Los discípulos no tenían armas, ni estatutos ni tampoco sabiduría o poder mundanos. Lo que tenían era un Elohim viviente, y le llevaban todas las cosas a este Elohim viviente; le llevaban todos sus problemas a este Adón viviente. ÉSTE ES EL VERDADERO SIGNIFICADO DE LA ORACIÓN. La vida de congregación en los primeros días era una vida de oración. Si comparamos esto con el cristianismo de hoy, veremos una gran diferencia.
En el cristianismo actual, hay muchas enseñanzas, métodos humanos, organizaciones, estatutos, normas, reglas, posesiones materiales y otros asuntos, pero hay muy poca oración, y la poca que hay, es para hacer listas de pedidos. Si debemos practicar la verdadera vida de congregación, debemos aprender cómo orar de una manera práctica, prevaleciente, viviente y fresca. Además, debemos aprender cómo ayudarles a otros a orar y hacer de cada miembro de la congregación un miembro que ora.
Muchas veces me han preguntado cómo un miembro de la congregación puede llegar a ser un miembro que ejerza su función. SI ESPERAMOS QUE UN MIEMBRO DE LA CONGREGACIÓN SEA UN MIEMBRO QUE EJERZA SU FUNCIÓN, DEBEMOS ENSEÑARLE PRIMERO A ORAR. No hay otra manera. Un miembro que ora es un miembro que ejerce su función, pero si un miembro no lleva una vida de oración, nunca podrá ser un miembro que ejerza su función. Debemos aprender a orar y debemos aprender cómo ayudar a los demás a orar.
El servicio que rinde uno que lleva la delantera —un anciano, un diácono o un servidor en la congregación, más allá de los títulos—, primeramente, gira en torno a la oración. Debemos orar con respecto a la responsabilidad de la congregación. Todos los que están en el liderazgo deben reunirse a orar. Es difícil orar por iniciativa personal, pero es aún más difícil pedirles a todos los que están en el liderazgo y a los que sirven que se reúnan a orar. La principal razón de esto es que no tenemos la unidad. Cuando los que llevan la delantera se reúnen, uno viene con sus propias ideas, otro viene con sus propios pensamientos, otro viene con sus propios conceptos y todos los demás vienen con sus propios puntos de vista. Cada uno viene tratando de convencer a los demás, con la intención, el deseo y la esperanza de promover algo que él siente que es importante. ESTO MATA LA VIDA DE CONGREGACIÓN, MATA LA REUNIÓN DE LOS QUE LLEVAN LA DELANTERA Y MATA LA MANERA EN QUE LOS QUE ESTÁN EN EL LIDERAZGO SOBRELLEVAN SUS RESPONSABILIDADES. En tanto que los ancianos no tengan manera de sobrellevar sus responsabilidades, toda la vida de congregación se desvanecerá. Por tanto, debemos aprender a no traer nada con la intención de imponérselo a otros. Nunca debemos tratar de convencer a los demás, sino simplemente estar en unidad y orar juntos. Hermanos, olvidémonos de nuestras opiniones y reunámonos simplemente a orar. Permitamos que el Adón se abra paso entre nosotros, que actúe y que nos hable.
Cuando aquellos que están en el liderazgo saben orar de esta manera, la congregación allí es fuerte, prevaleciente y viviente. En cambio, cuando los que llevan la delantera no conocen esta clase de oración, sino que sólo saben abogar por algo, debatir, pelear y convencerse unos a otros, allí la congregación estará muerta. Es vergonzoso que en muchas congregaciones que están muertas, los que llevan la delantera son muy celosos. Ellos están a favor de las doctrinas y de las enseñanzas, pero insisten demasiado en estas cosas. Cada uno de ellos piensa que tiene la razón y que sabe más que los demás. Quizás un hermano aparente saber algo sobre asuntos espirituales, pero siempre insiste en lo que él sabe. Cuando se reúne con los que llevan la delantera, siempre busca cómo convencerlos. Sin embargo, quizás no sepa cómo entrar en la presencia del Adón ni cómo acudir a Él con otros para tocar al Adón y permitir que el Adón tenga la oportunidad de hablarles y revelarles algo. Simplemente hablo acerca de lo que he visto en el pasado. Éste es el mayor problema que hay en la congregación actualmente.
Les aconsejo e incluso les ruego a los hermanos que llevan la delantera en la congregación, QUE PRIMERAMENTE PRACTIQUEN OLVIDARSE DE TODAS LAS COSAS DEL PASADO Y QUE SE REÚNAN PARA ORAR. Si debemos practicar la vida de congregación, debemos orar acerca de eso en lugar de discutir. Si abrimos la puerta a discusiones acerca de la vida de congregación, le estaremos abriendo la puerta al enemigo para que entre e introduzca muchas opiniones y pensamientos. La mejor manera de cerrar la puerta y eliminar todas las opiniones, es orar. Arrodillémonos, pero no para expresar nuestros propios pensamientos y opiniones, sino para orar y permitirle al Adón que hable; sin embargo, es posible que sean muy pocos los ancianos que hagan esto. Siempre que nos reunimos existe la tentación de discutir. Primero, un hermano abre su boca para decir unas palabras y expresar un pensamiento, y después, el segundo, el tercero, el cuarto y el quinto hermano hacen lo mismo. Luego, se acaba el tiempo. Además, cuanto más discuten, menos son del mismo sentir. Las discusiones simplemente le abren la puerta al enemigo.
Si debemos aprender a orar con otros de esta manera, primero debemos renunciar a nuestro yo y a nuestros propios pensamientos. La única manera correcta de practicar la vida de congregación es ir al Adón en oración. No debemos seguir una manera externa ni copiar cierta manera de hacer las cosas, ni ponernos a mirar "cómo hacen los demás" (que ya han fallado estrepitosamente). Esto es algo muerto. Debemos ir al Adón y orar para abrirle una puerta a fin de que Él pueda actuar. Debemos orar por la situación actual respecto a lo que el Adón debe hablar y hacer. DEBEMOS ORAR TODOS LOS DÍAS HASTA QUE TODOS VEAMOS LO MISMO Y TENGAMOS LA MISMA UNCIÓN INTERIOR Y LA MISMA CERTEZA, CON LA MISMA FIRMEZA, CON LA MISMA FUERZA, CON EL MISMO DESEO Y ANHELO INTERIOR. Si no tenemos la unción y la certeza, tenemos que orar más, y de verdad. Ésta es la única manera de poner en práctica la vida de congregación.
Quiero recordarles que el camino apropiado, el único y mejor camino en cuanto a poner en práctica la congregación, es orar de manera nueva. No se trata de orar conforme a la vieja manera, buscando convencer a los demás ni pidiendo al Adón que nos ayude a convencer a otros. Debemos renunciar a todas nuestras ideas y pensamientos respecto a orar de esa manera. Olvídense de ese camino y vayan al Adón de una nueva manera para orar, para permitir que el Adón actúe y permitirle que hable. Si no aprendemos a orar corporativamente, de una nueva manera, la congregación nunca será prevaleciente.
Además, debemos orar lo suficiente, orar para quitar obstáculos y orar de manera nueva. No debemos tener una fórmula en la mente y traerla al Adón, pidiéndole que la lleve a cabo. Ésta es una manera incorrecta de orar. Muchas veces las personas tienen una fórmula que llevan al Adón y le piden que la realice conforme a la manera que ellos proponen. Esto no da resultado. Debemos ir al Adón como una hoja de papel en blanco, diciendo: "Adón, aquí estamos. Escribe en nosotros. Déjanos una impresión de Tus pensamientos y de lo que Tú quieres hacer". Esto requiere fuerza, energía, paciencia y trabajo en el ruaj. No existe una manera más rápida. Poner en práctica la congregación no es un asunto rápido. Debemos pagar un precio para lograr esto en el ruaj.
Muchas veces me han preguntado cómo un miembro de la congregación puede llegar a ser un miembro que ejerza su función. SI ESPERAMOS QUE UN MIEMBRO DE LA CONGREGACIÓN SEA UN MIEMBRO QUE EJERZA SU FUNCIÓN, DEBEMOS ENSEÑARLE PRIMERO A ORAR. No hay otra manera. Un miembro que ora es un miembro que ejerce su función, pero si un miembro no lleva una vida de oración, nunca podrá ser un miembro que ejerza su función. Debemos aprender a orar y debemos aprender cómo ayudar a los demás a orar.
El servicio que rinde uno que lleva la delantera —un anciano, un diácono o un servidor en la congregación, más allá de los títulos—, primeramente, gira en torno a la oración. Debemos orar con respecto a la responsabilidad de la congregación. Todos los que están en el liderazgo deben reunirse a orar. Es difícil orar por iniciativa personal, pero es aún más difícil pedirles a todos los que están en el liderazgo y a los que sirven que se reúnan a orar. La principal razón de esto es que no tenemos la unidad. Cuando los que llevan la delantera se reúnen, uno viene con sus propias ideas, otro viene con sus propios pensamientos, otro viene con sus propios conceptos y todos los demás vienen con sus propios puntos de vista. Cada uno viene tratando de convencer a los demás, con la intención, el deseo y la esperanza de promover algo que él siente que es importante. ESTO MATA LA VIDA DE CONGREGACIÓN, MATA LA REUNIÓN DE LOS QUE LLEVAN LA DELANTERA Y MATA LA MANERA EN QUE LOS QUE ESTÁN EN EL LIDERAZGO SOBRELLEVAN SUS RESPONSABILIDADES. En tanto que los ancianos no tengan manera de sobrellevar sus responsabilidades, toda la vida de congregación se desvanecerá. Por tanto, debemos aprender a no traer nada con la intención de imponérselo a otros. Nunca debemos tratar de convencer a los demás, sino simplemente estar en unidad y orar juntos. Hermanos, olvidémonos de nuestras opiniones y reunámonos simplemente a orar. Permitamos que el Adón se abra paso entre nosotros, que actúe y que nos hable.
Cuando aquellos que están en el liderazgo saben orar de esta manera, la congregación allí es fuerte, prevaleciente y viviente. En cambio, cuando los que llevan la delantera no conocen esta clase de oración, sino que sólo saben abogar por algo, debatir, pelear y convencerse unos a otros, allí la congregación estará muerta. Es vergonzoso que en muchas congregaciones que están muertas, los que llevan la delantera son muy celosos. Ellos están a favor de las doctrinas y de las enseñanzas, pero insisten demasiado en estas cosas. Cada uno de ellos piensa que tiene la razón y que sabe más que los demás. Quizás un hermano aparente saber algo sobre asuntos espirituales, pero siempre insiste en lo que él sabe. Cuando se reúne con los que llevan la delantera, siempre busca cómo convencerlos. Sin embargo, quizás no sepa cómo entrar en la presencia del Adón ni cómo acudir a Él con otros para tocar al Adón y permitir que el Adón tenga la oportunidad de hablarles y revelarles algo. Simplemente hablo acerca de lo que he visto en el pasado. Éste es el mayor problema que hay en la congregación actualmente.
Les aconsejo e incluso les ruego a los hermanos que llevan la delantera en la congregación, QUE PRIMERAMENTE PRACTIQUEN OLVIDARSE DE TODAS LAS COSAS DEL PASADO Y QUE SE REÚNAN PARA ORAR. Si debemos practicar la vida de congregación, debemos orar acerca de eso en lugar de discutir. Si abrimos la puerta a discusiones acerca de la vida de congregación, le estaremos abriendo la puerta al enemigo para que entre e introduzca muchas opiniones y pensamientos. La mejor manera de cerrar la puerta y eliminar todas las opiniones, es orar. Arrodillémonos, pero no para expresar nuestros propios pensamientos y opiniones, sino para orar y permitirle al Adón que hable; sin embargo, es posible que sean muy pocos los ancianos que hagan esto. Siempre que nos reunimos existe la tentación de discutir. Primero, un hermano abre su boca para decir unas palabras y expresar un pensamiento, y después, el segundo, el tercero, el cuarto y el quinto hermano hacen lo mismo. Luego, se acaba el tiempo. Además, cuanto más discuten, menos son del mismo sentir. Las discusiones simplemente le abren la puerta al enemigo.
Si debemos aprender a orar con otros de esta manera, primero debemos renunciar a nuestro yo y a nuestros propios pensamientos. La única manera correcta de practicar la vida de congregación es ir al Adón en oración. No debemos seguir una manera externa ni copiar cierta manera de hacer las cosas, ni ponernos a mirar "cómo hacen los demás" (que ya han fallado estrepitosamente). Esto es algo muerto. Debemos ir al Adón y orar para abrirle una puerta a fin de que Él pueda actuar. Debemos orar por la situación actual respecto a lo que el Adón debe hablar y hacer. DEBEMOS ORAR TODOS LOS DÍAS HASTA QUE TODOS VEAMOS LO MISMO Y TENGAMOS LA MISMA UNCIÓN INTERIOR Y LA MISMA CERTEZA, CON LA MISMA FIRMEZA, CON LA MISMA FUERZA, CON EL MISMO DESEO Y ANHELO INTERIOR. Si no tenemos la unción y la certeza, tenemos que orar más, y de verdad. Ésta es la única manera de poner en práctica la vida de congregación.
Quiero recordarles que el camino apropiado, el único y mejor camino en cuanto a poner en práctica la congregación, es orar de manera nueva. No se trata de orar conforme a la vieja manera, buscando convencer a los demás ni pidiendo al Adón que nos ayude a convencer a otros. Debemos renunciar a todas nuestras ideas y pensamientos respecto a orar de esa manera. Olvídense de ese camino y vayan al Adón de una nueva manera para orar, para permitir que el Adón actúe y permitirle que hable. Si no aprendemos a orar corporativamente, de una nueva manera, la congregación nunca será prevaleciente.
Además, debemos orar lo suficiente, orar para quitar obstáculos y orar de manera nueva. No debemos tener una fórmula en la mente y traerla al Adón, pidiéndole que la lleve a cabo. Ésta es una manera incorrecta de orar. Muchas veces las personas tienen una fórmula que llevan al Adón y le piden que la realice conforme a la manera que ellos proponen. Esto no da resultado. Debemos ir al Adón como una hoja de papel en blanco, diciendo: "Adón, aquí estamos. Escribe en nosotros. Déjanos una impresión de Tus pensamientos y de lo que Tú quieres hacer". Esto requiere fuerza, energía, paciencia y trabajo en el ruaj. No existe una manera más rápida. Poner en práctica la congregación no es un asunto rápido. Debemos pagar un precio para lograr esto en el ruaj.
_________________________________________________________________________
Publicado por: Anunciadora de Sión
SOY CREYENTE EN YAHSHUA, MIEMBRO DE LA NOVIA, ÓRGANO DEL CUERPO, CO-EDIFICADORA DEL REINO
________________________________________________________________________
Lo que proviene del Ruaj pertenece al Cuerpo, porque el Ruaj no tiene Copyright.
Y si el hombre reivindica "derechos de autor", su mensaje proviene de la carne y no sirve.
_________________________________________________________________________
No hay comentarios.:
Publicar un comentario