23 de diciembre de 2021

RDC03-01 - El Diluvio De Saturno 01


 

El Diluvio Universal

 

El diluvio de las Escrituras es considerado por historiadores y exegetas críticos como un producto legendario.

 

"La leyenda de un diluvio universal es en sí misma un mito y no puede ser otra cosa", aseguran todos los eruditos".

"La idea del diluvio universal es mitológica en sí misma...".

"El diluvio universal puede ser la magnificación mítica de un hecho natural y periódico..."

Loisy, Les Mythes Babyloniens Et Les Premiers Chapitres De La Genese

 

La tradición de un diluvio universal es contada por todas las civilizaciones antiguas, y también por razas que nunca alcanzaron la capacidad de expresarse en los símbolos escritos de un idioma. Se encuentra en todo el mundo, en todos los continentes, en las islas del Pacífico y Atlántico, en todas partes. Por lo general, se explica como una experiencia local llevada de lugar en lugar, de boca en boca. El trabajo de recopilar dicho material se ha realizado repetidamente, y sólo fatigaríamos a todos si yo repitiera estas historias contadas en todas partes del mundo (que por otra parte muchas ya hemos mencionado en posts anteriores), incluso en lugares nunca visitados por misioneros. Además del diluvio de Noaj tenemos, en la mitología babilónica, el diluvio de Utnapishtim; en la mitología griega, a Deucalión y Pirra, en la mitología hindú, en el Satapatha Brahmana, a Manu; como las leyendas más conocidas, y también tenemos mitos de todas partes del mundo: India, China, Malasia, Sumatra, Borneo, las Célebes, Nueva Guinea, islas del Pacífico, Brasil, Ecuador, Perú, Chile, Guyanas, EUA, Nicaragua, México, Alaska, Groenlandia, África, Polinesia, Australia... (Frazer, James George - Folklore in the Old Testament).

 

Las tradiciones recopiladas tampoco son idénticas en detalles, y a veces son muy diferentes en su entorno de la historia de Noaj, pero todas están de acuerdo en que la tierra fue cubierta hasta las cimas de las montañas por el agua del diluvio que venía de arriba, y que sólo unos pocos seres humanos escaparon de la muerte en el diluvio. Las historias suelen ir acompañadas de detalles sobre una división simultánea de la tierra.

 

En la América precolombina, la historia de un diluvio universal fue muy persistente; la primera era mundial se llamó Atonatiuh, o la era que llegó a su fin por un diluvio universal. Esto está escrito e ilustrado en los antiguos códices de los mexicanos y fue narrado a los españoles que llegaron al Nuevo Continente, y ya mencionamos antes estas cosas. Los nativos de Australia, Polinesia y Tasmania, descubiertos en el siglo XVII, relataron tradiciones casi idénticas.

 

En Mesopotamia se encontraron tablillas de arcilla con inscripciones sobre las edades tempranas y el diluvio. Su similitud con el relato bíblico y con la historia del sacerdote caldeo Beroso, que vivió en la época helenística, causó gran sensación a finales del siglo pasado y ahora de nuevo está de moda. En este sensacional descubrimiento se basó el panfleto sensacionalista "Bavel und Bibel", de Friedrich Delitsch (1902), quien trató de mostrar en él que los hebreos simplemente habían tomado prestada esta historia, junto con muchas otras, del acervo babilónico de leyendas. Algo que muchos otros han continuado trabajando hasta hoy.

 

Pero si aquí y allá se podría llegar a argumentar que el escritor de las Escrituras tomó prestada la historia del diluvio de los babilonios, y algunos nativos, de los misioneros que los visitaron y les contaron la historia (¿realmente podemos creer que los indígenas acrecentarían a sus historias primitivas una de los "conquistadores" o misioneros, sólo porque les hayan gustado? ¿Y que lo hayan hecho en todas partes del mundo?), en otros casos no se podría ofrecer tal explicación. El carácter indígena y localista de las historias en muchas regiones del mundo hace que la teoría de los préstamos y robos parezca muy frágil.

 

Los geólogos ven vestigios de lluvias diluviales en todo el mundo; los folcloristas escuchan la historia de una inundación universal dondequiera que se recopile el folclore; los historiadores leen acerca de un diluvio universal en manuscritos estadounidenses, en tablillas de arcilla babilónicas y en los anales de prácticamente todos los pueblos cultos. Pero los climatólogos dejan muy claro que incluso si todo el contenido de agua de la atmósfera se derramara en forma de lluvia, la inundación resultante no podría haber cubierto ni siquiera las laderas de las tierras bajas, y mucho menos los picos de las montañas, aunque todos los relatos insisten en que este diluvio sí lo hizo. ¿Podremos dar una explicación para esto? Yo creo que sí.

 

 

 

 

Los Cometas Del Terror

 

Los años 1680 y 1682 fueron años de cometas inusualmente brillantes. Se imprimieron muchos folletos, especialmente en Alemania, sobre el inminente fin del mundo; como mínimo, se esperaban grandes catástrofes. No había nada nuevo en tales pronósticos. En siglos anteriores y también a principios del siglo XVII, se miraba a los cometas con asombro y espanto, y se les atribuía todo posible efecto maligno. Así, un autor erudito, David Herlicius, publicó en 1619 un discurso sobre un cometa que había aparecido poco antes, en 1618, y enumeró las calamidades que este cometa, y los cometas en general, traen consigo o presagian:

 

Desecación de las cosechas y esterilidad, pestilencia, grandes vientos tormentosos, grandes inundaciones, naufragios, derrota de ejércitos o destrucción de reinos... muerte de grandes potentados y eruditos, cismas y rupturas en la religión, etc. Los presagios de los cometas son triples: en parte naturales, en parte políticos y en parte teológicos.

 

David Herlicius también citó a Cicerón: "Desde el más remoto recuerdo de la antigüedad se sabe que los cometas siempre han presagiado desastres". (Cicerón, De Natura Deorum). Los pitagóricos creían que los grandes cometas aparecen a grandes intervalos de tiempo.

 

El miedo e incluso el horror causado por el cometa de 1680 apenas comenzaba a calmarse cuando en 1682 apareció otro gran cometa.

 

Edmund Halley tenía veintiséis años cuando apareció este cometa de 1682. Tenía experiencia en observaciones y cálculos astronómicos, habiendo pasado un tiempo en la isla de Santa Elena, catalogando allí 341 estrellas del sur; había observado el tránsito de Mercurio y había hecho observaciones de péndulo. Ahora calculó la órbita del cometa de 1682 y predijo su regreso en 1759. En realidad, Halley no descubrió por primera vez la periodicidad de los cometas. Los autores antiguos sabían que los cometas tienen su momento de revolución. Séneca escribió en su tratado De Cometis (que en algunos aspectos sigue siendo la discusión más avanzada sobre este tema) que los caldeos contaban a los cometas entre los planetas (Quaestiones Naturales IV). La misma opinión se le atribuyó a Hipócrates. Los rabinos conocían un cometa con una periodicidad de unos 70 años. En el segundo siglo de esta era, el rabino Joshua dijo: "Hay una estrella que aparece cada 70 años y engaña a los capitanes de los barcos". Se ha sugerido que esta declaración es una referencia al cometa Halley (W.M. Feldman, Rabbinical Mathematics and Astronomy).

 

Sin embargo, poco consciente de las obras de los antiguos, el mundo moderno aclamó a Halley como el descubridor de la periodicidad de los cometas, aunque esta aclamación se produjo sólo después de que su pronóstico se hizo realidad. El cometa de 1682, o cometa Halley, regresó en 1759.

 

Pero cuando Halley ofreció su teoría de la periodicidad de los cometas y del retorno del cometa observado después de setenta y cinco años, esta teoría no fue recibida inmediatamente con entusiasmo. Sin embargo, en la mente de un matemático contemporáneo, la idea de un retorno periódico de los cometas fue el comienzo de una teoría ampliamente desarrollada del origen del mundo y de la naturaleza del diluvio. Como podemos ver, y debido a que este conocimiento era muy claro en las mentes de las civilizaciones más antiguas de todas partes del mundo, sólo podemos concluir como el sacerdote hebreo del Timeo de Platón que "los hombres (no sólo los griegos) son todos como niños, no recuerdan nada de las cosas antiguas..." y agregamos: y lo que no entienden lo ridicularizan, lo tratan de mentira o leyenda, lo ignoran... hasta que, a veces, lo redescubren, y aseguran que ACABA DE SER DESCUBIERTO. Esta es la manera de ser de la soberbia ignorancia del mundo actual.

 

 

William Whiston, nacido en 1667, publicó en 1696 su Nueva Teoría de la Tierra. En este libro afirmó que el cometa de 1682 tenía una periodicidad de 575 años y medio; que el mismo cometa había aparecido en febrero de 1106, en +531 en el consulado de Lampadius y Orestes, y en septiembre de -44, año del asesinato de César. La periodicidad de 575 años y medio del cometa de 1682, y sus retornos anteriores comenzando en -44, fueron propuestos por primera vez por Halley y aceptados por Newton (Philosophiae Naturalis Principia Mathematica tercera ed., 1726, Libro III, Proposición XLI, Problema XXI). Whiston afirmó además que este cometa se había encontrado con la Tierra en -2346 y provocó el Diluvio.

 

Whiston encontró en la literatura clásica referencias al cambio de inclinación del eje terrestre y, atribuyéndolo a un desplazamiento de los polos por el cometa del Diluvio, concluyó que antes de esta catástrofe coincidían los planos de rotación diaria y revolución anual y que, por lo tanto, no había habido estaciones. También encontró referencias a un año que constaba únicamente de 360 ​​días, y, aunque los autores griegos se refirieron al cambio para el tiempo de Atreo y Thyestes, y los romanos al tiempo de Numa, Whiston atribuyó estos cambios al efecto del encuentro de la Tierra con el cometa del Diluvio. Como ya hemos estudiado, el hecho de haber habido diferentes pasos de cometas (y diferentes cometas también, el Halley no era el cometa del diluvio ni fue el del éxodo), produciendo similares catástrofes y grande inundaciones, ha confundido siempre los registros, y aún resulta difícil determinar a qué desastre corresponde cada registro, a pesar que, de a poco, hemos ido viendo cómo se aclaran las cosas. Ha habido más de una catástrofe que fue llamada "diluvio", aunque las posteriores (como el ya estudiado diluvio de Ogyges) no fueron ciertamente globales.

 

La idea de que un cometa anunció el Diluvio no era nueva, aunque como ya vimos, la memoria de los hombres sufre amnesia colectiva periódica; se encuentra en varios autores anteriores, los denominados cometógrafos y cronólogos del siglo XVII, antes de Whiston. Pero sólo describieron la aparición de un cometa en el momento del Diluvio como un hecho, y no dedujeron ninguna teoría de él. No se vio ninguna relación causal: fue más en la naturaleza de una coincidencia. Una novedad en Whiston fue la identificación del cometa de 1680 como el cometa del Diluvio y los efectos perturbadores sobre la posición y el movimiento de nuestro planeta, atribuidos por él a las actividades del cometa; finalmente, levantó su teoría de que la Tierra misma fue una vez un cometa.

 

Aunque es posible que nunca estemos seguros de las fuentes en las que se basaron muchos otros antiguos autores y cometógrafos al mencionar un cometa en relación con el Diluvio, la gran autoridad rabínica medieval Rashi probablemente estuvo entre ellas. Rashi escribió sobre Kimáh, un cuerpo celeste mencionado en Iyov 9:9 y 38:31, y en Amoz 5:8, que es "una estrella con cola" o un cometa. En el Talmud, Kimáh está asociado con el Diluvio, y esta parece haber sido la fuente de la afirmación de los cometógrafos de que un cometa apareció junto con ese evento.

 

La pregunta ahora es, ¿qué fue Kimáh y cuál fue su papel en el Diluvio? ¿Era realmente un cometa como pensaba Rashi?

 

Antes de buscar en las tradiciones antiguas cualquier posible asociación de Saturno con el Diluvio, observemos que la idea de que Saturno pueda tener algo que ver con el origen de algunos de los cometas del sistema solar no carece de fundamento teórico. Un grupo de cometas de período corto lleva el nombre de "familia de cometas de Saturno"; giran sobre elipses que se acercan de cerca a la órbita de Saturno. Una familia más grande de cometas de período corto lleva el nombre de "joviana" y se considera que Júpiter tiene algo que ver con su origen: sus órbitas se acercan a la órbita de Júpiter.

 

La explicación habitual para las familias de cometas de Saturno y Júpiter es que originalmente habían viajado en órbitas extremadamente alargadas o incluso parabólicas y, al pasar cerca de uno de los planetas grandes, se transformaron en cometas de período corto, viajando en elipses; es habitual para decir que fueron "capturados". Sin embargo, el astrónomo ruso K. Vshekhsviatsky del Observatorio de Kiev, una de las principales autoridades en cometas, ha presentado argumentos sólidos para demostrar que los cometas del sistema solar son cuerpos muy jóvenes, de sólo unos pocos miles de años, y que se originaron en explosiones de los planetas, especialmente de los planetas principales Saturno y Júpiter, o sus lunas. Al comparar la luminosidad observada de los cometas periódicos en sus retornos posteriores, descubrió que fallaba y que sus masas disminuían rápidamente por la pérdida de materia en el espacio a través del cual viajan. Así, Vshekhsviatsky concluyó que los cometas de corta duración se originaron en el sistema solar, no fueron capturados desde fuera de ese sistema, un punto al que la mayoría de los astrónomos todavía adhieren, sino que llegaron a existir por explosiones de Júpiter y Saturno, y a un menor extensión por explosiones de los planetas más pequeños, como Venus y Marte. Para originarse de esta manera en un planeta, la masa explotada debe superar la atracción del cuerpo padre; cuanto mayor es la masa del planeta, mayor debe ser la velocidad inicial de la materia explosiva, la velocidad de escape (K. Vshekhsviatsky, Publicaciones de la Sociedad Astronómica del Pacífico Vol. 74 (1962).

 

Su-ma Chien, el historiador chino (ca.145-80 aEC) escribió que el planeta Júpiter, "si no está en el lugar donde debería estar", puede producir diferentes tipos de cuerpos cometarios. El origen de los cometas a partir de conjunciones (conjunciones totales, es decir, choques, no conjunciones aparentes) de planetas fue postulado por varios filósofos griegos, entre ellos Demócrito y Anaxágoras. (Aristóteles, Meteorologica I, 6; Diógenes Laercio; Séneca, Quaestiones Naturales)

 

La explosión de los cuerpos cometarios de Saturno y Júpiter se afirma sobre la base de observaciones y cálculos puramente astronómicos; las circunstancias de tales explosiones deben haber sido ciertamente extraordinarias; el momento en que esto sucedió debe medirse en miles de años, no en decenas de miles o millones.

 

Siguiendo las fuentes rabínicas que declaran que el Diluvio fue causado por dos cometas eyectados por el planeta Kimáh, y ​​nuestra interpretación del planeta Kimáh como Saturno que vamos a ver a continuación, comenzamos a comprender los textos astrológicos, como ciertos pasajes del Tetrabiblos de Ptolomeo, que atribuyen al planeta Saturno, las inundaciones y todas las catástrofes causadas por la marea alta, y su relación con el frío y la sequedad.

 

Saturno produce frío y sequedad, porque está muy alejado tanto del calor del Sol como de los vapores de la tierra. Pero es más eficaz en la producción de frío que de sequedad...

Ptolemy's Tetrabiblos, Chapter IV, The Influences Of The Planetary Orbs, 41 (Online, página 12)

 

Pero Saturno y Marte son estimados de naturaleza contraria, y maléficos, o causantes del mal: el primero por su exceso de frío, el otro por su exceso de sequedad.

Ptolemy's Tetrabiblos, Chapter V, Benefics and malefics, 42 (Online, página 14)

 

La presencia del planeta en Acuario trajo especialmente expectativas de fuertes lluvias e inundaciones. En la Farsalia de Lucano se dice que:

 

"...el planeta frío y malicioso Saturno hubiera encendido sus oscuros fuegos en lo alto, provocando así un Diluvio verdaderamente Deucalioniano para abrumar estas tierras".

 

Muchos de los antiguos astrólogos estaban de acuerdo en este punto. En una obra titulada Speculum astrologiae, Junctinus atribuye inundaciones a la acción de los cometas de Saturno. Los textos cuneiformes contienen profecías de un diluvio que tiene lugar cuando un cometa asume una dirección con la cabeza hacia la Tierra.

 

Los filósofos de la antigüedad que no eran astrólogos también expresaron su creencia de que Saturno está de alguna manera relacionado con la humedad, entre ellos los presocráticos Philolaus y Philodemus, y, algo más tarde, Platón. El anciano Plinio escribió en su Historia Natural que "es bien sabido que las fuertes lluvias siguen a las transiciones de Saturno". Servio afirmó que "Saturno es un dios de las lluvias... Cuando está en el signo de Capricornio, provoca lluvias muy fuertes, especialmente en Italia" y nuevamente: "Saturno es el dios de todo lo que es húmedo y frío". Proclo registró las creencias de los pitagóricos: "De nuevo, en los cielos, Ares es fuego, Júpiter aire, Cronos agua". Nonnos se refirió al "antiguo Kronos, de rodillas pesadas, lluvia torrencial". Hipólito escribió sobre las creencias de un miembro de la secta Peratae: "Pero el agua, dice, es destrucción; ni el mundo, dice, pereció por ninguna otra cosa más rápido que por el agua. Agua, sin embargo... afirman (que es) Cronos". Reconocemos que la conexión astrológica entre Saturno y las catástrofes creadas por la marea alta tiene un origen muy antiguo.

 

En la historia caldea del Diluvio, contada por Beroso, Cronos (Saturno) le reveló al rey Xisuthros que un diluvio universal comenzaría el 15 del mes Dasios. Abydenos dice: "Kronos anunció a Sisithros que una inundación vendría desde arriba". ¿Cómo Kronos, un planeta, advertiría a un sacerdote? Bien, los hombres transformaron a los planetas en dioses, pero los sacerdotes era buenos astrónomos, y supieron entender los movimientos y alteraciones celestes. Una vez que comenzaron a suceder las catástrofes, para el hombre resultó fundamental (y vemos que sucede en todas las civilizaciones) construir observatorios ("lugares altos", los llama las Escrituras) para vigilar los movimientos de los astros, a los que por supuesto, terminaron adorando.

 

Baraq'el (enseñó) los signos de los rayos; Kokab'el los presagios de las estrellas; Zeq'el los de los relámpagos; -"el enseñó los significados; Ar'taqof enseñó las señales de la tierra; Shamsi'el los presagios del sol; y Sahari'el los de la luna, y todos comenzaron a revelar secretos a sus esposas. Sefer Janój 8:3

 

Los Vigilantes caídos, más conocedores de las cosas celestes, se dice que fueron los que enseñaron a los hombres a reconocer las señales. Es interesante que Kokab'el es quien enseña los presagios de las estrellas, y en hebrero, kokab significa "estrella".

 

 

 

 

Kimáh

 

Amoz revela que Yahweh ordena a los planetas.

 

Él hizo las Pléyades y el Orión, él convierte la tiniebla profunda en amanecer y oscurece el día como la noche, Él convoca el agua del mar y la derrama sobre la tierra, ¡su nombre es Yahweh! Él es quien arroja destrucción sobre los fuertes, para que venga ruina sobre las fortalezas. Amoz 5:8-9

 

Donde traducen "las Pléyades y Orión", en el hebreo original dice KIMÁH (H3598) y KESÍL (H3685). Kimáh deriva de KUMÁZ (H3558), que significa "brazalete", y Kesíl deriva de KISÍL (H3684), significa necio, tonto, envanecido. Según la Strong, Kesíl puede aplicar a cualquier constelación importante, aunque todos la traducen como Orión (al parecer, están todos de acuerdo en que es la más importante, por lo que, como tantas cosas, se ha convertido en su nombre, aunque no necesariamente lo haya sido desde la antigüedad). Orión no es algo de importancia en las Escrituras (aunque se han empeñado en hacerlo aparecer, junto con las Pléyades).


En el Talmud de Bavel se dice que el Diluvio fue causado por dos estrellas que cayeron hacia la tierra. La declaración dice:

 

Cuando el Santo... quiso traer una inundación sobre el mundo, tomó dos estrellas de Kimáh y trajo una inundación sobre el mundo.

Tractate Berakhot 59a, 1

 

Rashi dice que en la palabra citada, "Kimáh", significa "una estrella con cola o un cometa". ¿Debe entenderse que dos grandes meteoritos surgieron de un cometa y cayeron sobre la Tierra, causando maremotos? Se conocen casos en los que cayeron meteoritos mientras un cometa brillaba en el cielo, y el caso clásico se encuentra en Aristóteles, ya mencionado antes, el meteorito de Aegospotami. Si un meteorito igual en masa al que por su impacto formó el cráter de Arizona (meteorito Barringer) cayera al océano, se producirían marejadas de gran extensión, posiblemente dando vueltas alrededor del globo. Entonces, ¿debemos entender el Diluvio como un enorme maremoto que se precipita a través de los continentes? Esta imagen difiere mucho de la historia de Bereshit, según la cual el agua cayó durante un largo período del cielo y las aguas de las profundidades subieron, cubriendo la superficie de la tierra. Sin embargo, Ginzberg nos amplía un poco:

 

El diluvio fue producido por la unión de las aguas masculinas, que están sobre el firmamento, y las aguas femeninas que brotan de la tierra. Las aguas superiores se precipitaron a través del espacio dejado cuando Elohim quitó dos estrellas de la constelación de Pléyades. Después, para detener el diluvio, Elohim tuvo que transferir dos estrellas de la constelación del Oso a la constelación de las Pléyades. Por eso el Oso corre tras las Pléyades. Quiere recuperar a sus dos hijos, pero sólo le serán devueltos en el mundo futuro.

Ginzberg - Legends of the Jews I, página 162

 

El Tratado Berakhot apunta tan explícitamente a ésta como la causa del Diluvio que debemos preguntar: ¿Cuál cuerpo celeste es Kimáh?

 

En el Tanaj, Kimáh se menciona en varios casos (casi siempre junto con Kesíl):

 

...el que hizo la Osa (Ash) y el Orión (Kesíl), las Pléyades (Kimáh), y las cámaras de viento del sur... Iyov 9:9

 

Y también Amoz, que estamos estudiando. Por su parte, Kesíl aparece sólo una vez más:

 

Las estrellas y las constelaciones del cielo (Kesileijem) no irradiarán su luz; el sol se oscurecerá al salir, y la luna no dará su luz. YeshaYah 13:10

 

Estas "constelaciones del cielo" ("estrellas", "luceros", en otras versiones), son el plural de Kesíl: kesileijem. Aquí tenemos un par de casos de gramática hebrea. La terminación "jem" es un sufijo hebreo que significa "sus" o "suyos" de ustedes, "vuestros". La palabra aquí está en estado constructo, que es una forma que toman algunos sustantivos o adjetivos para expresar una relación de caso genitivo, y se ve en su sufijo "ei". Es común en el hebreo tener más de un sufijo unido al final de una palabra, en este caso tenemos la terminación "ei" más "jem". El genitivo puede compararse con nuestro posesivo, aunque implica mucho más que simple posesión, también implica la proveniencia, el material de la cosa, etc., como en el caso de "el hijo de", que implica no posesión sino procedencia genética. En este caso, Kesileijem debería traducirse como "vuestros kesiles de Kesíl", donde "kesiles" (palabra que no existe sino que invento para explicar) sería dos cuerpos celestes provenientes de Kesíl. Estos dos luceros los veremos más adelante.

 

Lo que aquí dice es que las estrellas (KOKAB) y "vuestros Kesileijem" no brillarán, el sol (SHÉMESH) se oscurecerá y la luna (YARÉAJ) también.

 

En las diferentes versiones, los otros nombres se traducen como Arcturus (la tercera estrella más brillante, cercana a la Osa Mayor) u Orión para Kesíl y Pléyades para Kimáh. Las "cámaras del sur" se suelen explicar como siendo constelaciones del sur.

 

 

Kimáh y Kesíl también se nombran en Iyov, aquí nuevamente en un contexto que trata de los actos violentos a los que alguna vez fue sometida la Tierra:

 

¿Quién encerró con puertas el mar (YAM), cuando estalló, como si hubiera salido del vientre? (...) Y dije: Hasta aquí llegarás, y no pasarás adelante, y ahí parará el orgullo de tus olas... ¿Has mandado tú a la mañana (BOQUER) en tus días? ¿Has mostrado al amanecer (YOM) su lugar, para que se apodere de las alas de la tierra, y los impíos sean sacudidos de ella? Iyov 38:8, 11-12

 

El Adón le pregunta a Iyov:

 

¿Podrás atar con cadenas a las Pléyades (Kimáh) o aflojar las cuerdas del Orión (Kesíl)? ¿Sacarás tú a su tiempo las constelaciones de los cielos (Mazzarot), o guiarás a la Osa Mayor (ASH) con sus hijos? Iyov 38:31-32

 

Mazzarot no se traduce en algunas versiones, como la King James. Es el plural de MAZZARÁ (H4216).

 

Jerónimo, el autor del siglo IV de la Vulgata, la versión latina, traduce Kimáh como Arcturus en un caso (Amoz 5), como Pléyades en otro (Iyov 38) y como Híades en el tercero (Iyov 9).

 

De manera similar, Kesíl fue traducido por la Septuaginta como Hesperus, o la estrella vespertina, y en otro caso como Orión. Aish o Ash, traducido como Arcturus en la Vulgata, se traduce como Pléyades en la Septuaginta.

 

Obviamente, el verdadero significado de estos nombres se perdió, porque una misma autoridad en varios casos utilizó diferentes constelaciones de estrellas o planetas para cada uno de ellos: Kesíl, Kimáh, Mazzarot, Aish. Los intérpretes posteriores tantearon en la oscuridad, y cada uno tradujo como "pensó que era", es decir: NO TRADUJERON SINO QUE INTERPRETARON SEGÚN SU PROPIA OPINIÓN. Habría sido mejor transliterar los nombres y dejarlos como estaban, pero eso debería ser algo como ADMITIR QUE NO SABEN TODO, parece ser imposible para los sabios a sus propios ojos. Muchos recibirán una buena zamarreada como la que Yahweh le dio a Iyov, y les preguntará qué creen que saben, ya que no saben nada de nada.

 

Mazzarot significa "estrella de la mañana o tarde"; la Vulgata usa Lucifer para Mazzarot y la Septuaginta dice:

 

"¿Puedes dar a luz a Mazzarot en su tiempo y guiar a la Estrella Vespertina por su largo cabello?".

 

Ya hablamos acerca de por qué se describió a la estrella de la mañana-tarde con cabello o coma, y ​​por qué Venus no apareció en sus estaciones.

 

 

Los intérpretes estaban especialmente intrigados por la descripción de Iyov 38. El Adón le pregunta a Iyov si puede atar las cadenas de Kimáh o soltar las riendas de Kesíl. ¿Qué estrella está encadenada? ¿Y a qué estrella se la tira de las riendas, como si fueran caballos?

 

Aparentemente, los otros miembros del grupo también eran planetas. Y, de hecho, podríamos haber comenzado por la revelación de que en la literatura rabínica se hace referencia a Kimáh como Mazal Kimáh. En hebreo, mazal significa "planeta". De hecho, Galgal ha-Mazlot es el círculo o rueda del zodíaco, de los planetas. De aquí también deriva la frase del hebreo moderno "mazal tov", "buena suerte", que literalmente significa "buen destino", o "buena estrella". Entonces, ¿qué planeta es Kimáh? Si podemos averiguar cuál de los planetas es Kimáh, entonces sabremos también a qué planeta asignó el Talmud la causa física de la inundación mundial del diluvio. Como hemos visto, los textos bíblicos por sí mismos no contienen los medios para determinar cuál de los planetas son Kimáh y Kesíl.

 

Sobre el tema de las estrellas, la Guemará señala que Shmuel planteó una contradicción entre las implicaciones de dos pasukim con respecto a las constelaciones. Por un lado está escrito: "Quién hace la Osa Mayor, Orión, las Pléyades y las cámaras del sur" (Iyov 9:9); Orión precede a las Pléyades. Y por otro lado está escrito: "El que hace las Pléyades y Orión" (Amoz 5:8); Pléyades precede a Orión. Entonces, ¿cómo se reconcilia esto? La Guemará responde: SI NO FUERA POR EL CALOR DE ORIÓN, EL UNIVERSO NO PODRÍA EXISTIR DEBIDO AL FRÍO DE LAS PLÉYADES; Y POR EL CONTRARIO, SI NO FUERA POR EL FRÍO DE LAS PLÉYADES, EL UNIVERSO NO PODRÍA EXISTIR DEBIDO AL CALOR DE ORIÓN.

Tratado Berakhot, 58b, 12

 

Kesíl significa en hebreo "tonto, necio". De los textos bíblicos no es evidente por qué uno de los planetas recibió este nombre adverso, o por qué, más probablemente, la palabra "tonto" se derivó del nombre del planeta.

 

En la Ilíada, a Ares-Marte se le llama "necio" (equivalente a tonto). Palas Atenea le dijo:

 

¡Necio! Aún no has comprendido que me jacto de ser mucho más fuerte y osas oponer tu furor al mío.

La Ilíada, Libro XXI, línea 410 (Online, página 226)

 

Estas palabras también explican por qué Marte fue llamado tonto: chocó repetidamente con el planeta-cometa Venus, mucho más masivo y más fuerte que él. Para los pueblos del mundo, este combate prolongado debió parecerles como una acción muy valiente por parte de Marte, que no descansaba sino que subía una y otra vez para atacar a la estupenda Venus... o debió parecerles una acción tonta la de insistir, ya que siempre perdía. Homero describió las batallas celestiales como acciones de locura por parte de Marte. Así, Kesíl, o "tonto", entre los planetas nombrados en el Tanaj, es muy probablemente Marte.

 

En Plinio encontramos una frase que dice:

 

"La estrella Marte tiene un resplandor ardiente... debido a su calor excesivo y la escarcha de Saturno, Júpiter al estar situado entre ellos combina la influencia de cada uno y lo hace saludable".

Plinio, Historia natural II. 34

 

El efecto de calentamiento atribuido en el Talmud a Kesíl es atribuido por Plinio a Marte, y el efecto de enfriamiento de Kimáh a Saturno. Con esta frase de Plinio nos fortalecemos en nuestra identificación de Kesíl como el planeta Marte; corrobora la conclusión que acabamos de llegar con la ayuda de la Ilíada. Pero lo que es aún más importante, Plinio ayuda a identificar el "planeta Kimáh": es Saturno.

 

Cicerón también escribió que "Saturno tiene una influencia refrescante", mientras que Marte "imparte calor" (Cicerón, De Natura Deorum, Libri II, 46). Porfirio, un autor del siglo III, escribió de manera similar con Plinio y Cicerón: "El poder de Cronos (Saturno) lo perciben como lento y frío. El poder de Ares (Marte) lo perciben como ardiente".

 

Plotino, contemporáneo de Porfirio, escribió: "Cuando el planeta frío (Saturno) está en oposición al planeta cálido (Marte), ambos se vuelven dañinos". Otras declaraciones en el mismo sentido se encuentran en Vitruvio, y Proclo. En estas frases, como en las de Plinio y del Talmud, se considera que Marte es un planeta ardiente, Saturno como un planeta frío. Esto es absolutamente consistente con lo que la astrología enseña, de manera que la pregunta es ¿de dónde surge que un planeta pueda ser frío y otro cálido? Ya veremos esto también.

 

El pasaje del libro de Iyov ahora se puede leer: "¿Podrás atar con cadenas a Saturno (Kimáh) o aflojar las riendas de Marte (Kesíl)?". Los anillos de Saturno se pueden ver incluso hoy con un pequeño telescopio; Saturno fue "atado".

 

El pasaje del Talmud que hace al planeta Kimáh responsable del Diluvio significa: "Dos estrellas surgieron del planeta Saturno y causaron el Diluvio".





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Publicado por: Anunciadora de Sión


SOY CREYENTE EN YAHSHUA, MIEMBRO DE LA NOVIA, ÓRGANO DEL CUERPO, CO-EDIFICADORA DEL REINO

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Y si el hombre reivindica "derechos de autor", su mensaje proviene de la carne y no sirve.
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