La Participación Del Cuerpo Del Mashíaj
En Qorintiyim
Alef 1:2 vimos que Elohim, basándose en Su edificación, nos dio a Mashiaj por
porción. Podemos disfrutar a Mashiaj como nuestra única porción sencillamente
al invocar Su nombre.
La manera de
disfrutar al Adón en nuestra experiencia consiste en disfrutarle como el Ruaj
en nuestro ruaj. Hoy Mashiaj es el Ruaj vivificante, y nosotros tenemos un nuevo
ruaj. Cuando nos unimos a Él, llegamos a ser un sólo ruaj con Él. Cada vez que
estamos en esta unión, estamos en la comunión de Mashiaj.
Esta comunión
llegó a ser la comunión de los apóstoles, la cual ellos compartían con los
creyentes (MaAseh 2:42; Yahanan Alef 1:3) en el Cuerpo, la congregación, y debe
ser la comunión que nosotros disfrutamos al participar del cuerpo de Mashiaj y
de Su sangre en la mesa del Adón:
La copa de bendición que bendecimos es la participación de la sangre del Mashíaj. El pan que partimos es la participación del cuerpo del Mashíaj... Ustedes no pueden beber la copa del Adón y la copa de los demonios. No pueden participar de la mesa del Adón, y de la mesa de los demonios. Qorintiyim Alef 10:16, 21
Esta comunión es
única porque Mashiaj es único y no permite ninguna división entre los miembros
del Cuerpo, el cual también es único.
Este deleite es
representado por la mesa del Adón en el capítulo 10. La mesa es un símbolo de
deleite, porque ella es un banquete. Por supuesto, la palabra comunión se usa
dos veces en 10:16, una con respecto a la comunión del cuerpo del Adón y la
otra, a la comunión de Su sangre. En 1:9 se habla de la comunión que tenemos en
el Hijo de Elohim, pero en 10:16 esta comunión se convierte en la comunión del
cuerpo y de la sangre del Adón, lo cual indica que Mashiaj se procesó por medio
de la muerte y la resurrección para convertirse en la comida que está sobre la
mesa para nuestro deleite.
El Hijo de
Elohim, Yahshua ha Mashiaj, también fue preparado y procesado, o sea, "cocinado",
para ser el cuerpo y la sangre que están sobre la mesa, para que los comamos.
De este modo, Él está disponible para que lo disfrutemos.
Cuando juntamos
los cuatro asuntos, tenemos el pleno deleite del Hijo de Elohim. Él se hizo el
Ruaj y nosotros tenemos un nuevo ruaj. Al unirnos a Él, los dos espíritus se
hicieron uno solo. La comunión mencionada en 10:16 se refiere a la comunión que
los creyentes tienen en la participación mutua de la sangre y el cuerpo de
Mashiaj. Esta comunión hace que nosotros, los que participamos de la sangre y
del cuerpo del Adón, seamos uno, no sólo entre nosotros, sino también con el
Adón. Esto es mucho más que un acto simbólico o memorial, se trata de que en
verdad disfrutamos del hecho de haber recibido todo lo que la sangre de Mashíaj
obtuvo y lo que Él nos imparte como pan de vida (la vida eterna), pero no
únicamente para nosotros mismos, sino en comunión con los hermanos. Este es el
deleite que nos unifica: estar compartiendo al mismo Mashíaj. Esta comunión
puede ser alcanzada tanto a través del ritual mismo como sin él, desde que los
hermanos disfruten de Mashíaj y lo compartan unos con otros. Este es el
alimento vivo que baja del cielo para alimentar a Su Cuerpo.
Al participar de
dichos elementos nos identificamos con el Adón en la comunión de Su sangre y Su
cuerpo. La intención de Yahshua al darnos la orden era mostrar a los creyentes
que cuando una persona come y bebe, llega a ser uno con lo que ingiere:
Entonces tomó pan, y después de dar gracias, lo partió y les dio, diciendo: "Esto es mi cuerpo que se da por ustedes. Hagan esto en memoria mía". Igualmente, después de haber cenado, tomó también la copa y dijo: "Esta copa es la nueva alianza en mi sangre, que por ustedes se derrama". Luka 22:19-20
Así, cuando
comemos y bebemos en comunión con los hermanos, nos vamos convirtiendo más y
más en Mashíaj. La Cena del Adón no es algo que los creyentes puedan hacer
solitos en casa. Es un mandamiento más del Adón que nos muestra que Su tarea en
nosotros es corporativa.
En el pasuk 17
Shaúl dice:
El que haya un solo pan significa que nosotros, siendo muchos, somos un solo cuerpo; pues todos participamos de un solo pan. Qorintiyim Alef 10:17
El único pan del
que participamos todos es Mashíaj mismo, y únicamente podemos partirlo para
repartirlo. Así se comía en la antigüedad el pan: el principal lo tomaba y lo
partía en trozos, repartiéndolo entre todos. Al participar juntos de este pan,
llegamos a ser uno. Esto indica que comer a Mashiaj nos constituye Su Cuerpo
único. De esta forma, al cumplir su mandato (mucho más internamente que externamente,
no sólo el ritual externo), el mismo Mashiaj, de quien todos participamos, nos
constituye Su único Cuerpo. Shaúl también explica esta constitución:
Consideren al Yisrael carnal: Los que comen de los sacrificios, participan del altar, ¿verdad? Qorintiyim Alef 10:18
Lo que está diciendo
Shaúl es que si los sacerdotes y (a veces) los oferentes (dependiendo del
sacrificio) participaban comiendo partes de los mismos en comunión, y al
hacerlo estaban PARTICIPANDO DEL ALTAR, es decir, comiendo con Yahweh mismo y
en Su presencia, cuanto más no recibiremos la propia naturaleza de nuestro Adón
que es nuestro pan. Recibir Su naturaleza implica recibir todos sus atributos,
todo lo que Él ha dado a los suyos: cuando recibimos su firmeza, su mente, su
paciencia, su justicia, su discernimiento, etc., y los introducimos en
nosotros, estamos recibiendo en verdad la autoridad que nos entrega.
Necesitamos comerlo, a fin de ser revestidos de esa autoridad que Él ha
delegado a Su cuerpo. Debemos alimentarnos de Él, pero en la comunión con los
kadoshim. En casa podemos comer el maná, pero el pan del cielo sólo se puede
comer en la comunión de la congregación.
El Madero Es Para La
Comunión De Vida 01
Entonces Yahshua dijo a Sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, y tome su madero, y sígame. MattiYah 16:24
Porque me propuse no saber entre ustedes cosa alguna sino a Yahshua ha Mashiaj, y a éste clavado en el madero. Qorintiyim Alef 2:2
Ahora queremos
ver en qué manera está relacionado el madero con la comunión divina, es decir,
con la comunión de los dos espíritus. La comunión divina es una capacidad
propia de la vida divina. Esta comunión tiene dos aspectos: el vertical, que se
da entre nosotros y Elohim por medio del Ruaj haKodesh en nuestro nuevo ruaj; y
el horizontal, que se da entre nosotros, los creyentes, por medio de nuestros
rujot.
El pasuk de
Qorintiyim Bet 13:14 es uno que nos muestra el aspecto vertical de la comunión
divina realizada por el Ruaj. Este pasuk habla de la gracia de Mashiaj, el amor
del Padre y la comunión del Ruaj haKodesh. En este pasuk se hace referencia a
Elohim: a Mashiaj, al Padre y al Ruaj haKodesh. Además, se habla de tres cosas:
la gracia, el amor y la comunión. Esto no es una trinidad, es una unidad.
Elohim es uno, que fluye desde la fuente del amor del Padre, a través del Ruaj
vivificante en el que Mashíaj se convirtió en Su obra; y así como el Ruaj es la
consumación de la obra conjunta del Padre y el Hijo, la comunión es la
consumación del amor y de la gracia. El amor es la fuente, la gracia es el
curso y la comunión es la aplicación. Así, el amor y la gracia llegan a cada
creyente.
Ahora que tenemos
esta consumación en nosotros, si tenemos al Ruaj, tenemos al Hijo y al Padre,
porque el Padre está en el Hijo, y el Hijo es el Ruaj. De esta manera, el Ruaj
es la consumación de Elohim. Con este Ruaj existe la capacidad particular de la
comunión divina. La comunión del Ruaj haKodesh es el aspecto vertical de la
comunión divina.
Filipiyim 2:1
habla del aspecto horizontal de la comunión divina, la "comunión de ruaj":
Por tanto, si hay algún aliento en el Mashíaj; si hay algún incentivo en el amor; si hay alguna comunión en el espíritu; si hay algún afecto profundo y alguna compasión, completen mi gozo a fin de que piensen de la misma manera, teniendo el mismo amor, unánimes, pensando en una misma cosa. Filipenses 2:1-2
Esto se refiere
al nuevo ruaj de los creyentes. Cuando nacimos de nuevo, recibimos el nuevo ruaj,
según la promesa de Yahweh:
Les daré otro corazón, y pondré un espíritu nuevo dentro de ellos. Quitaré del cuerpo de ellos el corazón de piedra y les daré un corazón de carne... Yahjezquel 11:19 (también 36:26)
El Ruaj divino tiene
como función fluir en la comunión vertical en el nuevo ruaj de cada creyente, a
fin de constituirse en su interior y cambiar su naturaleza, con la finalidad de
alcanzar la comunión con los demás miembros del Cuerpo, entretejiendo una red
de vida a través de los rujot de todos. El Ruaj trae el fluir vertical para que
seamos llenados hasta rebalsar y podamos fluir horizontalmente. Estos dos
aspectos de la comunión divina son inseparables. Si tenemos el aspecto vertical
con Elohim, esto nos llevará al aspecto horizontal con los demás creyentes. Si sólo
estamos en el aspecto vertical de la comunión divina, no habrá desbordamiento,
las aguas no podrán fluir ni "saltar" como ríos de vida, y la fuente
terminará secándose. Si sólo estamos en el aspecto horizontal de la comunión pero
no tenemos el aspecto vertical, no habrá comunión sino reunión, compañerismo,
hasta fraternidad, pero no comunión de vida. Si estamos en un aspecto de la
comunión divina, también debemos estar en el otro aspecto, o habrá carencia. O
bien no fluiremos, o bien tendremos un fluir natural. Estos dos aspectos de la
comunión divina están entretejidos en los creyentes saludables.
Hay muchos
obstáculos en contra de la comunión divina en sus aspectos vertical y
horizontal. Y en todo el universo hay una sola cosa que quita todos los
obstáculos entre nosotros y Elohim, y ésta es el madero, porque es lo único que
trae solución para nuestra carne, nuestro mayor obstáculo. Sin el madero,
nuestra comunión es superficial. El madero de muerte profundiza nuestra
comunión, y el soplo del Ruaj como resurrección eleva nuestra comunión. Por
medio del madero, la comunión nos libera de nuestro yo pecaminoso. Sin el
madero, no hay liberación ni libertad del yo. Sin el Ruaj y el madero, no podemos
tener verdadera comunión, ni con Él, ni unos con otros.
El madero trae a
Mashiaj a nosotros. Con Mashiaj hemos sido juntamente clavados en el madero, y
ya no vivimos nosotros, sino que vive Mashiaj en nosotros. Esto es el madero.
Mashiaj vive en nosotros como todas las virtudes humanas que los demás
consideran como la ética. Necesitamos a Mashiaj, pero sin la experiencia del
madero no podemos experimentar a Mashiaj. Sin la experiencia del madero, NO
NACEMOS DE NUEVO y no podemos tampoco someter nuestra carne cada día a él. Sin
el madero, no tenemos a Mashíaj. Podemos ser salvos, pero ciertamente no
experimentamos Sus riquezas en nuestras vidas. Miremos a nuestro alrededor, a
tantos autoproclamados creyentes (y que no tenemos por qué dudar de que
realmente hayan creído en Yahshua y sean salvos), QUE JAMÁS HAN TOCADO SIQUIERA
EL MADERO, convencidos de que "Él ya lo hizo todo", a lo que Él mismo
les responde: "¿Qué parte de
"el que quiera seguirme tome su madero y niéguese cada día" no se
entiende?" (MattiYah 16:24).
Si no tenemos el
madero, no tenemos a Mashíaj; si no tenemos a Mashiaj, no tenemos al Ruaj, y si
no tenemos al Ruaj, no tenemos comunión. Es por esto que se necesita el madero.
El Adón usó las palabras "su madero". No debemos tomar SU MADERO,
SINO NUESTRO MADERO. Hay una porción particular del madero destinada a cada uno
de nosotros con la finalidad de eliminarnos.
El Madero Es Para La
Comunión De Vida 02
Porque la palabra del madero es necedad para los que perecen; pero para los que se salvan, esto es, para nosotros, es poder de Elohim. Qorintiyim Alef 1:18
Y Él es la Cabeza del Cuerpo que es la congregación; Él es el principio, el Primogénito de entre los muertos, para que en todo Él tenga la preeminencia. Qolasiyim 1:18
La mayor parte de
la crítica que hacemos de otros se debe a que somos muy sensibles con respecto
a nosotros mismos y a que estamos muy conscientes de nosotros mismos. Si no
tuviéramos un yo tan fuerte, no nos ofenderíamos. Pero mírense a sí mismos, cómo
todos levantamos nuestra fea cabeza de serpiente en el instante en que nos
sentimos "atacados". Muchas veces criticamos a otros porque hemos
sido "ofendidos". Nos ofendemos porque somos muy sensibles con
respecto a nosotros mismos. Esperamos que todos nos traten bien conforme a
nuestro parecer. Si alguien no nos trata bien conforme a nuestro parecer, nos
ofendemos.
Entonces, tarde o
temprano, la crítica saldrá de nuestra boca.
El madero
principalmente tiene como fin tratar con nosotros mismos. El Adón dijo que si
deseamos seguirlo, debemos negarnos a nosotros mismos y tomar nuestro madero.
En realidad, tomar el madero es negar el yo, hacer morir el yo, aplicar el
madero de Mashiaj al yo todo el tiempo. Si tenemos un yo muy fuerte y nos
ofendemos con todo y con todos, no podemos tener la verdadera comunión.
A fin de tener la
comunión horizontal, necesitamos negarnos a nosotros mismos. Negarnos a
nosotros mismos significa dejar de ser sensibles con respecto a nosotros
mismos. Entonces nunca nos ofenderemos. Necesitamos que la experiencia del
madero profundice nuestra experiencia de la comunión divina.
Los salmos del
120 al 134 son cánticos graduales o de ascenso. Éstos eran cánticos que los
yisraelitas cantaban tres veces al año, cuando subían de diferentes lugares
para encontrarse con el Adón en Yahrushalayim. Aunque estos cánticos son
diferentes entre sí, tienen en común el hecho de que sean cánticos graduales o
de ascenso. Mientras subían, la gente no hablaba de la edificación, ni de la
educación, la guerra ni la política. Sus corazones estaban puestos en Tsiyón,
en Elohim.
Miren cuán bueno y cuán agradable es que los hermanos vivan en armonía. Mizmor 133:1
Habitar en
armonía es algo corporativo; no existe barrera ni separación. Ellos desecharon
su desunión, su envidia y su odio. Esto es semejante al buen óleo derramado
sobre la cabeza de Aharón, que desciende sobre la barba y baja hasta el borde
de sus vestiduras. Aharón es un tipo de Mashíaj, quien es la Cabeza del Cuerpo.
El aceite sobre Su Cabeza cae sobre el Cuerpo corporativo, trayendo armonía.
En esta condición
los miembros reciben la unción de Elohim. Cuando el óleo desciende, los que
están bajo la cabeza reciben la unción espontáneamente. El Mizmor 133 equivale
a Efesiyim 4, donde Shaúl nos exhorta a "guardar la unidad del ruaj"
(4:3). Cuando estamos en el Cuerpo y somos diligentes en mantener la unidad del
Ruaj, tenemos la unción del Ruaj. Todos tenemos que someternos a la Cabeza y
vivir en el Cuerpo, si queremos recibir la unción.
Muchos no reciben
ninguna dirección por no estar en el lugar correcto. No están sujetos a la
Cabeza ni se han sometido a la autoridad de la misma. Tampoco están en el
Cuerpo. A fin de poder recibir la unción, primero tenemos que someternos a la
Cabeza y vivir en el Cuerpo. Muchos hermanos y hermanas aman sinceramente al
Adón, y lo proclaman con sus labios, pero ellos continúan sentados en el trono
de sus propios corazones. Es necesario que salgan de ese trono y se refugien en
su nuevo hombre, donde ya está entronizado nuestro Adón. Sólo así podremos
tener comunión unos con otros, porque si todos pretenden gobernar,
inevitablemente habrá contiendas. Donde hay muchos reyes, estalla la guerra;
pero donde todos son siervos, sólo hay paz, entrega y servicio mutuo.
La comunión de
los creyentes se basa en Mashiaj. Podemos tener comunión unos con otros porque
Mashiaj es la vida y la Cabeza del Cuerpo. Cuanto más vivamos en la comunión
del Cuerpo, más disfrutaremos de la unción del Ruaj. Como podemos ver, un paso
más a la inversa de nuestra forma natural: para nosotros, la comunión viene
sólo después de que cada hermano o hermana se ha perfeccionado lo suficiente,
pero el Adón dice que la comunión surge de la sumisión de cada miembro a la
Cabeza, Y ESTO EN EL CUERPO. No podemos someternos a la Cabeza si nos negamos a
estar en Su Cuerpo. Si eso hacemos, por muy buenos que sean los argumentos que
levantemos, ESTAMOS EN DESOBEDIENCIA. Si nuestras oraciones no son respondidas,
si todo lo que hacemos cae en saco roto, es porque no estamos donde Él quiere
que estemos. Así continuaremos, haciéndonos las "víctimas" o mejor
aún, los "mártires" que sufren por causa del Adón, CUANDO EN VERDAD
ES NUESTRA PROPIA DESOBEDIENCIA LA QUE NOS ALEJA DE LAS BENDICIONES QUE
PEDIMOS. Prestemos atención, porque no sólo estamos perdiendo bendiciones
nosotros, sino también atrayendo maldiciones sobre nuestros amados. Exactamente
lo contrario de lo que pretendemos alcanzar.
Por eso, existe
una condición para estar llenos del Ruaj: debemos permitir que el madero ponga
fin a nuestra carne y a nuestra vida natural de una manera cabal. El que un
creyente pueda disfrutar esta comunión o no, depende de si su vida natural ha
llegado a su fin. Nuestra carne natural sólo merece morir, sólo merece quedar
en cenizas, ser puesta en el madero, porque es la que nos impide todo avance,
tanto individual como corporativo. No podemos pensar por nuestra cuenta; no
estamos calificados para sugerir nada de nosotros mismos. Debemos permitir que
Mashiaj tenga absoluta soberanía sobre todas las cosas. Debemos permitir que Él
sea el Adón de una manera absoluta. Si nuestra vida natural es exterminada por
el madero y si nos sometemos a la autoridad de Mashiaj como Cabeza y vivimos la
vida del Cuerpo, entonces tendremos la unción del Ruaj y disfrutaremos de la
comunión del Cuerpo.
Nuestra relación
con la Cabeza es una de obediencia, mientras que nuestra relación con el Cuerpo
es una de comunión. Entre los hijos de Elohim, la comunión es tanto una
realidad como una necesidad. La vida del Cuerpo de Mashiaj es una vida que
requiere comunión, sin la cual únicamente habría muerte. La comunión implica
recibir la asistencia de parte de los otros miembros del Cuerpo. Por ejemplo,
yo soy la boca y, como tal, tengo la capacidad de hablar. No obstante, todavía
necesito tener comunión con los oídos a fin de poder oír. Necesito tener
comunión con las manos para poder asir ciertas cosas. Así como necesito tener
comunión con los pies para poder andar. Por tanto, la comunión significa que yo
me beneficio de las características particulares de los demás. Nadie es todos
los órganos del cuerpo al mismo tiempo, y los independientes que así se
auto-convencen están apoyándose en su soberbia.
Algunos creyentes
simplemente no entienden el principio de la comunión. Ellos procuran ser
espirituales de manera individual, oran por ellos mismos, y lo hacen todo por
sí mismos; es decir, ellos procuran ser la boca, los oídos, las manos y los
pies, todo al mismo tiempo. Pero aquellos que conocen al Adón no son así, sino
que TIENEN NECESIDAD DE LA COMUNIÓN. La comunión implica que tenemos ciertas
limitaciones, somos inadecuados y estamos dispuestos a aceptar las cosas que
proceden de otras personas y hacerlas nuestras, y que los demás están también
dispuestos a hacer lo mismo con nosotros. La comunión implica dejar de lado
nuestros miedos de no ser perfectos, de ser inadecuados, de tener o no
capacidad, etc., pero sobre todo implica QUE ESTAMOS DEJANDO DE CONSIDERAR COMO
IMPORTANTE A NUESTRO VIEJO HOMBRE Y YA NO VAMOS A PROTEGERLO, PORQUE QUEREMOS
REVESTIRNOS DEL NUEVO HOMBRE Y QUE EL MUNDO TODO NOS VEA. No importa si andamos
en pañales, no nos da vergüenza que nos vean, porque SON PAÑALES DE LINO FINO.
Pidámosle a
Elohim que nos muestre que no podemos ser creyentes por nuestro propio
esfuerzo. Debemos vivir en comunión con Elohim y vivir en comunión con el
Cuerpo de Mashiaj.
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