En el transcurso de la epístola de Yahanan, el apóstol nos da siete propósitos para escribir su carta. El primer propósito declarado de la carta de Yahanan se da en Yahanan Alef 1:4, que dice:
Y escribimos estas cosas para que nuestro gozo sea completo.
Como veremos
más adelante, el segundo propósito de Yahanan al escribir esta carta se
encuentra en Yahanan Alef 2:1:
Hijitos míos, les escribo estas cosas para que no pequen...
Un tercer
propósito se encuentra en Yahanan Alef 2:12:
Hijitos, les escribo porque sus pecados les son perdonados por amor de Su nombre.
Un cuarto
propósito se encuentra en el siguiente pasuk:
Los escribo a ustedes, padres, porque conocen al que es desde el principio. Yahanan Alef 2:13
Un quinto
propósito se encuentra en Yahanan Alef 2:21, donde aprendemos de la
preocupación de Yahanan por los engañadores.
No les escribo porque desconozcan la verdad, sino porque la conocen y porque ninguna mentira procede de la verdad.
El sexto
propósito es similar, y se encuentra en Yahanan Alef 2:26:
Estas cosas les he escrito acerca de los que tratan de engañarlos.
El séptimo y
último propósito de la carta de Yahanan se encuentra en Yahanan Alef 5:13:
Estas cosas les he escrito a los que creen en el nombre del Hijo de Elohim, para que sepan que tienen vida eterna.
Estos siete
pueden organizarse de acuerdo con un quiasmo hebreo o paralelismo:
A - Para que
nuestro gozo sea completo
B
- Para que no peques
C
- Porque tus pecados te son perdonados
D
- PORQUE LO CONOCES
C
- Porque sabes la verdad
B
- Para contrarrestar a los engañadores
A - Para que
sepas que tienes vida eterna
En tales
quiasmos hebreos, A y A son paralelos, B y B, C y C. El rasgo intermedio (en
este caso, D) es el clímax, y se destaca el punto más importante. Conocerlo es
el mayor propósito de Yahanan.
Por lo tanto,
vemos la conexión entre nuestro regreso al gozo completo y el conocimiento de
que tenemos vida eterna. Es imposible tener tal gozo sin la seguridad de que
tenemos la vida eterna. Cuando los líderes religiosos hacen de la voluntad del
hombre ("obras") la base de la vida eterna, en lugar de la voluntad
de Elohim ("gracia"), no es posible tener esa seguridad, porque todas
las obras del hombre están destituidas de la gloria de Elohim.
De la misma
manera, existe una conexión entre no pecar y no ser engañado. El engaño,
especialmente el autoengaño, hace que los hombres pequen. Se trata del
antinomianismo ("desafuero" o desprecio de la ley de Elohim) que
Yahshua condenó:
Por lo tanto, a cualquiera que quebrante el más pequeño de estos mandamientos y así lo enseñe a la gente, se le considerará el más pequeño en el reino del Cielo. Pero a cualquiera que los cumpla y los enseñe, a éste lo considerarán grande en el reino del Cielo. MattiYah 5:19
Entonces yo les declararé: "Nunca los conocí. ¡Apártense de mí, obreros sin ley!". MattiYah 7:23.
También hay una
conexión entre tener nuestros pecados perdonados y conocer la verdad sobre la
sangre de Yahshua. Sólo la sangre de Yahshua nos limpia de todo pecado.
Pero si andamos en luz, como Él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Yahshúa nos limpia de todo pecado. Yahanan Alef 1:7
La Preciosa
Sangre De Mashiaj
Para sobrevivir, todos necesitamos ciertos elementos
básicos, como por ejemplo: agua, oxígeno, alimento, vestido y vivienda. Además,
nuestro cuerpo requiere de cierta cantidad de proteínas, vitaminas y minerales.
Sin éstos, moriríamos, o cuando menos, sufriríamos mucho.
Lo mismo ocurre en nuestra vida espiritual. La vida
espiritual, al igual que la vida física, requiere de ciertos elementos básicos,
los cuales son indispensables. Sin éstos, nos sería difícil sobrevivir como
creyentes en un mundo que no conoce a Mashiaj. Uno de estos elementos básicos
es la sangre de Mashiaj.
¿Por qué necesitamos la sangre de Mashiaj? Porque
esencialmente, como seres caídos que somos, tenemos tres problemas
fundamentales. De hecho, a pesar de que somos creyentes, todavía tenemos una
vida humana caída. Por lo tanto, es posible que cada día nos asedien estos
problemas.
Estos tres problemas están relacionados con tres
personas: Elohim, nosotros y HaSatán. Con respecto a Elohim, con frecuencia nos
sentimos separados de Él; con respecto a nosotros mismos, a menudo nos sentimos
culpables; y con respecto a HaSatán, a menudo nos sentimos acusados. Estos tres
—estar separados de Elohim, los sentimientos de culpa y las acusaciones que
provienen de HaSatán— pueden constituir tres enormes problemas en nuestra vida
creyente. ¿Cómo podemos vencerlos? SOLAMENTE POR MEDIO DE LA SANGRE DE MASHIAJ.
01. Estar
Separados De Yahweh
Cuando Adam pecó en el huerto de Eden, inmediatamente
se escondió de Elohim. Antes que Adam pecara, él disfrutaba a Elohim y estaba
en Su presencia continuamente. Pero después que Adam pecó, se escondió de
Elohim. El pecado siempre nos separa de Elohim.
Aunque seamos creyentes, es posible que tengamos una
experiencia semejante. Después de haber cometido un pecado pequeño, sentimos
que ha surgido una gran separación entre nosotros y Elohim. Elohim es justo y
no puede tolerar ninguna clase de pecado. A esto se refirió el profeta YeshaYah
cuando dijo:
He aquí que no se ha acortado la mano de Yahweh para salvar, ni se ha agravado Su oído para oír, pero sus iniquidades han hecho división entre ustedes y su Elohim, y sus pecados han hecho ocultar de ustedes Su rostro para no oír. YeshaYah 59:1-2
Después que Adam pecó, Elohim no le dijo: "Adam,
¿qué has hecho?"; más bien, Elohim dijo: "Adam, ¿dónde estás?".
En otras palabras, Elohim no se preocupa tanto por los pecados que cometemos,
como por el hecho de que éstos nos separan de Él. Elohim nos ama, pero aborrece
nuestros pecados. Mientras permanezcan nuestros pecados, Elohim tiene que
mantenerse alejado de nosotros. En tal condición, nos sentimos lejos de Elohim.
Nuestros pecados deben desaparecer para que podamos regresar a Elohim.
En todo el universo sólo existe un elemento capaz de
quitar nuestros pecados: la preciosa sangre de Mashiaj. Nuestras oraciones,
lágrimas, ritos, penitencias, promesas, remordimiento, no pueden quitar
nuestros pecados. Solamente la preciosa sangre de Mashiaj puede quitar nuestros
pecados. Ivrim 9:22 dice que "sin
derramamiento de sangre no hay perdón".
En el libro de Shemot encontramos un buen ejemplo de
esto. Es posible que algunos de los hijos de Yisrael hubieran sido tan
pecaminosos como los egipcios. No obstante, cuando Elohim envió a Su malaj para
matar a todos los primogénitos de la tierra de Egipto, no dijo: "Cuando vea Yo su buen comportamiento,
pasaré de ustedes". Tampoco les exigió a los hijos de Yisrael que
oraran, que hicieran alguna penitencia o que prometieran comportarse bien. En
lugar de eso, Elohim les mandó que inmolaran un cordero de Pésaj y que untaran
su sangre en los dinteles de las casas. Luego les dijo: "Y veré la sangre y pasaré de ustedes" (Shemot 12:13).
Elohim en ningún momento se fijó en qué tipo de personas eran las que estaban
reunidas en cada casa, sino que simplemente, al ver la sangre, pasó de ellos.
Aquel cordero de Pésaj es un cuadro de Mashiaj. Cuando
Yahanan el Inmersor vio al Adón por primera vez, proclamó:
¡He aquí el Cordero de Elohim, que quita el pecado del mundo! Yahanan 1:29
Yahshua es el Cordero de Elohim, y por Su preciosa
sangre, todos nuestros pecados han sido quitados.
¿Qué debemos hacer, entonces, cuando hemos pecado y
nos sentimos alejados de Elohim? Simplemente, debemos confesar ese pecado a
Elohim y creer que la sangre de Yahshua lo ha quitado.
Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados, y limpiarnos de toda injusticia. Yahanan Alef 1:9
Una vez que hayamos confesado nuestros pecados,
inmediatamente se desvanecerá toda distancia que haya entre nosotros y Elohim.
En ese momento, NO NOS DEBE PREOCUPAR SI SENTIMOS O NO
QUE HEMOS SIDO PERDONADOS. La sangre de Mashiaj es derramada primeramente para
la satisfacción de Elohim, y no para la satisfacción nuestra. Recordemos que
Elohim dijo: "Veré la sangre"
(no dijo "verán la sangre"). En la noche de Pésaj, los hijos de
Yisrael se encontraban reunidos dentro de sus casas y la sangre del cordero
estaba afuera. Dentro de la casa, ninguno de ellos podía ver la sangre; no
obstante, tenían paz al saber que Elohim estaba satisfecho con aquella sangre.
Una vez al año, en el día de la expiación, el sumo
sacerdote entraba solo al Lugar Santísimo para rociar la sangre sobre el
propiciatorio, la cubierta del arca (Vayikra 16:11-17). A nadie se le permitía
observar. Esto es una sombra de Mashiaj quien, después de Su resurrección,
entró en el tabernáculo celestial y roció Su propia sangre delante de Elohim
como propiciación por nuestros pecados (Ivrim 9:12). Hoy nadie puede ir a
inspeccionar los cielos y ver la sangre, pero ciertamente está allí. La sangre
está allí hablando a favor nuestro (Ivrim 12:24) y satisfaciendo a Elohim por
nosotros. Aunque no veamos la sangre, sí podemos creer en su eficacia. Esta
sangre resuelve el problema que tenemos con Elohim.
Si Elohim considera que la sangre de Mashiaj es
suficiente para quitar nuestros pecados, ¿por qué no considerarla igual
nosotros? ¿Acaso además de esto se requiere que nos sintamos bien? ¿Pueden ser
nuestros requisitos más elevados que los de Elohim? ¡No! Lo único que nos toca
hacer es confesar: "Oh, Elohim, te
doy gracias porque la sangre de Mashiaj ha quitado todos mis pecados. Si Tú
estás conforme con esta sangre, yo también".
02. Los
Sentimientos De Culpa En Nuestra Conciencia
El segundo problema crucial del hombre, tiene que ver
consigo mismo. Interiormente, en su conciencia, el sentimiento de culpa es muy
intenso. ¡Cuántos hoy en día están agobiados por sentimientos de culpa! Esta
culpa es un gran problema para el hombre.
Nuestros pecados, por una parte, ofenden a Elohim, y
por otra, nos contaminan. ¿Qué es el sentimiento de culpa? Es la mancha que
dejan los pecados en nuestra conciencia. La conciencia de un niño no está muy
manchada. Pero a medida que crece, las manchas se acumulan. La conciencia es
como una ventana que si nunca se lava, se oscurece cada vez más hasta que
finalmente muy poca luz puede penetrar.
No existe ningún detergente, componente químico ni
ácido que pueda quitar las manchas, los sentimientos de culpa, presentes en
nuestra conciencia. Ni siquiera una bomba nuclear podría hacer desaparecer
estas manchas; no, nuestra conciencia requiere de algo aún más poderoso. Lo que
necesita nuestra conciencia es la preciosa sangre de Mashiaj.
Cuánto más la sangre de Mashiaj... purificará nuestra conciencia de obras muertas para que sirvamos al Elohim vivo... Ivrim 9:14
La sangre de Mashiaj es lo suficientemente poderosa
para purificar y limpiar nuestra conciencia de toda mancha de culpabilidad.
¿Cómo puede la sangre purificar nuestra conciencia?
Supongamos que alguien recibe una multa por estacionarse indebidamente. En ese
momento la persona tiene tres problemas: primero, ha quebrantado la ley;
segundo, debe al gobierno una multa; y tercero, tiene una nota que le recuerda que
es un transgresor que aún debe. Supongamos además que la persona no tiene
dinero y que se le hace difícil pagar la multa. No puede tirar la nota en la
basura, porque la policía tiene copia de ella y entablarán una acción judicial
si no paga. Así que hay un verdadero problema.
Esto es un cuadro de lo que sucede cada vez que
pecamos. Primero, hemos quebrantado la ley de Elohim, es decir, hemos hecho
algo que ofende a Elohim. En segundo lugar, debemos algo a la ley de Elohim.
Romaniyim 6:23 dice que la paga del pecado es muerte. Esta es una multa muy
cuantiosa, imposible de pagar. Y en tercer lugar, tenemos un sentimiento de
culpa en nuestra conciencia, semejante a la nota que guardamos en el bolsillo,
la cual persistentemente nos recuerda del delito.
Ahora anunciaremos las buenas nuevas. Cuando Yahshua
ha Mashiaj murió en el madero, Su muerte satisfizo plenamente todos los
requisitos de la ley de Elohim. En otras palabras, la deuda que teníamos a
causa de nuestros pecados ya fue pagada. ¡Alabado sea el Adón! ¡Yahshua ha
Mashiaj pagó TODO por medio de Su muerte en el madero!
El primer problema han quedado resueltos: Elohim ya no
tiene nada contra nosotros, y la deuda del pecado ha sido pagada. ¿Pero y qué
de nuestra conciencia? La mancha de culpabilidad, igual que la nota, aún
permanece con nosotros como una constancia de nuestro pecado.
Es aquí donde la sangre de Mashiaj opera, limpiando
nuestra conciencia. DEBIDO A QUE LA MUERTE DE MASHIAJ PAGÓ LA DEUDA POR EL
PECADO, SU SANGRE PUEDE AHORA BORRAR LA CONSTANCIA DE ESA DEUDA. Al igual que
una multa, después que la pagamos, podemos romper la nota y echarla en la
basura, así también nosotros podemos ser limpios en nuestra conciencia de
cualquier culpa, y borrar todo sentimiento de culpa.
Es muy fácil experimentar esto. Cada vez que pequemos
y sintamos culpa, simplemente abramos nuestro ruaj a Elohim y oremos así: "Oh Elohim, perdóname por lo que hice
hoy. Te doy gracias, Adón, por haber muerto en el madero por mí y por haber
pagado la deuda de este pecado que acabo de cometer. En verdad, me siento muy
arrepentido/a de lo que hice, y no deseo volver a tropezar en eso. Adón, creo
firmemente que Tú me has perdonado este pecado. Ahora mismo reclamo Tu preciosa
sangre, para que me limpie de toda mancha de culpa que haya en mi
conciencia".
Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados, y limpiarnos de toda injusticia. Yahanan Alef 1:9
Como dista el Oriente del Occidente, así ha alejado de nosotros nuestros pecados. Mizmor 103:12
¿Quién puede decir cuán lejos está el oriente del
occidente? Asimismo, cuando confesamos nuestros pecados, Elohim pone una
distancia infinita entre ellos y nosotros. Ya no tienen nada que ver con
nosotros. Por lo tanto, podemos obtener reposo en nuestra conciencia.
Cuando
Elohim nos perdona, Él olvida la falta cometida. No piensen que después de que
Elohim perdona nuestros pecados, algún día vendrá a recordárnoslos. ¡No! Con
respecto a nuestros pecados perdonados, Elohim los borra, los elimina para
siempre:
Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados. YeshaYah 43:25
...tendré misericordia de sus injusticias y jamás me acordaré de sus pecados. Ivrim 8:12
Si Elohim
olvida nuestros pecados, entonces nosotros podemos olvidarlos también. No le
recordemos a Elohim algo que Él ya ha olvidado, porque sería como tratarlo de
mentiroso.
Mashiaj
murió hace más de dos mil años. Su sangre ya fue derramada y ahora está
disponible a nosotros las veinticuatro horas del día para limpiar nuestra conciencia.
Cuando pequemos, no tenemos que dejar pasar cierto tiempo. Esto no mejorará el
poder de la sangre. La sangre de Mashiaj es todopoderosa. Dondequiera que
estemos y a cualquier hora del día, en cuanto tengamos la menor sensación de
culpa en nuestra conciencia, simplemente debemos reclamar la preciosa sangre de
Mashiaj.
Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada... Bienaventurado el hombre a quien Yahweh no culpa de iniquidad. Mizmor 32:1-2
Por medio
de la preciosa sangre de Mashiaj, el problema de la culpa también queda
resuelto.
03. Las
Acusaciones Que Provienen De HaSatán
No
obstante, a veces sucede que después de haber confesado nuestros pecados y
haber aplicado la sangre, seguimos sintiéndonos mal interiormente. ¿Sería esto
un indicio de que nuestro pecado no ha sido perdonado? ¿Será que la sangre de
Mashiaj no ha sido eficaz? ¿Será que necesitamos de algo más? A todo esto
tenemos que contestar: "¡No!".
Entonces,
¿de dónde provienen todos estos sentimientos después que hemos confesado
nuestras transgresiones y aplicado la sangre? El origen de tales sentimientos
es HaSatán, el enemigo de Elohim. Para entender esto debemos ver quién es
HaSatán y qué es lo que él hace.
HaSatán es
el "diablo", que significa "acusador". Por eso Hitgalut
12:10 lo llama "el acusador de
nuestros hermanos, el que los acusa delante de nuestro Elohim día y
noche". HaSatán, el enemigo de Elohim, dedica la mayor parte de su
tiempo a acusar al pueblo de Elohim día y noche. Esa es su ocupación. Por
supuesto, Elohim no le ha pedido hacer esto. Más bien, HaSatán, de su propia
cuenta, ha decidido acusar al pueblo de Elohim sin cesar.
Esto se
revela en la historia de Iyov, quien era un hombre recto y temeroso de Elohim
(Iyov 1:1). No obstante, leemos que HaSatán se presentó ante Elohim para acusar
a Iyov, diciendo:
¿Acaso teme Iyov a Elohim de balde?... Al trabajo de sus manos has dado bendición; por lo tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra. Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no te maldice en tu cara. Iyov 1:9-11
En otras
palabras, HaSatán acusó a Iyov de temer a Elohim solamente porque Elohim le
había bendecido. HaSatán le dijo a Elohim que había sobornado a Iyov y que si
Él le quitaba a Iyov todas sus riquezas, éste le maldeciría. Esto es un ejemplo
de la manera en que HaSatán nos acusa en la esfera espiritual.
En el libro
de ZejarYah, el sumo sacerdote, Yahoshúa, estaba delante de Elohim y HaSatán
estaba a su mano derecha "para acusarle" (3:1). Yahoshúa estaba
"vestido de vestiduras viles" (pasuk 3), lo cual se refiere a su
condición pobre y pecaminosa. ¡Cuán frecuentemente nuestra deplorable condición
le da ocasión a HaSatán para acusarnos! Esto implica que HaSatán no solamente
es el enemigo de Elohim, sino que también es nuestro enemigo. Cuando nos
acercamos a Elohim, HaSatán nos resiste acusándonos.
Nada
paraliza tanto espiritualmente a un creyente como la acusación. Cuando
escuchamos las acusaciones de HaSatán, quedamos completamente impotentes. Es
como si perdiéramos toda la fuerza de nuestro ruaj. Cuando un creyente está
bajo acusación, le es difícil tener comunión con otros, y más que eso, se le
dificulta orar. Siente como si no pudiera acercarse a Elohim.
Esta es la
sutileza del enemigo. Él nunca se nos aparece vestido de rojo y con un
tridente, diciéndonos: "¡Yo soy haSatán! ¡He venido a condenarte!".
Él es mucho más astuto. Lo que él hace es acusarnos interiormente y nos engaña
haciéndonos pensar que es Elohim mismo quien nos habla.
¿Cómo
podemos distinguir entre la verdadera iluminación que Elohim trae a nuestra
conciencia y la acusación de HaSatán? A veces es difícil distinguir entre
ambas, pero hay tres maneras de saberlo:
- En primer lugar, la luz de Elohim nos abastece, mientras que la acusación de HaSatán nos agota. Cuando Elohim nos muestra nuestros pecados, quizás nos sintamos descubiertos y heridos; sin embargo, al mismo tiempo nos sentimos abastecidos y motivados a acercarnos a Elohim y aplicar la preciosa sangre de Mashiaj. Las acusaciones de HaSatán, por el contrario, son totalmente negativas. Cuanto más uno las escucha, más difícil le es orar. Nos sentimos vacíos y desanimados.
- En segundo lugar, cuando Elohim nos habla, siempre lo hace de una manera muy específica, mientras que la condenación que proviene de HaSatán es frecuentemente (aunque no siempre) ambigua. A veces nos hace pensar que estamos cansados, o que hemos tenido un día difícil. Otras veces, tenemos la vaga impresión de no estar bien con Elohim. Pero al examinar nuestra conciencia, no encontramos ningún pecado en particular que pudiera crear una separación entre Elohim y nosotros. Incluso es posible que otras veces nos despertemos con sentimientos de depresión o de desasosiego con respecto a Elohim. Todos estos sentimientos inciertos de condenación que no parecen ser causados por el pecado, provienen de HaSatán y tenemos que rechazarlos. Cuando Elohim nos habla, Él lo hace de manera específica y positiva. Pero cuando es HaSatán quien nos habla, frecuentemente lo hace de una manera ambigua y negativa.
- En tercer lugar, cualquier sensación de intranquilidad que persista en nosotros después de haber confesado y reclamado la sangre, proviene de HaSatán. No es necesario confesar y reclamar la sangre más de una vez. Los requisitos de Elohim son satisfechos de inmediato por la sangre. Quien nunca está satisfecho es HaSatán. Él quiere vernos confesar una y otra vez. Mishlei 27:15 dice:
Gotera continua en día de lluvia y mujer rencillosa, son semejantes.
Así son las
acusaciones de HaSatán —como una gotera continua o como una mujer rencillosa—,
y no nos dejan descansar. Pero la manera en que Elohim nos habla es diferente.
Cuando confesamos nuestros pecados y declaramos que la sangre nos limpia,
Elohim inmediatamente queda satisfecho. Cualquier otra voz que escuchemos es la
de HaSatán.
Si a pesar
de haber confesado nuestros pecados y haber reclamado la preciosa sangre de
Mashiaj, todavía nos sigue perturbando alguna inquietud interior,
inmediatamente debemos dejar de orar y de confesar nuestros pecados. En lugar
de eso, debemos volvernos a HaSatán, la fuente de las acusaciones, y decirle: "HaSatán, yo ya confesé mi pecado a Elohim.
El me perdonó y la sangre de Yahshua ha Mashiaj me limpió. Esta intranquilidad
que siento no proviene de Elohim sino de ti, ¡y la rechazo! HaSatán, mira la
sangre de Mashiaj. Esta sangre responde a cada una de tus acusaciones".
Traten de hablarle a HaSatán de esta manera. Cuando aplicamos la sangre de este
modo, HaSatán es derrotado y él lo sabe.
Ha sido arrojado el acusador de nuestros hermanos... y ellos le han vencido por causa de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos. Hitgalut 12:10-11
La palabra
de nuestro testimonio es nuestra declaración de que la sangre de Yahshua ha
Mashiaj nos ha limpiado de todo pecado y que esa sangre ha derrotado a HaSatán.
Cuando hablamos con esta clase de denuedo, obtenemos victoria sobre las
acusaciones de HaSatán.
La vida
creyente es como una batalla. HaSatán, "su
adversario... como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar"
(Kefá Alef 5:8). Para pelear esta batalla, requerimos de armas apropiadas. Un
arma importante que nosotros debemos utilizar, es la sangre de Mashiaj.
Una Vida
Diaria Llena De La Presencia De Elohim
Por el
poder de la preciosa sangre de Mashiaj, los creyentes podemos vivir
continuamente en la presencia de Elohim. Cada vez que algún pecado, por
insignificante que sea, estorbe nuestra comunión con Elohim, podemos de
inmediato confesarlo y reclamar la sangre prevaleciente del Adón, y al instante,
nuestra comunión será restaurada. ¿Para qué perder tiempo? La sangre de Mashiaj
está disponible para nosotros cada momento y cada día. Nunca podemos agotar el
poder limpiador de la sangre de Mashiaj. Su sangre no solamente es capaz de
limpiarnos de todo pecado que hayamos cometido en el pasado, sino también de
todos aquellos pecados que podamos llegar a cometer.
Por el
poder de la preciosa sangre de Mashiaj, podemos gozar de una conciencia libre
de toda mancha de culpa y, por lo tanto, podemos acercarnos confiadamente a
Elohim.
Acerquémonos al Lugar Santísimo con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia. Ivrim 10:22
Por la
sangre de Mashiaj, nuestra conciencia puede ser liberada de toda culpa y, al
igual que una ventana recién lavada, puede quedar transparente, resplandeciente
y llena de luz.
Finalmente,
por el poder de la preciosa sangre de Mashiaj, podemos vencer todas las
acusaciones de HaSatán. Aunque HaSatán nos acuse con vehemencia, la sangre de
Mashiaj siempre prevalece y responde a cada una de dichas acusaciones. La
sangre es nuestra arma. Con esta arma jamás seremos derrotados por HaSatán; por
el contrario, nosotros le derrotaremos.
¡Cuánto
amamos y apreciamos la sangre de Mashiaj! Por esta sangre podemos vivir en la
presencia de Elohim día tras día.
"Si andamos en luz, como Él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Yahshua Su Hijo nos limpia de todo pecado". Yahanan Alef 1:7
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