Por esta razón doblo mis rodillas ante el Padre, de quien toma nombre toda la familia en los cielos y en la tierra, a fin de que, conforme a las riquezas de su gloria, les conceda ser fortalecidos con poder por su espíritu en el hombre interior. Efesiyim 3:14-16
Porque la Palabra de Yahweh es viva y eficaz, y más penetrante que cualquier espada de dos filos. y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Ivrim 4:12
Vamos a estar hablando acerca del viejo hombre y del nuevo hombre, pero desde otro ángulo: el ángulo del hombre exterior y del hombre interior. La diferencia no se basa en la esencia sino en la forma en que los "utilizamos" en nuestra relación con el mundo material y con el mundo espiritual. El hombre interior corresponde al nuevo hombre, en el cual el alma debe aprender a mezclarse en el ruaj con el Ruaj, mientras que el viejo hombre corresponde al hombre exterior, en el cual el alma ha crecido trabajando subordinada al cuerpo, en cuanto a satisfacer sus deseos y necesidades. El alma es el factor personal único de cada individuo, la parte que contiene nuestra personalidad, que debe aprender a "pasar" del hombre exterior al hombre interior, enlazada en primer lugar con el ruaj. No se trata de maltratar al cuerpo, sino de colocarlo en el lugar que le corresponde. Sin embargo, existen requisitos para alcanzar estos objetivos, y es necesario verlos, entenderlos y ponerlos en práctica para poder vivirlos.
Cuando el hombre exterior es quebrantado, todas las actividades externas quedan confinadas a la esfera exterior, mientras que el hombre interior continúa disfrutando la presencia de Elohim. El problema de muchos creyentes es que el hombre exterior y el interior están entrelazados, indivisos. Todo lo que afecta al uno afecta también al otro. Hablando con propiedad, las cosas exteriores sólo pueden afectar al hombre exterior; sin embargo, el hombre exterior transmite los efectos al hombre interior, ahogándolo. El hombre interior de uno que no ha sido quebrantado es afectado por el hombre exterior. Esto no sucede en aquellos cuyo hombre exterior ya fue quebrantado. Si Elohim tiene misericordia de nosotros y quebranta nuestro hombre exterior, éste será separado del hombre interior, y las cosas del mundo que afectan al hombre exterior no afectarán al hombre interior. Es casi como tener una vida doble, aunque sería mejor decir que el hombre exterior se ocupa de manejar las cosas del mundo DE MANERA QUE NO INTERFIERAN CON LA VIDA INTERIOR.
Cuando el hombre exterior es separado del hombre interior, todas las distracciones quedan relegadas a la esfera externa y no pueden penetrar en la esfera interior. El creyente tiene la capacidad de conversar con otros utilizando su hombre exterior, mientras su hombre interior permanece en comunión con Elohim. El hombre exterior puede estar consciente del "ajetreo de los platos", mientras que el interior permanece ante Elohim. Puede trabajar y laborar con su hombre exterior, atender los miles de actividades de su entorno y relegar todas estas cosas a esta esfera. Su hombre interior no es afectado y puede continuar en la presencia de Elohim. Puesto que nunca se ha alejado, no tiene necesidad de regresar.
La separación entre el hombre exterior y el hombre interior se relaciona estrechamente con nuestro servicio a Elohim y nuestra vida. Esta es la única manera en que podemos continuar con nuestro servicio, sin tener que regresar a Elohim continuamente.
Antes de ser salvos, éramos una única entidad. Luego creímos y nacimos de nuevo, y entonces recibimos el nuevo hombre, o, dicho de otra manera, la espada del Ruaj dividió el alma del ruaj, separándonos en dos hombres, uno interno y otro externo.
Algunos creyentes viven como una sola persona o una sola entidad, aun muchos años después de haber sido salvos. Otros viven como si fueran dos en permanente conflicto. Otros han crecido más, y consiguen separar cada día más ambos hombres. En los primeros, el hombre interior y el exterior son una sola entidad. En los otros, los dos están separados.
¿Qué pasa con los que son una sola persona? Cuando se ocupan de sus asuntos, su ser entero se involucra en su trabajo, y su ser entero se aparta del Adón. Entonces cuando oran, tienen que dejar todo lo que están haciendo y volver todo su ser a Elohim. Tienen que concentrar todo su ser tanto en el trabajo como en volverse a Elohim, porque cada vez se alejan de Él, y en cada ocasión tienen que volver. Su hombre exterior no ha sido aún quebrantado, está entero. Pero los que han sido quebrantados por el Adón, encontrarán que su hombre exterior no afectará a su hombre interior. Ellos pueden ocuparse de los asuntos prácticos con su hombre exterior y al mismo tiempo continuar habitando en Elohim y en Su presencia. Cuando se les presenta la oportunidad de que su hombre interior (o su ruaj) se exprese ante los hombres, lo pueden hacer fácilmente, porque la presencia de Elohim no se ha retirado de ellos. Por lo tanto, lo más importante es saber si somos una sola persona o dos. En otras palabras, ¿está separado nuestro hombre interior del exterior? Esta diferencia es enorme.
Si Elohim tiene misericordia de nosotros y nos permite experimentar la separación entre el hombre exterior y el interior, nos ocuparemos de nuestros asuntos en nuestro hombre exterior, sin que nuestro hombre interior sea afectado en absoluto. Una persona actuará, mientras que la otra permanecerá delante de Elohim. El hombre exterior se ocupará de los asuntos prácticos y se enfrentará a ellos, pero éstos no llegarán a su hombre interior. Aquellos que conocen a Elohim emplean su hombre exterior para los asuntos del mundo, mientras que su hombre interior permanece en la presencia de Elohim. Se puede muy bien estar en Su presencia mientras hacemos las cosas del mundo, SIN SER AFECTADOS POR LAS MISMAS, porque en el hombre interior tenemos la mente de Mashíaj, que no nos permite desviar nuestros ojos del Padre y Sus deseos.
Estos dos hombres no se mezclan, mantienen sus funciones separadas, y así, las ejercen en plenitud. Esto puede ahorrarnos mucho tiempo en nuestro trabajo. Muchos creyentes no tienen la experiencia de que su hombre exterior esté separado del hombre interior. Es por eso que todo su ser se aparta del Adón y luego todo su ser tiene que volverse. También enfrentan dificultades en su trabajo debido a que su hombre interior acompaña en todo al hombre exterior. Si su hombre interior estuviera separado del hombre exterior mientras éste se encarga de los negocios, podría atender mejor los asuntos prácticos. Esta experiencia nos mantendría aislados de la influencia de la carne y de las cosas mundanas, las cuales no afectarían a nuestro ser interior, ese nuevo hombre que por un lado se está conformando, y por el otro, es el que gobierna ambos, a través del alma.
Resumiendo, Elohim puede usar nuestro ruaj siempre y cuando el Adón lleve a cabo dos obras en nosotros. Una es el quebrantamiento del hombre exterior, y la otra es la separación de nuestro ruaj y nuestra alma, o sea, la división del hombre interior y el hombre exterior. Elohim debe realizar estas dos obras cruciales en nosotros para poder usar nuestro ruaj. El quebrantamiento del hombre exterior se lleva a cabo por medio de la disciplina del Ruaj Santo, y la separación del hombre exterior y el hombre interior se efectúa por medio de la revelación del Ruaj Santo.
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