El Sacerdocio Santo Es La Casa Espiritual
La vida creyente tiene dos aspectos: el aspecto de la vida y
el del servicio. Como hijos del Adón necesitamos llevar una vida espiritual
apropiada y, además, necesitamos realizar un servicio espiritual apropiado. El
servicio creyente apropiado gira en torno a la vida divina y es llevado a cabo
en el Cuerpo. Ese servicio espiritual se presenta como el sacerdocio en Kefá
Alef, que dice:
...para que también se los use como piedras vivas para edificar una casa espiritual, para que sean un sacerdocio santo, a fin de que ofrezcan sacrificios espirituales, agradables al Elohim por medio de Yahshúa el Mashíaj. Kefá Alef 2:5
Según este pasuk, el sacerdocio santo es la casa espiritual.
La casa espiritual edificada con los santos equivale al sacerdocio santo. La
casa es el sacerdocio, y el sacerdocio es la casa. Estos son dos aspectos de
una misma cosa, dos aspectos en cuanto a la edificación de los santos. Este
edificio es la casa de Elohim y es el sacerdocio de Elohim, es decir, no se
trata meramente de unos sacerdotes, sino de un sacerdocio. No existen
sacerdotes sin un sacerdocio, no existen órganos sin un Cuerpo, no existen
piedras sin un edificio.
"Pero ustedes son un linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Elohim, a fin de que anuncien las virtudes de Aquel que los llamó de las tinieblas a Su luz admirable". Kefá Alef 2:9
Este real sacerdocio es la casa espiritual. Estos tres
asuntos son cruciales: la casa espiritual, el sacerdocio santo y el real
sacerdocio. Por una parte, el sacerdocio es santo; por otra parte, el
sacerdocio es real.
En el libro de Romaniyim, Shaúl aborda tanto el tema de la
vida creyente como el del servicio creyente.
Así que, hermanos, les ruego por las
misericordias de Elohim que le ofrezcan sus cuerpos como sacrificio vivo,
consagrado y agradable a Yahweh, como su culto racional. No se amolden a este
mundo; más bien, transfórmense por la renovación de su entendimiento, de modo
que puedan discernir cuál sea la voluntad de Elohim, lo bueno, lo agradable y
lo íntegro. Romaniyim 12:1-2
En estos pasukim vemos que muchos cuerpos son ofrecidos como
un sacrificio único, es decir, no son muchos sacrificios, sino UN ÚNICO SACRIFICIO
QUE INCLUYE MUCHOS CUERPOS.
Esta voluntad de Elohim, "lo bueno, lo agradable y lo
perfecto, es presentada también más adelante, donde dice:
Porque como en un solo cuerpo tenemos muchos miembros, pero todos los miembros no tienen la misma función; así nosotros, siendo muchos, formamos un solo cuerpo en el Mashíaj, y como miembros, todos nos pertenecemos unos a otros. De manera que tenemos dones que varían según el favor que se nos ha concedido: Si es de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; si es de servicio, en servir; el que enseña, úselo en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que comparte, con liberalidad; el que preside, con diligencia; y el que hace obras de caridad, con alegría. Romaniyim 12:4-8
Todos los servicios creyentes son realizados en el Cuerpo.
Si se tiene el Cuerpo de Mashiaj juntamente con la práctica del Cuerpo, la
expresión del Cuerpo y la vida del Cuerpo, entonces se tiene el servicio
creyente.
Vida Y Servicio
Aquí estamos abordando el aspecto práctico de la vida
creyente, esto es, el servicio. En cuanto a nosotros como creyentes, siempre
hay dos aspectos. El primer aspecto tiene que ver con la vida, y el segundo
aspecto, con el servicio. Como hijos del Adón, por una parte necesitamos llevar
una vida apropiada, una vida espiritual, y por otra necesitamos realizar un
servicio apropiado, un servicio espiritual.
En MattiYah 25 el Adón Yahshua presentó dos parábolas: la
parábola de las diez vírgenes, la cual trata sobre la vida creyente, y la
parábola de los talentos, la cual se relaciona con nuestro servicio. En lo que
respecta a nuestra vida, debemos ser como las vírgenes que salimos del mundo al
encuentro de nuestro Novio portando el testimonio de la luz. Ésta es nuestra
vida; en cuanto al aspecto que gira en torno a la vida divina, necesitamos
obtener el aceite y portar el testimonio de la luz. Necesitamos salir de este
mundo, esperar el regreso del Adón y proseguir hasta encontrarnos con Él a Su
regreso. En esto consiste la vida creyente.
Inmediatamente después de esta parábola, el Adón habló la
parábola de los talentos, la cual se relaciona con nuestro servicio. Tenemos
que usar el talento, el don, que el Adón nos ha dado a fin de negociar y
obtener ganancias para nuestro Adón. Siempre vemos estos dos aspectos en los
hijos del Adón: la vida y el servicio. Tenemos que crecer en la vida divina y
comprar el aceite, portar la luz y salir de este mundo para encontrarnos con el
Adón a Su venida. También tenemos que usar de manera apropiada lo que el Adón
nos ha dado como don o talento.
En la epístola de Romaniyim, el apóstol Shaúl abarca estos
dos aspectos. En la mayor parte de ese libro, el apóstol trata sobre el aspecto
de la vida. Romaniyim presenta la secuencia del andar creyente, de la vida
creyente. Al comienzo, en los primeros dos capítulos y medio, vemos a un
pecador ante Elohim. Luego, en los capítulos 3, 4 y la primera parte del
capítulo 5, vemos que este pecador es justificado, perdonado, redimido y salvo
por medio de la obra redentora de Mashiaj. Después, desde la segunda parte del
capítulo cinco hasta el capítulo ocho, vemos que esta persona redimida,
justificada y perdonada anda en la nueva vida, o sea, anda en el Ruaj. Esta
persona descubre el hecho de que el viejo hombre ha muerto y que en él no hay
nada bueno. El viejo hombre, esto es, la vieja naturaleza, ha sido clavada en
el madero. Ahora el Ruaj de Mashiaj, quien es la corporificación misma de
Mashiaj como vida en nosotros, vive dentro de nuestro ser. Debemos andar
conforme a Él y andar en Él. Así que, tal persona, quien al principio era un
pecador, ahora es un santo, uno que anda conforme al Ruaj. Finalmente, en el
capítulo doce, vemos que los muchos redimidos que andan en el Ruaj, componen un
sólo Cuerpo en el Ruaj. Todos ellos son miembros de este único Cuerpo.
El Crecimiento En La Vida Divina
Primero tenemos el aspecto de la vida, y luego el aspecto
del servicio. Primero se establece lo relacionado con la vida divina, y
después, sobre la base de ese hecho, se tiene el servicio. Sin la vida divina y
el crecimiento adecuado en la vida divina, no podemos realizar el servicio. Los
niños pequeños pueden hacer muchas cosas pero no pueden servir, ya que
simplemente no han crecido lo suficiente en vida.
Para servir al Adón se requiere del crecimiento en la vida
divina. El servicio no se menciona en Romaniyim 6 ni en Romaniyim 7; de hecho,
no se menciona sino hasta el capítulo 12, donde vemos que los pecadores han
sido redimidos, justificados y liberados de la vieja naturaleza y andan en el Ruaj.
Ellos ya poseen el verdadero crecimiento en la vida divina, y ahora son los
miembros del Cuerpo que ejercen su función de forma práctica. El servicio
creyente se produce como resultado del crecimiento en la vida divina.
Si no tiene vida, no puede servir. Incluso si tiene vida
pero carece del crecimiento apropiado en vida y aún es joven, infantil o
incluso como un bebé, definitivamente no puede servir. El servicio requiere de
la vida divina y del crecimiento en la vida divina, es decir, de la madurez en
vida. Es un asunto de vida y de crecimiento en vida. No podemos servir al Adón
si no hemos crecido en la vida del Adón. Esto es algo muy básico. Ésta es la
razón por la cual hemos dado tanto énfasis al asunto de la vida divina, ya que
nuestra expectativa es tener una vida de congregación VIVA que incluya el
servicio. Sin el crecimiento en vida, no hay posibilidad de que la congregación
sea edificada; y sin la edificación de la congregación, no habrá posibilidad de
tener el servicio de la congregación, el servicio creyente.
El Servicio En El Cuerpo
El servicio creyente gira en torno a la vida divina y se
realiza en el Cuerpo de Mashiaj. Es algo que se lleva a cabo en el Cuerpo y
tiene que ver con el Cuerpo. Usted no puede servir al Adón apropiadamente si es
un creyente individual. Para servir al Adón, tiene que darse cuenta de que el
servicio es algo que se realiza en el Cuerpo.
Todo creyente es un miembro del Cuerpo, una parte del
Cuerpo. Un individuo sólo no es el Cuerpo. Los miembros del Cuerpo no pueden
ejercer sus funciones sin el Cuerpo. Una mano es un miembro bueno y muy útil,
pero si es cortada del cuerpo, no sólo se muere sino que se convierte en algo
feo, horrible e incluso aterrador. A usted quizás le guste darme la mano, pero
si mi mano estuviera separada del cuerpo, se convertiría en algo horrible.
Hoy muchos creyentes están separados, apartados de la
realidad del Cuerpo. Pareciera que son miembros incorpóreos. Ellos creen que
asistir a reuniones en alguna congregación es ser parte del Cuerpo.
Lamentablemente, no es suficiente. Podemos decir que todos los salvos somos
miembros del Cuerpo, PERO QUE LA MAYORÍA DE LOS SALVOS NO VIVEN LA REALIDAD DEL
CUERPO. Eso los hace muertos en vida, células inactivas del Cuerpo. Los
miembros de un cuerpo son hermosos mientras estén unidos al cuerpo, pero en
cualquier otro lugar son horribles. ¡Qué triste es que muchos creyentes hoy son
como orejas que han sido separadas y colocadas sobre los hombros! ¿Cómo pueden
servir al Adón así? ¿Cómo podríamos servir al Adón sin ser edificados junto con
otros como miembros del Cuerpo? Esto es imposible.
La vida del Cuerpo se halla en Romaniyim 12, y el servicio
de la congregación se lleva a cabo en la vida del Cuerpo, donde los miembros
del Cuerpo, o sea, los miembros de la congregación, ejercen sus funciones y
sirven. Este asunto se presenta claramente en la Palabra. Debemos verificar si
poseemos la realidad de la vida del Cuerpo o no. Si no la tenemos, simplemente
somos santos que vagan. Si usted dice que está en la realidad del Cuerpo, tiene
que considerar seriamente dónde está el Cuerpo. Si abandonamos el servicio al
Adón, no habría necesidad de hablar acerca del Cuerpo, de la vida de
congregación. Pero si tenemos un corazón sincero para servir al Adón, tenemos
que darnos cuenta de que el servicio se realiza en el Cuerpo.
El Sacerdocio Y El Cuerpo
El servicio creyente es el servicio de los sacerdotes.
Sabemos que todos los creyentes son sacerdotes y que la función, el deber y la
responsabilidad de los sacerdotes es servir al Adón. El servicio de los
sacerdotes en el Tanaj no constaba de sacerdotes individuales que servían al
Adón. Todos los sacerdotes que sirven al Adón tienen que ser edificados
juntamente como un cuerpo. El servicio sacerdotal no es un servicio realizado
por individuos, sino un servicio llevado a cabo por una entidad corporativa. Para
servir al Adón tenemos que ser edificados juntamente con otros como una entidad
corporativa. Kefá dijo que llegaríamos a ser el sacerdocio después de que
fuéramos edificados juntamente como casa espiritual:
...para que también se los use como piedras vivas para edificar una casa espiritual, para que sean un sacerdocio santo, a fin de que ofrezcan sacrificios espirituales, agradables al Elohim por medio de Yahshúa el Mashíaj. Kefá Alef 2:5
Yahweh separó una tribu (la de Leví) que estaba formada por
muchas familias, todos descendientes de un mismo ancestral, para indicar la
unidad que debía reinar en el sacerdocio. Así también hoy en el Cuerpo, todos
los sacerdotes somos una familia, edificados conjuntamente.
La palabra griega traducida sacerdocio es una palabra muy
difícil de traducir. Pero según la realidad espiritual, el sacerdocio consiste
en la edificación de los sacerdotes, es decir, equivale a la coordinación, la
cooperación entre todos los sacerdotes. Ningún sacerdote sirve individualmente,
sino que todos sirven en coordinación.
Mientras hablo, mi cuerpo entero sirve en coordinación. Mi
boca no habla sin que haya una expresión en mis ojos o sin que yo haga algunos
ademanes con mis manos. La boca incluso necesita de los pies, de las piernas y
del cuerpo entero como apoyo. En conclusión, la boca necesita de las manos y
los pies, y las manos y los pies necesitan de la boca y los ojos. Esto es el
cuerpo entero que opera en coordinación, y éste es el principio fundamental del
servicio creyente.
A muchos de nosotros nos preocupa la predicación de la
Besorah. Si debemos predicar la Besorah, tenemos que ser edificados juntamente
unos con otros. Primero necesitamos la coordinación. Cuando seamos edificados
como casa espiritual y tengamos la coordinación de los sacerdotes, entonces
podremos predicar la Besorah. Sin el cuerpo sacerdotal, no hay cuerpo, no hay
coordinación, y no hay predicación tampoco, porque, ¿adónde llevaremos a los
nuevos, si nosotros mismos no estamos en una casa? Esto no se refiere a "denominaciones"
y ni siquiera a congregaciones locales, sino al Cuerpo como todo. En cada
localidad debe haber una única congregación, la congregación de esa localidad,
pero si la congregación de la localidad X no tiene los mismos conceptos y
creencias que la congregación de la localidad Z, no debemos pelearnos, discutir
unos con otros ni acusarnos mutuamente de "herejes" y desear el fuego
eterno para el otro. Ni siquiera deberíamos orar para que
"entiendan", porque de esa manera estaríamos orando para que sean
hechos a NUESTRA imagen y semejanza. No conocemos los tiempos y las decisiones
que Yahweh tiene para cada uno, pero sabemos que ÉL SE OCUPA DE LOS SUYOS, por
lo que no deberíamos "criticar" a los que no piensan como nosotros,
sino apenas orar para que todos seamos uno en Mashíaj, como Mashíaj es uno con
el Padre. Tal vez seamos nosotros los que debamos ser corregidos. Por este
motivo también necesitamos estudiar diligentemente las Escrituras, de manera a
no predicar nada que no esté en ellas, y aprender a separar correctamente las
tradiciones humanas de los mandamientos del Creador.
La Besorah se predicó por primera vez el día de Shavuot,
después que ciento veinte personas habían sido edificadas y coordinaban juntas.
Esas ciento veinte personas eran ciento veinte sacerdotes, y como tal, operaban
en coordinación como un sólo cuerpo. Creo firmemente que en ese día, cuando
Kefá se puso en pie, él no se levantó solo, ni tampoco se levantó junto con los
otros diez, sino que Kefá estaba en pie junto con los cientos veinte. Cuando él
les dijo a los judíos: "Ustedes mataron a Yahshua clavándolo en un
madero", pienso que todos los ciento veinte dijeron: "¡Amén!".
Cuando él dijo: "Ustedes lo clavaron en el madero, pero el Elohim de
nuestros padres lo resucitó", ellos dijeron otra vez: "¡Amén!".
No fue simplemente un miembro del Cuerpo el que actuaba, es decir, no fue
solamente la boca de Kefá la que hablaba, mientras todos los demás dormían o
platicaban y dejaban al pobre Kefá hablar de una manera pobre, por sí solo. Ésa
no fue la manera en que se predicó la Besorah aquel día; más bien, todos ellos
predicaron la Besorah de una manera prevaleciente, en la cual todos los santos
coordinaron juntos como una sola entidad. Por tanto, tal predicación fue
poderosa y prevaleciente.
Para que la Besorah sea predicada de una manera prominente,
no se requiere tanto de gigantes espirituales o de evangelistas poderosos, sino
que, más bien, se requiere del Cuerpo, de un Cuerpo edificado que esté en
coordinación. Numerosas personas serán traídas al Adón por medio de la
congregación edificada. Si todos nos uniéramos en el Cuerpo y estuviéramos
firmes, incluso el más débil entre nosotros sería más fuerte, al estar en la
coordinación, que cualquier persona individualmente fuerte.
Algunos se preocupan porque no tienen ningún don especial ni
saben cómo servir al Adón. Esas cosas no importan. En tanto que estemos en la
realidad del Cuerpo, eso es maravilloso. Todos debemos ser edificados
juntamente en el Cuerpo. Si llegamos a ser una casa edificada, entonces seremos
un sacerdocio que sirve, una coordinación sacerdotal que sirve. Esto es lo que
necesitamos, es decir, una coordinación efectuada por medio de la edificación.
Sacerdotes Santos Y Reales
Por una parte somos el sacerdocio santo, y por otra, el real
sacerdocio. Según la tipología del Tanaj, existen dos órdenes sacerdotales
diferentes, el orden de Aharón y el orden de Melki-Tsedeq. El orden de Aharón
es el orden santo. Ser santos consiste en ser apartados de las cosas comunes o
mundanas y ser separados para el Adón. El orden santo es un orden separado del
mundo, apartado de las cosas comunes, para el uso del Adón. A fin de tener el
servicio en la congregación, todos debemos ser edificados juntos, y debemos ser
personas que se hayan separado del mundo, de las cosas comunes y del camino
común y ordinario.
Ser separados para Elohim equivale a ser kadoshim para
Elohim. Ser kadoshim significa simplemente ser santificados, y ser santificados
significa ser apartados de las cosas comunes y ser separado para las cosas
divinas. Éste es el orden santo, el sacerdocio kadosh.
Apenas nacemos de nuevo y entramos en el atrio, si
comenzamos a ocuparnos de las cosas santas, nos convertimos en levitas. Muchos
creyentes andan por el atrio, pero no son levitas. No se ocupan de las cosas
santas, ni de conocer más a Yahweh ni de santificarse para servirlo más. Pero
los que sí se importan con Aquel que los sacó del desierto y lo buscan a Él, en
lugar de seguir andando detrás de becerros de oro (los ídolos del mundo, las
cosas mundanas, los placeres de la carne), esos son transformados en levitas.
Son injertados en la planta (Mashíaj), y se convierten en levitas que se ocupan
de las cosas santas. Aún no son sacerdotes, pero si perseveran, lo serán. Y
avanzando más aún en el crecimiento y desarrollo de nuestro Mashíaj interior,
seremos sumos sacerdotes. ¿En qué nivel estamos hoy? ¿Somos el pueblo fuera del
Ojel Moed, somos levitas, cargando las cosas santas, somos sacerdotes,
ministrando al pueblo y a Yahweh, o somos ya sumos sacerdotes? No olvidemos que
esto implica el crecimiento del cuerpo sacerdotal, y que nosotros no seremos
ordenados sacerdotes de la orden de Aharón sino sacerdotes de la orden de
Melki-Tsedeq. TODOS LOS SACERDOTES DE LA ORDEN DE MELKI-TSEDEQ FUNCIONAN COMO
SUMOS SACERDOTES, y esto no es "usurpar" nada de Mashíaj. Él es hoy
nuestro Kohen Gadol Y ES EL ÚNICO DE LA ORDEN DE Melki-Tsedeq EN LA ACTUALIDAD,
pero es el deseo suyo y el del Padre tener un ejército de "Yahshuas",
DE KOHANIM GADOL.
El orden de Melki-Tsedeq era el orden real. Melki-Tsedeq era
un rey, y era un sacerdote real. Por un lado, somos los hijos de Aharón, los
sacerdotes kadoshim separados del mundo para el Adón. Por otro lado, somos
Melki-Tsedeq, los sacerdotes reales.
Permítanme dar el siguiente ejemplo. Supongamos que la
congregación aquí va a predicar la Besorah. En primer lugar, tenemos que ser
edificados juntos como un sólo Cuerpo; tenemos que formar un ejército. Después,
todos debemos separarnos del mundo y entregarnos al Adón. Todos tenemos que ir
al Adón y orar por un lapso de tiempo, como aquellos ciento veinte en Hechos,
quienes oraron por diez días. Ellos se separaron de las cosas mundanas, se
entregaron al Adón y permanecieron con Él por diez días. Como resultado de eso,
todos fueron llenos del Adón. En ese momento, eran los sacerdotes santos.
Después de esos diez días, cuando salieron a decirles a las personas que
Yahshua es el Adón, el Salvador, lo hicieron de una manera real. Cuando fueron
al Adón, eran santos. Y cuando salieron de la presencia del Adón con la
autoridad celestial, eran reyes; pertenecían a la realeza.
Cuando somos juntamente edificados, nos separamos del mundo
para el Adón y oramos ante el Adón, entonces somos los sacerdotes santos, pero
no somos aún de la orden de Melki-Tsedeq. Apenas si somos sacerdotes
aharónicos. Después de mucha oración, todos debemos ser llenos del Adón,
incluso llenos del Adón que posee toda autoridad. Luego salimos como reales
sacerdotes, como sacerdotes que pertenecen a la realeza, con la autoridad
celestial para decirles a las personas algo sobre el Adón. Cuando nosotros,
como Cuerpo, vamos ante el Adón y permanecemos en Su presencia, somos los
sacerdotes santos, aquellos que son santos y separados ante Elohim. Pero después
de que oramos y recibimos la carga de parte del Adón y somos equipados con la
autoridad celestial, podemos salir de la presencia del Adón para dirigirnos a
las personas y servirles, e incluso ministrarles al Adón. En ese momento somos
sacerdotes que pertenecen a la realeza, el real sacerdocio, aquellos que son
celestiales y que tienen la autoridad celestial como reyes celestiales para
ministrarles al Adón a las personas. El resultado de esto no es simplemente la
predicación de la palabra, de la Besorah, sino la predicación de la Besorah con
la autoridad real y celestial.
Los sacerdotes según el orden de Aharón siempre presentan
ante Elohim las necesidades de las personas. Ellos son santos. Pero un
sacerdote según el orden de Melki-Tsedeq trae consigo algo de Elohim para
suministrárselo a otros, a fin de satisfacer la necesidad de los demás. Éste es
el sacerdocio real ("real" no de "realidad" sino de
"realeza").
Cuando renunciamos por completo al mundo y vamos ante el
Adón para orar por los pecadores, diciendo: "Adón, ten misericordia,
acuérdate de ellos, sálvalos y libéralos", entonces somos los sacerdotes
santos. Pero cuando salimos de la presencia del Adón después de mucha oración,
a fin de ministrarles a los demás algo del Adón como vida, con el poder y
autoridad celestiales, somos el real sacerdocio. Quiera el Padre iluminarnos
para que comprendamos que quedarnos sentados en el atrio de boca abierta para
ser ministrados es despreciar los dones del Ruaj, y que debemos trabajar para
ministrar a otros, no a nosotros mismos.
Tres Asuntos Vitales
Si debemos servir al Adón siguiendo el camino del servicio
en la congregación, tenemos que prestar toda nuestra atención a estos tres
asuntos. En primer lugar, tenemos que ser juntamente edificados como Cuerpo. No
podemos realizar ningún servicio fuera de la vida de congregación, fuera del
Cuerpo. Definitivamente tenemos que ser edificados juntamente.
En segundo lugar, cada uno de nosotros tiene que ejercitarse
en renunciar a todo lo mundano. Tenemos que separarnos de las cosas comunes,
santificándonos para el Adón, y aprender cómo permanecer en la presencia del
Adón, cómo presentarle a Él las necesidades de las personas, las necesidades
del mundo pecaminoso, y orar. Entonces seremos los sacerdotes santos.
Después de ofrecer suficiente oración al Adón, debemos salir
de la presencia del Adón a fin de ministrarlo poderosamente al mundo como el
Salvador, la vida divina, la provisión de vida y la luz. En ese momento seremos
los reales sacerdotes. Se requiere la coordinación, la separación y la
autoridad celestial. Es necesaria la coordinación del Cuerpo, la separación de
los sacerdotes santos respecto al mundo y su santificación ante el Adón, y la
autoridad celestial de los reales sacerdotes. Entonces estaremos capacitados y
autorizados para ministrar al Adón a otros como reales sacerdotes, como
sacerdotes que pertenecen a la realeza, quienes poseen la autoridad celestial.
A fin de obtener el verdadero servicio de la congregación, estas tres cosas son
fundamentales e incluso vitales.
Si usted tiene la carga de ministrar la Palabra a la
congregación, primero tiene que verificar si ha sido edificado en la realidad
del Cuerpo y si está en la coordinación. Si no es así, es como si fuera un
miembro separado. ¿Cómo, entonces, podría ejercer su función?
Ministrar la Palabra no es una opción, es un deber de cada
creyente, pero el Ruaj coloca el llamado en el corazón de la persona a fin de
que COMIENCE A PREPARARSE. Es necesario estudio y preparación en práctica de
vida para prepararnos, y la negligencia será cobrada:
Maldito el que hiciere indolentemente la obra de Yahweh... YirmeYah 48:10
Después de esto, hay que verificar si está separado para el
Adón, y comprobar si ha pasado suficiente tiempo en la presencia del Adón en oración.
Sin esto, no está calificado para servir, debido a que no es un sacerdote
santo.
Además, debe comprobar un tercer punto: ¿Tiene usted la
autoridad, la autoridad celestial? ¿Tiene usted algo que el Adón realmente le
ha comisionado? Muchos salen a hablar a los dos días de nacidos, en un
entusiasmo carnal. Esto es tan malo como decidir que nunca saldrá porque
"eso son cosas de los pastores y misioneros".
Pero cuando haya recibido el llamado en el corazón, entonces
podrá ministrarle al pueblo del Adón, no sólo con palabras, sino con autoridad.
Siempre que ministre, sus palabras tendrán peso. El mensaje, las palabras, el
ministerio, todo será de peso, debido a que usted tendrá la autoridad celestial
propia de un real sacerdote.
La coordinación, la separación y la autoridad, éstos son los
tres requisitos que necesitamos para ministrar. No se trata solamente de saber
algo o de tener cierta carga por hacer algo. Necesitamos comprobar SI HEMOS
SIDO EDIFICADOS JUNTAMENTE CON OTROS EN LA REALIDAD DEL CUERPO, SI ESTAMOS EN
LA COORDINACIÓN DEL SACERDOCIO O NO. Esto es algo vital. Jamás podremos
mantenernos firmes contra las huestes malignas de las tinieblas por nosotros
mismos, porque estas huestes, los espíritus malignos, saben bien dónde estamos.
En MaAseh 19:13-16 vemos que los siete hijos de Esceva
intentaron echar fuera los espíritus malos valiéndose del nombre del Yahshua
que predicaba Shaúl. Sin embargo, el ruaj malo les dijo: "A Yahshua
conozco, y sé quién es Shaúl; pero ustedes, ¿quiénes son?". El nombre de
Yahshua ciertamente es poderoso en la boca de Shaúl, pero quizás no sea
poderoso en la boca de usted. SHAÚL COORDINABA CON LOS SANTOS, ESTABA EDIFICADO
JUNTAMENTE CON ELLOS. ÉL ESTABA EN LA COORDINACIÓN DEL SACERDOCIO, SE HABÍA
SEPARADO DEL MUNDO Y TENÍA LA AUTORIDAD.
Incluso para ofrecer una oración en una reunión de oración o
en la mesa del Adón, se requiere de estas tres cosas básicas: la coordinación,
la separación y la autoridad. Si usted es uno con los santos en la
coordinación, está separado del mundo para el Adón y es uno con la autoridad
celestial, entonces, con sólo unas cuantas palabras que ore, los demás
detectarán dominio, poder y realidad en su oración. Pero si éste no es el caso,
usted orará con palabras vanas, sin peso, sin poder y sin autoridad que
respalden sus palabras.
El verdadero servicio, el servicio que prevalece, no depende
del conocimiento, la capacidad, la elocuencia ni de los supuestos dones. Aunque
estas cosas tienen un lugar en el servicio del Adón, no son básicas. Los elementos
básicos son estos tres: la coordinación, la separación y la autoridad. Y los
tres funcionan únicamente en el ruaj, con el Ruaj y en el Cuerpo.
Si usted está dispuesto a ser edificado con los demás,
entonces simplemente "piérdase", "desaparezca", en la
edificación de la congregación. Cuando usted renuncie a sí mismo, con miras a
que se lleve a cabo la edificación de la congregación, estará en la
coordinación; entonces experimentará, junto con los santos, ser separado del
mundo, santificándose ante el Adón, y tendrá la autoridad que proviene de los
cielos. Ésta es la manera de establecer un servicio en la congregación poderoso
y prevaleciente.
Kefá era simplemente un pescador sin estudios. Antes del día
de Shavuot, pareciera que Kefá no tenía ningún don. Pero en el día de Shavuot,
él era uno que estaba en la coordinación, que había sido separado para el Adón
y que había recibido la autoridad celestial. ¡Qué poderoso fue Kefá! Habló poco
y con oraciones cortas, sin exhibir mucho conocimiento o erudición, PERO SUS
PALABRAS ESTABAN LLENAS DE PODER. Él participaba en la coordinación, en la
separación y en la autoridad. Estaba en la coordinación, era uno de los
sacerdotes santos y era uno de los reales sacerdotes.
Cuando los ciento veinte permanecieron en la presencia del
Adón por diez días, todos eran sacerdotes santos. Y cuando llegó el día de
Shavuot, todos salieron al encuentro de las personas para satisfacer las
necesidades de ellas impartiéndoles la provisión celestial. Debido a que eran
reales sacerdotes, incluso el poder más alto sobre esta tierra les temía,
debido a la autoridad de ellos. Ellos tenían el poder celestial con la
autoridad celestial.
Ésta es la manera de llevar a cabo el servicio de la
congregación. A menos que prestemos la debida atención a estos tres asuntos
básicos —la coordinación, la verdadera separación y la autoridad celestial—,
simplemente no estaremos listos para iniciar ningún servicio en nuestra
localidad. Necesitamos experimentar la edificación, la coordinación, la separación
y la autoridad celestial. Requerimos la realidad del Cuerpo, el sacerdocio
santo y el real sacerdocio. Cuando los santos son edificados como un Cuerpo en
coordinación, teniendo la separación y la autoridad celestial, entonces puede
comenzar el verdadero servicio de la congregación.
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