01 - Codicia, La Raíz De Todo Pecado 02
Este mandamiento
proviene singularmente de Yahweh, porque ningún hombre podría cumplirlo. Tal
vez podríamos no caer en la tentación, pero los pensamientos de codicia son
parte de nuestra carne en su naturaleza caída. De hecho, sólo Elohim mismo
podría decir si estuviera siendo violado o no, ya que nosotros no vemos los
corazones de nadie. Como lo hizo notar claramente un autor inglés del siglo XIX
al hablar sobre ese mandamiento:
"Busque en todas las leyes del
mundo y no encontrará uno que se le asemeje. Usted hallará el sexto, el
séptimo, el octavo y el noveno en todos los códigos, aunque sólo como
prohibición de crímenes sujetos a castigo judicial. El Décimo Mandamiento es el
complemento de todos los demás. Muestra que Elohim no sólo requiere de nosotros
virtud exterior, sino santidad interior... que las imaginaciones pecaminosas
son un crimen contra Él tanto como los actos inicuos".
El hecho de que
Elohim puede leer los corazones de los hombres lo muestra repetidas veces su
Palabra. Elohim recalcó ese punto cuando envió al profeta Shemuel a escoger un
sucesor para el rey Shaúl:
Pero Yahweh le dijo a Shemuel: "No
prestes atención a su apariencia ni a su estatura, que lo he rechazado. Porque
no es como mira el hombre que mira Yahweh; el hombre mira solamente lo que se
ve, pero Yahweh mira el corazón". Shemuel Alef 16:7
Y dijo por medio
de su profeta YirmeYah:
El corazón es lo más engañoso que hay,
es perverso, ¿quién podrá conocerlo? Yo, Yahweh, escudriño el corazón, examino
la mente –para dar a cada hombre según su camino y según el fruto de sus obras.
YirmeYah 17:9-10
EL DÉCIMO MANDAMIENTO LE ACLARÓ A TODO EL PUEBLO DE ELOHIM QUE LE
RESPONDÍAN A ÉL POR SUS MISMÍSIMOS PENSAMIENTOS, POR SUS MISMÍSIMOS DESEOS.
Por supuesto,
este hecho no obraría como factor disuasivo para los que afirman que Elohim
está muerto o que jamás ha existido. Pero para los yisraelitas no había duda de
que su Elohim Yahweh estaba muy vivo. Como les recordaba el preámbulo del
Decálogo, había sido su Yahweh quien "los
había sacado de la tierra de Mitzrayim, de la casa de esclavos"
(Shemot 20:2).
Además, ya que
el deseo egoísta es para todo la fuerza motivadora entre los hombres de este
mundo, ellos ni siquiera pensarían en poner una ley contra ese deseo en sus
libros de derecho. Mucho menos en esta sociedad satánica, que se ha dedicado en
los dos últimos siglos a promover (con todo lamentable éxito) el individualismo
egoísta. Todo lo que vale para ellos es el éxito, sin importar los medios que
se utilicen para conseguirlo.
"La codicia, que era un pecado
mortal en los días de nuestros antepasados medievales, ahora es una de las
virtudes cardinales". Aldous Huxley
Como en el caso
de los demás de los Diez Mandamientos, las Escrituras nos dan ejemplos
amonestadores. HaSatán codició la adoración que legítimamente sólo puede
dirigirse a Yahweh Elohim. Esto se puede ver por el hecho de que hizo caer a
Adam y Javá, y también cuando ofreció a Yahshua todos los reinos del mundo si
efectuaba un acto de adoración delante de él. Por codiciar la adoración que
sólo se debe a Yahweh Elohim, HaSatán fue destruido por Yahshua ha Mashíaj.
HaSatán lo tentó en todo y Mashíaj no cayó, fue declarado justo por el mundo
(por Pilatos) y finalmente, cuando fue condenado a muerte y clavado en el
madero, HASATÁN COMETIÓ INJUSTICIA: CONDENÓ A UN JUSTO. Él es el Acusador, pero
sólo puede acusar a los culpables, porque acusar (y condenar) a un inocente
quebranta la Ley de Yahweh, A LA CUAL ÉL TAMBIÉN ESTÁ SUJETO. Esto lo hizo caer
"como un rayo", como vio Mashíaj antes.
En el tiempo de
Yahoshúa, el sucesor de Moshe, Akán, junto con toda su familia, sufrieron un
fin penoso por haber codiciado él algunas de las riquezas de la ciudad de
Yerijó que estaban dedicadas a Yahweh Elohim (Yahoshúa 7:16-26). Siglos más
tarde, el inicuo rey Ajav selló su ruina en virtud de codiciar la viña que
pertenecía a Navot. Navot había rehusado venderla, de modo que la esposa de
Ajav, Jezabel, se la obtuvo haciendo que Navot fuera acusado falsamente y
muerto violentamente (Melajim Alef 21:4-16). La inicua reina Atalía codició el
trono del reino de dos tribus de Yahudá, aunque como mujer no tenía derecho a
ello. Para lograr su meta cometió muchos asesinatos, pero al fin ella también
pagó con su vida por su deseo egoísta (Melajim Bet 11:1-20).
Para librarnos
del deseo egoísta, ¿por dónde tenemos que comenzar? Con el corazón, tal como
declaró Yahshua en Mordejai 7:20-23, como ya citamos antes. Del corazón de los
hombres proceden todos los males, todo lo que contamina al hombre. NO HAY NADA
QUE PROVENGA DE AFUERA. ¡No podemos echarle la culpa a HaSatán sólo porque él
nos tienta en lo que sabe que YA EXISTE! El mal YA ESTÁ en nuestro interior. Él
sólo necesita insinuar algo para que brote, por ese motivo SÓLO CAYÓ CUANDO
COMETIÓ UNA INJUSTICIA Y QUEBRANTÓ LA LEY. Él no nos obliga, sólo nos
"manipula". Como a marionetas predecibles que somos. Por eso debemos
SOMETERNOS A YAHWEH Y RESISTIR A HASATÁN, para que huya y nosotros no caigamos
en sus tentaciones.
¿Y por qué tiene
el corazón esta tendencia a degenerar? Debido al pecado heredado, lo que nos
lleva a caer continuamente en las garras de HaSatán y sus demonios.
Entonces Yahweh olió el agradable
aroma, y se dijo Yahweh: "Nunca más volveré a degradar la tierra por culpa
del hombre, porque las tramas de la mente del hombre son malvadas desde su
juventud; tampoco volveré a destruir jamás a todo ser viviente, como lo he
hecho. Bereshit 8:21
Mira que en maldad nací, pecador me
concibió mi madre. Mizmor 51:5
...porque nuestra lucha no es contra
sangre ni carne, sino contra principados, contra autoridades, contra los
gobernantes de estas tinieblas, contra espíritus de maldad en los lugares
celestiales. Efesiyim 6:12
¿Qué nos ayudará
a combatir este deseo egoísta innato de desear cosas ajenas? El razonar sobre
este asunto debería resultar provechoso. Como lo expresó Yahshua:
"Así como quieren que los hombres
les hagan a ustedes, hagan de igual manera a ellos". Luka 6:31
No quisiéramos
que otra persona deseara nuestras propias posesiones, nuestra esposa, nuestra
casa, nuestro auto o nuestro puesto en los negocios o en la congregación
creyente, ¿verdad? Por eso, consistentemente, no deberíamos desear las cosas
que pertenecen a otro.
El verdadero
mensaje final del Décimo Mandamiento (por eso es el último) es que TODO SE
RESUME EN AMAR, Amar como Yahweh ama. Lo que combate el egoísmo es el amor, el
dar antes que recibir, el pensar primero en los demás antes que en nosotros.
El estar uno
verdaderamente inclinado a lo espiritual, siempre conscientes de nuestra
necesidad del Ruaj haKodesh y de su fruto, también nos ayudará a combatir la
codicia innata, a amortiguar el deseo egoísta que hay en el corazón y a impedir
que ese deseo se apodere de nosotros. El "buscar
primero el reino de Elohim y su justicia" (MattiYah 6:33) impedirá que
deseemos lo que pertenece a otros. Si hacemos eso no tendremos escasez de
bendiciones espirituales. Es como bien lo expresó el apóstol Shaúl:
"El que ni aún a su propio Hijo
perdonó, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará
bondadosamente también junto con él todas las otras cosas que
necesitamos?". Romaniyim 8:32.
Otra ayuda para
combatir la codicia que hay en nuestra naturaleza caída es aprender la lección
del contentamiento, de bastarnos con lo que tenemos. El apóstol Shaúl había
aprendido esta lección, porque pudo escribir:
No lo digo porque tenga escasez, pues
he aprendido a contentarme con lo que tengo. Sé vivir en la pobreza, y sé vivir
en la abundancia. En todo lugar y en todas las circunstancias, he aprendido el
secreto de hacer frente tanto a la hartura como al hambre, tanto a la
abundancia como a la necesidad. Filipiyim 4:11-12
El estar
inclinado a lo espiritual lo ayudó a estar contento. Y que el estar contento es
sumamente razonable, Shaúl lo muestra en una de sus cartas a su amigo Timotio:
Sin embargo, grande ganancia es la
piedad con contentamiento. Porque nada trajimos a este mundo, y es evidente que
nada podremos sacar. Así que, teniendo el sustento y con qué cubrirnos, estemos
contentos con esto. Timotio Alef 6:6-8
Pero ante todo
el amor ágape, el amor altruista, basado en principios, ayudará a los creyentes
a combatir el deseo egoísta. Esta es la clase de amor que "no es celoso,... no se hincha, no se porta indecentemente, no
busca sus propios intereses" (Qorintiyim Alef 13:4-5). Si ni siquiera busca sus propios
intereses, ¡qué lejos está de desear egoístamente lo que pertenece a otros!
Este es el amor desinteresado del Padre, el cual debe ser nuestra meta,
alcanzar ese nivel de amor y aplicarlo en nuestras relaciones entre hermanos y
también con el mundo.
El amor no le hace mal al prójimo; así
que el amor es el cumplimiento de la Torah. Romaniyim 13:10
Ese amor escucha
el consejo del apóstol y busca, no la riqueza de otro, sino la ventaja de la
otra persona:
Que cada uno siga buscando, no su
propia ventaja, sino la de la otra persona. Qorintiyim Alef 10:24
Realmente,
aunque la codicia o deseo egoísta quizás esté profundamente arraigado y esté en
la base de toda suerte de iniquidad, hay muchas ayudas para que lo combatamos
los que verdaderamente deseemos hacerlo.
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