiendo
una enseñanza, sino que nos da las bases para una vida de creyentes práctica en
un mundo real y peligroso. Y también nos dice cómo poseer la sabiduría y el
poder necesarios para eso.
Los peligros no serán circunstancias casuales, sino poderes
inteligentemente dirigidos para impedir que alcancemos la victoria. Ya se
habrán dado cuenta que esta forma de vida es diferente de la que
"normalmente" llevábamos antes de conocer al Adón.
Nuestra vida de soldados de Mashíaj se compara con entrar al ejército. Un
día, decidimos enviar la solicitud de ingreso; el Ejército nos llama atendiendo
a nuestro pedido. Nos presentamos, y luego de un previo examen somos aceptados,
y nos sentimos tan felices, pero en seguida comienza una serie de cambios de
los que no teníamos ni idea.
Nos cambian la ropa por "el uniforme" (recibimos nuestras
vestiduras de lino blanco, y empezamos a ser vestidos con nuestras ropas
sacerdotales); nos cambian el menú de comidas, primero comenzamos a recibir el
maná, luego vamos aprendiendo a recibir los sacrificios de los hermanos y
comemos la carne y los panes reservados a los sacerdotes.
En el ejército nos cortarían el pelo al ras, al contrario, los nazireos no
nos cortamos más el cabello, que simboliza lo que producimos, nuestros
pensamientos y sentimientos, completamente dedicados a Yahweh, por eso SON
NUESTRA COBERTURA. Todos somos nazireos hoy, y por ese motivo hemos sido
consagrados a Mashíaj, para que Él SEA NUESTRA CABEZA Y NUESTRA COBERTURA:
todos nuestros "cabellos" (pensamientos y sentimientos y voluntad)
deben ser sometidos a Él y consagrados a Yahweh. Si algo producimos que no esté
sometido a Mashíaj, SEREMOS INMUNDOS.
En el ejército nos despertarían al toque de la trompeta, en el ejército de
Yahweh somos levantados para la oración matutina, que es nuestro alimento
personal. Es el deber de todo soldado mantenerse a sí mismo fuerte y saludable
para no ser una carga para el resto del escuadrón, y para dar apoyo firme a los
demás soldados cuando llega la batalla (LA ORACIÓN CORPORATIVA Y LA ACTIVIDAD
EN EL DISCIPULADO Y EN LA EDIFICACIÓN DEL CUERPO Y CASA DE YAHWEH).
Y luego comienza el duro entrenamiento. Todo se hace a la carrera, corriendo
todo el tiempo, trabajando duro hasta el mayor cansancio, sin tener permiso de
sentirse cansado ni deprimido, ni desistir porque ya no nos pertenecemos, somos
Sus soldados. Más de una vez experimentamos un doloroso arrepentimiento por el
paso dado. Es el enemigo aprovechándose de nuestro real cansancio para apretar
nuestras pruebas, agregando peso a nuestras espaldas. Y EL PADRE LO PERMITE,
porque sabe que no son cosas que no podamos sobrellevar, y salir aún más
fortalecidos. Muchas veces, aunque notamos que vamos progresando, los recuerdos
de la vida carnal anterior, sin cargas aparentes (pero con todo el peso del
juicio) pueden estropearnos el sueño.
Debemos siempre tener en cuenta que no hay vuelta atrás en este camino,
porque ya no nos pertenecemos, porque ahora tenemos otro Amo al cual obedecer,
y no aceptará nuestra desobediencia. Si insistimos en retirarnos, Él lo
permitirá, pero ese estado será peor aún que el anterior. Debemos resistir
firmes en los pasos que ya hemos avanzado, apoyarnos en cada logro que hemos
obtenido en el ruaj, porque cuando desistamos, SIETE PEORES QUE LOS QUE
TENÍAMOS REGRESARÁN Y OCUPARÁN SU LUGAR DENTRO NUESTRO. Miremos firmemente al
cambio de rumbo que hemos dado, y mantengamos la mirada fija en nuestro
objetivo, la corona de gloria que nos está reservada, si es que no desistimos y
amamos más al mundo, como Demas.
Nosotros estamos siendo preparados no para tener buenas vidas, cómodas, con
nuestras familias (no al menos en estos momentos de guerra), sino a ser
soldados al servicio de Yahweh y del Cuerpo de Mashíaj, soldados al servicio de
los demás. Si pensamos primero en nuestras comodidades, en nuestras
necesidades, inclusive en nuestras familias, no seremos aptos:
Pero Yahshúa le dijo: "Ninguno que ha puesto su mano en el arado y sigue mirando atrás, es apto para el reino de Elohim". Luka 9:62
Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo. Luka 14:26
En este ejército nos preparamos para combatir; luchar con un posible
enemigo; exponiendo nuestra vida y luchando por la de nuestros compañeros y
hermanos. Ciertamente, también luchamos por nuestras familias y por el resto de
los hombres que aún están perdidos. Luchamos por ellos como los soldados luchan
por "su país". Este es el motivo del durísimo tratamiento en nuestra
preparación. Todos somos llamados a ser soldados y servir. En el ejército de
Yahweh no hay hombres y mujeres: TODOS SOMOS SOLDADOS. Los que se quedan en las
tiendas son lo que están en el desierto: ni siquiera han entrado al atrio.
Tenemos que entender que seguir a Yahweh no es hacer nuestro buen placer, sino
tener un cambio de 180° en todos los ámbitos de nuestras vidas. Los que no
estén dispuestos a poner la mano en el arado y avanzar, podrán ilusionarse y
engañarse a sí mismos, pero en verdad no están corriendo la buena carrera, y no
recibirán galardón al final de ella.
Grave error hubiera cometido el Ejército humano si al poco tiempo del
soldado recibir su "uniforme", ya fuera enviado a una guerra. El
soldado estaba sometido a entrenamiento y no podía salir del cuartel ni
siquiera con su nuevo uniforme, hasta que los superiores considerasen que su
aspecto y comportamiento hubiese cambiado lo suficiente como para no verse en
él a un vulgar "civil", sino a un recio militar, aún sin el uniforme.
Así también nosotros estamos llamados a formar parte del ejército de
Yahweh, colocarnos bajo el mando de quienes Él determina y entrenarnos
diligentemente para servir y para alcanzar, en su momento, el cargo de entrenar
a los que lleguen detrás. No hay lugar para individualismos en este ejército,
porque lo único que interesa es la ejad, que es la voluntad de nuestro Gran
Comandante. La edificación de la Casa de Yahweh, que es también Su ejército, es
asunto de obediencia, y la obediencia se extiende a toda autoridad que Él
levanta, porque sea buena o mala, esa autoridad responderá por sus cargos, pero
nosotros también responderemos si somos desobedientes y rebeldes. No olvidemos
nunca que todo es para nuestro bien y que debemos ser imitadores de Mashíaj,
quien obedeció a todas las autoridades terrenales que le fueron colocadas.
Aprendamos a obedecer como soldados, y saldremos siempre fortalecidos.
Renovándonos Para Mashíaj
No podemos limitarnos al pasuk que estamos estudiando (Efesiyim 6:13), de
ponernos la armadura. El Apóstol Shaúl desde el principio del capítulo 1, nos
está impartiendo todo lo que necesita una persona que ha decidido cambiar de
vida, enrolarse en el "Ejército de Elohim", adiestrarse y tomar Su
armadura (las nuevas ropas, "el uniforme").
Bendito sea el Elohim
y Padre de nuestro Adón Yahshúa el Mashíaj, quien nos ha bendecido en el
Mashíaj con toda bendición espiritual en los lugares celestiales. Asimismo, nos
escogió en Él desde antes de la fundación del mundo, para que fuéramos
consagrados y sin mancha delante de Él. En amor nos predestinó por medio de Yahshúa
el Mashíaj para adopción como hijos suyos, según el beneplácito de su voluntad,
para que alabemos el glorioso favor que nos dio gratuitamente en el Amado. En
él tenemos redención por medio de su sangre, el perdón de nuestras transgresiones,
según las riquezas de su gracia que hizo sobreabundar para con nosotros en toda
sabiduría y entendimiento.
Él nos ha dado a
conocer el misterio de su voluntad, según el beneplácito que se propuso en el
Mashíaj, a manera de plan para el cumplimiento de los tiempos: que en el
Mashíaj sean reunidas bajo una cabeza todas las cosas, tanto las que están en
los cielos como las que están en la tierra.
En él también
recibimos herencia, habiendo sido predestinados según el propósito de aquel que
realiza todas las cosas conforme al consejo de su voluntad, para que nosotros,
que primero hemos esperado en el Mashíaj, vivamos para alabar su gloria. En él
también ustedes, habiendo oído el mensaje de verdad, la Buena Noticia de su
salvación, y habiendo creído en él, fueron sellados con el espíritu de santidad
que se había prometido, que es la garantía de nuestra herencia para la
redención de lo adquirido, para la alabanza de su gloria.
Por esta razón, yo
también, habiendo oído de la fe que tienen ustedes en el Adón Yahshúa y de su
amor para con todos los santos, no ceso de dar gracias por ustedes,
recordándolos en mis oraciones. Pido que el Elohim de nuestro Adón Yahshúa el
Mashíaj, el Padre de la gloria, les dé espíritu de sabiduría y de revelación en
el pleno conocimiento de Él; ya que se les han iluminado los ojos de su
entendimiento, para que conozcan cuál es la esperanza a la que los ha llamado,
cuán abundante la gloria de la herencia que él da a los consagrados, y cuál es
la inmensurable grandeza de su poder para con nosotros los que creemos,
conforme a la operación del dominio de su fuerza.
Elohim la ejerció en el Mashíaj cuando lo resucitó de entre los muertos y lo hizo sentar a su diestra en los lugares celestiales, por encima de todo principado, autoridad, poder, dominio y todo nombre que se menciona, no sólo en esta era sino también en la venidera. Aun todas las cosas las sometió Elohim bajo sus pies y lo puso a él por cabeza sobre todas las cosas para la congregación, la cual es su cuerpo, la plenitud de aquel que todo lo llena en todo. Efesiyim 1:3-23
Tomar nuestra armadura no significa vestirnos literalmente, ya que se trata de una armadura espiritual. Por lo tanto, VESTIRNOS DE TODA LA ARMADURA IMPLICA TENER CLARO TODO LO QUE HEMOS RECIBIDO EN MASHÍAJ. Veamos lo que aquí nos dice Shaúl:
- YA hemos recibido toda bendición espiritual en los lugares celestiales.
- Fuimos escogidos en Él desde antes de la fundación del mundo
- Fuimos consagrados y estamos sin mancha delante de Él
- Fuimos predestinados en amor para adopción
- Fuimos predestinados para alabar el favor recibido gratuitamente
- En Mashíaj tenemos redención por medio de Su sangre
- En Mashíaj tenemos el perdón de nuestras transgresiones
- La riqueza de Su gracia sobreabundó en nosotros y nos dio toda sabiduría y entendimiento
- Nos dio a conocer el misterio de su voluntad: que todas las cosas de la tierra y de los cielos sean reunidas bajo la autoridad (cabeza) de Mashíaj
- En Mashíaj recibimos herencia de sus promesas para vivir alabando su gloria
- En Él fuimos sellados con el espíritu de santidad que se había prometido
- Recibimos el Ruaj haKodesh que es la garantía de nuestra herencia
- La garantía es para nuestra redención
- La garantía es para alabanza de su gloria
- Hemos recibido espíritu de sabiduría y de revelación en el pleno conocimiento de Él
- Nos han sido iluminados los ojos de nuestro entendimiento para conocer cuál es la esperanza a la que los ha llamado
- Nos han sido iluminados los ojos de nuestro entendimiento para conocer cuán abundante es la gloria de la herencia que Él da a los consagrados
- Nos han sido iluminados los ojos de nuestro entendimiento para conocer cuál es la inmensurable grandeza de Su poder para con nosotros, conforme a la operación del dominio de su fuerza
- Esa fuerza y poder Yahweh la ejerció cuando resucitó a Mashíaj de entre los muertos
- Esa fuerza y poder Yahweh la ejerció cuando lo hizo sentar a su diestra en los lugares celestiales
- Esa fuerza y poder Yahweh la ejerció cuando colocó a Mashíaj por encima de todo principado, autoridad, poder, dominio y todo nombre que se menciona, no sólo en esta era sino también en la venidera
- Esa fuerza y poder Yahweh la ejerció cuando sometió todas las cosas bajo los pies de Mashíaj
- Esa fuerza y poder Yahweh la ejerció cuando puso a Mashíaj por cabeza sobre todas las cosas para la congregación, la cual es su cuerpo, la plenitud de Mashíaj
Como podemos ver, sólo en el primer capítulo de Efesiyim ya tenemos
BASTANTE PARA VESTIR, algo que normalmente no tenemos en cuenta. Cuando digo
que tenemos que vivir ejerciendo la encarnación de Mashíaj, su muerte en el
madero, su resurrección, ES TENER EN CUENTA TODAS ESTAS COSAS DE UNA MANERA
REAL Y EN EXPERIENCIA CONCRETA. Comencemos por agradecer cada día estas cosas
que hemos recibido. ¿Hemos sido agradecidos con el Padre por cada detalle que
nos ha dado, como los aquí mencionados? ¿O hemos sido muy generales en nuestro
agradecimiento, sin "degustar", paladear cada uno de estos benditos
detalles? Yo les aseguro que "vestirnos" de estos dones cada día
mencionándolos en nuestra oración personal y agradeciendo por cada una de estas
bendiciones nos fortalecerá mucho más que "IMAGINAR QUE NOS ESTAMOS
PONIENDO UNA ARMADURA". Vestir la armadura, vestir nuestras vestiduras
sacerdotales NO ES
COSA IMAGINARIA, NO ES UN EJERCICIO MENTAL PARA NUESTRA IMAGINACIÓN, ES UN
APLICAR DIARIAMENTE DE FORMA REAL Y CONCRETA CADA UNA DE LAS COSAS QUE YA HEMOS
RECIBIDO EN LOS LUGARES CELESTIALES.
Este proceso de conocimiento, preparación, vestidura (armadura), lucha y
victoria, lo vivió en el mismo orden nuestro Adón.
A los 12 años, YA SABÍA PARA QUÉ HABÍA VENIDO A ESTE MUNDO, enviado por el
Padre. El propósito era muy importante. PERO COMO HOMBRE DEBÍA CRECER EN
ESTATURA Y CONOCIMIENTO, y también en obediencia, y se sometió a la autoridad
que Yahweh había puesto sobre él en ese momento: sus padres, los cuales
obedecían por su vez a las autoridades religiosas de su época.
Muchas veces me he preguntado: "¿Por qué ese vacío de información de
su vida de los doce hasta los treinta años?". Creo que debía
"prepararse", y hacerlo bien para una tremenda lucha que iba a tener
en el futuro próximo. Y esa preparación es siempre EN LA OSCURIDAD. La semilla
crece en la oscuridad de la tierra hasta que brota. Mashíaj creció en la
oscuridad (en la obediencia) hasta que "salió a la luz" y comenzó su
ministerio. ¿Qué es esa "oscuridad"? Es el período que todos y cada
uno de nosotros debemos atravesar mientras somos capacitados por el Ruaj, y que
dura hasta el momento en que Él nos llama de forma clara y nos coloca (a veces
por la fuerza) en el lugar en el que desea que levantemos Su Cuerpo. Todos
debemos atravesar ese período de disciplina y "oscuridad", donde
aprendemos para enseñar cuando Él lo decida. Sabremos muy claramente cuando Él
nos llame, no se trata simplemente de un deseo interno (que también Él coloca
en nuestro interior, que es nuestro Mashíaj deseando obedecer al Padre y
servirlo). Ese deseo es el que debe guiarnos a aceptar toda disciplina hasta el
momento de "brotar", e iniciar el ministerio que Él tiene planificado
para cada uno.
Mashíaj sabía desde niño cuál era su destino, PERO SÓLO SALIÓ A REALIZARLO
CUANDO EL RUAJ LE INDICÓ HACERLO. Durante 30 años fue obediente y permaneció
esperando. Lamentablemente, nosotros muchas veces escuchamos a nuestra carne
que nos dice "ya estás listo", "es hora de salir", "no
necesitas seguir guardando obediencia", "todos somos reyes y
sacerdotes, y a todos el Ruaj nos habla", y otras cosas por el estilo, que
si en verdad estuviéramos crecidos, RECONOCERÍAMOS LA REBELIÓN DE LA CARNE.
Lamentablemente, sólo las reconocemos después, a la distancia, cuando en verdad
nuestra alma ha sido sometida al ruaj, y nos arrepentimos de haberlas
escuchado. Cuestionémonos siempre en nuestra ansiedad por servir si no estamos
tratando de ir en nuestras fuerzas y no en el Ruaj.
Cuando ya estuvo listo, Elohim cubrió a Mashíaj con el poder del Ruaj
haKodesh después de haber sido bautizado en aguas por Yahanan, el último
verdadero Sumo Sacerdote tsadoquita. Así se cumplió toda justicia, y Mashíaj
fue ordenado sacerdote de una orden superior, de la Orden de Melki-Tsedeq, Y
RECIBIÓ SUS VESTIDURAS SACERDOTALES Y TAMBIÉN SU ARMADURA. Como veremos, ser
Rey y Sacerdote son dos funciones que en Mashíaj están unidas, como lo
estuvieron simbólicamente en David, y como también están siendo levantadas en
Sus vencedores.
POR UN LADO, SOMOS SACERDOTES Y POR EL OTRO, SOMOS GUERREROS Y REYES. EL
SACERDOTE USA VESTIDURAS SACERDOTALES Y MINISTRA INTERCEDIENDO POR EL PUEBLO, Y
EL REY VISTE LA ARMADURA Y GUERREA TAMBIÉN POR EL PUEBLO.
Nosotros también, como hijos del Kohen Gadol, estamos destinados a ser
sacerdotes y sumos sacerdotes, y también reyes y gobernadores en autoridad, y
cuando creímos y nacimos de nuevo, recibimos el espíritu de adopción y por lo
tanto, las vestiduras. Los hijos de Aharón (su descendencia) desde pequeños
eran "vestidos" para ser sacerdotes, eran apartados y comenzaban a
aprender lo que un día ejercerían en plenitud. Así también nosotros estamos
siendo vestidos y creciendo en nuestras funciones, en nuestro aprendizaje y en
nuestras vestiduras, si es que andamos en Sus caminos y no en los nuestros
propios.
Ya enterado haSatán de quién Él era, porque posiblemente pudo ver que los
cielos fueron abiertos, que el Ruaj haKodesh descendía sobre él y que una voz
de los cielos decía: "Este es mi
Hijo amado, en quien tengo complacencia", descarga todo su potencial
de armas engañosas contra Yahshua. Lo tienta varias veces, pero... Él estaba
preparado y utilizó la armadura que Elohim le proveyó. En ese momento, Mashíaj
no usó sus vestiduras sacerdotales, sino que utilizó su armadura.
Después de esta primera derrota, continúa la lucha; haSatán ya no quería ni
acercarse a Él; pero lo hace a través de las circunstancias y de los hombres
con quienes podía contar, exactamente como hoy actúa contra nosotros.
Recordemos cuando Kefá le pide que tenga compasión de sí mismo y que no
vuelva a Yahrushalayim porque allí le quitarían la vida. Yahshua le responde:
¡Quítate de delante de mí, haSatán! Mattiyah 16:21-23
Y así, fiel al Padre y al propósito por el que vino a estar con nosotros,
enfrenta a haSatán y todos sus secuaces en una tremenda lucha, que le exigía
cada vez más. Y así lo venció, lo destronó y le quitó todo lo que había robado.
ESTO ES LO QUE TENEMOS QUE TENER EN CUENTA EN NUESTRA LUCHA DIARIA.
HaSatán y sus malajim disponen de un tiempo para probar a los hombres.
Coincide con el tiempo de misericordia en el que por la Gracia podemos ser
salvos al creer en Yahshua ha Mashiaj. Es el que nos queda hasta que Su
Congregación sea sacada del medio (no el arrebatamiento pre, sino la cosecha).
Por lo tanto, aunque haSatán está vencido y ya conocemos su final, la lucha
continúa. Los hombres no quieren sacarse la venda de los ojos y conocer la
verdad: QUE HASATÁN NADA TIENE EN NOSOTROS, A MENOS QUE LE DEMOS ENTRADA y para
entrar no necesita mucho, lo suficiente como para justificarse delante de
Elohim.
Esa armadura es un poder sobrenatural no sólo para luchar sino también para
vivir nuestro día a día. Elohim nos la ha provisto cuando vino sobre nosotros
el Ruaj haKodesh que Yahshua prometió a sus discípulos, cuando les dijo:
Pero recibirán poder cuando haya venido sobre ustedes el espíritu de santidad, y me serán testigos en Yahrushalayim, en toda Yahudah, en Shomrón y hasta lo último de la tierra". MaAseh 1:8
No fuimos nosotros, sino Él quien nos llamó. Cambió nuestra naturaleza
dándonos sabiduría para poder entender nuevas y diferentes enseñanzas. Nos dio
al Ruaj de Mashíaj, que nos capacita para obedecer y comprender que, aunque no
comprendamos, ÉL MANDA, ÉL ESTÁ EN EL CONTROL. Antes nos rebelábamos, ahora
obedecemos, entendamos o no, porque Su voluntad es siempre que obedezcamos en
todo. Si así lo hacemos, en su momento ÉL REMOVERÁ LA MALA AUTORIDAD QUE HOY
USA PARA ENSEÑARNOS OBEDIENCIA.
En este sentido, esta disciplina que estamos recibiendo podríamos decir que
es hasta revolucionaria, en el buen sentido, claro, porque Él practica esta
revolución en nosotros. De desobedientes y libertinos, Él nos transforma en
soldados disciplinados. Hizo eso con los yisraelitas, ¿LE PERMITIREMOS HACERLO
HOY CON NOSOTROS? Porque nosotros venimos de un mundo hasta mucho más libertino
(en apariencia al menos, aunque en verdad somos tan esclavos como lo eran las
yisraelitas en Egipto) que el de nuestros antepasados de la fe, y tenemos tanta
rebeldía como ellos la tuvieron. Por eso muchos caen en el desierto,
literalmente, aunque eso también es símbolo de nuestra carne que va cayendo en
el desierto. Seamos obedientes a las personas y circunstancias que Él nos
coloca para levantar Su ejército y Su casa, para que lo que caiga en el
desierto sea nuestra carne, y no nosotros mismos.
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