16 de mayo de 2021

QHELR21 - Cómo Determinar La Enfermedad

 


Para determinar la condición de un paciente, debemos tomar en cuenta dos puntos de vista: el paciente y nosotros mismos.

 

En Cuanto Al Paciente

 

En cuanto al paciente, ¿cómo podemos determinar su enfermedad? Si queremos detectar su enfermedad primero debemos descubrir su característica más notoria, la más obvia. 


Esta saltará a la vista, aunque trate a toda costa de ocultarla. Una persona orgullosa será delatada por su propio orgullo, aunque trate de actuar humildemente, no podrá disfrazar su orgullo. Una persona triste expresará su tristeza aun en su sonrisa. Un hecho invariable es que lo que una persona sea determinará tanto la expresión de su rostro como la impresión que deje en todo el que tenga contacto con ella.

 

Las Escrituras describen en muchas formas la condición espiritual del hombre. Algunos son iracundos, otros obstinados y otros retraídos. De hecho, hay una larga lista de términos para describir la condición del hombre: frívolo, oprimido, etc., pero ¿cuál es la fuente de todas estas diferentes condiciones espirituales? Por ejemplo, cuando decimos que alguien es obstinado, orgulloso o violento, ¿de dónde vienen la obstinación, el orgullo y la violencia? En principio nuestro ruaj no tiene ninguna característica propia, sólo la capacidad de manifestar al Ruaj de Elohim. Pero debido a que el hombre exterior no está separado del hombre interior, seguimos hablando de una persona obstinada, orgullosa, arrogante, rencorosa, celosa, etc.

 

Debido a que el hombre exterior no está quebrantado, la obstinación y el orgullo del hombre exterior enturbian y contaminan el hombre. Así, cuando él habla, la condición del hombre exterior, que está mezclada con él, brota juntamente con él. Por eso cuando una persona orgullosa, obstinada o celosa libera su yo, a éste se adhiere su orgullo, obstinación o celo. Las características que se expresan cuando alguien libera su yo, muestran claramente las áreas en las que la persona no ha sido quebrantada, porque la clase de yo que percibimos, manifiesta las características del hombre exterior.

 

Si sabemos cómo tocar el ruaj de otros, podremos conocer la necesidad específica de cualquier hermano, porque la clave de conocer al hombre es tocar su ruaj, el cual, en tantos casos, está aún en el interior del hombre exterior. Tenemos que tocar las características que envuelven a su ruaj. Conocer la condición del alma del hombre (su yo) equivale a conocer la condición de su hombre exterior. Queremos hacer hincapié en que éste es el principio básico para conocer a una persona. La condición del yo del hombre es la condición de su hombre exterior. Siempre que el yo del hombre se manifiesta, refleja la naturaleza del hombre exterior. Las características del yo son las características del hombre exterior. Un hermano puede ser muy fuerte y sobresaliente en cierto aspecto, lo cual llamará nuestra atención tan pronto como nos relacionemos con él. Inmediatamente percibiremos sus características y nos daremos cuenta de que éstas brotan de su hombre exterior inquebrantado. Al tocar su yo conocemos su condición y percibimos lo que él trata de mostrar y también lo que trata de esconder. Concluyendo, se puede conocer a una persona conociendo su yo.

 

 

En Cuanto A Nosotros Mismos

 

¿Qué debemos hacer para conocer la condición del ruaj del hombre? Debemos prestar especial atención a la disciplina del Ruaj haKodesh como lecciones que provienen de Elohim. Cuando el Ruaj haKodesh nos disciplina, lo que busca es quebrantarnos; cuanto más nos disciplina, más nos quebranta. Toda área de nuestra vida que el Ruaj toque, será quebrantada. Esta disciplina y quebrantamiento no sucede de una vez por todas, porque hay muchas áreas de nuestra vida que requieren disciplina y quebrantamiento progresivo, para que lleguemos a ser útiles al Adón. Cuando hablamos de tocar a un hermano con nuestro ruaj, no nos referimos a que debamos tocar todos los aspectos espirituales de cada hermano. Lo que queremos decir es que el Ruaj haKodesh nos ha disciplinado en cierto aspecto, y por lo tanto, podemos tocar ese aspecto de un hermano. Si el Adón no nos ha quebrantado ni ha tocado nuestro ruaj en cierta área, no podremos ayudar a nadie que tenga una necesidad específica en dicha área. En otras palabras, la disciplina que recibimos del Ruaj haKodesh es proporcional a nuestra percepción espiritual. Cuanto más quebrantamiento recibamos, más se liberará nuestro ruaj. Este es un hecho espiritual que nunca puede ser falsificado; o se tiene o no se tiene. Esta es la razón por la cual debemos aceptar la disciplina y el quebrantamiento del Ruaj haKodesh. El que tenga mucha experiencia, podrá brindar mucha ayuda. Sólo los que han recibido mucho quebrantamiento tienen mucha sensibilidad, y aquellos que han sufrido mucha pérdida, tienen mucho que dar. Si tratamos de salvarnos en cierto asunto, perderemos nuestra utilidad espiritual en eso:

 

El que halla su alma la perderá, y el que pierde su alma por mi causa la hallará... Porque el que quiera salvar su alma la perderá, y el que pierda su alma por causa mía la hallará. MattiYah 10:39 - 16:25

 

Y si nos tratamos de proteger o excusar en algún aspecto, perderemos nuestra sensibilidad y nuestra provisión espiritual en ese aspecto. Este es un principio básico.

 

Sólo quienes han aprendido estas lecciones pueden participar en el servicio del Adón. Un hermano puede aprender en un año lo que se llevaría diez años, o puede extender la lección de un año a veinte o treinta. Cuando alguien demora su aprendizaje, retrasa su servicio. Si Elohim nos ha dado un corazón para servirle, debemos estar decididos acerca de nuestro camino. El camino de nuestro servicio es el camino del quebrantamiento; es un camino que se adquiere por medio de mucha disciplina del Ruaj haKodesh. Los que nunca han experimentado esta disciplina y nunca han sido quebrantados no son aptos para participar en este servicio. La medida de disciplina y de quebrantamiento que recibamos del Ruaj determinará nuestro servicio. Nadie puede modificar este principio. El afecto y la sabiduría humana no caben aquí. El grado al que Elohim opera en nosotros determina la medida de nuestro servicio. Cuanto más Él nos adiestre, más conoceremos a la gente, y cuanto más experimentemos la sabiduría del Ruaj haKodesh, más podremos tocar a otros con nuestro ruaj.

 

Me aflige mucho ver que tantos hermanos estén escasos de discernimiento en muchos aspectos. No pueden discernir si algo es del Adón o del hombre natural, ni pueden reconocer cuando una persona está valiéndose de su fuerza mental o cuando es guiada por sus emociones. No tienen discernimiento debido a que su aprendizaje es deficiente. Elohim nos dio Su Ruaj una vez y para siempre, pero tenemos que esforzarnos por aprender las lecciones que se nos presentan a lo largo de nuestra vida. Cuanto más aprendamos, más veremos. Si el Adón nos da un fuerte golpe en cierto asunto, reaccionaremos cuando veamos brotes de este mismo asunto en otros hermanos, no esperaremos a que eso crezca y dé fruto, sino que actuaremos de inmediato al detectar el más mínimo indicio de propagación de ese problema. El grado en el que el Adón opera en nosotros está en relación directa al grado de discernimiento que tengamos. LA SENSIBILIDAD ESPIRITUAL SE ADQUIERE POCO A POCO. A medida que Elohim nos adiestre, obtendremos esta sensibilidad.

 

Supongamos que un hermano condena en su mente el orgullo; tal vez pueda predicar al respecto, pero en su ruaj realmente no percibe cuán maligno es el orgullo. Cuando otras personas actúan orgullosamente, él no sentirá desagrado; por el contrario, tal vez hasta sea solidario con ellos. Pero cuando el ruaj de Elohim opere en él, se dará cuenta de lo negativo que es el orgullo, y el orgullo que hay en él será consumido. Cuando vuelva a predicar en contra del orgullo, tal vez la enseñanza sea la misma, pero habrá una gran diferencia. Tan pronto detecte un ruaj orgulloso en algún hermano, sentirá que algo está mal y sentirá aversión. Esta sensación de desagrado será producida por lo que ha aprendido de Elohim. Creo que la palabra aversión describe bien esta sensación. De ahí en adelante, él será apto para ayudar a cualquier hermano, porque conoce bien esa enfermedad, ya que él mismo la padeció y fue sanado de ella. Tal vez no pueda asegurar que está totalmente sano, pero sí puede afirmar que ha sido librado de ella por lo menos en cierta medida. Esta es la manera en que adquirimos la sabiduría espiritual.

 

El don del Ruaj haKodesh nos es dado una vez y para siempre, pero la adquisición de la sensibilidad espiritual es un proceso. Cuanto más aprendemos, más sensibilidad adquirimos, y viceversa. ¿De qué nos sirve tratar de preservar o salvar nuestro yo? Aquellos que salven la vida de su alma, la perderán. Si en alguna situación tratamos de salvar nuestro yo, perderemos la oportunidad de obtener el beneficio que el Adón procuraba para nosotros. Debemos pedir al Adón que no detenga Su disciplina y que continúe adiestrándonos. No hay nada más desalentador que ver que el Adón nos da una lección tras otra sin obtener ningún resultado. Debemos entender que Su mano está obrando en nosotros, y no rebelarnos ante Su disciplina. Cuando un creyente carece de discernimiento, eso se debe a su falta de aprendizaje espiritual. Que el Adón nos dé entendimiento para ver que cuanto más nos discipline, más podremos conocer al hombre, y más tendremos que ofrecer a los demás. Cuanto más se amplíe la esfera del adiestramiento de Elohim, más se ensanchará la esfera de nuestro servicio. Esta no se aplicará mientras no se expanda la esfera del quebrantamiento.

 

 





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Publicado por: Anunciadora de Sión


SOY CREYENTE EN YAHSHUA, MIEMBRO DE LA NOVIA, ÓRGANO DEL CUERPO, CO-EDIFICADORA DEL REINO

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Lo que proviene del Ruaj pertenece al Cuerpo, porque el Ruaj no tiene Copyright.
Y si el hombre reivindica "derechos de autor", su mensaje proviene de la carne y no sirve.
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