Las Escrituras no esperan que los nuevos creyentes sean espirituales instantáneamente, pero si después de muchos años siguen siendo niños, entonces su situación es verdaderamente muy lamentable. Shaúl mismo les dice a los corintios que los había tratado como hombres de la carne al principio porque eran niños recién nacidos en Mashiaj y que ahora —cuando les escribía— deberían ser ya adultos. En lugar de eso habían malgastado sus vidas, seguían siendo niños y por eso aún eran carnales. ¿No vemos acaso que esto es lo que sucede a nuestro alrededor casi como una regla fija?
Para ser transformado de carnal a espiritual no se necesita
tanto tiempo como pensamos. Los creyentes de Corinto procedían de un ambiente
pagano categóricamente pecaminoso (cualquier parecido con la actualidad... ha
quedado atrás porque la pecaminosidad actual ha superado todo con creces). Al
cabo de sólo unos pocos años el apóstol ya veía que habían sido niños demasiado
tiempo. Habían estado demasiado tiempo en la carne, porque para entonces ya
tenían que ser espirituales. El propósito de la redención de Mashiaj es
ELIMINAR TODO LO QUE OBSTACULICE EL CONTROL DEL RUAJ HAKODESH SOBRE TODA LA
PERSONA PARA QUE DE ESE MODO PUEDA SER ESPIRITUAL. Esta redención no puede
fallar jamás porque el poder del Ruaj haKodesh es sobreabundante. De la misma
manera que un pecador carnal puede convertirse en un creyente regenerado, un
creyente regenerado pero carnal puede ser transformado en un hombre espiritual.
¡Qué lamentable es encontrar a creyentes que no han realizado ningún progreso
en su vida espiritual al cabo de varios años y hasta en décadas! Y estos mismos
se asombran cuando encuentran a alguien que, al cabo de unos años, emprende una
vida del ruaj. Lo consideran algo rarísimo y no ven que se trata simplemente de
algo normal, del normal crecimiento de la vida.
Entonces, ¿cuáles son las razones para no crecer? Podemos
identificar dos. Por un lado debido a la negligencia de los que, teniendo a su
cargo las almas de los creyentes jóvenes, sólo les hablan de la gracia de
Elohim y de su posición en Mashiaj, pero se olvidan de animarles a desarrollar
el crecimiento por miedo a que parezca que están predicando "obras".
Generalmente, ni ellos mismos han comprendido la diferencia, por eso enseñan
algo a medias (por favor, recuerden que los seminarios, un invento moderno que
jamás existió en la antigüedad, son patrocinados y financiados por satanistas,
y han conseguido reducir el "pastorado" a un curso más con título
incluido, sin tener en cuenta al Ruaj en ningún momento, por lo cual los que se
"reciben" OBTIENEN EL PERMISO DE LOS HOMBRES, NO EL DEL RUAJ, con
conocimientos, ciertamente, PERO MENTALES, DEL ALMA).
Por otro lado, porque a los creyentes mismos no les
interesan los asuntos espirituales. La mayoría se conforma muy bien con estar
salvados, y no tienen apetito espiritual o simplemente no están dispuestos a
pagar el precio para poder avanzar. Como consecuencia deplorable de esto el
cuerpo está repleto de "niños". Y donde los niños creen que tienen
suficiente sabiduría como para conducir a otros, sólo hay desastre, ciegos
conduciendo a ciegos, y ni las buenas intenciones pueden protegerlos de sí
mismos. Porque ¿qué puede producir un creyente carnal sino más creyentes carnales?
Ya dijimos, lo que nace de la carne, carne es.
Las Características De Los Creyentes Carnales
¿Cuáles son las características de los carnales? La más
destacada es que siguen siendo niños mucho tiempo. La duración de la niñez no
debería pasar de unos pocos años. Cuando una persona nace de nuevo al creer que
el Hijo de Elohim expió sus pecados en el madero, simultáneamente debería creer
que ha sido crucificado con Mashiaj, para que así el Ruaj haKodesh pueda
liberarle del poder que en nosotros ejerce la carne. Naturalmente, si desconoce
este hecho permanecerá en la carne durante muchos años. Si comprendiéramos en
seguida que HEMOS SIDO CRUCIFICADOS, MORIMOS Y RESUCITAMOS Y AHORA HEMOS NACIDO
DE LO ALTO COMPRENDERÍAMOS QUE TENEMOS DENTRO NUESTRO EL POTENCIAL DE SER LO
QUE YAHWEH DESEA QUE SEAMOS.
La segunda característica de los carnales es que SON
INCAPACES DE ASIMILAR LA ENSEÑANZA ESPIRITUAL. "Les di a beber leche y no alimento sólido, porque todavía no
podían recibirlo". Los corintios se enorgullecían enormemente de su
conocimiento y su sabiduría. De todas las congregaciones de ese período, la de
Corinto era probablemente la más instruida. Shaúl, en su carta, da gracias a
Elohim por su gran conocimiento (1:5). Si Shaúl les predicaba un sermón espiritual
podían comprender cada palabra. SIN EMBARGO, TODA SU COMPRENSIÓN ESTABA EN LA
MENTE. Aunque lo sabían todo, estos corintios no tenían el poder de expresar en
la vida lo que sabían. Muy probablemente hoy en día hay muchos creyentes que
saben tanto y tan bien que incluso pueden predicar a otros, pero que aún no son
espirituales. El auténtico conocimiento espiritual no se encuentra en
pensamientos maravillosos y misteriosos sino en la experiencia espiritual real
a través de la unión de la vida del creyente con la verdad. Aquí la
inteligencia no sirve, y el ansia por la verdad también es insuficiente. Todo
lo demás es la simple transmisión de conocimiento de una mente a otra. Estos
datos no vuelven espiritual a uno que sea carnal. Lo indispensable es un camino
de total obediencia al Ruaj haKodesh, que es el único que nos enseña de verdad,
y en este sentido TODOS ESTAMOS SIEMPRE EN CONTINUO AVANCE, NO HAY UN
"TOPE" QUE SE PUEDA ALCANZAR COMO MÁXIMO, y es importante que los más
nuevos acepten la ayuda de los más "avanzados" (más
"caminados") en cuanto a escuchar sus consejos, someterlos a la
comprobación del Ruaj y aplicarlos a fin de crecer más rápidamente y prepararse
para, a su vez, ayudar a las "generaciones" de creyentes que vienen
detrás.
Todos formamos parte del mismo Cuerpo y ese cuerpo está
siempre en constante crecimiento, y el crecimiento que realmente importa NO ES
EL INDIVIDUAL DESDE UN PUNTO DE VISTA PERSONAL (cuánto crecí yo) sino en
función del Cuerpo (cuánto mi crecimiento personal contribuye al crecimiento
del Cuerpo).
Lo que un creyente carnal necesita no es más enseñanza
espiritual, sino un corazón obediente que esté dispuesto a ceder su vida al
Ruaj haKodesh y que ande por el camino de el madero según el mandato del Ruaj.
Una mayor enseñanza espiritual sólo reforzará su carnalidad y servirá para que
se engañe y se considere espiritual. Porque ¿acaso no se dice a sí mismo:
"¿De qué manera podría saber tantas cosas espirituales si no fuera
espiritual?", en tanto que la auténtica piedra de toque debería ser:
"¿Cuánto sabes de verdad de la vida espiritual, y cuánto de lo que sabes
es un producto de la mente?". Que Elohim tenga clemencia de nosotros.
En tercer lugar, Shaúl escribió sobre otra evidencia más de
la carnalidad, dijo que "mientras haya celos y contiendas entre ustedes,
son carnales y se portan como hombres comunes". El pecado de los celos y
de la rivalidad es una prueba eminente de carnalidad. En la iglesia de Corinto
abundaban las disensiones, cosa que queda confirmada con afirmaciones tales
como "yo pertenezco a Shaúl", "yo pertenezco a Apolos",
"yo pertenezco a Kefá", "yo pertenezco a Mashiaj"
(Qorintiyim Alef 1:12). Incluso los que decían "soy de Mashiaj"
también eran carnales porque la carne siempre y en todas partes es celosa y
competitiva. Éstos eran indefectiblemente carnales al declararse creyentes con
esa actitud. Por muy bonita que suene la palabra, cualquier jactancia sectaria
no es más que el balbuceo de un bebé. Las divisiones en el Cuerpo son debidas
exclusivamente a la falta de amor y a la carnalidad, al desconocimiento de que
EL QUE DA EL CRECIMIENTO ES EL PADRE, y Él es quien decide en qué medida da a
cada uno, cuándo y cómo. A veces a uno se le enseñan cosas que otros sólo
aprenderán más adelante, y viceversa. ESO NO PUEDE HACERNOS ENEMIGOS. Si alguno
de los que sabemos perfectamente y sin lugar a dudas, HAN CREÍDO EN YAHSHUA Y
SU SALVACIÓN (y como no se nos dice "serás salvo si pronuncias bien mi
Nombre", eso incluye a los que usan otras versiones que no sea la que
nosotros elegimos, entre otros detalles) no ha comprendido aún alguna de las
cosas que el Ruaj está moviendo en su restauración, no debemos condenarlos, ni
tratarlos de paganos, herejes o cualquier otro epíteto. ACABAMOS DE COMPRENDER
QUE EL SALVO ES EL QUE CREYÓ EN LO QUE YAHSHUA HIZO, NADA MÁS QUE ESO ES
NECESARIO PARA QUE SEA NACIDO DE LO ALTO, PASE A SER PARTE DE LA FAMILIA DE
YAHWEH Y POR LO TANTO, SEA UN HERMANO. Cabe al Ruaj decidir cuándo será que esa
persona comprenderá el resto de las cosas (y que esto nos haga temblar porque
deberíamos comprender que si otros pueden estar en esa situación, eso prueba
que nosotros mismos aún podemos permanecer endurecidos a respecto de algo que
debemos aprender, oremos por ellos y por nosotros, para que todos seamos
"ablandados" y no endurecidos y así dispongamos nuestros ruajim a la
obediencia de Su Voluntad).
Esas personas que al parecer contienden por la verdad no
hacen más que camuflar al auténtico yo de esa persona. Los pecadores del mundo
son hombres de la carne. Como tales, no están regenerados, y en consecuencia
están bajo el dominio de su alma y de su cuerpo. PARA UN CREYENTE, SER CARNAL
SIGNIFICA QUE TAMBIÉN SE COMPORTA COMO UN HOMBRE CORRIENTE. Ahora bien, es
perfectamente natural que los mundanos sean carnales, e incluso es comprensible
que los creyentes recién nacidos sean carnales, pero si por los años que uno
lleva creyendo en Yahweh ya debería ser espiritual, entonces ¿cómo puede seguir
comportándose como una persona corriente?
Es evidente que una persona pertenece a la carne si se
comporta como un hombre corriente y peca con frecuencia. No importa cuánta
doctrina espiritual sepa, o cuántas experiencias espirituales pretenda haber
tenido, o cuántos servicios eficaces haya prestado. Nada de todo eso le hace
menos carnal si sigue sin librarse de su peculiar temperamento, su mal genio,
su egoísmo, su vanagloria y su falta de perdón y de amor.
Ser carnal significa comportarse "como hombres
corrientes". Deberíamos preguntarnos a cada paso si nuestra conducta
difiere radicalmente o no de la de los hombres corrientes, porque ciertamente
podemos tropezar a cada momento, pero también podemos levantarnos y continuar
avanzando, reconociendo las tentativas de nuestra carne y sometiéndolas al
Ruaj.
Si tenemos pegadas a nuestra vida muchas costumbres
mundanas, entonces aun somos, sin duda alguna, de la carne. No discutamos sobre
si nos llamamos espirituales o carnales. Si no estamos gobernados por el Ruaj
haKodesh, ¿qué provecho sacaremos de la simple calificación de espirituales? Al
fin y al cabo esto es un asunto de vida, no de títulos.
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