Algunos creyentes pierden la presencia de Elohim porque cualquier ruido a su alrededor los perturba interiormente. Algunos que no conocen a Elohim, cuando intentan mantenerse en la presencia de Elohim buscan un ambiente sin el ajetreo y el ruido de los platos. Piensan que cuanto más alejados estén de la actividad y de la gente, más cerca estarán de la presencia de Elohim. Pero están equivocados, porque piensan que el problema son los platos y las distracciones humanas. En realidad, el problema se encuentra en ellos. Su hombre exterior está sumamente ansioso de volver a sus actividades, ese es el motivo de toda distracción. Elohim no nos libra de "los platos", sino de que éstos nos afecten o nos llamen la atención. Aunque a nuestro alrededor todo fuera un alboroto, nuestro interior puede permanecer intacto y en perfecta calma. Una vez que el Adón quebranta nuestro hombre exterior, nuestro ser interior no responde a tales cosas; nuestros oídos estarán cerrados a estos ruidos. Gracias a Elohim que podemos tener oídos sensibles. Sin embargo, la acción de la gracia y la operación de Su obra, quebrantarán nuestro hombre exterior, de tal manera que nada que sobrevenga a nuestro hombre exterior nos afecte en el interior. Cuando estemos en medio de la agitación de la cocina, podemos escondernos en la presencia de Elohim, de igual manera que cuando estamos orando a solas.
Una vez que el hombre exterior es quebrantado, no necesita "regresar" a Elohim, PORQUE PERMANECE EN ÉL SIEMPRE. Pero alguien que no ha sido quebrantado, tiene que regresar a Él cada vez que se enreda en los negocios o los afanes del mundo, debido a que se ha alejado de la presencia de Elohim. Un hombre quebrantado jamás se aleja de la presencia de Elohim, porque el Ruaj puede fluir en él. Muchos salen constantemente de la presencia de Elohim aun cuando están sirviendo al Adón. Esto se debe a que su hombre exterior no ha sido quebrantado. Sería mejor que no hicieran nada, porque tan pronto como emprenden alguna actividad se alejan de Su presencia. Pero aquellos que conocen a Elohim genuinamente, nunca se alejan de Él. Por lo tanto, no tienen que regresar. Si pasan todo el día orando a Elohim disfrutan de Su presencia, y si lo pasan limpiando pisos, la disfrutan igualmente. Cuando nuestro hombre exterior sea quebrantado, viviremos delante de Elohim. No será necesario regresar a Él, ni sentiremos la necesidad de hacerlo.
Por lo general, sólo sentimos la presencia de Elohim cuando acudimos a Él. Pero cuando nos ocupamos en alguna actividad, aun cuando tengamos mucho cuidado, sentimos que nos alejamos de Él un poco. Temo que esta sea la experiencia de la mayoría. Aunque seamos muy cuidadosos y tengamos control sobre nosotros mismos, nos alejamos tan pronto emprendemos alguna actividad, porque nuestra mente se distrae y SE OCUPA. Cuando estamos haciendo alguna actividad, tenemos la tendencia a concentrarnos en eso. Pero, aunque se puede tener concentración en lo que se esté haciendo, es necesario SACAR NUESTRO INTERÉS DEL ASUNTO. Hay muchas actividades que no requieren nuestra concentración absoluta, y podemos "practicar" con esas.
Muchos hermanos piensan que no pueden orar mientras trabajan. Les parece que hay una diferencia entre estar en comunión con Elohim y realizar algún trabajo. Por ejemplo, cuando le predicamos la Besorah a una persona o la estamos edificando, en medio de la conversación podemos sentirnos un poco lejos de Elohim y nos parece que debemos orar para restaurar nuestra comunión con Él. Es como si nos hubiéramos apartado de Él y estuviéramos regresando, como si hubiéramos perdido Su presencia y estuviéramos recuperándola. Podemos llevar a cabo alguna tarea rutinaria, como hacer el aseo o trabajar en algún oficio, pero después de terminarlo nos sentimos que debemos regresar al Adón para poder orar, que hay una gran distancia entre el lugar en que estamos y en el que queremos estar. Cualquier deseo de regresar a Él es una señal de que nos hemos alejado de Su presencia. Debemos aprender a hacer las tareas EN SU COMPAÑÍA. El quebrantamiento del hombre exterior hace que tales regresos sean innecesarios. Sólo necesitan regresar a Él quienes NO HAN SIDO QUEBRANTADOS, por lo que carecen de "canales" y "grietas" por donde el Ruaj pueda fluir de su hombre interior. Cuando esto haya sucedido, sentiremos la presencia de Elohim cuando hablemos con otros, cuando nos arrodillemos a orar con ellos, cuando hagamos la limpieza y cuando realicemos nuestro oficio. Estas cosas ya no nos alejarán de la presencia de Elohim y, por lo tanto, no tendremos necesidad de regresar.
Permítanme darles un ejemplo más específico. El sentimiento más tosco que un hombre puede tener es la ira. Las Escrituras no dicen que no podemos enojarnos; algunas clases de enojo no tienen que ver con el pecado. Las Escrituras dice que podemos enojarnos, pero sin pecar (Efesiyim 4:26). Esto muestra que una persona puede airarse sin pecar, aunque el airarse es un sentimiento muy rudimentario, muy cercano al pecado. La palabra de Elohim nunca dice "Amen, pero no pequen", porque el amor es el sentimiento más alejado del pecado. Tampoco nos dice que debamos ser pacientes, pero no pecar, debido a que la paciencia también se encuentra alejada del pecado. Lo que la palabra de Elohim dice es: "Enójense, pero no pequen". Esto muestra que el enojo es un sentimiento muy cercano al pecado. Algunas veces un hermano puede cometer una falta grave, de tal manera que merezca ser reprendido. Esto no es un asunto sencillo. Podemos ser amables, pero cuán difícil es enojarnos como es debido, porque al mínimo descuido el enojo se puede convertir en un sentimiento negativo. No es fácil enojarse conforme a la voluntad de Elohim. Pero si estamos familiarizados con el quebrantamiento del hombre exterior, podremos disfrutar continuamente la presencia de Elohim sin que el hombre exterior nos interrumpa; ya sea que reprendamos severamente a un hermano o que oremos en la misma presencia de Elohim. Dicho de otra manera, no sentiremos que estamos regresando a Elohim cuando oramos después de haber reprendido severamente a un hermano, porque no lo haremos en ira sino en amor y edificación. Cuando todos nuestros pensamientos estén centrados en Sus objetivos y no en los nuestros, nada podrá distraernos y sacarnos de Su presencia. Cualquier sentimiento de que volvemos a Elohim es una prueba de que nos hemos alejado. Admito que reprender a un hermano es difícil, pero si nuestro hombre exterior ha sido quebrantado, podemos hacerlo sin tener necesidad de regresar a Elohim, ya que Su presencia permanecerá con nosotros todo el tiempo, como estaba con Moshe.
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