31 de diciembre de 2021

PSN25 - La Palabra De Elohim

 


La Base De La Palabra

 

Ahora quiero dirigir nuestra atención a la Palabra de Elohim. Cuando hablamos del ministerio de la Palabra de Elohim, no decimos que Elohim exprese algo aparte de las Escrituras, ni que nosotros podamos añadirle otro libro a los que la conforman. Tampoco nos referimos a que podemos recibir revelación o introducir un ministerio que no se encuentre en las Escrituras.

 

La Palabra de Elohim, compuesta del Tanaj y el B'rit Hadashá, ya está completa, y no necesitamos añadirle nada a lo que está escrito. Si en su momento el Ruaj decide agregar (Y NO ES IMPOSIBLE, ya que aún nos faltan mil años, acerca de los cuales hemos tenido poca revelación, y las palabras que maldicen al que agregue palabras son "a este libro", refiriéndose específicamente al libro de Hitgalut, no a todas las Escrituras) más escritos, serán siempre inspirados por Él y estarán de acuerdo con el todo. De momento, tenemos todo lo que nos hace falta, según considerado.

 

Pero al mismo tiempo debemos comprender que solamente tener una noción de las Escrituras no nos hace aptos para predicar la Palabra de Elohim, ya que, para ser ministros, necesitamos conocerla.

 

Los libros de las Escrituras fueron escritos por unas cuarenta personas. Todas ellas usaron sus propias expresiones idiomáticas, su propio estilo y su terminología, y sus escritos contenían sus sentimientos, pensamientos y elementos humanos. Cuando la Palabra de Elohim venía a estos escritores, Elohim asumía los elementos personales de ellos. Algunos fueron usados por Elohim y recibieron revelación de parte del en mayor escala que otros, pero todos fueron ministros de Su palabra. Así que la Palabra de Elohim es semejante a una composición musical, y los escritores son como los diferentes instrumentos que se emplearon. En una orquesta hay muchos instrumentos, y cada uno tiene su propio sonido distintivo; sin embargo, cuando la orquesta toca, todos los sonidos se combinan armoniosamente. Cuando escuchamos la música de la orquesta, podemos distinguir el sonido del piano, el del violín, el de la trompeta, el del clarinete y el de la flauta; sin embargo, lo que escuchamos no es una confusión de sonidos, sino una armoniosa melodía. Cada instrumento tiene su propia característica y personalidad, pero todos tocan la misma obra. Si la orquesta tocara al mismo tiempo dos canciones diferentes, produciría un ruido confuso. Esto se puede aplicar a los ministros de la Palabra. Aunque cada uno tiene sus propias características, todos anuncian la Palabra de Elohim.

 

Las Escrituras, desde la primera página hasta la última, son una entidad orgánica, no una colección incoherente de escritos. Un ministro dice una cosa y otro añade algo más, pero cuando sus ministerios se unen, forman un sujeto orgánico. Las Escrituras fueron escritas por unos cuarenta escritores; aún así, no fueron cambiadas ni fragmentadas, porque todos comunican el mismo mensaje. Las Escrituras posiblemente manifiesten varias docenas de instrumentos, pero todos ellos tocan la misma pieza musical. Por eso, cuando alguien le añade otra melodía, nos damos cuenta de que el sonido es diferente. La Palabra de Elohim es una entidad integrada. Aunque los sonidos sean diferentes, no tienen ninguna disonancia. No debemos suponer que basta con oír el sonido, ni que cualquier persona puede ponerse en pie y afirmar que anuncia la Palabra de Elohim. Los ministros de la Palabra, tanto en el pasado y como en el presente, pertenecen a esta entidad indivisible, a la cual ningún elemento ajeno puede serle añadido. Si le añadimos algo, el resultado es confusión, apostasía y conflicto. La Palabra o la Palabra de Elohim es una entidad viva; es el Adón Yahshua.

 

El Tanaj consta de treinta y nueve libros. Es probable que cronológicamente el libro de Iyov haya sido el primero que se escribió. No obstante, es la Torah de Moshe el que aparece al comienzo de las Escrituras. Es maravilloso ver cómo los escritores de las Escrituras que vinieron después de Moshe, no escribieron de una manera independiente, sino que edificaron sobre los escritos que los precedían. Moshe escribió la Torah sin tener otros escritos como referencia, porque estos rollos fueron todos DICTADOS por el propio Yahweh. Moshe escribió bajo la dirección directa de Elohim, pero Yahoshúa se apoyó en los libros de Moshe; es decir, su servicio como ministro no fue independiente, ya que se basaba en el conocimiento que tenía de la Torah. Después de Yahoshúa, otros escritores como por ejemplo los autores de los libros de Shemuel, también basaron sus escritos en los libros de Moshe, lo cual significa que aparte de Moshe, quien recibió al principio un llamado divino a escribir sus cinco libros, todos los subsiguientes ministros de la Palabra de Elohim se basaron en lo que Elohim había manifestado con anterioridad. La Palabra de Elohim es una sola entidad, y ningún escritor puede seguir su propio rumbo. Cada escritor que viene después comunica la Palabra con base en lo dicho por quienes le preceden.

 

En el B'rit Hadashá hallamos que la única revelación nueva es el misterio del Cuerpo de Mashiaj. Efesiyim nos dice que el Cuerpo se compone de judíos y gentiles. Podemos decir que, con excepción de esta revelación, todo lo que contiene el B'rit Hadashá se basa en el Tanaj. Es decir, todo lo que vemos en el B'rit Hadashá se encuentra en el Tanaj. Este contiene casi todas las revelaciones doctrinales; inclusive, la revelación sobre el nuevo cielo y la nueva tierra se encuentra allí. Hay varias versiones de las Escrituras que destacan todas las citas que el B'rit Hadashá hace de pasajes del Tanaj. Al leerla, uno se da cuenta de que muchas cosas del B'rit Hadashá, en realidad ya se habían dicho en el Tanaj, porque uno se refiere a la etapa de las promesas, la Era de Pésaj, y el otro a la etapa del cumplimiento de Mashíaj y el comienzo del Cuerpo (a través del Ruaj), la Era de Shavuot. Aún nos falta la revelación que seguramente será dada a través de los vencedores, acerca de la etapa final, un cumplimiento más pleno, en la Era de Sukot, la Era del Reino. Algunos pasajes del B'rit Hadashá son citas textuales del Tanaj, y otros hacen referencia a ciertos pasajes, parafraseándolos. Es semejante a nuestra predicación; algunas veces aludimos a pasajes bíblicos, y otras, recitamos el texto sabiendo que quienes estén familiarizados con las Escrituras, saben a qué libro pertenece. En el B'rit Hadashá se hace referencia más de mil quinientas veces al Tanaj. Recordemos que el ministerio del B'rit Hadashá de la Palabra no es independiente, sino que tiene como base la expresión divina contenida en el Tanaj.

 

Si alguien se pone en pie y declara que recibió una revelación exclusiva, inmediatamente sabremos que tal revelación no es de fiar. Nadie puede recibir la Palabra de Elohim fuera de las Escrituras. No podemos prescindir del Tanaj y quedarnos sólo con el B'rit Hadashá, ni viceversa. Tampoco podemos eliminar los cuatro Besoroth y quedarnos sólo con las epístolas de Shaúl, ya que éstas no pueden existir solas, se basan justamente en lo que está escrito en las Besoroth. Tenemos que comprender que las palabras expresadas tienen como base lo dicho anteriormente. La luz sale de las palabras precedentes. Lo que se dice independientemente de las Escrituras no es la Palabra de Elohim. Necesitamos entender en qué consiste el ministerio de la Palabra. Todos los ministerios que se encuentran en las Escrituras se relacionan entre sí. Nadie puede recibir una revelación que sea independiente, aislada o ajena a las demás. Así como los veintisiete libros del B'rit Hadashá toman como base el Tanaj, todo nuevo ministro recibe el aporte de los ministros que lo preceden.

 

También debemos comenzar a contemplar todas las cosas con la mente de Mashíaj, como Él hizo cuando vino, DEJANDO DE LADO LAS COSTUMBRES HUMANAS, tanto las surgidas de malas interpretaciones como las surgidas de un exagerado y falso espiritualismo, y regresar las cosas a su medida correcta. No debemos verlas con la mente de carne, buscando legalismos ni mirando a ver "cómo otros hacían", sino permitiendo que el Ruaj nos conduzca en crecimiento, que también incluye poner todas las cosas en el debido lugar, no como criaturas sin Ruaj dentro, ni como criaturas con un acceso parcial y muy limitado al Ruaj, sino como creyentes con la plena comprensión de la Palabra, que es el propio Mashíaj Yahshua, porque somos llamados a ser conformados a Su imagen y semejanza, no a la de la comprensión limitada que el Cuerpo haya tenido a lo largo de los siglos. Esto incluye muchos conceptos y legalismos desarrollados por el hombre más allá de la autoridad recibida.

 

 

 

Debemos rechazar toda revelación privada y todo ministerio independiente. Leemos en Kefá Bet 1:20 que "ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada". No debemos interpretar las profecías de las Escrituras fuera de su contexto, o usando solamente un pasaje. Por ejemplo, no podemos interpretar el capítulo 24 de MattiYah sin ninguna otra referencia. Tenemos que estudiarlo a la luz de otros pasajes, porque Yahshua estaba hablando con personas que tenían un "panorama mental" muy específico, que iban a recordar determinadas Escrituras. Lo mismo diríamos de los capítulos 2 y 9 de Daniyel, o de cualquier otro pasaje. Cuando interpretamos una profecía usando la misma profecía, o un texto usando el mismo texto, hacemos una "interpretación privada". La Palabra de Elohim es una entidad indivisible, y siempre que la hablamos, debemos tener presente este hecho. Ninguna parte de las Escrituras se puede interpretar de manera privada ni fuera del contexto, sino siempre en conjunción con otros pasajes, porque siempre debe haber "dos o tres testigos". Ya que tenemos las Escrituras, no podemos dar nuestra propia interpretación afirmando que es "la Palabra de Elohim", como tantos han hecho, llamando a su comprensión de revelación, cuando en realidad no tiene relación alguna con ella. Si lo que decimos no se compagina con la Palabra que Elohim estableció, hemos sido engañados por haSatán, y lo que decimos es mentira.

 

Los primeros ministros de la Palabra hablaban por Elohim de manera independiente, porque antes de ellos no hubo ministros de la Palabra. Pero el segundo grupo tuvo que edificar encima de lo que habló el primer grupo, o sea, lo que hablaron fue una repetición y ampliación de lo dicho por el primer grupo. De igual manera, cuando surgió el tercer grupo, construyó su discurso sobre el de sus predecesores. Las palabras que ellos anunciaban no eran independientes de las de los demás; la luz que recibieron de Elohim fue sólo una adición a lo que había sido dado al primer grupo y al segundo. Elohim puede dar nuevas visiones y revelaciones, pero estas visiones y revelaciones SE BASAN EN LO QUE EL HABLÓ ANTERIORMENTE. Aquí podemos aplicar la virtud de los habitantes de Berea, quienes examinaban las Escrituras para ver si las cosas que oían eran así (MaAseh 17:10-11). La Palabra de Elohim es indivisible e inmutable y va edificando sobre sí misma. Elohim está edificando lo que desea obtener. La luz adicional que recibieron las personas mencionadas en las Escrituras no la obtuvieron como una revelación privada, sino que se basaron en revelaciones precedentes. La primera revelación siguió expandiéndose, y a partir de ella brotó más luz, y los ojos del hombre se fueron abriendo hasta obtener el Tanaj y el B'rit Hadashá. Los ministros de la Palabra mencionados en el B'rit Hadashá llegaron a serlo al recibir visiones por medio de las palabras del Tanaj. Hoy, todo aquel que desee ser ministro de la Palabra debe tener en mente las Escrituras en su totalidad, porque aparte de éstas, lo que se diga no es Palabra de Elohim. Este es un principio muy importante. El ministro de la Palabra de Elohim hoy, igual que los ministros del pasado, no es independiente. Todos ellos dependen de las palabras que Elohim ha expresado previamente.

 

Muchos hijos de Elohim tienen una idea equivocada acerca del Tanaj y del B'rit Hadashá, y de la ley y la gracia, al grado de pensar que se contradicen. Pero cuando leemos la Palabra, no encontramos ninguna discrepancia. Las epístolas a los Romaniyim y a los GalutYah nos muestran claramente que el Tanaj y el B'rit Hadashá no se contradicen, sino que se complementan. Podemos ver esto particularmente en GalutYah. Muchos han observado que Elohim se relaciona con el hombre de cierto modo en el Tanaj, y de otro en el B'rit Hadashá, presentándose al hombre bajo la ley en uno y bajo la gracia en el otro. Esto les hace creer erróneamente que éstos se oponen entre sí y no se dan cuenta de que el B'rit Hadashá es un avance, la continuación y el desarrollo del Antiguo.


Shaúl nos dice que la gracia de Elohim no comenzó en la era del B'rit Hadashá. Al leer GalutYah, vemos que Elohim dio la "promesa" cuando llamó a Avraham y le predicó la Besorah diciéndole que esperara a Mashiaj, mediante el cual vendría la bendición a todas las naciones. Cuando Elohim concedió gracia a Avraham, la ley aún no había venido. GalutYah claramente nos indica que la ley no vino primero, sino la promesa, a saber, la Besorah (GalutYah 3:8). En dicha epístola, Shaúl dice que nuestro Besorah tiene como fundamento la Besorah de Avraham; que la gracia que recibimos se basa en la gracia que Avraham recibió; que la promesa que nosotros obtuvimos es la promesa que le fue dada a Avraham, y que el Mashiaj que recibimos es la simiente de Avraham (pasukim 9, 14, 16). Shaúl nos muestra claramente que tanto el Tanaj como el B'rit Hadashá siguen un mismo delineamiento.

 

Entonces, ¿por qué tenemos la ley? En GalutYah Shaúl dice que la ley fue "añadida":

 

Entonces, ¿para qué existe la Ley? Fue añadida por causa de las transgresiones, hasta que viniera la descendencia a quien se le había hecho la promesa. Y esta Torah fue promulgada por medio de mensajeros, por mano de un mediador. GalutYah 3:19

 

El problema acá es A QUÉ TRANSGRESIONES SE REFIERE. Muchos han interpretado que se refiere a las transgresiones de los yisraelitas en el desierto, pero no es así. Se refiere a LAS TRANSGRESIONES DE TODA LA HUMANIDAD. La promesa de la restauración de todo lo perdido no fue dada a un pueblo y ni siquiera a un hombre, sino a toda la humanidad a través de Adam y Javá.

 

En el principio, Elohim le dio al hombre la gracia y la Besorah, pero el hombre cayó y ya no pudo recibirlos, porque era un pecador que no conocía ni censuraba sus pecados. Al venir la ley, el pecado del hombre se manifestó y recibió su sentencia.

 

La ley se introdujo para que se viera la enormidad de la ofensa, pero en cuanto se vio la enormidad del pecado, se apreció la grandeza del favor. Romaniyim 5:20

 

El alcance de las promesas será mundial, aunque el desarrollo y cumplimiento de las mismas vendría a través de EL DESCENDIENTE, LA SEMILLA, en singular: Mashíaj Yahshua. La ley era necesaria PORQUE DONDE NO HAY LEY NO HAY TRANSGRESIONES, y era necesario encerrarlos a todos "bajo desobediencia, para tener misericordia de todos" (Romaniyim 11:32).

 

Cuando Adam cayó, había una única ley o regla: no comer del árbol prohibido. Pero por el pecado de un sólo hombre reinó la muerte en toda la humanidad (Romaniyim 5:17-21), por lo que fue necesario levantar una ley que mostrara todas sus transgresiones, a fin de que el hombre comprendiera que, sin Su Creador, estaba irremisiblemente perdido. El hombre debía verse a sí mismo.

 

No obstante, aún después de que el hombre fue condenado, Elohim le dio nuevamente la Besorah y la promesa. Es decir, Elohim no nos da la gracia primero y luego la ley; ni nos da la promesa primero para después exigirnos que trabajemos. La obra de Elohim de principio a fin es la misma, la promesa también: entrar en Su Reposo. El libro de GalutYah nos muestra que la gracia que recibimos hoy no es una gracia nueva; es la misma gracia que Elohim le dio a Avraham. Por ser descendientes de éste, podemos heredar esta gracia y disfrutar la promesa de Elohim. Como podemos ver, la promesa inicial, la promulgación de la ley y el cumplimiento de la Besorah de Mashiaj, siguen un mismo delineamiento. La Palabra de Elohim no puede dividirse ni se compone de dos líneas, sino que es una revelación progresiva y armoniosa.

 

Elohim primero le dio la promesa a Adam, luego levantó a Avraham y se la entregó a él y a su descendencia, y luego les dio la ley a los yisraelitas, ¿es esto contradictorio? No. Lo que vemos aquí es un desarrollo. Hoy, de nuevo Elohim se relaciona con nosotros según la gracia. ¿Significa esto otra contradicción? No, sino un adelanto. Hemos pasado la primera etapa y la segunda, y estamos alcanzando la tercera. La manera en que Elohim se relaciona con el hombre se va haciendo más clara con el paso del tiempo. La promesa que Elohim hizo a Avraham no puede ser abrogada por la ley que vino cuatrocientos treinta años más tarde (GalutYah 3:17). Pero Elohim no le dio la ley al hombre para abrogar la promesa, sino para cumplirla, porque uno sólo recibe la promesa cuando está consciente de sus pecados. Al encerrar todo bajo pecado, Elohim pudo darle la gracia al hombre por medio de Su Hijo (pasukim 21-22). El Tanaj se desarrolla y avanza. El B'rit Hadashá es la continuación del Tanaj, pero también está en desarrollo. Los ministerios de la Palabra que vienen después expanden y desarrollan las revelaciones e instrucciones que Elohim ya dio. Estos ministerios no son independientes ni se contradicen entre sí, ni mucho menos con las Escrituras.

 

Todo ministro de la palabra debe conocer la Palabra de Elohim tanto en el Tanaj como en el B'rit Hadashá. Es innegable que los ministros de la Palabra que escribieron el B'rit Hadashá conocían bien el Tanaj. Nosotros, de igual manera, debemos estar familiarizados con las palabras de los ministros que nos precedieron. Es así como nuestras palabras pueden igualar tanto las del Tanaj como las del B'rit Hadashá, sin que sean independientes. El ministerio de la Palabra no consiste en recibir un mensaje en privado de parte de Elohim a fin de comunicarlo a los demás, sino en tener un conocimiento de las Escrituras en conjunto, realzado por la luz y la revelación renovada. Cuando tal es nuestro mensaje, es Elohim quien habla. Quienes ministran la Palabra en el B'rit Hadashá se basan en el Antiguo. Nosotros contamos con las Escrituras. El primer grupo que proclamó la Palabra de Elohim no tenía ningún precedente. Cuando surgió el segundo grupo de ministros, éstos citaban las Escrituras apoyándose en el primer grupo. Y cuando el tercer, el cuarto y los subsiguientes grupos aparecieron, tenían un fundamento más amplio sobre el cual edificar, porque la Palabra de Elohim se había ensanchado. En la actualidad, el avance ha sido mayor, y hemos llegado a una etapa de más abundancia, porque ahora el Tanaj y el B'rit Hadashá están completos. Toda palabra de Elohim consta en las Escrituras, y lo que contiene nos juzga. Cuando estamos errados, ella nos muestra que nuestras palabras no provienen del Ruaj. Las Escrituras son la Palabra de Elohim, y todo ministro de la Palabra necesita conocerla de una manera práctica a fin de poder anunciarla sin dificultad. Si nunca hemos recibido luz nueva en la Palabra escrita, no tendremos en qué basar nuestro mensaje y será fácil que nos desviemos. Por esta razón, es importante estar familiarizados con las Escrituras. Si no hacemos esto, encontraremos grandes obstáculos en nuestro servicio como ministros de la Palabra.

 

Esto no significa que el conocimiento de las Escrituras faculte al individuo para ser ministro de la Palabra. Pero es importante estar familiarizados con ella, porque si nunca hemos oído lo que Elohim dijo en el pasado, no podemos obtener la revelación ahora. Una revelación trae otra revelación, porque no es algo aislado que surja de la nada. La revelación procede de la Palabra. Cuando el Ruaj la ilumina, el resplandor es tan intenso que produce más revelación y más luz. La luz procede de la Palabra que ya existe, y luego se expande. Cuanto más se revela la luz, más se intensifica. De esta manera opera la revelación de Elohim. Si Elohim no nos ha revelado nada, Su luz no nos podrá iluminar. Hoy Elohim no se revela como lo hacía con los hombres de antaño. Esto constituye un principio administrativo fundamental. Cuando Elohim se reveló al hombre por primera vez, no había una Palabra previa que le sirviera como base. Pero hoy, el avance que ha tenido la palabra y la revelación de la misma se basan en la Palabra que ya existe y en la revelación que El ya dio. El añade construyendo sobre el fundamento; así que para ser ministros de la Palabra de Elohim, es vital que estemos familiarizados con ella. Sin dicha base, Elohim no puede darnos luz.

 

 

 

En el Mizmor 68:18 se nos muestra que en la ascensión el Adón Yahshua dio dones a los hombres.

 

Subiste a lo alto, cautivaste la cautividad, tomaste dones para los hombres, y también para los rebeldes, para que habite entre ellos YAH Elohim. Mizmor 68:18

 

Shaúl toma esta Palabra del Tanaj como base y la desarrolla en los capítulos 1 y 4 de Efesiyim. En el capítulo 1 se nos dice que el Adón Yahshua ascendió a lo alto y que está sentado a la diestra de Elohim el Padre (pasuk 20); y en el capítulo 4, vemos que en la ascensión el Adón Yahshua llevó cautivos a los que estaban bajo el cautiverio del enemigo y dio dones a los hombres:

 

Elohim la ejerció en el Mashíaj cuando lo resucitó de entre los muertos y lo hizo sentar a su diestra en los lugares celestiales... Efesiyim 1:20

 

Por esto dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad y dio dones a los hombres. Efesiyim 4:8

 

Si leemos el contexto cercano, descubriremos que Kefá dijo exactamente lo mismo en el día de Shavuot. Leemos:

 

Así que, como la diestra de Yahweh lo ensalzó, y recibió del Padre el espíritu de santidad prometido, él ha derramado esto que ustedes ven y oyen. MaAseh 2:33

 

El mensaje que proclamó Kefá en el día de Shavuot en cuanto al derramamiento del Ruaj, al igual que el que expresó Shaúl en Efesiyim en cuanto a la ascensión del Adón y a la dádiva de los dones para la edificación de la congregación, tienen como base el conocimiento que ellos tenían de la luz revelada en el Mizmor 68. Elohim no le dio a Shaúl una luz directa. La luz estaba en el Mizmor 68, y Elohim se la reveló. Para poder recibir esta luz, era necesario conocer el Mizmor 68. Debemos recordar que Elohim ocultó la luz que estaba en este salmo, pero un día abrió este pasaje y reveló su luz al hombre. Fue así como el hombre llegó a conocer esta verdad. Kefá y Shaúl eran hombres llenos de revelación, pero la revelación que recibieron no salió de la nada.

 

El libro de Ivrim presenta claramente el significado de los sacrificios que se ofrecían en el Tanaj y nos muestra que el Adón Yahshua es el único sacrificio acepto ante Elohim. Si no entendemos los sacrificios ofrecidos en el Tanaj, tampoco entenderemos cómo el Adón Yahshua se dio a Sí mismo en sacrificio. La luz de Elohim estaba en aquellos sacrificios. Si el escritor del libro de Ivrim no hubiera entendido las revelaciones del Tanaj, no habría podido escribir dicho libro. El Tanaj contiene la luz de Elohim. Es decir, la luz de Elohim está en Avraham, Yitzjak, Yaakov, Yósef, Moshe, Yahoshúa, Shemuel, David y Shlomó. Sin estos hombres, no hay luz. Es como decir que la luz está en la vela, porque sin ésta, no hay luz. La luz también se expresa por medio de la lámpara y de la menorah; sin éstos, tampoco tenemos luz. Es importante darse cuenta de que el Antiguo y el B'rit Hadashá son portadores de la luz de Elohim. Si no los entendemos, no podremos satisfacer la necesidad actual. La Palabra de Elohim es indivisible, es el lugar donde se almacena la luz de Elohim y la fuente desde la cual brilla.

 

Tomemos por ejemplo GalutYah 3:6 donde dice: "Así Avraham creyó a Elohim, y le fue contado por justicia". Esta cita de Bereshit 15:16 se halla también en Romaniyim 4:3 y en Yaakov 2:23. Este pasaje se encuentra una sola vez en el Tanaj, y tres en el B'rit Hadashá. Ese pasuk contiene tres expresiones cruciales: "creyó, le fue contado y justicia". Esta Palabra, extraída del Tanaj, contenía la luz de Elohim. Cuando Shaúl escribió Romaniyim 4 resaltó la expresión "le fue contado". A los que creen, les es contada la fe por justicia. En GalutYah 3 Shaúl cita el mismo pasaje, pero esta vez recalca la importancia de creer. Él dice que los que creen son justificados. Cuando Yaakov habló de este mismo pasaje, puso el énfasis en la justicia. Él indica que uno debe ser justo. La luz de Elohim fue distribuida en tres aspectos diferentes y por tres distintas fuentes. Al leer Romaniyim 4, vemos la luz de Elohim que estaba oculta en Bereshit. Lo mismo sucede si leemos Yaakov 2. Si Shaúl nunca hubiera leído Bereshit 15, o si hubiera olvidado lo que leyó o si no hubiera recibido ninguna revelación, no se habría escrito este pasaje.

 

Una persona negligente, frívola e inconstante en cuanto a la Palabra de Elohim, no puede ser ministro de la Palabra. El ministro de la palabra debe extraer todos los hechos de las Escrituras y debe encontrar los puntos más delicados, escudriñando primero los hechos de Elohim a fin de recibir Su luz. Sin la luz de Elohim, no podemos ver nada; por otro lado, sin los hechos revelados en las Escrituras, no podemos recibir la luz. Pongamos el ejemplo de una lámpara; sin ésta no hay luz. No obstante, si tenemos la lámpara, pero no la encendemos, tampoco podemos disfrutar de la luz. La luz alumbra valiéndose de la lámpara; es por eso que la lámpara y la luz van juntas. A fin de anunciar la Palabra de Elohim, necesitamos la Palabra que Elohim ya estableció.

 

Leemos en Havakuk 2:4: "El justo por su fe vivirá". Este pasuk también se cita tres veces en el B'rit Hadashá: en Romaniyim 1:17, en GalutYah 3:11 y en Ivrim 10:38. También contiene tres palabras importantes: "justo, fe y vivirá". Romaniyim 1 menciona "el justo": "el justo por la fe tendrá vida y vivirá"; GalutYah 3 habla de la fe: "el justo tendrá vida y vivirá por la fe"; y Ivrim 10, de "vivirá": "Mi justo vivirá por fe". El Tanaj contiene la luz de Elohim, y el B'rit Hadashá da salida a dicha luz usando el mismo pasuk en diferentes libros. Por lo tanto, la revelación consiste en emitir la luz divina contenida en la Palabra que Elohim ya habló. Como podemos ver, esta luz no es privada, sino que tiene una base.

 

 

 

Permítanme repetir: aparte del misterio del Cuerpo de Mashiaj compuesto de judíos y gentiles y descrito en Efesiyim, el B'rit Hadashá no contiene nada nuevo. El B'rit Hadashá es el amplio desarrollo del Tanaj. Debemos recordar, como principio fundamental, que la Palabra contiene la luz de Elohim. Así que a fin de servir al Adón como ministros, tenemos que conocer Su Palabra. También debemos recordar que estar familiarizados con las Escrituras no nos constituye ministros de la Palabra, pero si no la conocemos, las posibilidades de llegar a serlo se reducen. Debemos ser diligentes en nuestro estudio de las Escrituras. A fin de conocer las Escrituras, debemos familiarizarnos con las cosas espirituales. No solamente debemos leer, estudiar y memorizar toda las Escrituras, sino que también debemos hacerlo en la presencia de Elohim. Debemos permitir que estas palabras que ya fueron proferidas nos hablen una vez más. Una persona que nunca ha tocado la Palabra de Elohim, no puede ver Su luz. Las palabras que nosotros anunciamos constan en el B'rit Hadashá, así como las palabras del B'rit Hadashá están incluidas en el Tanaj. De la misma manera que lo dicho por Shaúl y los demás apóstoles provenía de Moshe y los profetas, nuestras palabras provienen de Moshe, los profetas, más Shaúl y los demás apóstoles. Necesitamos aprender a recibir más luz usando las palabras de todas las Escrituras. Cuando las miramos como un todo comprendemos que nada ha sido desechado, y lo que quiso decir Mashíaj cuando dijo:

 

No piensen que yo vine para anular la Torah o los Profetas. No he venido a anular, sino a cumplir. MattiYah 5:17

 

El cumplimiento de una promesa no anula la promesa, la cumple.

 

Todas las revelaciones que tenemos ahora, representan la extensión de la luz que contienen las palabras que ya se han proclamado. Cuando Elohim habló al hombre por primera vez, lo hizo directamente. A partir de ese momento, las palabras adicionales que recibimos provienen de esas primeras palabras; o sea que nuestro mensaje se edifica sobre las palabras existentes. El principio básico que debemos seguir es recibir las palabras por medio de la Palabra, y elaborar mensajes apoyándonos en las palabras que ya existen. La Palabra de Elohim no es privada ni aislada. Si lo que decimos no procede de las Escrituras, no somos aptos para ser ministros de la Palabra. Debemos acudir a la Palabra de Elohim según el ejemplo que los apóstoles nos dieron, no como los escribas y los fariseos. Debemos obtener luz de la Palabra y crear más proclamaciones de la Palabra. Elohim creó el primer grano de trigo, pero los granos subsiguientes son la multiplicación del primer grano. Un grano produce muchos granos, y éstos a su vez producen muchos más. El primer grano procedió de Elohim; fue creado, o sea que no hubo otro antes que él; nunca se había visto otro. La Palabra de Elohim opera según el mismo principio. La primera palabra procedió de Elohim; nadie había visto nada semejante, pero la Palabra siguió un progreso y surgieron otras palabras. La primera palabra que Elohim expresó no tenía ningún punto de referencia. Hoy esta palabra se ha multiplicado. Con cada generación, la Palabra se hace más clara y fructífera. Así como no esperamos que Elohim cree un grano de la nada a fin de cultivarlo, tampoco debemos esperar que Elohim cree ahora la Palabra de la nada. Las palabras que recibimos ya fueron establecidas por Elohim. De igual manera, sólo podemos recibir la luz que procede de la luz ya existente, y la revelación que se basa en la que ya se dio. Este es el camino que deben seguir los ministros de la Palabra hoy, porque sería una herejía traspasar este límite.

 

Hermanos y hermanas, no permitan que nadie afirme gratuitamente ser apóstol o profeta. Si alguien va más allá del límite de la Palabra que Elohim estableció, lo que esa persona diga será herético y diabólico. Cometeremos un gran error si hablamos con liviandad. Todo lo que procede de las Escrituras es correcto; así que, si no procede de ella sino de otra fuente, es falso. Todo lo que anunciamos hoy procede de lo que se dijo en el pasado. Ya no estamos en la época de la creación. El principio que rige hoy es el principio de procreación. La revelación engendra más revelación; la luz engendra más luz, y la palabra engendra más palabra. Paso a paso estamos aprendiendo a hablar, y esperamos con el tiempo recibir el ministerio de la Palabra.

 





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Publicado por: Anunciadora de Sión


SOY CREYENTE EN YAHSHUA, MIEMBRO DE LA NOVIA, ÓRGANO DEL CUERPO, CO-EDIFICADORA DEL REINO

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Lo que proviene del Ruaj pertenece al Cuerpo, porque el Ruaj no tiene Copyright.
Y si el hombre reivindica "derechos de autor", su mensaje proviene de la carne y no sirve.
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