"En el principio era la Palabra, y la Palabra estaba con Elohim, y la Palabra era Elohim. Él estaba en el principio con Elohim". Yahanan 1:1-2
Aquí se nos dice que el Hijo de Elohim es la Palabra, es decir, Mashiaj es la Palabra de Elohim. Por tanto, ministrar la Palabra equivale a ministrar al Hijo de Elohim. Ministrar la palabra de Elohim a la congregación significa que le ministramos al Hijo de Elohim.
Un ministro de la
Palabra de Elohim imparte la Palabra de Elohim en los oyentes. Al igual que los
siete diáconos de MaAseh 6, los cuales servían en la distribución de alimentos
para los santos, un ministro de la Palabra sirve distribuyendo la Palabra a los
demás. Pero esta Palabra no se compone sólo de palabras, ya que es una persona,
es Mashiaj mismo. Por esta razón, ministrar la Palabra a otros significa que
les ministramos al Hijo de Elohim. Un ministro sirve a la congregación
ministrándole al Hijo de Elohim.
Algunos sólo ministran enseñanzas bíblicas; no pueden
ministrar el Adón Yahshua a los demás. Ellos viven en la esfera de la letra y
sólo pueden ministrar verdades, doctrinas y enseñanzas. Hasta ahí llega Su
servicio. No pueden ministrar a Mashiaj, quien está contenido en la Palabra.
Este es el problema de muchas personas. La Palabra de Elohim es Mashiaj mismo.
Las Escrituras no son simplemente un libro; no consisten exclusivamente en
páginas escritas de las que el hombre recibe doctrinas y enseñanzas. Si
separamos las Escrituras de la persona de Mashiaj, será un libro muerto. En un
aspecto, las Escrituras son un libro, pero en otro, son Mashiaj mismo. Si uno
permanece en la primera esfera, lo único que tendrá será un libro y no podrá
servir como ministro de la Palabra de Elohim. Sólo podrá ministrar doctrinas,
verdades y enseñanzas; no podrá infundir a Mashiaj en los oyentes. Sólo
aquellos que están en la segunda esfera pueden ministrar a Mashiaj.
Shaúl fue claro cuando dijo:
"De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Mashiaj conocimos según la carne, ya no lo conocemos así". Qorintiyim Bet 5:16
Nosotros no conocemos a Mashiaj según la carne; tenemos que
conocerle según el Ruaj. En otras palabras, no lo conocemos como el Yahshua de
Nazaret que anduvo en esta tierra, es decir, como el Yahshua histórico, sino
que lo conocemos como el Mashiaj que está en el Ruaj. Debemos recordar que
quienes lo conocen como un personaje de la historia posiblemente no lo conozcan
en absoluto. Muchos judíos pensaban que conocían al Adón y decían:
"¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama Su madre Miriam, y Sus hermanos, Yaakov, Yósef, Shimón y Yahudá? Y Sus hermanas, ¿no están todas con nosotros?". MattiYah 13:55-56
Ellos pensaban que porque tenían esta información conocían
al Adón. Pero sabemos que no lo conocían.
Yahanan el Bautista fue un hombre enviado por Elohim. Y él
confesó diciendo:
"Detrás de mí viene uno el que es más poderoso que yo; yo no soy digno ni de agacharme a desatar la correa de su calzado. Yo los he sumergido a ustedes en agua, pero él los sumergirá en espíritu de santidad". Mordejai 1:7-8
Agacharse y desatar la correa de las sandalias de una
persona era trabajo de los esclavos en el tiempo de los romanos. Cuando el amo
llegaba a la puerta, el esclavo se agachaba y le desataba la correa de las
sandalias. Era una tarea humillante. Yahanan sabía que el que había de venir
después de él era mucho mayor que él y lo entendía claramente. Sin embargo, no
sabía que quien había de venir después de él era el Adón Yahshua. Esto no lo
entendía con claridad. En cuanto a la carne, Yahanan era primo de Yahshua. Pese
a que se conocían desde su juventud, Yahanan no sabía que el Adón Yahshua era
el que había de venir después de él. Yahanan dijo:
"Y yo no le conocía, pero el que me envió a bautizar en agua, Él me dijo: Sobre quien veas descender el Ruaj y que permanece sobre Él, ése es el que bautiza en el Ruaj haKodesh. Y yo le vi, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Elohim". Yahanan 1:33-34
El día que el Adón Yahshua fue bautizado, el Ruaj haKodesh
descendió sobre Él, y entonces Yahanan reconoció que este Yahshua, su primo, a
quien conocía hacía treinta años, era el Hijo de Elohim. Antes de este suceso,
él tenía una relación muy íntima con el Adón Yahshua, pero no lo conocía. Fue
el Ruaj el que le abrió los ojos para que pudiera reconocerlo. Yahanan estuvo
con el Adón Yahshua treinta años y aun así no lo conocía como el Hijo de
Elohim. Durante esos treinta años, Yahanan el Bautista mantuvo contacto con el
Adón, pero sólo lo conoció como su primo. El conoció al Yahshua histórico, al
hombre de Nazaret, pero no se dio cuenta de que este Yahshua era Elohim mismo.
El Adón Yahshua es el propio Elohim. Anduvo en la tierra
encubierto, y la gente no sabía quién era. Elohim andaba encubierto entre la
gente, y nadie se daba cuenta de que el Adón Yahshua era Elohim. Es necesario
que el Ruaj de Elohim abra los ojos del hombre para que éste pueda reconocer a
Yahshua como el Hijo de Elohim y como el Mashiaj, así como hizo con Kefá.
Cuando el Adón Yahshua anduvo en la tierra, Sus
contemporáneos tenían mucho qué decir a cerca del y lo criticaban en todo lo
que podían. Algunos decían que era YirmeYah; otros, que era alguno de los
profetas. Unos decían una cosa, y otros, otra. Pero el Adón Yahshua les
preguntó a Sus discípulos:
"Pero ustedes, ¿quién dicen que soy yo?". Respondió Shimón Kefá y dijo: "¡Tú eres el Mashíaj, el Hijo del Elohim vivo!". Entonces Yahshúa respondió y le dijo: "Feliz eres, Shimón hijo de Yahanan, porque eso no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en el cielo. Pero yo también te digo que tú eres Kefá; y sobre esta roca edificaré mi comunidad, y las puertas del Sheol no prevalecerán contra ella. MattiYah 16:15-18
Sin esta revelación no puede haber congregación, porque su
cimiento es esa revelación y se edifica sobre la misma. Cuando una persona
reconoce que el Yahshua histórico es el Mashiaj y el Hijo de Elohim, esta
visión se convierte en el fundamento sobre el cual se edifica la congregación.
En este sentido, las Escrituras son como Yahshua de Nazaret.
Desde el punto de vista humano, las Escrituras son simplemente un libro, quizás
más especial que otros, así como Yahshua parecía un hombre como cualquier otro.
Pero cuando el Ruaj de Elohim abre los ojos del hombre, éste se da cuenta de
que las Escrituras no son un libro ordinario, sino que es la revelación de
Elohim y presenta al Hijo de Elohim. Así como Yahshua es el Hijo del Elohim
viviente, así este libro es una revelación del Hijo del Elohim vivo. Si para
nosotros este libro es un libro más, no conocemos las Escrituras de Elohim. Los
que no conocen al Hijo de Elohim no conocen a Yahshua. De la misma manera, los
que no conocen al Hijo de Elohim no conocen las Escrituras. Quienes conocen a
Yahshua conocen al Hijo de Elohim. De la misma manera, aquellos que conocen las
Escrituras saben que el Adón Yahshua es el Hijo de Elohim, le conocen y saben
de quién habla las Escrituras. Las Escrituras revelan a Mashiaj, el Hijo de
Elohim; por eso no son un libro ordinario.
Hay personas que se lamentan y dicen: "Yo nací dos mil
años tarde. Si hubiera nacido hace dos mil años, habría podido ir a Yahrushalayim
y haber visto al Adón Yahshua cara a cara. Los judíos no creyeron que Yahshua
era el Hijo de Elohim, pero yo sí hubiera creído". Pero si estas personas
hubieran vivido, andado, y trabajado junto con el Adón Yahshua todos los días,
tampoco lo habrían conocido. Sólo habrían conocido al hombre Yahshua; no se
hubieran dado cuenta de quién era Él en realidad. Mientras el Adón Yahshua
anduvo en la tierra, la gente hacía muchas conjeturas acerca de Él. Notaban que
era bastante especial y muy diferente a los demás. Pero no lo conocieron. Sin
embargo, Kefá no tuvo necesidad de adivinar. Él lo vio y supo quién era. ¿Cómo
pudo conocerlo? En primer lugar, Elohim hizo resplandecer Su luz sobre él y le
mostró que Yahshua de Nazaret es el Mashiaj, el Hijo del Elohim viviente. Sin
tal revelación de parte de Elohim, una persona puede seguir al Adón por doquier
sin enterarse de quién es Él. Inclusive si una persona hubiera seguido al Adón
Yahshua a Cesarea de Filipo, tampoco habría sabido quién era Él. Una persona
puede estar con el Adón todos los días y aun así no conocerlo. A Mashiaj no se
le puede conocer teniendo una relación externa con Él, sino por medio de una
revelación. El conocimiento del Adón Yahshua se recibe por revelación, no por
relacionarse con Él. Si uno no tiene revelación, puede vivir con Él diez años y
no llegar a conocerlo. El día que Elohim nos dé la revelación, nos hable en
nuestro interior, y abra nuestros ojos internos, conoceremos a Yahshua como el
Mashiaj y como el Hijo del Elohim viviente. La relación externa que podamos
tener con Él no equivale a tener un conocimiento verdadero de Él.
Lo mismo se puede decir de las Escrituras. La Palabra de
Elohim es una persona, y también un libro. La Palabra de Elohim es Yahshua de
Nazaret y también es las Escrituras como un todo. Necesitamos que Elohim abra
nuestros ojos para que podamos reconocer que Yahshua de Nazaret es la Palabra
de Elohim y el Hijo de Elohim. De la misma manera, Elohim tiene que abrir
nuestros ojos para que podamos reconocer que las Escrituras son Su Palabra y
que es una revelación de Su Hijo. Los que estuvieron cerca del Adón Yahshua y
lo rodearon por muchos años no lo conocieron. De la misma manera, muchos que
están familiarizados con las Escrituras y que la han leído y estudiado por muchos
años no la conocen necesariamente. Se necesita además la revelación de Elohim.
Sólo lo que Elohim nos revela es viviente.
La historia de la sanidad de la mujer que tenía flujo de
sangre, narrada en Mordejai 5, nos muestra que había muchas personas que
apretaban al Adón Yahshua, pero ninguna de ellas lo tocó. Entre todas ellas,
sólo la mujer que tenía el flujo de sangre tocó el vestido del Adón. Ella pensó
que, si sólo tocaba el manto del Adón, sería sana. Ella tuvo fe, y fue
sensible. Esa mujer se acercó y tocó al Adón; cuando lo hizo, quedó sana. El
Adón preguntó:
"¿Quién me ha tocado el manto?". Sus discípulos le dijeron: "Ya tú ves que la multitud te apretuja, y preguntas: "¿Quién me tocó?". Mordejai 5:30-31
Cuando alguien tocó al Adón, Él se dio cuenta. Muchas
personas lo apretaban, y nada les ocurrió, ni Él percibió nada extraño, pero la
mujer que lo tocó experimentó un cambio inmediato. Si el Adón se parara frente
a nosotros, esto no nos traería ningún beneficio: es estar solamente entre la multitud
que lo aprieta. Uno no puede conocer a Yahshua simplemente con la experiencia
que tuvo la multitud, la cual lo estrujaba sin darse cuenta de quién era Él.
Sólo la mujer que tuvo fe y discernimiento tocó Sus vestidos y pudo conocerlo.
Aquel hombre era Yahshua de Nazaret, y además era el Hijo de Elohim. Muchas
personas apretaban a Yahshua de Nazaret, pero ninguna de ellas tocó al Hijo de
Elohim. Muchos tocaron al Yahshua físico, pero no al Hijo de Elohim.
El mismo principio se puede aplicar a la manera en que
leemos las Escrituras. Muchos utilizan las Escrituras, pero pocos tocan en ella
al Hijo de Elohim. Uno puede tocar al Hijo de Elohim por medio de Yahshua de
Nazaret. De la misma manera, podemos tocar al Hijo de Elohim por medio de las
Escrituras. El problema de muchas personas es que sólo ven las Escrituras, pero
no al Hijo de Elohim. Cuando el Adón Yahshua anduvo en la tierra, la gente le
conoció conforme a dos esferas diferentes. En una, la gente oía Su voz y
observaba Sus movimientos sin saber en lo absoluto quién era Él. En la otra
esfera, una mujer tocó Sus vestidos y fue sana. Muchos lo vieron, pero sólo una
persona se dio cuenta de que Elohim estaba en aquel hombre de Nazaret. Me temo
que cuando presentamos a Yahshua de Nazaret, es posible que sólo presentemos un
libro. Debemos recordar que los que apretaban a Yahshua de Nazaret no
recibieron ningún beneficio de Él. Muchos enfermos que lo apretaban no fueron
sanados. Igualmente, aquellos que hacen lo mismo con las Escrituras no reciben
nada de ella. Pero algunos reciben luz interiormente y tocan al Hijo de Elohim
contenido en ella. Lo que nos dice el Adón Yahshua es ruaj y vida. Cuando
percibimos esto, tocamos el ministerio de la Palabra. Lo que presentamos no
debe ser un libro. Al utilizar las Escrituras, debemos presentar al Hijo de
Elohim. El ministro de la Palabra sirve la Palabra de Elohim a quienes lo
escuchan y con ella, debe servir también al Hijo de Elohim. Nosotros servimos
impartiendo a Mashiaj en los oyentes. Solamente cuando presentamos a Mashiaj,
somos verdaderos ministros de la Palabra.
Algunas personas sólo conocen al Yahshua histórico, no
conocen al Hijo de Elohim. Al acudir a las Escrituras muchos lectores, sólo ven
al Yahshua histórico y no perciben en sus páginas al Hijo de Elohim. Las
Escrituras no son simplemente un rejunte de libros, así como Yahshua no es
simplemente un hombre. En las Escrituras encontramos a Mashiaj. Si uno se
acerca solamente al libro sin tocar al Hijo de Elohim, no tendrá el ministerio
de la Palabra.
En Luka 24:13-31 el Adón Yahshua se unió a dos discípulos
que iban rumbo a Emaús. Mientras caminaban, el Adón Yahshua les hacía
preguntas, y ellos contestaban, o ellos hacían las preguntas y el Adón
respondía. En la conversación el Adón les presentó las Escrituras. Al llegar a
Emaús, los dos discípulos le instaron a quedarse, diciéndole: "Quédate con
nosotros, porque se hace tarde, y el día ya ha declinado" (pasuk 29). El
Adón accedió y se quedó con ellos. Inclusive lo invitaron a comer. Durante esta
larga conversación, ellos no reconocieron al Adón Yahshua. Sólo cuando el Adón
tomó el pan, lo bendijo, lo partió y lo dio, les fueron abiertos los ojos y
reconocieron al Adón. Esto nos muestra que es posible andar con el Adón, y aun
así no conocerle. Uno puede hablar con Él sin saber quién es Él.
Hermanos y hermanas, aunque el Adón nos hablara o se quedara
con nosotros, es posible que no sepamos quién es Él. Debemos conocer algo en
cuanto al Adón que sea mucho más profundo que el conocimiento que pudiéramos
obtener al quedarnos con Él, andar con Él o hablar con Él. El día que abra
nuestros ojos, le conoceremos. Andar con Él, hablar con Él, y recibir el
conocimiento de las Escrituras no bastan para garantizarnos que lo conocemos.
Debemos darnos cuenta de que conocer al Adón de manera auténtica va más allá de
todo esto. Puede ser que nos lamentemos por no haber estado con el Adón cuando
Él anduvo en la tierra, pero debemos comprender que aun si hubiéramos estado
con Él, no lo habríamos conocido más de lo que lo conocemos hoy. El más pequeño
o el más débil de los hermanos, conoce al Adón Yahshua tanto como lo conoció
Kefá, si lo toca. Cuando el Adón Yahshua estuvo en la tierra, los doce
discípulos lo conocieron, pero la manera en que lo conocieron no es superior a la
manera en que lo conoce el hermano más débil que esté entre nosotros. No
pensemos que lo conoceremos sólo por relacionarnos con Él unos cuantos años.
Debemos comprender que el Adón a quien conocieron los discípulos en su ruaj no
es diferente al que nosotros conocemos en nuestro ruaj hoy.
Lo fundamental es saber qué constituye el verdadero
conocimiento del Adón, porque éste no proviene de afuera. Necesitamos la
revelación que Elohim concede para conocer al Adón. Él tiene que abrir nuestros
ojos y mostrarnos lo que debemos conocer. Esto es lo que se requiere para ser
un ministro de la Palabra. Tal vez alguien pase mucho tiempo estudiando, pueda
recitar todos los pasukim de las Escrituras, entienda claramente todas las
doctrinas bíblicas y pueda contestar rápidamente cualquier pregunta; sin
embargo, es posible que, con todo eso, aun no conozca al Hijo de Elohim. El día
que Elohim abra los ojos de esa persona, verá al Hijo de Elohim. Cuando Elohim
abra nuestros ojos, vemos a Yahshua de Nazaret, a Mashiaj. De la misma manera,
cuando Elohim abre nuestros ojos, vemos las Escrituras y al Hijo de Elohim
revelado en ella.
Con esto no decimos que la obra que realizó el Adón Yahshua
en la tierra no sea importante, sino que la persona tiene que creer que Yahshua
es el Mashiaj para poder ser engendrada de Elohim. Si alguien cree que el Adón
Yahshua es el Hijo de Elohim, llega a ser engendrado de Elohim. No sólo debemos
ver que Yahshua es el Mashiaj, el Hijo de Elohim, sino que también debemos ver
las Escrituras. No es posible tener al Hijo de Elohim o a Mashiaj, si hacemos a
un lado a Yahshua de Nazaret. Yahshua de Nazaret es el Hijo de Elohim, el
Mashiaj. Del mismo modo, uno no puede hacer a un lado el Tanaj ni el Nuevo y
decir que conoce a Mashiaj. No puede hacer a un lado las Escrituras y decir que
conoce al Hijo de Elohim, porque Elohim nos da a conocer a Su Hijo por medio de
las Escrituras. Si no recibimos revelación, podemos leer el libro y sólo
veremos doctrinas; no conoceremos al Mashiaj que está contenido en el libro.
Este asunto es fundamental. Es posible entender toda las Escrituras y aun así
no ver a Mashiaj.
La existencia de dos esferas diferentes hace que la vida
creyente sea muy compleja. Si se eliminara todo lo externo y permaneciera sólo
lo interno, la situación sería mucho más sencilla: el que conoce al Hijo de
Elohim lo conoce, y el que no, no. Pero el problema es que en una esfera la
gente "aprieta al Adón", y en la otra hay quienes "tocan al
Adón". Algunos lo aprietan, pero otros lo tocan. Estos dos tipos de
contactos son completamente diferentes. ¿Podemos ver la diferencia que hay
entre estas dos cosas? Son dos mundos diferentes. Los que aprietan al Adón se
encuentran en una esfera superficial, y los que lo tocan están en otra, mucho
más profunda. Los que están en la esfera donde se aprieta a Yahshua no
experimentan nada, mientras que los que están en la esfera donde se toca a
Yahshua son sanados de todas sus enfermedades y librados de todos sus
problemas. Los que lo aprietan buscan las bendiciones, pero los que lo tocan
buscan al que da las bendiciones. En una esfera se encuentran los intelectuales
que entienden las Escrituras, las doctrinas y las verdades, pero en la otra,
uno experimenta la luz, la revelación y la unción del Ruaj haKodesh. Hermanos,
¿pueden ver esto? En una esfera se encuentran los maestros de la letra, y en la
otra se encuentran los ministros de la Palabra de Elohim. Nosotros sólo podemos
enseñar lo que sabemos. Elohim tiene que llevarnos a un punto donde toquemos la
esfera interior; porque en la esfera donde se aprieta al Adón Yahshua no
podemos conocerle ni conocer las Escrituras. Necesitamos entrar en la esfera
donde le podemos tocar a fin de serle útiles. Solamente en esta esfera
encontramos las palabras que proceden de Elohim. Solamente esta esfera
producirá resultados, y solamente esa manera de relacionarnos con Él será
fructífera. Es asombroso que el Adón Yahshua no sintiera que la gente lo
apretaba, pero sí estuvo muy consciente cuando alguien lo tocó.
Puede suceder que un hermano sencillo que no tiene nada ni
sabe nada lea las Escrituras y toque la Palabra con temor y temblor, y en la
presencia del Adón vea la luz. Por otro lado, quizás otro hermano esté bien
familiarizado con el griego y el hebreo, conozca bien su propio idioma y haya
leído las Escrituras de cabo a rabo muchas veces y hasta se las haya
memorizado, pero si esa persona no ha recibido luz de parte de Elohim, no puede
ser un ministro de Su Palabra. A lo sumo, podrá pasar conocimiento bíblico a
los demás, mas no podrá ministrar a Mashiaj a la congregación. Las Escrituras
son una persona viviente; es el Hijo de Elohim. Si al leer las Escrituras no
tocamos la Palabra viva, nada de lo que sepamos dará fruto.
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