El Cuerpo No Es Sólo La Casa, Sino La Ciudad
Pero si tardo,
escribo para que sepas cómo debes conducirte en la casa de Elohim, que es la
congregación del Elohim viviente, columna y fundamento de la verdad. Timotio
Alef 3:15
Ustedes son la luz
del mundo. Una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. MattiYah
5:14
Mashiaj como vida está representado por la congregación como la casa de
Elohim. Sé que muchos de nosotros hemos disfrutado de Mashiaj como nuestra
vida. Pero Mashiaj no es sólo esto, sino mucho más. El B'rit Hadashá primero
nos dice que Mashiaj es nuestra vida, pero después nos dice que Mashiaj es
nuestra Cabeza y que nosotros somos Su Cuerpo. El Cuerpo necesita de la Cabeza,
y la Cabeza necesita del Cuerpo. Mashiaj no sólo es nuestra vida, sino que
también es nuestra Cabeza. Si únicamente experimentamos a Mashiaj como vida,
pero no le tomamos como nuestra Cabeza, entonces sólo disfrutaremos de la
congregación como la casa de Elohim, no como la ciudad. Cuando nos percatemos
de que Mashiaj no solamente es nuestra vida, sino también nuestra Cabeza, Él podrá
dar el segundo paso en Su proceso de agrandamiento. Entonces, la congregación
no solamente será la casa, sino también la ciudad. La casa está principalmente
relacionada con la vida divina, mientras que la ciudad se relaciona
primordialmente con la Cabeza.
En los últimos dos capítulos de las Escrituras, vemos una ciudad con un
trono en ella.
Después me mostró un
río de agua de vida, resplandeciente como cristal, que fluye del trono de
Elohim y del Cordero. En medio de la avenida de la ciudad, y a uno y otro lado
del río, está el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su
fruto. Las hojas del árbol son para la sanidad de las naciones. Hitgalut 22:1-2
Del trono surge el río de vida con el árbol de la vida que crece en
ambos lados del río. ¡Del trono procede la vida! Allí está el trono y allí está
la vida. Sabemos lo que es la vida, pero ¿qué es el trono? El trono representa
el gobierno, la autoridad, el reinado y el señorío de Mashíaj. Es fácil para
nosotros percatarnos en nuestra experiencia de que Mashiaj es nuestra vida,
pero no es tan sencillo experimentar a Mashiaj como nuestra Cabeza. Disfrutar a
Mashiaj como nuestra vida es comparativamente más fácil que experimentar a
Mashiaj como nuestra Cabeza. Hay quienes conocen un poco a Mashiaj como vida,
pero desconocen completamente la autoridad de Mashiaj, la Cabeza. El B'rit
Hadashá nos dice claramente que Mashiaj es tanto nuestra vida como nuestra
Cabeza. La Besorah de Yahanan nos habla de Mashiaj como vida, y las Epístolas,
especialmente Qolasiyim, nos dicen que Mashiaj es también nuestra Cabeza. Así siendo,
Él no solamente es nuestra vida, sino también nuestra Cabeza.
Cuando experimentamos y disfrutamos a Mashiaj como nuestra vida, la
congregación llega a ser para nosotros la casa de Elohim. Pero si avanzamos en
nuestra experiencia y le conocemos como Cabeza, la congregación será
ensanchada, agrandada en nuestra experiencia, el Cuerpo comenzará a ser
levantado y crecerá, y llegará a ser la ciudad. Entonces la congregación será
debidamente resguardada. Una casa es mucho más fácil de conquistar que una
ciudad, y es más fácil penetrar en una casa que invadir una ciudad penetrando
por sus muros. La ciudad es una salvaguarda para la casa.
Ciertamente es bueno que todos los hermanos y hermanas jóvenes
experimenten de Mashiaj como vida. Pero tienen que avanzar y experimentar
también a Mashiaj como su Cabeza. Él no solamente debe ser nuestra vida, sino
también nuestra Cabeza; no solamente debe ser nuestro deleite, sino también la
autoridad a la que estemos sujetos. No sólo debemos disfrutar de la vida
divina, sino también debemos estar sujetos a la autoridad de la Cabeza.
Todos nosotros tenemos que ejercitar nuestra voluntad, la cual debe ser
renovada y transformada, de tal manera que esté sujeta a la autoridad de
Mashiaj como cabeza. Nuestra voluntad tiene que someterse a la Cabeza. Sólo
entonces seremos firmemente establecidos. Como miembros del Cuerpo, el cual se
expresa mediante la congregación local, tenemos que estar dispuestos a
sujetarnos a la autoridad de Mashiaj como cabeza. Sólo entonces edificaremos la
parte del muro que nos corresponde, y se eliminarán las brechas.
Todas las congregaciones locales requieren de la edificación del muro de
la ciudad. Si realmente hemos visto que la congregación local es la expresión
del Cuerpo, entonces tenemos que entender que el Cuerpo está bajo la autoridad
de Mashiaj como Cabeza. Como miembros, nosotros estamos sujetos a tal
autoridad. No tenemos otra opción; tenemos que estar sujetos a la autoridad de
Mashiaj. Entonces será edificado el muro. El muro constituye la ciudad y, en
tipología, la ciudad representa el reino, el gobierno. El Adón está en la casa,
pero el Rey está en la ciudad para establecer el reino.
El libro de NehemYah nos dice que cada uno de nosotros tiene que edificar la parte del muro que le corresponda. Yo no puedo edificar en el lugar de otros, ni ustedes tampoco pueden edificar en mi lugar. Cada uno tiene que edificar la parte que le corresponde, en el lugar en que ha sido colocado. Esto es tanto individual como corporativo. Y en cuanto a la edificación del muro, la labor principalmente depende de los más fuertes, porque éste es un combate. Este asunto no depende tanto de nuestras emociones como de nuestra voluntad. Ya sea que nos guste o no, tenemos que edificar el muro. No importa que nos resulte difícil o fácil, tenemos que hacerlo; no tenemos otra opción. Así siendo, tenemos que sujetarnos a la autoridad de Mashiaj como Cabeza a fin de que el muro pueda ser edificado y la ciudad levantada.
El Muro De Separación Y Protección
Hay otro aspecto con respecto al muro. El muro de la ciudad no solamente
brinda protección sino que, además, sirve como muro de separación. El muro
constituye una línea, un lindero, de separación. Cuando el muro ha sido
edificado, éste separa lo que se encuentra al interior de lo que quedó afuera.
En Bereshit 2 había un huerto que no tenía muros, así que fue fácil que el
enemigo, el que se arrastra, se deslizara al interior de dicho huerto. HaSatán
se introdujo en el huerto arrastrándose porque éste carecía de un muro. Pero al
final de las Escrituras vemos una ciudad que tiene un muro de ciento cuarenta y
cuatro codos de alto. Eso es doce veces doce, un número que significa
perfección eterna en el aspecto gubernamental. Así siendo, hay una muralla
perfecta que separa lo que es santo de lo que es común; por lo tanto, ninguna
cosa profana puede entrar en la ciudad.
El muro de separación no está edificado con diversos preceptos o normas,
sino con piedras preciosas que fueron transformadas. La Nueva Yahrushalayim es
una ciudad edificada con piedras que fueron transformadas, y no con barro; allí
no se encuentra ni un sólo ladrillo de barro. El muro de separación es la
edificación conjunta de las piedras que pasaron por un proceso de
transformación. Cuanto más seamos transformados, más nos separaremos de todo lo
profano, y esa transformación, finalmente, llegará a ser la línea de
separación. Esto no se lleva a cabo por medio de normas o reglamentos, sino
mediante la transformación. En la congregación de kadoshim, no deberíamos tener
normas con respecto a cuán corto o largo debe ser nuestro cabello, ni tampoco a
si los miembros de la congregación de kadoshim deben afeitarse o no, qué tipo
de ropas usar, etc. Pero, ¿deberíamos nosotros tener reglas respecto a
costumbres? No, porque si adoptáramos tal clase de reglas, nos convertiríamos
en la religión de las costumbres, y ya hay suficientes de esas. Por supuesto,
esto no quiere decir que estemos de acuerdo con el uso de ropa indecente o un
aspecto físico fuera de lugar. "Hágase
todo decentemente y con orden", nos dice Shaúl (Qorintiyim Alef
14:40). Pero nosotros debemos poner nuestra confianza en el crecimiento de la
vida divina y en el proceso de transformación, una transformación que coloca en
nuestro interior la regla del Padre de forma natural e intrínseca. No se trata
de obedecer sino de tener Su misma naturaleza, esa será la perfección final, y
hacia ella debemos encaminarnos. La transformación constituye la verdadera
línea de separación. No tenemos reglas, pero contamos con la vida que
transforma. ¡Alabado sea el Adón! Esta vida que nos transforma hará que nos
separemos de todo lo profano, poco a poco, paso a paso, no por reglas impuestas
por el miedo sino por la dulce convicción interna del Ruaj.
En el muro de la Nueva Yahrushalayim no encontramos normas, sino la
edificación conjunta de las piedras preciosas que fueron transformadas. Si
oramos-leemos todos los pasukim de Hitgalut 21 y 22, veremos que ellos están
profundamente relacionados con la vida divina: nos hablan de la corriente de
vida, de ser alimentados con la vida, de beber de la vida y de la
transformación efectuada por la vida divina. Esto no es otra cosa que la
congregación de kadoshim que cuenta con un muro edificado mediante la
transformación.
Por eso, el enemigo aborrece la edificación del muro. Mientras no se
haya erigido el muro en las congregaciones de kadoshim locales, éstas carecerán
de seguridad, resguardo o defensa. Es necesario edificar el muro, es decir, es necesario
que todo hombre tome conciencia de la autoridad de Mashiaj como su Cabeza.
Todos y cada uno de ellos tienen que asumir y mantener la posición que les
corresponde en la edificación del muro y tienen que aprender a edificar con una
mano y a combatir con la otra. La edificación no es una tarea fácil; sólo puede
llevarse a cabo combatiendo.
Una vez que comencemos a edificar el muro, tendremos que enfrentarnos a
las estratagemas y engaños sutiles de los adversarios. Primero, ellos
pretenderán tener buena voluntad hacia nosotros. Tal vez nos inviten a
reunirnos con ellos en encuentros, o pidan entrar en nuestros grupos. Esto parece
ser muy positivo, pero muchas, muchas veces, seremos engañados por esta clase
de propuestas. No debemos aceptar sin consultar antes a nuestra Cabeza, que es
quien tiene el discernimiento. Para esto tenemos la guía de los ancianos y más
experimentados, no para ser cerrados y sectarios, sino para ser prudentes como
palomas pero astutos como serpientes. No podemos poner en peligro la
edificación del Cuerpo por ser excesivamente abiertos. No debemos ser como el
rey Ezequías, quien mostró a los enviados de Bavel todas las riquezas de su
reino (Melajim Bet 20:15-18). Dolorosamente, he aprendido que tales reuniones
son inútiles, porque la mayoría pretende imponer a los demás sus propios puntos
de vista. No están acostumbrados a edificar para la ejad, sino a causar
separaciones. Por eso tantos se acoplan a movimientos como el de restauración,
porque les brindan la excusa necesaria para separarse y hacerse independientes.
Lamentablemente, no podemos ser independientes en el Cuerpo, debemos someternos
a la Cabeza y aceptar SUS DECISIONES. Muchas veces tenemos el "sí"
fácil, pero debemos siempre preguntarnos qué podría producir una reunión como
esa, sino ecumenismo cuanto mucho. ¿Qué podría obtenerse en tales reuniones que
sea beneficioso para los intereses del Adón? Ustedes descubrirán que tales
reuniones son simplemente trampas puestas por el enemigo a fin de engañarnos.
No se dejen deslumbrar por las apariencias de las cosas. Todos buscamos el
crecimiento del Cuerpo, pero no podemos ser imprudentes al punto de eliminar
todo requisito, porque eso es lo que hace el ecumenismo actual. "Todos son
bienvenidos", pero no se convida a nadie a cambiar, es decir, a
santificarse. Tenemos que aprender de la sabiduría de NehemYah. Él les dijo que
estaba demasiado ocupado trabajando en la construcción del muro, y que no podía
reunirse con ellos. Pero ellos no solamente hicieron una invitación, ¡sino
cuatro! Es fácil rechazar la primera invitación, pero no es tan fácil rechazar
la segunda, la tercera y la cuarta. Me temo que muchos entre nosotros habrían
de aceptar la cuarta invitación, si no una antes.
En todas las congregaciones de kadoshim locales tenemos que aprender a
no vernos involucrados en ninguna reunión o conferencia con los adversarios.
Cuando decimos "adversarios" no hablamos de satanistas ni de
inconversos, sino de creyentes inmaduros, como lamentablemente la mayoría es.
Creyentes en la carne, que creen que deben discutir acerca de todo con todos y
que no buscan ni la ejad del Cuerpo ni la sumisión a la Cabeza.
Si alguien enseña
algo diferente y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Adón Yahshúa el
Mashíaj y a la enseñanza que es conforme a la piedad, se ha llenado de orgullo
y no sabe nada. Más bien, delira acerca de controversias y contiendas de
palabras, de las cuales vienen envidia, discordia, calumnias, sospechas
perversas, y necias rencillas entre hombres de mente corrompida y privados de
la verdad, que tienen la piedad como fuente de ganancia. Apártate de los tales.
Timotio Alef 6:3-5
Si nosotros estamos en el camino del Adón, entonces dejemos que ellos
opten por este camino. Si a ellos no les parece que nuestro camino sea el
camino del Adón, entonces dejemos que ellos sigan su propio camino. No hay
margen para transigir ni para celebrar reunión o conferencia alguna, ni tampoco
para discusiones. Cuando hay discusiones en el Cuerpo, EL ENEMIGO SE HA
INFILTRADO, porque las discusiones son de la carne, no del nuevo hombre.
Simplemente no tenemos tiempo para eso, ni tampoco la disposición; estas cosas
causan daño a todas las partes, aún a las que creen "haber ganado".
Todo lo que divide procede de haSatán, no del Adón. Si ellos están dispuestos a
tomar el camino del Adón, ellos lo tomarán, el Adón mismo es quien se ocupa de
cada uno de los suyos. Jamás aceptemos la propuesta de descender para reunirnos
con ellos. No, todos debemos subir para tomar el camino de Yahshua. Descender
no es una posibilidad. Si ya hemos ascendido en algún asunto y los demás aún no
lo ven, dejemos que busquen sus decisiones, pero nosotros no debemos
acompañarlos. En la unidad del Cuerpo el Padre nunca ordenó convivencia con los
que están desviados, al contrario:
Si no les hace caso a
ellos, dilo a la congregación; y si no le hace caso a la congregación,
considéralo como un gentil y publicano. MattiYah 18:17
Bajo ningún concepto podemos tener comunión con quienes están en el error y persisten en él, pero eso tampoco nos da el derecho de juzgarlos, excomulgarlos o quemarlos en una hoguera. Para Su Adón están en pie o caen; cuidémonos más bien de no ser nosotros los equivocados, sometiéndonos en todo a nuestra Cabeza.
Mashíaj, La Cabeza Del Nuevo Hombre Universal
Asimismo, nos escogió
en Él desde antes de la fundación del mundo, para que fuéramos consagrados y
sin mancha delante de Él... a manera de plan para el cumplimiento de los
tiempos: que en el Mashíaj sean reunidas bajo una cabeza todas las cosas, tanto
las que están en los cielos como las que están en la tierra. Efesiyim 1:4,10
El primer paso (que Elohim toma a fin de que en Mashiaj sean reunidas
bajo una cabeza todas las cosas) consiste en que saque a Sus escogidos, a Sus
hijos, del desplome universal y que los ponga bajo la autoridad de Mashiaj. Es
decir, ser extirpados del Viejo Hombre universal
y ser injertados en el Nuevo Hombre, el Cuerpo de Mashíaj. Aquí, bajo Mashiaj
la Cabeza, estamos fuera de la montaña de escombros provocada por el desplome
universal y estamos por encima de todo. Por lo tanto, la vida de congregación
tiene que ser una vida en la cual tomamos a Mashiaj por Cabeza. En la vida de
congregación son los elegidos de Elohim, y no los líderes mundiales, los
incrédulos ni los animales, los que toman a Mashiaj por Cabeza. Elohim reúne
bajo una Cabeza a Sus elegidos para que sean el Cuerpo de Mashiaj, cuya Cabeza es
Mashiaj mismo. Un día, este Cuerpo, cuya Cabeza es Mashiaj, llegará a ser la
Cabeza universal de todas las cosas.
Hoy, los que estamos en la congregación somos los primeros en tomar a
Mashiaj por Cabeza. Si en la vida de congregación no estamos dispuestos a
someternos a Él, postergaremos el sometimiento de las demás cosas. De hecho,
Elohim no podrá hacer que en Mashiaj sean reunidas bajo una cabeza todas las
cosas, si nosotros, los escogidos, no estamos dispuestos a someternos a Su
autoridad. Pero si estamos dispuestos a hacer esto, Elohim dirá con gozo: "Éstos son los pioneros, los primeros
en tomar a Mashiaj por Cabeza. Ellos preparan el camino para que Yo pueda hacer
que en Mashiaj sean reunidas bajo una cabeza todas las cosas. Estos serán
llamados vencedores". Cuando la congregación toma esta iniciativa y se
sujeta a Mashiaj la Cabeza, Elohim puede hacer que todas las demás cosas sean
reunidas bajo una cabeza.
Mediante la rebelión angelical y la humana, el universo cayó en un caos
y quedó reducido a un monte de escombros. A esto se debe que la sociedad humana
y la creación misma estén en tal desorden. Vemos la rebelión por todas partes;
aun los mosquitos se rebelan contra el hombre. Esto muestra que el universo
está lleno de luchas provocadas por la rebelión. No obstante, Elohim se ha
propuesto establecer Su administración para someter todas las cosas a Mashiaj.
Si de verdad queremos tener una congregación gloriosa, debemos estar
dispuestos a someternos. En todo lo que nos rodea, en la escuela, en el trabajo
y en el gobierno, no vemos otra cosa que un derrumbe; nada está en orden. En
cambio, en la vida adecuada de congregación estamos en el proceso de ser
sometidos a la Cabeza, lo cual sirve de preludio para que Elohim someta todas
las cosas. Bajo Mashiaj y mediante la congregación, Elohim someterá bajo una
cabeza todas las cosas del universo. En esto consiste el misterio de la
voluntad de Elohim. Finalmente, el misterio de la voluntad de Elohim en el
universo es hacer que en Mashiaj todas las cosas sean reunidas bajo una cabeza.
Muchos creyentes hablan de la congregación, pero en su conversación la
palabra "congregación" ha perdido su significado. Sin embargo, en el
libro de Efesiyim, la congregación reviste mucha importancia. Pero si no sabemos
lo que es someternos a la autoridad de Mashiaj, la Cabeza, no podremos saber lo
que es la congregación. La congregación no es un montón de personas caídas que
permanecen todavía en el desplome. La congregación se compone de los elegidos
de Elohim que se han sometido a la autoridad de Mashiaj, la Cabeza. Son los que
podrán mantenerse en pie ante Su venida.
La experiencia de estar bajo Mashiaj, la Cabeza, depende del crecimiento
en vida. Cuanto más crezcamos en vida, más vida tendremos, más nos someteremos
a la autoridad de la Cabeza y más librados estaremos de la montaña de escombros
provocada por el desplome universal. Ni la mano humana ni la organización
humana pueden lograr esto. Ningún esfuerzo humano puede contribuir al
establecimiento del orden en la vida de congregación. El ayudarnos unos a otros
no puede ser realizado en la carne, disimulando cosas del otro mientras él
disimula cosas mías, eso es autoengaño, pero se ve en muchas congregaciones y
denominaciones. En la carne ninguno de nosotros puede ayudar a nadie, ni
siquiera a nosotros mismos. Pero en el Nuevo Hombre, trabajando nuestros nuevos
hombres individuales, podemos y debemos ayudarnos y apoyarnos unos a otros en
el Ruaj, sometiéndonos a la Cabeza. Lo único que puede ayudarnos es el
crecimiento en vida. ¡Cuánto necesitamos crecer y ayudar a otros a crecer!
Debemos ministrarnos mutuamente la vida para ayudarnos unos a otros a crecer.
El establecimiento del orden en la vida de congregación depende exclusivamente
del crecimiento en vida.
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