Si deseamos servir al Adón eficazmente, debemos reconocer al menos una vez que "el Ruaj es el que da vida" (Yahanan 6:63). Si no lo reconocemos este año, lo tendremos que hacer más adelante. Si no vimos esto claramente desde el primer día que creímos en el Adón, tendremos que verlo con claridad tarde o temprano, aunque tardemos diez años en reconocerlo. Muchos tienen que ser llevados hasta el fin de sí mismos y ver lo vano de sus obras, para que se den cuenta de lo inútil que son sus muchos pensamientos y sentimientos. No importa cuánta gente pueda ser ganada por medio de sus pensamientos y sentimientos, el resultado será vano. Tarde o temprano tenemos que confesar que "el Ruaj es el que da vida". Sólo el Ruaj puede dar vida; ni siquiera nuestros mejores pensamientos y sentimientos pueden hacer eso, ni tampoco nuestros conocimientos o nuestro buen discurso. El hombre sólo puede recibir vida por medio del Ruaj. La Palabra del Adón siempre tiene la razón; el que imparte vida es el Ruaj. Muchos obreros del Adón tienen que pasar por sufrimientos y fracasos antes de poder ver este hecho. Ya que es el Ruaj el que da vida, sólo cuando el ruaj es liberado, pueden ser regenerados los pecadores y edificados los creyentes. La regeneración transmite vida y hace que otros reciban vida, así como la edificación transmite vida y hace que los creyentes sean edificados. Sin la intervención del Ruaj no pueden llevarse a cabo ni la regeneración ni la edificación.
Lo interesante es que Elohim no tiene la intención de separar Su Ruaj de nuestro ruaj. En muchos pasajes bíblicos es imposible precisar si se hace referencia al Ruaj de Elohim o al ruaj humano. Ni aun los expertos en griego pueden determinar la diferencia. A lo largo de los años, los traductores de las Escrituras han sido incapaces de decir, a ciencia cierta, de entre la gran cantidad de referencias acerca del ruaj en el B'rit Hadashá, cuáles se refieren al ruaj humano y cuáles al Ruaj divino. El libro de Romaniyim es tal vez el que contiene la palabra "ruaj" un mayor número de veces. ¿Quién puede determinar cuáles se refieren al ruaj humano y cuáles al divino? Cuando las diferentes versiones traducen la palabra pneuma, algunas la traducen "Ruaj", con mayúscula, y otras "ruaj", con minúscula. Por lo general, todas las versiones difieren en este asunto y ninguna asegura tener la última palabra. En realidad, es imposible diferenciar entre el Ruaj haKodesh y el ruaj humano. Cuando recibimos un ruaj nuevo, al mismo tiempo recibimos el Ruaj de Elohim. El Ruaj haKodesh reside en nuestro ruaj, pero es difícil decir cuál es el Ruaj haKodesh y cuál es nuestro ruaj. Entre ambos existe una distinción, pero no una separación. Por lo tanto, la liberación del ruaj no es sólo la liberación del ruaj humano, sino la liberación del Ruaj haKodesh por medio del ruaj humano, ya que ambos rujot son uno. Entre ellos puede haber una diferencia en cuanto a terminología, pero no en hecho. La liberación del ruaj es tanto la liberación del ruaj humano como del divino. Cuando otros tienen contacto con nuestro ruaj, tocan al mismo tiempo al Ruaj haKodesh. Si proporcionamos a otros la oportunidad de tocar nuestro ruaj, debemos agradecer al Adón porque al mismo tiempo tienen la oportunidad de tocar al Ruaj de Elohim. De hecho, nuestro ruaj es el medio por el cual traemos el Ruaj de Elohim al hombre.
Cuando el Ruaj de Elohim opera, lo hace por medio del ruaj humano. Esa operación es similar a la electricidad que circula por los aparatos electrodomésticos; no puede viajar en forma de relámpago por el aire, sino por medio de los cables. No sólo tenemos electricidad, sino también cables conductores. Los cables conducen la electricidad. En la física existe el fenómeno llamado carga eléctrica. Estar cargado equivale a llevar una carga. Si tenemos que conducir la electricidad, lo tenemos que hacer por medio de cables eléctricos. Este mismo principio se aplica en cuanto al Ruaj de Elohim. Él necesita el ruaj humano como medio que conduce el Ruaj de Elohim. El Ruaj haKodesh es conducido por el ruaj humano hacia los hombres.
Cuando un hombre recibe la salvación, el Ruaj haKodesh empieza a residir en su ruaj. Pero este hombre puede ser utilizado por el Adón, dependiendo más de su hombre exterior que de su ruaj. El problema de muchos es que su hombre exterior jamás ha sido quebrantado. No hay un sendero manchado con sangre ni heridas ni cicatrices. La consecuencia de esto es que el Ruaj de Elohim se encuentra encarcelado en su ruaj y no puede salir. En ocasiones el hombre exterior se mueve, pero el interior no responde. El hombre exterior se libera, pero el hombre interior permanece atado.
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