Entonces Zakay, puesto en pie, le dijo al Adón: "Mira, Adón, la mitad de mis bienes le doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado". Luka 19:8
Zaqueo (Zaqueo) hizo
esto, no como reacción a alguna enseñanza doctrinal, sino en respuesta a la
operación del Ruaj haKodesh en su ser. Si no hubiera sido así, él habría
devuelto justamente lo que debía, ni más ni menos. Pero debido a que esto era
fruto de la operación del Ruaj haKodesh, la suma de la compensación podía
variar, podía haber sido un poco menos o un poco más. Zaqueo dijo: "Si en algo he defraudado a alguno, se
lo devuelvo cuadruplicado". En realidad, devolver el doble habría sido
más que suficiente. Por ejemplo, el principio fijado en el libro de Vayikra
determina que se debe añadir una quinta parte a la cantidad original. Así, por
una deuda de mil dólares, se tendría que pagar mil doscientos dólares. Pero
Zaqueo estaba pensando que había DEFRAUDADO A ALGUNA OVEJA:
Cuando alguien robe
un buey o una oveja, y lo mate o lo venda, pagará cinco bueyes por el buey, y
cuatro ovejas por la oveja. Shemot 22:1
De hecho, era
exactamente lo que había hecho, porque había robado de sus hermanos, otras
ovejas. Por eso determinó devolver cuadruplicado. No obstante, si el Ruaj del
Mashíaj nos inspira a pagar más, podremos pagar tanto como ordene. Quizás uno
sea inspirado a pagar cuatro veces o diez veces la cantidad que se retuvo, pero
no es COSA DE CANTIDADES DE DINERO. En este pasaje se nos habla únicamente del
principio que nos debe regir. En este caso, al leer las Escrituras tenemos que
percatarnos de que no se nos está impartiendo una simple enseñanza; sino que se
nos está mostrando el resultado que se produce cuando, como consecuencia de la
operación del Ruaj haKodesh en el hombre, somos dirigidos por el Ruaj haKodesh.
Si antes de ser
creyentes, ustedes extorsionaron, engañaron, hurtaron u obtuvieron algo por
medios deshonestos, ahora que el Mashíaj opera en ustedes, tendrán que efectuar
restitución de la manera más apropiada. Esto no se relaciona con el perdón de
pecados que recibieron del Mashíaj, SINO CON SU TESTIMONIO.
Supongamos que antes
de ser salvo yo haya hurtado mil dólares y no haya resuelto el asunto. ¿Cómo
podría, una vez que yo he recibido al Mashíaj, predicar la Besorah a la persona
de quien hurté? Mientras le predique, él estará pensando en el dinero que yo le
quité y que nunca le devolví (o, si no lo sabe, YO ESTARÉ CON EL TEMA EN MI
CABEZA, Y EL RUAJ INCOMODÁNDOME). No hay duda alguna de que recibí el perdón de
Elohim, pero no tengo un testimonio apropiado delante de los hombres. No puedo
decir: "Ya que Elohim ya me ha
perdonado, no importa si devuelvo el dinero o no". No, este asunto
está relacionado con mi testimonio delante de los hombres. Si es posible,
debemos hacer restitución.
Recordemos que
Zaqueo, por causa de su testimonio, devolvió cuadruplicado lo que había
hurtado. En aquella oportunidad toda la gente podría haber murmurado: "¿Cómo puede posar el Mashíaj en casa
de un pecador que ha extorsionado y defraudado a tanta gente?". Todos
estarían indignados. Pero antes de que pudieran hablar, Zaqueo se puso de pie y
declaró: "Si en algo he defraudado a
alguno, se lo devuelvo cuadruplicado". Efectuar esta restitución
cuádruple VOLUNTARIA Y ESPONTÁNEAMENTE no era un requisito para ser hijo de
Avraham ni para que la salvación de Elohim llegara a la casa de Zaqueo. Esta
clase de restitución fue EL RESULTADO
de esa salvación y de llegar a ser hijo de Avraham, no ya sólo por
linaje de sangre, SINO POR LA FE. La indemnización que hizo Zaqueo fue la base
de su testimonio delante de los hombres.
Hermanos y hermanas,
¿han cometido alguna injusticia en contra de alguien antes de convertirse en
creyentes? ¿Deben algo a alguien? ¿Se han llevado algo que no les pertenece?
¿Han adquirido algo de una manera deshonesta? Si es así, Y TIENEN LA
POSIBILIDAD (no siempre es posible, porque ya no saben dónde está la persona, o
porque ha muerto, o por diferentes causas), deben enfrentarse a eso de una
manera responsable. El arrepentimiento que corresponde a los creyentes implica
la confesión de sus delitos pasados, a diferencia del arrepentimiento que
experimentan los incrédulos, el cual únicamente implica corregir su conducta
actual. Por ejemplo, si yo soy una persona que tiene mal genio, lo único que
necesito hacer es refrenar mi ira, pero, por ser creyente, además de refrenar
mi mal genio, tengo que pedir perdón por haberme enojado. Además de contener mi
ira delante de Elohim, también tengo que disculparme con los demás por la
manera cómo me solía comportar con ellos. Sólo entonces este asunto puede
considerarse definitivamente resuelto. Y por supuesto, DEBO CAMBIAR MI CONDUCTA
DE AHORA EN ADELANTE. Dejar de enojarme, dejar de robar, etc.
El tema es que un
delito tiene varias partes implicadas: un delincuente, una víctima y un juez.
Los creyentes normalmente acostumbran dirigirse únicamente al juez (y a veces
de manera muy superficial y engañosa, sin verdadero arrepentimiento siquiera),
Y DEJAN A LA VÍCTIMA DE LADO. Pero no alcanza con recibir el perdón del juez
(el perdón de la ley), TODAVÍA NOS FALTA PEDIR EL PERDÓN DE LA VÍCTIMA. Que
ella lo otorgue o no ES IRRELEVANTE. Si nos perdona, bien, habremos restaurado
una relación, pero si no nos perdona, ahora será ella quien mantenga una
"causa abierta" con el Juez.
Supongamos que en el
pasado ustedes hayan robado. Su problema queda resuelto ante Elohim siempre y
cuando no sigan haciendo lo mismo; de la misma manera, si ustedes han obtenido
cosas que no les pertenecen, su problema queda solucionado una vez que dejen de
hacer eso. Sin embargo, AÚN NO HAN RESUELTO EL ASUNTO CON LAS VÍCTIMAS. Ante
los hombres esto no es suficiente, ya que, aunque no hayan robado en años,
muchos todavía le considerarán un ladrón. Esto es debido a las malas leyes
humanas, porque en ellas NUNCA SE CONTEMPLA LA RESTITUCIÓN A LA VÍCTIMA. Como
consecuencia de este mal ejemplo y enseñanza de nuestra sociedad, todos
terminan creyendo que con resolver el asunto con el Juez alcanza. Pero no es
así ante los tribunales celestiales. Después de creer en el Mashíaj, ustedes
deberán testificar ante otros, deberán devolver lo robado (caso sea posible), y
deberán, en general, RECTIFICAR TODOS SUS ERRORES DEL PASADO. Sólo así ustedes
serán reivindicado EN LOS CIELOS Y EN LA TIERRA.
Aquí se nos presenta
un problema, y vamos a estudiarlo. ¿Qué hacer si en el pasado hurtaron diez mil
dólares y ahora no tienen forma de devolverlos? En principio, se debe confesar
este fraude a la persona perjudicada y decirle francamente que en este momento
no le pueden pagar. Independientemente de si ustedes puedan pagar su deuda o
no, deben confesar su culpa y dar testimonio ante la otra persona. Tenemos
nuevamente el caso de Zaqueo. El Adón dijo que él era salvo en ese día, PERO
ZAQUEO SE OCUPÓ DE SUS VÍCTIMAS. No dijo "ah, ahora que soy salvo, no le
debo nada a nadie". Él tenía los recursos e hizo lo que debía hacer. Pero
aún si no los tuviéramos, lo correcto es pedir las disculpas del caso.
No se olviden que en
el curso de mantener el testimonio, es posible que se vean afectados por una
serie de problemas personales. En tales circunstancias, no debemos ignorar
tales problemas, sino que tenemos que enfrentarlos. Sólo podremos tener un buen
testimonio ante los hombres cuando nos hayamos enfrentado responsablemente a
tales problemas personales.
Algunos han cometido
homicidio en el pasado. ¿Qué deben hacer ahora? En las Escrituras encontramos
el caso de Shaúl. Él no estuvo involucrado directamente en ningún homicidio;
sin embargo, consintió en la muerte de Esteban y guardó las ropas de los que le
mataron. Después de que Shaúl fue salvo, no se menciona cómo rectificó este
asunto.
En principio, yo
creo que cuando un asesino cree en el Mashíaj, sus pecados quedan atrás. No hay
un sólo pecado que la sangre no pueda lavar. Por lo tanto, si nos encontramos
con personas que atraviesan una situación parecida, no debiéramos aumentar la
tristeza de sus recuerdos, a menos, por supuesto, que Elohim mismo esté
operando en sus corazones en tal sentido, por algún motivo. Sin embargo, yo
creo que algunos no tienen paz en sus conciencias, no porque pesen sobre ellos
acusaciones ordinarias, sino porque Elohim está operando en ellos. En tales
casos, no debemos prohibirles que expresen su arrepentimiento a la familia de
la víctima.
Algunas Consideraciones De
Orden Práctico
En primer lugar, el ámbito que abarque su
confesión deberá circunscribirse al ámbito que abarcó su ofensa. Háganlo todo
en conformidad con la Palabra de Elohim, sin llegar a extremos ni
exageraciones. Porque si uno se excede, quedará expuesto a los ataques de
haSatán. No debemos agregar ni quitar. Si ustedes ofendieron a muchos, entonces
deberán reconocer sus faltas ante todos ellos, pero si ustedes ofendieron a un
individuo, basta con reconocer su error sólo ante dicha persona. Como dicen las
Escrituras, si tenemos algo CONTRA un hermano, primero debemos tratarlo en
privado. Y LO MISMO ES VÁLIDO PARA NUESTRA CONFESIÓN.
Ahora bien, si ustedes ofendieron a muchos, pero
sólo piden disculpas a uno de ellos, eso no será suficiente. Pero si ofendió a
una sola persona y confiesan su pecado ante muchos testigos (A MENOS QUE
ESTEMOS HABLANDO DEL CUERPO), se estarán excediendo en su confesión. Realizar
una confesión pública (como la que hizo el propio Zaqueo) no es ni bueno ni
malo, SIEMPRE QUE PROCEDA DEL RUAJ. Pero si esa confesión ha procedido de la
carne, GENERARÁ UN PROFUNDO RESENTIMIENTO, y no será verdadera. Por eso es
necesario que los ancianos determinen si hacerla pública será bueno o no,
INCLUSIVE PARA EL RESTO DE LA CONGREGACIÓN. El ámbito que abarque la confesión
deberá estar determinado por la extensión del agravio que hayan cometido.
Ahora bien, otro factor que también resulta
válido considerar es el ámbito que abarca nuestro testimonio. Hay ocasiones en
las que ustedes han ofendido apenas a un individuo, pero debido a que desean
dar testimonio ante los hermanos y hermanas de su congregación, siente que debe
hacer su confesión ante ellos también. ACÁ DEBEMOS HACER UN ANÁLISIS MUY
PROFUNDO DE NUESTRAS INTENCIONES. Ya dijimos que la carne es engañosa, cuidado
con estos análisis, DEBEN SER REALIZADOS EN EL RUAJ. Si no están aún
capacitados, deberían recurrir a los más ancianos para pedir ayuda. Puede ser
una tentativa de la carne de "hacerse ver espiritual", y esto no debe
ser aceptado. Pero también puede ser genuino arrepentimiento y haber una
motivación provocada por el ruaj, y esto ya es distinto. Con la ayuda de los
ancianos, decidan lo que el ruaj indique hacer.
En segundo lugar, nuestra confesión debe ser
exhaustiva. No debemos ocultar nada buscando proteger nuestro prestigio ni
nuestros intereses. Hay, por supuesto, ocasiones en las que debemos confesar
ciertas ofensas con gran prudencia y mesura, debido a que si no lo hacemos así,
podríamos perjudicar a otras personas. Así por lo tanto, a fin de proteger los
intereses y el bienestar de las otras personas que podrían haber estado
involucradas en dicha ofensa, tal vez tengamos que efectuar nuestra confesión
únicamente a los ancianos y las víctimas, en círculo reducido. Nuevamente, si
nos es difícil tomar esta clase de decisiones al vernos involucrados en una
situación un tanto compleja, lo mejor es procurar tener comunión con algunos
hermanos y hermanas de más experiencia, a fin de que ellos nos ayuden a hacer
lo correcto. Tampoco podemos levantar ningún tipo de justificativa para
nuestras acciones. Nuestra confesión debe ser completa y absoluta, hemos pecado
y para eso no existen justificativas, NO EN LOS CIELOS. Debemos evitar esto a
toda costa, o terminaremos transformando un pedido de perdón en un ajuste de
cuentas, y no servirá de nada.
En tercer lugar, hay ocasiones en las que no se
puede efectuar la debida restitución. Sin embargo, debemos saber distinguir
entre nuestra capacidad para efectuar restitución y nuestro deseo de efectuar
restitución. Quizás algunos no puedan efectuar restitución, pero por lo menos
deben tener el sincero deseo de hacerlo. Si uno no puede efectuar
inmediatamente la debida restitución, debe decirle a la parte ofendida: "Deseo recompensarle, pero no puedo por
ahora, pero por favor espéreme, que lo haré en cuanto sea posible". Y entonces
esforzarse en buscar algún modo de resolver el problema, con la ayuda del Adón.
En cuarto lugar, la ley
del Tanaj dice que si la persona a quien debemos hacer restitución ha muerto y
no tiene pariente al cual sea compensado el daño, se deberá dar la
indemnización del agravio al sacerdote que sirve a Yahweh:
Si el hombre no tiene pariente a quien pueda hacérsele restitución, la suma devuelta irá a Yahweh para el sacerdote, en adición al carnero de expiación con el que se hace expiación en su favor. Bamidbar 5:8
Según este principio, si la persona a quien
debemos efectuar restitución ha fallecido, la indemnización por el agravio
deberá ser entregada a sus parientes; si ellos no están disponibles, entonces,
debemos darlo a la congregación de creyentes, de alguna forma. Pero entendamos
bien el orden: la indemnización por el daño causado se debe dar en primer lugar
al perjudicado o a sus familiares. NO DEBE DARSE A LA CONGREGACIÓN DE CREYENTES
SIMPLEMENTE PORQUE RESULTA MÁS CÓMODO. Ahora bien, en este caso, SI EL RUAJ NOS
MUEVE A ESO, deberemos confesar nuestras faltas ante la congregación de
creyentes.
En quinto lugar, después de confesar sus pecados,
ustedes deben asegurarse de que su conciencia ya no lo acusa. Es posible que
nuestra conciencia nos acuse reiteradamente, aún después de haber confesado
nuestro error. Debemos discernir si la acusación proviene de nuestra carne
(nuestro viejo hombre también tiene una conciencia) o de nuestro nuevo hombre.
En tales casos, debemos tener bien en claro que nuestra conciencia ha quedado
limpia en virtud de la sangre del Mashíaj. Su muerte nos ha dado una conciencia
irreprensible delante de Elohim y nos hizo aptos para acercarnos a Elohim.
Estos son hechos consumados. Sin embargo, debemos comprender que si queremos
ser irreprensibles delante de los hombres, es necesario tomar medidas con
respecto a nuestras muchas transgresiones. Tenemos, por lo tanto, que dejar
resuelto todo asunto que implique algún agravio de índole material o moral,
pero, al mismo tiempo, no debemos dejar que haSatán nos abrume con sus
acusaciones.
En sexto lugar, la
confesión está relacionada con la sanidad física. Por eso, Yaakov nos dice:
Así que confiésense unos a otros sus pecados, y oren unos por otros para que se sanen. La ferviente oración del justo, obra eficazmente, y puede mucho. Yaakov 5:16
Con frecuencia, el resultado de confesar nuestras
faltas es que Elohim puede restaurar nuestra salud. La enfermedad suele
sobrevenir a los hijos de Elohim debido a que entre ellos han surgido faltas
que le impiden a Elohim bendecirlos. Por eso, si confesamos nuestras faltas los
unos a los otros, nuestras enfermedades serán sanadas.
Abrigamos la expectativa de que todos los
hermanos y hermanas sean diligentes y minuciosos al reconocer sus faltas y
efectuar la debida restitución; de este modo se conservarán puros. Si alguno ha
cometido alguna transgresión en contra de los hombres, por un lado, debe
confesar sus pecados ante Elohim, y por otro, debe tomar las medidas
respectivas con toda seriedad. Sólo entonces su conciencia será valiente. Y
cuando su conciencia es valiente, entonces tendrá un progreso considerable en
su búsqueda espiritual.
En Cuanto A Resolver Todo Asunto Pendiente
Cuando una persona
se salva, ciertamente tendrá muchos asuntos mundanos pendientes, lo cual es muy
posible que no le permitan seguir al Mashíaj con entera libertad. ¿Qué debe
hacer?
"Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos". MattiYah 8:22
Este es otro caso
bíblico en el que se pone fin al pasado. He aquí un hombre que se acercó a
Yahshua y le dijo: "Adón, permíteme
que vaya primero y entierre a mi padre" (pasuk 21). El Mashíaj le
respondió: "Sígueme, y deja que los
muertos entierren a sus muertos". La primera alusión a los muertos
habla de quienes están muertos espiritualmente, mientras que la segunda se
refiere al padre del que se acercó a Yahshua. A los ojos de Elohim, todos los
que están en el mundo están muertos espiritualmente. El Mashíaj le dijo a este
hombre que debía seguirlo y dejar que los muertos enterraran a su padre.
Este caso ha sido
siempre malinterpretado, porque el joven no estaba pidiendo permiso para ir al
velorio de su padre, sino para seguir en su casa, ocupándose de su padre (caso
fuera una excusa real) HASTA QUE ÉL MURIERA. Lo cual, claramente, nadie sabe
cuándo sucederá. Lo que esta persona estaba diciendo era que, así que su padre
muriera, él seguiría al Adón. Si el padre viviera 20 años más...
Muchas personas
desean primero resolver todos sus asuntos personales para entonces creer en el
Mashíaj, pero si hacen esto, nunca tendrán la oportunidad de creer en Él. No
debemos estar atados por los intereses que son propios de los muertos, más
bien, debemos simplemente considerar que todos esos asuntos han sido resueltos.
Si pretendemos resolverlos antes de seguir al Mashíaj, jamás lo lograremos. Hay
que poner término a todo aquello relacionado con ídolos, objetos obscenos e
impropios y deudas pendientes. En cuanto a los demás asuntos menores que se
hallan pendientes, ¡simplemente olvidémoslos!
Con esto no estoy
instando a los nuevos creyentes a que no hagan los arreglos funerales de sus
padres. Lo que estoy diciendo es que los muertos deben enterrar a sus propios
muertos. Debemos hacer nuestro este principio. NO DEBEMOS OBSESIONARNOS POR
RESOLVER TODO ASUNTO QUE QUEDE PENDIENTE EN NUESTRAS VIDAS. Si esperamos hasta
haber resuelto completamente tales asuntos para sólo entonces hacernos
creyentes, ¡jamás tendremos la oportunidad! Hay miles y miles de asuntos
familiares y personales que no han sido resueltos todavía. ¿Quién, entonces,
podría hacerse creyente?
Así por lo tanto, en
relación con la actitud que los nuevos creyentes deben adoptar con respecto a
su pasado, en la palabra de Elohim únicamente podemos encontrar las cuatro
categorías de cosas que acabamos de describir. En lo que se refiere a otros
asuntos que puedan estar pendientes, debemos darlos por terminados. En lo que
concierne a ciertas responsabilidades para con la familia, debemos dejar que
los muertos entierren a sus muertos. Nosotros no tenemos tiempo para
encargarnos de tales asuntos. Nosotros queremos seguir al Mashíaj. Tales
asuntos no son asuntos que nos corresponda resolver a nosotros, sino que
debemos dejar que los muertos se encarguen de eso. Debemos dejar que los que
están espiritualmente muertos se encarguen de tales asuntos.
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