15 de septiembre de 2020

AYS02-02 - La Persona A La Que Yahweh Da Su Autoridad 02



Tres Requisitos Para Ser Una Autoridad Delegada

01 - Reconocer Que Toda Autoridad Procede De Elohim

 

Ya estudiamos la clase de persona que Elohim usa como autoridad delegada. A fin de ser dicha autoridad, es necesario llenar tres requisitos básicos (fuera de conocer la autoridad de Elohim y de someterse a la misma).

 

Una autoridad delegada debe recordar que toda autoridad procede de Elohim, quien las estableció a todas; por lo tanto, si alguna persona tiene autoridad, sea quien fuere y sin importar lo que haga con esa autoridad, ésta proviene de Elohim. Nuestras opiniones personales no pueden llegar a ser una ley por la cual se rijan los demás. Tampoco nuestras ideas, nuestros puntos de vista ni nuestras propuestas merecen ser tenidas en cuenta, porque no son mejores que las de los que están bajo nuestra autoridad. En ese sentido, estamos todos en pie de igualdad. En cuanto a la carne, todos somos igualmente pecadores y caídos. La diferencia proviene únicamente de cuánto la persona ha permitido y permite que Yahweh quebrante su carne y cuánto ha crecido en su ruaj. Sólo alguien que ha sido quebrantado por la Mano amorosa de nuestro Padre puede ser una autoridad por Él delegada, porque sabe que no sólo la autoridad le fue entregada en comisión, sino que, si no permanece en el Adón todo el tiempo, puede caer también, haciendo mal uso de ella.

 

Que se nos grabe entonces, que toda autoridad procede de Elohim; de hecho, la única autoridad que es verdadera es la que procede de Elohim y sólo esa autoridad puede esperar sumisión espontánea y verdadera, claro que únicamente de aquellos que también tiene el ruaj de Mashíaj. Como ya vimos en otro ejemplo, Moshe era ciertamente la autoridad delegada del Padre, pero algunos se sublevaron. Esos no tenían el ruaj, por eso no pudieron reconocerlo en Moshe. Tan diferente la actitud de Yahoshúa, que espontáneamente se sometió a Moshe desde el comienzo, hasta convertirse en su asistente, sin separarse de Él nunca, al punto de recibir la honra de poder acompañarlo la mayoría de las veces que subió al monte. Si tenemos el ruaj adecuado y lo escuchamos, también nos aferraremos a la autoridad delegada de Yahweh y entonces recibiremos el premio de subir a la montaña para estar en la presencia de Elohim.

 

Solamente podemos pedir a los hermanos y hermanas que se sometan a la autoridad que tenemos, si ésta proviene de Elohim, no de nosotros mismos. Debemos hacerles comprender que, no deben obedecer a la persona sino a la autoridad que ha sido depositada en ella. Una autoridad delegada (dentro del Cuerpo, claro) puede ser solamente una que la ha recibido de Elohim. En tal caso, la persona no puede presumir de su autoridad, porque sólo tiene una autoridad delegada, no algo que proceda de ella misma. Este es un problema básico entre nosotros. Las autoridades delegadas deben recordar que son solamente representantes de Elohim y que no tienen autoridad en sí mismas, y los hermanos deben recordar que si no se someten, se rebelan a Elohim.

 

No importa si nos encontramos en el mundo, en la congregación o en la obra de Elohim, siempre debemos recordar que no tenemos ninguna autoridad en nosotros mismos; también debemos recordar que nadie en todo el universo tiene autoridad en sí mismo, porque ésta procede de Elohim. Las autoridades que hoy vemos son hombres que ejercen la autoridad de Elohim; porque no existen autoridades que se originen en el hombre. La policía, por ejemplo, simplemente se encarga de hacer cumplir la ley. De la misma manera, los jueces ejecutan la ley. Todos los oficiales y autoridades del mundo son establecidos por Elohim y su función es detener a todos los infractores de la ley. Muchos creen que ellos "hacen cumplir" la ley, pero no es así en verdad. Ellos simplemente castigan a los que la infringen. Pero, sabiéndolo o no, aceptándolo o no, ellos aplican la ley como expresión de la autoridad de Elohim. No pueden establecer ninguna ley por su propia cuenta. Así también y mucho más aún, todas las autoridades que hay en la congregación son delegadas por Elohim. Solamente tenemos autoridad porque representamos la autoridad de Elohim. No existe ningún elemento intrínseco en nosotros que nos haga diferentes a los demás ni que nos dé el derecho de ser una autoridad.

 

Una persona puede llegar a ser una autoridad debido a que conoce la voluntad, la intención y los pensamientos de Elohim. Uno no llega a ser una autoridad debido a sus propias ideas u opiniones, sino debido a su comprensión de la voluntad y el deseo de Elohim. Uno no debe esperar que otros se sometan a su propia voluntad u opinión. Una persona sólo puede representar la autoridad dependiendo de cuánto conoce la voluntad y los pensamientos de Elohim. Sólo cuando llegamos a conocer la voluntad de Elohim, podemos pedir que otros se nos sometan, porque no pedimos sumisión a nosotros como individuos, sino a la autoridad que está en nosotros. Cuando nos relacionamos con alguien debemos tener la certeza de que conocemos la voluntad de Elohim y lo que Elohim quiere hacer en ese momento. Si entendemos claramente los caminos de Elohim, podremos actuar como Su autoridad delegada. Sólo así podemos servir a otros con la autoridad, porque sin ella no tenemos ninguna autoridad a la cual otros puedan someterse.

 

Nadie que no haya aprendido a someterse a la autoridad de Elohim o que desconozca Su voluntad puede llegar a ser una autoridad delegada por Él. Supongamos que un hombre representa a una empresa en la realización de algún negocio; él no puede hacer ofertas basándose en sus propias ideas ni puede hacer una promesa según sus propios gustos ni puede tomar sus propias decisiones para firmar un contrato. Primero debe averiguar los planes del gerente, saber lo que desea que diga y en qué circunstancias y condiciones debe firmar el contrato. De la misma manera, si deseamos ser una autoridad delegada por Elohim, primero debemos entender Su voluntad y Su manera de actuar. Sólo entonces, podremos ejercer Su autoridad. Para ser una autoridad delegada, es necesario conocer a la persona a la cual se representa. Uno no puede salir con sus propias ideas ni pensamientos ni palabras. La persona en la cual Elohim delega autoridad primero debe conocer la voluntad de Elohim; y no puede dar órdenes que Elohim no haya dado. Supongamos que uno le dice a alguien que haga algo, y supongamos que éste acude al Adón junto con uno para consultarle a él sobre este asunto y si Elohim no acepta lo que uno le dijo a esa persona, uno estará representándose a sí mismo y no a Elohim. Esta es la razón por la cual debemos entender la voluntad de Elohim y ejercerla. Si hacemos esto, Elohim respaldará lo que hacemos, y es de esa manera que tendemos la autoridad, justamente porque Él apoya lo que decimos y lo cumple. Lo que proviene de nosotros no tiene ninguna autoridad.

 

En lo espiritual, debemos aprender a escalar alto y a cavar profundo. Siempre debemos buscar un conocimiento más profundo y rico de los caminos y la voluntad de Yahweh; también necesitamos recibir mucha revelación y conocimiento. Necesitamos aprender muchas cosas y adquirir toda clase de experiencias; por lo tanto, debemos ver lo que otros no han visto y tocar lo que otros no han tocado ya que lo que hacemos depende de lo que hemos aprendido delante del Adón, y lo que decimos de lo que hemos percibido y experimentado delante del Adón. Si tenemos suficientes experiencias con el Adón y hemos conocido suficientemente Sus caminos, tendremos la osadía de declarar lo que hemos recibido, lo que hemos aprendido y lo que hemos experimentado de Él. Cuando hacemos esto, tendremos autoridad. Sin Elohim no hay autoridad. Aquellos que no han visto nada delante de Elohim, no tienen ninguna autoridad ante los hombres. Todas las autoridades se basan en nuestro conocimiento y en lo que hemos aprendido delante de Elohim. Algunos ancianos pueden pensar que pueden imponer sus ideas a los jóvenes; algunos hermanos creen que pueden imponerse a las hermanas, y algunas personas activas tal vez piensen que pueden subyugar a los pasivos. El problema es mostrar a la gente que NO TODOS RECIBEN LA AUTORIDAD DE ELOHIM, pero muchos se comportan como Qóraj, y alegan que "todo el pueblo es santo". Aunque es verdad que los creyentes somos todos kadoshim, no es cierto que eso nos dé el derecho de ejercer cualquier tarea. Quienes así hablan nunca han tenido un encuentro directo con la autoridad, que los baje del caballo y les haga ver su insignificancia. Tales intenciones no producirán resultados. Si uno desea ser una autoridad y que los demás se le sometan, lo primero que debe hacer es conocer la autoridad uno mismo; también debe conocer a Elohim y comprender Su voluntad. Sólo entonces podrá ser un delegado de la autoridad de Elohim.

 

 

Tres Requisitos Para Ser Una Autoridad Delegada

02 - Aprender A Negarnos A Nosotros Mismos

 

El segundo requisito básico para ser una autoridad delegada es negarnos a nosotros mismos. Para entender claramente la voluntad de Elohim, no debemos empezar a ejercer ninguna autoridad. La autoridad delegada por Elohim no sólo debe conocer la autoridad de Él, sino que también debe aprender a negarse a sí misma. Recordemos que ni Elohim ni los hermanos valoran nuestra opinión. Temo que la única persona en todo el mundo que valora su opinión es uno mismo. Si uno piensa que su opinión es la mejor, que Elohim la valora y que los hermanos y hermanas honran sus ideas, está soñando. No seamos tan necios como para imponer nuestras ideas unilateralmente. Ojo, IMPONER no es lo mismo que OPINAR. Ciertamente todos podemos tener opiniones, sobre todo a respecto de temas controversiales que no resultan del todo claros en las Escrituras, pero ciertamente no debemos convertir nuestra opinión en ley. Eso es fariseísmo, legalismo.

 

Recordemos que Elohim nunca delegará Su autoridad a alguien que tenga muchas opiniones, propuestas y puntos de vista PROPIOS. Podemos tener algunos, pero cuando nuestras opiniones sobrepasan nuestro conocimiento de la voluntad de Yahweh, ya no somos aptos para ser autoridades. Podemos ser miembros del Cuerpo, por supuesto, pero no autoridades. No le pediríamos a una persona que le gusta gastar dinero que administre nuestra cuenta bancaria, porque no queremos arriesgar nuestros bienes. De la misma manera, Elohim no le pedirá a una persona que le gusta expresar su opinión que sea Su autoridad delgada, debido a que El tampoco desea arriesgar Sus bienes.

 

El Adón primero debe quebrantar todo nuestro ser, antes de que podamos llegar a ser Su autoridad delegada. Según lo que he podido observar, no creo que Elohim escoja a una persona que está llena de opiniones para que sea Su autoridad delegada. Demasiadas opiniones personales (sobre todo si no concuerdan con las Escrituras) son clara señal de un viejo hombre muy activo. Elohim quiere que representemos Su autoridad, no que la reemplacemos. Es cierto que somos como Elohim en muchos aspectos, pero El continúa siendo el único Soberano en Su posición y el único digno de adoración. Como autoridad delegado, nosotros sólo somos intermediarios. Algunos objetarán que nuestro único intermediario es Yahshua, pero Él es el único MEDIADOR. Intermediario no es lo mismo que mediador, a pesar de que una autoridad delegada pueda funcionar, si necesario, como intercesor. En verdad, un intermediario es un puente de conexión para funciones muy determinadas, la ejecución de alguna tarea o la difusión de un mensaje. Así, los profetas eran claramente intermediarios, y aún hoy, NO TODOS SON PROFETAS. Ni todos son verdaderos, como antaño también los había falsos. Pero a quien Yahweh envía, LE DA AUTORIDAD, y también respaldo.

 

Su voluntad le pertenece sólo a Él; Él es supremo y soberano sobre todas las cosas. Él nunca busca nuestro consejo ni tampoco desea que seamos Sus consejeros. Esta es la razón por la cual la autoridad que Él delega no debe tomarse a modo personal esa misión. Es cierto que para llevar a cabo alguna empresa es necesario tomar decisiones y plantear criterios; no afirmamos que Elohim usa sólo a quienes carecen de ideas, opiniones y criterio. Me refiero a que debemos ser quebrantados, donde nuestra sabiduría llegue a su fin, y nuestras opiniones y propuestas sean aplastadas, de modo que Elohim pueda usarnos. Una vez que hayamos sido quebrantados, también nuestras opiniones se someterán a Él en primer lugar, y no nos atreveremos a dar mucho consejo sin Su respaldo confirmado. El problema básico de muchas personas es que por naturaleza tienen una mente muy activa, hablan demasiado y ofrecen sus opiniones constantemente, pero esas opiniones no provienen del ruaj sino de la carne. Como ejemplo, podemos citar a Kefá. Él era muy activo e impulsivo, pero cuando trató de darle su opinión personal al Adón, poco después de que Él lo felicitara porque acababa de recibir una revelación de lo alto, Yahshua NO DUDÓ EN ACUSARLO DE SER UN MENSAJERO DE HASATÁN. Si nuestras opiniones no provienen del ruaj, sólo pueden provenir de la carne. El consejo de protegernos y preservar nuestra carne, como el que dio Kefá (sin saber), puede parecer muy agradable a la carne, pero es repulsivo para Elohim. Personas que aconsejan de esta manera no han recibido la autoridad de lo alto, y Mashíaj lo sabía.

 

Tales personas deben orar para que Elohim tenga misericordia de ellas, porque necesitan experimentar un quebrantamiento verdadero. En verdad, todos debemos orar por eso, ya que nuestra carne tiene la tendencia a "consolar" a la carne. Uno necesita un quebrantamiento fundamental que produzca una herida abierta por la cual su sabiduría, sus opiniones y sus ideas sean totalmente anuladas, y únicamente pasen la prueba de fuego aquellas opiniones que pueden atravesar el fuego de la ley. De este modo uno es espontáneamente libre de sus propios pensamientos e ideas. Si uno ha pasado por la disciplina de Elohim vive con temor delante del Adón y no se atreve a hablar descuidadamente. También estará libre de cometer muchos errores. Mientras permanezca abierta la herida que Elohim infligió, uno sentirá dolor cada vez que se mueva, y nadie tendrá que recordarle la herida.

 

Si uno solamente conoce externamente la enseñanza acerca del quebrantamiento y trata de imitar a otros no hablando mucho, su verdadera naturaleza aflorará tarde o temprano. Algunas personas son conversadoras y obstinadas por naturaleza, por lo cual es difícil verlas calladas. Al escuchar un mensaje pueden retener algunas enseñanzas sobre el quebrantamiento y deciden no hablar tanto. Pero esas hojas de higuera se secan pronto, y su verdadera condición es desnudada. No podemos controlarnos por medio de nuestra voluntad, porque nuestro verdadero ser saldrá a la luz tan pronto como perdamos la paciencia, y tendremos que confesar los pecados a Elohim nuevamente. Solamente necesitamos que la luz de Elohim aniquile nuestro ser por completo. Elohim permitirá que nos golpeemos contra la pared hasta que en nuestro ser aparezca una grieta. Cuando un hombre está herido, no es necesario que lo exhorten a que camine despacio; porque él espontáneamente disminuirá el paso. Esta es la única manera de ser libres de nuestro yo. Por eso he dicho reiteradas veces que necesitamos las heridas y aconsejar la auto-protección no edifica. No hay otra manera de seguir adelante excepto por medio de una confesión y un quebrantamiento completo delante de Elohim.

 

Aquellos que son autoridades delegadas deben aprender a no ofrecer ninguna opinión personal y a no expresar sus propias ideas. A veces todos somos movidos a compasión ante algunas situaciones, pero no podemos dejar de lado el hecho de que YAHWEH ESTÁ PERMITIENDO QUE SUCEDAN, y que eso es para que la persona aprenda algo, y elimine algo. No debemos opinar para alejar a la persona del tratamiento del Padre, sino para ayudarla a enfocarse en  lo que verdaderamente edifica. Y esto no significa dejar de ser compasivos, al contrario, aunque la carne pueda percibirlo como un ataque. La autoridad delegada por Elohim debe caracterizarse básicamente por no tener la tendencia a dar opiniones ni a hacer críticas descuidadamente. Tampoco debe ofrecer opiniones ni ocultar propuestas en el corazón. Sólo quienes han sido quebrantados de esta manera, son aptos para ser la autoridad delegada de Elohim.

 


Tres Requisitos Para Ser Una Autoridad Delegada

03 - La Necesidad De Una Comunión Constante Con El Adón

 

Aquellos a quienes Elohim constituye Su autoridad delegada deben cumplir un tercer requisito: tener una comunión constante con el Adón. No sólo debe haber una comunión sino también una comunicación. Algunas personas que expresan sus opiniones todo el día deben renunciar a sus opiniones. Cada vez que alguien tenga una opinión, debe llevarla al Adón y verificar si procede de la carne o si es un sentir del Adón, antes de utilizarla. De esta manera, Elohim gradualmente le revelará a la persona el deseo de Su corazón. Esta es nuestra necesidad fundamental. El problema de muchos es que hablan sin haberse acercado a Elohim y expresan sus opiniones gratuitamente y hablan por el Adón descuidadamente debido a que están lejos de Elohim. Cuanto más fácil le es a la persona proferir el nombre de Elohim, más demuestra que está lejos del Adón. Sólo quienes están cerca de Elohim le temen, y sólo ellos aborrecen las opiniones desenfrenadas.

 

Démonos cuenta de que la comunión es un requisito básico para ser una autoridad. Cuanto más tiempo permanezcamos cerca del Adón, más veremos nuestros errores; veremos que muchas de las acciones que anteriormente consideramos correctas estaban equivocadas. Cuanto más conocemos a Elohim, más reconocemos que las cosas son diferentes. Hubo cosas de las cuales estábamos muy seguros que estaban correctas hace diez o veinte años. ¿Cuál es nuestra percepción ahora? Muchas veces uno puede decirse: "¿Por qué estaba yo tan ciego? ¿Por qué estaba tan confiado y seguro de que tenía la razón?". Lo mismo que parecía estar bien anteriormente, ahora lo vemos totalmente equivocado. Después de encontrarnos con Elohim cara a cara, nunca más estaremos seguros de nosotros ni volveremos a confiar en nosotros mismos; además comenzamos a tener temor de cometer errores. Si las cosas de las cuales estábamos tan seguros antes las encontramos equivocadas hoy, ¿qué diremos de las que hoy pensamos ciertas y correctas? Por lo tanto, si estamos en constante comunión con el Adón, nunca hablaremos apresuradamente. Cuanto menos una persona se conoce a sí misma, más se jacta de su conocimiento. Cuando una persona habla sin restricción, muestra cuán lejos está de Elohim.

 

El temor a Yahweh no es una manera de comportarse. Sólo los que están cerca de Elohim le temen. Pero la persona desenfrenada está lejos de Elohim. Cuando la reina de Shabá conoció a Shlomó, se quedó asombrada (Melajim Alef 10:4-5); pero "aquí hay alguien mayor que Shlomó" (MattiYah 12:42). Cuando nos acercamos al Adón, debemos "quedar asombrados"; no deberíamos atrevernos a mencionar Su nombre a la ligera ni hablar apresuradamente. Debemos ser como un siervo que espera a la puerta y debemos decirle a Elohim que no sabemos nada. Que el Adón nos libre de nuestra enfermedad de hablar de lo que no entendemos y de emitir juicios sobre lo que no sabemos. Inclusive, las personas hacen esto CONSIGO MISMAS, emitiendo juicios, tomando decisiones que basan en sus sentimientos y pensamientos, como si fueran confiables. Esto no sólo afecta a terceros, primero nos afecta a nosotros mismos. Algunas veces tenemos que actuar inmediatamente, a pesar de no estar en continua comunión con Elohim, y tomamos decisiones precipitadas. Este es un gran problema en muchas personas. No hay problema más serio en un siervo de Elohim que hablar apresuradamente sin conocer la voluntad de Elohim. Es un problema serio que un hombre emita juicios sin tener claridad acerca de algún asunto delante del Adón. Esa persona no entiende claramente las cosas y siempre está hablando. Podemos entender claramente la voluntad de Elohim sólo cuando vivimos delante de Él y cuando estamos cerca de Él continuamente.

 

El Adón Yahshua dijo:

 

"No puede el Hijo hacer nada por Sí mismo, sino lo que ve hacer del Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente". Yahanan 5:19

 

"No puedo Yo hacer nada por Mí mismo; según oigo, así juzgo; y Mi juicio es justo, porque no busco Mi propia voluntad, sino la voluntad del que me envió". Yahanan 5:30

 

Tenemos que aprender a escuchar, a entender y a ver. Todas estas aptitudes se derivan de una comunión íntima con el Adón. Sólo quienes viven en la presencia de Elohim pueden escuchar, entender y ver. Aquellos que han aprendido las lecciones conocen la voluntad de Elohim y, al vivir en la presencia de Elohim, pueden hablar a los hermanos y hermanas. Cuando los problemas surgen entre los santos o en la congregación, estas personas sabrán qué hacer.

 

Permítanme decir con franqueza que el problema de muchos siervos de Elohim hoy es que son muy osados o, en palabras más específicas, son demasiado imprudentes. No han aprendido a escuchar la palabra de Elohim y nunca han visto ninguna revelación ni entienden la voluntad de Yahweh; sin embargo, ¡tienen el atrevimiento de hablar de parte de Elohim! Déjenme preguntarles: ¿Qué clase de autoridad tienen ustedes al hablar? ¿Quién les ha dado autoridad? ¿Qué los diferencia de los demás hermanos y hermanas? Si uno no tiene la certeza de que lo que dice es la palabra de Elohim, ¿qué autoridad posee entonces? Supongamos que dos hermanos discuten; si yo los coloco a ambos delante del Adón, ¿tendrán la confianza de decir que todo lo que dijeron era del Adón? Si Elohim reconoce sus palabras, todo estará bien; pero si no, ¿qué autoridad tenemos? Debemos recordar que la autoridad que se nos confía no es intrínsecamente nuestra. Si no representamos la autoridad de Elohim, reclamar de los demás puede ser un arma de doble filo. Tal vez no sea sino nuestra carne la que está reclamando, y al final de cuentas, DENTRO DE CADA UNO DE NOSOTROS HABITA EL RUAJ DE MASHÍAJ. Entonces, cuando discutimos con otro hermano, o reclamamos, o nos quejamos, estamos realmente reclamando del Mashíaj que está en ellos. Ciertamente, si hacemos eso, no estamos en la presencia del Adón.

 

Todas las autoridades delegadas por Elohim deben vivir delante de Él y tener comunión con Él. Debemos ser quebrantados por El y llevar las cicatrices en nuestro cuerpo. Cuando hablamos con los santos o con la congregación, no debemos añadir nuestro yo, debemos esforzarnos por clavar nuestra carne en el madero una y otra vez, hasta tener la seguridad de que nuestras palabras llevan la autoridad del Padre, no la nuestra. No nos engañemos pensando que tenemos alguna autoridad en nosotros mismos ni pensemos que somos fuente de autoridad. Tengamos siempre presente que Elohim es el único que tiene autoridad. Las Escrituras dicen claramente que toda autoridad procede de Elohim.

 

Si hay alguna autoridad en mí, ésta viene de Elohim. Yo soy solamente un canal por medio del cual fluye la autoridad. Aparte de esta diferencia, yo soy igual a los demás; no soy diferente del hombre más necio. El que me separa de los demás y me da la autoridad es Elohim, pero nada procede de mí misma. Por lo tanto, debemos aprender a temer a Elohim y a tener comunión con Él. Este no es un asunto trivial. Si Elohim dispuso entregarnos alguna autoridad y si nosotros aprendemos a ser Su autoridad delegada, debemos vivir delante de Él y tener una comunión constante con Él. Debemos pedirle que nos muestre el deseo de Su corazón. Sólo cuando vemos algo delante de Elohim podemos ministrarlo a los hermanos y hermanas, y sólo entonces, seremos aptos para ser autoridad delegada.

 

¿Por qué usamos la palabra comunicación al referirnos a la comunión con Elohim? Porque la comunión no es algo que tengamos una sola vez delante del Adón, porque requiere que vivamos en la presencia del Adón continuamente. La comunicación es un ejercicio de toda la vida. Podemos aprender algunas lecciones básicas de una vez por todas, pero vivir en la presencia del Adón es un asunto continuo. Cuando nos alejamos de Elohim, la autoridad se distorsiona y cambia de tono. Por lo tanto, debemos vivir delante del Adón continuamente y temerle siempre. Debemos tener presente que debemos pasar por el juicio de Elohim. Debido a que Elohim quiere usarnos, debemos vivir en Su presencia siempre.

 

Los tres aspectos mencionados son los requisitos básicos de la autoridad delegada. La autoridad procede de Elohim, y nosotros somos simplemente Sus delegados. Así que, el hombre no puede tomar las cosas a modo personal, sino que debe negarse a sí mismo. Esta es la razón por la cual necesitamos vivir momento tras momento en comunión con Él. Debido a que la autoridad le pertenece a Elohim, nosotros no tenemos ninguna autoridad. Que conste que todos hemos recibido alguna autoridad que debemos ejercer en la vida, no sólo en el Cuerpo, sino también en nuestras familias, trabajos, en toda actividad que implique relaciones con otros debemos aplicar estas mismas pautas. Este debe ser nuestro comportamiento natural. Si la comunión con el Padre se interrumpe, la autoridad desaparece. Quienes tienen autoridad se hallan en una posición difícil, porque no pueden renunciar ni tampoco relajarse. Cuán diferente es esto del concepto humano. Los que verdaderamente conocen a Elohim no anhelan ser una autoridad, porque ser una autoridad delegada es un asunto muy delicado y muy serio.

 










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Publicado por: Anunciadora de Sión


SOY CREYENTE EN YAHSHUA, MIEMBRO DE LA NOVIA, ÓRGANO DEL CUERPO, CO-EDIFICADORA DEL REINO

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Lo que proviene del Ruaj pertenece al Cuerpo, porque el Ruaj no tiene Copyright.
Y si el hombre reivindica "derechos de autor", su mensaje proviene de la carne y no sirve.
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