La comunión no es un simple intercambio de ideas y opiniones, sino un contacto de nuestro ruaj con el ruaj de los demás. Para poder tocar el ruaj de los hermanos y entender lo que significa la comunión de los santos, es imprescindible que el Adón, por Su misericordia, quebrante nuestra cáscara natural y derribe a nuestro hombre exterior. Sólo así será liberado nuestro ruaj y entenderemos a lo que se refieren las Escrituras cuando hablan de la comunión del ruaj.
A partir de entonces sabremos que la comunión se lleva a cabo en el ruaj, no en la mente, porque no es concordar en opiniones. Sólo cuando tenemos comunión en el ruaj podemos orar en unanimidad. Cuán difícil es que alguien que ora con su mente sin ejercitar su ruaj encuentre a otro que piense igual que él y así puedan orar en armonía. Pienso que ni en todo el universo lo hallaría. Sin duda, la comunión se lleva a cabo en el ruaj.
Todo aquel que haya
sido regenerado y tenga el Ruaj haKodesh en él, ciertamente puede tener
comunión con los hermanos. Una vez que Elohim haya derribado las barreras que
nos dividían y haya derrotado nuestro hombre natural, nuestro ruaj quedará
abierto para dar y recibir, tocar y ser tocado por los demás. De este modo,
participaremos de la comunión del Cuerpo de Mashiaj. Más aun, nuestro ruaj será
parte de Su Cuerpo y nosotros seremos la realidad del Cuerpo.
Lo Genuino No Se Puede
Imitar
Ya dijimos que el
quebrantamiento del hombre exterior es una experiencia genuina que no se puede
falsificar ni imitar; sólo el Ruaj haKodesh lo puede producir. Cuando decimos
que el creyente debe ser manso, no nos referimos a que deba actuar como si lo
fuera, porque la mansedumbre no se puede producir por el esfuerzo humano; y si
alguien lo lograra, descubriría que esa mansedumbre falsa e inútil tendría que
ser eliminada, dado que la mansedumbre que cuenta proviene de la obra del Ruaj
haKodesh. Según nuestra experiencia, ningún logro nuestro tiene validez alguna,
ya que lo verdadero es lo que el Ruaj haKodesh genera. Sólo Él conoce nuestra condición
y, por lo tanto, prepara las circunstancias del caso con el fin de
quebrantarnos.
Nuestra
responsabilidad consiste en pedir la iluminación de Elohim para reconocer y
aceptar Su operación en nuestra vida. Debemos ser sumisos bajo la poderosa mano
de Elohim y aceptar que Él no se equivoca en nada. No deberíamos ser semejantes
a una mula sin entendimiento; por el contrario, deberíamos someternos
voluntariamente al quebrantamiento y la corrección que vienen de Elohim. Cuando
presentamos nuestra vida voluntariamente para que Su mano poderosa la moldee,
comprendemos que debimos haberlo hecho cinco o diez años antes y nos lamentamos
por lo tanto tiempo perdido. No debemos dejar que pase un día más sin
presentarnos a Elohim; digámosle: "Adón,
todo este tiempo he sido ciego; no entendía de dónde me querías rescatar ni
hacia dónde me querías conducir. Ahora entiendo que deseas quebrantarme; por lo
tanto, te rindo mi vida completamente". Es posible que dejemos de ser
estériles y empecemos hoy mismo a llevar fruto. Además, el Adón iniciará una
obra de demolición en muchas áreas de nuestra vida desconocidas incluso para
nosotros. Cuando termine esta demolición, habrá quitado de nosotros el orgullo,
el amor propio y la vanagloria, de manera que nuestro ruaj podrá liberarse y Él
lo podrá utilizar, y nosotros podremos usar nuestro ruaj.
Ya que estamos
conscientes de que el quebrantamiento es obra exclusiva del Ruaj haKodesh,
entendemos que es inútil tratar de imitarlo, porque tal acción no sería más que
nuestro esfuerzo natural. Surge un interrogante en nosotros. Sabiendo que
cualquier actividad proviene de la carne, ¿debemos detener todo intento natural
de imitar la obra del Ruaj haKodesh, o debemos esperar a que el Ruaj actúe?
¿Debemos esperar a que venga una gran luz sin procurar limitarla en forma
alguna? Lo más indicado sería, sin duda alguna, cesar toda actividad de nuestra
carne. Hacer esto es muy diferente a pretender una condición que no tenemos.
Por ejemplo, si tenemos la tendencia de ser orgullosos, debemos negar este
impulso en nosotros, pero no debemos pretender ser humildes. Si nos enojamos
fácilmente, debemos negar nuestro carácter, pero no debemos fingir mansedumbre.
Dejar de hacer algo es una restricción preventiva, mientras que pretender que
somos de cierta manera, es una acción infructuosa. El orgullo es negativo y
debemos eliminarlo, mientras que la humildad es positiva y no podemos imitarla
sin caer en el engaño. Supongamos que alguien es muy obstinado, que tiene un
tono áspero y una actitud inflexible; es conveniente que controle su aspereza,
pero no debería simular que es sumiso. Debemos detener toda actividad y actitud
negativa que detectemos en nosotros, pero no tratar de falsificar virtudes
positivas que no tengamos. Lo que debemos hacer es ofrecernos al Adón y
decirle: "Adón, no deseo tratar de
aparentar lo que es Tuyo; confío en que Tú mismo obrarás en mí". Si
hacemos esto, el quebrantamiento y la edificación serán una realidad. Ninguna
imitación es una obra genuina de Elohim, sino un esfuerzo humano. Por lo tanto,
todo buscador genuino debe procurar la realidad interior y no la imitación
exterior. Debe permitir que Elohim efectúe una obra genuina en su interior, la
cual se expresará. Toda actividad meramente externa es falsa, así que, toda
clase de imitación humana debe ser desechada, porque no sólo es un fraude para
otros, sino también para la persona que lo hace. Una persona que constantemente
afirma ser lo que no es, corre el riesgo de llegar a creer su propio engaño,
confundiendo así la realidad con lo que afirma ser, hasta quedar enredada en su
propio engaño. Mejor es no tratar de aparentar nada y ser sinceros en nuestra
conducta, aunque en cierta medida nos conduzcamos en el hombre natural, porque
así permitiremos que Elohim produzca lo verdadero en nosotros. Debemos ser
genuinos en nuestro vivir y en lugar de tratar de aparentar lo genuino, debemos
confiar en que el Adón añadirá cada día Sus virtudes a nuestra vida.
Otro problema que
encontramos con frecuencia es que algunos expresan ciertas virtudes en la
esfera natural. Por ejemplo, algunos son mansos por naturaleza. ¿Cuál es la
diferencia entre la mansedumbre natural y la que resulta de la disciplina del
Ruaj? Debemos recalcar dos asuntos en relación con esto. En primer lugar, todo
lo que es natural es independiente del ruaj, y además, todo lo que viene por
medio de la disciplina del Ruaj haKodesh está bajo el control de nuestro ruaj,
y solamente se mueve en coordinación con éste. La mansedumbre natural muchas
veces entorpece la acción del ruaj, y todo lo que estorbe la acción del ruaj es
obstinado por naturaleza. Si el Adón le indicara a una persona así que se
pusiera de pie y diera una exhortación severa, su mansedumbre natural le
impediría hacerlo y seguramente diría: "Oh, yo no soy capaz de hacerlo,
nunca he hablado así en toda mi vida. Que otro hermano lo haga". En esto
podemos ver que en ese momento la mansedumbre natural no está bajo el control
del ruaj, ya que todo lo que es natural se rige por su propia voluntad y
obstinación, y sigue sus propias inclinaciones y, por lo tanto, no puede ser
usado por el ruaj. Sin embargo, la mansedumbre producida por el quebrantamiento
es muy diferente, porque no ofrece genuina resistencia al ruaj ni sugiere
opinión alguna, ya que es dirigida y usada por él.
En segundo lugar, las
personas que son mansas por su carácter y no por el ruaj, sólo son dóciles y
sumisas cuando todo está a su favor y bajo su control, pero tan pronto se les
pide hacer algo que no les agrada, su actitud cambia y su mansedumbre desaparece.
Por lo tanto, ninguna virtud natural incluye la negación del yo; por el
contrario, todas ellas promueven la vanagloria. Esta es la razón por la cual
siempre que la individualidad de dicha persona se ve amenazada, desaparecen su
humildad, su mansedumbre y todas sus "virtudes". Sin embargo, las
virtudes que son fruto de la disciplina del Ruaj y del quebrantamiento del yo
están en una esfera muy distinta. Cuanto más quebranta Elohim el yo, más se
manifiestan estas virtudes; cuanto más herida sea la persona, más mansa llega a
ser. Existe una diferencia enorme entre las llamadas virtudes naturales y el
fruto genuino del Ruaj.
Sean Fuertes
Hemos dado énfasis
reiteradas veces a la urgencia de que el hombre exterior sea quebrantado. No
podemos aparentar ni reemplazar la experiencia del quebrantamiento. Debemos
humillarnos bajo la poderosa mano de Elohim y aceptar su disciplina, porque
sólo por medio del quebrantamiento del hombre exterior, se fortalece el hombre
interior. Es posible que algunos hermanos todavía tengan un ruaj débil, pese a
que por el quebrantamiento debería ser fuerte. Si éste es el caso, no deben
orar pidiendo ser fortalecidos. Lo que deben hacer es decirse a sí mismo:
"¡Sé fuerte en Mashíaj!". y para ser fuertes en Él, debemos ENTREGAR NUESTRA
PROPIA FUERZA. Para hacernos fuertes, debemos entregar eso que NO QUEREMOS
ENTREGAR, no pedir fuerzas para entregarlo, sino DEBILIDAD PARA QUE ÉL NOS LO
QUITE PORQUE YA SE LO DAMOS. Es algo asombroso que cuando nuestro hombre
exterior ha sido quebrantado PODAMOS SER FUERTES CUANDO QUERAMOS. Siempre que
la situación lo requiera y que el Ruaj nos mueva, seremos tan fuertes como lo
determinemos. Compruébenlo ustedes mismos. Siempre que el Ruaj les ordene hacer
algo, USTEDES PODRÁN HACERLO, porque no van en sus propias fuerzas como iban
antes (y porque fracasaban, quedaron con miedo de intentar), sino que recibirán
poder "de Aquel que los fortalece". Tan pronto se resuelva el
problema del hombre exterior, también el asunto de la fortaleza se resolverá.
Siempre que necesitemos ser fuertes, lo seremos. De ahí en adelante nadie podrá
detenernos, no para arrollar con todos, sino para cumplir la Voluntad del
Padre. Con una pequeña decisión de nuestra parte, nos sorprenderemos de lo que
podemos lograr. El Adón dice: "Sean fuertes". Si declaramos que somos
fuertes en el Adón, indudablemente lo seremos.
Nuestro ruaj se
liberará sólo después de que el hombre exterior sea quebrantado. Este es un
requisito básico que debe cumplir todo siervo del Adón. Que Él nos ilumine, nos
toque, nos quebrante, no dé revelación y disciplina para que ese viejo hombre
exterior sea quebrantado y podamos hacer fluir a nuestro hombre interior mezclado
con Mashíaj.
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