12 de junio de 2021

QHELR29 - Las Diferentes Manifestaciones De La Docilidad

 

Una vez que el hombre es quebrantado por el Ruaj haKodesh, manifestará docilidad, producto de su temor reverente hacia Elohim. Cuando otros se relacionen con él, no enfrentarán la dureza, la violencia ni la severidad que anteriormente lo caracterizaba. Aun el tono de su voz y su actitud se suaviza después de recibir la corrección del Adón. Abriga en su interior un temor a Elohim que espontáneamente fluye por medio de sus palabras y su actitud, y es transformado en un hombre dócil.

 

 

¿Qué es una persona dócil? Es una persona fácil de tratar, alguien a quien le resulta fácil hablar con otros y a quien no se le hace difícil pedir ayuda. A todo aquel que ha sido quebrantado por Elohim le resulta fácil confesar sus faltas y aun derramar lágrimas, pero mucho más le resulta fácil corregir esos errores, cambiar de conducta porque su naturaleza ha sido quebrantada y ahora anda en el nuevo hombre. Para muchos es difícil llorar. No queremos decir que llorar tenga mérito en sí mismo, sino que cuando alguien ha recibido suficiente disciplina de parte de Elohim, su manera de ser, su mentalidad, su parte afectiva y su voluntad, han sido tan golpeadas que le resulta fácil ver sus errores y confesarlos. Cualquiera puede hablar con él. Su cáscara exterior ha sido totalmente quebrantada, por lo que mental y afectivamente es capaz de aceptar la opinión, el consejo o las enseñanzas de otros. Es trasladado a otra esfera y está dispuesto a recibir ayuda siempre y en cualquier lugar.

 

 

Una persona dócil es una persona sensible. Debido a que su hombre exterior ha sido quebrantado, le resulta fácil liberar su ruaj y tocar el ruaj de otros hermanos. Es tan sensible que puede percibir y reaccionar ante la más mínima acción espiritual. Sus emociones se vuelven tan agudas que distinguen de inmediato lo correcto y lo incorrecto. Tal persona nunca hace nada insensato, desconsiderado ni ofensivo. En cambio, un hermano cuyo hombre exterior está intacto seguirá adelante con su actividad, aunque el ruaj de los demás lo desapruebe y se incomode, porque es tan insensible que ni siquiera lo nota. Algunos hacen oraciones interminables que afligen el ruaj de los demás hermanos y hacen que éstos anhelen que dejen de orar, pero continúan sin tener sensibilidad alguna. No responden al sentir de los demás y ni siquiera lo perciben. Esto se debe a que su hombre exterior está intacto. Todo aquel que ha sido verdaderamente quebrantado, puede tocar sin dificultad el ruaj de los demás, percibir su sentir y no actuar en forma insensible, indiferente o desconsiderada.

 

Únicamente aquellos cuyo hombre exterior haya sido quebrantado, entenderán el significado del Cuerpo de Mashiaj. Sólo ellos podrán tocar el ruaj del Cuerpo, o sea, el sentir de los demás miembros. Cuando alguien está desprovisto de sentimientos, será como un miembro mecánico. Un brazo artificial se puede mover junto con el cuerpo, pero está desprovisto de toda sensibilidad. Algunos hermanos son semejantes a miembros que no sienten. Aunque todo el Cuerpo perciba algo, ellos permanecen impasibles. Pero una vez que su hombre exterior es quebrantado, reciben la capacidad de tocar la conciencia y el sentir de la congregación. Su ruaj se abre y pueden percibir el ruaj y el sentir que la congregación les trasmite. Esta sensibilidad es algo precioso, porque cada vez que nos equivocamos, inmediatamente nos lo indica. Aunque el quebrantamiento del hombre exterior no nos garantiza que seremos infalibles, sí nos hace suficientemente sensibles para detectar nuestros errores. Tal vez los hermanos sepan que estamos equivocados, aunque no lo digan, pero cuando hablamos con ellos, nos damos cuenta de nuestro error. Basta con tocar su ruaj para darnos cuenta si aprueban o desaprueban el asunto. Para practicar la vida del Cuerpo es indispensable tener esta sensibilidad; sin ella, es imposible tener la vida corporativa. El Cuerpo de Mashiaj no toma decisiones debatiendo colectivamente, de la misma manera que los miembros de nuestro cuerpo físico no tienen que discutir hasta llegar a un acuerdo a fin de moverse. Todo lo hacen coordinada y espontáneamente, siguiendo los impulsos del cuerpo, dirigidos por la cabeza. La voluntad de la Cabeza se expresa en la voluntad de todo el Cuerpo. En consecuencia, cuanto más quebrantamiento experimentemos, más fácil nos será ajustarnos al Cuerpo y seguir sus impulsos.

 

 

El mayor beneficio que recibimos no consiste en que nuestros errores son corregidos, sino en que nuestro ruaj se abre y se libera por medio del quebrantamiento del hombre exterior. Esto nos hace aptos para recibir de otros la provisión del ruaj, y así podemos aceptar con sencillez la ayuda espiritual de cualquier hermano. Pero si nos resistimos al quebrantamiento, no podremos aceptar la ayuda de nadie. Supongamos que un hermano tiene un intelecto muy cultivado que le ha impedido ser quebrantado; esto hará que cuando asista a las reuniones le sea difícil recibir edificación o ayuda, a menos que se encuentre con otro que sea tan intelectual como él. Siempre analizará las palabras del que comparte y, por lo general, las menospreciará, calificándolas como pobres e incoherentes. Su destreza mental le impide recibir ayuda, y así puede pasar largos meses y años. Su mente será como una cáscara impenetrable que le impedirá recibir edificación espiritual; él sólo aceptará ayuda en la esfera intelectual. Pero después de que el Adón se ocupe de su caso y le dé las lecciones necesarias quebrantando su punto fuerte, la dura corteza de su mente se desmoronará, y él reconocerá lo inútil de sus muchos razonamientos; se volverá sencillo como un niño y podrá fácilmente escuchar a los demás. De ahí en adelante, no volverá a despreciar la conversación de los demás hermanos, ni se dedicará a buscar fallas en su pronunciación ni en sus enseñanzas, ni buscará ambigüedades en sus palabras. Por el contrario, podrá tocar con su ruaj el ruaj del orador. Cuando el Adón dirija el ruaj del que ministra, el ruaj del oyente será avivado, y él recibirá edificación. Si el ruaj de un creyente ha sido quebrantado, cuando otros liberen su ruaj recibirá edificación. No me refiero a la edificación en cuanto a doctrina, porque eso es un asunto diferente. Cuanto más quebrantado esté el ruaj, más lo estará el hombre exterior y más ayuda recibirá. Como resultado, al moverse el Ruaj de Elohim en un hermano, la persona quebrantada aceptará la ayuda de éste y dejará de criticar y analizar la presentación, exactitud, pronunciación, elocuencia y coherencia del orador. La condición de nuestro ruaj determina cuánta ayuda podemos recibir. Aunque haya hermanos a nuestro alrededor, a veces no podemos tocar su ruaj ni recibir edificación de su parte debido a la dureza de nuestra corteza.

 

¿Qué es la edificación? No es la acumulación de conceptos, ideas o doctrinas, sino un contacto del Ruaj de Elohim con el nuestro. El Ruaj de Elohim puede brotar de cualquier hermano. Ya sea en una reunión o en privado podemos tener la experiencia de ser alimentados y reconfortados, tan pronto como el Ruaj de Elohim se activa en otros. Podemos decir que nuestro ruaj es como un espejo. Cada vez que recibimos edificación, es como si alguien puliera nuestro ruaj y lo hiciera brillar un poco más. La edificación se lleva a cabo cuando nuestro ruaj es tocado por el ruaj de los hermanos o por el Ruaj haKodesh. Lo que fluye del ruaj de los hermanos nos enciende tan pronto lo tocamos. Nos podemos comparar con una lámpara eléctrica que brilla al pasar por ella la electricidad, independientemente del color de la pantalla y el color de los cables. Nuestro interés no está en el color de la pantalla de la lámpara, sino en que la electricidad circule, y en el hecho de que seamos reconfortados, avivados y nutridos ante Elohim. Agradecemos a Elohim que podemos experimentar esto y ser personas dispuestas a recibir ayuda. A muchos les resulta difícil recibir ayuda. Si tenemos el deseo de ayudarles, tenemos que orar por ellos para que permitan ser ayudados. Sólo aquellos que son dóciles están dispuestos a recibir ayuda.

 

Existen dos enfoques diferentes en cuanto a la edificación. Uno es completamente externo y se basa en conceptos, doctrinas y exposición de las Escrituras. Algunos afirman haber recibido ayuda desde este ángulo. El otro enfoque es completamente diferente, porque se basa en el contacto del ruaj de los hermanos. Cuando el ruaj de un creyente toca el de otro, ambos creyentes reciben ayuda. La verdadera edificación creyente se efectúa de esta manera. Si todo lo que sabemos es escuchar mensajes, entonces puede suceder que si escuchamos un buen mensaje hoy y el siguiente domingo oímos el mismo mensaje, nos aburriremos y estaremos ansiosos por irnos. Pensamos que con escuchar una enseñanza una sola vez es suficiente, porque creemos que la vida creyente gira en torno a doctrinas. Sin embargo, debemos entender que la edificación se relaciona con el ruaj y no con las doctrinas. Si un hermano comparte un mensaje liberando su ruaj, nos conmoverá, producirá cambios en todo nuestro ser y seremos lavados y vivificados. Si volviéramos a escuchar al mismo hermano predicar y liberar su ruaj, recibiríamos ayuda una vez más. Tal vez el tema nos parezca familiar y las enseñanzas sean las mismas, pero cada vez que libere su ruaj seremos purificados y lavados. Debemos recordar que la edificación se basa en el contacto del ruaj de otros con el nuestro, y no en un aumento de conocimiento. La edificación es un intercambio entre los rujot de los creyentes, y no tiene nada que ver con las doctrinas ni las enseñanzas del hombre exterior. Lo mejor que podemos decir de las doctrinas y las enseñanzas que no guardan ninguna relación vital con el ruaj es que son letra muerta.

 

Cuando nuestro hombre exterior ha sido quebrantado, recibimos edificación fácilmente y una abundante provisión de muchas direcciones. Por ejemplo, al brindar ayuda a alguien que se nos acerca en busca de soluciones, nosotros mismos recibimos edificación. Cuando un pecador que busca al Adón acude a nosotros, mientras oramos con él, también nosotros recibimos edificación. Si alguna vez el Adón lo conduce a uno a exhortar a algún hermano que se haya desviado, cuando toquemos su ruaj, recibiremos edificación. Sentiremos que todo el Cuerpo trae la provisión que nos corresponde. Cualquier miembro, sin excepción alguna, nos podrá traer la suministración que necesitemos. Siempre estaremos dispuestos a recibir ayuda. La congregación en su totalidad será nuestra provisión. ¡Qué caudal de riquezas descubriremos! Podremos decir que las riquezas de Elohim, depositadas en Su Cuerpo, vienen a ser nuestras en la práctica.

 

¡Cuán diferente es esta experiencia de la simple acumulación de doctrinas y conocimiento! ¡La diferencia es enorme!

 

Cuanto más quebrantado haya sido el hombre natural de un creyente, mayor será su capacidad de recibir y más amplia la esfera de la provisión que se le proporcionará. Los que no reciben ayuda de los demás no son necesariamente más fuertes; lo que sí indica su habilidad natural es que la corteza que los rodea es tan dura que no están dispuestos a recibir ayuda de los demás. Para que puedan recibir la ayuda vital de parte de toda la congregación, primero es necesario que el Adón en Su misericordia, les dé grandes dosis de disciplina y quebrantamiento por medio de Sus efectivos y variados métodos. Todos deberíamos revisar nuestra experiencia y preguntarnos: ¿Somos capaces de recibir ayuda de otros? Si nuestra corteza natural todavía está intacta, no podremos detectar el ruaj de los hermanos cuando éste brota juntamente con el Ruaj haKodesh. Pero si somos quebrantados, recibiremos ayuda siempre que el ruaj de cualquier hermano actúe. No importa si el ruaj del hermano ejerce su función con extraordinaria fuerza o casi imperceptiblemente, el caso es que lo toquemos, porque tan pronto como lo hacemos, somos reavivados y edificados. Hermanos, debemos darnos cuenta de lo crucial que es el quebrantamiento de nuestro hombre exterior; es un requisito fundamental para poder servir al Adón y para recibir la provisión y la edificación de Elohim.

 

 





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Publicado por: Anunciadora de Sión


SOY CREYENTE EN YAHSHUA, MIEMBRO DE LA NOVIA, ÓRGANO DEL CUERPO, CO-EDIFICADORA DEL REINO

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Lo que proviene del Ruaj pertenece al Cuerpo, porque el Ruaj no tiene Copyright.
Y si el hombre reivindica "derechos de autor", su mensaje proviene de la carne y no sirve.
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