Vayikra, ¿Ley O Gracia? 04
Nosotros hemos visto, comenzando en Shemot 20 y continuando hasta
Vayikra por donde vamos, una estructura social compleja y precisa siendo
creada; una estructura ordenada por Yahweh, para el propósito de convertir a
Yisrael en una nación santa, separada para Él mismo. El trato era éste: cumplir
con la estructura, obedecer los mandatos y regulaciones, e Yisrael recibiría
las bendiciones de Elohim. El desobedecer, rebelarse, o sencillamente llegar a
ser descuidado en el cumplimiento de las instrucciones de Elohim, implicaba que
las bendiciones serían removidas. La falta de bendiciones generalmente
implicaba ser cortado de la Tierra Prometida o hasta la muerte, dos formas o
niveles de separación con Yahweh.
Ejecutar de forma perfecta el sistema de Elohim de adoración y
expiación, además de la vida de la sociedad en general requería una total y
absoluta dedicación. Uno no podía ser descuidado, intermitente, ni desordenado.
La atención escrupulosa al detalle era ordenada por Yahweh, tanto que podía
llegar a inutilizar un sacrificio ya realizado: "no será aceptable; no le contará al que lo ofrece", como
dice en Vayikra 7:18, si todo no era hecho como debía ser hecho.
Yo estoy segura de que cada maestro del Tanaj se debió de haber
preguntado cientos de veces ¿POR QUÉ toda esta aparente excesiva atención a los
detalles? La respuesta es bastante directa: la razón es porque los caminos de
Elohim NO son los caminos del hombre... por eso nosotros estamos lejos de andar
en Sus caminos, y por eso no comprendemos nada, ni siquiera poniendo nuestras
mejores intenciones. La humanidad corrompida no tiene idea por sí misma de CÓMO
Yahweh quiere ser adorado... pero insiste. Miremos las variaciones de religión
a religión alrededor del mundo como lo es hoy en día, en lo que respecta a
procedimientos y costumbres usadas para adorar a sus dioses, inclusive a Yahweh
mismo, dependiendo no sólo de las denominaciones, sino de los lugares donde
esas denominaciones están. Eso es porque estas religiones y ritos son, en su
mayoría, hechos por la humanidad... ellos son el resultado del intento
equivocado de concebir en nuestras propias mentes como Yahweh DEBE ser adorado.
Y yo les digo que aun en la llamada congregación creyente, la mayoría de la
adoración es hecha por el hombre, porque la misma se realiza de la manera en
que cada uno prefiere... y no la manera que nosotros vemos que Elohim la ordena
en las Escrituras.
Por alguna razón, la iglesia como nosotros ahora la conocemos... la
iglesia que (aceptándolo o no) es verdaderamente la versión romana de lo que
comenzó como una secta del judaísmo, una secta mesiánica (porque creían en
Yahshua como Mashíaj), ha llegado a la conclusión de que los detalles de
adoración, conducta personal, las cosas de Elohim que podemos o no puedes hacer
y otros asuntos semejantes no importan... que todo está enteramente a
discreción del individuo, de decidir por él o ella mismos absolutamente todo,
hasta la venida de Yahshua ha Mashiaj (con o sin arrebatamiento intermedio).
Que mientras seamos "sinceros" en nuestros esfuerzos, eso es lo suficiente
bueno. Pero que, ciertamente no hay nada en el Tanaj o el B'rit Hadashá que
indique que la forma en que adoramos a Yahweh y cómo conducimos nuestras vidas,
de repente, por causa de la primera venida de Yahshua, haya dejado de tener
consecuencias sobre los que "creen"... lo cual lleva a todos a creer
que, como dijimos antes, realmente pueden ser sus propios jueces y medidas
acerca de cómo vivir su "vida espiritual".
Mashiaj dice:
No piensen que yo vine para
anular la Torah o los Profetas. No he venido a anular, sino a cumplir. MattiYah
5:17
Esto es, Yahshua no vino a INTERCAMBIAR LA LEY POR LA GRACIA. En
ocasiones esa palabra "cumplir" es tomada como algo que ha sido
traído a un fin... que la tarea está terminada; en este caso refiriéndose a la
Ley. En otras palabras, regularmente la congregación traduce la afirmación de
Yahshua como "Yo no vine a destruir
la Ley, sino a finalizarla" (lo cual verdaderamente es un oxímoron).
La palabra griega para "finalizar", "terminar" o
"completar" algo es "TELOS"... pero esa no es la palabra
usada aquí. La palabra usada en MattiYah 5:17 para "cumplir" es
"PLEROO". Y, pleroo quiere decir "llenar, completar algo que no
estaba completo, llevar a la plenitud", con la implicación de hacer algo
abundante (la "sobreabundancia" tan bíblica), llevar algo al estado
de su mayor expresión... lo opuesto de TELOS. Yahshua iba a tomar las leyes y
mandamientos del Padre, los cuales estaban llenos de sombras y tipos, y los iba
a llevar a su mayor expresión y propósito: Él mismo. Y Yahshua continúa
diciendo en los siguientes pasukim que cualquiera que enseñe que una pizca de
la Torah está ahora de alguna manera abolida como resultado de SU venida, será
considerado menor en el Reino de los Cielos, como para preguntarle a los que
repiten este sentido QUÉ PARTE DE LO QUE ÉL DICE NO ENTIENDEN.
Entonces, Yahshua claramente dice que: 1) nosotros tenemos que enterrar
esta hereje idea de que la Torah está ahora de alguna manera obsoleta, y 2)
nosotros necesitamos reconocer que tenemos una obligación de estar preocupados,
y de tener cuidado en nuestra adoración y en nuestras vidas, y que nosotros
debemos aprender a seguir los principios ordenados por Elohim, no lo que se nos
antoja... ni lo que se le antoja al pastor o rabino más cercano.
Nosotros sólo podemos saber lo que esos principios son, mirando la
Torah. El B'rit Hadashá trata más acerca de la vida de Yahshua y de cómo Él
cumplió las profecías del Tanaj para así poder probarle a todo el mundo que
ciertamente Él es el Mashíaj, que de establecer nuevas leyes y principios. ¿Por
qué? ¡PORQUE HUBIERA SIDO REDUNDANTE! ESOS PRINCIPIOS INMUTABLES DE ELOHIM YA
HABÍAN SIDO ESTABLECIDOS... EN LA TORAH. ¿Por qué Yahshua sencillamente lo iba
a repetir? Yo he escuchado algunos decir: "Bueno,
si Yahshua no lo dijo, entonces nosotros no tenemos que hacerlo". El
problema es que, como dice Yahanan, Yahshua es la Palabra... TODA la Palabra, y
Él estaba en existencia antes de que el mundo comenzara. Él es la palabra
escrita, la Torah escrita, y la Palabra viva, la Torah viva.
Ahora, hay otro asunto que yo pienso que necesita ser tocado en este
momento. Nosotros hemos pasado los últimos meses estudiando lo que comúnmente
es llamado la Ley... un término que no me agrada porque es un término muy
descuidado e inexacto, con una idea que resulta negativa a priori a nuestra
carne rebelde por naturaleza, y nos da sin duda alguna una mala impresión. Todo
esto, gracias también a la ayuda de siglos de cristianos hablando mal de ella,
sin darse cuenta de que LA LEY ES EL RETRATO DE LO QUE ELOHIM ES. La Torah es
la foto, y Yahshua es la realidad de esa foto. Tirar la foto es una falta de
respeto al que está retratado en ella. Yo prefiero que nosotros usemos la
palabra Torah porque es más exacta (además de que es la correcta y original), y
porque implica "enseñanza e instrucción" más que un código de leyes.
Entonces, y en vista del mar de confusión en el que navegamos, las aguas
turbulentas de estos días, es tiempo de que nos hagamos una pregunta
importante: ¿por qué nosotros necesitamos molestarnos en estudiar la Torah y
las Escrituras Hebreas, el Tanaj? ¿Debemos nosotros seguir las leyes y
mandamientos de la Torah; y si es así, cuáles... o es que todos? O... ¿acaso es
todo esto un ejercicio mental, sólo por la diversión de aprender? Si concluimos
que debemos obedecerlo TODO (o las partes apropiadas) de las regulaciones de la
Ley, entonces ¿exactamente cómo nosotros podemos hacer eso, como personas
viviendo en el siglo XXI y tan lejos de la cultura que leemos en las Escrituras?
Puesto de otra manera, en los tiempos modernos, ¿qué significa para un
discípulo de Mashiaj... particularmente un discípulo de Mashiaj de la rama
efraymita... ser un observador de la Torah, si eso es lo que debemos ser?
Permítanme tocar por sólo unos minutos el tema que muchos estudiosos
temen abordar y vamos a ver si les puedo ayudar al menos con la porción de
estas preguntas importantes y retadoras.
Como probablemente les han enseñado en cualquiera que sea la
congregación a la que asistan, y como ya hemos estudiado aquí, el papel
PRINCIPAL de la Torah es enseñarnos a nosotros lo que es el pecado, por eso la
Torah tiene una presentación "negativa" ("no hacer"), como
una especie justamente, de negativo de la foto positiva que trae Mashíaj en el B'rit
Hadashá: "amarás". Y el enseñar al hombre caído que en sí mismo NADA
PUEDE HACER QUE AGRADE A YAHWEH PORQUE Él MISMO ES PECADO, es la base sobre la
cual Yahweh procede a mostrarle que lo que necesita es a Yahshua, un Salvador
externo a sí mismo, y un nuevo nacimiento en una nueva creación.
El pecado es negativo, ¿verdad? Por lo que, para ver lo positivo, la
Torah está para enseñarnos lo que justicia y santidad es; ya que lo OPUESTO del
pecado es justicia. Desafortunadamente, en nuestros días aquí es donde las
cosas empiezan a salirse de su curso. La iglesia occidental romana y sus hijas
dicen que, como el propósito de la Torah es sencillamente mostrarnos lo que es
el pecado, que desde la venida de Yahshua (quien nos ha salvado justamente de
esos pecados), nosotros ya no tenemos necesidad de saber acerca del pecado, por
lo que, la Torah y el Tanaj han sido rechazados y hechos irrelevantes. El
problema con este falso argumento es éste: debido a que es la Torah la que nos
dice lo que realmente el pecado es, entonces la misma también es el vehículo
que Elohim ha usado para decirnos Su definición de pecado y justicia. Una buena
analogía sería que una vez que nosotros aprendemos a hablar español, ¿acaso eso
quiere decir que nosotros ya no tenemos necesidad alguna de un diccionario: un
libro que define el significado de las palabras? Lo mismo aplica con la Torah.
Ya que es el ÚNICO DOCUMENTO que DEFINE el pecado y sus consecuencias y sus
remedios, entonces nosotros necesitamos saber exactamente lo que dice... porque
nuestra definición humana del pecado sólo rara vez va con la definición de
Yahweh del pecado, además del hecho de que LA VIDA NO TERMINA EN NOSOTROS.
Detrás de nosotros vendrán otras personas que, como cualquiera antes, HAN
VIVIDO UNA SERIE DE AÑOS SIN YAHSHUA ANTES DE ACEPTARLO, para lo cual le debió
haber sido llevada la Besorah... la cristiandad ha elaborado la mística de que,
al parecer, TAMPOCO ES NECESARIO PREDICAR A YAHSHUA A NADIE YA QUE ÉL YA
VINO... esta es una falacia, un falso razonamiento, ya que ¿SIN LA TORAH, DE
QUÉ LE EXPLICAREMOS A LA GENTE QUE DEBEMOS SER SALVOS? Aún más, es mucho más
profundo que eso, ya que es como tirar a la basura todo el plan de salvación de
Yahweh porque ya fue completado... MENOSPRECIANDO SU MAGNIFICENCIA, SU PERFECCIÓN
Y SU MISERICORDIA.
Lo que nosotros debemos mantener en mente es que mientras que los
rituales de sacrificio de la Torah podían proveer perdón por romper las leyes
de la Torah, no había NADA mágico o sobrenatural acerca de esos rituales o
procedimientos. Por ejemplo, la sangre de un animal de alguna forma no llegaba
a ser "sangre sobrenaturalmente accionada" cuando ese animal era
sacrificado y su sangre era derramada para expiar por el pecado (y eso tampoco
sucede en ninguna mística "transubstanciación"). La grasa y las
entrañas quemadas en el Altar de Bronce no se transformaban en un humo mágico.
El asunto era OBEDIENCIA A ELOHIM; el Creador y Adón del ritual, la forma que
conduce a la sumisión. Los rituales que nosotros hemos estado estudiando y que
continuaremos viendo, por sí solos no poseen un poder inherente, ni tampoco los
instrumentos de plata u oro y las vasijas usadas en estos rituales, ni lo que
el sacerdote vestía, ni los animales de sacrificio, ni la tienda del
Tabernáculo, etc., aún habiendo sido consagrados y santificados. NO HABÍA PODER
EN ESOS OBJETOS O ESOS RITUALES. Por esto es que Elohim dice que Él prefiere
nuestra obediencia en vez del sacrificio. En otras palabras, Él no está
diciendo que nosotros tenemos que hacer una elección entre obediencia O
sacrificio... ÉL ESTÁ DICIENDO QUE NUESTRA OBEDIENCIA ES MÁS IMPORTANTE QUE EL
SACRIFICIO. Que todo lo que Él está pintando es para que nos entre de una buena
vez que LO ESPIRITUAL ES MÁS IMPORTANTE QUE LO MATERIAL. Él afirma que nuestra
obediencia es el punto central de todo... no el animal de sacrificio y alguna
masa de cebada o trigo, y ni siquiera el aceite de la unción, que aunque pueda
ungir y santificar las cosas, NO APLICA PARA SALVACIÓN SI NO HAY OBEDIENCIA
ANTES. En verdad, aplicará pero para destrucción. Realmente el Adón pudo haber
escogido cualquier cosa como el sacrificio, y ÉL pudo haber escogido cualquier
procedimiento. Pero ésta que nos ha dado es Su elección y nuestro deber es
obedecer.
Pero tampoco es el propósito de la Torah (DE NINGUNA PARTE DE LAS
ESCRITURAS) ser un instrumento de juicio y condena entre los creyentes. Algunos
pueden usar tzitzit... otros no. Algunos pueden haber dejado de lado ciertas
prácticas... y otros aún no. Algunos pueden adoptar COSTUMBRES (no hablo de
mandamientos), y otros no. Algunos pueden haber abierto los ojos a ciertas
verdades y otros aún no. Esto habla del camino de cada uno, de sus tiempos (que
pertenecen al Adón y no a los hombres, y de niveles de crecimiento, que
dependen del trabajo... DEL ADÓN, claro, no de los hombres. Cuando condenamos a
otros, estamos diciendo que el trabajo del Ruaj en ellos no es bueno. Debemos
ayudar, pero no condenar.
Porque ninguno de nosotros vive
para sí, y ninguno muere para sí. Pues si vivimos, para Yahweh vivimos; y si
morimos, para Yahweh morimos. Así que, lo mismo si vivimos que si morimos,
somos de Yahweh. Pues para eso murió el Mashíaj y volvió a vivir, para ser
soberano tanto de los muertos como de los vivos. Así que tú, ¿por qué juzgas a
tu hermano? Y tú, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Pues todos compareceremos
ante el tribunal de Yahweh, porque está escrito: "Vivo yo, dice Yahweh,
que ante mí se doblará toda rodilla, y toda lengua confesará a Elohim". De
manera que cada uno de nosotros le rendirá cuenta al Elohim de sí mismo. Así
que, no nos juzguemos más unos a otros; más bien, determinen no ponerle
impedimento u obstáculo al hermano. Yo sé, y estoy persuadido en el Adón
Yahshúa, que nada es contaminado de por sí; pero para aquel que estima que algo
es contaminado, para él sí lo es. Pero si por causa de la comida se entristece
tu hermano, ya no andas conforme al amor. No arruines por tu comida a aquel por
quien el Mashíaj murió. Por tanto, no dejen que se hable mal de lo que para
ustedes es bueno; porque en el reino de Elohim (lo importante) no es la comida
ni la bebida, sino la justicia, la paz y el gozo en el espíritu de santidad. Y
el que en esto le sirve al Mashíaj, agrada a Elohim y es aprobado por los
hombres. Así que, busquemos lo que promueve la paz y la edificación mutua.
Romaniyim 14:7-19
Algunos pueden observar las fiestas bíblicas, otros no. Ya sea que
hagamos o no algunas de estas cosas esto NO CAMBIA NUESTRO ESTATUS DE SER
SALVOS, y ese es el problema de muchos, que aunque aseguran que las obras no
salvan, LAS USAN PARA DESESTIMAR LA SALVACIÓN DE OTROS. Según ellos, el
razonamiento es que las obras no salvan, pero condenan (o peor, pueden hacer
perder la salvación). Aunque... ahora que nosotros somos salvos, ¿no es esta
una MEJOR razón de ser obedientes al ÚNICO que nos salvó, que cuando estábamos
perdidos? Ciertamente eso debería motivarnos a analizar siquiera si no habrá
algo del Ruaj en lo que se mueve a nuestro alrededor.
Al Él darnos una lista precisa de lo que está bien o mal, nosotros
podemos elegir obediencia o desobediencia. Al darnos un ritual de sacrificio
preciso, los yisraelitas podían elegir ser obedientes y obtener expiación, o
no. OBEDIENCIA A LO QUE SEA QUE ELOHIM HAYA ORDENADO, de eso es de lo que se
trata todo. Pero no se nos ha dado licencia, porque Yahshua vino para ahora
decidir por nosotros lo que está de acuerdo a Yahweh y lo que no. Ya no se
trata de si es "bueno o malo", cosas del viejo árbol, sino de si
proviene del Padre, si tiene Vida, o no. La Torah era, y permanece siendo, el
documento que define lo que es del Padre y lo que no lo es, definiendo en
términos que los humanos caídos pudiéramos entender las cosas, es decir, en
términos de bueno o malo, pecado o justicia.
Con eso dicho la Torah NUNCA fue un vehículo diseñado para salvar a la
humanidad. Shaúl lo dice claramente, que SOLO Yahshua ha Mashiaj fue diseñado
para salvarnos. Que el ser obediente a la Torah NO nos salva. Entonces, ¿acaso
eso quiere decir que la obediencia a la Torah debe ser dejada porque no nos
salva?
Trabajar todos los días y ganarnos la vida no nos salva de tener caries,
¿verdad? Cepillarnos los dientes y tener una buena higiene oral (sin flúor, por
favor), nos salva de tener una caries. ¿Así que acaso eso significa que si no
queremos una caries nosotros nos cepillaremos lo dientes... pero, DEJAREMOS DE
IR A TRABAJAR, porque eso no tiene nada que ver con prevenir las caries? Claro
que no. Ambos son asuntos separados.
La obediencia a los mandamientos de la Torah de Elohim es un asunto
separado a ser salvos por fe en Yahshua ha Mashiaj... la obediencia a los
mandamientos de Elohim no nos salva sino que nos santifica, lo que significa
que nos transforma en lo que deberíamos ser en nuestro nuevo hombre. El confiar
en Yahshua expía por nuestros pecados. Aprender los mandamientos de Elohim y
los principios en la Torah nos permite ser obedientes en cuanto a ir
conformándonos INTERNAMENTE, en naturaleza y no en obediencia externa, en eso
mismo que muestra la "foto", de la cual la esencia viva, Mashíaj,
está en nuestro interior como semilla. Un salvo que no haya adquirido
obediencia NO ESTÁ COMPLETO, porque la obediencia perfecta de Mashíaj no está
en esa persona. Tiene el pasaporte, pero se ha olvidado el equipaje, y no está
vestido:
Pero cuando entró el rey para ver
a los convidados y vio allí a un hombre que no llevaba ropa de bodas, le dijo:
"Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin llevar ropa de bodas?". Pero él se
quedó callado. Entonces el rey les dijo a sus sirvientes: "Amárrenlo de
pies y manos y échenlo a las tinieblas de afuera". Allí será el llanto y
el crujir de dientes; pues muchos son llamados, pero pocos elegidos. MattiYah
22:11-14
Por lo que Elohim quiere que nosotros seamos obedientes en el sentido de que nuestra naturaleza debe estar sometida, NO POR LA FUERZA NI POR EL ESFUERZO, SINO POR EL CRECIMIENTO DE LA NATURALEZA DE YAHSHUA EN NUESTRO INTERIOR.
Vayikra, ¿Ley O Gracia? 05
Para tener comunión con Elohim, es preciso que
estemos "en la luz", y ¿cómo podremos estar en ella? Solamente en
virtud de esta preciosa verdad:
Pero si andamos en luz, como Él está en luz, tenemos
comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Yahshúa nos limpia de todo
pecado. Yahanan Alef 1:7
Cuanto más estemos en la luz, tanto mejor
reconoceremos y sentiremos todo lo que le es contrario y tanto mejor también
apreciaremos el valor de esta sangre que nos hace aptos para estar en ella.
Cuanto más cerca andemos de Elohim, tanto mejor conoceremos "las insondables riquezas de
Mashiaj". Es muy necesario que estemos bien establecidos en esta
verdad; que nosotros no estamos en la presencia divina más que como
participantes de la vida divina, amparados por la justicia divina. El Padre no
podía recibir al hijo pródigo a su mesa sin que fuera primero revestido del "mejor vestido" y fuera
colocado nuevamente en toda la integridad de la relación de hijo, poniéndole "un anillo en la mano y calzado en los
pies" (Luka 15:22). Si el hijo pródigo hubiera conservado sus harapos,
o si hubiera sido colocado en la casa como un "jornalero", no
hubiéramos oído jamás estas dulces palabras:
Traigan el ternero cebado y mátenlo. Comamos y
alegrémonos, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a vivir; estaba
perdido y lo hemos hallado. Y comenzaron a festejar. Luka 15:23-24
Esto mismo ocurre con todos los verdaderos
creyentes. Su vieja naturaleza no se reconoce como existente delante de Elohim.
Él la considera muerta y ellos deben hacer otro tanto. Está muerta para Elohim,
muerta por la fe, y como tal es preciso colocarla donde se colocan los muertos.
No es mejorando nuestra vieja naturaleza que llegamos a la presencia divina; es
poseyendo una nueva naturaleza, mezclándonos con el Ruaj de Mashíaj en nuestro
nuevo ruaj, en el nuevo hombre. No fue remendando los harapos de su primera
condición como el hijo pródigo obtuvo un lugar en la mesa de su padre, sino
siendo revestido de un vestido que nunca había visto y como nunca hubiera
imaginado. No trajo este vestido de la "provincia apartada", no se lo
procuró al paso mientras regresaba, sino que el padre lo tenía para él en su
casa. El hijo pródigo no lo hizo, ni ayudó a hacerlo; el padre se lo suministró
y se alegró de vérselo puesto. Así fue como se reunieron alrededor de la mesa
para comer "el becerro gordo" en feliz comunión.
Ahora, es de suma importancia establecer
distinción entre el pecado en la carne y el pecado sobre la conciencia, es
decir, el pecado y los pecados (cosas estudiadas en mayor profundidad en la
serie CAR - Cuerpo, Alma Y Ruaj).Si confundimos estas dos cosas, nuestras almas serán perturbadas y
nuestro culto debilitado.
Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a
nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros
pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda
maldad. Pero si decimos que no hemos pecado, lo hacemos a él mentiroso, y su
palabra no está en nosotros. Yahanan Alef 1:8-10
Estudiar estos pasukim a
fondo arrojará mucha luz sobre este asunto, que es muy esencial comprender
bien, para apreciar, en su justo valor, la doctrina entera de la ofrenda de
paz, el shelamim, y especialmente el asunto particular a que hemos llegado. Nadie
tendrá tanta conciencia de su pecado como el hombre que anda en la luz. Cuanto
más avanzamos hacia la luz, más iluminados somos, más expuesto queda todo
nuestro pecado y nuestras transgresiones, que antes no veíamos simplemente
porque andábamos en tinieblas.
Aquí la distinción entre el pecado en nosotros y
el pecado sobre nosotros, está bien marcada y establecida. Pretender que aun
hay pecado SOBRE el creyente, en la presencia de Elohim, es dudar de la
eficacia de la sangre de Yahshua y negar la verdad de la Palabra divina. Si la
sangre de Yahshua ha Mashiaj puede purificar por completo, entonces la
conciencia del creyente está completamente purificada.
Porque si la sangre de cabros y de toros, y la ceniza
de la novilla rociada sobre los inmundos, santifican para la purificación de la
carne, ¡cuánto más la sangre del Mashíaj, quien mediante el ruaj eterno se
ofreció a sí mismo sin mancha a Elohim, limpiará nuestras conciencias de las
obras muertas para servir al Elohim vivo! Ivrim 9:13-14
Así es como la Palabra de Elohim presenta la
cuestión, y nosotros debemos recordar siempre que es de Elohim mismo de quien
debemos aprender cuál es, a Sus ojos, la verdadera condición del creyente.
Estamos más dispuestos a decir a Elohim lo que somos en nosotros mismos que a
dejarle decir lo que somos en Mashiaj. En otras palabras, estamos más
preocupados acerca de nuestros sentimientos sobre nosotros mismos que de la
revelación que Elohim nos hace Él nosotros, de Sí mismo, y de Mashíaj en
nosotros. Elohim nos habla en virtud de lo que Él es en sí mismo y de lo que El
ha cumplido en Mashiaj. Esa es la naturaleza de esta revelación que la fe
comprende y que llena el alma de una perfecta paz. La revelación de Elohim es
una cosa, mis sentimientos acerca de mí mismo son otra muy distinta.
Pero la misma palabra que nos dice que no tenemos
pecado sobre nosotros, nos dice con la misma fuerza y claridad que tenemos el
pecado en nosotros. "Si decimos que
no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en
nosotros", asegura Yahanan. Todo aquél que "tiene la verdad"
en él sabrá que tiene también "el pecado" en sí, porque la verdad
revela cada cosa tal como es. La gente cree que tener a Mashíaj en nosotros
automáticamente elimina el pecado que reside en nosotros, pero las Escrituras
son claras:
Yo sé que en mí, es decir, en mi naturaleza carnal, el
bien no es permanente. Porque hay en mí el deseo de hacer el bien, pero no
alcanzo a realizarlo. No hago el bien que quiero hacer; en cambio, el mal que
no quiero hacer, eso es lo que hago. Ahora, si lo que no quiero hacer es lo que
hago, ya no soy yo quien actúa así sino el pecado que mora en mí. Así que
cuando quiero hacer el bien me encuentro con la realidad de que el mal está
presente en mí. En mi ser interior, me deleito en la Torah de Yahweh; pero en
mi cuerpo percibo un principio diferente que combate contra la inclinación de
mi mente y que me hace prisionero de ese principio de pecado que hay en mi
cuerpo. ¡Desgraciado de mí! ¿Quién me librará de esta realidad que me lleva a
la muerte? ¡Gracias a Elohim que cuento con Yahshúa el Mashíaj, nuestro Adón!
Así que yo mismo con la mente le sirvo a la Torah de Yahweh; aunque mi cuerpo
esté sujeto al principio del pecado. Romaniyim 7:18-25
Entonces, aquí están la ley y la gracia unidas,
como dice el Mizmor:
El amor y la verdad se encuentran, la justicia y el
bienestar se besan... Mizmor 85:10
En Mashíaj, el Antitipo de todas las sombras,
tenemos la respuesta a lo que la ley NO PODÍA hacer:
Porque Elohim hizo lo que no podía hacer la ley por no
tener poder sobre la naturaleza carnal: Envió a su propio Hijo con una
naturaleza semejante a nuestra naturaleza pecaminosa a causa del pecado, y en
su persona condenó el pecado. Romaniyim 8:3
¿Qué es entonces exactamente lo que hizo Yahshua?
¿Abolir la ley? ¡Ciertamente que no!, como bien explica Shaúl:
¿Qué diremos entonces? ¿Que la ley es pecado? ¡De ninguna
manera! Al contrario, yo no sabría lo que es pecado si no fuera por la Torah;
pues no estaría consciente de la codicia, si la Torah no dijera: "No
codiciarás". Pero el pecado, que viene a ser algo consciente mediante el
mandamiento, produjo en mí toda codicia; porque sin la ley el pecado está
muerto. Así que yo, cuando no tenía ley, estaba vivo; pero cuando vino el
mandamiento, el pecado cobró vida y yo morí. Y descubrí que el mismo
mandamiento que era para vida me resultó en muerte; porque el pecado, viniendo
a ser algo consciente para mí por el mandamiento, me engañó; y por medio de él,
me mató. De manera que la ley ciertamente es santa; y el mandamiento es santo,
justo y bueno. Entonces, ¿eso que es bueno llegó a ser muerte para mí? ¡De
ninguna manera! Es que el pecado aparece como pecado porque utiliza algo que es
bueno para producirme la muerte; de esta manera, gracias al mandamiento, se
hace patente la pecaminosidad del pecado. Romaniyim 7:7-13
Y concluye su razonamiento:
No me explico mi conducta: pues no practico lo que
quiero, sino que lo que aborrezco, eso es lo que hago. Ahora, si lo que no
quiero hacer es lo que hago, estoy de acuerdo en que la ley es buena. Romanos
7:15-16
En este punto, el razonamiento de la inmensa mayoría FALLA CATASTRÓFICAMENTE. La conclusión es simple, lisa y llana: si somos mortificados por nuestros pecados QUE TRANSGREDEN LA LEY, ES PORQUE LA LEY ES BUENA, y estamos de acuerdo con ella (porque el ruaj nos mueve). Si la ley fuera mala, NO QUERRÍAMOS CUMPLIRLA, NO LA PONDRÍAMOS COMO MODELO. Sucede que la comodidad y pereza del hombre lo superan y dominan, y pretenden ser convertidos mágicamente en lo que no son, de repente y sin esfuerzo. El cristianismo enseña que podemos ir de nuestra situación de pecadores a la perfección en un pase de magia, PERO LA TRISTE REALIDAD DE LOS CREYENTES ES PRUEBA FIEL DE QUE ESA ES UNA TERRIBLE MENTIRA Y ENGAÑO. Al contrario, la idea de Yahweh es muy otra, y por supuesto, es PERFECTA: lo que Él nos ha dado a través de Mashíaj es LIBRARNOS DE ESTAR BAJO LA LEY (es decir, que nuestros pecados estén "sobre" nosotros, porque la sangre de Mashíaj nos ha limpiado de aquella vieja raíz de pecado y delante de Yahweh ya estamos en perfección (en el plano espiritual, pero no en nuestra realidad temporal y física), Y DARNOS LA POSIBILIDAD DE, BAJO EL NUEVO Y MEJOR PACTO, ARREPENTIRNOS Y SER PERDONADOS.
Vayikra, ¿Ley O Gracia? 06
¿Qué debemos hacer entonces nosotros hoy? En el
poder de la nueva naturaleza, tenemos el privilegio de poder andar de tal
manera que "el pecado" que habita en nosotros no se manifieste en
forma de "pecados". La posición del creyente es una posición de
victoria y libertad. Está libertado no sólo de la culpa del pecado, sino aun
del pecado como principio dominante en su vida... SIEMPRE QUE TENGAMOS DÍA A
DÍA NUESTRO SACRIFICIO EN MASHÍAJ.
Y
sabemos que nuestro viejo hombre quedó ejecutado en el madero con él, para que
se destruya el cuerpo pecador, para que ya no seamos esclavos del pecado;
porque el que muere es justificado del pecado. Si hemos muerto con el Mashíaj,
creemos que también viviremos con él. Sabemos que el Mashíaj, una vez resucitado
de entre los muertos, ya no muere; la muerte ya no tiene más dominio sobre él.
Porque al morir, para efectos del pecado murió una vez por todas; pero al
vivir, vive para Elohim. Así también ustedes, considérense muertos para efectos
del pecado, pero vivos para Elohim en el Mashíaj Yahshúa. Así que no reine el
pecado en su cuerpo mortal, de modo que obedezcan a sus malos deseos. Ni
tampoco ofrezcan sus miembros al pecado, como instrumentos de injusticia; sino
ofrézcanse ustedes mismos a Elohim como vivos de entre los muertos, y sus
miembros a Elohim como instrumentos de justicia. Porque el pecado no tendrá
dominio sobre ustedes, pues ya no están bajo la ley, sino bajo la gracia.
Romaniyim 6:6-14
Esto es, recordemos, una tarea diaria nuestra:
CONSIDÉRENSE MUERTOS, dice, porque en el plano físico aún no lo estamos. Esto
equivale a la orden de Yahshua: "Si
alguno quiere venir conmigo, NIÉGUESE A SÍ MISMO, TOME SU MADERO y sígame"
(MattiYah 16:24). Negarnos a nosotros mismos y tomar el madero (tipo del altar)
equivale a "considerarnos muertos al pecado".
El pecado está allí con toda su fealdad original,
pero el creyente está "muerto al pecado". ¿Cómo? Está muerto en
Mashiaj. Por naturaleza estaba muerto en el pecado; por gracia está muerto al
pecado. ¿Físicamente? ¿ACASO ESTABA FÍSICAMENTE MUERTO EN EL PECADO? Sabemos
que no, que éramos "muertos en vida", así que tampoco pretendamos que
esa "muerte al pecado" sea física, porque sólo lo es en el plano espiritual.
¿Qué derecho puede haber sobre un hombre muerto? Ninguno. "Mashiaj al pecado murió una vez" y el creyente es muerto
en Él, como está escrito, por lo que la muerte no tiene más poder sobre
nosotros... Y LA MUERTE ES EL SALARIO DEL PECADO. Si la muerte ya no tiene
poder, tampoco lo tiene el pecado, porque van juntos.
¿Qué resulta de esto para los creyentes? Que
debemos vivir como "muertos al
pecado", pero "vivos para
Elohim en el Mashíaj Yahshúa". Esa es, ante Elohim, la posición
inalterable del creyente, de suerte que tiene el alto privilegio de gozar de la
libertad del pecado, como dominador sobre él, aunque el pecado habite en él.
¿Cómo hacemos esto? Como sacerdotes, PRESENTAMOS ANTE EL ALTAR (EL MADERO QUE
CARGAMOS) A MASHÍAJ COMO TODOS LOS SACRIFICIOS Y OFRENDAS, en todos sus
aspectos, pero aquí, especialmente, en el de la redención.
Pero "si
alguno peca" ¿qué tiene que hacer? A esta pregunta el apóstol da una
respuesta de las más claras y benditas:
Si
confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados
y limpiarnos de toda maldad. Yahanan Alef 1:9
LA CONFESIÓN ES EL MEDIO POR EL CUAL LA CONCIENCIA
ES LIBERTADA. La confesión implica, inevitablemente, ARREPENTIMIENTO. Sin
arrepentimiento no hay confesión. Yahanan no dice: "Si pedimos perdón, Elohim es bastante bueno y misericordioso para
perdonamos". Sin duda, hay una gran dulzura, para un hijo, en confiar
el sentir de sus necesidades a su padre, en decirle sus flaquezas, en
confesarle sus desvíos, sus defectos y sus faltas. Todo esto es verdad, y
también es igualmente verdad que nuestro Padre es tierno y misericordioso para
responder a toda debilidad de ignorancia de sus hijos; pero aunque todo eso sea
verdad, el Ruaj haKodesh declara, por boca del discípulo, que "Si
confesamos, Él es fiel y justo para perdonarnos". La confesión es, pues,
lo que Elohim exige. En una confesión que proviene del arrepentimiento, el
pedido de perdón está implícito. Pero muchos piden perdón sin arrepentimiento,
y por eso no son atendidos. Yahweh escudriña los corazones, y a Él nadie puede
engañarlo.
Finalmente, en cuanto a la diferencia que existe
entre la oración y la confesión, en cuanto al estado del corazón ante Elohim y
al sentimiento que Él tiene de la odiosidad del pecado, esta diferencia no
podía ser exagerada. Es mucho más fácil pedir, de una manera general, el perdón
de nuestros pecados que confesar esos pecados. La confesión implica el juzgarse
a sí mismo; pedir perdón no implica siempre este juicio. Esto sólo basta para
demostrar la diferencia. El juicio de sí mismo es uno de los ejercicios más
importantes y más saludables de la vida creyente, y, por lo tanto, todo lo que
tiende a causarlo debe ser altamente apreciado por todo creyente serio.
La diferencia que hay entre pedir perdón y
confesar el pecado se ejemplifica sin cesar en nuestras relaciones con los
niños. Si un niño ha hecho algún mal, hallará menos dificultad en pedir a su
padre que le perdone que en confesar su falta francamente y sin reservas. El
niño puede pedir perdón y, sin embargo, dar cabida en su ruaj a muchas
disculpas y justificativas que tiendan a disminuir el sentimiento de su falta;
piensa, tal vez secretamente, que, después de todo, no hay motivo para afear de
tal manera su conducta, aunque sea conveniente que pida perdón a su padre,
mientras que, confesando su falta, establece el juicio de sí mismo. Muchos
adultos se comportan como niños, en este sentido. Además, pidiendo perdón, el
niño puede estar influido principalmente por el deseo de escapar a las consecuencias
del mal que ha hecho, mientras que los padres juiciosos buscarán producir una
justa apreciación de aquel mal, la cual no puede existir sino ligada a la
completa confesión de la falta, unida a la condenación de sí mismo.
Lo mismo sucede en cuanto a las dispensaciones de
Elohim acerca de sus hijos; cuando caen en alguna falta, Él quiere que todo
pecado se exponga y se juzgue ante Él, por el mismo que lo ha cometido; quiere
que no sólo temamos las consecuencias del pecado, que son inmensas, sino que
odiemos el pecado mismo, porque es odioso a sus ojos. Si cuando cometemos el
pecado, pudiéramos ser perdonados sencillamente pidiendo perdón, nuestro
sentimiento y nuestro odio al pecado no serían
tan intensos, y, como consecuencia, nuestra apreciación de la comunión
que gozamos no sería tan alta.
Un creyente que hubiera pecado en pensamiento,
palabra u obra, podría orar durante días y meses para pedir el perdón y, sin
embargo, no tener la seguridad fundada sobre el pasuk de Yahanan Alef que
acabamos de leer... y eso sería porque NO SE HA ARREPENTIDO DE VERDAD, AL PUNTO
DE ABORRECER LO QUE HA HECHO, SINO QUE EN SU INTERIOR CONTINÚA DETERMINADO A
REPETIR EL ACTO. Pero, desde el instante que confiese sinceramente sus pecados
delante de Elohim, sabrá que está perdonado y perfectamente purificado,
simplemente porque aquel pecado habrá desaparecido de su interior. Mientras no
se sienta "tranquilo", será prueba de que no se ha arrepentido, de
que aún no considera abandonar ese pecado, de que aún se justifica. Cuando hay
dudas acerca del perdón de nuestros pecados, es porque nosotros no los hemos
abandonado aún. Hay una inmensa diferencia moral entre pedir perdón y confesar
nuestros pecados; ya lo consideremos en relación con el carácter de Elohim, con
el sacrificio de Mashiaj, o con el estado del alma. Es evidente que cuando el
Ruaj haKodesh habla de confesión, no está hablando de pedir perdón como lo pide
un niño, sólo porque no desea ser castigado en ese momento, pero que olvidará
en seguida lo sucedido y volverá a hacer lo mismo. Tampoco está hablando de la
oración, de ponernos a orar, como si eso pudiera torcer el brazo de nuestro
Juez supremo. No, el Ruaj sabe bien que hay elementos espirituales en la
confesión, y resultados prácticos de la misma que no pertenecen a la oración ni
al pedido de perdón. De hecho, ocurre a menudo que el hábito de importunar a
Elohim para obtener el perdón de los pecados, manifiesta la ignorancia en que
se está, en cuanto al modo en que Elohim se ha revelado en la Persona y en la
obra de Mashiaj, y en cuanto a la relación en la cual el sacrificio de Mashiaj
ha colocado al creyente, y en cuanto al medio de tener la conciencia aliviada
de la carga y purificada de la mancha del pecado. Existe la forma, pero si nos
negamos a obedecer (arrepentirnos y confesar), SIMPLEMENTE NO OBTENDREMOS LA
RECONCILIACIÓN.
Elohim quedó perfectamente satisfecho, por el
madero de Mashiaj, en cuanto a todos los pecados del creyente. Sobre este
madero fue ofrecida una completa expiación por todo pecado en la naturaleza del
creyente y sobre su conciencia. Por este motivo Elohim no tiene necesidad de
otra propiciación. Es a esa que debemos abrazarnos PERO EN VERDAD, no tratando
de mantener, con la otra mano, el pecado para volver a repetirlo. Ojo que no estoy
diciendo que tenemos que ser perfectos, sino que NUESTRO CORAZÓN DEBE ABORRECER
VERDADERAMENTE NUESTRO PECADO. Podremos tropezar muchas veces antes de
aniquilarlo, pero nuestro arrepentimiento es prueba de que nuestro tropiezo es
INVOLUNTARIO, y por eso Él nos perdona una y otra vez, mientras avancemos, no
mientras nos sentemos cómodamente. Si desistimos o si persistimos en nuestro
pecado, ciertamente no estamos mostrando arrepentimiento, por mucho que
confesemos y pidamos perdón. Éste es el "fruto práctico" al que me
refiero, el comportamiento mudado de la persona.
No hace falta ninguna otra cosa para atraer su
corazón hacia aquel que cree. Nosotros no tenemos que suplicarle que sea
"fiel y justo", cuando su fidelidad y su justicia han sido tan gloriosamente
demostradas, manifestadas y satisfechas en la muerte de Mashiaj. Nuestros
pecados no pueden llegar nunca a la presencia de Elohim, ya que Mashiaj que los
llevó, y los quitó, está en Su lugar. Pero, si pecamos, NUESTRA CONCIENCIA LO
SENTIRÁ; deberá sentirlo; sí, el Ruaj haKodesh nos lo hará sentir, y tendremos
un velo sobre nuestro ruaj, porque todo pecado trae tinieblas, que ocultan la
luz. Entendamos que en el plano espiritual todo ha sido CONSUMADO A LA
PERFECCIÓN, es decir, Yahweh no nos ve perfectos HOY, sino perfectos
CONSUMADOS. Él nos ve como el producto terminado, completo, ya glorificados,
algo de lo cual nosotros tenemos apenas un atisbo, alguna vaga idea. Sin
embargo, ESO NO QUITA NUESTRA REALIDAD FÍSICA AQUÍ Y AHORA. Él ve y "juzga"
el resultado final, que ya ha sido perfeccionado, pero eso no elimina nuestra
realidad actual. Con todo, entendamos el punto más importante: ÉL NOS VE
PERFECTOS PORQUE LLEGAMOS A SERLO. Es un hecho consumado (no por nosotros, sino
por Yahshua), porque Él nunca falla, de manera que no importan nuestros
sentimientos del momento (que son sólo útiles para advertirnos que estamos
"mal parados" y debemos corregirnos), porque nuestra salvación está
asegurada. Y eso implica el perdón de los pecados. De manera que confiemos, Él
perdonará.
Nuestro "Abogado" está allí, "Yahshua ha Mashiaj el Justo",
para mantener en toda su integridad las relaciones en que nos encontramos. Por
eso Él "intercede en todo momento", colocándose entre nosotros y el
Padre, para que sea Él y Su sacrificio lo que el Padre ve, mientras, de nuestro
lado, nos trata con disciplina y corrección. Entonces vemos que, aunque el
pecado no puede afectar los pensamientos de Elohim con relación a nosotros,
afecta a nuestros pensamientos con relación a Elohim.
Todo esto nos lleva a cumplir el objetivo:
El que tiene mis
mandamientos y los guarda, ese es el que me ama. Y al que me ama lo amará mi
Padre, y yo también lo amaré y me manifestaré a él". Le preguntó Yahudah,
(no el Iscariote): "Adón, ¿cómo es que te vas a manifestar a nosotros y no
al mundo?". Yahshúa le respondió: "Si alguno me ama, guardará mi
palabra. Y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos nuestra morada con
él". Yahanan 14:21-23
El objetivo es que aprendamos disciplina y seamos
conformados a imagen y semejanza de Yahshua, a fin de que EL HIJO Y EL PADRE SE
MANIFIESTEN EN SUS HIJOS, EN EL CUERPO. Mientras tanto, no olvidemos que
estamos en el camino de esta disciplina. No desistamos, pero tampoco nos
asustemos pensando que nos hemos perdido y no tenemos reconciliación, porque la
reconciliación YA FUE LEVANTADA HACE MÁS DE DOS MIL AÑOS POR YAHSHUA. Nosotros
estamos trabajando justamente basados en esa reconciliación perfecta, que nos
ha traído la posibilidad de ser trabajados a fondo.
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