Aferrarnos A La Cabeza Y Crecer En Él
...(quienes) no se aferran a la Cabeza, en virtud de quien todo el cuerpo, nutrido y unido por coyunturas y ligamentos, crece con gran poder. Qolasiyim 2:19
Mashiaj es la
Cabeza, y nosotros somos los miembros de Su Cuerpo. Qolasiyim 2:19 nos recuerda
que debemos aferrarnos de la Cabeza, para que podamos ser un Cuerpo entrelazado
y unido. En el Cuerpo no hay piedras sueltas, hay células vivas y unidas.
Este crecimiento
se produce "recibiendo el rico suministro y siendo entrelazado por medio
de las coyunturas y ligamentos". La función de las coyunturas es abastecer
al Cuerpo, mientras que la de los ligamentos es entrelazar a los miembros del
Cuerpo. En la congregación existen estas funciones; algunos miembros son
coyunturas y otros son ligamentos. No quiere decir que sea un cargo como "diácono"
o "apóstol", sino que algunos son capacitados para funcionar en estos
aspectos, unos ayudando a ligar, otros a facilitar el movimiento. Mediante las
coyunturas y ligamentos, el Cuerpo crece. Esto muestra que individualmente no
es posible crecer con el crecimiento de Elohim. Para ello debemos estar en la
congregación local, que debe por su vez ser parte del Cuerpo por medio de
unirse en el Ruaj.
Aferrarse de la
Cabeza significa que existe una comunicación directa entre la Cabeza y
nosotros; es decir, no hay separación entre Él y Sus miembros. Si cada uno de
nosotros se ha renovado en la mente de Mashíaj, eso significa que todos tenemos
el mismo pensamiento, que no es nuestro, sino Suyo. Y si tenemos el mismo
pensamiento de Mashíaj, no habrá discusiones. Cuando hay discusiones, no están
todos con la mente de Mashíaj, cuyo único objetivo es la edificación de la Casa
del Padre, Su propio Cuerpo. Cualquier otro pensamiento es personal y objetivo,
opinión propia, y no forma parte del Cuerpo.
Cuando digo que
no forma parte del Cuerpo, no quiero decir que la persona "ha caído de la
gracia", como tantos se han empeñado por siglos en asustar con monstruos y
fantasmas a los creyentes. No caemos de la gracia porque nada ni nadie nos
arrebatará de Su mano. Sin embargo, a lo largo del día, todo creyente verdadero
admitirá que "entra y sale" miles de veces de Su Presencia, en la
medida en que "vamos y venimos" del viejo hombre al nuevo. Eso
afecta, obviamente, nuestra postura en relación al Cuerpo y al Nuevo Hombre:
cuando salimos de nuestro nuevo hombre, automáticamente salimos del Nuevo
Hombre corporativo, y cuando estamos en el ruaj, entramos en él nuevamente.
Sólo somos Cuerpo cuando estamos en el ruaj, no cuando estamos en la carne. Si
defendemos los pensamientos y argumentaciones de nuestra carne, no estamos
posicionados en el Cuerpo sino en el viejo hombre. La persona sigue siendo
salva, pero se ha salido del Cuerpo y, por consiguiente, de la obediencia a la
Cabeza.
Los miembros
responden a todo lo que la Cabeza les ministra. El resultado de esa cooperación
es el crecimiento en vida. Al aferrarnos de la Cabeza se produce un crecimiento
interior, y no un mover externo. En esta estrecha comunicación entre la Cabeza
y los miembros, todas las riquezas de la Cabeza son suministradas a los
miembros, y todas las cosas negativas de los miembros son absorbidas por la
provisión de vida que procede de la Cabeza.
Crecemos al aferrarnos
de la Cabeza. Uno no crece al estudiar las Escrituras o al entender doctrinas.
Tal conocimiento no nos ayuda a crecer. La Cabeza misma es la fuente de la
vida. Cuando nos aferramos de la Cabeza, es decir, cuando nos mantenemos
íntimamente conectados con el Adón, entonces Sus riquezas y la provisión de Su
vida entran a nuestro ser y llegan a ser nuestro crecimiento en la vida divina.
...sino que, siguiendo la verdad con amor, crezcamos en todo hacia aquel que es la cabeza: el Mashíaj. De parte de él todo el cuerpo, bien concertado y entrelazado por la cohesión que aportan todas las coyunturas, recibe su crecimiento de acuerdo con la actividad proporcionada a cada uno de los miembros, para ir edificándose en amor. Efesiyim 4:15-16
Aquí Shaúl da un
paso más que Qolasiyim 2:19. No sólo nos aferramos de la Cabeza, sino que
también crecemos en Él en todas las cosas. Aferrarnos de la Cabeza es algo muy
personal e íntimo, pero crecer en Él implica cooperar con Él de una manera fina
y profunda.
Cuando nos aferramos
de la Cabeza y crecemos en todo en Él, recibimos la provisión de vida que Él
imparte al Cuerpo. Al aferrarnos de Él y crecer en Él, las riquezas de la
Cabeza fluyen por medio de nosotros. Primero crecemos en Él; luego, la
provisión de vida procede de Él. Cuando esto se lleva a cabo en nosotros, nos
hallamos cooperando con el ministerio celestial de Mashiaj. Es así como surgen
las funciones de los miembros, las cuales edifican el Cuerpo de Mashiaj.
Al aferrarnos de
la Cabeza, crecemos en Él. Gradualmente descubriremos que, con respecto a una
gran cantidad de cosas, no estamos en Mashiaj. Al darnos cuenta de eso, oraremos:
"Adón, hazte cargo de todo. Te doy
libre acceso en mí con respecto a estos asuntos". En esto consiste
crecer en vida de forma práctica. Ciertamente pertenecemos a Mashiaj, pero con
respecto a muchas cosas, no estamos en Él. En tales cosas Él no tiene libre
acceso en nuestro ser. Por ejemplo, quizás con respecto a nuestra manera de
hablar, Él no tenga libre acceso en nosotros. Al aferrarnos de la Cabeza,
percibiremos que la manera en que hablamos no concuerda con Mashiaj. Si le
pedimos al Adón que tome posesión de esta área, creceremos en vida respecto a
nuestra manera de hablar.
Muchos creyentes
aman al Adón, pero Él no tiene libre acceso en ellos debido a que no están aferrados
de Mashiaj. Cuando estén asidos de Él, el Ruaj en ellos les hablará sobre su
manera de hacer ciertas cosas, o su manera de ser en otras áreas. Si ellos le
otorgan al Adón permiso para cambiar esas cosas, Él vendrá y tomará posesión de
esa área. Podemos decir lo mismo en cuanto a la manera en que un hermano trata
a su esposa o con respecto a la actitud de una hermana para con su esposo.
Quizás amemos al Adón, pero en nuestra relación matrimonial no le damos la
mínima oportunidad para que Él opere en nosotros. A medida que nos mantengamos
asidos de la Cabeza, el Ruaj que está en nosotros nos dirá que Mashiaj no forma
parte de nuestra actitud para con nuestro cónyuge. Pero si le damos libre
acceso al Adón, Él nos llenará cada vez más.
La manera
apropiada de crecer en la vida divina es darle al Adón libre acceso en nuestra
vida diaria. Crecer en vida equivale a permitir que el Adón tenga libre acceso
en nosotros y se encargue de cada uno de nuestros asuntos prácticos. Si hacemos
esto en cuanto a cada asunto que nos atañe y con respecto a cada opinión que
tengamos, creceremos en todas estas áreas particulares. Gradualmente, el Adón
nos llenará y poseerá todo nuestro ser, hasta que lleguemos a la madurez. Por
medio de este crecimiento en vida, nuestra función emergerá y el Cuerpo será
edificado. Nuestra prioridad no será ya nuestro propio yo y nuestras supuestas
necesidades, sino la necesidad central del Cuerpo y nuestra tarea en él. Ésta
es la cooperación fina y profunda que debemos ejercer para con el ministerio
celestial de Mashiaj. Es por medio de esta cooperación que las congregaciones
son edificadas.
Aferrarnos A La Cabeza Y Obedecerlo A Él
Y además, él es la cabeza del cuerpo, que es la congregación. Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo él tenga la preeminencia. Qolasiyim 1:18
Atravesaron la región de Frigia y de Galacia, porque se les prohibió mediante el Ruaj haKodesh hablar la palabra en Asia. Cuando llegaron a la frontera de Misia, procuraban entrar en Bitinia, pero el ruaj de Yahshúa no se lo permitió. MaAseh 16:6-7
Pero gracias a Elohim, que hace que siempre triunfemos en Mashíaj y que manifiesta en todo lugar la fragancia de su conocimiento por medio de nosotros. Qorintiyim Bet 2:14
El poder por el
cual sobrevivimos proviene de Mashiaj. Es por eso que no podemos hacer nada de
manera independiente. El Adón es nuestra única Cabeza, y solamente Él tiene la
autoridad de dirigir los movimientos de los miembros de Su Cuerpo. En esta era
en la que hay carencia de ley, cualquier sugerencia con respecto a la necesidad
de autoridad es rechazada; pero a fin de poder entender la vida del Cuerpo y
entrar en ella, debemos conocer la autoridad de la Cabeza. Mi mano no puede
hacer nada sin la dirección de la cabeza. La cabeza debe dar órdenes para que
los miembros se muevan. Si mi mano se moviera sola, sería una enfermedad, y se
llamaría Parkinson. Los enfermos de Parkinson saben bien lo terrible de vivir
con manos que tiemblan incontrolablemente. Mashiaj es la vida del Cuerpo y
Mashiaj también es la autoridad en el Cuerpo. Todos los movimientos de los
miembros de Su Cuerpo deben estar bajo la dirección de la Cabeza.
Ya que Mashiaj es
la Cabeza, Él tiene la autoridad en el Cuerpo. Nosotros no somos la cabeza, ni
tampoco tenemos la autoridad. Lo único que debemos hacer es someternos a la autoridad
del Adón. Si procuramos conocer la vida del Cuerpo, surge la pregunta: ¿nos
postramos ante la autoridad absoluta del Adón?
Desde el mismo
comienzo seremos confrontados con la autoridad de Mashiaj como cabeza. No
podemos decir: "Pero...",
ni: "Me parece que...". Lo
único que podemos hacer es humillarnos ante Su soberanía. Debemos darnos cuenta
de que si deseamos ser miembros del Cuerpo no podemos ser la Cabeza. No podemos
dar órdenes, ni escoger ni aun desear. Las Escrituras dicen que nosotros debemos
seguir al Adón. ¿Qué significa seguir al Adón? Seguir significa ir en pos de
Él, no adelante.
El Adón es quien
decide nuestro camino. Nosotros no tenemos derecho alguno para hacer nuestra
propia elección. El único deber del Cuerpo hacia la Cabeza es obedecer y
someterse sin objeciones, ideas ni sugerencias. Esto a muchos puede parecerle
tiránico y arbitrario (harían bien en ver el tratamiento a que somos sometidos
en este sistema en el que creen que tenemos libertad y que todas las
restricciones son para un supuesto "bien mayor" en el que nadie se
beneficia), pero en realidad no sólo tiene toda la lógica dada la incapacidad
humana de auto-gobernarse, sino que es realmente beneficioso que así sea. Somos
autodestructivos por naturaleza, es preferible que otro nos comande, y más aún
preferible que ese Alguien nos ame. En el Cuerpo de Mashiaj no cuenta ninguna
idea ni ninguna propuesta que provenga de los individuos; debemos desecharlas
todas. Debemos someternos únicamente a la autoridad de la Cabeza. Todos debemos
simplemente escuchar Sus órdenes y hacer lo que Él ordena.
Aceptar a Mashiaj
como Cabeza incluye, por lo tanto, rechazar todas las demás cabezas. Mashiaj
sólo es la Cabeza del Cuerpo; nadie más puede serlo.
Yo no puedo ser
la cabeza, ni nadie en la congregación puede ser la cabeza, porque sólo puede
haber una Cabeza en el Cuerpo; no puede haber dos cabezas. Sólo Mashiaj es la
Cabeza. Por lo tanto, todos tenemos que obedecer a Mashiaj. Hoy vemos que en la
congregación abundan muchos métodos y ordenanzas humanos. ¡Cuán errado es esto!
Los planes y las
decisiones humanas son contrarios a la autoridad de Mashiaj como cabeza. Pero
si Mashiaj es la Cabeza, entonces no me atreveré a agradarme a mí mismo ni a
los demás; debo procurar agradarle solamente a Él. "Elohim le ha hecho Adón y Mashiaj" (MaAseh 2:36).
Observemos que Elohim no lo ha hecho Salvador, sino Adón. Shaúl primero vio a
Mashiaj como su Adón y luego como su Salvador.
Cuando fue
detenido en el camino a Damasco, su primera pregunta fue: "¿Quién eres, Adón?" (9:5). Sólo Mashiaj es la Cabeza de
la congregación; no hay ninguna otra cabeza, y además, sólo Él es Adón. Es Adón
sobre todas las cosas, y nosotros estamos incluidos. Si verdaderamente deseamos
vivir en el Cuerpo de Mashiaj, tenemos que aprender a someternos a la autoridad
del Adón Yahshua. Todos los que no pueden someterse, y que están siempre
expresando sus opiniones y sus sugerencias, insistiendo en ser ellos la cabeza,
no han visto el Cuerpo, y tampoco han visto a la Cabeza. Dicen amar y seguir a
Yahshua, pero en verdad no lo siguen, pretenden que Él los siga. Ellos lo
aceptan como Su Salvador, pero difícilmente lo aceptan como Su cabeza. Una vez
que uno se dé cuenta de que simplemente es un miembro del Cuerpo, tendrá sin
duda dentro de sí el deseo de ser sumiso, ya que la sumisión es una ley natural
del Cuerpo, y el fruto más significativo y primario del Ruaj de Mashíaj.
Ya que Mashiaj es
la Cabeza del Cuerpo, tenemos que aferrarnos de la Cabeza (Qolasiyim 2:19). Aferrarnos
de la Cabeza significa reconocer que Mashiaj es la Cabeza; es someternos
completamente a Su autoridad. El cuerpo se aferra a la cabeza en cuanto a que
los órganos no cuestionan ni preguntan acerca del motivo por el cual funcionan
o son utilizados: simplemente obedecen a las órdenes del cerebro. Sólo podemos
unirnos a los hermanos y hermanas cuando nos aferramos de la Cabeza. Los
miembros del Cuerpo se entrelazan mutuamente y pueden experimentar la vida del
Cuerpo al aferrarse de la Cabeza. De otra manera, anhelaremos la ejad pero
jamás la alcanzaremos, porque nosotros mismos seremos el obstáculo.
Aferrarnos A La Cabeza Y Unirnos Unos A Otros
Hermanos, les ruego por el nombre de nuestro Adón Yahshúa el Mashíaj, que se pongan de acuerdo y que no haya más disensiones entre ustedes, sino que estén completamente unidos en el mismo pensar y en el mismo parecer. Porque acerca de ustedes, hermanos míos, me han informado los de Cloé que entre ustedes hay contiendas. Qorintiyim Alef 1:10-11
Porque cuando uno dice: "Yo soy de Shaúl", mientras otro dice: "Yo soy de Apolo", son carnales. Qorintiyim Alef 3:4
La relación que
tengamos con la Cabeza determina nuestra relación con los demás miembros. Todas
las preguntas en cuanto a la relaciones con los hermanos y hermanas pueden
resolverse cuando nos sometemos a la autoridad absoluta del Adón. Si no
reconocemos la autoridad de Mashiaj como cabeza del Cuerpo, nunca tendremos una
relación perfecta con los demás miembros, porque la relación que tenemos en
común con Él es la que nos permite relacionarnos unos con otros. Quizás
tengamos diferencias externas, PERO EL MASHIAJ QUE MORA EN NOSOTROS ES EL
MISMO. Ésta es la razón por la cual podemos tener comunión unos con otros y ser
uno, porque no tenemos que tener comunión con los viejos hombres de nuestros
hermanos en nuestro viejo hombre, sino que tenemos que tener comunión con los
nuevos hombres de nuestros hermanos en nuestro nuevo hombre. Aparte de Mashiaj,
es imposible tener comunión. Lo que podemos alcanzar es un simulacro hipócrita,
que caerá a la primera discusión. Esto es lo que ha estado sucediendo en el
cristianismo, que ha insistido en injertarse a la fuerza en el Cuerpo por sí
mismos, cuando ser injertados en Mashíaj es un asunto simple y que sucede
natural y espontáneamente cuando nos sometemos a Él como Cabeza. Cuando no nos aferramos
de la Cabeza, nuestra comunión queda anulada. Nadie puede "tomar el Reino
por violencia":
Desde los días de Yahanan el Inmersor hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan. MattiYah 11:12
Siempre me llamó
la atención este pasuk porque es muy explícito en el tiempo que menciona. Habla
de "los días de Yahanan el Inmersor", que son casi los mismos días de
Yahshua en la tierra en su ministerio. No dice "desde los días de Adam",
ni "desde los días de Moshe". Está refiriéndose a los días en que comenzó
la propagación de las Buenas Nuevas, el mensaje de reconciliación. Yahanan el
Inmersor proclamaba arrepentimiento, pero nuestro Adón Yahshua nos dice que ya
había gente tratando de tomar por la fuerza el Reino. Por años este pasuk me
fue un misterio, pero ahora comprendo que esto se refiere a que la gente ha
estado tratando de entrar en el Reino por la fuerza de su carne. Eso es
"hacer violencia contra el Reino", es tratar de arrebatarlo. Los
violentos no son sumisos, ni pueden someterse a la Cabeza. Conocemos a
demasiadas personas que son amados hermanos y hermanas, creyentes todos, pero
tan llenos de su carne que se niegan a someterse, no a los demás, sino a la
propia Cabeza. Son independientes, andan sueltos y solos; conocen a Mashíaj y
lo aman, pero no consiguen someterse a Él, por lo tanto, no están injertados en
el Cuerpo. Hay muchos huesos secos que aún no han sido levantados porque no
obedecen en sumisión. Por lo tanto, ellos tampoco pueden tener comunión
correcta con otros hermanos, y por ese motivo continúan las divisiones y
contiendas.
La base de
nuestra comunión radica en nuestra acción de aferrarnos mutuamente de la
Cabeza. Cuando todos nos aferramos de la Cabeza, nos aferramos los unos a los
otros, y nuestra relación con el Cuerpo será la apropiada.
Si nos aferramos
de la Cabeza, no podremos mantener una relación, sentimiento ni comunión
especial con ningún individuo o grupo de individuos. Nuestras preferencias no
tienen cabida en el Cuerpo. No podemos tener una comunión directa entre
nosotros; todo debe llevarse a cabo por medio de la Cabeza. Por ejemplo, cuando
mi mano izquierda me duele, mi mano derecha viene inmediatamente en su ayuda.
La mano derecha hace esto, porque tanto la mano izquierda como la derecha están
bajo la dirección de la cabeza. La relación mutua entre los miembros pasa
primero por la Cabeza. ¿Qué significa formar partidos? Significa que algunos
creyentes tienen una relación directa entre sí y se han separado de la autoridad
de la Cabeza. Se comunican entre ellos directamente, pero su comunicación no
pasa por la Cabeza. Esto, mal que pese a muchos porque a veces parece que
"habla mal" de hermanos amados, es desobediencia. Yahshua pidió ejad,
pero la ejad sólo se encuentra cuando los hermanos nos unimos en nuestro nuevo
hombre. Los que no quieren ser trabajados en su carne no están sometidos a la
Cabeza. Podrán ser quebrantados, pero no sometidos. No alcanza con ser
quebrantados si nos mantenemos en rebeldía. Es necesario que el quebrantamiento
nos conduzca a la sumisión, a no ver otra cosa sino Mashíaj en nuestras vidas,
y en las vidas de nuestros hermanos y hermanas.
La comunión que
los creyentes tienen entre sí debe basarse en la relación que cada uno de ellos
tiene con Mashiaj. Nuestra educación, formación y capacidades difieren. Pero
hay una cosa que todos tenemos en común: tenemos a Mashiaj. El Mashiaj que está
en todos nosotros es el mismo. Si pretendemos relacionarnos unos con otros a
través de nuestra educación, nuestra posición social o cualquier otra
característica personal, estaremos tratando de relacionarnos en nuestros viejos
hombres, y nunca habrá comunión; sólo habrá pleitos y contiendas. Todos
aquellos que pertenecen a Mashiaj, sin embargo, pueden tener comunión entre sí,
si se relacionan en sus nuevos hombres. Quienes no pertenecen a Mashiaj no
pueden participar en esta comunión. No tenemos comunión con cierta persona
porque ella sea capaz, dócil, considerada o amable. Esto es de la carne, un
incrédulo también puede hacerlo. Si nuestra comunión se basa en el hombre,
entonces no nos estamos asiendo de la Cabeza, y nuestra comunión es simplemente
la comunión de Avshalom. La comunión de Avshalom apartó a los yisraelitas de
David. Esto no es aferrarnos de la Cabeza. La comunión que los creyentes tienen
entre sí debe estar basada en la relación que cada uno de ellos tiene con
Mashiaj, o terminará dividiendo al Cuerpo, y eso es oponerse al deseo de la
Cabeza. Los que buscan independencia, libertad y división no han conocido a
Mashíaj como su Cabeza.
Fuera de la
Cabeza no podemos tener ninguna otra base de comunión. Si nosotros nos aferramos
de la Cabeza y otros también se asen de la Cabeza, la comunión mutua que
tengamos entre nosotros será apropiada y provechosa. Por eso es indispensable
que cada uno de nosotros se someta al Adón, porque la sumisión es personal,
para que la edificación sea corporativa.
A fin de aferrarnos
de la Cabeza, por un lado debemos permitir que el madero realice una obra
profunda para aniquilar completamente nuestra carne y nuestra vida natural, y
por otro, debemos andar conforme al Ruaj. Sólo entonces disfrutaremos de una
comunión plena en el Cuerpo. Si el madero no ha aniquilado la vida natural, no
podremos experimentar la vida del Cuerpo. Muchos han sido muy quebrantados, y
creen que eso es suficiente, pero en verdad, no han sido sometidos. Como dicen
las Escrituras:
¿Por qué buscan más castigo, que continúan ofendiendo? Toda cabeza está dolorida, y todo corazón está enfermo. De la planta del pie a la cabeza no hay en ella parte sana: todo heridas, y golpes, y llagas enconadas –no las han drenado, ni vendado, ni suavizado con aceite. YeshaYah 1:5-6
Esta es la
descripción de un pueblo rebelde, pero también de muchos creyentes rebeldes que
aceptan ser quebrantados pero no someterse.
Si nuestra
relación con la Cabeza es apropiada, también lo será nuestra relación con el
Cuerpo. La relación que los miembros de nuestro cuerpo tienen entre sí pasa
primero por la cabeza. Si nosotros nos aferramos de la Cabeza, podremos brindar
ayuda a otros debido al Adón, no debido al afecto humano. Si nos aferramos de
la Cabeza, no podremos desarrollar una relación directa con los demás, ni podremos
tener un afecto especial con unos pocos. Hemos orado pidiendo amor, ahora que
Él nos muestra cómo obtenerlo y manifestarlo, por favor, no nos retraigamos. El
amor es amarnos los unos a los otros en Mashíaj, no fuera de Él, y eso nos
convierte en el Cuerpo, miembros los unos de los otros. Si no sé lo que sufre o
alegra a mi hermano porque estoy muy ocupado/a con mis asuntos, no estoy en el
Cuerpo. Si el mundo nos aparta de esa comunión, Mashíaj no nos abandona, no
perdemos la salvación, pero no podemos decir que estamos en el Cuerpo de manera
activa. Muchos dirán "Adón, Adón,
¿por qué nos rechazas?", y éstos serán creyentes que han vivido sin
someterse a la Cabeza, sin conocerlo en verdad, porque no les interesa Su
deseo, que es Su Cuerpo. Fíjense que esos creyentes están sorprendidos, PORQUE
PENSABAN QUE ESTABAN HACIENDO LO CORRECTO. Él dijo que los rechazaría, y
nosotros lo tomamos livianamente, pero Él es firme en Sus promesas. Todas
ellas.
Toda rama mía que no está produciendo fruto, él la quita; y toda rama que está produciendo fruto, la limpia para que dé más fruto. Yahanan 15:2
El fruto es
Mashíaj, y Mashíaj es para el Cuerpo. Si no nos interesa el Cuerpo, no tenemos
los intereses de la Cabeza, no estamos donde creemos estar.
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