¿Qué
debemos hacer cuando un hermano nos ofende? Todos debemos hacernos esta
pregunta. ¿Qué debemos hacer cuando nosotros no hemos ofendido a alguien, sino
que el agravio ha sido cometido en contra nuestra? Si leemos detenidamente los
pasajes de la Palabra del Mashíaj, que se sugieren como lectura bíblica para
este capítulo, nos daremos cuenta de que no sólo debemos perdonar al hermano
que nos ha ofendido, sino que, además, debemos restaurarlo.
Examinemos
primeramente lo que es el perdón.
Debemos Perdonar A Nuestros Hermanos
Entonces Kefá se le acercó y le preguntó: "Adón, ¿cuántas veces que mi hermano peque contra mí debo perdonarlo? ¿Hasta siete veces?". Yahshúa le dijo: "No te digo que hasta siete, sino hasta setenta veces siete". MattiYah 18:21-22
Anden con cuidado: Si tu hermano peca, repréndelo; y si se arrepiente, perdónalo. Si siete veces al día peca contra ti, y siete veces al día vuelve a ti diciendo: "Me arrepiento", perdónalo. Luka 17:3-4
Los pasukim
en MattiYah nos dicen que debemos perdonar a aquel hermano que haya pecado
contra nosotros, y que debemos estar dispuestos a hacerlo no solamente siete
veces, sino hasta setenta veces siete. Los pasukim en Luka nos dicen que si un
hermano peca contra nosotros siete veces al día y siete veces regresa
arrepentido, tenemos que perdonarle. NO SE PREOCUPE SI SU ARREPENTIMIENTO ES
GENUINO O NO; NUESTRA RESPONSABILIDAD ES QUE TENEMOS QUE PERDONARLE.
Perdonar
siete veces no son muchas, pero siete veces en un sólo día es demasiado.
Supongamos que la misma persona nos ofende siete veces en un sólo día, y cada
vez que esto sucede, nos dice que ha pecado contra nosotros.
¿Aún creerían ustedes que su confesión es
genuina? Me temo que pensaría que su confesión no es sincera. Por esta razón
Luka 17:5 dice: "Los Enviados le dijeron al Adón: "Auméntanos la fe". Ellos se dieron cuenta de que hacer esto era difícil. Les parecía
inconcebible que un hermano ofenda siete veces al día y luego se arrepienta
esas siete veces; por eso ellos no lo pudieron creer y dijeron: "Mashíaj, auméntanos
la fe". Así que, los hijos de Elohim debemos perdonar sin guardar ningún
rencor, aun si nos piden hacerlo siete veces al día.
La Medida De Elohim
El
Mashíaj continuó con una parábola:
"Por eso el reino del Cielo se parece a cierto rey, que quiso ajustar cuentas con sus sirvientes. Y cuando comenzó a ajustar cuentas, le trajeron a uno que le debía varios millones. Como él no tenía con qué pagar, su amo ordenó que lo vendieran, junto con su esposa, sus hijos y todo lo que tenía, para que se le pagara. Entonces el sirviente cayó postrado delante de él y le suplicó: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo". El amo de aquel sirviente, lleno de compasión, lo soltó y le perdonó la deuda. MattiYah 18:23-27
El
esclavo debía diez mil talentos, una suma de dinero muy grande que no podía
pagar porque carecía de los medios necesarios. De la misma manera, jamás podríamos
pagarle a Elohim todo lo que le debemos. Esta deuda excede a cualquier deuda
que hombre alguno pudiese haber adquirido con nosotros. Si hacemos un cálculo
de todo lo que le debemos a Elohim, habremos de perdonar con suma generosidad
lo que nos debe el hermano, pero si olvidamos la inmensa gracia que hemos
recibido de Elohim, nos tornaremos en personas despiadadas. Es necesario que
sepamos estimar cuánto le debemos nosotros a Elohim, para poder darnos cuenta
de cuán poco los demás nos deben a nosotros.
El
esclavo no tenía con qué pagar, por eso su Adón "mandó que fuera vendido él, su mujer y sus hijos, y todo lo que
tenía, para que se le pagase la deuda".
Pero en realidad, aunque hubiese vendido todo, no habría terminado de pagar
toda su deuda. "Entonces el
sirviente cayó postrado delante de él y le suplicó: "Ten paciencia conmigo,
y te lo pagaré todo".
Es
difícil para los hombres entender claramente lo que es la gracia y la Besorah.
Con frecuencia pensamos que si bien no podemos saldar nuestra deuda ahora, sí
podremos hacerlo en el futuro. En estos pasukim, sin embargo, vemos que aun si
el esclavo hubiese vendido todo cuanto poseía, eso no habría bastado para
saldar la deuda que contrajo. No obstante le dijo: "Ten paciencia conmigo,
y yo te lo pagaré todo". Su intención era buena. Él no
estaba tratando de evadir su deuda. Todo lo que pedía al Adón era más tiempo, porque
su intención era pagar todo. Sin embargo, tal pensamiento sólo puede provenir
de aquellos que no conocen la gracia.
"El amo de aquel sirviente, lleno de compasión, lo soltó y le perdonó la
deuda".
Estas son las buenas nuevas. Las buenas nuevas no consisten en que Elohim
trabaje por nosotros para concedernos lo que pensamos que necesitamos. Sin
embargo, el Mashíaj perdonó todas nuestras deudas. La gracia del Mashíaj no
guarda proporción alguna con nuestras oraciones y peticiones. Nuestro Mashíaj
actúa en nuestro favor y responde a nuestras oraciones conforme a lo que Él
tiene, no a lo que nosotros tenemos. El amo de aquel esclavo le concedió la
libertad y le perdonó la deuda. ¡Así es la gracia de Elohim; tal es Su medida!
Todo aquel que le pida a Elohim de Su gracia, la recibirá, aunque su concepto
de la gracia sea muy limitado. Tenemos que tener bien en claro este principio: el
Mashíaj se deleita en conceder gracia a los hombres. Siempre y cuando anhelemos
la gracia, aunque sea un poco, Él la derramará sobre nosotros. Él sólo teme que
no se la pidamos. En cuanto uno manifiesta tal esperanza y exclama: "Oh, Mashíaj
¡Ten misericordia de mí!",
el Mashíaj derramará Su gracia sobre uno. Más aún, Él derrama Su gracia no
conforme a nuestros deseos, sino como a Él le complace. Quizás nosotros
pensemos que basta con que se nos dé un pan, pero Él nos dará diez millones de
panes, no solamente uno; porque Él actúa en conformidad con lo que Él es, y
para Su satisfacción. Nosotros nos contentaríamos con un pan, pero Elohim no
puede dar tan poco. Él tiene que dar todo conforme a Su propia medida o Él no
nos da nada.
El
recaudador de impuestos oraba en el templo y se golpeaba el pecho, diciendo:
"Elohim, sé propicio a mí, pecador". Lo único que él pedía era que Elohim le
fuera propicio; sin embargo, Elohim no le respondió según su oración. Yahshua
ha Mashíaj dijo: "Este descendió a su casa JUSTIFICADO en lugar del otro" (Luka 18:9-14). En otras
palabras, ese pecador recibió la justificación, lo cual era mucho más de lo que
él esperaba. El pecador no tenía la menor idea de ser justificado; simplemente
esperaba recibir compasión; no obstante, Elohim lo justificó. Esto significa
que Elohim ya no le veía como un pecador, sino como una persona justificada.
Elohim no sólo perdonó sus pecados, sino que lo justificó. Esto muestra que
Elohim no realiza Su salvación en conformidad con el pensamiento humano, sino
conforme a Su propia manera de pensar.
Podemos
ver este mismo principio con ocasión del retorno del hijo pródigo. (15:11-32).
Al regresar, estando todavía muy lejos de su casa y antes de ser recibido por
su padre, el hijo pródigo estaba dispuesto a servir como jornalero. Pero al
llegar a casa, su padre no le pidió que fuera su siervo, sino que le pidió a
sus esclavos que sacaran el mejor vestido y se lo pusiesen, le puso un anillo
en la mano, le calzó con sandalias y mató el becerro gordo para comer y
regocijarse, porque el hijo que estaba muerto, había revivido; estaba perdido y
había sido hallado. Este pasaje bíblico nos muestra, una vez más, que Elohim no
lleva a cabo Su salvación de acuerdo a la manera de pensar que es propia del
pecador, sino en conformidad con Su propia manera de pensar.
Mordejai
2 nos habla de cuatro hombres que llevaron un paralítico al Yahshua ha Mashíaj;
y al no poder acercarlo al Mashíaj a causa de la multitud, ellos quitaron el
techo del cuarto en el que estaba el Mashíaj, y bajaron la camilla en que yacía
el paralítico con la esperanza de que Yahshua ha Mashíaj lo sanara y este
pudiese levantarse y caminar. Sin embargo, Yahshua ha Mashíaj le dijo: "Hijo,
tus pecados te son perdonados"
(pasuk 5). Yahshua no sólo lo sanó, sino que también perdonó sus pecados. Esto
también nos muestra que Elohim actúa como a Él le place. Lo único que nosotros
necesitamos hacer es acercarnos a Elohim y pedir, no importa si lo que pedimos
es suficiente. Esto también nos dice que Elohim siempre actúa según Su propia
satisfacción y no la del pecador. Por lo tanto, no debiéramos considerar la
salvación desde nuestro propio punto de vista, sino desde el punto de vista de
Elohim.
La Expectativa De Elohim
Elohim
tiene una sola expectativa con respecto a nosotros: QUE AQUELLOS QUE DESEAN
RECIBIR GRACIA, APRENDAN PRIMERO A IMPARTIR GRACIA A OTROS. TODO AQUEL QUE VAYA
A RECIBIR GRACIA, PRIMERO TIENE QUE APRENDER A COMPARTIRLA CON LOS DEMÁS.
CUANDO RECIBIMOS GRACIA, ELOHIM ESPERA QUE LA COMPARTAMOS CON OTROS.
Sin embargo, cuando aquel sirviente salió se encontró con uno de sus compañeros de servicio que le debía cien denarios, y lo agarró, y casi lo ahogaba diciendo: "Págame lo que me debes". Entonces su compañero de servicio se le arrodilló delante, y le rogaba: "¡Ten paciencia conmigo, y yo te pagaré". MattiYah 18:28-29
Mashíaj
nos muestra aquí que nosotros le debemos a Él diez mil talentos, pero a
nosotros sólo nos deben cien denarios. Cuando le decimos al Mashíaj: "Ten paciencia conmigo, y yo te lo
pagaré todo", Él
no sólo nos deja ir en libertad, sino que perdona toda nuestra deuda. Nuestro
consiervo, nuestro hermano, lo que nos debe a lo más es cien denarios, y cuando
nos dice: "Ten paciencia conmigo y
yo te lo pagaré", tiene
la misma esperanza y la misma súplica que tenemos nosotros. ¿Cómo entonces, no
tenemos que tenerle paciencia? Pero el siervo de esta historia "no quiso, sino que fue y lo metió en
la cárcel hasta que le pagara lo que le debía" (pasuk 30).
El
Mashíaj contó tal parábola para exponer lo poco razonables que son aquellos que
no perdonan. Si no perdonamos a nuestro hermano, somos el esclavo mismo
mencionado en estos pasukim. Cuando leemos esta parábola, nos sentimos
indignados contra este siervo. ¡Cómo es posible que después que su Adón le haya
perdonado la deuda de diez mil talentos, él rehúse perdonar los cien denarios
que su consiervo le debía. ¡Además, echó a su consiervo en la cárcel para que
le pagase la deuda! Ciertamente, este hermano actuó conforme a su propia norma
de "justicia". Sin embargo, un creyente debe
examinarse a sí mismo conforme a la justicia, pero debe tratar a los demás en
conformidad con la gracia. Puede ser que un hermano nos deba algo, y el Mashíaj
también sabe que su hermano le debe algo. Sin embargo, también nos muestra que
si no perdonamos, no estamos tratando a otros en conformidad con la gracia. De
ser así, Elohim considera que carecemos de gracia.
Así que, cuando sus compañeros de servicio vieron lo que había sucedido, se entristecieron mucho; y fueron y le contaron a su amo todo lo que había sucedido. "Entonces su amo lo llamó y le dijo: "¡Sirviente malvado! Yo te perdoné toda aquella deuda porque me rogaste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero de servicio, así como también yo tuve compasión de ti?". MattiYah 31-33
Mashíaj
espera que nos comportemos con los demás de la misma manera que Él se comportó
con nosotros. Él no nos hace exigencias que son conforme a la justicia; del
mismo modo, Él espera que nosotros tampoco hagamos tales exigencias a los demás.
El Mashíaj ha perdonado nuestras deudas según la misericordia; asimismo, Él
tiene la expectativa de que nosotros también perdonemos las deudas de los demás
según la misericordia. Él espera que midamos a los demás con la misma medida
con que Él nos midió. Mashíaj nos ha impartido Su gracia conforme a Su buena
medida, la cual es apretada, remecida y rebosante; Él espera que nosotros
también hagamos lo mismo con los demás conforme a Su buena medida, la cual es
apretada, remecida y rebosante. EL MASHÍAJ ESPERA QUE HAGAMOS A NUESTRO HERMANO
LO MISMO QUE ÉL HA HECHO CON NOSOTROS.
Lo más
horrible a los ojos de Elohim es que una persona que fue perdonada se niegue a
perdonar. No hay nada tan feo que no perdonar cuando uno ha sido perdonado, o
no ser misericordioso cuando uno ha recibido misericordia. Una persona no
debería recibir gracia para sí, y luego negarle dicha gracia a los demás. Es
imprescindible que toda persona aprenda delante del Mashíaj a tratar a los
demás de la misma manera en que el Mashíaj la trató a ella. Ciertamente es
detestable que una persona que ha recibido gracia, se la niegue a los demás. Es
muy desagradable ver a una persona que ha sido perdonada y que se niega a
perdonar a otros. Elohim desaprueba que una persona cuya deuda ha sido perdonada,
exija de los demás el pago de alguna deuda. Él tampoco se complace en las
personas que, a pesar de que ellas mismas tienen una serie de deficiencias, no
son capaces de olvidar los defectos de los demás.
El amo,
en aquel pasaje bíblico, le preguntó al esclavo: "¿No debías tú también tener compasión de tu compañero de servicio,
así como también yo tuve compasión de ti?".
Elohim desea que seamos misericordiosos con otros, así como Él ha sido
misericordioso con nosotros. Debemos aprender a ser misericordiosos con
nuestros semejantes y a perdonarlos. Si hemos experimentado la gracia y el
perdón de Elohim, debemos aprender a perdonar las deudas de otros. Debemos
aprender a perdonarlos, manifestarles misericordia y concederles gracia.
Debemos levantar nuestros ojos al Mashíaj y decirle: "Mashíaj, Tú perdonaste mi deuda de diez mil talentos. Estoy
dispuesto a perdonar a aquellos que me han ofendido en el pasado. Estoy
dispuesto a perdonar a aquellos que me han ofendido hoy. Además, estoy
dispuesto a perdonar a los que me ofenderán en el futuro. Tú perdonaste mis
grandes pecados, yo también quiero ser como Tu, y en esta pequeñez quiero
aprender a perdonar a los que me ofenden".
La Disciplina De Elohim
Y su amo, furioso, lo entregó a los verdugos hasta que le pagara todo lo que le debía. MattiYah 34
Este
hombre, quien vino a estar bajo la disciplina de Elohim, fue entregado a los
verdugos hasta que pagase todo lo que debía. Los verdugos son los demonios, agentes
de haSatán, el acusador (el fiscal).
Así también hará con ustedes mi Padre celestial, si cada uno no perdona de corazón a su hermano". MattiYah 35
Este
es un asunto muy serio. Esperamos que nadie caiga en las manos de Elohim.
Debemos perdonar de corazón a nuestro hermano, tal como Elohim nos ha perdonado
de corazón. Esperamos que todos los hermanos y hermanas aprendan a perdonar
todas las ofensas. No trate de recordar los pecados de su hermano, ni le pida
que pague lo que debe. Los hijos de Elohim, debemos ser iguales a Elohim en
este asunto. Ya que Elohim nos trata con mucha generosidad, Él también espera
que nosotros tratemos a nuestros hermanos con la misma generosidad.
Cómo Restaurar Al Hermano
"Por lo tanto, si tu hermano comete un pecado, ve y amonéstalo, pero privadamente, sólo entre tú y él. Si te hace caso, habrás ganado a tu hermano. Pero si no te hace caso, lleva contigo a uno o dos más, para que todo asunto conste según la boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso a ellos, dilo a la congregación; y si no le hace caso a la congregación, considéralo como un gentil y publicano. En verdad les digo que todo lo que ustedes prohíban en la tierra habrá sido prohibido en el cielo, y todo lo que permitan en la tierra habrá sido permitido en el cielo". "Otra vez les digo que, si dos de ustedes se ponen de acuerdo en la tierra para pedir cualquier cosa, se la concederá mi Padre que está en el cielo. Porque donde dos o tres están congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos". MattiYah 18:15-20.
Sólo
perdonar a nuestro hermano no es suficiente, porque eso solamente se encarga
del aspecto negativo. TODAVÍA ES NECESARIO QUE NUESTRO HERMANO SEA RESTAURADO.
Entre
los hijos de Elohim ocurren ofensas constantemente. Si un hermano nos ofende, ¿qué
debemos hacer? El Mashíaj dice: "ve
y amonéstalo, pero privadamente, sólo entre tú y él". Si un hermano lo ofende, lo primero que
no se debe hacer es ir a decírselo a otros. No hablemos de esto con los
hermanos o hermanas, ni con los ancianos de la congregación de creyentes, ni
hagamos de eso el tema de nuestras conversaciones. Esto no es lo que el Mashíaj
nos manda. Si un hermano nos ofende, lo primero que tenemos que hacer es ir y
decírselo a él.
Con
frecuencia se crean problemas cuando un hermano ofende a otro, y el ofendido lo
hace público, hablando sin cesar de eso hasta que toda la congregación se
entera, con excepción del hermano que supuestamente ofendió. Generar tales
habladurías es propio de la conducta de una persona de carácter débil; tal
persona no se atreve a hablar personalmente con el hermano que lo ofendió. Sólo
se atreve a hablar del asunto cuando dicha persona está ausente, mas no se
atreve a decírselo cara a cara. Ciertamente es algo muy sucio hablar a espaldas
de otros y divulgar chismes. Se deben tomar medidas con respecto al agravio
cometido por nuestro hermano, pero al Mashíaj no le agrada que nuestra primera
reacción sea quejarnos ante los demás. La primera persona a quien debemos
hacérselo notar es al autor de la ofensa, quien está directamente involucrado
en tal asunto. Si aprendemos bien esta lección básica, le ahorraremos muchos
problemas a la congregación de creyentes.
¿Cómo
debemos hablarle a quien nos ofendió? El Mashíaj nos dijo que debíamos acudir
personalmente a dicho hermano. Sin embargo, así como es incorrecto hablar de un
asunto a espaldas de otro, es igualmente erróneo hablar con él delante de
muchas personas... la primera vez. El asunto se debe comunicar "estando a solas tú y él". Muchos hijos de Elohim yerran en este
asunto, porque hablan de lo sucedido cuando mucha gente está presente, Y ESTO
ES SALTARSE LOS PASOS. Pero el Mashíaj nos ordena hablar únicamente a las
personas involucradas. En otras palabras, las transgresiones cometidas por
individuos deben ser examinadas únicamente por los individuos involucrados, y
no se debe involucrar a una tercera persona.
Necesitamos
aprender esta lección ante Elohim: nunca debemos hablar a espaldas de un
hermano que nos haya ofendido, ni hablarle en presencia de muchas personas.
Debemos hacerle notar su falta estando a solas con él, en primera instancia. No
tenemos que hablar de otras cosas ni traer a colación otros problemas; sólo
necesitamos mostrarle la falta. Esto requiere de la gracia de Elohim y es una
lección que los hijos de Elohim tienen que aprender.
Algunos
hermanos y hermanas pueden pensar que esto es demasiada molestia, y en realidad
así es, pero no pueden asustarse de los problemas si desean andar conforme a la
Palabra de Elohim. Si creemos que la ofensa es demasiado insignificante como
para molestarnos, tal vez no sea necesario hablar con el que nos ofendió y, si
no hablamos con él, tampoco es necesario que los demás se enteren. Si el asunto
nos parece insignificante, simple y trivial, y comprendemos que no reviste de
mayor importancia, tampoco deberíamos hablar de esto con otros. No debemos
pensar que, aunque no es necesario hablar con quien nos ofendió, los demás
necesitan estar informados de lo que sucedió. Si desea hablar del asunto, hágalo
con el ofensor a solas. Si no hay necesidad de hablar al respecto, simplemente
guarde silencio. No está bien que todos se enteren de la situación, menos el
hermano que cometió la falta.
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