30 de marzo de 2021

QHELR09 - El Ruaj Usa Al Hombre Exterior Quebrantado


 

Tan pronto como nuestro hombre exterior es atado, nuestro ruaj también lo es. Cuando el ruaj sirve a otros, no puede pasar por alto al hombre exterior, como tampoco Elohim pasa por alto al ser humano cuando Su Ruaj opera en una persona, ni permite que nuestro ruaj haga a un lado nuestro hombre exterior cuando opera en otros. Este es un principio muy importante que debemos ver claramente. Siempre que el Ruaj haKodesh opera en alguien, lo hace juntamente con el hombre, de la misma manera, siempre que nuestro ruaj sirve a alguien lo hace juntamente con el hombre exterior. Nuestro ruaj debe pasar por nuestro hombre exterior al servir a otros. Siempre que nuestro hombre exterior esté ocupado en diferentes asuntos y su fuerza esté agotada, no podremos participar en la obra de Elohim. Si nuestro ruaj no tiene una manera de seguir adelante, tampoco el Ruaj haKodesh la tendrá. El hombre exterior puede obstaculizar el camino del hombre interior e impedir que salga. Esta es la razón por la cual recalcamos tanto la necesidad de que el hombre exterior sea quebrantado.

 

Siempre que nuestro hombre exterior esté ocupado, el hombre interior no hallará salida, y la obra de Elohim será entorpecida. ESTAS OCUPACIONES SON LOS ASUNTOS QUE NOS ABSORBÍAN ANTES DE VISUALIZAR LA OBRA DE ELOHIM. En otras palabras, estas ocupaciones son asuntos que no están relacionados con Elohim y persisten sin el requerimiento, el poder y la designación de Elohim. No están bajo la mano de Elohim, sino que son asuntos independientes.

 

Elohim tiene que quebrantar nuestro hombre exterior para poder usar nuestro hombre interior. Tiene que quebrantar nuestro amor a fin de usarlo para amar a los hermanos. Si nuestro hombre exterior no ha sido aún quebrantado, seguimos ocupados en nuestros propios asuntos, siguiendo nuestro propio camino y amando según nuestras preferencias. Elohim primero tiene que quebrantar nuestro hombre exterior a fin de usar nuestro amor "quebrantado" para amar a los hermanos, y a fin de ensancharlo. Una vez quebrantado el hombre exterior, el hombre interior es liberado. El hombre interior debe amar, pero debe hacerlo una vez que se ha abierto paso a través del hombre exterior. Este hombre exterior debe someterse al hombre interior, para ser su herramienta de expresión. El cuerpo no es intrínsecamente malo, la carne lo es. La frase "el hombre no es más que carne" indica que esto fue una degradación, no la constitución natural y original creada por Elohim. El hombre centrado únicamente en sí mismo se vuelve carnal. El alma se rebaja a servir a su carne, en lugar de obedecer al ruaj. Así éramos todos antes de ser salvos, pero ahora tenemos nuestro nuevo hombre, el hombre interior, el cual debe abrirse paso a través de la dura cáscara de nuestro hombre exterior, a fin de ser el nuevo gobernante. El alma debe entonces someterse al ruaj y el cuerpo, por supuesto, debe simplemente cerrar la boca y obedecer, ser esclavo para manifestar únicamente las órdenes del nuevo hombre.

 

Nuestra voluntad es fuerte y obstinada. Cuando el hombre interior la necesita, no puede contar con ella, porque se ha vuelto demasiado independiente y siempre está ocupada. Elohim tiene que asestarnos un fuerte golpe; tiene que doblegar nuestra voluntad y humillarnos hasta el grado que seamos forzados a decir con nuestro rostro inclinado: "Adón, no me atrevo a pensar ni a preguntar ni a decidir. Te necesito en todas las cosas". Debemos estar tan humillados que nuestra voluntad ya no pueda actuar en forma independiente. Sólo entonces el hombre interior podrá contar con nuestra voluntad y usarla.

 

Si el hombre exterior no está dispuesto, el interior no podrá actuar. ¿Cómo podríamos predicar la palabra de Elohim si no tuviéramos un cuerpo físico? ¿Cómo podríamos predicar sin boca? Es verdad que el ruaj es indispensable para predicar. Pero para hacerlo, también se requiere la boca. ¿Qué podría hacer una persona si sólo tuviera el ruaj, pero no la boca? En el día de Shavuot encontramos la obra del Ruaj haKodesh, pero también encontramos el don de hablar con denuedo. Sin las palabras no tendríamos la expresión para comunicar y explicar la Palabra de Elohim. Si el hombre no habla, Elohim no puede hablar. Obviamente la palabra del hombre no es la Palabra de Elohim, pero la Palabra de Elohim se expresa por medio de la palabra del hombre. Así que el hombre debe hablar, para que Elohim pueda expresar Su palabra.

 

Supongamos que un hermano se está preparando para ministrar la Palabra de Elohim. Puede tener las palabras apropiadas y una carga muy pesada en su ruaj. Pero si no tiene los pensamientos que correspondan a ella, no podrá aliviar su carga y, a la postre, ésta desaparecerá. No menospreciamos la carga, pero aun si nuestro ruaj tiene una carga muy grande, no podrá hacer nada si nuestra mente no coopera. Todo nuestro ser necesita volver a ocupar la posición correcta para la cual cada una fue creada, y que está INVERTIDA. No podemos salvar a los hombres sólo por sentir esta carga en nuestro ruaj. Necesitamos expresarla valiéndonos de nuestra mente, porque necesitamos una EXPRESIÓN. Además de tener la carga en nuestro interior, necesitamos la boca, la voz y la cooperación de nuestro cuerpo. El problema que vemos hoy radica en que, aunque nuestro hombre interior está disponible para recibir la carga de Elohim, la mente de nuestro hombre exterior está ocupada y llena de confusión. Todo el día ofrece sus propias sugerencias y expresa sus opiniones. Bajo tales circunstancias, el ruaj no encuentra salida.

 

El Ruaj de Elohim debe ser liberado por medio del hombre. El amor, los pensamientos y la voluntad del hombre deben estar disponibles para Elohim a fin de que otros puedan sentir el amor de Elohim, conocer Sus pensamientos y Su voluntad. Pero el problema de muchos creyentes es que su hombre exterior se encuentra muy ocupado en sus propios asuntos, sus puntos de vista y sus pensamientos, muy ocupado consigo mismo. Como resultado, el hombre interior no halla la manera de ser liberado. Esta es la razón por la cual Elohim tiene que quebrantar el hombre exterior, lo cual no significa que la voluntad sea aniquilada, sino que tiene que ser quebrantada, quitando todo aquello que la mantiene ocupada, con el fin de que no actúe independientemente. Tampoco significa que nuestros pensamientos tengan que ser aniquilados; sino que ya no pensemos conforme a nosotros mismos, teniendo toda clase de ideas y siendo extraviados por nuestra mente divagante. Tampoco significa que nuestras emociones deban ser aniquiladas, sino que estén bajo el control y la dirección del hombre interior. De esta manera el hombre interior contará con nuestra mente, nuestra parte afectiva y nuestra voluntad, las cuales estarán disponibles.

 

El ruaj necesita la mente, la parte afectiva y la voluntad para poder expresarse. Necesita un hombre exterior vivo, no uno muerto; un hombre exterior abatido, herido y quebrantado, no uno hermético e intacto. El obstáculo más grande para que el Ruaj de Elohim pueda fluir libremente somos nosotros mismos. Su Ruaj mora en nuestro ruaj, pero no halla salida de él. Nuestro hombre exterior está lleno de ocupaciones. Debemos pedir la misericordia de Elohim para que nuestro hombre exterior sea quebrantado y así el hombre interior encuentre la manera de ser liberado.

 

Elohim no destruye nuestro hombre exterior, pero tampoco permite que permanezca intacto e inquebrantado; lo que quiere es abrirse paso a través de él. Desea que nuestro ruaj ame, piense y tome decisiones por medio de nuestro hombre exterior. La obra de Elohim sólo puede realizarse por medio del quebrantamiento del hombre exterior. Si queremos servir a Elohim tenemos que pasar por esta disciplina básica. Si nuestro hombre exterior no es quebrantado, el Adón no podrá utilizarnos. Él tiene que abrirse paso a través de nuestro hombre exterior para llegar a otros.

 

Antes de ser quebrantado el hombre exterior, el hombre interior y el exterior se oponen entre sí. Tanto el hombre interior como el exterior son personas completas. El hombre exterior es una persona completa, independiente, libre y muy ocupada; mientras que el hombre interior se halla encarcelado. Pero cuando el hombre exterior ha sido realmente quebrantado, no actúa en forma independiente. El hombre exterior no es destruido, pero ya no se opone al hombre interior, sino que se le sujeta. De este modo sólo quedará una persona en nosotros, porque el hombre exterior estará completamente quebrantado y dispuesto a que el hombre interior lo use. Aquellos cuyo hombre exterior ha sido quebrantado son hombres "unificados", porque su hombre exterior está bajo el control del hombre interior.

 

La utilidad de un hombre para el Adón depende de que su ruaj pueda ser liberado por medio de su hombre exterior. Cuando nuestro hombre interior está atado, el exterior hace todo por sí solo. Actúa en forma independiente. Cuando el Adón por Su gracia nivele la pendiente del camino y quebrante al hombre exterior, éste no hará más sugerencias ni tomará más decisiones por sí mismo. Cuando esto suceda, el hombre interior podrá ser liberado sin ser obstruido por el hombre exterior. Si el Adón nos concede Su gracia y quebranta nuestro hombre exterior, seremos expertos en ejercitar nuestro ruaj y lo podremos liberar siempre.

 

 




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Publicado por: Anunciadora de Sión


SOY CREYENTE EN YAHSHUA, MIEMBRO DE LA NOVIA, ÓRGANO DEL CUERPO, CO-EDIFICADORA DEL REINO

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Lo que proviene del Ruaj pertenece al Cuerpo, porque el Ruaj no tiene Copyright.
Y si el hombre reivindica "derechos de autor", su mensaje proviene de la carne y no sirve.
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