Este Ezrah, quien era escriba versado en la Torah de Moisés, que había dado Yahweh Elohim, subió de Bavel. El rey le concedió todo lo que pidió gracias a la benevolencia de Yahweh su Elohim hacia él. —Algunos de los yisraelitas, de los sacerdotes, levitas, cantores, porteros y servidores del templo salieron hacia Yahrushalayim en el año séptimo del rey Artajerjes... Porque Ezrah se había dedicado a estudiar la Torah de Yahweh así como a observarla, y a enseñar a Yisrael las leyes y las reglas. Ezrah 7:6-7
Resumiendo, primero se
dio inicio al retorno del cautiverio. En este retorno destacan dos líderes:
Zerubavel, el gobernador, quien representa el reinado, y Yahoshua, el sumo
sacerdote, quien representa el sacerdocio. Zerubavel y Yahoshua retornaron con
el pueblo a fin de recobrar el templo. Ezrah llegó más de cincuenta años
después, con otro grupo de cautivos que retornó a su tierra y que contribuyó al
enriquecimiento de la restauración. Diez u once años después que Ezrah viniera,
NehemYah vino a edificar la ciudad y brindar protección al templo. En el
período transcurrido entre la venida de Zerubavel y la de Ezrah, la obra de
recobro del templo cesó por unos quince años, después de lo cual Elohim hizo
que surgieran Haggai y ZejarYah para que alentaran al pueblo a continuar el
trabajo.
Zerubavel era gobernador
de la provincia de Yahudá y representaba el reinado, mientras que Yahoshua era
el sumo sacerdote y representaba el sacerdocio. Fue bajo estos dos ministerios
que Elohim dio inicio a Su obra de recobro. Pero además de eso, el ministerio
de los profetas también se hizo necesario, y éste se manifestó por medio de
Haggai y ZejarYah. Haggai fue usado para despertar el ruaj del pueblo e
instarlo a continuar con la edificación del templo.
No obstante, todavía es
necesario el ministerio de Ezrah, a fin de enriquecer y fortalecer a la
restauración. Para cuando Ezrah había retornado, todo había sido restaurado,
pero aún existía la necesidad de fortalecer y enriquecer dicho recobro. El
remanente que había retornado todavía era muy pequeño y era necesario el
incremento numérico, así que Ezrah vino acompañado de un buen número de
personas. En realidad, lo que necesitamos hoy son más Ezrah. El número de los
que estamos en la restauración es todavía muy reducido; y necesitamos, por lo
tanto, que algunos Ezrah retornen de Bavel para fortalecer la restauración
numéricamente. Todavía hay muchos sacerdotes, príncipes, levitas, cantores y
sirvientes que permanecen en Bavel. Ellos son para la restauración.
Quizás hayan nacido en
Bavel, pero no son de Bavel. Ellos fueron salvos en las denominaciones, pero no
fueron salvos para las denominaciones, sino para el Adón y Su recobro. Tenemos
que orar al Adón pidiéndole que haga surgir algunos Ezrah, que envíe obreros a
su cosecha porque los obreros son pocos (Luka 10:2). Necesitamos más Ezrahs en
nuestros días. Ezrah fortaleció a la restauración al traer consigo a muchos que
retornaron del cautiverio.
Ezrah era un sacerdote,
descendiente de Aharón, y además era un escriba. El escriba del Tanaj
corresponde a lo que es un maestro en la época del B'rit Hadashá. Pero existe
una diferencia entre un profeta y un escriba o maestro. El profeta es uno que
habla directamente de parte de Elohim, mientras que el maestro es uno que
enseña aquello que fue proclamado por el profeta. Por ejemplo, Moshe era un
profeta. Pero un escriba es un maestro que enseña aquello que fue anunciado por
Moshe.
Haggai y ZejarYah eran
profetas, porque ellos hablaron lo que habían recibido directamente de Elohim.
Lo que Haggai dijo era nuevo; no había sido revelado antes a ninguna otra
persona. El mensaje de ZejarYah era aún más maravilloso todavía. Él dijo que
Mashiaj es el Renuevo, la piedra del fundamento que tiene siete ojos y la
piedra angular... ZejarYah no fue un maestro, sino un profeta; lo que él habló
era directamente inspirado por Elohim, era una palabra que Elohim le otorgaba
en ese momento, Su inspiración fresca y actual.
Ezrah, en cambio, no dijo
nada que fuese nuevo. Lo que él dijo ya había sido dicho por Moshe. Ezrah era
un escriba y un maestro.
Pero, en conformidad con
el principio que Elohim ha establecido en Su recobro, no necesitamos un maestro
viejo, sino un maestro que ejerza el sacerdocio. Así que, Ezrah era también un
sacerdote. Un sacerdote es una persona que ha sido mezclada con el Adón, que
está saturada de Él, que se alimenta de Él y que ministra al Adón durante el
día.
Esto define exactamente
cómo deben ser los maestros en la restauración. Ezrah era esta clase de
persona. Él proclamó ayuno y también ayunó; él simplemente era uno con el Adón ya
que mantenía una comunión ininterrumpida con Él. Él no era un escriba apegado
solamente a la letra de la ley, sino un escriba sacerdotal.
En las congregaciones
actuales nos inspiran temor aquellos maestros que sólo imparten conocimiento.
Algunas personas han adquirido cierta medida de conocimiento y les gusta
enseñar aquello que saben, pero ellos mismos no son la clase de persona de la
cual hablan. Hoy en día, la restauración no necesita esta clase de maestros. Lo
que necesitamos son Ezrah, escribas sacerdotales, maestros que ejerzan el
sacerdocio. Éste es el maestro que tiene comunión con Elohim de una manera
fresca y continua, y que está saturado de Elohim y es uno con Él. Ezrah pasaba
mucho tiempo con el Adón. Aunque él estaba en posición de pedirle al rey un
ejército que lo acompañara y protegiera durante su viaje de retorno a
Yahrushalayim, no lo hizo, sino que puso toda su confianza en Yahweh. Ésta es
la clase de persona que es apta para ser maestro en la restauración. En la
restauración del edificio de Elohim, no necesitamos maestros que impartan
solamente un conocimiento objetivo. El mero conocimiento impartido por medio de
enseñanzas no será de ayuda alguna. Lo que necesitamos es la vida, es decir,
necesitamos que el sacerdocio se mezcle con la enseñanza y ministremos
ENSEÑANZAS VIVAS.
Necesitamos escribas que
ejerzan el sacerdocio, como lo hizo Ezrah, y esto fue lo que fueron los discípulos,
y lo que estamos llamados a ser cada uno de nosotros sin excepción, para lo
cual debemos devotarnos y prepararnos, de acuerdo con las capacidades que Él
nos haya otorgado (y no hablo de las naturales).
El mero conocimiento, en
vez de edificar, mata. Es el maestro que ejerce el sacerdocio el que edifica.
Ésta es la clase de persona que puede fortalecer a la restauración trayendo un
incremento numérico, y que puede enriquecerlo con las ricas experiencias de
Mashiaj.
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