La Base De La Palabra
Ahora quiero dirigir nuestra atención a la Palabra de
Elohim. Cuando hablamos del ministerio de la Palabra de Elohim, no decimos que
Elohim exprese algo aparte de las Escrituras, ni que nosotros podamos añadirle
otro libro a los que la conforman. Tampoco nos referimos a que podemos recibir
revelación o introducir un ministerio que no se encuentre en las Escrituras.
La Palabra de Elohim, compuesta del Tanaj y el B'rit
Hadashá, ya está completa, y no necesitamos añadirle nada a lo que está
escrito. Si en su momento el Ruaj decide agregar (Y NO ES IMPOSIBLE, ya que aún
nos faltan mil años, acerca de los cuales hemos tenido poca revelación, y las
palabras que maldicen al que agregue palabras son "a este libro",
refiriéndose específicamente al libro de Hitgalut, no a todas las Escrituras)
más escritos, serán siempre inspirados por Él y estarán de acuerdo con el todo.
De momento, tenemos todo lo que nos hace falta, según considerado.
Pero al mismo tiempo debemos comprender que solamente tener
una noción de las Escrituras no nos hace aptos para predicar la Palabra de
Elohim, ya que, para ser ministros, necesitamos conocerla.
Los libros de las Escrituras fueron escritos por unas
cuarenta personas. Todas ellas usaron sus propias expresiones idiomáticas, su
propio estilo y su terminología, y sus escritos contenían sus sentimientos,
pensamientos y elementos humanos. Cuando la Palabra de Elohim venía a estos
escritores, Elohim asumía los elementos personales de ellos. Algunos fueron
usados por Elohim y recibieron revelación de parte del en mayor escala que
otros, pero todos fueron ministros de Su palabra. Así que la Palabra de Elohim
es semejante a una composición musical, y los escritores son como los
diferentes instrumentos que se emplearon. En una orquesta hay muchos
instrumentos, y cada uno tiene su propio sonido distintivo; sin embargo, cuando
la orquesta toca, todos los sonidos se combinan armoniosamente. Cuando
escuchamos la música de la orquesta, podemos distinguir el sonido del piano, el
del violín, el de la trompeta, el del clarinete y el de la flauta; sin embargo,
lo que escuchamos no es una confusión de sonidos, sino una armoniosa melodía.
Cada instrumento tiene su propia característica y personalidad, pero todos
tocan la misma obra. Si la orquesta tocara al mismo tiempo dos canciones
diferentes, produciría un ruido confuso. Esto se puede aplicar a los ministros
de la Palabra. Aunque cada uno tiene sus propias características, todos
anuncian la Palabra de Elohim.
Las Escrituras, desde la primera página hasta la última, son
una entidad orgánica, no una colección incoherente de escritos. Un ministro
dice una cosa y otro añade algo más, pero cuando sus ministerios se unen,
forman un sujeto orgánico. Las Escrituras fueron escritas por unos cuarenta
escritores; aún así, no fueron cambiadas ni fragmentadas, porque todos
comunican el mismo mensaje. Las Escrituras posiblemente manifiesten varias
docenas de instrumentos, pero todos ellos tocan la misma pieza musical. Por
eso, cuando alguien le añade otra melodía, nos damos cuenta de que el sonido es
diferente. La Palabra de Elohim es una entidad integrada. Aunque los sonidos
sean diferentes, no tienen ninguna disonancia. No debemos suponer que basta con
oír el sonido, ni que cualquier persona puede ponerse en pie y afirmar que
anuncia la Palabra de Elohim. Los ministros de la Palabra, tanto en el pasado y
como en el presente, pertenecen a esta entidad indivisible, a la cual ningún
elemento ajeno puede serle añadido. Si le añadimos algo, el resultado es
confusión, apostasía y conflicto. La Palabra o la Palabra de Elohim es una
entidad viva; es el Adón Yahshua.
El Tanaj consta de treinta y nueve libros. Es probable que
cronológicamente el libro de Iyov haya sido el primero que se escribió. No
obstante, es la Torah de Moshe el que aparece al comienzo de las Escrituras. Es
maravilloso ver cómo los escritores de las Escrituras que vinieron después de
Moshe, no escribieron de una manera independiente, sino que edificaron sobre
los escritos que los precedían. Moshe escribió la Torah sin tener otros
escritos como referencia, porque estos rollos fueron todos DICTADOS por el
propio Yahweh. Moshe escribió bajo la dirección directa de Elohim, pero
Yahoshúa se apoyó en los libros de Moshe; es decir, su servicio como ministro
no fue independiente, ya que se basaba en el conocimiento que tenía de la
Torah. Después de Yahoshúa, otros escritores como por ejemplo los autores de
los libros de Shemuel, también basaron sus escritos en los libros de Moshe, lo
cual significa que aparte de Moshe, quien recibió al principio un llamado
divino a escribir sus cinco libros, todos los subsiguientes ministros de la
Palabra de Elohim se basaron en lo que Elohim había manifestado con
anterioridad. La Palabra de Elohim es una sola entidad, y ningún escritor puede
seguir su propio rumbo. Cada escritor que viene después comunica la Palabra con
base en lo dicho por quienes le preceden.
En el B'rit Hadashá hallamos que la única revelación nueva
es el misterio del Cuerpo de Mashiaj. Efesiyim nos dice que el Cuerpo se
compone de judíos y gentiles. Podemos decir que, con excepción de esta
revelación, todo lo que contiene el B'rit Hadashá se basa en el Tanaj. Es
decir, todo lo que vemos en el B'rit Hadashá se encuentra en el Tanaj. Este
contiene casi todas las revelaciones doctrinales; inclusive, la revelación
sobre el nuevo cielo y la nueva tierra se encuentra allí. Hay varias versiones
de las Escrituras que destacan todas las citas que el B'rit Hadashá hace de
pasajes del Tanaj. Al leerla, uno se da cuenta de que muchas cosas del B'rit
Hadashá, en realidad ya se habían dicho en el Tanaj, porque uno se refiere a la
etapa de las promesas, la Era de Pésaj, y el otro a la etapa del cumplimiento
de Mashíaj y el comienzo del Cuerpo (a través del Ruaj), la Era de Shavuot. Aún
nos falta la revelación que seguramente será dada a través de los vencedores,
acerca de la etapa final, un cumplimiento más pleno, en la Era de Sukot, la Era
del Reino. Algunos pasajes del B'rit Hadashá son citas textuales del Tanaj, y
otros hacen referencia a ciertos pasajes, parafraseándolos. Es semejante a
nuestra predicación; algunas veces aludimos a pasajes bíblicos, y otras,
recitamos el texto sabiendo que quienes estén familiarizados con las
Escrituras, saben a qué libro pertenece. En el B'rit Hadashá se hace referencia
más de mil quinientas veces al Tanaj. Recordemos que el ministerio del B'rit
Hadashá de la Palabra no es independiente, sino que tiene como base la
expresión divina contenida en el Tanaj.
Si alguien se pone en pie y declara que recibió una
revelación exclusiva, inmediatamente sabremos que tal revelación no es de fiar.
Nadie puede recibir la Palabra de Elohim fuera de las Escrituras. No podemos
prescindir del Tanaj y quedarnos sólo con el B'rit Hadashá, ni viceversa.
Tampoco podemos eliminar los cuatro Besoroth y quedarnos sólo con las epístolas
de Shaúl, ya que éstas no pueden existir solas, se basan justamente en lo que
está escrito en las Besoroth. Tenemos que comprender que las palabras
expresadas tienen como base lo dicho anteriormente. La luz sale de las palabras
precedentes. Lo que se dice independientemente de las Escrituras no es la
Palabra de Elohim. Necesitamos entender en qué consiste el ministerio de la
Palabra. Todos los ministerios que se encuentran en las Escrituras se relacionan
entre sí. Nadie puede recibir una revelación que sea independiente, aislada o
ajena a las demás. Así como los veintisiete libros del B'rit Hadashá toman como
base el Tanaj, todo nuevo ministro recibe el aporte de los ministros que lo
preceden.
También debemos comenzar a contemplar todas las cosas con la
mente de Mashíaj, como Él hizo cuando vino, DEJANDO DE LADO LAS COSTUMBRES
HUMANAS, tanto las surgidas de malas interpretaciones como las surgidas de un
exagerado y falso espiritualismo, y regresar las cosas a su medida correcta. No
debemos verlas con la mente de carne, buscando legalismos ni mirando a ver
"cómo otros hacían", sino permitiendo que el Ruaj nos conduzca en
crecimiento, que también incluye poner todas las cosas en el debido lugar, no como
criaturas sin Ruaj dentro, ni como criaturas con un acceso parcial y muy
limitado al Ruaj, sino como creyentes con la plena comprensión de la Palabra,
que es el propio Mashíaj Yahshua, porque somos llamados a ser conformados a Su
imagen y semejanza, no a la de la comprensión limitada que el Cuerpo haya
tenido a lo largo de los siglos. Esto incluye muchos conceptos y legalismos
desarrollados por el hombre más allá de la autoridad recibida.
Debemos rechazar toda revelación privada y todo ministerio
independiente. Leemos en Kefá Bet 1:20 que "ninguna profecía de la
Escritura es de interpretación privada". No debemos interpretar las
profecías de las Escrituras fuera de su contexto, o usando solamente un pasaje.
Por ejemplo, no podemos interpretar el capítulo 24 de MattiYah sin ninguna otra
referencia. Tenemos que estudiarlo a la luz de otros pasajes, porque Yahshua
estaba hablando con personas que tenían un "panorama mental" muy
específico, que iban a recordar determinadas Escrituras. Lo mismo diríamos de los
capítulos 2 y 9 de Daniyel, o de cualquier otro pasaje. Cuando interpretamos
una profecía usando la misma profecía, o un texto usando el mismo texto,
hacemos una "interpretación privada". La Palabra de Elohim es una
entidad indivisible, y siempre que la hablamos, debemos tener presente este
hecho. Ninguna parte de las Escrituras se puede interpretar de manera privada
ni fuera del contexto, sino siempre en conjunción con otros pasajes, porque
siempre debe haber "dos o tres testigos". Ya que tenemos las Escrituras,
no podemos dar nuestra propia interpretación afirmando que es "la Palabra
de Elohim", como tantos han hecho, llamando a su comprensión de
revelación, cuando en realidad no tiene relación alguna con ella. Si lo que
decimos no se compagina con la Palabra que Elohim estableció, hemos sido
engañados por haSatán, y lo que decimos es mentira.
Los primeros ministros de la Palabra hablaban por Elohim de
manera independiente, porque antes de ellos no hubo ministros de la Palabra.
Pero el segundo grupo tuvo que edificar encima de lo que habló el primer grupo,
o sea, lo que hablaron fue una repetición y ampliación de lo dicho por el
primer grupo. De igual manera, cuando surgió el tercer grupo, construyó su
discurso sobre el de sus predecesores. Las palabras que ellos anunciaban no
eran independientes de las de los demás; la luz que recibieron de Elohim fue
sólo una adición a lo que había sido dado al primer grupo y al segundo. Elohim
puede dar nuevas visiones y revelaciones, pero estas visiones y revelaciones SE
BASAN EN LO QUE EL HABLÓ ANTERIORMENTE. Aquí podemos aplicar la virtud de los
habitantes de Berea, quienes examinaban las Escrituras para ver si las cosas
que oían eran así (MaAseh 17:10-11). La Palabra de Elohim es indivisible e
inmutable y va edificando sobre sí misma. Elohim está edificando lo que desea
obtener. La luz adicional que recibieron las personas mencionadas en las
Escrituras no la obtuvieron como una revelación privada, sino que se basaron en
revelaciones precedentes. La primera revelación siguió expandiéndose, y a
partir de ella brotó más luz, y los ojos del hombre se fueron abriendo hasta
obtener el Tanaj y el B'rit Hadashá. Los ministros de la Palabra mencionados en
el B'rit Hadashá llegaron a serlo al recibir visiones por medio de las palabras
del Tanaj. Hoy, todo aquel que desee ser ministro de la Palabra debe tener en
mente las Escrituras en su totalidad, porque aparte de éstas, lo que se diga no
es Palabra de Elohim. Este es un principio muy importante. El ministro de la
Palabra de Elohim hoy, igual que los ministros del pasado, no es independiente.
Todos ellos dependen de las palabras que Elohim ha expresado previamente.
Muchos hijos de Elohim tienen una idea equivocada acerca del
Tanaj y del B'rit Hadashá, y de la ley y la gracia, al grado de pensar que se
contradicen. Pero cuando leemos la Palabra, no encontramos ninguna
discrepancia. Las epístolas a los Romaniyim y a los GalutYah nos muestran
claramente que el Tanaj y el B'rit Hadashá no se contradicen, sino que se
complementan. Podemos ver esto particularmente en GalutYah. Muchos han
observado que Elohim se relaciona con el hombre de cierto modo en el Tanaj, y
de otro en el B'rit Hadashá, presentándose al hombre bajo la ley en uno y bajo
la gracia en el otro. Esto les hace creer erróneamente que éstos se oponen
entre sí y no se dan cuenta de que el B'rit Hadashá es un avance, la
continuación y el desarrollo del Antiguo.
Shaúl nos dice que la gracia de Elohim no comenzó en la era
del B'rit Hadashá. Al leer GalutYah, vemos que Elohim dio la
"promesa" cuando llamó a Avraham y le predicó la Besorah diciéndole
que esperara a Mashiaj, mediante el cual vendría la bendición a todas las
naciones. Cuando Elohim concedió gracia a Avraham, la ley aún no había venido.
GalutYah claramente nos indica que la ley no vino primero, sino la promesa, a
saber, la Besorah (GalutYah 3:8). En dicha epístola, Shaúl dice que nuestro
Besorah tiene como fundamento la Besorah de Avraham; que la gracia que
recibimos se basa en la gracia que Avraham recibió; que la promesa que nosotros
obtuvimos es la promesa que le fue dada a Avraham, y que el Mashiaj que
recibimos es la simiente de Avraham (pasukim 9, 14, 16). Shaúl nos muestra
claramente que tanto el Tanaj como el B'rit Hadashá siguen un mismo
delineamiento.
Entonces, ¿por qué tenemos la ley? En GalutYah Shaúl dice
que la ley fue "añadida":
Entonces, ¿para qué existe la Ley? Fue añadida por causa de las transgresiones, hasta que viniera la descendencia a quien se le había hecho la promesa. Y esta Torah fue promulgada por medio de mensajeros, por mano de un mediador. GalutYah 3:19
El problema acá es A QUÉ TRANSGRESIONES SE REFIERE. Muchos
han interpretado que se refiere a las transgresiones de los yisraelitas en el
desierto, pero no es así. Se refiere a LAS TRANSGRESIONES DE TODA LA HUMANIDAD.
La promesa de la restauración de todo lo perdido no fue dada a un pueblo y ni
siquiera a un hombre, sino a toda la humanidad a través de Adam y Javá.
En el principio, Elohim le dio al hombre la gracia y la
Besorah, pero el hombre cayó y ya no pudo recibirlos, porque era un pecador que
no conocía ni censuraba sus pecados. Al venir la ley, el pecado del hombre se
manifestó y recibió su sentencia.
La ley se introdujo para que se viera la enormidad de la ofensa, pero en cuanto se vio la enormidad del pecado, se apreció la grandeza del favor. Romaniyim 5:20
El alcance de las promesas será mundial, aunque el
desarrollo y cumplimiento de las mismas vendría a través de EL DESCENDIENTE, LA
SEMILLA, en singular: Mashíaj Yahshua. La ley era necesaria PORQUE DONDE NO HAY
LEY NO HAY TRANSGRESIONES, y era necesario encerrarlos a todos "bajo
desobediencia, para tener misericordia de todos" (Romaniyim 11:32).
Cuando Adam cayó, había una única ley o regla: no comer del
árbol prohibido. Pero por el pecado de un sólo hombre reinó la muerte en toda
la humanidad (Romaniyim 5:17-21), por lo que fue necesario levantar una ley que
mostrara todas sus transgresiones, a fin de que el hombre comprendiera que, sin
Su Creador, estaba irremisiblemente perdido. El hombre debía verse a sí mismo.
No obstante, aún después de que el hombre fue condenado,
Elohim le dio nuevamente la Besorah y la promesa. Es decir, Elohim no nos da la
gracia primero y luego la ley; ni nos da la promesa primero para después exigirnos
que trabajemos. La obra de Elohim de principio a fin es la misma, la promesa
también: entrar en Su Reposo. El libro de GalutYah nos muestra que la gracia
que recibimos hoy no es una gracia nueva; es la misma gracia que Elohim le dio
a Avraham. Por ser descendientes de éste, podemos heredar esta gracia y
disfrutar la promesa de Elohim. Como podemos ver, la promesa inicial, la
promulgación de la ley y el cumplimiento de la Besorah de Mashiaj, siguen un
mismo delineamiento. La Palabra de Elohim no puede dividirse ni se compone de
dos líneas, sino que es una revelación progresiva y armoniosa.
Elohim primero le dio la promesa a Adam, luego levantó a
Avraham y se la entregó a él y a su descendencia, y luego les dio la ley a los
yisraelitas, ¿es esto contradictorio? No. Lo que vemos aquí es un desarrollo.
Hoy, de nuevo Elohim se relaciona con nosotros según la gracia. ¿Significa esto
otra contradicción? No, sino un adelanto. Hemos pasado la primera etapa y la
segunda, y estamos alcanzando la tercera. La manera en que Elohim se relaciona
con el hombre se va haciendo más clara con el paso del tiempo. La promesa que
Elohim hizo a Avraham no puede ser abrogada por la ley que vino cuatrocientos
treinta años más tarde (GalutYah 3:17). Pero Elohim no le dio la ley al hombre
para abrogar la promesa, sino para cumplirla, porque uno sólo recibe la promesa
cuando está consciente de sus pecados. Al encerrar todo bajo pecado, Elohim
pudo darle la gracia al hombre por medio de Su Hijo (pasukim 21-22). El Tanaj
se desarrolla y avanza. El B'rit Hadashá es la continuación del Tanaj, pero
también está en desarrollo. Los ministerios de la Palabra que vienen después
expanden y desarrollan las revelaciones e instrucciones que Elohim ya dio.
Estos ministerios no son independientes ni se contradicen entre sí, ni mucho
menos con las Escrituras.
Todo ministro de la palabra debe conocer la Palabra de
Elohim tanto en el Tanaj como en el B'rit Hadashá. Es innegable que los
ministros de la Palabra que escribieron el B'rit Hadashá conocían bien el
Tanaj. Nosotros, de igual manera, debemos estar familiarizados con las palabras
de los ministros que nos precedieron. Es así como nuestras palabras pueden
igualar tanto las del Tanaj como las del B'rit Hadashá, sin que sean
independientes. El ministerio de la Palabra no consiste en recibir un mensaje
en privado de parte de Elohim a fin de comunicarlo a los demás, sino en tener
un conocimiento de las Escrituras en conjunto, realzado por la luz y la
revelación renovada. Cuando tal es nuestro mensaje, es Elohim quien habla.
Quienes ministran la Palabra en el B'rit Hadashá se basan en el Antiguo.
Nosotros contamos con las Escrituras. El primer grupo que proclamó la Palabra
de Elohim no tenía ningún precedente. Cuando surgió el segundo grupo de
ministros, éstos citaban las Escrituras apoyándose en el primer grupo. Y cuando
el tercer, el cuarto y los subsiguientes grupos aparecieron, tenían un
fundamento más amplio sobre el cual edificar, porque la Palabra de Elohim se
había ensanchado. En la actualidad, el avance ha sido mayor, y hemos llegado a
una etapa de más abundancia, porque ahora el Tanaj y el B'rit Hadashá están
completos. Toda palabra de Elohim consta en las Escrituras, y lo que contiene
nos juzga. Cuando estamos errados, ella nos muestra que nuestras palabras no
provienen del Ruaj. Las Escrituras son la Palabra de Elohim, y todo ministro de
la Palabra necesita conocerla de una manera práctica a fin de poder anunciarla
sin dificultad. Si nunca hemos recibido luz nueva en la Palabra escrita, no tendremos
en qué basar nuestro mensaje y será fácil que nos desviemos. Por esta razón, es
importante estar familiarizados con las Escrituras. Si no hacemos esto,
encontraremos grandes obstáculos en nuestro servicio como ministros de la
Palabra.
Esto no significa que el conocimiento de las Escrituras
faculte al individuo para ser ministro de la Palabra. Pero es importante estar
familiarizados con ella, porque si nunca hemos oído lo que Elohim dijo en el
pasado, no podemos obtener la revelación ahora. Una revelación trae otra
revelación, porque no es algo aislado que surja de la nada. La revelación
procede de la Palabra. Cuando el Ruaj la ilumina, el resplandor es tan intenso
que produce más revelación y más luz. La luz procede de la Palabra que ya
existe, y luego se expande. Cuanto más se revela la luz, más se intensifica. De
esta manera opera la revelación de Elohim. Si Elohim no nos ha revelado nada,
Su luz no nos podrá iluminar. Hoy Elohim no se revela como lo hacía con los
hombres de antaño. Esto constituye un principio administrativo fundamental.
Cuando Elohim se reveló al hombre por primera vez, no había una Palabra previa
que le sirviera como base. Pero hoy, el avance que ha tenido la palabra y la
revelación de la misma se basan en la Palabra que ya existe y en la revelación
que El ya dio. El añade construyendo sobre el fundamento; así que para ser
ministros de la Palabra de Elohim, es vital que estemos familiarizados con
ella. Sin dicha base, Elohim no puede darnos luz.
En el Mizmor 68:18 se nos muestra que en la ascensión el
Adón Yahshua dio dones a los hombres.
Subiste a lo alto, cautivaste la cautividad, tomaste dones para los hombres, y también para los rebeldes, para que habite entre ellos YAH Elohim. Mizmor 68:18
Shaúl toma esta Palabra del Tanaj como base y la desarrolla
en los capítulos 1 y 4 de Efesiyim. En el capítulo 1 se nos dice que el Adón
Yahshua ascendió a lo alto y que está sentado a la diestra de Elohim el Padre
(pasuk 20); y en el capítulo 4, vemos que en la ascensión el Adón Yahshua llevó
cautivos a los que estaban bajo el cautiverio del enemigo y dio dones a los
hombres:
Elohim la ejerció en el Mashíaj cuando lo resucitó de entre los muertos y lo hizo sentar a su diestra en los lugares celestiales... Efesiyim 1:20
Por esto dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad y dio dones a los hombres. Efesiyim 4:8
Si leemos el contexto cercano, descubriremos que Kefá dijo
exactamente lo mismo en el día de Shavuot. Leemos:
Así que, como la diestra de Yahweh lo ensalzó, y recibió del Padre el espíritu de santidad prometido, él ha derramado esto que ustedes ven y oyen. MaAseh 2:33
El mensaje que proclamó Kefá en el día de Shavuot en cuanto
al derramamiento del Ruaj, al igual que el que expresó Shaúl en Efesiyim en
cuanto a la ascensión del Adón y a la dádiva de los dones para la edificación
de la congregación, tienen como base el conocimiento que ellos tenían de la luz
revelada en el Mizmor 68. Elohim no le dio a Shaúl una luz directa. La luz
estaba en el Mizmor 68, y Elohim se la reveló. Para poder recibir esta luz, era
necesario conocer el Mizmor 68. Debemos recordar que Elohim ocultó la luz que
estaba en este salmo, pero un día abrió este pasaje y reveló su luz al hombre.
Fue así como el hombre llegó a conocer esta verdad. Kefá y Shaúl eran hombres
llenos de revelación, pero la revelación que recibieron no salió de la nada.
El libro de Ivrim presenta claramente el significado de los
sacrificios que se ofrecían en el Tanaj y nos muestra que el Adón Yahshua es el
único sacrificio acepto ante Elohim. Si no entendemos los sacrificios ofrecidos
en el Tanaj, tampoco entenderemos cómo el Adón Yahshua se dio a Sí mismo en
sacrificio. La luz de Elohim estaba en aquellos sacrificios. Si el escritor del
libro de Ivrim no hubiera entendido las revelaciones del Tanaj, no habría
podido escribir dicho libro. El Tanaj contiene la luz de Elohim. Es decir, la
luz de Elohim está en Avraham, Yitzjak, Yaakov, Yósef, Moshe, Yahoshúa,
Shemuel, David y Shlomó. Sin estos hombres, no hay luz. Es como decir que la
luz está en la vela, porque sin ésta, no hay luz. La luz también se expresa por
medio de la lámpara y de la menorah; sin éstos, tampoco tenemos luz. Es
importante darse cuenta de que el Antiguo y el B'rit Hadashá son portadores de
la luz de Elohim. Si no los entendemos, no podremos satisfacer la necesidad
actual. La Palabra de Elohim es indivisible, es el lugar donde se almacena la
luz de Elohim y la fuente desde la cual brilla.
Tomemos por ejemplo GalutYah 3:6 donde dice: "Así Avraham creyó a Elohim, y le fue
contado por justicia". Esta cita de Bereshit 15:16 se halla también en
Romaniyim 4:3 y en Yaakov 2:23. Este pasaje se encuentra una sola vez en el
Tanaj, y tres en el B'rit Hadashá. Ese pasuk contiene tres expresiones
cruciales: "creyó, le fue contado y justicia". Esta Palabra, extraída
del Tanaj, contenía la luz de Elohim. Cuando Shaúl escribió Romaniyim 4 resaltó
la expresión "le fue contado". A los que creen, les es contada la fe
por justicia. En GalutYah 3 Shaúl cita el mismo pasaje, pero esta vez recalca
la importancia de creer. Él dice que los que creen son justificados. Cuando
Yaakov habló de este mismo pasaje, puso el énfasis en la justicia. Él indica
que uno debe ser justo. La luz de Elohim fue distribuida en tres aspectos
diferentes y por tres distintas fuentes. Al leer Romaniyim 4, vemos la luz de
Elohim que estaba oculta en Bereshit. Lo mismo sucede si leemos Yaakov 2. Si
Shaúl nunca hubiera leído Bereshit 15, o si hubiera olvidado lo que leyó o si
no hubiera recibido ninguna revelación, no se habría escrito este pasaje.
Una persona negligente, frívola e inconstante en cuanto a la
Palabra de Elohim, no puede ser ministro de la Palabra. El ministro de la
palabra debe extraer todos los hechos de las Escrituras y debe encontrar los
puntos más delicados, escudriñando primero los hechos de Elohim a fin de
recibir Su luz. Sin la luz de Elohim, no podemos ver nada; por otro lado, sin
los hechos revelados en las Escrituras, no podemos recibir la luz. Pongamos el
ejemplo de una lámpara; sin ésta no hay luz. No obstante, si tenemos la
lámpara, pero no la encendemos, tampoco podemos disfrutar de la luz. La luz
alumbra valiéndose de la lámpara; es por eso que la lámpara y la luz van
juntas. A fin de anunciar la Palabra de Elohim, necesitamos la Palabra que
Elohim ya estableció.
Leemos en Havakuk 2:4: "El justo por su fe
vivirá". Este pasuk también se cita tres veces en el B'rit Hadashá: en
Romaniyim 1:17, en GalutYah 3:11 y en Ivrim 10:38. También contiene tres
palabras importantes: "justo, fe y vivirá". Romaniyim 1 menciona
"el justo": "el justo por la fe tendrá vida y vivirá";
GalutYah 3 habla de la fe: "el justo tendrá vida y vivirá por la fe";
y Ivrim 10, de "vivirá": "Mi justo vivirá por fe". El Tanaj
contiene la luz de Elohim, y el B'rit Hadashá da salida a dicha luz usando el
mismo pasuk en diferentes libros. Por lo tanto, la revelación consiste en
emitir la luz divina contenida en la Palabra que Elohim ya habló. Como podemos
ver, esta luz no es privada, sino que tiene una base.
Permítanme repetir: aparte del misterio del Cuerpo de
Mashiaj compuesto de judíos y gentiles y descrito en Efesiyim, el B'rit Hadashá
no contiene nada nuevo. El B'rit Hadashá es el amplio desarrollo del Tanaj.
Debemos recordar, como principio fundamental, que la Palabra contiene la luz de
Elohim. Así que a fin de servir al Adón como ministros, tenemos que conocer Su
Palabra. También debemos recordar que estar familiarizados con las Escrituras
no nos constituye ministros de la Palabra, pero si no la conocemos, las posibilidades
de llegar a serlo se reducen. Debemos ser diligentes en nuestro estudio de las
Escrituras. A fin de conocer las Escrituras, debemos familiarizarnos con las
cosas espirituales. No solamente debemos leer, estudiar y memorizar toda las
Escrituras, sino que también debemos hacerlo en la presencia de Elohim. Debemos
permitir que estas palabras que ya fueron proferidas nos hablen una vez más.
Una persona que nunca ha tocado la Palabra de Elohim, no puede ver Su luz. Las
palabras que nosotros anunciamos constan en el B'rit Hadashá, así como las
palabras del B'rit Hadashá están incluidas en el Tanaj. De la misma manera que
lo dicho por Shaúl y los demás apóstoles provenía de Moshe y los profetas,
nuestras palabras provienen de Moshe, los profetas, más Shaúl y los demás
apóstoles. Necesitamos aprender a recibir más luz usando las palabras de todas
las Escrituras. Cuando las miramos como un todo comprendemos que nada ha sido
desechado, y lo que quiso decir Mashíaj cuando dijo:
No piensen que yo vine para anular la Torah o los Profetas. No he venido a anular, sino a cumplir. MattiYah 5:17
El cumplimiento de una promesa no anula la promesa, la
cumple.
Todas las revelaciones que tenemos ahora, representan la
extensión de la luz que contienen las palabras que ya se han proclamado. Cuando
Elohim habló al hombre por primera vez, lo hizo directamente. A partir de ese
momento, las palabras adicionales que recibimos provienen de esas primeras
palabras; o sea que nuestro mensaje se edifica sobre las palabras existentes.
El principio básico que debemos seguir es recibir las palabras por medio de la
Palabra, y elaborar mensajes apoyándonos en las palabras que ya existen. La
Palabra de Elohim no es privada ni aislada. Si lo que decimos no procede de las
Escrituras, no somos aptos para ser ministros de la Palabra. Debemos acudir a
la Palabra de Elohim según el ejemplo que los apóstoles nos dieron, no como los
escribas y los fariseos. Debemos obtener luz de la Palabra y crear más
proclamaciones de la Palabra. Elohim creó el primer grano de trigo, pero los
granos subsiguientes son la multiplicación del primer grano. Un grano produce
muchos granos, y éstos a su vez producen muchos más. El primer grano procedió
de Elohim; fue creado, o sea que no hubo otro antes que él; nunca se había
visto otro. La Palabra de Elohim opera según el mismo principio. La primera
palabra procedió de Elohim; nadie había visto nada semejante, pero la Palabra
siguió un progreso y surgieron otras palabras. La primera palabra que Elohim
expresó no tenía ningún punto de referencia. Hoy esta palabra se ha
multiplicado. Con cada generación, la Palabra se hace más clara y fructífera.
Así como no esperamos que Elohim cree un grano de la nada a fin de cultivarlo,
tampoco debemos esperar que Elohim cree ahora la Palabra de la nada. Las
palabras que recibimos ya fueron establecidas por Elohim. De igual manera, sólo
podemos recibir la luz que procede de la luz ya existente, y la revelación que
se basa en la que ya se dio. Este es el camino que deben seguir los ministros
de la Palabra hoy, porque sería una herejía traspasar este límite.
Hermanos y hermanas, no permitan que nadie afirme
gratuitamente ser apóstol o profeta. Si alguien va más allá del límite de la
Palabra que Elohim estableció, lo que esa persona diga será herético y
diabólico. Cometeremos un gran error si hablamos con liviandad. Todo lo que
procede de las Escrituras es correcto; así que, si no procede de ella sino de
otra fuente, es falso. Todo lo que anunciamos hoy procede de lo que se dijo en
el pasado. Ya no estamos en la época de la creación. El principio que rige hoy
es el principio de procreación. La revelación engendra más revelación; la luz
engendra más luz, y la palabra engendra más palabra. Paso a paso estamos
aprendiendo a hablar, y esperamos con el tiempo recibir el ministerio de la
Palabra.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario