En el mensaje anterior, estudiamos la primera caída del hombre y consideramos su causa, su proceso y su resultado. Vimos cuán horrible fue la causa, cuán arduo el proceso, y cuán terrible el resultado. Pero Bereshit 3 no sólo revela la causa, el proceso y el resultado de la primera caída del hombre, sino también la manera en que Elohim afronta esa caída. Lo hace trayendo la salvación, y su mensaje son las buenas nuevas. La primera predicación de las buenas nuevas se narra en el capítulo tres de Bereshit. Aunque este capítulo empieza con el maligno, la serpiente insidiosa y astuta, fue ésta la que preparó el camino para que viniera la simiente de la mujer...
Ahora debemos considerar la manera en que Elohim
afronta la primera caída del hombre. Elohim no juzgó al hombre. Inmediatamente
después de la caída, tanto Adam como Javá se dieron cuenta de que no eran
buenos. Se condenaron a sí mismos, se escondieron y usaron hojas de higuera
para cubrirse (Bereshit 3.7-8). Adam y Javá se escondieron de la presencia de Elohim.
Sabían que habían violado la prohibición de Elohim de no comer el fruto del
árbol del conocimiento y que el resultado de su transgresión había de ser la
muerte. Por consiguiente, se escondieron de la presencia del Mashíaj, esperando
la condena a muerte. SIN EMBARGO, ELOHIM NO VINO A CONDENARLOS A MUERTE, SINO A
PREDICARLES LAS BUENAS NUEVAS. ELOHIM NO PRONUNCIÓ LA SENTENCIA DE MUERTE; ÉL
ANUNCIÓ LAS BUENAS NUEVAS.
1. Buscó Al Hombre
¿Saben ustedes cuál fue la primera palabra de la
predicación de ese evangelio? Fue la pregunta hecha en Bereshit 3.9: "¿Dónde estás?". Esta pregunta
no es la sentencia de un juicio; es la primera proclamación de las buenas
nuevas.
Después de la caída, el hombre dejó de ser sincero y
honesto. Si Adam hubiera sido honesto cuando Elohim le preguntó dónde estaba,
habría confesado inmediatamente su transgresión, pero no lo hizo. Sin embargo,
en su respuesta él reconoció que estaba desnudo (pasuk 10). Entonces Elohim le
preguntó: "¿Quién te enseñó que
estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses?".
Adam debía haber confesado el asunto con franqueza. Sin embargo, en lugar de
confesar inmediatamente su propia transgresión, aún en esta segunda oportunidad
él se quitó la responsabilidad y la echó sobre la mujer. Adam dijo: "La mujer que me diste por compañera me
dio del árbol, y yo comí" (pasuk 12). Con su respuesta le echaba la
culpa a Elohim por haberle dado a la mujer que le dio el fruto del árbol. Sólo
entonces reconoció haberlo comido. No obstante, Elohim no lo reprendió, porque
no había venido para juzgar sino para salvar. Elohim vino al hombre en el
huerto de la misma manera que Su Hijo había de venir muchos siglos más tarde: Él
vino a salvar, y no a juzgar:
Porque Yahweh no
envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se
salve por él. Yahanan 3.17
Entonces Elohim se volvió a la mujer, y le preguntó: "¿Qué es lo que has hecho?". Así
como Adam, Javá tampoco confesó inmediatamente su culpa. Ella dijo: "La serpiente me engañó, y comí". Desde
la primera caída del hombre, los seres humanos han actuado de esta manera.
Cuando los niños no se comportan correctamente, nunca confiesan su falta, sino
que siempre le echan la culpa a alguien o a algo. Y los adultos no se comportan
de manera muy diferente.
Queda claro que mientras Elohim afrontaba la primera
caída del hombre, buscaba al hombre perdido como Su Hijo lo iba a hacer muchos
años más tarde en Su deseo de salvar al hombre (Luka 19.10). Elohim no buscaba
al hombre para condenarlo, sino para predicarle las buenas nuevas.
2. Juzgó A La Serpiente
Cuando Yahweh se presentó a Adam y a Javá, Él les hizo
preguntas, pero cuando se dirigió a la serpiente no hizo ninguna pregunta. EL
CONDENÓ INMEDIATAMENTE A LA SERPIENTE. Cuando habló con Adam le hizo tres
preguntas, pero ninguna a la serpiente, porque Él ya sabía quién había incitado
todo. Yahweh hizo todas estas preguntas a Adam y Javá no porque tuviese la
intención de condenarlos, sino para incitarlos a confesarse. Sin embargo,
cuando Elohim se dirigió a la serpiente no le preguntó nada. Le dijo: "Por cuanto esto hiciste, maldita serás
entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho
andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida" (pasuk 14). Este
fue el juicio de Elohim sobre la serpiente.
a) Se Arrastra Sobre El Pecho: Fue Limitada A Moverse En La
Tierra
Andar sobre el pecho y comer del polvo
todos los días de su vida fue indudablemente una maldición. En esta maldición
pronunciada sobre la serpiente, hay algo escondido e implícito. Con el juicio
que Elohim pronunció sobre la serpiente, limitó la actividad y el mover de
haSatán a la tierra. Un ave está libre y puede elevarse por los aires cada que
lo desee. Pero la serpiente no tiene esa libertad, sino que está restringida a
la tierra. Cuando estamos por encima de la tierra, la serpiente, o sea, el
diablo, haSatán, no puede tocarnos. Cuando trascendemos esta esfera, estamos
por encima de Él. Pero si también nos arrastramos sobre la tierra, estaremos
donde él está. Seremos su compañero y nos arrastraremos con él y con todas las
demás cosas rastreras.
b) Come Del Polvo: Fue Limitada A Comer Cosas Terrenales
La serpiente fue limitada a comer solamente
el polvo; éste fue el segundo aspecto de la maldición pronunciada sobre la
serpiente. La comida de la serpiente es el polvo. Y los hombres fuimos hechos
del polvo. SI SOMOS TERRENALES, Y VIVIMOS DE UNA MANERA TERRENAL, NOS
CONVERTIMOS EN LA COMIDA DE LA SERPIENTE Y ÉSTA NOS DEVORARÁ (Kefá Alef 5.8).
Al condenar a la serpiente, Elohim limitó a haSatán:
la serpiente no puede moverse por encima del nivel de la tierra y sólo puede
comer polvo. Es importante entender que cuando aquí se habla de
"tierra" se refiere a la esfera terrestre, que incluye nuestro cielo.
Es aquí adonde fue condenado en ese momento el "príncipe de la potestad
del aire". Ahora bien, Elohim creó al hombre con ruaj, alma y cuerpo. El
cuerpo y el alma son terrenales, pero el ruaj no lo es, por eso es el contacto
con el mundo espiritual. Después de la caída, entró la muerte en el hombre, y
por ese motivo Yahweh ya no pudo utilizar ese canal: quedó corrompido. Yahweh
es vida, y no puede tocar nada que sea muerte.
Así que, cuando entró la muerte, EL VIEJO HOMBRE
(nuestro hombre adámico) MURIÓ. Nuestro ruaj, por no ser terrenal, no es comida
para haSatán, pero sí es el canal de comunicación. Adam y Javá lo utilizaron al
escuchar a la serpiente, y hoy la humanidad continúa decidiendo si lo usa o no
para esa finalidad. Eso es lo que tantos creyentes han hecho ANTES DEL
DERRAMAMIENTO DEL RUAJ HAKODESH: ellos confiaron en las promesas de Yahweh, y
eso les fue contado por justicia (ver capítulo 11 de Ivrim). Aún hoy, ANTES de
recibir a Mashíaj como nuestro Salvador y así recibir el Ruaj y nuestro nuevo
hombre, CREEMOS EN EL VIEJO HOMBRE, es decir, elegimos NO escuchar a los
demonios y a la carne. Esa fe inicia en el viejo hombre, pero es traída por el
Ruaj haKodesh que "revolotea sobre las aguas".
A la serpiente sólo se le permite comer del polvo.
Nuestro cuerpo y alma caídos constituyen la comida de haSatán, pero con quienes
hemos recibido el nuevo ruaj y el nuevo corazón, es diferente. Nuestro nuevo
hombre no es alimento de haSatán. Con todo, aún persiste el hecho de que
debemos decidir cada día dónde nos posicionaremos: CADA VEZ QUE ESCUCHAMOS LAS
TENTACIONES DE LOS DEMONIOS USAMOS NUESTRO RUAJ CORROMPIDO, CADA VEZ QUE
ANDAMOS EN NUESTRA CARNE NOS CONVERTIMOS EN UNA SUCULENTA COMIDA PARA HASATÁN,
Y CADA VEZ QUE SOMOS ANÍMICOS SOMOS ALIMENTO PARA EL DIABLO. NO OBSTANTE, CADA
VEZ QUE NOS VOLVEMOS AL NUEVO RUAJ, A NUESTRO NUEVO HOMBRE, OLVIDANDO EL VIEJO,
HASATÁN NO TIENE NADA QUE COMER. Cuando nos volvemos al ruaj, haSatán queda
limitado.
No tenemos que arrastrarnos sobre la tierra y tampoco
tenemos que ser terrenales. La "serpiente" está limitada a la tierra
y sólo puede comer cosas terrenales. Si nosotros llevamos una vida centrada en
el ruaj y sometemos nuestras almas al poder del madero, la serpiente no tendrá
alimento de nosotros. Si queremos aplastar a haSatán debemos estar por encima
de él. Si nos encontramos debajo de él, ¿cómo puede Elohim aplastarlo debajo de
nuestros pies?
El Elohim de la
paz aplastará en breve al Satán bajo de los pies de ustedes. Romaniyim 16:20
3. La Promesa Hecha Al Hombre
En Bereshit 3.15 vemos la promesa que Elohim hizo al
hombre después de la caída:
Pondré
enemistad entre ti y la mujer, y entre tu linaje y el suyo; éste te golpeará la
cabeza, y tú le herirás el talón.
Ciertamente esta promesa es una buena nueva. En aquel
tiempo, el hombre temía a Elohim, y esperaba su sentencia de muerte (pasukim 8,
10). Sin embargo, Elohim no lo condenó. El juzgó a la serpiente (pasuk 14).
En Bereshit 3.15 Elohim dijo a la serpiente: "Pondré enemistad entre ti y la
mujer...". Él determinó que la simiente de la mujer heriría la cabeza
de la serpiente, y que la serpiente heriría el talón de la simiente de la
mujer. Bereshit 3.15 nos muestra que la simiente de la mujer destruirá la
serpiente, y que la serpiente sólo puede herir el talón de la simiente de la
mujer.
Adam y Javá esperaban la muerte, pensando estar bajo sentencia
de muerte. Por consiguiente, la mención de una simiente que traería salvación vino
como buenas nuevas para ellos. Pensaban que les era imposible tener una
simiente porque creían que estaban destinados a morir inmediatamente. Cuando
Adam oyó que la mujer iba a traer simiente, él le dio a su esposa el nombre de
Javá, que en hebreo significa "viviente". Mientras Adam y Javá esperaban
la condena a muerte con temor, vino la buena nueva: esta mujer tendría una
simiente, y Adam dijo espontáneamente: "Viviente,
no estás muriendo, estás viva. Tu nombre es Javá. Estás viviendo". Él
comprendió que, a pesar de estar muertos, les era permitido mantener en su
interior la chispa de vida y transmitirla a futuras generaciones. Finalmente
Adam tuvo una reacción correcta: EL CREYÓ, por eso proclamó que su esposa era
Javá, Viviente.
La simiente de la serpiente es el pueblo que sigue a
haSatán. Las Escrituras usan varios términos para describirlos. En MattiYah 3.7
son llamados "generación de víboras". En MattiYah 13.38 son
designados "hijos del maligno". En Yahanan 8.44 Yahshua ha Mashíaj se
refirió a ellos y dijo que pertenecían a su padre, el diablo. El apóstol
Yahanan dijo que todo aquel que practica el pecado es del diablo (pasuk 8); él
también usó la expresión "los hijos del diablo" (pasuk 10). Todos
estos títulos indican que quienes siguen a haSatán son la simiente de la
serpiente. El significado es el mismo, y son enemigos de los creyentes de
Yahshua ha Mashíaj.
La simiente de la mujer es, en primera instancia, Yahshua
ha Mashíaj, la solución que Yahweh preparó para el problema de la humanidad. Él es la simiente profetizada en las buenas
nuevas que Elohim mismo proclamó en Bereshit 3.15. Él es Aquel que hirió la
serpiente. Existe una gran enemistad entre los que siguen a haSatán y Yahshua
ha Mashíaj.
¿Quiénes son los vencedores? Como ya hemos visto, la
mujer de Bereshit 3.15 es, en primer lugar, Javá y, en segundo lugar, todo el
pueblo de Elohim. Por consiguiente, la simiente de la mujer es principalmente
Yahshua ha Mashíaj, pero también es el hijo varón, el cuerpo de los vencedores
que tienen en sí mismos la semilla de Mashíaj. La mujer universal que se
describe en Hitgalut 12 tiene dos partes: la parte exterior, que es la mujer
misma, y la parte interior, o sea, el hijo varón. La parte exterior, la mujer,
es la parte débil; la parte interior, el hijo varón, es la parte fuerte. El
pueblo de Elohim en su totalidad constituye la mujer, quien es bastante débil,
pero entre todo el pueblo de Elohim se encuentra una parte fuerte, el hijo
varón, los vencedores.
La enemistad que hay entre la serpiente y la simiente
de la mujer mencionada en Bereshit 3.15 se manifiesta plenamente en Hitgalut
12. En Hitgalut 12 vemos que la serpiente antigua hace todo lo posible por
perjudicar al hijo varón y a la mujer (pasukim 4,13-17). Así que la enemistad
de Bereshit 3.15 se cumple cabalmente.
Las Consecuencias
1. El Hombre Recibe Disciplina Con Los
Sufrimientos
Como ya vimos, después de que el hombre cayó, Elohim
no vino a condenarlo, sino a buscarlo y a juzgar a la serpiente. Al condenar a
la serpiente, Elohim proclamó la promesa en cuanto a la simiente de la mujer
(Bereshit 3.15). No obstante, ése no fue el fin. Pero aunque Elohim había
proclamado la promesa de Su salvación, el hombre aún estaba en una situación
confusa. No sólo se hallaba en una situación difícil, sino que un elemento
pecaminoso había sido activado en su naturaleza. Por consiguiente, el hombre es
pecaminoso exteriormente y corrupto interiormente. Estas cosas debían recibir
restricción (que nosotros llamamos castigo) y una solución. Nosotros sólo vemos
lo externo y lo inmediato, entonces nada de eso nos gusta, pero es como un
tratamiento médico: la humanidad ha sido colocada "en cuarentena" y
está recibiendo su tratamiento, a través del cual el Padre recuperará todo lo
que fue perdido.
En realidad, los sufrimientos designados por Elohim
son nuestra salvaguarda y protección. Jamás olvidemos que el hombre tiene un
elemento corrupto en su naturaleza como resultado de las dos caídas. Tiene el
elemento satánico por formación, y tiene la corrupción y la muerte porque las
"activó" al pecar y desobedecer. Elohim le dio una única orden, y
cuando la transgredió, "adquirió" el castigo implicado:
"ciertamente morirás".
Más allá de eso, Elohim ama al hombre y lo trata con
amor, aunque en la naturaleza de éste todavía haya un elemento satánico. Es
probable que inmediatamente después de la caída, el hombre no haya entendido su
verdadera condición; sin embargo, Elohim comprendía el problema, y por eso le
explicó los sufrimientos que les sucederían como consecuencia del pecado. No
fueron castigos que Yahweh le impuso, fueron CONSECUENCIAS. Como consecuencia
de pecar, entró la muerte. Es lo mismo que decir que, como consecuencia de
meter la mano en el fuego, se quemará. La quemadura es una consecuencia, no un
castigo. Es inevitable y obedece a una ley física. La entrada de la muerte por
la desobediencia es una ley espiritual.
Ambas son inamovibles, aunque al hombre le parezca que "Elohim puede hacer
lo que quiera", en verdad Él está limitado por su propia esencia, y no
puede desobedecer sus propias leyes, QUE SON SU PROPIA NATURALEZA. Sería como
ordenarle al fuego que no quemara: sería contrario a la naturaleza ardiente del
fuego, dejaría de ser fuego. Si Elohim transgrediera su propia ley, DEJARÍA DE
SER ELOHIM. Y se acabaría el universo.
Las consecuencias del pecado para el hombre fueron que
debería trabajar para conseguir su alimento, que antes la tierra le daba
libremente, porque la tierra también fue degradada por culpa de su pecado.
Ahora el hombre sudaría para conseguirlo. Por eso la contrapartida y solución
de este castigo es el shabat, el reposo perfecto.
2. La Mujer Recibe Sufrimientos En Los
Embarazos
En cuanto a la mujer, Elohim dispuso que experimentara
sufrimientos o dolores en los partos (Bereshit 3.16). Elohim no había dispuesto
que esto fuera así antes de la caída; pero debido a la caída, Él determinó
sufrimiento para la mujer, que fue la primera en caer. Elohim primero determinó
los sufrimientos para la mujer y después para el hombre, porque la mujer fue la
primera en transgredir la prohibición de Elohim. Por tanto, Elohim empezó por
ella.
A pesar de que la mujer podía llevar vida, eso sería
para ella un sacrificio, no un placer. ¿Por qué algunas mujeres limitan su
reproducción? Porque quieren disfrutar de una vida libre. Esto es un concepto
muy moderno, que surgió sobre todo a partir de comienzos del siglo XX, con el
surgimiento del feminismo. Como podemos ver, se trata de una tentativa más del
enemigo de hacer que la gente se rebele contra Yahweh. La forma en que se
desarrollan los embarazos y después los dolores de parto son una tipología del
Plan de Yahweh. Este proceso es un tipo de la gestación del nuevo hombre que
Yahweh implantaría en nosotros para resolver todos los problemas. Ese nuevo
hombre no "nace adulto" COMO ADAM Y JAVÁ FUERON CREADOS (y, por
cierto, como las leyendas de las antiguas "civilizaciones de oro"
cuentan que nacían los hombres de aquellas antiguas razas: ya bastante maduros,
hablando y andando, con mayores capacidades). Nuestro nuevo hombre es
engendrado bebé prácticamente como nuestros bebés y demora mucho más que 9
meses en desarrollarse. Todo lo incómodo del embarazo y los dolores de parto
simbolizan la dura tarea que Yahweh realiza en el hombre para engendrar su
nuevo hombre, nuevamente a Su imagen y semejanza, luchando contra el hombre
mismo.
Estos castigos son en verdad restricciones que Yahweh
coloca para protección del hombre. Las limitaciones ayudan a que el hombre
restringa su carne, que lo destruiría mucho más rápido si se lo permitiera. De
hecho, según las Escrituras, tenemos la promesa de que el buen comportamiento
es "premiado" (en verdad, es una CONSECUENCIA también) con una vida
larga y buena salud. La verdad es que SI OBEDECEMOS LOS LINEAMIENTOS DEL
CREADOR, HAREMOS MEJOR USO DE LOS RECURSOS DE VIDA QUE AÚN RESTAN EN NUESTROS
CUERPOS Y VIVIREMOS MÁS Y MEJOR. No se trata de premio y castigo, se trata de
leyes espirituales tanto o más firmes que las leyes de nuestra física: la
obediencia a Elohim trae salud, porque es una de las características
intrínsecas de Elohim. El Hombre que anda según los caminos de Elohim
automáticamente ANDA EN VIDA. Alarga su propia vida, como consecuencia, no como
premio. De cada uno de nosotros depende.
3. La Mujer Queda Bajo El Señorío Del
Marido
El Mashíaj también le dijo a Javá que su marido se
enseñorearía de ella. Esto significa que toda esposa debe estar bajo el mando
de su marido. ¿Por qué cayó Javá? Por no acudir a su marido y asumir el
liderazgo. Por consiguiente, Elohim parecía decirle: "Javá, de ahora en adelante nombro a Adam para que tenga dominio
sobre ti". Esto establece el principio de "jerarquía" del
mundo espiritual. Como ya hemos dicho, no hablamos de "hombres y
mujeres" sino de dos partes, una de las cuales debía estar sometida a la
otra por naturaleza y decisión propia, pero precisamente la parte que debía
someterse se rebeló. El principio "femenino", espiritualmente
hablando, no tiene nada que ver con el sexo y sí tiene que ver con la
obediencia y la sumisión. Por eso la mujer es creada como AYUDANTE IDÓNEA, es decir,
la ayudadora PERFECTA para el hombre, su complemento PERFECTO, la parte que
COMPLETA. No debía tratar de hacer lo que no le correspondía. Por lo tanto,
esta fue la condena del Adam Primigenio: él es esa parte femenina rebelde, y el
Padre pintó los cuadros a través de todas estas cosas.
Al hombre (sobre todo al moderno, y mucho más a las
mujeres modernas), esto le resulta difícil de aceptar. Las Escrituras nos
enseñan que la mujer debe estar sujeta al marido, porque esto es símbolo de la
parte femenina estar sujeta a la masculina, en cuanto a principios
espirituales. Todos nosotros debemos aceptar esto como una salvaguardia y una
protección. El señorío del esposo es una verdadera salvaguardia para la esposa.
Por supuesto, así como la mujer debe someterse a su esposo para representar el
papel que le corresponde, el hombre también debe representar correctamente el
suyo, representar a Mashíaj como la parte masculina. Lamento decir que ambas
partes han fallado horriblemente, y esto se debe a que los cuadros han sido
pintados con hombres y mujeres AMBOS FORMADOS DEL MISMO POLVO CORROMPIDO.
La mujer fue SACADA del hombre, separada de él en el
sentido de que muchas funciones que antes estaban unidas, ahora fueron
depositadas en la mujer, y es necesario que ambos sean "una sola
carne" para volver a ser completos (no una unión sexual, sino una unión de
vida completa). Sólo así puede ser su compañera idónea. Esto implica que su
función dentro de la célula-familia, que se conforma inicialmente por el esposa
y la esposa, es la de caminar junto a su esposo y ser su principal
colaboradora. En el caso humano, todos somos caídos, y una mujer puede ayudar a
su esposo mostrándole errores, por ejemplo. Sin embargo, el cabeza de la
familia es el hombre, y esto es así porque esto es sombra de Mashíaj y la Novia
(Efesiyim 5:31-33). En la familia, el hombre es Mashíaj, y en ese sentido
también debe esforzarse por representarlo correctamente, sin abusar ni ser
tiránico.
4. Sudor Y Fatiga Durante Toda Su Vida
Elohim le dijo al hombre que sufriría sudor y fatiga
durante toda su vida (Bereshit 3.19). Por tanto, el hombre debe laborar, sudar
y sufrir. Al perder la conexión con la fuente de la Vida (es decir, al
transgredir, se cortó la conexión con Yahweh), la primer consecuencia es LA
MUERTE. La muerte, con todo, no es instantánea, implica el deterioro y
degradación del cuerpo, el cual comenzará a "gastar sus reservas de
vida" sin opción a reponerlas. Por lo tanto, cansancio y dolores son
consecuencias, no un castigo adicional. Sin embargo, la fatiga y el trabajo
constituyen una protección para el hombre caído. Si un hombre no está ocupado
en un trabajo determinado, le resulta fácil caer en pecado. Normalmente no
caemos en tentación cada vez que estamos ocupados, sino cada vez que estamos
descansando, relajados, o con tiempo de sobra. Todos los hombres deben estar
ocupados en alguna labor a fin de evitar cometer pecados.
5. Volvería A La Tierra
Después de la caída, Elohim ya sabía que la muerte
había entrado en el hombre, de manera que ordenó que al morir, volviera a la
tierra. No obstante, esto no significa que el hombre debe perecer, porque
Elohim, en Su relación con él, le ha proporcionado la manera de ser salvo. En
las consecuencias de la caída del hombre hay sufrimientos, pero no
necesariamente la perdición, y para resolver eso, Yahweh ha levantado Su Plan.
Y a pesar de que a ninguno de nosotros nos gusta la
muerte, debemos recordar que si el hombre no pudiera morir, NO SERÍA CAPAZ DE
NACER DE NUEVO.
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