15 de diciembre de 2021

PE04-03 - El Testimonio del Creyente 03

 


La Importancia De Dar Testimonio

 

Los dos días más felices en la vida de un creyente son el día en que creyó en el Mashíaj y el día en que por primera vez condujo a alguien a Mashiaj. El primero es un día de inmenso regocijo. Sin embargo, el gozo de conducir una persona por primera vez al Mashíaj, es quizás mayor que el gozo que experimentamos cuando nosotros somos salvos. Muchos creyentes no tienen mucho gozo porque nunca han dado testimonio del Mashíaj, ni guiado a alguien al Mashíaj.

 

Mishlei 11:30 dice: "El que gana almas es sabio", y Daniyel nos asegura "los que enseñan justicia a la multitud, (brillarán) como las estrellas, por toda la eternidad" (Daniyel 12:3).

 

Desde el inicio de nuestra vida creyente, debemos aprender a ganar almas valiéndonos de diversos medios; es nuestra forma de trabajar para la congregación de creyentes. No estoy hablando de dar mensajes desde un púlpito. Ese tipo de predicación ha tomado un espacio mayor que el que le correspondería. No es que escuchar el mensaje de otros no edifique, se trata de que esa no puede ser la centralidad de la vida de congregación, además de que lo correcto es que lo que se enseña sea para edificación y capacitación de los talmidim, a fin de que crezcan Y SEAN CAPACES DE SALIR A EDIFICAR A OTROS, no para que pasen sus vidas escuchando a la misma persona. Además, este tipo de predicación jamás podrá reemplazar el trabajo personal de guiar a los demás al Mashíaj. Es probable que una persona que sólo sabe cómo predicar las Buenas Nuevas desde una plataforma, no sepa cómo conducir a un individuo al Mashíaj. Así por lo tanto, no estoy exhortándolos a predicar desde el púlpito, sino a conducir a las personas a su salvación. Muchos tienen la habilidad de hablar (y no todos han sometido sus lenguas al ruaj), pero no saben conducir a las personas a que sean salvas, y no saben qué hacer cuando las personas acuden a ellos individualmente. En este estado, estas personas no son muy útiles. Las personas verdaderamente útiles son aquellas que pueden guiar a las personas a Mashiaj, una por una, y es lo que todos deben aprender a hacer, de forma simple.

 

"Porque (el reino del Cielo) es como un hombre que iba a emprender un viaje largo, y llamó a sus sirvientes y les confió sus bienes. A uno le entregó cinco talentos, a otro dos, y a otro, uno; a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos. "Enseguida, el que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos y ganó otros cinco talentos. De la misma manera, el que había recibido dos ganó también otros dos. Pero el que había recibido uno fue, hizo un hoyo en la tierra, y escondió el dinero de su amo. "Después de mucho tiempo, volvió el amo de aquellos sirvientes y ajustó cuentas con ellos. Cuando se presentó el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos y dijo: "Amo, usted me entregó cinco talentos, y mire, he ganado otros cinco talentos". Su amo le dijo: "Bien hecho, sirviente bueno y fiel. Sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré. Entra en el deleite de tu amo". Y cuando se presentó el que había recibido dos talentos, dijo: "Amo, usted me entregó dos talentos, y mire, he ganado otros dos talentos". Su amo le dijo: "Bien hecho, sirviente bueno y fiel. Sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré. Entra en el deleite de tu amo". "Pero cuando se presentó el que había recibido un talento, dijo: "Amo, yo sé que usted es un hombre exigente, que cosecha donde no sembró y recoge donde no esparció. Por eso tuve miedo, y fui y escondí su talento en la tierra. Aquí tiene usted lo que es suyo". En respuesta su amo le dijo: "Sirviente malo y perezoso, sabías que cosecho donde no sembré y recojo donde no esparcí. Por lo tanto, debiste haber depositado mi dinero en el banco, para que al venir yo, recibiera lo mío con intereses. Así que, quítenle el talento y dénselo al que tiene diez talentos. Porque a todo el que tiene se le dará más, y tendrá en abundancia, pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. Al sirviente inútil échenlo a las tinieblas de afuera". Allí será el llanto y el crujir de dientes". MattiYah 25:14-30

 

 

Ningún árbol brotará a menos que lo haga en virtud de su propio crecimiento. Asimismo, no podemos tener la vida de Elohim en nuestro interior sin que engendremos más vida. Aquellas personas que jamás testifican a los pecadores, probablemente necesitan que otros les testifiquen a ellos. Aquellas personas que no manifiestan deseo o interés alguno en llevar a otros al arrepentimiento, probablemente necesiten arrepentirse ellas mismas. Y los que permanecen callados cuando deberían dar testimonio del Mashíaj ante los demás, probablemente necesiten escuchar la voz del Ruaj de Elohim. Nadie puede ser tan avanzado que ya no necesite conducir a otros a que sean salvos, todo lo contrario. Nadie puede avanzar al nivel en que no necesite dar más testimonio ante los demás. Es necesario que todo nuevo creyente aprenda a dar testimonio a los demás desde el inicio mismo de su vida creyente. Esto es algo que todos debemos hacer por el resto de nuestros días, no sea cosa que llegue la hora en que Él nos pida cuenta de lo que hicimos con lo que nos dio y resulte que enterramos todo y no produjo nada.

 

Hay mucha gente que todavía no ha escuchado las Buenas Nuevas porque muchos no les han dado testimonio real. No se trata únicamente de hablarles de Mashíaj, también deben ver la diferencia en nuestras vidas. La consecuencia de esto es que esas personas se perderán; tales personas no solamente sufrirán un alejamiento temporal, sino que serán eternamente separadas de Elohim. Este es un asunto sumamente crucial.

 

Uno debe tomar la determinación de guiar a los demás al Mashíaj inmediatamente después de haber creído. Todos debemos hacer una lista con los nombres de las personas que quisiéramos que fuesen salvas durante ese año. Si nos hemos propuesto cooperar en la salvación de diez o veinte personas ese año, entonces debemos empezar a orar por ellas. Pero no basta con orar de manera general. No debemos decir: "Oh Mashíaj, por favor, salva a los pecadores". Esta clase de oración es demasiado general. NECESITAMOS TRABAJAR CON ELLOS. Todos siempre quieren comenzar por sus familias, pero el Adón mismo dijo que eso es LO MÁS DIFÍCIL:

 

Pero Yahshúa les dijo: "No hay profeta sin honra sino en su propia tierra, y entre sus familiares y en su casa". Mordejai 6:4

 

En nuestras casas debemos mostrar nuestra luz a través de nuestra nueva conducta. Si seguimos comportándonos igual que antes, los demás tendrán base para acusarnos de hipócritas e ignorar nuestras palabras. Pero hay un punto que a todos les cuesta aceptar: EL ADÓN NO NOS LLAMA A IR A PREDICAR A NUESTRAS FAMILIAS DE LA CARNE, sino que nos envía a buscar SUS ovejas perdidas, y a trabajar con ellos. Él mismo las coloca en nuestro camino para que nosotros las tratemos. Todo el tiempo Él nos coloca EN CONTACTO con personas, y nosotros pasamos a través de ellas SIN DEJAR PERFUME DE MASHÍAJ. La mayoría no comprende que se puede dejar la semilla plantada, para que otro la riegue y otro la cuide, para que haya una cosecha final:

 

Yo planté, Apolo regó; pero Elohim dio el crecimiento. Así que, ni el que planta es algo, ni el que riega; sino Elohim, quien da el crecimiento. El que planta y el que riega son una misma cosa, pero cada uno recibirá su recompensa conforme a su propia labor. Porque nosotros somos colaboradores de Elohim, y ustedes son huerto de Elohim, edificio de Elohim. Qorintiyim Alef 3:6-9

 

Jamás se abstengan de manifestar a Mashíaj, en todo tiempo y lugar, "a tiempo y a destiempo":

 

Predica la palabra; mantente dispuesto a tiempo y fuera de tiempo; convence, reprende y exhorta con toda paciencia y enseñanza. Timotio Bet 4:2

 

Debemos orar diariamente, pero también debemos APROVECHAR TODA OPORTUNIDAD QUE SE NOS PRESENTE PARA DAR TESTIMONIO. Si todos predicamos las Buenas Nuevas de la Reconciliación y guiamos a otras personas al Mashíaj, nuestra vida espiritual progresará rápidamente en pocos años, haremos crecer el Reino y traeremos más luz a esta tierra de tinieblas.

 

Tenemos que enarbolar la antorcha de las Buenas Nuevas para que ella alumbre a todos los que nos rodean. ¡Esperamos que todo creyente salga a encender a otros! Es necesario que nosotros proclamemos el testimonio de las Buenas Nuevas hasta que el Mashíaj regrese. Nosotros mismos no debemos estar encendidos sin encender a otros. Debemos encender más y más velas. Todos los días vemos almas que necesitan la salvación. Tenemos que esforzarnos por darles testimonio y conducirlos a Mashiaj.

 

 

Ir a la ciudad a decirle a la gente

 

Vino una mujer de Shomrón para sacar agua, y Yahshúa le dijo: "Dame de beber". (Porque los discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer). Entonces la mujer samaritana le dijo: "¿Cómo es que tú, siendo yahudita, me pides de beber a mí, que soy una mujer samaritano?" (porque los yahuditas no se tratan con los samaritanos). Yahshúa le respondió: "Si conocieras el don de Yahweh, y quién es el que te dice: "Dame de beber", tú le hubieras pedido a él, y él te habría dado agua viva". La mujer le dijo: "Adón, no tienes con qué sacar, y el pozo es hondo. ¿De dónde, entonces, obtienes esa agua viva? ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Yaakov que nos dio este pozo, de donde bebían él, sus hijos y su ganado?".

Yahshúa le respondió: "Todo el que bebe de esta agua volverá a tener sed. Pero cualquiera que beba del agua que yo le daré, nunca más tendrá sed, sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna. La mujer le dijo: "Adón, dame esa agua, para que no tenga sed, ni venga más aquí a sacarla. Yahshúa le dijo: "Ve, llama a tu esposo y ven". La mujer le respondió: "No tengo esposo". Le dijo Yahshúa: "Bien has dicho: "No tengo esposo"; porque cinco esposos has tenido, y el que tienes ahora no es tu esposo. Tienes razón en lo que has dicho". La mujer le dijo: "Adón, veo que tú eres profeta. Nuestros padres adoraron en este monte; sin embargo ustedes dicen que en Yahrushalayim está el lugar donde se debe adorar". Yahshúa le dijo: "Créeme, mujer, que viene un tiempo cuando ni en este monte ni en Yahrushalayim adorarán ustedes al Padre. Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación procede de los yahuditas. Pero viene un tiempo, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre busca a los que son así para que lo adoren. Elohim es espíritu; y es necesario que los que lo adoran, lo adoren en espíritu y en verdad". Le dijo la mujer: "Sé que viene el Mashíaj (el llamado Ungido). Cuando él venga, nos declarará todas las cosas". Yahshúa le dijo: "Yo soy, el que habla contigo".

En ese momento llegaron sus discípulos y se asombraban de que hablara con una mujer; sin embargo, ninguno le dijo: "¿Qué buscas?" o "¿Qué hablas con ella?". Entonces la mujer dejó su cántaro, se fue a la ciudad y les dijo a los hombres: "Vengan a ver un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿Será posible que éste sea el Mashíaj?". Entonces salieron de la ciudad y fueron hacia él.

MUCHOS DE LOS SAMARITANOS DE AQUELLA CIUDAD CREYERON EN ÉL POR LA PALABRA DE LA MUJER QUE DABA TESTIMONIO diciendo: "Me dijo todo lo que he hecho". Yahanan 4:7-30, 39

 

En Yahanan 4, el Mashíaj le habló a la mujer samaritana acerca del agua de vida. Por medio de esto, ella comprendió que nadie en la tierra puede hallar satisfacción en otra cosa que no sea el agua de vida. Todo el que beba agua de un pozo, no importa cuántas veces lo haga, volverá a tener sed y nunca estará satisfecho. Únicamente al beber del agua que el Mashíaj nos da, podremos saciar nuestra sed; porque en nuestro interior brotará una fuente que habrá de saciarnos continuamente. Solamente este gozo interno puede satisfacernos de verdad. La mujer samaritana se había casado cinco veces. Ella se casó con uno y otro hombre; cambió maridos cinco veces; aun así, ella no estaba satisfecha. Ella era de aquellas personas que beben una y otra vez sin jamás hallar satisfacción, al extremo que ahora ella vivía con alguien que no era su marido. Indudablemente, ella era una persona que no había hallado satisfacción. Pero el Mashíaj era poseedor del agua de vida que la podía satisfacer.

 

Cuando el Mashíaj le declaró quien era Él, ella lo recibió. Luego, ella abandonó su cántaro y corrió a la ciudad diciendo: "Vengan, vean a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Mashiaj?" (pasuk 29). SU PRIMERA REACCIÓN FUE DAR TESTIMONIO. ¿De qué dio testimonio? De Mashiaj. Quizás en la ciudad todos sabían acerca de ella, pero probablemente no conocían muchas de las cosas que ella había hecho. Sin embargo, el Mashíaj le dijo todo cuanto ella había hecho. Esta mujer inmediatamente dio testimonio, diciendo: "¿No será éste el Mashiaj?". En cuanto ella vio al Mashíaj, abrió sus labios para instar a los demás a constatar si esta persona era el Mashiaj; Y COMO RESULTADO DE SUS PALABRAS MUCHOS CREYERON EN EL MASHÍAJ.

 

Todo creyente tiene la obligación de ser un testigo y dar a conocer al Mashíaj a los demás. El Mashíaj ha salvado a una persona tan pecadora como yo. Si Él no es el Mashiaj, ¿quién más podría ser? Si Él no es el Hijo de Elohim, ¿quién más podría ser? Tengo la obligación de proclamar esto. Tengo que abrir mis labios y dar testimonio. Aunque tal vez no sepa cómo dar un sermón, ciertamente sé que Él es el Mashiaj, el Hijo de Elohim, el Salvador designado por Elohim. He visto que soy un pecador, y yo sé que el Mashíaj me ha salvado. No puedo explicar lo sucedido conmigo, pero ciertamente puedo instar a los demás a que vengan y comprueben cuán gran cambio se ha operado en mí. Simplemente no sé cómo sucedió, pero el hecho es que antes yo me consideraba una persona muy buena, y ahora reconozco que soy un pecador. El Mashíaj me ha mostrado mis pecados, cosas que yo no pensaba que eran pecado. Y ahora sé qué clase de persona soy. En el pasado, cometí muchos pecados acerca de los cuales nadie se enteró y de los que ni yo misma me daba cuenta. Cometí muchos pecados; sin embargo, no los consideraba pecado. Vengan y vean. ¿No es acaso Él el Salvador? ¿No es acaso este el Mashiaj? ¿No es este el Único que nos puede salvar?

 

Todos aquellos a quienes les ha sido revelado que son pecadores, ciertamente tienen un testimonio que contar; al igual que todos aquellos que han conocido al Salvador. La mujer samaritana testificó pocas horas después de haber conocido al Mashíaj. Ella no dejó pasar unos años, ni esperó a regresar de una campaña de avivamiento para dar testimonio, sino que corrió a la ciudad y testificó. Tan pronto una persona es salva, inmediatamente debe contar a los demás lo que ha visto y entendido. No debemos hablar de lo que no sabemos, ni tratemos de componer un largo discurso, simplemente demos nuestro testimonio. Este es nuestro testimonio de vida.

 

La ciudad es el mundo, y los hombres de la ciudad son los incrédulos. Tenemos que llevar el mensaje a los incrédulos, y dar testimonio al mundo de nuestra nueva vida.

 

Al testificar, sólo necesitamos expresar lo que sentimos. Podemos decir, por ejemplo: "Antes de creer en el Mashíaj me sentía tan deprimido, pero ahora que he creído en Él, me he convertido en una persona feliz. En el pasado, me esforzaba por conseguir muchas otras cosas, pero jamás estaba satisfecho. Antes de creer en el Mashíaj, no podía dormir bien, pero ahora duermo en paz. La ansiedad y la amargura me consumían, pero ahora, adondequiera que voy, me acompañan la paz y el gozo. Ahora poseo shalom dentro de mí". Ciertamente ustedes tienen la capacidad de relatar su propia experiencia a los demás. No tienen que decirles aquello que no están en posición de predicar, ni hablar de aquello que no conocen. No hablen nada que vaya más allá de lo que conocen o que no corresponda a su condición actual, porque eso podría acarrear controversia. Simplemente preséntense como testigos vivos y los demás no tendrán nada que decir.

 

 


Vayan A Los Suyos Y Cuéntenles

 

Fueron a la otra orilla del mar a la región de los gadarenos. Apenas salió él de la barca, le salió enseguida al encuentro, de entre los sepulcros, un hombre con un espíritu inmundo. Este tenía su Tabernáculo entre los sepulcros; y nadie podía atarlo ni siquiera con cadenas, ya que muchas veces lo habían atado con grillos y cadenas, pero él había hecho pedazos las cadenas y había roto los grillos; y nadie lo podía dominar. Continuamente, de día y de noche, andaba entre los sepulcros y por las montañas, gritando y golpeándose con piedras.

Cuando vio a Yahshúa desde lejos, corrió y se postró ante él. Y gritando con voz fuerte dijo: "¿Qué tienes que ver conmigo, Yahshúa, Hijo del Elohim Altísimo? Te conjuro por Elohim que no me atormentes". Porque Yahshúa le decía: "Sal de este hombre, espíritu inmundo". Y le preguntó: "¿Cómo te llamas?". Y le dijo: "Me llamo Legión, porque somos muchos". Y le rogaba mucho que no los enviara fuera de aquella región. Allí cerca de la montaña estaba paciendo un gran hato de cerdos. Y ellos le rogaron: "Envíanos a los cerdos, para que entremos en ellos". Él les dio permiso; y los espíritus inmundos salieron y entraron en los cerdos, y el hato (que era como de dos mil) se lanzó al mar por un despeñadero y se ahogaron en el mar.

Los que los apacentaban huyeron y lo contaron en la ciudad y por los campos. Entonces fueron para ver qué era lo que había sucedido. Cuando llegaron donde Yahshúa vieron al endemoniado que había tenido la legión, sentado, vestido y en su juicio cabal; y tuvieron miedo. Los que habían presenciado todo les contaron lo que le había sucedido al endemoniado, y lo de los cerdos, y ellos empezaron a rogarle que saliera de sus territorios.

Cuando iba a abordar el barco, el que había estado poseído por el demonio le rogaba que le permitiera ir con él. Pero Yahshúa no se lo permitió, sino que le dijo: "Vete a tu casa, a tus parientes, y cuéntales cuán grandes cosas ha hecho Elohim por ti, y cómo se compadeció de ti". Entonces él se fue y comenzó a proclamar en Decápolis cuán grandes cosas había hecho Yahshúa por él, y todos se maravillaban. Mordejai 5:1-20

 

En Mordejai 5:1-20 se nos narra la historia de un hombre que estaba poseído de demonios. Este es el caso más serio de posesión demoníaca que nos relata las Escrituras. Había una legión de demonios dentro de este hombre, quien vivía entre los sepulcros y no podía ser atado, ni siquiera con cadenas. Gritaba de día y de noche entre las tumbas y en los montes, y se hería con piedras. Cuando el Mashíaj mandó que los demonios salieran de él, estos entraron en una piara de cerdos, los cuales se precipitaron en el mar por un despeñadero y se ahogaron. Después que el hombre endemoniado fue salvo, quería seguir a Yahshua, pero él no lo dejó, y le dijo: "VETE A TU CASA, A LOS TUYOS, Y CUÉNTALES CUÁNTO ELOHIM HA HECHO POR TI, Y CÓMO HA TENIDO MISERICORDIA DE TI" (pasuk 19).

 

Después que uno es salvo, es el deseo del Mashíaj que uno les cuente a los suyos —a sus familiares, vecinos, amigos y colegas de trabajo— que ha sido salvo. No sólo debemos testificar que creemos en Yahshua, sino también cuánto ha hecho Él por nosotros.

 

Él quiere que divulguemos lo que nos aconteció, no importando la respuesta de los demás. Vean bien, aun cuando los hombres vieron la salvación tan grande del endemoniado, SE ASUSTARON Y ENOJARON POR LA PÉRDIDA DE SUS CERDOS, AL PUNTO DE PEDIRLE A YAHSHUA QUE SE FUERA. No pidieron ayuda para sí mismos, ni buscaron salvación, simplemente LO RECHAZARON, en temor e impotencia. Esa es la carne. Pero cuando nosotros somos salvos, debemos ir y llevar nuestro testimonio a los demás. Ciertamente ese gadareno debe haber encontrado otros oídos receptivos en su familia (un milagro tan grande no pasa desapercibido), y otros que también lo conocían. Quién sabe cuántos estuvieron dispuestos a escuchar el mensaje. Nosotros debemos hacer lo mismo. Así, encenderemos a otros también y la salvación, lejos de llegar a su fin con nosotros, continuará propagándose.

 

SI TENEMOS QUE TESTIFICAR ANTE NUESTROS FAMILIARES, NUESTRA CONDUCTA CON ELLOS TENDRÁ QUE CAMBIAR MUCHO. Deberá ser patente para ellos que desde que creímos en el Mashíaj, nuestra vida ha cambiado, porque sólo así nos escucharán y sólo así les mereceremos confianza. Por eso, tenemos que ser personas más justas, más abnegadas, más caritativas, más diligentes y más gozosas que antes.

 

De otro modo, ellos no creerán nuestras palabras. Entonces, podremos testificar ante ellos el motivo por el cual nosotros hemos cambiado tanto.

 


 

Proclamarlo En La "Sinagoga"

 

Luego comió y recobró las fuerzas. Allí estuvo algunos días con los discípulos que había en Damasco. Muy pronto empezó a proclamar en las sinagogas acerca de Yahshúa, afirmando que éste es el Hijo de Yahweh. Todos los que lo oían quedaban asombrados y preguntaban: "¿Éste no es aquel que en Yahrushalayim arrasaba a los que invocaban ese nombre? ¿Y no había venido aquí también para eso mismo, para llevárselos detenidos a los sumos sacerdotes?". MaAseh 9:19-21

 

Shaúl iba en camino a Damasco con la finalidad de apresar a quienes habían creído en el Mashíaj. Pero en el camino, el Mashíaj le salió al encuentro y le habló. Repentinamente la luz resplandeció, Shaúl cayó en tierra y fue cegado; y los hombres que viajaban con él tuvieron que llevarlo de la mano a Damasco, donde estuvo por tres días ciego y permaneció sin comer ni beber. Al final de esos tres días, el Mashíaj envió a Ananías para que le impusiera las manos a Shaúl, quien recibió la vista, se levantó y fue bautizado. Después de comer, recobró las fuerzas, y Shaúl comenzó enseguida a proclamar en las sinagogas testificando a otros que Yahshua era el Hijo de Elohim. Obviamente, hacer esto no era nada fácil, porque anteriormente Shaúl había perseguido a los discípulos del Mashíaj. Además, es posible que Shaúl fuese una de las setenta y un personas que componían el sanedrín judío. Él había recibido cartas del sumo sacerdote e iba por el camino para apresar a los creyentes y llevarlos ante él. ¿Qué debía hacer ahora que había creído en el Mashíaj? Inicialmente, él se había propuesto encarcelar a los que creían en el Mashíaj; ahora él mismo se hallaba en peligro de ser apresado. Humanamente hablando, él debía escaparse o esconderse, pero en lugar de eso, entró en las sinagogas (no sólo una, sino muchas) para probarles a los judíos que Yahshua es el Hijo de Elohim. Esto nos muestra que lo primero que una persona debe hacer después de recibir al Mashíaj, es dar testimonio. Después de haber recobrado la vista, Shaúl aprovechó la primera oportunidad que tuvo para testificar que Yahshua de Nazaret es el Hijo de Elohim. Todo el que cree en el Mashíaj Yahshua debe hacer lo mismo.

 

He aquí una persona que tenía la misión de encarcelar a todo aquel que creyera en el Mashíaj, pero que después de caer en tierra y levantarse, fue a las sinagogas a proclamar que Yahshua es el Hijo de Elohim. Una persona así tenía que estar loca o, de lo contrario, debía haber recibido una revelación. Shaúl no estaba loco, sino que verdaderamente había recibido una revelación. En realidad, él había encontrado al Único entre millones de hombres que es el Hijo de Elohim. Al igual que Shaúl, muchos de nosotros también hemos conocido a este Hombre único, a Aquel que es el Hijo de Elohim. Si percibimos cuán importante y maravilloso es este descubrimiento, ciertamente testificaremos inmediatamente: "¡He encontrado al Hijo de Elohim!". Ciertamente proclamaremos con voz alta: "¡Yahshua es el Hijo de Elohim!". ¿Cómo podría alguno permanecer impasible después de haber creído y ser salvo? ¿Cómo actuar como si nada hubiera pasado? Si alguien que cree en el Mashíaj Yahshua permanece impasible y considera que este hecho no reviste mayor importancia, ciertamente tendremos que poner en tela de juicio que tal persona haya verdaderamente creído en el Mashíaj. Este es un hecho grandioso, maravilloso, extraordinario, especial y que supera toda imaginación: ¡Yahshua de Nazaret es el Hijo de Elohim!

 

Tenemos aquí, por lo tanto, un hombre que estaba muerto, que perseguía a los creyentes, que es golpeado y queda ciego, pero que el Mismo que le muestra su ceguera le da la vista:

 

De modo que JananYah fue y entró en la casa, le puso las manos encima y le dijo: "Hermano Shaúl, el Adón Yahshúa, el que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recobres la vista y te llenes de espíritu de santidad". Al momento cayeron de sus ojos una especie de escamas, y recobró la vista, se levantó y lo sumergieron. MaAseh 9:17-18

 

"CAYERON DE SUS OJOS UNA ESPECIE DE ESCAMAS". Cuando no creemos en Mashíaj, estamos muertos y somos ciegos, pero cuando recibimos Su revelación, NUESTROS OJOS SON ABIERTOS Y PODEMOS VERLO. Necesitamos testificar de esa mudanza en nuestras vidas, para que a los demás también les sean abiertos los ojos y el velo les sea rasgado, llevándolos a la presencia de Elohim.

 

Cuando Kefá le dijo al Mashíaj: "Tú eres el Mashiaj, el Hijo del Elohim viviente", el Mashíaj le respondió diciendo: "No te lo reveló carne ni sangre, sino Mi Padre que está en los cielos" (MattiYah 16:16-17). Cuando Yahshua estuvo encubierto entre nosotros, nadie lo conoció excepto aquellos que recibieron tal revelación de parte del Padre.

 

No sólo debemos ir a la ciudad (el mundo), a nuestro hogar y a las sinagogas (falsas religiones) a dar testimonio ante los demás de nuestra fe en el Mashíaj, sino que, además, debemos dar testimonio de una manera muy específica y concreta: debemos conducir a otros al Mashíaj por medio de un contacto personal. Tal es el testimonio que vemos en Yahanan 1:40-45:

 

Andrés, el hermano de Shimón Kefá, era uno de los dos que habían oído a Yahanan y habían seguido a Yahshúa. Este se encontró primero con su hermano Shimón y le dijo: "Hemos encontrado al Mashíaj (que significa ungido)". Él lo llevó a Yahshúa, y al verlo Yahshúa le dijo: "Tú eres Shimón hijo de Yahanan. Tú te llamarás Kefá"; (que significa piedra). Al día siguiente, Yahshúa quiso salir para el Galil y se encontró con Felipe. Y Yahshúa le dijo: "Sígueme". Felipe era de Betsaida, la ciudad de Andrés y de Kefá. Felipe encontró a Natanael y le dijo: "Hemos encontrado a aquel de quien escribió Mosheh en la Torah, y también los Profetas: a Yahshúa el Nazareno, el hijo de Yosef.

 

Andrés creyó e inmediatamente condujo a su hermano Pedro al Mashíaj. Si bien Pedro manifestó después más dones que Andrés, fue este último quien lo trajo al Mashíaj. Felipe y Natanael eran amigos. Felipe creyó primero y luego llevó a su amigo a recibir al Mashíaj. Andrés llevó a su hermano al Mashíaj, y Felipe trajo a su amigo. Estos son ejemplos de cómo podemos conducir a los demás a la salvación por medio de un contacto personal.






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Publicado por: Anunciadora de Sión


SOY CREYENTE EN YAHSHUA, MIEMBRO DE LA NOVIA, ÓRGANO DEL CUERPO, CO-EDIFICADORA DEL REINO

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Lo que proviene del Ruaj pertenece al Cuerpo, porque el Ruaj no tiene Copyright.
Y si el hombre reivindica "derechos de autor", su mensaje proviene de la carne y no sirve.
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