Tarde o temprano, todo siervo de Elohim descubre que el obstáculo más grande para su trabajo es él mismo, y se da cuenta que su hombre exterior no está en armonía con su hombre interior. El hombre interior va en una dirección, y el hombre exterior, en otra. El hombre exterior no se sujeta al gobierno del ruaj ni anda conforme a los elevados requisitos de Elohim; además, constituye el obstáculo más grande para el trabajo del siervo de Elohim y le impide usar su ruaj. El asunto es QUÉ VA A HACER EL SIERVO DE ELOHIM: se declarará derrotado, vivirá dando disculpas sin modificar su conducta, levantará argumentos propios para justificarse... ¿O CARGARÁ SU MADERO Y NEGARÁ SU YO?
Todo siervo de Elohim debe ejercitar su ruaj para mantenerse en la presencia de Elohim, conocer Su palabra, percatarse de la condición del hombre, transmitir la palabra de Elohim, y percibir y recibir la revelación divina; todo esto lo hace con su ruaj. Sin embargo, el hombre exterior lo incapacita y le impide utilizar su ruaj. Muchos siervos del Adón no son aptos para Su obra, debido a que nunca han sido quebrantados por el Adón de una manera completa. Lo más difícil, sin embargo, es que ellos se den cuenta Y LO ACEPTEN... porque la carne siempre se opone a las cosas del ruaj, y nos engaña. Sin el quebrantamiento, nadie es apto para realizar ninguna tarea. Todo entusiasmo, celo y clamor son vanos. Este quebrantamiento es fundamental y es la única manera en que uno llega a ser un vaso útil para el Adón.
El Hombre Interior Y El Hombre Exterior
Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Elohim. Romaniyim 7:22
Fortalecidos con poder en el hombre interior por Su Ruaj. Efesiyim 3:16
Aunque nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. Qorintiyim Bet 4:16
Las Escrituras dividen nuestro ser en el hombre interior y el hombre exterior, y esto en relación a nuestra posición con las cosas. Elohim habita en el hombre interior, y lo que está fuera del hombre interior, en donde Elohim habita, es el hombre exterior. En otras palabras, el hombre interior es nuestro ruaj que se mezcla con el Ruaj de Mashíaj y retoma el control central sobre el alma, la cual es la que gobierna al cuerpo y es la que se manifiesta exteriormente, a través del hombre exterior, la persona con la que los demás tienen contacto. Nuestro hombre interior utiliza nuestro hombre exterior como vestidura. Elohim depositó en nosotros, esto es, en nuestro hombre interior, Su Ruaj, Su vida, Su poder y Su misma persona. Fuera de nuestro hombre interior se encuentran nuestra mente, nuestra voluntad y el asiento de nuestras emociones (todas estas cosas conforman el alma); exterior a todo esto tenemos nuestro cuerpo, nuestra carne.
Para poder servir a Elohim, el hombre debe liberar su hombre interior. El problema básico de muchos siervos de Elohim radica en que su hombre interior no encuentra salida a través de su hombre exterior. El hombre interior debe abrirse paso por el hombre exterior a fin de ser liberado. Tenemos que ver claramente que el principal obstáculo en la obra somos nosotros mismos. Si nuestro hombre interior se encuentra aprisionado, nuestro ruaj se halla confinado y no puede salir fácilmente, no puede fluir. Si no hemos aprendido a abrirnos paso por nuestro hombre exterior con nuestro ruaj, LA SEMILLA NO HA CAÍDO AUN POR TIERRA, su cáscara (el hombre exterior) no ha sido quebrantada, y el hombre interior o nuevo hombre no puede nacer, crecer y manifestarse. Así no podremos servir al Adón. Nada nos estorba tanto como nuestro hombre exterior. La eficacia de nuestro trabajo depende de cuánto haya quebrantado el Adón nuestro hombre exterior, y de que el hombre interior se libere por medio del hombre exterior quebrantado. Este es un asunto fundamental. El Adón tiene que deshacer nuestro hombre exterior para abrirle paso a nuestro hombre interior. Tan pronto como nuestro hombre interior se libera, muchos pecadores recibirán bendición y muchos creyentes recibirán gracia.
En verdad, en verdad les digo que a menos que el grano de trigo caiga en la tierra y muera, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto. Yahanan 12:24
La vida está en la semilla. No obstante, la semilla está rodeada de una cáscara, una corteza dura. Mientras esta cáscara no se quiebre, la semilla no podrá crecer. "Si el grano de trigo no cae en la tierra y muere..." ¿A qué se refiere esta muerte? Es la acción del calor y la humedad de la tierra sobre la semilla, lo cual ocasiona que la cáscara se rompa. Cuando la cáscara se rompe, la semilla brota. Por lo tanto, no depende de si la semilla tiene vida o no, SINO DE QUE LA CÁSCARA EXTERIOR SE ROMPA. El siguiente pasuk añade:
El que ama su vida, la perderá; pero el que aborrece su vida en este mundo, la conservará para vida eterna. Yahanan 12:25
De acuerdo con la Palabra del Adón, la cáscara exterior es nuestra vida, y la vida interior es la vida eterna que Él nos imparte. Para que la vida interior pueda brotar, la vida exterior debe sufrir pérdida. Si lo exterior no es quebrantado, lo interior no puede ser liberado.
Entre toda la gente del mundo, hay algunos que tienen la vida del Adón. Y entre éstos, encontramos dos condiciones de vida. En unos la vida se encuentra atada, circunscrita y aprisionada, pero en otros, el Adón ha abierto una brecha y la vida puede brotar. El problema de nosotros hoy no radica en cómo obtener vida, SINO EN CÓMO PERMITIR QUE ESTA VIDA EMANE DE NUESTRO INTERIOR. Cuando decimos que el Adón tiene que quebrantarnos, no es sólo una figura retórica ni una doctrina; EL QUEBRANTAMIENTO TIENE QUE LLEVARSE A CABO. La vida del Adón puede propagarse por toda la tierra, pero está encerrada en nosotros, las semillas que se niegan a crecer. El Adón puede bendecir a la congregación, pero Su vida se encuentra aprisionada, restringida y bloqueada por nuestro hombre exterior. Si el hombre exterior no es quebrantado, no traeremos bendición a la congregación, ni podemos esperar que el mundo reciba la gracia de Elohim por medio de nosotros.
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