16 de diciembre de 2021

PE05-05 - Perdón Y Restauración 01


 

¿Qué debemos hacer cuando un hermano nos ofende? Todos debemos hacernos esta pregunta. ¿Qué debemos hacer cuando nosotros no hemos ofendido a alguien, sino que el agravio ha sido cometido en contra nuestra? Si leemos detenidamente los pasajes de la Palabra del Mashíaj, que se sugieren como lectura bíblica para este capítulo, nos daremos cuenta de que no sólo debemos perdonar al hermano que nos ha ofendido, sino que, además, debemos restaurarlo.

 

Examinemos primeramente lo que es el perdón.

 

Debemos Perdonar A Nuestros Hermanos

 

Entonces Kefá se le acercó y le preguntó: "Adón, ¿cuántas veces que mi hermano peque contra mí debo perdonarlo? ¿Hasta siete veces?". Yahshúa le dijo: "No te digo que hasta siete, sino hasta setenta veces siete". MattiYah 18:21-22

 

Anden con cuidado: Si tu hermano peca, repréndelo; y si se arrepiente, perdónalo. Si siete veces al día peca contra ti, y siete veces al día vuelve a ti diciendo: "Me arrepiento", perdónalo. Luka 17:3-4

 

Los pasukim en MattiYah nos dicen que debemos perdonar a aquel hermano que haya pecado contra nosotros, y que debemos estar dispuestos a hacerlo no solamente siete veces, sino hasta setenta veces siete. Los pasukim en Luka nos dicen que si un hermano peca contra nosotros siete veces al día y siete veces regresa arrepentido, tenemos que perdonarle. NO SE PREOCUPE SI SU ARREPENTIMIENTO ES GENUINO O NO; NUESTRA RESPONSABILIDAD ES QUE TENEMOS QUE PERDONARLE.

 

Perdonar siete veces no son muchas, pero siete veces en un sólo día es demasiado. Supongamos que la misma persona nos ofende siete veces en un sólo día, y cada vez que esto sucede, nos dice que ha pecado contra nosotros.

 

¿Aún creerían ustedes que su confesión es genuina? Me temo que pensaría que su confesión no es sincera. Por esta razón Luka 17:5 dice: "Los Enviados le dijeron al Adón: "Auméntanos la fe". Ellos se dieron cuenta de que hacer esto era difícil. Les parecía inconcebible que un hermano ofenda siete veces al día y luego se arrepienta esas siete veces; por eso ellos no lo pudieron creer y dijeron: "Mashíaj, auméntanos la fe". Así que, los hijos de Elohim debemos perdonar sin guardar ningún rencor, aun si nos piden hacerlo siete veces al día.

 

 

La Medida De Elohim

 

El Mashíaj continuó con una parábola:

 

"Por eso el reino del Cielo se parece a cierto rey, que quiso ajustar cuentas con sus sirvientes. Y cuando comenzó a ajustar cuentas, le trajeron a uno que le debía varios millones. Como él no tenía con qué pagar, su amo ordenó que lo vendieran, junto con su esposa, sus hijos y todo lo que tenía, para que se le pagara. Entonces el sirviente cayó postrado delante de él y le suplicó: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo". El amo de aquel sirviente, lleno de compasión, lo soltó y le perdonó la deuda. MattiYah 18:23-27

 

El esclavo debía diez mil talentos, una suma de dinero muy grande que no podía pagar porque carecía de los medios necesarios. De la misma manera, jamás podríamos pagarle a Elohim todo lo que le debemos. Esta deuda excede a cualquier deuda que hombre alguno pudiese haber adquirido con nosotros. Si hacemos un cálculo de todo lo que le debemos a Elohim, habremos de perdonar con suma generosidad lo que nos debe el hermano, pero si olvidamos la inmensa gracia que hemos recibido de Elohim, nos tornaremos en personas despiadadas. Es necesario que sepamos estimar cuánto le debemos nosotros a Elohim, para poder darnos cuenta de cuán poco los demás nos deben a nosotros.

 

El esclavo no tenía con qué pagar, por eso su Adón "mandó que fuera vendido él, su mujer y sus hijos, y todo lo que tenía, para que se le pagase la deuda". Pero en realidad, aunque hubiese vendido todo, no habría terminado de pagar toda su deuda. "Entonces el sirviente cayó postrado delante de él y le suplicó: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo".

 

Es difícil para los hombres entender claramente lo que es la gracia y la Besorah. Con frecuencia pensamos que si bien no podemos saldar nuestra deuda ahora, sí podremos hacerlo en el futuro. En estos pasukim, sin embargo, vemos que aun si el esclavo hubiese vendido todo cuanto poseía, eso no habría bastado para saldar la deuda que contrajo. No obstante le dijo: "Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo". Su intención era buena. Él no estaba tratando de evadir su deuda. Todo lo que pedía al Adón era más tiempo, porque su intención era pagar todo. Sin embargo, tal pensamiento sólo puede provenir de aquellos que no conocen la gracia.

 

"El amo de aquel sirviente, lleno de compasión, lo soltó y le perdonó la deuda". Estas son las buenas nuevas. Las buenas nuevas no consisten en que Elohim trabaje por nosotros para concedernos lo que pensamos que necesitamos. Sin embargo, el Mashíaj perdonó todas nuestras deudas. La gracia del Mashíaj no guarda proporción alguna con nuestras oraciones y peticiones. Nuestro Mashíaj actúa en nuestro favor y responde a nuestras oraciones conforme a lo que Él tiene, no a lo que nosotros tenemos. El amo de aquel esclavo le concedió la libertad y le perdonó la deuda. ¡Así es la gracia de Elohim; tal es Su medida! Todo aquel que le pida a Elohim de Su gracia, la recibirá, aunque su concepto de la gracia sea muy limitado. Tenemos que tener bien en claro este principio: el Mashíaj se deleita en conceder gracia a los hombres. Siempre y cuando anhelemos la gracia, aunque sea un poco, Él la derramará sobre nosotros. Él sólo teme que no se la pidamos. En cuanto uno manifiesta tal esperanza y exclama: "Oh, Mashíaj ¡Ten misericordia de mí!", el Mashíaj derramará Su gracia sobre uno. Más aún, Él derrama Su gracia no conforme a nuestros deseos, sino como a Él le complace. Quizás nosotros pensemos que basta con que se nos dé un pan, pero Él nos dará diez millones de panes, no solamente uno; porque Él actúa en conformidad con lo que Él es, y para Su satisfacción. Nosotros nos contentaríamos con un pan, pero Elohim no puede dar tan poco. Él tiene que dar todo conforme a Su propia medida o Él no nos da nada.

 

El recaudador de impuestos oraba en el templo y se golpeaba el pecho, diciendo: "Elohim, sé propicio a mí, pecador". Lo único que él pedía era que Elohim le fuera propicio; sin embargo, Elohim no le respondió según su oración. Yahshua ha Mashíaj dijo: "Este descendió a su casa JUSTIFICADO en lugar del otro" (Luka 18:9-14). En otras palabras, ese pecador recibió la justificación, lo cual era mucho más de lo que él esperaba. El pecador no tenía la menor idea de ser justificado; simplemente esperaba recibir compasión; no obstante, Elohim lo justificó. Esto significa que Elohim ya no le veía como un pecador, sino como una persona justificada. Elohim no sólo perdonó sus pecados, sino que lo justificó. Esto muestra que Elohim no realiza Su salvación en conformidad con el pensamiento humano, sino conforme a Su propia manera de pensar.

 

Podemos ver este mismo principio con ocasión del retorno del hijo pródigo. (15:11-32). Al regresar, estando todavía muy lejos de su casa y antes de ser recibido por su padre, el hijo pródigo estaba dispuesto a servir como jornalero. Pero al llegar a casa, su padre no le pidió que fuera su siervo, sino que le pidió a sus esclavos que sacaran el mejor vestido y se lo pusiesen, le puso un anillo en la mano, le calzó con sandalias y mató el becerro gordo para comer y regocijarse, porque el hijo que estaba muerto, había revivido; estaba perdido y había sido hallado. Este pasaje bíblico nos muestra, una vez más, que Elohim no lleva a cabo Su salvación de acuerdo a la manera de pensar que es propia del pecador, sino en conformidad con Su propia manera de pensar.

 

Mordejai 2 nos habla de cuatro hombres que llevaron un paralítico al Yahshua ha Mashíaj; y al no poder acercarlo al Mashíaj a causa de la multitud, ellos quitaron el techo del cuarto en el que estaba el Mashíaj, y bajaron la camilla en que yacía el paralítico con la esperanza de que Yahshua ha Mashíaj lo sanara y este pudiese levantarse y caminar. Sin embargo, Yahshua ha Mashíaj le dijo: "Hijo, tus pecados te son perdonados" (pasuk 5). Yahshua no sólo lo sanó, sino que también perdonó sus pecados. Esto también nos muestra que Elohim actúa como a Él le place. Lo único que nosotros necesitamos hacer es acercarnos a Elohim y pedir, no importa si lo que pedimos es suficiente. Esto también nos dice que Elohim siempre actúa según Su propia satisfacción y no la del pecador. Por lo tanto, no debiéramos considerar la salvación desde nuestro propio punto de vista, sino desde el punto de vista de Elohim.

 

 

La Expectativa De Elohim

 

Elohim tiene una sola expectativa con respecto a nosotros: QUE AQUELLOS QUE DESEAN RECIBIR GRACIA, APRENDAN PRIMERO A IMPARTIR GRACIA A OTROS. TODO AQUEL QUE VAYA A RECIBIR GRACIA, PRIMERO TIENE QUE APRENDER A COMPARTIRLA CON LOS DEMÁS. CUANDO RECIBIMOS GRACIA, ELOHIM ESPERA QUE LA COMPARTAMOS CON OTROS.

 

Sin embargo, cuando aquel sirviente salió se encontró con uno de sus compañeros de servicio que le debía cien denarios, y lo agarró, y casi lo ahogaba diciendo: "Págame lo que me debes". Entonces su compañero de servicio se le arrodilló delante, y le rogaba: "¡Ten paciencia conmigo, y yo te pagaré". MattiYah 18:28-29

 

Mashíaj nos muestra aquí que nosotros le debemos a Él diez mil talentos, pero a nosotros sólo nos deben cien denarios. Cuando le decimos al Mashíaj: "Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo", Él no sólo nos deja ir en libertad, sino que perdona toda nuestra deuda. Nuestro consiervo, nuestro hermano, lo que nos debe a lo más es cien denarios, y cuando nos dice: "Ten paciencia conmigo y yo te lo pagaré", tiene la misma esperanza y la misma súplica que tenemos nosotros. ¿Cómo entonces, no tenemos que tenerle paciencia? Pero el siervo de esta historia "no quiso, sino que fue y lo metió en la cárcel hasta que le pagara lo que le debía" (pasuk 30).

 

El Mashíaj contó tal parábola para exponer lo poco razonables que son aquellos que no perdonan. Si no perdonamos a nuestro hermano, somos el esclavo mismo mencionado en estos pasukim. Cuando leemos esta parábola, nos sentimos indignados contra este siervo. ¡Cómo es posible que después que su Adón le haya perdonado la deuda de diez mil talentos, él rehúse perdonar los cien denarios que su consiervo le debía. ¡Además, echó a su consiervo en la cárcel para que le pagase la deuda! Ciertamente, este hermano actuó conforme a su propia norma de "justicia". Sin embargo, un creyente debe examinarse a sí mismo conforme a la justicia, pero debe tratar a los demás en conformidad con la gracia. Puede ser que un hermano nos deba algo, y el Mashíaj también sabe que su hermano le debe algo. Sin embargo, también nos muestra que si no perdonamos, no estamos tratando a otros en conformidad con la gracia. De ser así, Elohim considera que carecemos de gracia.

 

Así que, cuando sus compañeros de servicio vieron lo que había sucedido, se entristecieron mucho; y fueron y le contaron a su amo todo lo que había sucedido. "Entonces su amo lo llamó y le dijo: "¡Sirviente malvado! Yo te perdoné toda aquella deuda porque me rogaste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero de servicio, así como también yo tuve compasión de ti?". MattiYah 31-33

 

Mashíaj espera que nos comportemos con los demás de la misma manera que Él se comportó con nosotros. Él no nos hace exigencias que son conforme a la justicia; del mismo modo, Él espera que nosotros tampoco hagamos tales exigencias a los demás. El Mashíaj ha perdonado nuestras deudas según la misericordia; asimismo, Él tiene la expectativa de que nosotros también perdonemos las deudas de los demás según la misericordia. Él espera que midamos a los demás con la misma medida con que Él nos midió. Mashíaj nos ha impartido Su gracia conforme a Su buena medida, la cual es apretada, remecida y rebosante; Él espera que nosotros también hagamos lo mismo con los demás conforme a Su buena medida, la cual es apretada, remecida y rebosante. EL MASHÍAJ ESPERA QUE HAGAMOS A NUESTRO HERMANO LO MISMO QUE ÉL HA HECHO CON NOSOTROS.

 

Lo más horrible a los ojos de Elohim es que una persona que fue perdonada se niegue a perdonar. No hay nada tan feo que no perdonar cuando uno ha sido perdonado, o no ser misericordioso cuando uno ha recibido misericordia. Una persona no debería recibir gracia para sí, y luego negarle dicha gracia a los demás. Es imprescindible que toda persona aprenda delante del Mashíaj a tratar a los demás de la misma manera en que el Mashíaj la trató a ella. Ciertamente es detestable que una persona que ha recibido gracia, se la niegue a los demás. Es muy desagradable ver a una persona que ha sido perdonada y que se niega a perdonar a otros. Elohim desaprueba que una persona cuya deuda ha sido perdonada, exija de los demás el pago de alguna deuda. Él tampoco se complace en las personas que, a pesar de que ellas mismas tienen una serie de deficiencias, no son capaces de olvidar los defectos de los demás.

 

El amo, en aquel pasaje bíblico, le preguntó al esclavo: "¿No debías tú también tener compasión de tu compañero de servicio, así como también yo tuve compasión de ti?". Elohim desea que seamos misericordiosos con otros, así como Él ha sido misericordioso con nosotros. Debemos aprender a ser misericordiosos con nuestros semejantes y a perdonarlos. Si hemos experimentado la gracia y el perdón de Elohim, debemos aprender a perdonar las deudas de otros. Debemos aprender a perdonarlos, manifestarles misericordia y concederles gracia. Debemos levantar nuestros ojos al Mashíaj y decirle: "Mashíaj, Tú perdonaste mi deuda de diez mil talentos. Estoy dispuesto a perdonar a aquellos que me han ofendido en el pasado. Estoy dispuesto a perdonar a aquellos que me han ofendido hoy. Además, estoy dispuesto a perdonar a los que me ofenderán en el futuro. Tú perdonaste mis grandes pecados, yo también quiero ser como Tu, y en esta pequeñez quiero aprender a perdonar a los que me ofenden".

 

 

La Disciplina De Elohim

 

Y su amo, furioso, lo entregó a los verdugos hasta que le pagara todo lo que le debía. MattiYah 34

 

Este hombre, quien vino a estar bajo la disciplina de Elohim, fue entregado a los verdugos hasta que pagase todo lo que debía. Los verdugos son los demonios, agentes de haSatán, el acusador (el fiscal).

 

Así también hará con ustedes mi Padre celestial, si cada uno no perdona de corazón a su hermano". MattiYah 35

 

Este es un asunto muy serio. Esperamos que nadie caiga en las manos de Elohim. Debemos perdonar de corazón a nuestro hermano, tal como Elohim nos ha perdonado de corazón. Esperamos que todos los hermanos y hermanas aprendan a perdonar todas las ofensas. No trate de recordar los pecados de su hermano, ni le pida que pague lo que debe. Los hijos de Elohim, debemos ser iguales a Elohim en este asunto. Ya que Elohim nos trata con mucha generosidad, Él también espera que nosotros tratemos a nuestros hermanos con la misma generosidad.

 

 

Cómo Restaurar Al Hermano

 

"Por lo tanto, si tu hermano comete un pecado, ve y amonéstalo, pero privadamente, sólo entre tú y él. Si te hace caso, habrás ganado a tu hermano. Pero si no te hace caso, lleva contigo a uno o dos más, para que todo asunto conste según la boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso a ellos, dilo a la congregación; y si no le hace caso a la congregación, considéralo como un gentil y publicano. En verdad les digo que todo lo que ustedes prohíban en la tierra habrá sido prohibido en el cielo, y todo lo que permitan en la tierra habrá sido permitido en el cielo". "Otra vez les digo que, si dos de ustedes se ponen de acuerdo en la tierra para pedir cualquier cosa, se la concederá mi Padre que está en el cielo. Porque donde dos o tres están congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos". MattiYah 18:15-20.

 

Sólo perdonar a nuestro hermano no es suficiente, porque eso solamente se encarga del aspecto negativo. TODAVÍA ES NECESARIO QUE NUESTRO HERMANO SEA RESTAURADO.

 

Entre los hijos de Elohim ocurren ofensas constantemente. Si un hermano nos ofende, ¿qué debemos hacer? El Mashíaj dice: "ve y amonéstalo, pero privadamente, sólo entre tú y él". Si un hermano lo ofende, lo primero que no se debe hacer es ir a decírselo a otros. No hablemos de esto con los hermanos o hermanas, ni con los ancianos de la congregación de creyentes, ni hagamos de eso el tema de nuestras conversaciones. Esto no es lo que el Mashíaj nos manda. Si un hermano nos ofende, lo primero que tenemos que hacer es ir y decírselo a él.

 

Con frecuencia se crean problemas cuando un hermano ofende a otro, y el ofendido lo hace público, hablando sin cesar de eso hasta que toda la congregación se entera, con excepción del hermano que supuestamente ofendió. Generar tales habladurías es propio de la conducta de una persona de carácter débil; tal persona no se atreve a hablar personalmente con el hermano que lo ofendió. Sólo se atreve a hablar del asunto cuando dicha persona está ausente, mas no se atreve a decírselo cara a cara. Ciertamente es algo muy sucio hablar a espaldas de otros y divulgar chismes. Se deben tomar medidas con respecto al agravio cometido por nuestro hermano, pero al Mashíaj no le agrada que nuestra primera reacción sea quejarnos ante los demás. La primera persona a quien debemos hacérselo notar es al autor de la ofensa, quien está directamente involucrado en tal asunto. Si aprendemos bien esta lección básica, le ahorraremos muchos problemas a la congregación de creyentes.

 

¿Cómo debemos hablarle a quien nos ofendió? El Mashíaj nos dijo que debíamos acudir personalmente a dicho hermano. Sin embargo, así como es incorrecto hablar de un asunto a espaldas de otro, es igualmente erróneo hablar con él delante de muchas personas... la primera vez. El asunto se debe comunicar "estando a solas tú y él". Muchos hijos de Elohim yerran en este asunto, porque hablan de lo sucedido cuando mucha gente está presente, Y ESTO ES SALTARSE LOS PASOS. Pero el Mashíaj nos ordena hablar únicamente a las personas involucradas. En otras palabras, las transgresiones cometidas por individuos deben ser examinadas únicamente por los individuos involucrados, y no se debe involucrar a una tercera persona.

 

Necesitamos aprender esta lección ante Elohim: nunca debemos hablar a espaldas de un hermano que nos haya ofendido, ni hablarle en presencia de muchas personas. Debemos hacerle notar su falta estando a solas con él, en primera instancia. No tenemos que hablar de otras cosas ni traer a colación otros problemas; sólo necesitamos mostrarle la falta. Esto requiere de la gracia de Elohim y es una lección que los hijos de Elohim tienen que aprender.

 

Algunos hermanos y hermanas pueden pensar que esto es demasiada molestia, y en realidad así es, pero no pueden asustarse de los problemas si desean andar conforme a la Palabra de Elohim. Si creemos que la ofensa es demasiado insignificante como para molestarnos, tal vez no sea necesario hablar con el que nos ofendió y, si no hablamos con él, tampoco es necesario que los demás se enteren. Si el asunto nos parece insignificante, simple y trivial, y comprendemos que no reviste de mayor importancia, tampoco deberíamos hablar de esto con otros. No debemos pensar que, aunque no es necesario hablar con quien nos ofendió, los demás necesitan estar informados de lo que sucedió. Si desea hablar del asunto, hágalo con el ofensor a solas. Si no hay necesidad de hablar al respecto, simplemente guarde silencio. No está bien que todos se enteren de la situación, menos el hermano que cometió la falta.

 

 




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Publicado por: Anunciadora de Sión


SOY CREYENTE EN YAHSHUA, MIEMBRO DE LA NOVIA, ÓRGANO DEL CUERPO, CO-EDIFICADORA DEL REINO

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Lo que proviene del Ruaj pertenece al Cuerpo, porque el Ruaj no tiene Copyright.
Y si el hombre reivindica "derechos de autor", su mensaje proviene de la carne y no sirve.
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